CAPÍTULO I DECLINATORIA DE JURISDICCIÓN

Anuncio
CAPÍTULO I
DECLINATORIA DE JURISDICCIÓN
1. PRELIMINARES
La primera de las «cuestiones o excepciones» que pueden proponerse como artículos de previo pronunciamiento es la declinatoria de jurisdicción.
Al abordarla, vamos a hacerlo de forma sistemática.
Vamos, primeramente, a exponer el concepto jurídico de
declinatoria de jurisdicción. A continuación vamos a ver su
configuración legal actual en la LECrim y las concepciones
de AGUILERA DE PAZ sobre esta declinatoria de jurisdicción que, como veremos se concibe como declinatoriacuestión de competencia y como declinatoria-excepción.
Realizaremos un estudio de la declinatoria-excepción alegable como artículo de previo pronunciamiento y expondremos el ámbito de aplicación que la doctrina actualmente le asigna.
Podría pensarse que con esto estaría todo dicho, pero
no somos nosotros de esta opinión. Más bien pensamos
que la declinatoria de jurisdicción debe ser comprendida
en cuanto a sus principios y a la realidad que intenta servir. Por tanto, vamos a replanteárnosla desde sus orígenes
para intentar comprender su articulado actual. Por consiguiente, vamos a añadir un análisis crítico de esta figura
jurídica, a partir de observaciones que iremos introduciendo al repasar lo que llamamos concepción tradicional.
En nuestro análisis crítico partiremos de los antecedentes de esta figura procesal. Al remontarnos a los antecedentes nos daremos cuenta que la legislación procesal
25
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
penal de la declinatoria tiene un paralelismo absoluto con
la regulación procesal civil. Del estudio de sus antecedentes extraeremos algunas conclusiones en torno a su vigencia actual. Asimismo, realizaremos algunas reflexiones sobre otros tipos de competencia que no sean meramente
territoriales, que es en la que pensó, sin duda, el legislador
de 1882 y cerraremos este análisis crítico con un cambio
de enfoque necesario a la hora de abordar procesalmente
esta cuestión previa.
2. SISTEMA CLÁSICO
2.1. Concepto jurídico
Recibe el nombre de declinatoria de jurisdicción, afirma AGUILERA DE PAZ, «tanto en el procedimiento civil
como en el penal, la excepción o cuestión de competencia
propuesta en el juicio para que el Juez o Tribunal, que estuviere conociendo del asunto judicial se abstenga de seguir interviniendo en él y lo remita al que fuere competente, para que por éste se continúe la sustanciación» (4).
Como puede verse, se hace referencia a la competencia judicial territorial y no a la objetiva o funcional ni a la jurisdiccional. (5)
(4) AGUILERA DE PAZ, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
Editorial Reus, Madrid, 1.924, pág. 180.
(5) Tampoco a otras cuestiones. Así, por ejemplo, en antiguas sentencias, el
TS ya declaraba que «la declinatoria de jurisdicción sólo puede utilizarse cuando se pretende que el Juez o Tribunal que conoce del delito imputado por las
partes, por ser incompetente se separe de su conocimiento y remita lo actuado
al competente, pero no cuando lo que se sostiene es una cuestión de error en la
calificación, la que sólo puede ser resuelta en la sentencia» (STS cubano núm.
131 de 26 de abril de 1916). También, y en clara exposición de la concepción de
la época sobre el proceso penal, se afirma que «la declinatoria de jurisdicción
no puede utilizarse para discutir una cuestión de calificación cuya resolución
sólo puede hacerse en la sentencia, debiendo aceptarse al objeto de determinar
la competencia la calificación adoptada por la parte acusadora» (STS cubano
núm. 146 de 9 de mayo de 1916).
26
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
¡ En palabras de nuestro Tribunal Supremo «mediante
esta declinatoria la parte acude al órgano jurisdiccional
que ha abierto el juicio oral con la única finalidad de que
reconozca su incompetencia, y ante ella, se separe del conocimiento del asunto y lo remita al que se considere competente». (6)
La declinatoria de jurisdicción está definida y contrapuesta en el artículo 26 de la LECrim, a la inhibitoria. Son
dos procedimientos, dos medios diferentes e incompatibles para poder impugnar la competencia de los Tribunales de Justicia. (7)
Incluso con más claridad que la misma ley procesal, la
jurisprudencia ha definido la declinatoria como «el medio
concedido a los que son parte en el proceso para que acudan ante el mismo organismo, que de él entiende, con el
fin de que reconozca su incompetencia, se separe del conocimiento, y lo remita al que, con arreglo a la Ley, fuese
competente y debe sustanciarlo». (8)
La inhibitoria, a diferencia de la declinatoria, y como
indica el párrafo 3.° del artículo 26 de la LECrim «se propondrá ante el Juez o Tribunal que se repute competente».
Como se puede apreciar, de los artículos citados, la declinatoria de jurisdicción puede presentarse bajo dos aspectos procesales diferentes. Puede presentarse como
cuestión de competencia jurisdiccional o bien puede ser
alegada como excepción procesal. (9)
(6) STS de 20 de abril de 1976 (R. A. 1.671)
(7) Sobre ello pueden consultárselas SSTS de 19 de febrero de 1949 (R.A. 190),
de 3 de mayo de 1957 (R.A. 1.671), de 27 de marzo de 1961 (R.A. 1.299), 7 de abril
de 1962 (R.A. 1.823) y 23 de marzo de 1963 (R.A. 897), entre muchas otras.
(8) STS de 17 de mayo de 1948 (R.A. 728).
(9) Ya advierte AGUILERA DE PAZ que «la definición que acabamos de dar
de la declinatoria presupone y requiere la existencia de dos formas procesales
distintas para la proposicióny: utilización de la misma como consecuencia del
doble carácter que tiene: una, como excepción del juicio, y otra, como contienda de competencia o jurisdicción». AGUILERA DE PAZ, Tratado sobre las cuestiones prejudiciales y previas, Editorial Reus, 1905, pág. 335.
27
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
La LECrim contempla la declinatoria de jurisdicción
bajo ambas formas procesales. Cuando la considera como
cuestión de competencia le da el trámite procesal contenido en el capítulo II del libro I en la que se abordan las cuestiones de competencia entre los jueces y Tribunales ordinarios (regulándose conjuntamente la declinatoria y la
inhibitoria en los artículos 19 a 45 de la LECrim). Mientras
que cuando la considera como artículo de previo pronunciamiento (n.° 1 del artículo 666 de la LECrim) le da el trámite legal que a estas cuestiones de previo pronunciamiento establece la normativa legal (artículos 666 a 679 de
la LECrim). (10)
Sin embargo, a pesar de esta distinción legal, no son
pocas las dudas que se presentan a la hora de establecer la
naturaleza y concepto atribuibles a cada forma procesal.
De entrada, y para soslayar los numerosos errores sobre el
concepto jurídico asignable a la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento, hay que señalar que la LECrim admite la declinatoria de jurisdicción
como excepción a alegar en el proceso penal por considerar incompetente el Tribunal que en esos momentos conociese de la causa. Para ello establece como posible el utilizar dicha declinatoria de jurisdicción como excepción a la
acción penal y señala un momento procesal concreto para
hacer uso de ella entre el auto declarativo de la apertura
del juicio y la elevación del escrito de calificaciones al Juez
correspondiente. Será este Juez el que suspenderá el procedimiento en curso, no pudiendo entrar sobre el fondo de
la causa, mientras no se resuelva cuál es el Tribunal competente para conocer sobre el mismo.
(10) Véase como indica todo ello AGUILERA DE PAZ en una fórmula sobre la
que no se ha reflexionado bastante y que nos indica la razón de la existencia de este doble trámite procesal para alegar o poner de manifiesto la ausencia de competencia: «Así resulta establecido en nuestra ley de Enjuiciamiento Criminal, la cual
autoriza en su art. 26 al Ministerio Fiscal y al acusador particular para deducirla
en el segundo de ambos conceptos dentro de los términos y del estado procesal que
determinan los números 4o y 5o del art. 19 de la citada ley, dándole a su vez existencia legal por su art. 666 en el primero de los conceptos indicados».
28
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
La LECrim admite, pues, esta forma procesal para alegar la incompetencia, pero esto no quiere decir que sea la
única forma, ni siquiera que sea la más adecuada, para
proponer la declinatoria de jurisdicción. Asimismo, tampoco es el momento procesal, que determina; el artículo
667 de la LECrim el momento único o más apropiado para alegarla, puesto que el artículo 26 de la LECrim establece que el Ministerio Fiscal y el acusador particular podrán
promover esta cuestión de competencia con arreglo a las
reglas 4 y 5 del artículo 19 de la misma LECrim. Como
puede verse, es un trámite anterior al que prevé la alegación como cuestión de previo pronunciamiento. Además el
Ministerio Fiscal puede, a lo largo de todo el proceso penal, proponer la declinatoria de jurisdicción, al igual que
puede hacerlo el acusador particular, siempre que promueva la contienda jurisdiccional antes de formular su primera petición después de personado en la causa. Esta diferencia entre el Ministerio Fiscal y el acusador particular
se debe a la clara distinción que dentro del proceso penal,
como se ha indicado, establece la LECrim entre la acusacipn formulada por el Ministerio Fiscal y la formulada por
el acusador particular. (11)
Si bien no es cuestión esencial para nuestro estudio el
comentar con profundidad la diferencia que se aprecia entre esa alegación de oficio por parte del Ministerio Fiscal
(artículo 19, punto 4 de la LECrim) y la necesidad de que
el acusador privado sólo pueda alegar la cuestión de competencia antes de formular su primera petición una vez
personado en la causa (artículo 19, punto 5 de la LECrim),
sí diremos que se desprende del distinto papel que la LECrim asigna, en el proceso penal, al Ministerio Fiscal y a la
acusación particular.
(11) Estamos siguiendo la explicación que AGUILERA DEPAZ ya ofrecía en
su célebre Tratado, cit, pág. 335 y ss. Un siglo después MORENO CATENA en su
Derecho Procesal, cit., pág. 126 sigue diciendo lo mismo: «La declinatoria en el
proceso común se propondrá y sustanciará como artículo de previo pronunciamiento (art. 45 y 666, 1o de la LECrim).»
29
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
En efecto, estima la ley procesal que la concurrencia en
la causa del Ministerio Fiscal no es voluntaria porque éste
debe estar siempre presente en la causa por ministerio de
la ley y, por ello, de cualquier petición que éste haga antes
de proponer la declinatoria de jurisdicción como cuestión
de competencia, no puede derivarse nunca la sumisión tácita al Juez o Tribunal que de forma indebida estuviese
sustanciando en esos momentos el proceso penal. Por consiguiente, el Ministerio Fiscal está siempre y en todo tiempo en disposición de introducir en el proceso penal esa
cuestión de competencia, que deberá estimarse siempre
qué el Juez o Tribunal estuviesen conociendo indebidamente de la causa penal. No puede ser obstáculo para ello
los actos que haya realizado ya durante el procedimiento
ni el momento procesal en el que en esos momentos se encuentra ya el proceso penal. Sin embargo, este esquema no
lo estima la ley procesal válido para el acusador particular,
ya que la intervención de éste en el proceso no es, en absoluto, necesaria, sino libre. Depende de su libre albedrío el
concurrir o no en la causa penal. Es por ello, que si se persona y presenta sus peticiones, sean cuales fuere, equivale
a una aceptación tácita de la jurisdicción del Juez o Tribunal ante el que las presentó. En consecuencia, la LECrim
no le deja poner en duda la competencia del Juez o Tribunal ante el que voluntariamente se personó. No obstante,
ésta es la única limitación que recae sobre la parte acusadora, ya que tanto el Ministerio Fiscal como el acusador
particular pueden desde el mismo inicio del proceso penal,
tanto en el sumario como concluido el mismo, alegar esta
declinatoria de jurisdicción. Esta es la concepción, sin duda, del legislador de 1882. (12)
No obstante, y aunque puedan promover la cuestión de
competencia en cualquier momento procesal, no tiene los
mismos efectos alegarla durante la fase sumarial que ha(12) Vid. AGUILERA DE PAZ, Tratado, cit., págs. 336-337.
