Gestión del cambio. Josep Burcet Llampayas 1. INTRODUCCIÓN A LA GESTIÓN DEL CAMBIO Durante los años que se avecinan, la gestión del cambio se va a convertir en uno de los aspectos más importantes de la gestión de las organizaciones. La transformación de la sociedad será rápida y profunda y las organizaciones deberán evolucionar para poder moverse en ambientes muy volátiles. La cultura actual de las organizaciones surgió de un mundo mucho más estable que aquel que ahora se aproxima. Por esta razón, esa cultura va a representar, a partir de ahora, un obstáculo para la evolución de las organizaciones. Mientras las organizaciones han funcionado en ambientes relativamente estables, el arte de gestionar el cambio se ha cultivado poco. Hasta ahora, la dirección de las organizaciones se había centrado fundamentalmente en gestionar su crecimiento y mantener su estabilidad interna. No se experimentaba la necesidad de gestionar su propia transformación. A partir de ahora, por el contrario, las organizaciones deberán aprender a potenciar su capacidad de transformación. En el curso de los años que se avecinan, la estrella de la gestión será la gestión del cambio y el cambio más importante que deberá gestionarse será la transformación interna encaminada a potenciar la flexibilidad. Aquellos que lo logren serán los que estarán mejor situados para afrontar las realidades emergentes de la segunda década, entre 2010 y 2020. POTENCIACIÓN DE LA FLEXIBILIDAD Los cambios encaminados a potenciar la flexibilidad son los más complejos y profundos de todos cuantos se puede proponer una organización. Esto es debido a que se necesita realizar una transformación cultural basada en un cambio de paradigma. Se trata de pasar del paradigma de la regulación y el control al paradigma de la auto-organización. Para poder llevarlo a cabo, se requiere una nueva mentalidad y la adopción de un complejo entramado de hábitos nuevos. Para poder sobrevivir y sacar partido de las nuevas oportunidades, todas las organizaciones deberán emprender transformaciones de este tipo. La introducción 1 del paradigma de la auto-organización, como medio para potenciar la flexibilidad, constituye ahora mismo la tendencia emergente más característica del momento. Empiezan a haber bastantes organizaciones que han emprendido esta transformación, sobre todo en el ámbito de los países más desarrollados. Algunas están invirtiendo sumas muy importantes para lograrlo. Pero, hasta ahora, los éxitos son limitados. Por el momento, son más comunes los fracasos, aunque resulten poco visibles porque suelen presentarse como éxitos. Los planes de transformación suelen estar mal planteados. La preparación de la implementación suele ser insuficiente y la gestión de las reacciones emocionales producidas por la transformación es a menudo muy precaria. Según Dean Anderson1 los dirigentes no saben gestionar con acierto este tipo de cambios. TENDENCIAS RECIENTES DEL CAMBIO EN LAS ORGANIZACIONES En los años 60, con la aparición de los ordenadores, las organizaciones pusieron en marcha cambios para reemplazar los viejos sistemas contables manuales con los nuevos centros de cálculo. En los 70, empezaron a menudear los cambios encaminados a mejorar la productividad. Eso es, hacer más con menos recursos. Más tarde, especialmente a partir de los 80, se empezaron a iniciar procesos encaminados a la mejora de la calidad, en función de una mejor lectura de las necesidades y los deseos de los clientes. Con ello empieza una transición importante. Se empieza a abandonar el formato de la organización egoísta, fundamentalmente orientada a su propia satisfacción y a la satisfacción de sus dirigentes. También en los 80, con la aparición de los ordenadores personales, se inicia tímidamente otro tránsito importante: el paso de estructuras de información completamente centralizadas a otras estructuras más distribuidas. Esta tendencia, que se reafirmó en los 90 con más fuerza, con las redes locales, supuso un importante cambio de mentalidad. La información empieza a diseminarse y a estar al alcance de un número creciente de personas, dentro de la organización. Los no informáticos empiezan a interactuar directamente con la información sin el concurso de operadores intercalados. Durante los 80 y sobre todo a partir de los 90 la preocupación por la reducción de los costes fijos se mantiene pero se empiezan a usar fórmulas nuevas, como por ejemplo la externalización y la subcontratación. 1 Ver Beyond Change Management, Dean Anderson, Ed. Jossey-Bass/Pfeiffer, 2001 2 La aparición de Internet durante los 90 condiciona una nueva oleada de cambios en las organizaciones. Las organizaciones empiezan a introducir el uso del correo electrónico, las páginas web, el e-comercio, el business to business, los reaprovisionamientos just in time, la administración electrónica, el e-learning, etc. Ahora, a principios de la década del 2000, surge la corriente más reciente que se relaciona con los cambios culturales que deben permitir a las organizaciones potenciar su flexibilidad. LOS CAMBIOS QUE DEBEN GESTIONARSE SE HACEN CADA VEZ MÁS COMPLEJOS Al analizar las sucesivas oleadas de cambio que han sufrido las organizaciones, lo primero que se pone de manifiesto es que cada oleada requiere una gestión del cambio que es más compleja que la anterior. La oleada de los 60, con la adopción de la informática para usos contables, los cambios fueron relativamente superficiales. La oleada de los 70, relacionada con las mejoras en la productividad, y que tenía por objeto reducir los costes y ampliar los mercados, no cambiaba fundamentalmente el objeto de la actividad. Se trataba de hacer con menos recursos los mismo que se estaba haciendo antes, o incluso a mayor escala. Para ello se llevaban a cabo reorganizaciones promovidas por la dirección que no requerían mucha cooperación por parte del personal. Los afectados, dentro de la organización eran sujetos fundamentalmente pasivos que sufrían el cambio. Todo lo que se tenía que lograr es que lo aceptaran y se adaptaran a las nuevas circunstancias, Por el contrario, los cambios que se emprenden durante los 80 con el objeto de mejorar la calidad ya requerían más protagonismo y cooperación por parte del personal. La generalización del uso de los ordenadores personales, sobre todo a partir de los 90, también implica una cooperación más activa por parte del personal, que debe iniciar un aprendizaje cada vez más complejo. Las amenazas para los que no logran seguir se hacen más graves porque son acechados por una nueva forma de analfabetismo que antes no existía. La oleada de cambios ligados a la introducción de Internet, durante los 90 es aún más compleja y requiere mas protagonismo, responsabilidad y compromiso por parte de un mayor número de personas. Ahora los cambios emergentes relacionados con la potenciación de la flexibilidad requieren algo más que la adquisición de nuevas habilidades. Requieren un 3 cambio de hábitos mucho más difícil, un cambio importante de mentalidad y cambios de fondo en la cultura de la organización. Es así que desde los 60, los requisitos necesarios para realizar las transformaciones son cada vez más complejos y difíciles de llevar a cabo. Cada nueva oleada aumenta los requerimientos de formación, intensifica la tensión y las amenazas producidas por el cambio y se incrementa, al mismo tiempo la dificultad para vislumbrar cómo serán las nuevas circunstancias. Cada nueva oleada requiere un mayor equilibrio emocional por parte de todos. A cada nueva oleada, el cambio cultural necesario es más intenso. Por lo demás, hay que tener en cuenta que cada una de esas oleadas se superpone a la anterior y coexiste con ella. En los 60 solo había que asimilar la oleada de los 60. Ahora, en la década 2000 - 2010, continua activa la oleada de los 70 (hay que continuar reduciendo costes), la de los 80 (hay que continuar mejorando la calidad), la de los 90 (hay que asimilar la informática personal y el uso de Internet). Y a todas ellas se acumula la más reciente, relacionada con la potenciación de la flexibilidad y que requiere importantes cambios culturales. Es así que, durante los últimos 30 años, se produce una doble acumulación. De un lado, se produce una acumulación de cambios a realizar, y de otro, se acumula también la dificultad para diseñar e implementar los cambios. En consecuencia, la dificultad para gestionar el cambio, crece exponencialmente. Sin embargo, se concierte un instrumento indispensable para hacer frente a los problemas que se avecinan. 