30
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
cerlo ya una vez abierto el juicio. En efecto, como establece el artículo 24 de la LECrim, la promoción de la declinatoria de jurisdicción durante el sumario no suspende la
instrucción de éste, mientras que si la declinatoria de jurisdicción es alegada una vez concluida la instrucción el
proceso penal debe quedar suspendido mientras no se resuelva este incidente procesal. (13)
Para abundar más en la opinión de que estas dos formas procesales de alegación de la declinatoria de jurisdicción no son las únicas previstas por la ley para impedir que
el Juez o Tribunal reputado como incompetente siga conociendo de la causa, podemos señalar que, según establece
el artículo 23 de la LECrim, si en la fase sumarial o en cualquier fase de la instrucción de un proceso penal el Ministerio Fiscal o cualquiera de las partes entendieran que el
Juez Instructor no tiene competencia para actuar en la
causa, podrán reclamar ante el Tribunal superior a quien
corresponda, el cual, previos los informes que estime necesarios, resolverá de plano y sin ulterior recurso. (14)
Está claro que este medio procesal no puede confundirse con la declinatoria, ni tiene una naturaleza parecida
a ésta, sino más bien el de un recurso de queja, ya que no
se alega ante el Juez o Tribunal incompetente para que decline su jurisdicción y remita la causa al que se considere
como competente. No obstante, el resultado práctico hay
que reconocer que es similar al que persigue la alegación
de la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo
(13) Vid. AGUILERA DE PAZ, Ibídem., págs. 337.
(14) MORENO CATENA señala, siguiendo textualmente el esquema clásico
dé la LECrim que «en la LECrim no aparece regulado el procedimiento para
plantear la inhibitoria ni la declinatoria ante los Juzgados de Itistrucción en un
momento anterior al juicio, por más que se legitime para su promoción al Ministerio Fiscal y al acusador particular (pero no al inculpado ni a la parte civil:
art. 19). En la práctica suele utilizarse la vía del artículo 23 de la Ley procesal:
reclamar ante el Tribunal superior que corresponda, planteando la incompetencia del Juzgado de Instrucción que estuviera conociendo de un sumario o actuando en la fase que precede al juicio oral. Sin embargo, este precepto se refiere a la competencia objetiva y funcional, pero no a la territorial.» Cfr. Derecho
procesal, AAVV, Tomo I, vol. I, Madrid, 1990, pág. 126.
31
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
pronunciamiento (n.° 1 del artículo 666 de la LECrim), ya
que este medio procesal, sin llegar a contienda judicial alguna, permite que la autoridad judicial incompetente cese
en el conocimiento de la causa y la remita al Juez o Tribunal que se reputen competentes. (15)
Asimismo, y si el conocimiento de la causa estuviese reservada al Tribunal Supremo, puede utilizarse la vía legal
que regula el artículo 21 de la LECrim, que señala que cuando algún Juez o Tribunal viniere entendiendo en asunto cuyo conocimiento estuviese reservado al Tribunal Supremo,
ordenará éste a aquél, de oficio, a instancia del Ministerio
Fiscal o a solicitud de parte, que se abstenga de todo procedimiento y remita los antecedentes en el término del segundo día para, en su vista, resolver. Contra esta resolución del
Tribunal Supremo no se da recurso alguno. (16)
Todo lo que venimos expresando, nos parece importante para soslayar dudas y malas interpretaciones de estos
preceptos legales referentes a la declinatoria de jurisdicción y para mostrar con claridad que la declinatoria de jurisdicción no está reservada ni en la LECrim ni en leyes anteriores a la única vía procesal de los artículos de previo
pronunciamiento y que si bien es verdad que existen otros
medios legales para intentar que el Juez o Tribunal reputado incompetente deje de conocer en una causa penal, como verdadera declinatoria de jurisdicción sólo puede ser
alegada utilizando alguna de las dos vías legales señaladas:
como cuestión de competencia o como excepción al juicio
oral (artículo de previo pronunciamiento).
Como excepción al juicio, es decir, como artículo de
previo pronunciamiento, puede ser alegada por cualquiera
de las partes personadas en la causa, como veremos a continuación, siempre y cuando no hubiese sido alegada anteriormente por la misma parte que la vaya a proponer como
(15) Vid. AGUILERA DE PAZ, Tratado, cit., pág. 337.
(16) Vid. AGUILERA DE PAZ, Ibídem., pág. 338.
32
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
artículo de previo pronunciamiento como cuestión de
competencia, ya que, a juicio de AGUILERA DE PAZ, (17)
sería alegada de forma dolosa con el único fin de retrasar
el procedimiento penal, puesto que en su día ya se trató y
resolvió la alegación que ahora vuelve a ser nuevamente
propuesta.
Estos razonamientos no son aplicables a la alegación
de una declinatoria de jurisdicción en el marco de los artículos de previo pronunciamiento. Por tanto, la LECrim no
señala diferencia subjetiva alguna, ni en referencia al tiempo ni al estado del procedimiento en que puede ser interpuesta. Así pues, el Ministerio Fiscal y el acusador privado
no presentan distinto trato respecto al término temporal
establecido en el artículo 667 de la LECrim. Asimismo, en
lo que hace referencia al procesado y a las partes responsables civilmente, lo que se viene denominando partes acusadas, hay que tener en cuenta lo establecido en el punto 6
del artículo 19 de la LECrim que señala que el procesado y
la parte civil, ya figure como actora, ya aparezca como responsable podrán proponer cuestiones de competencia ante los Jueces y Tribunales ordinarios dentro de los tres días siguientes al que se les comunique la causa para
calificación, sea cual fuere el motivo o razón legal sobre la
que se sustentara. Por tanto, las partes acusadas quedan
constreñidas en el uso de la cuestión de competencia al
momento procesal fijado para la proposición de los artículos de previo pronunciamiento. Así pues, deberán sustanciarse siempre como tales, como establece de forma terminante el artículo 45 al señalar de forma taxativa, que la
declinatoria se sustanciará siempre como artículo de pre(17) La exposición clásica de esta declinatoria de jurisdicción como artículo
de previo pronunciamiento puede seguirse principalmente en AGUILERA DE
PAZ, Comentarios, cit., ISO a 189, y también en AMAT I FURIÓ, Estudio práctico del Enjuiciamiento Criminal,, Valencia, 1.883, pagina 498, ABELLA, J., Ley de
Enjuiciamiento Criminal, Cuarta Edición, Madrid, 1.894, págs. 366 a 370,
MARTÍNEZ DEL CAMPO, E. Notas al Libro Primero de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, Tomo III Madrid, 1.885, páginas 206 a 208.
33
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
vio pronunciamiento. Así por tanto, podemos afirmar, sin
duda, que no es posible que puedan proponer la declinatoria de jurisdicción durante la fase sumarial ni el procesado, ni el actor civil, ni las terceras personas civilmente responsables. (18)
Realmente, este claro desequilibrio que se observa en la
LECrim (y también en las normas legales anteriores a esta
Ley) en relación a la utilización de la declinatoria de jurisdicción como cuestión de competencia respecto a las partes acusadoras y acusadas en el proceso penal, no está ciertamente en consonancia con los principios básicos de
igualdad legal que inspiran nuestra Constitución y que deberían informar todas las leyes que a ella deben someterse,
algo que ya advirtieron comentaristas muy cercanos en el
tiempo a la propia ley procesal. (19)
Todo lo que venimos exponiendo es de fundamental
importancia para poder entender el, a nuestro modo de
ver, deficiente encuadre procesal de la declinatoria de jurisdicción y darse cuenta de las razones que impulsaron a
nuestro legislador a no darle cabida en la Instrucción, postergándola a un momento procesal posterior, que genera
no pocos problemas. (20)
(18) Vid. AGUILERA DE PAZ, Tratado, cit., págs. 339.
(19) Algo que ya intuyó el mismo AGUILERA DE PAZ, al señalar en esclarecedor texto que «esta desigualdad establecida, tanto en la nueva legislación como en la antigua, respecto de la utilización de la declinatoria de jurisdicción como cuestión de competencia en cuanto a las partes demandadas en el juicio
penal, pugna realmente con las modernas tendencias de la doctrina jurídica en
el procedimiento criminal y con el criterio de estricta y completa igualdad en
que se inspiró la vigente Ley de Enjuiciamiento de dicho orden, no pudiendo encontrar justificación alguna, a nuestro juicio, como no sea en aquellas razones
de prudencia de que se habla en la exposición de motivos de la misma, y que impidieron al autor de dicha ley establecer, hasta sus últimas consecuencias, el sistema acusatorio en el sumario, dificultando la implantación de igualdad absoluta de condiciones jurídicas y de garantías entre el interés individual
puramente privado del presunto reo y el social y público de la acusación, en los
comienzos del procedimiento, por la necesidad de la precisa adopción de determinados límites racionales en el indicado sistema durante tal estado del procedimiento, como sucede en el caso de todos los Códigos europeos».
(20) En realidad, y como puede ya deducirse de lo que venimos diciendo hasta aquí y repetiremos de intento a lo largo de estas páginas, el legislador de la
34
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
2.2. Partes que pueden alegarla
Basta echar un ojeada al artículo 667 de la LECrim para darse cuenta de que todas las cuestiones de previo pronunciamiento deben ser propuestas siempre en el término de tres días a contar desde la entrega de la causa para la calificación de los hechos.
Sin embargo, y en el caso de la declinatoria de jurisdicción que
ahora estudiamos, existe un motivo que, a nuestro modo de ver,
fundamenta este plazo además de que sea establecido por la ley.
Dicho motivo es que la declinatoria es concebida como una excepción que se opone a la acción penal y, por ello, la alegación de
una de las partes que tiene como fin que el Juez o Tribunal qué
conoce actualmente de la causa decline su competencia y la remita al Tribunal que se considere responsable, no puede ser interpuesta como excepción tras plantearse la litis al haber sido ya
presentado el escrito de calificaciones por la parte alegante. Y es
así porque, como resulta obvio, la parte alegante, al haber ya presentado el escrito de calificaciones, habría reconocido la compe 1
tencia del Juez o Tribunal ante el que éste escrito se presentó.
Por tanto, al no haber utilizado la excepción de declinatoria de
jurisdicción en el momento procesal adecuado se entiende que la
parte alegante no puede hacerlo ya posteriormente a la presentación del escrito de calificaciones y así ya no puede evitar la
apertura del juicio oral mediante esta excepción o cuestión de
previo pronunciamiento. (21) Por tanto, como señala AMAT I
LECrim sólo estableció un camino para que las partes acusadas pudiesen alegar
cuestiones previas y entre ellas la declinatoria de jurisdicción: los artículos de
previo pronunciamiento. Y ello porque las partes acusadas no podían intervenir
en el sumario. Basta ojear la jurisprudencia clásica para encontrar claras confirmaciones a esta afirmación. Así, por ejemplo, la STS cubano, núm. 459 de 5
de diciembre de 1921 afirma contundentemente, que «para obtener la declinatoria de jurisdicción se hace necesario el plantear el artículo de previo pronunciamiento, que el Tribunal ante quien se proponga conozca del asunto mediante la aprobación del auto de terminación del sumario y que la solicitud de
formule ajustándose al procedimiento que para estos casos señalan los Artículos 666 y siguientes de lá Ley de E. Criminal.»
(21) Esta concepción claramente civilista viene expresada en la Exposición de
Motivos de la LECrim, donde el redactor de la misma advierte que «la calificación jurídica provisional del hecho justiciable y de la persona del delincuente,
hecha por el acusador y el acusado una vez concluso el sumario, es en el procedimiento criminal lo que en el civil la demanda y su contestación, la acción y las
excepciones».