2. PERSPECTIVAS PARA GESTIONAR EL CAMBIO No todos los cambios tienen las mismas características. En consecuencia, las herramientas y los procedimientos para gestionarlos también son diferentes. Lo mejor es analizar los distintos tipos de cambio. Una buena manera de hacerlo es utilizar la tipología de Anderson.2 Según este autor, hay tres tipos básicos de cambio: - Cambios de crecimiento; - Cambios de transición; y, - Cambios de transformación. 2 Ver Beyond Change Management, Dean Anderson, Ed. Jossey-Bass/Pfeiffer, 2001, pàgina 31 y siguientes 4 CAMBIOS DE CRECIMIENTO En los cambios de crecimiento no se modifica la actividad, sino que se amplia. Se mejora lo que ya existía y se le da una dimensión mayor. Todo el mundo sabe hacia donde se va. El estado futuro deseado es una proyección del estado presente a una escala mayor. Los objetivos son obvios. En comparación con los otros tipos de cambio, el cambio de crecimiento es el que comporta menos riesgo y el que resulta más fácil de realizar. También es el que produce menos tensión y el que plantea menos problemas de adaptación. Los medios para lograr los cambios de crecimiento3, mencionados por Anderson son los más conocidos. Por ejemplo: Entrenamiento en habilidades técnicas y personales Por ejemplo, para el desarrollo de habilidades para la comunicación, para las relaciones interpersonales, para mejorar la capacidad de supervisión, etc. Desarrollo de la capacidad para trabajar en equipo Tiene por objeto el entrenamiento de las habilidades que son necesarias para trabajar en equipo. Promueve la coherencia del esfuerzo conjunto. Entrenamiento para la solución de problemas Adquisición de técnicas para descomponer problemas en sus partes constitutivas, analizar sus componentes y explorar las mejores soluciones Negociación de roles y técnicas de resolución de conflictos Para desarrollar la capacidad de negociación, refinando y consensuando el contenido de los roles que corresponden a cada uno. Clarifican qué es lo que cada cual espera de los demás. Programas de mejora de la calidad Aumentan la calidad de los bienes y servicios. La calidad se define en función de lo que quieren y necesitan los clientes. Incluyen análisis estadísticos y la identificación y descripción de buenas prácticas. 3 Sobre procedimientos por medio de los que se pueden apoyar los cambios de crecimiento se puede encontrar un buen inventario de herramientas en Change Management, Colin Rye, Ed Kogan Page Limited, 2001 5 CAMBIOS DE TRANSICIÓN Lo característico de los cambios de transición es que se reemplaza un estado por otro que es substancialmente diferente. Aquí, la gestión del cambio consiste en organizar el paso de un estado a otro. A diferencia de los cambios de crecimiento, que representaban una respuesta adaptativa a ciertos cambios registrados en el entorno exterior de la organización, los cambios de transición responden a cambios externos más importantes. En su forma más simple, los cambios de transición constan de tres etapas: el punto de partida, el período de transición y la nueva situación de llegada. Como señala acertadamente Bridges,4 el abandono de la situación de partida constituye una de las principales dificultades de los cambios de transición. Se hace necesario romper con ciertos lazos existentes entre las personas y las situaciones que se abandonan. Una transición implica siempre un final y representa una pérdida. Los cambios de crecimiento representan una afirmación de la identidad. La mayor parte de las personas afectadas, dentro de la organización, continúan ocupando las mismas posiciones y mantienen las mismas responsabilidades. El crecimiento implica ir a más, sin dejar de ser lo que uno es. Por el contrario, los cambios de transición implican una modificación de la identidad. Los afectados por el cambio, dentro de la organización, deben abandonar sus posiciones, sus responsabilidades y prerrogativas y necesitan adaptarse a una situación nueva. Las fusiones son un buen ejemplo de cambios de transición. En las fusiones totales, desde las posiciones de mayor responsabilidad hasta los empleados con menos especialización, todos quedan expuestos a los avatares de la transición. La adopción intensiva por parte de una organización de todas las posibilidades que ofrece Internet representa otro buen ejemplo de cambio de transición. La distribución integral de la información, la apertura de flujos internos de comunicación horizontal a gran escala, el establecimiento de relaciones directas con los clientes que evapora literalmente muchas instancias intermedias, la reconfiguración profunda de los dispositivos de control, el acceso a cientos de millones de clientes potenciales distribuidos por todo el planeta, todo esto implica una profunda reestructuración de la organización. 4 Ver Managing Transitions, William Bridges, Ed. Perseus Books, 1991 6 En los cambios de transición, la atención a las reacciones emocionales de los afectados dentro y fuera de la organización tiene mucha más importancia que en los cambios de crecimiento. En una transición es indispensable que los miembros de la organización no se encierren en posiciones defensivas porque es necesario que colaboren activamente en la realización de los cambios. Si los afectados no cooperan, la transición fracasa. Podrá desembocar en una situación aparentemente nueva, pero conservará prácticamente intacto el espíritu y los tics de la situación precedente. CAMBIOS DE TRANSFORMACIÓN El cambio de transformación es el más profundo y complejo de todos. Representa una auténtica transfiguración de toda la organización. Al realizarse, se modifican profundamente las maneras de pensar, las creencias, las estrategias, los sentimientos, los valores y todo aquello que inconscientemente se tiene asumido como lo que es "bueno" y lo que es "verdad". En el cambio de transformación lo que se modifica es la parte más íntima de la mente de las personas, aquello que les es más entrañable. Los cambios de transformación afectan globalmente a toda la organización, en su conjunto. No era así en los cambios de crecimiento y de transición que implicaban modificaciones que afectaban a distintas partes de modo diferente y que se podían tratar por separado. En el modo de circular la comunicación dentro de la organización también se puede apreciar diferencias notables. En los cambios de crecimiento, la comunicación circulaba exclusivamente en sentido vertical. En los cambios de transición empiezan a aparecer flujos de comunicación horizontal. En los cambios de transformación, la comunicación transversal adquiere una mayor densidad. Los cambios de transformación implican una importante modificación de la cultura de la organización. Los miembros empiezan a ver la realidad de otra manera, perciben al cliente de otra forma, ven el trabajo desde otra perspectiva e incluso cambia la percepción que tienen de sí mismos y la idea que tienen de lo que es su organización. Otra peculiaridad de los cambios de transformación reside en el hecho de que cuando se inician no se tiene una idea demasiado precisa de cómo van a acabar. En los cambios de crecimiento y en los de transición existe una visión explícita de cual debe ser el resultado final. Se tiene así mismo la sensación de que el proceso de cambio estará bajo control, de acuerdo con el plan establecido. Aquí no. Aquí se sabe más o menos hacia donde se quiere ir, pero se desconoce a ciencia cierta cómo va a terminar todo. La idea del estado final se perfila a medida que se avanza. 7 La pérdida de control sobre el proceso y sobre su resultado final es algo que repugna desde la perspectiva de las formas convencionales de gestión. La mayor parte de los dirigentes convencionales desean tener bien asidas las riendas y esperan que la organización funcione con la precisión de un reloj. ¿Cómo es entonces que, con un grado tan alto de indeterminación, haya dirigentes que se atrevan a poner en marcha cambios de transformación? Los analistas sugieren que se trata de una respuesta para potenciar la flexibilidad. La cultura convencional de las organizaciones impide la reacción a tiempo frente a la rápida transformación de la economía y la sociedad. Los cambios de crecimiento y de transición no son suficientes para seguir el paso, porque se producen bajo el paraguas de la cultura existente. El cambio de transformación consiste precisamente en cambiar el paraguas, en comenzar a actuar bajo el abrigo de una nueva cultura y una nueva mentalidad. La parte más problemática de todo este asunto es que, al empezar, el paraguas nuevo no existe todavía. Se ha de ir construyendo, a medida que se avanza. PERSPECTIVA GENERAL ORGANIZACIONES DEL CAMBIO RECIENTE EN LAS Durante los últimos 30 años, el cambio en las organizaciones se ha ido desplazando desde las modificaciones más superficiales hacia las transformaciones más profundas. De la introducción de prácticas para mejorar la eficiencia hasta la transformación de la parte más íntima