35
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
FURIÓ resulta claro que «teniendo los Tribunales la obligación
de suspender el procedimiento en cuanto se presente una cuestión de esta clase, creemos que deben decretar la suspensión desde el momento en que aquel Ministerio (Fiscal) les advierta imparcialmente su necesidad, salvo si está ya entablada la
contienda jurídica». (22)
Por lo que respecta al Ministerio Fiscal, ya h e m o s señ a l a d o a n t e r i o r m e n t e que tiene la posibilidad de p r e s e n t a r
la declinatoria de jurisdicción en cualquier m o m e n t o del
proceso y, p o r t a n t o , t a m b i é n d u r a n t e la Instrucción. De
ello se concluye que si presenta u n a declinatoria de jurisdicción c o m o excepción, es decir c o m o cuestión de previo
p r o n u n c i a m i e n t o , ha de h a b e r conocido la incompetencia
c o n posterioridad a la a p e r t u r a del juicio. En efecto, resulta claro que si tal incompetencia le era conocida d u r a n t e la
instrucción del s u m a r i o , en el m o m e n t o de la evacuación
de la instrucción al Ministerio Fiscal p o r parte del Juez instructor, en c u m p l i m i e n t o del artículo 627 de la LECrim,
debiera h a b e r intentado s u b s a n a r este defecto formal de
competencia p r o m o v i e n d o la cuestión de competencia a
través del n ú m e r o 4 del artículo 19 de la LECrim con el objeto de evitar q u e un Tribunal q u e no era c o m p e t e n t e judicialmente siguiese conociendo de la causa.
Por t a n t o , en caso de que sea el querellante particular
o a c u s a d o r privado el que h a g a uso de esta excepción, dado q u e sólo p u e d e sostener cuestiones de competencia antes de formular su p r i m e r a petición u n a vez p e r s o n a d o en
la causa (n.° 5 del artículo 19 de la LECrim), se deduce clar a m e n t e q u e si acudió al Juez o Tribunal q u e estuviese conociendo en esos m o m e n t o s de la causa creyendo q u e era
c o m p e t e n t e y después se diese c u e n t a de su error al advertir q u e este Juez o Tribunal no lo es, debería dejar avanzar
el proceso penal h a s t a la a p e r t u r a del juicio y p r o p o n e r la
(22) AMAT I FURIÓ, Estudio práctico del Enjuiciamiento Criminal, Valencia,
1883, pág. 498.
36
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
declinatoria de jurisdicción como excepción o cuestión de
previo pronunciamiento, debiendo aguardar para ello a la
entrega de los autos para que fuesen calificados. Entonces
y sólo entonces podrá alegar la cuestión de competencia.
Una vez calificados los hechos mediante la redacción y elevación al Juez o Tribunal correspondiente de los llamados
escritos de calificaciones la competencia quedará nuevamente ratificada tácitamente.
AGUILERA DE PAZ sostiene que en principio parecería
que no es posible atribuir al querellante la posibilidad de
utilizar la declinatoria de jurisdicción como excepción o
cuestión de previo, pronunciamiento porque por el mero
hecho de haber presentado su querella criminal se sometió,
a la competencia de este Juez o Tribunal y no es lógico que
después intente impugnarla. Ello parecería ser así porque
el párrafo 1.° del artículo 272 de la LECrim señala que «la
querella se interpondrá ante el Juez de instrucción competente». Por tanto —señala el referido autor— es el querellante quien ha determinado y presentado el acto de iniciación del proceso ante el instructor que estima competente.
Por otra parte, el conocimiento del juicio oral por parte de
la Audiencia correspondiente es fijado automáticamente y
no se trata, en realidad de competencia funcional, sino de
competencia objetiva. Son «dos competencias objetivas sucesivas», en expresión de GÓMEZ ORBANEJA, (23) la del
Juez de instrucción y la del Tribunal. Parecería —sigue razonando AGUILERA DE PAZ— un sinsentido que el querellante presentase la querella ante el Juez de instrucción
que estima competente y después impugnase la competencia del Tribunal, la cual se determina de forma automática
una vez fijada la competencia del Juez instructor.
Sin embargo, el referido autor señala que si bien esta
posición no carece de lógica, no mira el problema en toda
(23) GÓMEZ ORBANEJA: Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
Barcelona, I, 1947, pág. 371.
37
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
su amplitud porque si el n.° 5 del artículo 19 ofrece la posibilidad al acusador particular de promover y sostener
cuestiones de competencia es que, sin duda, puede no sólo
darse el caso, sino tener interés en subsanar un error cometido. Puede suceder que el querellante o acusador privado sufra un error al presentar su querella y que el Juez o
Tribunal entre a conocer de una causa que no le correspondía. Por ello, si bien no podrá proponer cuestión de
competencia en la fase sumarial por haber, en efecto, presentado su querella criminal y, por tanto, haber reconocido tácitamente la competencia judicial del Juez o Tribunal,
ello no puede ser óbice para que la proponga como excepción o cuestión de previo pronunciamiento más adelante
con el fin de poner remedio al error que cometió al presentar su querella criminal ante un Juez o Tribunal no
competente.
Como vemos, el n.° 5 del artículo 19 de la LECrim difiere notablemente del artículo 58 de la LEC. En el ámbito
civil, si el demandado, después de personado, realiza cualquier gestión que no sea la de proponer en forma la declinatoria, se entiende que se somete tácitamente, o sea, que
se da una prorrogación tácita del fuero y, en consecuencia,
no cabe que dicha parte impugne la competencia judicial.
En el proceso penal no cabe sumisión y la falta de competencia que puede impugnarse por el acusador particular en
el momento indicado, puede ser puesta de relieve por el
propio Tribunal o por el Ministerio Fiscal, en cualquier
momento. (24)
Respecto a los procesados y a las terceras personas civilmente responsables, AGUILERA DE PAZ afirma que podrán alegar la declinatoria de jurisdicción como cuestión
de previo pronunciamiento antes de que se les entregue la
causa para que conozcan del escrito de calificaciones elaborado por las partes acusadoras, según se señala en el n.°
(24) Vid. AGUILERA DE PAZ, Tratado, cit., págs. 341-342.
38
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
6 del referido artículo 19 de la LECrim, porque se encuentran en la misma situación en la que se encuentra el actor
civil. Sin embargo, podrán proponer la declinatoria de jurisdicción como excepción una vez calificados los hechos
por los diferentes sujetos que pueden formar parte de la
parte actora, es decir, el Ministerio Fiscal, el querellante
particular o privado y el actor civil. Este es, sin duda, el
momento procesal adecuado para que hagan uso de este
medio de defensa, según este autor, ya que la calificación
realizada por dichas partes actoras es entendido como la
demanda en el juicio. Y así, al ser las cuestiones de previo
pronunciamiento excepciones que deben oponerse a una
demanda, se comprende que no puedan ser utilizadas hasta después de interpuesta dicha demanda. Tampoco, por
tanto, podrá ser alegada esta declinatoria de jurisdicción
una vez pasado este momento procesal.
Para refrendar lo antedicho nos parece interesante exponer aquí como entendió el Tribunal Supremo en vieja
sentencias diversos aspectos de la aplicación de esta legisT
lación procesal.
El Tribunal Supremo señala (25) que no cabe alegar la
excepción de declinatoria de jurisdicción tras contestar al
escrito de calificación de la acusación, ni aun siquiera en
el caso de fundarse la declinatoria en que el hecho justiciable no debe ser calificado como constitutivo de delito,
sino como falta. El Tribunal Supremo se basa para declararlo así en la razón anteriormente vista de que la parte
acusada ha contendido ya contra la parte acusadora debatiendo cuestiones que se refieren al fondo de la causa, oponiendo a sus conclusiones otras distintas. En efecto, al haberse entablado ya este debate se entiende reconocido
como delito dicho hecho justiciable y, en consecuencia, la
misma competencia del Tribunal de la causa. Además, el
Tribunal Supremo, en la misma sentencia, señala, como
(25) STS de 4 de mayo de 1886.
39
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
hemos expuesto anteriormente, que dado que los artículos
de previo pronunciamiento son excepciones que pretenden
que no se entre en el juicio oral, y siendo la declinatoria de
jurisdicción una de estas excepciones, solamente puede ser
alegada eficazmente cuando de los hechos en los que se basa la acusación (que vienen determinados en el escrito de
calificaciones presentado por las partes acusadoras) se deduzca la incompetencia del Juez o Tribunal que conozca de
la causa penal.
En otra Sentencia, el Tribunal Supremo (26) señala que
no procede el recurso de casación contra un auto que resolvió no admitir una excepción de declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento propuesto por la defensa del inculpado, razonando que el
hecho justiciable de la causa no debía ser considerado como delito, sino como falta. El Tribunal Supremo no admite el recurso de casación porque considera que el acuerdo
que se menciona sobre la calificación legal del hecho justiciable no es definitiva y considera que queda a salvo el derecho de sostener la misma cuestión de la calificación jurídica del hecho expresado dentro del procedimiento
ordinario, es decir, formulando conclusiones definitivas en
ese sentido y manteniendo dicha tesis en el acto del juicio
oral.
Sobre otros aspectos el Tribunal Supremo señala (27)
que planteada la cuestión prejudicial —en claro error al
confundir las cuestiones prejudiciales con las de previo
pronunciamiento— como artículo de previo pronunciamiento, alegando una declinatoria de jurisdicción, conforme al n.° 1 del artículo 666 de la LECrim, los recursos de
casación que se entablen han de ceñirse a los artículos 848,
n.° 2 y 850 de dicha Ley, siendo inútil invocar otras disposiciones que serían incongruentes. Por su parte, en otra cop ó ) STS 31 de diciembre de 1895.
(27) STS de 6 de junio de 1885.
40
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
nocida sentencia establece el Tribunal Supremo que propuesta en tiempo y forma la declinatoria de jurisdicción
como artículo de previo pronunciamiento, alegando, no
sólo la incompetencia de la Audiencia, sino también la del
Juez instructor del sumario, por no haber tenido la suficiente delegación, y pidiendo, por tanto, la anulación de lo
actuado, incurre el Tribunal penal en quebrantamiento de
forma a que se refiere el n.° 2 del artículo 912 si no resuelve sobre los dos extremos planteados en la cuestión de previo pronunciamiento. (28)
No obstante, si la declinatoria de jurisdicción ha sido
propuesta juntamente a otros artículos de previo pronunciamiento, hay que señalar que el Juez o Tribunal que conozca de ellas ha de dar prioridad a esta declinatoria de jurisdicción, por su naturaleza jurisdiccional, tal y como
establece el artículo 647 de la LECrim. En caso de que estime esta declinatoria de jurisdicción procedente debe remitir la causa al Juez o Tribunal qué se considere competente y, en consecuencia, debe guardarse de resolver las
demás cuestiones de previo pronunciamiento propuestas.
En caso de que no se considerase procedente la cuestión de
competencia planteada, el Juez o Tribunal resolverá desesr
timando dicha cuestión de previo pronunciamiento y tendrá vía libre para resolver los demás artículos de previo
pronunciamiento propuestos como excepciones. (29)
Este esquema tradicional expuesto por AGUILERA DE
PAZ es el seguido por nuestra legislación procesal en 1882
y por la jurisprudencia inmediatamente posterior. En realidad, dicho esquema, si bien con ciertas matizaciones, de
no mucha trascendencia, se perpetúa en el tiempo. (30)
(28) STS de 22 de febrero de 1888.
(29) Vid. AGUILERA DE PAZ, Tratado, cit., pág. 344.
,(30) Por ejemplo, en 1962 SÁEZ JIMÉNEZ, tras una breve exposición sobre
la frecuente inoportunidad del planteamiento de la declinatoria de jurisdicción
cómo artículo de previo pronunciamiento por paite de las partes acusadoras,
afirma que «de ordinario ha de ser inoportuno para las partes acusadoras la
41
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
Hagamos ya aquí algunas puntualizaciones que nos
puedan servir para nuestro análisis crítico posterior.
Para empezar, debemos recordar aquí que, en base al
principio de improrrogabilidad que impera en el proceso
penal, recogido en el artículo 8 de la LECrim, a diferencia
del proceso civil, según establece el artículo 56 de la LEC,
los órganos judiciales penales tienen el derecho y el deber
de examinar, de oficio, su propia competencia. Esta facultad ha sido recientemente confirmada por el artículo 240
de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de 1985.
Los números 2° y 3.° del artículo 19 de la LECrim permiten a los jueces de instrucción durante el sumario y a las
Audiencias durante la tramitación del juicio, promover y
sostener competencia. Por su parte, el artículo 25 de la LECrim señala textualmente que «el Juez o Tribunal penal
que se considere competente deberá promover la competencia» y «acordará la inhibición a favor de Juez o Tribunal competente cuando considere que el conocimiento de
la causa no le corresponde, aunque sobre ello no haya precedido reclamación de los interesados ni del Ministerio
Fiscal». En conclusión, el Tribunal puede promover, de oficio, cuestión de competencia. (31) Asimismo, el Ministerio
Fiscal puede, haciendo uso de la facultad que le concede el
n.° 4 del artículo 19 de la LECrim y aún antes del momento procesal del artículo 667 de la LECrim, promover la incompetencia del Tribunal, concretamente en el momento
procesal al que hace referencia el artículo 627 de la LECrim (evacuación de la causa). Ello, a nuestro modo de ver,
no colisiona, en absoluto, con el artículo 45 de la LECrim
promoción de la competencia, y que sólo las defensas y responsables civiles terceros que intervengan por primera vez en el trance calificatorio serán las que
tengan la primera oportunidad para su adecuado planteamiento.» Cfr. SÁEZ
JIMÉNEZ, J. Enjuiciamiento Criminal, Ed. Santillana, Madrid, 1962, pág. 779.
(31) Vid. también en este sentido el párrafo 6 o del artículo 10 de la LOPJ que
señala que «la jurisdicción es improrrogable. Los órganos judiciales apreciarán
de oficio la falta de jurisdicción y resolverán sobre la misma con audiencia de las
partes y del Ministerio Fiscal. En todo caso, esta resolución será fundada y se
efectuará indicando siempre el orden jurisdiccional que se estime competente».
42
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
porque en este artículo sólo se expresa la forma en que se
debe proceder, como expondremos con detalle más adelante. (32)
Por tanto, hay que combinar la apreciación de falta de
competencia ex officio por parte del Tribunal y la alegación
de la falta de competencia a instancia de parte.
Por supuesto, los sujetos legitimados para proponer
una declinatoria de jurisdicción son todos los que intervengan en el proceso penal, incluso los terceros civilmente
responsables, ya que es innegable su interés en el mismo.
Por tanto, esta limitación que establece la LECrim para las
partes acusadoras que procede del momento histórico en
que fue aprobada, no es aceptable hoy una vez abierto el
sumario a las partes acusadas por la Ley 35/1978. Incidiremos sobre ello más adelante, pero ya aquí resulta fácil
comprender la importancia clave que ello va a tener para
el análisis actual de este primer supuesto del artículo 666
de la LECrim.
2.3. Elemento objetivo
Vamos a abordar en este epígrafe, una materia ciertamente discutida: las materias en las que cabe la alegación de
la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento y las materias en que no cabe dicha alegación.
La declinatoria de jurisdicción puede ser alegada para
impugnar la incompetencia por razón del territorio. (33) A
(32) Nos parece interesante reseñar que, según una Circular general de la
Fiscalía del Tribunal Supremo de 27 de abril de 1927, este momento procesal se
considera también el idóneo para comprobar la identificación del procesado y
las circunstancias determinantes de la modalidad de su participación en los hechos perseguidos que hayan de influir en la determinación y grado de la responsabilidad, pidiendo la práctica de las diligencias conducentes a fijar, con la
precisión posible, unas y otras.
(33) Vid. al respecto, las sentencias de 19 de febrero de 1949 (R.A. 190); 6 de
mayo de 1957 (R.A. 1.302); 27 de marzo de 1961 (1.299); 19 de octubre y 5 de
diciembre de 1963 (R.A. 4.136 y 4.S82), entre otras.
43
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
nuestro modo de ver, parece claro que la ley procesal penal,
al regular la tramitación de la declinatoria de jurisdicción a
través de los trámites de los artículos de previo pronunciamiento, no está pensando en la falta de competencia material u objetiva, ni en la falta de competencia funcional, sino
tan sólo en la incompetencia por razón del territorio.
Sin embargo, la doctrina ha interpretado extensivamente esta voluntad del legislador de 1882 y ha ido ampliando el ámbito de aplicación de este artículo de previo
pronunciamiento a otros supuestos de competencia que no
son los meramente territoriales.
Por tanto, consideran incluida en la declinatoria de jurisdicción la incompetencia objetiva por razón de la persona procesada. Así, por tanto, si el procesado, en virtud de
su categoría o condición social, tiene señalado por la Ley
un fuero distinto del Tribunal que conoce de la causa puede impugnar su competencia a través de la declinatoria de
jurisdicción.
De ello se desprende que también puede ser objeto de
una declinatoria de jurisdicción, la falta de jurisdicción de
los órganos judiciales penales ordinarios. (34) Nos referimos a personas que caigan bajo la competencia de una jurisdicción especial, (35) especialmente la militar. (36)
(34) Vid. al respecto las sentencias de 29 de marzo de 1950 (R.A. 506) y de 30
de mayo de 1962 (R.A. 2.235), entre otras.
(35) Esta cuestión se plantea con relación a la jurisdicción militar. En este
sentido la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de 1985 determina que
«la competencia de la jurisdicción militar quedará limitada al ámbito estrictamente castrense respecto de los hechos tipificados como delitos militares por el
Código Penal Militar y a los supuestos de estado de sitio, de acuerdo con la declaración de dicho estado y la Ley Orgánica que lo regula, sin perjuicio de lo que
se establece en el artículo 9, apartado 2, de esta Ley».
(36) El Tribunal Constitucional, en sentencia de 28 de noviembre de 1984 señala al particular que «el precepto del artículo 24 C E . garantiza a toda persona
un Juez ordinario previamente determinado mediante la institución jurídico-pública de las competencias legales. Puede llevarse al recurso de amparo la transgresión de las reglas definidoras de la jurisdicción, en cuánto en su formulación,
o en su interpretación o aplicación resulte incompatible con el alcance que a la
jurisdicción militar asigna el artículo 117.5, pues implicaría, a la vez, violación
del artículo 24.2. El derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley resultaría vulnerado si se atribuyese un asunto determinado a una jurisdicción especial
44
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
Esta declinatoria de jurisdicción puede también ser
promovida por delitos cometidos en el extranjero por un
español contra otro español o por un español contra un extranjero, siempre que se den las condiciones previstas legalmente para que el procesado pueda promover una cuestión de declinatoria ante el Tribunal español que juzga
incompetente para juzgar sobre el delito que supuestamente haya cometido,. (37)
No obstante, para la LECrim de 1882 el planteamiento
de esta declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento no podía ser planteada para impugnar incompetencias materiales u objetivas. Por consiguiente, se entendía que la declinatoria de jurisdicción no
podía ser propuesta como artículo de previo pronunciamiento cuando la incompetencia del Tribunal pudiese
apreciarse tan sólo valorando los elementos determinantes
de la calificación, ya que ello haría que para poder determinar la incompetencia del Tribunal se debería entrar a valorar el fondo de la causa. Se razonaba que eso era así porque el Juez o Tribunal1 que conocía en la causa no podía
anticipar los hechbs qué en su día debían debatirse en el
juicio oral y fundar la prueba para poder resolver la declinatoria, de jurisdicción planteada previamente como artículo de previo pronunciamiento. (38) En efecto, se afirmaba que si el Juez o Tribunal procediera de esa manera se
anticiparía, estaría prejuzgando o predeterminando el juiy no a la ordinaria. La garantía del derecho al Juez ordinario predeterminado
por la Ley exige una integración de normas en el sentido de admitir el recurso de
casación ante el Tribunal Supremo respecto de las decisiones de la Jurisdicción Militar que resuelven negativamente una declinatoria de jurisdicción a favor de la ordinaria, extendiendo al efecto el ámbito del artículo 676 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ya que es a la Jurisdicción ordinaria a la que compete, en el
marco del artículo 53.2 Const., la protección jurisdiccional del derecho fundamental proclamado en el artículo 24.2).
(37) Vid. al respecto la sentencia de 7 de abril de 1962 (R.A. 1.823).
(38) GÓMEZ ORBANEJA señala que la declinatoria no puede fundarse en la
situación de hecho como falta, sino en circunstancias del hecho o del proceso
que excluyen el conocimiento del Tribunal y determinen el de otro competente
para conocer de delitos. Vid. Comentarios, cit., pág. 273 y ss.
45
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
cio oral, lo que conllevaría a resolver la causa sin haber
contado con las pruebas suficientes y sin haber respetado
las formalidades que garantizan la imparcialidad de todo
proceso penal. (39)
Ya en resoluciones inmediatas a la publicación de la
LECrim el Tribunal Supremo sostiene esta postura doctrinal. Así, por ejemplo, desestima una declinatoria de jurisdicción propuesta como artículo de previo pronunciamiento, que afirma que el hecho debatido en la causa no es
constitutivo de delito, sino de falta y, por tanto hay una
manifiesta incompetencia jurisdiccional. Y ello porque entiende que para determinar si el hecho justiciable es delito
o falta debe entrarse a valorar actos que posteriormente
deben ser alegados y debatidos en el juicio oral y si el Tribunal entra a conocer de estos actos resolvería cuestiones
de fondo y, por tanto, prejuzgaría la causa. Por ello, entiende el Tribunal Supremo que está en su perfecto derecho de reservar el conocimiento de cuestiones que hacen
referencia al fondo de la causa para un momento procesal
posterior, ya que el Tribunal no debe en modo alguno anticipar la resolución de cuestiones referentes al fondo de la
causa. (40)
En otra resolución al respecto, el Tribunal Supremo razona, en el mismo sentido, que no puede admitirse un recurso de casación sustanciado contra el auto que desestimó una declinatoria de jurisdicción propuesta como
excepción o artículo de previo pronunciamiento, que sostenía que el hecho justiciable sobre el que se basaba la causa debía ser considerado falta y no delito. El Tribunal Supremo razona que una vez calificado como delito el hecho
justiciable por las partes acusadoras en el escrito de calificaciones, el Tribunal ante el que se elevó la causa era competente para conocer sobre el hecho justiciable calificado
(39) Vid. artículos 624 y 625 de la LECrim.
(40) STS de 24 de enero de 1894.
46
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
como delito público por las partes acusadoras, sin impedir
todo ello que en el juicio oral y en vista de las pruebas presentadas en el juicio se resolviese a favor o en contra de dicha pretensión, porque si se resolviese sobre la cuestión de
competencia se entraría a resolver sobre el fondo de la causa. Y esta resolución no puede ser tomada con justicia porque aún no ha sido propuesta la prueba. En efecto, si se valora el hecho justiciable como delito o como falta, en
realidad ya se está prejuzgando y para poder establecer si
el hecho justiciable es delito o falta es mejor esperar a tener todas las pruebas que pueden aportarse en el plenario
y no precipitar la decisión en base a una simple alegación
de incompetencia judicial. (41)
Como vemos, el Tribunal Supremo resuelve de forma
terminante en resoluciones muy cercanas a la publicación
de la LECrim el problema judicial que se plantea. De todo
ello, podemos sacar la conclusión de que la eficacia de la
alegación de una declinatoria de jurisdicción como «excepción» de previo pronunciamiento depende de que la incompetencia del Juez o Tribunal que conozca de la causa
se desprenda de supuestos tomados en cuenta por las partes acusadoras para formular su escrito de calificaciones.
Sin embargo, y si ello no es así, sino que la declinatoria de
jurisdicción es basada por las partes acusadas en que el hecho justiciable calificado como delito por las partes acusadoras no es tal delito, sino simplemente una falta, el Tribunal deberá rechazar esta declinatoria de jurisdicción, no
porque sea infundada y, en efecto, el hecho justiciable sea
un delito, sino porque el Tribunal no puede entrar a determinar si realmente es o no es un delito en esta fase procesal, ya que ello equivaldría a prejuzgar la causa antes de
entrar en el juicio. Por tanto, a pesar de que a resultas de
lo resuelto en el juicio, en efecto las partes acusadas hubiesen tenido razón y el hecho justiciable no se reputase fi(41) STS de 25 de enero de 1894.
47
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
nalmente delito, sino falta, ello no podrá nunca ser objeto
de una declinatoria de jurisdicción planteada como artículo de previo pronunciamiento, sino objeto de una sentencia sobre el fondo resultante del debate plenario del juicio
oral, tras proponerse la prueba correspondiente en el mismo y respetando las formalidades que garantizan la imparcialidad de dicho juicio oral.
Por tanto, queda claro que la declinatoria de jurisdicción no comprendía la competencia objetiva ratione materiae, respecto a la distinción fundamental entre juicios de
faltas y causas por delito. Y ello porque el tema de la cuestión de competencia no podía nunca consistir en decidir si
el hecho objeto del procedimiento viene comprendido en la
ley penal como infracción de una u otra clase, ya que, como decimos, significaría una decisión sobre el fondo.