y recóndita, a saber, su propia naturaleza y cultura. La progresión registrada representa, en realidad, una inflexión que deja atrás las meras reorganizaciones y se adentra directamente en el terreno de la transfiguración institucional. El afianzamiento de esta tendencia, durante los próximos 10 años conduce hacia unas organizaciones radicalmente nuevas. EVOLUCIÓN ESTIMADA DE LOS DISTINTOS TIPOS DE CAMBIO El gráfico que sigue, muestra una estimación de la evolución de los distintos tipos de cambio. De acuerdo con esta estimación, en 2015, la mayor parte de los cambios serían cambios de transformación 8 © Josep Burcet EVOLUCIÓN DEL FOCO DE ATENCIÓN DE LA DIRECCIÓN La evolución de las necesidades de adaptación de las organizaciones requiere un cambio de óptica en la dirección. Últimamente se está observando una evolución de las organizaciones en las que el éxito dependía del capital hacia una situación diferente en la que el éxito depende cada vez más del conocimiento. Pero antes de haber podido asimilar esta inflexión, nos enfrentamos súbitamente a una situación todavía más nueva, en la que se adivina que el éxito acabará dependiendo fundamentalmente de la capacidad de cambio. De esta forma, la parte más crucial de la dirección de las organizaciones se desplaza, primero, de la gestión económica a la gestión del conocimiento. Y a continuación, de la gestión del conocimiento a la gestión del cambio. Así, en líneas generales, la orientación de la gestión da los pasos siguientes: 1. 2. 3. 4. Gestión de la estabilidad Gestión de los cambios de crecimiento Gestión de los cambios de transición Gestión de los cambios de transformación Situaciones de estabilidad 9 En las situaciones de relativa estabilidad, la gestión del capital constituye el foco principal de atención de la dirección. La gestión del conocimiento es muy poco importante y la gestión del cambio es intrascendente Cambios de crecimiento Cuando las organizaciones se orientan hacia el crecimiento, la gestión del capital continua siendo fundamental. Pero la gestión del conocimiento empieza a ser un tema al que conviene empezar a prestar atención. Por el contrario, la gestión del cambio es todavía un tema poco importante. Cambios de transición En los cambios de transición, la gestión del capital continua siendo crucial, pero la gestión del conocimiento empieza a ser muy importante. La gestión del cambio también adquiere una gran gran importancia. Cuando la dirección aborda un cambio de transición con el perfil de prioridades que es propio de los cambios de crecimiento, la transición fracasa. Como hemos visto más arriba, muchos cambios de transición fracasan aunque sus gestores los presentan como éxitos porque pueden exhibir una fachada aparentemente nueva. Cambios de transformación Los cambios de transformación requieren otro estilo de liderazgo. Aquí, la gestión del cambio debe ser el primer foco de atención. La gestión del conocimiento seria la segunda prioridad y la gestión económica la tercera. Sin embargo, esto no quiere decir que los temas económicos y la gestión del conocimiento no sean importantes. Continúan siéndolo, aunque una buena gestión del cambio sea la máxima prioridad. De hecho, no es que el aumento de la importancia de la gestión del cambio deba hacerse en detrimento de la gestión del capital y la gestión del conocimiento, sino que se acumula. Es decir, hay más cantidad de temas a los que se debe prestar atención. 3. REACCIÓN EMOCIONAL FRENTE AL CAMBIO Para gestionar el cambio que sufren otras personas y también para ser capaz de asimilar mejor los cambios que experimenta uno personalmente es necesario prestar atención a las reacciones emocionales que se producen. 10 Los cambios consisten en una serie de hechos objetivos. Pero la reacción de las personas es siempre subjetiva. Depende de la percepción que cada cual hace de los hechos. Un cambio que produce una situación más insegura pero que ofrece más oportunidades, podrá ser percibido negativamente por parte de una persona que estima sobre todo la seguridad. Pero para otra más abierta a la novedad y más ambiciosa, ese mismo cambio puede aparecer como un reto positivo y estimulante. La velocidad en que se desencadena el cambio también contribuye a dar forma a la respuesta emocional. Para unos, un cambio determinado puede resultar demasiado lento, mientras que para otros parecerá