Sin embargo, esta clásica limitación expuesta por
AGUILERA DE PAZ en sus Comentarios no es estimada
hoy como correcta por parte de la doctrina.
GÓMEZ COLOMER, (42) sin embargo, sí se muestra
de acuerdo con la imposibilidad de integrar esta competencia objetiva ratione materiae en la declinatoria de jurisdicción a la que se refiere el n.° 1 del artículo 666 de la LECrim, aunque no por los motivos anteriormente expuestos,
sino porque la determinación de si un hecho justiciable es
delito o falta tiene otro cauce procedimental. Parece referirse el autor a la declinatoria de jurisdicción planteable en
el sumario.
En sentido contrario, TOME GARCÍA (43) afirma que
el que se haya podido plantear la cuestión de competencia
con anterioridad no puede ser motivo suficiente para impedir su proposición como artículo de previo pronunciamiento. Asimismo, argumenta que en la fase intermedia
(42) GÓMEZ COLOMER, Derecho jurisdiccional, Ed. Bosch, Barcelona,
1995, pág. 284.
(43) TOMÉ GARCÍA, Instituciones de Derecho Procesal, Madrid, 1995, pág. 429.
48
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
sólo intervienen el Ministerio Fiscal y las partes acusadoras, de forma que sólo ellos, y no las partes acusadas, han
podido pronunciarse y solicitar, en su caso, el sobreseimiento libre por entender que el hecho no reviste caracteres de delito, sino de falta. (44)
En realidad, esta cuestión debe plantearse desde otro
punto de vista, a nuestro modo de ver. Avancémosla someramente.
Como vemos, esta concepción parte de la naturaleza jurídica que cabe atribuir a estas cuestiones previas. Como
dijimos, la LECrim las entiende como excepciones procesales y, por ello, parte desde perspectivas civilistas. Por
ello, entiende que la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento se pronuncia tan sólo sobre aspectos formales y los distingue de los de fondo.
Pero, no se trata de eso. Se trata simplemente de saber
si el Tribunal que conoce de la causa es o no competente
para conocer sobre la misma, porque si no es así esta incompetencia puede viciar el procedimiento de raíz porque
la competencia judicial es una norma imperativa de ius cogens con rango constitucional. (45) Por tanto, la competencia no es un aspecto meramente formal que corresponde a las partes poner o no de manifiesto potestativamente
a través de una excepción procesal, sino que nos estamos
refiriendo a un presupuesto procesal cuya inobservancia
conculcaría el ejercicio de un derecho constitucional y, por
tanto, conduciría a la nulidad del propio proceso.
Por tanto, la competencia objetiva ratione materiae no
puede ser desconocida y debe ser revisada de oficio por los
órganos judiciales en cualquier momento del procedimiento, aún sin alegación de las partes.
(44) No obstante, hoy cabe entender tras la Sentencia del Tribunal Constitucional de 17 de abril de 19S9 que también podrán hacerlo.
(45) En efecto, el artículo 24 de la Constitución señala que «Asimismo todos
tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley...».
49
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
Por consiguiente, la razón esgrimida clásicamente por
nuestra jurisprudencia no puede ser hoy aceptada. No se
trata de si se entra sobre el fondo o no, si se prejuzga o no.
Se trata de no viciar radicalmente un proceso penal, como
expusimos con detalle en la primera parte de esta obra.
AGUILERA DE PAZ en su célebre Tratado no sólo excluye la competencia material del ámbito de aplicación de
la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento, sino también la llamada competencia funcional. En efecto, sostiene este autor que no puede someterse al Juez o Tribunal que conozca de la causa, mediante
una declinatoria de jurisdicción como artículo de previo
pronunciamiento, la determinación de si la atribución de
la causa, dentro de la Audiencia correspondiente, al Tribunal de Derecho o al Jurado, cuestión que tiene su cauce
propio dentro de la Ley del Jurado. (46)
Al particular, el Tribunal Supremo en antiguas resoluciones se expresaba con claridad sobre ello. Así, por ejemplo, en una vieja sentencia que resuelve un recurso de casación interpuesto contra el auto de una Audiencia que
desestima una declinatoria de jurisdicción propuesta como artículo de previo pronunciamiento que pretendía la
incompetencia del Tribunal por entender que la materia
objeto de la causa era competencia de un Tribunal por jurados. En la resolución del Tribunal Supremo se indica que
no es procedente la tramitación de dicha cuestión a través
de los artículos de previo pronunciamiento contenidos en
el título II del libro III, ya que no nos encontramos ante
una verdadera declinatoria de jurisdicción, ya que el fin de
esta excepción es que el Tribunal deje de conocer sobre la
causa que se le somete a su consideración, para remitir los
autos a la instancia jurisdiccional que se estime adecuada
y es obvio que éste no es el efecto que se derivaría de la es(46) La atribución de la competencia «ratione materiae» al Jurado se contempla en el artículo 1 de la reciente Ley de 22 de julio de 1995.
50
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
timación de esta declinatoria de jurisdicción, ya que esta
cuestión tan sólo determinaría que un jurado conociese
junto al Tribunal que ya conocía de la causa, pues la Sección de Derecho debe seguir conociendo de la causa, si
bien deba apoyarse para el veredicto en un jurado. Por tanto, en ningún caso el Tribunal dejaría de conocer de la causa con lo que el fin de la declinatoria de jurisdicción no se
cumpliría nunca. (47)
Como puede observarse, estamos en un caso similar al
anterior. En realidad, una sentencia dictada tras un procedimiento ordinario o abreviado cuando debió observarse el
procedimiento por jurados sería nula de pleno derecho.
Igualmente lo sería si la causa se tramitó, por ejemplo a
través del procedimiento abreviado cuando debió haberse
sustanciado por el procedimiento ordinario. La competencia funcional no puede ser entendida como un defecto formal alegable por las partes a través de un artículo de previo pronunciamiento, sino como materia de derecho
público, de ius cogens de la que el Juez o Tribunal debe conocer de oficio, según el esquema general de nulidades
procesales previsto por la LOPJ y que ya ha sido suficientemente analizado.
Tampoco cabe utilizar, afirma AGUILERA DE PAZ, la
declinatoria de jurisdicción para formular ante el Tribunal,
que conociese del artículo de previo pronunciamiento,
cuestiones prejudiciales. A finales del siglo pasado, la Fiscalía del Tribunal Supremo (48) mantuvo, con criterio
errado, en referencia a esta materia «1.° que los incidentes
previos de admisión de cuestiones prejudiciales deben tramitarse como artículos de previo pronunciamiento, y 2°
Que esos incidentes no pueden promoverse después, sino
antes de evacuarse el traslado de calificación».
(47) Sentencia de 7 de mayo de 1894.
(48) Fiscalía del Tribunal Supremo, 1888. Cuestión 17.
51
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
Al respecto, el Tribunal Supremo (49) en antiguas sentencias, afirmaba que «las denominadas cuestiones prejudiciales de los artículos 3 a 7 de LECrim de conformidad
con las Memorias de la Fiscalía del Tribunal Supremo de
1888 y 1910 y con la jurisprudencia de esta Sala, han de
proponerse o plantearse como artículos de previo y especial pronunciamiento conforme a lo dispuesto en el art.
667 de LECrim y sustanciarse por el procedimiento regulado en los arts. 667 y ss. de la misma.» (50)
Sin embargo, ya a finales del siglo pasado, GONZÁLEZ
DE ALBA señalaba que el cauce para la tramitación de
cuestiones previas y prejudiciales era distinto en la LECrim subrayando que «promovido juicio criminal en averiguación de un delito o falta, no podrá, en modo alguno
seguirse pleito civil sobre el mismo hecho, suspendiéndose
el curso de éste en el estado en que se encontrase hasta que
recaiga auto o sentencia firmes en la causa criminal: todo
sin perjuicio de lo dispuesto en la ley procesal respecto a las
cuestiones prejudiciales.» (51)
Existen también sentencias del Tribunal Supremo en
este sentido. Así, por ejemplo, en un procedimiento incoado por el delito de falso testimonio, la defensa de los procesados en el trámite de calificación provisional promovió
artículo de previo y especial pronunciamiento, alegando la
declinatoria de jurisdicción, invocando como fundamentos
que el Tribunal de lo criminal no podía conocer de la que(49) Sentencia de 3 de octubre de 1883.
(50) Puede consultarse la doctrina reiterada al respecto en las sentencias de
23 de junio de 1893, de 4 de febrero y 14 de mayo de 1895, de 14 de octubre de
1896, de 14 de diciembre de 1898, de 8 de noviembre de 1899, de 18 de febrero
de 1901, de 8 de noviembre de 1904, de 12 de agosto de 1905, de 21 de noviembre de 1908, de 24 de septiembre de 1910, de 11 de enero y 23 de agosto de
1.911, de 22 de marzo de 1917, de 26 de abril de 1918, de 1 de mayo de 1941
(R.A. 599), de 1 de junio de 1944 (R.A. 748), de 23 de octubre de 1946 (R.A.
1.104), de 3 de marzo de 1955 (R.A. 539), de 21 de noviembre de 1962 (R.A.
4.248), de 13 de enero de 1969 (R.A. 148) y de 9 de noviembre de 1970 (R.A.
4.452 ).
(51) GONZÁLEZ DE ALBA, «Artículos de previo pronunciamiento en causas
criminales». Boletín de Derecho y Legislación, 1917, pág. 534.
52
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
relia presentada, por hallarse pendiente de tramitación un
juicio civil, y que de seguir entendiendo del delito, se arrogaría aquél atribuciones privativas del Tribunal civil. Interpuesto el recuso de casación por haber sido desestimado el
artículo, el Tribunal Supremo señaló al respecto que «la excepción propuesta como artículo de previo pronunciamiento, al objeto de suspender el ejercicio de la jurisprudencia penal hasta que la civil resolviese sobre la prueba
suministrada en un pleito, no entraña una verdadera cuestión de competencia, prevista en el artículo 666 de la Ley
de Enjuiciamiento 1 Criminal, porque no se desconoce que
al Tribunal, cuya declinatoria se demanda, corresponde
condenar o absolver por el delito al acusado, ni sería legalmente posible someter a un Tribunal de lo civil, el conocimiento de la causa, siendo, por tanto, el incidente propuesto como artículo previo una mera cuestión prejudicial
de procedimiento, y no de competencia o incompetencia jurisdiccional.» Añadiendo después que «contra el auto denegatorio de una cuestión prejudicial, encaminada a subordinar la decisión definitiva del Tribunal que conoce de
la causa a la de otro orden distinto, no procede, según doctrina reiterada del Tribunal Supremo, recurso de casación,
precisamente por no constituir materia propia de competencia, cualquiera que sea la influencia que en relación a
las excepciones perentorias pudiera tener para la determinación de la responsabilidad en el juicio criminal, la existencia del pleito y la apreciación que en él se haga de la
prueba». (52)
A pesar de que en no pocas ocasiones nuestro Tribunal
Supremo ha pretendido incluir en este n.° 1 del artículo
666 las cuestiones prejudiciales, (53) la doctrina y la jurisprudencia más acertada, a nuestro modo de ver, considera
(52) STS de 7 de julio de 1897.
(53) «...aún no incluidas estas cuestiones en la taxativa enumeración del artículo 666 de la ley, pueden analógicamente ser promovidas en último extremo
y como último tramite procesal válido en los tres primeros días de los concedidos para calificar provisionalmente...» STS de 4 de abril de 1968 (R.A. 1.753).
53
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
excluida de su ámbito de aplicación, las cuestiones prejudiciales porque, como resulta claro, no introducen ninguna discusión sobre presupuestos procesales.
Por tanto, entendemos que estas cuestiones prejudiciales deben ser resueltas en la fase instructoria del proceso y
si no es así, deben ser planteadas en el acto de la vista para ser resueltas actualmente conforme a las disposiciones
del artículo 10 de la LOPJ.