excesivamente rápido. Por consiguiente, podemos hablar de personas que reaccionan positivamente y de otras que reaccionan negativamente.5 Finalmente, los hay que dan una respuesta más ambivalente. Su percepción del cambio es positiva y negativa al mismo tiempo. Según como pueden sentirse asustados, pero en otros momentos pueden experimentar euforia e ilusión. CAMBIOS PERCIBIDOS NEGATIVAMENTE Inmovilidad Frente a un cambio que parece negativo, la primera reacción suele ser la inmovilidad. En el primer momento, muchas personas se sienten confusas y desorientadas. Son presa de una especia de estado de shock que las paraliza. Esto puede durar horas, días o incluso semanas según sea lo que haya ocurrido y la personalidad de cada cual. El gestor del cambio debe comprender y aceptar esa respuesta como una cosa normal. No debe criticar a los afectados ni debe considerar, en su fuero interno, que esa reacción es inapropiada. Negación Como ya hemos visto, todo cambio comporta una pérdida. Se pierde una posición conocida, la seguridad que produce el hecho de hallase en un ambiente que resulta familiar. Eso induce a muchas personas a negar lo que está ocurriendo: "no pasa nada". 5 Ver Managing Transitions, William Bridges, Ed. Perseus Books, 1991, página 24 y siguientes. También se puede consultar Project Change Management, H. James Harrington i altres, MacGraw-Hill, 2000, página 60 y siguientes. 11 Muchos piensan que "no es posible" que esté aconteciendo aquello que tienen ante sus ojos. Si la evidencia es tan abrumadora que resulta insoslayable, habrá quienes lo acepten, pero experimentarán en cualquier caso una fuerte predisposición a continuar "como si nada hubiera pasado". De esta forma, en los momentos iniciales del impacto del cambio, la inercia de la situación precedente continua manifestándose con toda su fuerza e impide o dificulta una pronta reacción y adaptación a la nueva situación. Si se trata de un cambio anunciado, se puede poner en duda que llegue a producirse. O se puede pensar que no hay para tanto, o que la información recibida es inexacta o exagerada. Puede incluso que se piense que "eso son tonterías" que no tienen nada que ver con la "realidad". Esos pensamientos impiden que uno se de cuenta de que esa "realidad" es justamente lo que está desapareciendo, lo que está siendo reemplazado por la verdadera realidad, que es la que está llegando y se está instalando. El gestor del cambio ha de tener en cuenta que las personas afectadas están sufriendo una pérdida. Ha de saber respetar el duelo que sufren y abstenerse de discutir sobre esta cuestión. Debe, por el contrario, ayudarlas a hacer una percepción más realista de lo que está pasando. Puede también informarlas sobre el cambio que se está produciendo, los objetivos que persigue, las ayudas que pueden ser utilizadas para asimilar mejor el proceso y, si existen, las oportunidades que podrían ser aprovechadas. Cólera Al principio, la inmovilidad y la negación encierran a las personas en una actitud más bien pasiva. Pero pasado este primer momento, puede aparecer una respuesta más activa y airada, en forma de rabia e indignación. La frustración que se experimenta, alimenta ahora la exasperación. La cólera puede dirigirse hacia aquel que ha traído la noticia o bien hacia las personas que parecen ser las causantes del cambio. En esta etapa, los afectados se siente muy activos, pero no utilizan esa fuerza para asumir los hechos ni para adaptarse a la nueva situación. Por el contrario, la aplican en el intento de mantener y defender la situación anterior. Los gestores del cambio deben esforzarse en considerar que esta reacción es lógica y no deben sentirse agraviados si son objeto de ataques personales. Deben demostrar comprensión aunque, al mismo tiempo, debe mostrarse firmes sobre la cuestión principal, eso es, que el cambio se está produciendo. 