En la misma línea, el Tribunal Supremo ha mantenido
en numerosas ocasiones (54) que, por la vía de la declinatoria, no pueden ser propuestas cuestiones prejudiciales
excluyentes, o sea, que deban ser resueltas, ya sea necesaria o facultativamente, por un órgano diferente al del que
está conociendo de la causa en curso. Por esta misma razón, la petición de nulidad de lo actuado sería incompatible (55) con la declinatoria de jurisdicción. (56)
La Ley Orgánica del Poder Judicial, recoge un nuevo
supuesto en que no sería posible el planteamiento de la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento. Se trata de la competencia de los Tribunales españoles sobre personas extraterritoriales. Tiende a
considerar estos casos, por razones de Derecho Internacional o de Derecho público interno, como óbices de procedibilidad, es decir como impedimentos para que estas personas sean juzgadas por Tribunales españoles. Sin embargo,
la doctrina mayoritaria (57) señala que es más bien una
(54) Vid. en este sentido las SSTS de 29 de marzo de 1950 (R.A. 506), 3 de
marzo de 1955 (R.A. 539) y 7 de noviembre de 1962 (R.A. 4.127) entre otras.
(55) Decimos «era» porque el incidente de nulidad de actuaciones fue eliminado polémicamente por la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de
1985, aunque, como dijimos haya sido recuperado de nuevo con carácter excepcional por la LO 5/1997 de 4 de diciembre.
(56) Vid,, en este sentido las SSTS de 29 de septiembre de 1947 R.A. 1.127) y
17 de mayo de 1948 (R.A. 728).
(57) Vid. MIELE: L'immunitá giurisdizionale degli organi stranieri. Milano,
1961, pág. 12 y ss. en relación al derecho italiano y GÓMEZ ORBANEJAHERCÉ QUEMADA: Comentarios, cit, págs. 46 y 78 en relación al derecho español.
54
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
causa de exclusión de la pena. Por tanto, no cabría utilizar
la declinatoria en estos casos. Sin embargo, sorprendentemente suele afirmarse que esta cuestión no puede resolverse por la vía de un artículo de previo pronunciamiento,
sino que ha de llevarse al juicio oral para que con todas las
garantías procesales y elementos probatorios pueda el órgano jurisdiccional español declarar con toda solemnidad
si los hechos acaecidos en España son o no delictivos y en
su caso legislación aplicable y culpabilidad del procesado.
Y decimos que sorprendentemente porque lo que cabría
hacer, a nuestro entender, es, en base a ese óbice de procedibilidad, tratar dicha cuestión de competencia como lo
que es: una cuestión previa, presupuesto procesal u óbice
de procedibilidad que debe resolverse con anterioridad al
juicio o por la vía de las nulidades una vez abierto el mismo. Tan sólo debería llegarse a la sentencia si dicha cuestión previa fuese rechazada y el Juez o Tribunal español
fuese reafirmado en su competencia, con lo que podría
pronunciarse sobre el fondo, pero no en caso de que se resolviese que el Juez o Tribunal español es incompetente lo
que llevaría a un auto de sobreseimiento, puesto que dicho
Juez o Tribunal no podrían entrar a conocer sobre el fondo de la causa.
Finalmente y como reconoce el Tribunal Supremo no
cabrá plantear una declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento cuando se ponga en tela
de juicio la competencia del Juzgado de Instrucción, ya
que con este artículo «sólo se puede discutir la competencia de la Audiencia» (58)
A pesar de todos los apuntes que venimos haciendo, y
que más adelante ampliaremos, la declinatoria de jurisdicción como artículo de previo pronunciamiento es utilizada
actualmente con un carácter muy general. A título de resumen, podemos decir que la doctrina y jurisprudencia
(58) STS de 16 de diciembre de 1977 (R.A. 4.839).
55
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
mayoritaria h a n extendido progresivamente el ámbito de
a p l i c a c i ó n d e e s t a « d e c l i n a t o r i a d e j u r i s d i c c i ó n » . Así p u e s ,
ésta c o m p r e n d e h o y en día:
1.° La falta de presupuesto de jurisdicción del órgano penal, incluyendo los conflictos de jurisdicción, los conflictos de
cotnpetencia entre órganos ordinarios y los conflictos de competencia con Tribunales militares y con el Tribunal de Cuentas.
2°
La falta del presupuesto de competencia penal genérica.
3.° La falta de cotnpetencia objetiva ratione personae,
por estar aforado e imputado y también la cotnpetencia objetiva ratione materiae. (59)
4. °
La falta de competencia funcional.
5.° Y la falta de competencia territorial, que es en la que
pensó, sin duda, el legislador de forma fundamental, como
se desprende de los cotnentarios a la LECrim de AGUILERA
DE PAZ.
Como veremos, el error, a nuestro m o d o de ver, es int e n t a r s u b s u m i r todas estas cuestiones de competencia,
q u e lógicamente deben ser respetadas en el proceso penal,
en la declinatoria de jurisdicción c o m o artículo de previo
p r o n u n c i a m i e n t o . No discrepamos en que sean presupuestos procesales necesarios p a r a la correcta t r a m i t a c i ó n de
un procedimiento penal, sino q u e d i s c r e p a m o s en integrarlos e n u n t r á m i t e procesal c l a r a m e n t e i n a p r o p i a d o ,
t r a s p l a n t a d o i n d e b i d a m e n t e del proceso civil y confiado al
arbitrio de las partes. Ello es desconocer n o r m a s constitucionales q u e h a c e n de la competencia un d e r e c h o fundam e n t a l de carácter público y no m e r a m e n t e un interés particular de carácter privado. Piénsese a d e m á s en la
heterogeneidad de la llamada competencia judicial. Fácilm e n t e p u e d e c o m p r e n d e r s e que no p u e d e n derivarse de los
(59) De todas formas, la polémica sobre ello se mantiene abierta. Basta ver las
posiciones contradictorias que TOMÉ GARCÍA y GÓMEZ COLOMER mantienen al respecto y que ya han sido indicadas.
56
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
distintos tipos de competencia repasados los mismos efectos en el proceso penal.
2.4. La declinatoria de jurisdicción limitada
a la competencia territorial
Una vez especificada la naturaleza jurídica de la declinatoria de jurisdicción como excepción o artículo de previo pronunciamiento y señalado qué sujetos y en qué estado procesal debe ser propuesta dicha excepción, además
de los casos en que puede ser y no ser propuesta, resulta
claro que la voluntad del legislador de 1882 fue la de que
esta declinatoria de jurisdicción fuese utilizada como artículo de competencia tan sólo para plantear cuestiones de
competencia territorial.
Por consiguiente, según AGUILERA DE PAZ, es indudable que la declinatoria de jurisdicción tiene como efecto el de
desvincular total y definitivamente al Juez o Tribunal a quo
de su competencia jurisdiccional. Por tanto, ocasiona una
contienda de competencia propiamente dicha, ya que no pretende en modo alguno que se entable una disputa entre dos
jueces o Tribunales, ni interviene en ella el Juez o Tribunal ad
quem, ni en el caso en que esta declinatoria se estimase ni en
el caso contrario. Por lo que su carácter es el de una cuestión
incidental, en el seno mismo del proceso penal, que pide una
solución para que pueda seguir adelante el proceso penal ya
iniciado sea ante el Juez o Tribunal ante él que se entabló dicha declinatoria, en caso de que se desestimase, sea ante el
nuevo Juez o Tribunal que deba entender a partir de ahora de
la causa, en caso de que se estimase dicha declinatoria. Esta
resolución previa necesaria sobre la competencia del Juez o
Tribunal y que debe darse en el seno del propio proceso penal es lo que determina su naturaleza como «excepción» o
artículo de previo pronunciamiento. (60)
(60) STS de 4 de febrero de 1895.
57
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
3. ANÁLISIS CRÍTICO
3.1. Concepto de declinatoria en el proceso civil
La declinatoria de jurisdicción es una figura fundamentalmente desarrollada en el orden procesal civil, que
fue trasplantada al orden procesal penal bajo sus mismos
principios generales. Es por ello, que consideramos ciertamente básico estudiar el proceso histórico que esta figura
jurídica ha seguido en este orden procesal civil para darnos
cuenta con claridad de la función que realmente debe ocupar en nuestro proceso penal.
Vamos a abordarlo desde el punto de vista de nuestro
legislador y para ello nada mejor que preguntarnos por lo
que él entendió por declinatoria de jurisdicción. Sin embargo antes vamos a referirnos al concepto procesal civil
de declinatoria de jurisdicción, ya que de dicho concepto
arranca el que se contempla en nuestra legislación procesal penal.
El término «declinatoria» es empleado en nuestras normas procesales civiles con tres sentidos diferentes: uno
amplio, y dos estrictos.
Entendemos por declinatoria, en sentido amplio, toda
«petición en que se declina el fuero o no se reconoce como
competente al Juez ante quien actúa». (61) Por tanto,
cuando se dirija una petición, que no puede basarse en meras suposiciones, (62) a un Juzgado para que reconozca su
(61) Esta es la definición del Diccionario de la Real Academia española de la
Lengua.
(62) Al respecto la STS de 21 de mayo de 1990 (R.A. 5.305) señala que «tratándose en este caso de la falsedad cometida en un documento mercantil, respecto de la cual se ignora el lugar exacto en el que fue realizada, pero que ha de
constar de una manera plena y sin lugar a dudas para atribuir la competencia conforme a las normas del art. 14 LECrim no queda otra alternativa que la de acoger
el supuesto enjuiciado a las reglas del art. 15 LECrim. de acuerdo a constantes declaraciones de esta Sala contenidas entre otras en sus resoluciones de 26 de enero y 20 de abril de 1970 y 12 de diciembre de 1972 y decidir que la competencia
para el conocimiento y fallo de la causa en que tal infracción se persigue conjuntamente con otra de estafa corresponde a los jueces y Tribunales del lugar en
58
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
incompetencia para conocer de una causa concreta, estamos utilizando una declinatoria. Podemos definirla, por
tanto, como la «petición que hace el demandado para que,
el Juez que le ha citado se declare incompetente para conocer del pleito».
Las normas procesales civiles, por tanto, han atribuido
al término «declinatoria» dos significados diferentes sobre
la base genérica de que en los dos casos se persigue un mismo interés: el reconocimiento por parte de un Juzgado que
es incompetente territorialmente para conocer de la causa.
Podemos hablar, pues, de dos sentidos estrictos dentro de
un mismo sentido genérico.
Hasta la Ley 34/1984 de reforma urgente de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, (63) la excepción de incompetencia
de jurisdicción por razón del territorio fue una excepción
procesal. Por tanto, y como tal excepción, una causa de
oposición a la demanda que perseguía se dictase sentencia
de absolución en la instancia, es decir, una sentencia desestimatoria de la demanda en atención a la incompetencia territorial del Juzgado que conocía de la causa. Es por
ello, que estamos ante una excepción dilatoria. Este sería
el;primer sentido estricto al que nos referíamos.
Actualmente, y tras dicha reforma, la declinatoria es algo diferente: es una manera de plantear la cuestión de
competencia. Esta cuestión de competencia tiene un claro
objeto: conseguir que el Juzgado que conoce de la causa,
que se hayan descubierto pruebas materiales del delito de que se trata, en este
caso los juzgados de instrucción de S. y la Audiencia Provincial de C. por ser en
la primeras de las poblaciones citadas donde se presentó en el Bco.E. el conocimiento de embarque presuntamente tachado de falso, lo que conduce a la estimación del recurso y a la revocación por contrario imperio del auto recurrido
en cuanto que rechaza en base a puras deducciones y no a hechos concretos la declinatoria de jurisdicción alegada en el artículo de previo pronunciamiento que en
este recurso se debate. Más recientemente pueden consultarse las STS de 16 de
febrero de 1996 (R.A. 696), 13 de marzo de 1996 (R.A. 2.262), 22 de mayo de
1996 (R.A. 5.522), 17 de diciembre de 1996 (R.A. 9:455), 21 de febrero de 1997
(R.A. 929), 24 de marzo dé 1997 (R.A. 2.764), 13 de mayo de 1997 (R.A. 3.859)
y 25 de septiembre de 1997 (R.A. 5.411) entre otras.
(63) A excepción del la breve vigencia de la Instrucción del Marqués de Girona.
59
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
reconozca su propia incompetencia territorial y remita los
autos al verdaderamente competente para que continúe su
tramitación y lo juzgue a través de una resolución final.
Como puede comprobarse, la declinatoria no es, en este segundo sentido estricto, una excepción, ni siquiera una causa de oposición a la demanda, sino una cuestión incidental
previa, pues con ella no se trata de obtener una sentencia
desestimatoria, sino el conocimiento del asunto por parte
de otro Juzgado.
Por tanto, en sentido estricto, entendemos por declinatoria, por una parte, la excepción de declinatoria (excepción dilatoria) y, por otra, la cuestión de competencia por
declinatoria (cuestión incidental). Sin embargo, en sentido
amplio, el término «declinatoria» abarca los dos sentidos
estrictos a los que hacemos referencia.
Como vemos, la legislación penal presenta desde la Ley
de Enjuiciamiento Criminal de 1872 —que introdujo por
primera vez los artículos de previo pronunciamiento—
también un doble procedimiento para sustanciar la declinatoria, como hemos dejado expuesto con anterioridad. La
declinatoria puede ser sustanciada como una cuestión incidental de competencia por declinatoria o, bien, ser tramitada, como excepción dilatoria mediante un artículo de
previo pronunciamiento.
3.2. Evolución histórica de la declinatoria
en nuestro ordenamiento procesal
Recogiendo una tradición secular, (64) para nuestro ordenamiento procesal civil, hasta la aprobación del Real Decreto 30 de septiembre de 1853, (65) la declinatoria es tan
sólo una excepción dilatoria. Y en ello coinciden nuestros
(64) Partidas 3.3.9, Ordenamiento de Alcalá 4.1, Nueva Recopilación 4.5.1,
Novísima Recopilación 11.7.1.
(65) Vid. Real Decreto de Instrucción del procedimiento civil con respecto a la
Real Jurisdicción ordinaria.
60
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
autores clásicos, al afirmar que «cuando la parte emplazada por un Juez le considera incompetente, tiene el remedio
de acudir a su Juez verdadero para que forme la contienda
de competencia, o presentar una excepción declinando la
jurisdicción del emplazante». (66)
Tras el breve paréntesis que supuso la Instrucción del
Marqués de Gerona que proscribía la excepción de incompetencia de jurisdicción (67) nuestra primera. Ley de Enjuiciamiento de 1 de enero de 1856, que se apoyaba en la
Ley de Bases de 13 de mayo de 1855, readmite y regula la
declinatoria como excepción dilatoria de incompetencia de
jurisdicción, pero crea, por otro lado, la posibilidad nueva
de promover la cuestión de competencia por declinatoria.
De esta forma, aparece, por primera vez en nuestro ordenamiento procesal, la declinatoria de jurisdicción, no sólo como excepción, causa de oposición a la demanda, cuyo
fin es la obtención de la absolución en la instancia, sino como mera cuestión de competencia, cuya finalidad es que el
Juzgado que conoce del caso, deje de conocer del mismo y
remita los autos al que estime competente para que se haga cargo del proceso.
Sin embargo, la sobriedad de su regulación (68) hizo
que esta cuestión de competencia por declinatoria pasase
inadvertida y que la mayoría de autores la identificasen
con la antigua excepción de incompetencia de jurisdicción
(excepción dilatoria). (69)
(66) GÓMEZ DE LA SERNA Y MONTALBÁN, Tratado académico-forense de
procedimientos judiciales, tomo I, Madrid, 1948, págs. 64 y 65.
(67) Artículo 8: «La declinatoria de jurisdicción no se podrá interponer sino
en forma de competencia».
(68) La Ley de 1.855 dedicó a esta nueva cuestión de competencia por declinatoria sólo los artículos 82, 83 y 84.
(69) Así sucede entre otros con MANRESA, MIQUEL Y REUS, Ley de Enjuiciamiento Civil comentada y explicada, tomo I, Madrid, 1.856, pág. 322 y
FERNÁNDEZ DE LA RÚA, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil, tomo
I, Madrid. 1.856, pág. 136.
61
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
Sin embargo, a esta situación puso remedio una ley clave para la comprensión de la inclusión de los artículos de
previo pronunciamiento en el orden procesal penal y, en especial de esta declinatoria de jurisdicción: la Ley provisional sobre organización del Poder Judicial de 15 de septiembre de 1870. Esta Ley no hizo referencia alguna a la
declinatoria de jurisdicción porque su finalidad no era la de
establecer normas procesales. Sin embargo, en su afán de
organizar el Poder Judicial dedicó su Título VII a la competencia de los Juzgados y Tribunales (artículos 298 a 425),
y dedicó el capítulo IV del mismo a regular minuciosamente las cuestiones de competencia (artículos 352 a 398).
Esta Ley define la cuestión de competencia por declinatoria y su objeto (artículos 357 y 359), la legitimación y
el plazo para proponer la cuestión de competencia (artículos 360 y 361), y establece la incompatibilidad entre declinatoria e inhibitoria (artículo 363).
El esquema básico de esta Ley era claro. La persona
que se viera demandado ante un Juzgado que estimase incompetente, podía adoptar cualquiera de estas posiciones:
1.° Podía someterse expresa o tácitamente a la competencia del Juzgado conocedor del caso. 2° Podía oponer la excepción de incompetencia de jurisdicción por razón del territorio, o sea, la excepción de declinatoria, a sustanciar
como excepción dilatoria, normalmente al contestar a la
demanda. 3.° Podía proponer cuestión de competencia por
inhibitoria ante el Juzgado que el demandado estimase
competente. 4.° Podía proponer la cuestión de competencia por declinatoria ante el Juzgado conocedor del caso,
para que éste, al reconocer su competencia territorial, remitiese los autos al Juez competente.
Esta Ley de 1870 fue la base de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 3 de febrero de 1881 y la de Enjuiciamiento Criminal de 22 de diciembre 1872. Las dos normas procesales adoptaron el esquema básico de la declinatoria de
jurisdicción de la Ley Provisional de Gracia y Justicia para
62
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
la organización del Poder Judicial. Por ello, ambas regulaciones procesales son paralelas y tienen muchos artículos
que se asemejan. Esta Ley es su fuente común.
En ambas normas procesales encontramos regulada
tanto la excepción de declinatoria o incompetencia de jurisdicción por razón delterritorio y la cuestión de competencia por declinatoria.
Como bien sabemos, esta articulación de la declinatoria de jurisdicción de la Ley de 1870 fue contemplada en
nuestra norma procesal civil de 1872 que recogió los dos
modos de hacer patente una declinatoria de jurisdicción,
en sentido amplio: la excepción de declinatoria (excepción
dilatoria) mediante un artículo de previo pronunciamiento, y la cuestión de competencia por declinatoria (cuestión
incidental). La Ley, de Enjuiciamiento Criminal de 14 de
septiembre de 1882 recogerá el mismo esquema.
Por lo que la declinatoria de jurisdicción, en sentido
amplio, podrá promoverse de oficio o a instancia de parte
durante la Instrucción, posibilidad abierta a la partes acusadoras y cerrada a las partes acusadas, a causa de la histórica confusión de nuestro legislador entre principio acusatorio y publicidad del proceso, mediante la cuestión de
competencia por declinatoria y, con la LECrim en la mano,
sólo a instancia de parte, es decir como excepción procesal, una vez abierto el juicio mediante un artículo de previo pronunciamiento.
Sin embargo, y aunque las normas procesales penales
recogen con fidelidad el esquema general, claramente civilista, de la Ley de 1870, ello no es así desde el 6 de agosto
de 1984 en la ley procesal civil, En efecto el proceso civil
experimenta la lógica reforma de un sistema que duplica
procedimientos para conseguir un mismo fin. Veamos esta
trascendente reforma procesal que pueda abrirnos horizontes a la hora de analizar la regulación procesal penal.
63
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
Como decimos, la regulación en la que coexistían la excepción de declinatoria por razón del territorio y la cuestión de competencia por declinatoria fue modificada por la
Ley 34/1984, de 6 de agosto, sobre reforma urgente de la
Ley de Enjuiciamiento Civil.
Este Ley modificó el primer número del artículo 533 de
la LEC sustituyendo los términos «incompetencia de jurisdicción» por el de «falta de jurisdicción o de competencia
objetiva o funcional» y el artículo 538 de la LEC sustituyendo la palabra «declinatoria» por la expresión «falta de
jurisdicción o de competencia.» (70)
Este cambio sustancial supone que la excepción de declinatoria o incompetencia de jurisdicción territorial ha
desaparecido del orden procesal civil, como no podía ser
de otras manera. Por consiguiente, si una persona se ve demandada ante un Juzgado que considere incompetente y
no quiera someterse al mismo de forma expresa o tácita,
no tiene más remedio que acudir a la cuestión de competencia por declinatoria o por inhibitoria. Respecto a la sustanciación, la inhibitoria seguirá el procedimiento por sus
trámites peculiares, mientras que la declinatoria se sustanciará siempre como cuestión de competencia «en la forma
establecida para los incidentes» (artículo 79 de la LEC) con
suspensión del procedimiento «hasta que se decida la cuestión de competencia» (artículo 114 de la LEC), es decir, como un incidente de previo pronunciamiento.
Por tanto, estamos ante la culminación de un proceso
histórico dentro del proceso civil, en virtud del cual, la declinatoria, que originariamente fue concebida como una
excepción dilatoria ha pasado a ser una cuestión de competencia. (71)
(70) Por supuesto, se sobreentiende que se refiere a la competencia objetiva
o funcional.
(71) Obsérvese como se ha vuelto a la antigua y célebre disposición, tan criticada en su día, del Marqués de Girona.
64
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
Sin duda, la razón que han movido al legislador procesal civil a tan sustancial cambio ha sido el constatar que la
excepción de incompetencia por jurisdicción por razón del
territorio conduce en la práctica a injustificadas dilaciones
indebidas del proceso. En realidad, así es, porque no podía
admitirse que tras seguirse la costosa tramitación de un
juicio, éste fuese a tener que desembocar en una absolución en la instancia, que, además permanecía sujeta a ulteriores recursos.
Por ésto, el legislador ha decidido eliminarla y la ha
sustituido por la cuestión de competencia, por declinatoria
o por inhibitoria, ya que este trámite procesal garantiza
absolutamente el derecho que asiste a las partes de ser juzgados por un Juez territorialmente competente.
3.3. Las confusiones en torno al artículo 79 de la
LEC y el artículo 45 de la LECrim.
Antes de seguir adelante, debemos hacer una alusión
previa a estos dos artículos que llevaron a gran parte de la
doctrina, a nuestro juicio, a un palmario error: considerar
que la declinatoria como cuestión de competencia no existía y que, por tanto, tan sólo existía la excepción por declinatoria de jurisdicción.
Como ambos artículos son paralelos y hacen referencia
a una misma realidad tanto en el proceso civil como en el
penal, los reproducimos a continuación:
El artículo 79 de la LEC señala que «las declinatorias se
sustanciarán como excepciones dilatorias, o en la forma
establecida para los incidentes».
El artículo 45 de la LECrim establece que «las declinatorias se sustanciarán como artículos de previo pronunciamiento».
La redacción dé estos dos artículos fue realmente muy
desafortunada. En estos dos preceptos, incluidos en sendas
65
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
secciones destinadas a las cuestiones de competencia, no
era necesario ni procedente referirse a las declinatorias-excepciones dilatorias (artículos 532 y ss. de la LEC) en el
proceso civil, ni a las excepciones-artículos de previo pronunciamiento (artículos 666 y ss. de la LECrim), en el proceso penal. Si se consideraba necesario hacerlo, podría, al
menos, haberse hecho sin dar lugar a malos entendidos. En
la forma en que se hizo, sólo consiguió generar un sinfín de
problemas de interpretación, que han desorientado grandemente a nuestra jurisprudencia y doctrina. Todo ello pudo
haberse evitado si sus redactores hubieran transcrito el realmente subsistente artículo 392 de la Ley Provisional sobre
organización del Poder Judicial de 1870, sin aludir también, de modo inoportuno a las declinatorias-excepción.
Sin hacer aquí referencia a la fuerte controversia que
suscitaron ambos artículos, especialmente en el proceso civil, (72) a nuestro parecer cabe entenderlos correctamente
de la siguiente manera, distinguiendo ambos procesos.