12 Negociación Una vez agotada la fase de la indignación, los afectados pueden iniciar intentos de negociación. Con esta nueva actitud, se persigue lo mismo que en la fase anterior, a saber, intentar salvar la situación precedente. En otras ocasiones, puede que intenten obtener beneficios que compensen la pérdida sufrida. Durante los intentos de negociación, los afectados pueden hacer propuestas de mejora o proponer soluciones que justifiquen el mantenimiento del statu quo. Es así mismo posible que durante esta fase se hagan maniobras dilatorias con el objeto de ganar tiempo y postergar el cambio. Angustia Después de los intentos de negociación, empieza otra etapa caracterizada por un aumento del estado de ansiedad y angustia. La intensidad de esas emociones es directamente proporcional al grado de incertidumbre que presenta la nueva situación. En este punto, las personas afectadas han empezado ya a reconocer que se encuentran en una situación nueva y que el cambio ha tenido lugar. Sin embargo, su percepción de la nueva situación todavía es poco realista. Unos pueden creer que la nueva situación es peor de lo que es en realidad o, incluso, tener la impresión de que se están enfrentando a una catástrofe. Si se intercalan momentos de euforia, la percepción de la nueva situación también se distorsiona y puede inducir a creer que las oportunidades emergentes son mucho mejores de lo que son en realidad. Tristeza La etapa de la angustia retrocede cuando empieza a surgir la tristeza. Aquí se encuentra la nostalgia que resulta de la constatación de la pérdida. Es la aflicción que produce la evidencia de que la situación precedente se ha hecho irrecuperable. Todos esos sentimientos coagulan en la etapa siguiente, cuando aparece la depresión. 13 Depresión La depresión que se sufre en este punto del proceso es una reacción normal que cualquier persona emocionalmente equilibrada puede llegar a experimentar. Esta depresión viene estrechamente ligada a la resignación. A estas alturas del proceso, el cambio ya no se pone en duda, se reconoce que se ha producido y que la situación precedente se ha desvanecido y que pertenece al pasado. Durante la fase de depresión, lo que se siente es una sensación de fracaso, desamparo e incluso desesperación. Las personas más desconfiadas pueden tener la impresión de que todos se han vuelto en su contra, que los amigos han fallado e, incluso, cuando la personalidad es suficientemente paranoica, se puede llegar a pensar que uno ha sido objeto de una traición y que es víctima de una conspiración. Lo más característico de la fase depresiva es la pérdida de impulso. La capacidad de trabajo disminuye y eso refuerza la sensación de ineptitud. La depresión se realimenta en ese bucle y la visión de la realidad se distorsiona todavía más. El nivel de energía es tan bajo que uno se siente postrado y recluido en un estado de fatiga permanente. La fatiga aparece prematuramente. Cualquier cosa, cualquier gestión o actividad que en circunstancias normales se realizaría sin ningún esfuerzo, ahora aparece como una montaña cuya sola visión paraliza. Durante esta fase, la gente se hunde. La duración de la fase de depresión varía mucho entre una persona y otra. En las personas emocionalmente más equilibradas, esta fase se atraviesa y se termina. Entre otras personas con una personalidad más depresiva, puede instalarse y permanecer durante mucho tiempo. Las personalidades bipolares pueden intercalar fases de euforia y fases de abatimiento durante mucho tiempo. Asimilación Una vez terminada la fase depresiva se experimenta la sensación de recuperar el control de la propia vida. Gradualmente se reencuentra la capacidad de trabajo y uno empieza a sentirse abierto a nuevas oportunidades. La percepción de la realidad mejora, se hace más realista. Entonces, se puede decir que el cambio ya se ha comenzado a asimilar. 14 CAMBIOS PERCIBIDOS POSITIVAMENTE Cuando una persona percibe un cambio como algo positivo también pasa por distintas fluctuaciones emocionales. En el primer momento no se perciben demasiado bien las dificultades y la magnitud de los retos que deberán afrontarse. Eso puede producir un exceso de euforia y optimismo. A veces las imágenes que uno alimenta pierden mesura y proporción. Bajo el influjo de esas imágenes uno puede ingenuamente creer que todo será fantástico, fácil y asequible. Todo ello produce un exceso de confianza que alimenta la certeza de que el cambio será maravilloso. Bajo estas condiciones es muy fácil dar pasos en falso. A medida que el cambio se produce, se empiezan a ver las dificultades que plantea. Entonces la confianza inicial retrocede y puede empezar a tomar cuerpo una percepción negativa del cambio. Los afectados pueden empezar a dudar de su capacidad para llevarlo a buen fin. Pueden creer que los retos desbordan su capacidad y pueden sentirse tentados a tirar la toalla. Cuando esta inflexión es muy clara, se puede llegar a rechazar el cambio y entrar en la dinámica propia de los cambios que parecen negativos. Si eso llega a acontecer, puede desencadenarse toda la secuencia emocional propia de los cambios "negativos", descrita más arriba. Si la realización de cambio evoluciona bien, la gente empieza a verlo más factible y eso robustece la confianza sobre la capacidad para llevarlo a cabo. Llegados a este punto, la percepción de lo que está aconteciendo se hace más realista y las visiones más distorsionadas de las fases anteriores empiezan a ceder. A medida que el cambio llega a sus últimas fases, y al comprobar que el éxito está al alcance de la mano, se registra un nuevo aumento de la confianza y la energía. DISFUNCIONES DE LA RESPUESTA EMOCIONAL Como se ve, tanto si el cambio es percibido positiva como negativamente, se desencadena un verdadero calidoscopio de emociones que puede llegar a durar meses. Lo que corresponde subrayar aquí es que mientras dura el proceso de cambio, la percepción de la realidad se distorsiona, de manera que la respuesta emocional resulta alterada por visiones desfiguradas de la realidad y, en consecuencia, se resiente la calidad de la acción. 15 De otro lado, como ya hemos visto, mientras dura el proceso de asimilación, las personas se encuentran en baja forma. Sobre todo cuando los cambios son percibidos como negativos, el desasosiego es constante. Al aparecer la depresión, la vitalidad todavía se reduce más, de manera que se experimenta una importante pérdida de la capacidad de trabajo. En general, mientras el cambio se está produciendo, las personas se sienten desorientadas, se ponen a la defensiva, tienen crisis de confianza y experimentan problemas de autoestima. Todo esto tiene repercusiones directas sobre la salud. Aumenta el absentismo, menudean las bajas por enfermedad y aumentan las visitas al médico. Los resentimientos que se arrastran desde hace tiempo se reavivan, los reproches por antiguos agravios reaparecen y pueden dar lugar a nuevos enfrentamientos agudos. Cuando se viven esas cosas, la gente se radicaliza. Pierde de vista la gama de grises y empieza a verlo todo exclusivamente en blanco o en negro. Entonces las actitudes se polarizan. Los diagnósticos son reduccionistas, las opciones que se perciben son esquemáticas, simples y extremas. Y la gente se congrega a favor o en contra de posiciones muy elementales. La capacidad para manejar los matices y apreciar las sutilidades desaparece. El malestar previo a la estampida se apodera de la gente, la sensación de caos aumenta, la capacidad para dar respuestas sensatas disminuye. Cuando esos sentimientos empiezan a proliferar dentro de una organización, la debilidad global aumenta y la organización se hace más vulnerable a los ataques externos. Cuando son muchas las personas que reaccionan de esta forma al mismo tiempo, las emociones se realimentan. Muchas personas juntas viviendo emociones similares producen una reverberación que refuerza sobremanera aquello que se está sintiendo. Como resumen, se puede decir que, mientras dura el cambio, la organización queda inerme y pierde transitoriamente su capacidad de reacción. Todos esos efectos son especialmente acusados en los cambios de transición, pero lo son todavía más en los cambios de transformación, porque las situaciones se hacen mucho más caóticas. ASPECTOS BENEFICIOSOS DEL CAMBIO Sin embargo el caos, bajo ciertas circunstancias, también tiene efectos beneficiosos que pueden ser aprovechados. Pero para ello, es necesario saber crear esas circunstancias apropiadas. 16 En situaciones de inestabilidad se pueden encontrar soluciones para problemas crónicos que se arrastraban desde hacía tiempo. Por el contrario y como es sabido, en situaciones estables, las fórmulas, las soluciones y las visiones varían muy poco. Están sólidamente enraizadas y, por lo tanto, es muy difícil removerlas y detectar alternativas que podrían ser de gran valor. La estabilidad puede que sea emocionalmente confortable, pero es también una muralla que cierra el paso hacia otros territorios en donde la gente y la sociedad en general podría encontrar alivio y nuevas posibilidades. Toda renovación, si es acertada y si se conduce correctamente, constituye un caldo de cultivo en el que pueden prosperar toda suerte de beneficios para todos. 17