En el proceso civil, el artículo 79 simplemente hace referencia a las dos vías procesales por las que cabía sustanciar
las declinatorias de jurisdicción. Podría recurrirse a la vía
incidental en caso de que se interpusiese una cuestión de
competencia, o bien podía utilizarse la vía de las excepciones si se proponía una excepción dilatoria. Es decir, en virtud del principio de justicia rogada, vigente en nuestro sistema civil, actualmente intrasplantable a nuestro sistema
procesal penal, como venimos refiriendo, sólo lo que es excepción y como tal se opone, puede sustanciarse como excepción; del mismo modo que sólo las cuestiones incidentales deducidas en demanda incidental pueden sustanciarse
(72) En sentido equivocado a nuestro modo de ver, es decir, no distinguiendo claramente la excepción de declinatoria y la cuestión de competencia por declinatoria, podemos citar a GUASP, AGUILERA DE PAZ, RIVES MARTÍ, PLAZA, PIETRO-CASTRO, GUTIÉRREZ DE CABIEDES e INFANTE MERLO, entre
otros; y entre los que las distinguen con claridad citaríamos a LORCA NAVARRETE, GÓMEZ ORBANEJA, LUQUE ARANZABAL, SAEZ JIMÉNEZ y SOTO
NIETO, entre otros.
66
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
como incidentes. De ello se deduce que el artículo 79 de la
LEC, cuando habla dE declinatorias a sustanciar como excepciones dilatorias, se refiere a las declinatorias-excepción,
o excepciones de incompetencia de jurisdicción por razón
del territorio, opuestas como tales excepciones; y cuando
habla de declinatorias a tramitar como incidentes se está refiriendo a las declinatorias-cuestiones de competencia, formuladas por medio de una demanda incidental. No puede
ser sustanciado como excepción lo que además de no serlo,
no se oponga así. Lo que siendo cuestión incidental, se proponga por medio dé una demanda incidental, ha de tramitarse necesariamente como incidente. Las cuestiones incidentales no pueden tramitarse como excepciones, pues si tal
se hiciese dejarían de ser cuestiones incidentales y pasarían
a ser excepciones. Naturaleza y trámite están íntimamente
unidos y no cabe su disociación. (73)
Respecto al artículo 45 de la LECrim. lo que en él se contiene se refiere tan sólo al acusador particular que no se haya sometido tácitamente a la jurisdicción territorial —n.° 5
del artículo 19 de la LECrim— y a las partes acusadas —n.°
6 del artículo 19 de la LECrim—. El legislador de 1882 se
jacta en la Exposición de Motivos de haber sustituido el sistema inquisitorio tradicional por el sistema acusatorio. Como agudamente señaló GÓMEZ ORBANEJA (74) el legisla(73) Esta distinción puede encontrarse con claridad en algunas SSTS, como
la de 4 de marzo de 1902,! de 4 de julio de 1912 y de 21 de marzo de 1963 (R.A.
1.463) son las más clarificadoras.
(74) GÓMEZ ORBANEJA es el primero que se da cuenta del erróneo entendimiento por parte del legislador y de la Jurisprudencia del «principio acusatorio» Este autor señala con gran clarividencia al comentar una sentencia del Tribunal Supremo de 12 de junio de 1945 que «hay que saber previamente lo que
sea este ente majestuoso que invoca tan omnipresentemente como incierto de
contornos, conocido bajo el nombre de principio acusatorio». «Es chocante que
a los sesenta y cuatro años que lleva de vigencia la Ley de Enjuiciamiento Criminal no haya sido analizado con un poco de rigor ese famoso principio que, según el propio legislador, informa todo el sistema. Por descontado, lo que interesa averiguar no es la idea que tuviese de él el autor de la Ley, sino el alcance
de los preceptos en que se articula. O en otros términos: no lo que haya querido o creído hacerse, sino lo que efectivamente se hizo». Cfr. «Delito continuado
y principio acusatorio»,en Revista de Derecho Procesal,1946, págs. 121-130.
67
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
dor se queda en una simple declaración de buenas intenciones, pero que no plasma en la LECrim. Decimos esto porque
al cerrar el sumario a las partes acusadas y, en cierta forma,
también a las partes acusadoras —no así para el Ministerio
Fiscal, lógicamente— no sólo mantiene el principio de justicia rogada en el proceso penal para poner de manifiesto vicios de competencia territorial, sino que retrasa esta posibilidad hasta que el juicio se abra. Cerrado el sumario para las
partes acusadas y para el acusador particular sometido tácitamente, queda cerrada también la posibilidad de utilizar la
vía incidental para hacer patentes los vicios procesales por
falta de competencia territorial. Por tanto, la única vía posible para ello es interponer una excepción procesal como artículo de previo pronunciamiento. Esta es la razón por la
que el legislador de 1882 señala que la declinatoria de jurisdicción, se tramitará por la vía de los artículos de previo pronunciamiento, mientras que el Ministerio Fiscal tiene libres
y expeditas las dos vías procesales: la incidental como cuestión de competencia y la de las excepciones como artículos
de previo pronunciamiento.
3.4. Consideraciones sobre la excepción
de declinatoria de jurisdicción c o m o
artículo de previo pronunciamiento
La reforma de la ley procesal civil por la Ley 34/1984,
decíamos, abre muchos horizontes a la hora de abordar, en
el proceso penal, la declinatoria de jurisdicción como cuestión de previo pronunciamiento.
Como vemos, los motivos que llevaron al legislador
procesal civil a suprimir la excepción de declinatoria de jurisdicción son perfectamente aplicables al proceso penal.
También en él, y por la inercia de la historia, dos figuras
jurídicas tratan de resolver la posible incompetencia territorial bajo el nombre genérico de declinatoria.
68
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
No parece que podamos hoy sustentar como admisible
la excepción de declinatoria de jurisdicción por falta dé
competencia territorial como artículo de previo pronunciamiento en el proceso penal. En efecto, si bien la falta de
competencia territorial debe ser evitada, la cuestión de
competencia por declinatoria o inhibitoria son una garantía más que suficiente para que ello sea así.
En realidad, no hubiese habido ninguna dificultad para suprimirla si las cuestiones previas (presupuestos procesales) pudiesen ser propuestas en cualquier estado del
procedimiento, pero éstas aparecen reguladas, como sabemos, como artículos de previo pronunciamento que deben
sustanciarse una vez abierto el juicio.
En efecto, se pensaba que la excepción dé declinatoria
de jurisdicción era una vía necesaria para hacer patente en
el juicio, especialmente por las partes acusadas, que no podían intervenir en el sumario, defectos procesales de jurisdicción territorial que viciaran el procedimiento y se entendía como momento adecuado el de la contestación al
escrito de calificaciones, ya que éste era entendido como el
momento en el que se entablaba la «contienda judicial».
Podría argumentarse que si las partes acusadas no interponen la declinatoria o la inhibitoria por error al presentarse por primera vez en el proceso y, por tanto, quedan
sometidas tácitamente durante el sumario a la competencia de un Juez que carece de ella, deberían tener el camino
abierto, una vez superada la fase instructoria, para alegar
esta incompetencia territorial una vez abierto el juicio. Sin
embargo, piénsese; que dicha posibilidad podría también
darse en el proceso civil y, sin embargo, el legislador no estima que dicha posibilidad deba ser concedida. Más bien
estima que las garantías que ofrecen la cuestión de declinatoria y la inhibitoria son suficientes para que la excepción-declinatoria pueda ser eliminada.
Abundando en todo ello, podemos afirmar que el Tribunal Constitucional ha señalado recientemente que las partes
69
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
acusadas deben poder intervenir en el sumario sin trabas, ya
que lo contrario conculca derechos fundamentales reconocidos constitucionalmente como el derecho de defensa. Y esta
afirmación la traslada a todo tipo de procesos. (75) Por ello,
no puede justificarse, de ninguna manera, u n a posición de
superioridad del Ministerio Fiscal que iría en contra de los
principios básicos de audiencia y publicidad, consagrados ya
en la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de 1985 y
que hemos expuesto con detalle. (76) Por tanto, si tanto las
partes acusadoras c o m o las acusadas pueden concurrir al
juicio ya durante la Instrucción, no vemos obstáculo alguno
para que puedan, si estiman que el Juez instructor es territorialmente incompetente, plantear la cuestión de competencia
por declinatoria o inhibitoria. Cierto es que de los criterios le(75) Así, por ejemplo, el Tribunal Constitucional, en sentencia de 18 de octubre
de 1993, estima que vulnera las garantías del art. 24.2 CE, La imposición de una
sanción administrativa penitenciaria, sin que el pliego de cargos especifique con
precisión los hechos imputados, limitándose a una referencia genérica, aplicables
al procedimiento administrativo sancionador. Al particular, advierte que «ya desde
la Sentencia 18/1981 este Tribunal ha señalado que las garantías procesales establecidas en el art. 24.2 CE son aplicables, además de en el proceso penal, en los procedimientos administrativos sancionadores, con las matizaciones que resultan de su propia naturaleza, en cuanto que en ambos casos son manifestaciones de la potestad
punitiva del Estado (por todas STC 145/1993). La jurisprudencia constitucional ha
precisado el alcance de esta regla general, estableciendo que las garantías aplicables a los procedimientos administrativos sancionadores son los derechos de defensa, la presunción de inocencia y la actividad probatoria (STC 2/1987). Es más,
tratándose de sanciones disciplinarias impuestas a internos penitenciarios este
conjunto de garantías se aplican con especial vigor, al considerar que la sanción supone una grave restricción a la ya restringida libertad inherente al cumplimiento
de la pena (STC 74/1985). Es indudable que el derecho de defensa presupone el derecho a conocer los cargos antes de la imposición de la sanción. Ninguna defensa
puede ser eficaz si el imputado no conoce con anterioridad los hechos en que se fundamenta la acusación, a fin de oponer frente a ellos las oportunas excepciones y defensas. Consecuentemente, el derecho a ser informado de la acusación se integra en
el conjunto de garantías del art. 24.2 CE. aplicables, no sólo al proceso penal, sino a
cualquier procedimiento sancionador de los que sigue la Administración. También,
desde luego, en el ámbito penitenciario, a pesar de las peculiaridades del régimen
disciplinario en materia carcelaria, pues aunque ciertamente existen evidentes razones que hacen necesaria la pronta reprensión de la mala conducta de los detenidos y presos, como ha señalado este Tribunal parafraseando al Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, «la existencia de un régimen disciplinario especial no significa que la justicia se detenga en la puerta de las prisiones» (STC 2/1987; STEDH,
Campbell y Fell, 28 junio 1984).»
(76) Vid. al particular la rotundidad con que se expresa el Tribunal Constitucional en la Sentencia 66/89 de 17 de abril.
70
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
gislativos respecto al sumario que se desprenden de la pausada lectura de la Exposición de Motivos de la ley procesal de
1882 puede extraerse la conclusión de que las partes acusadas no tienen posibilidad de hacer patente una incompetencia territorial durante la instrucción, pero esa situación no es
la que cabe deducir en la actualidad de la atenta lectura de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, de los principios informadores del nuevo procedimiento abreviado de 1988 y, mucho
menos, del tenor de la Constitución, que tiene un reflejo adecuado en recientes sentencias del Tribunal Constitucional.
Tampoco, y a la luz de como se concibe en la actualidad el principio acusatorio, superando los estrechos moldes que le asignó el legislador de 1882, puede aceptarse un
sometimiento tácito de las partes acusadas a un Juez territorialmente incompetente. Ciertamente, puede ser admitido en el proceso civil, pero en modo alguno en el penal. Ya
hemos señalado que el interés privado que domina en
aquél, no puede ser confundido con el interés público sobre el que se asienta éste. No puede confundirse la acción
civil privada con la acción penal pública. Por tanto, no
puede hoy sostenerse que el Ministerio Fiscal puede promover la declinatoria en cualquier estado de la causa, como señala el n.° 4 del artículo 19 y, por su parte, el acusador particular y el procesado y la parte civil tengan las
limitaciones que se contienen en el n.° 5 y n.° 6 del referido artículo. Ello es difícilmente conciliable con el artículo
24 de la Constitución que garantiza la tutela efectiva y especialmente el derecho constitucional al Juez ordinario
predeterminado por la Ley.
Por tanto, y perdónesenos la insistencia sobre algo que
puede considerarse obvio, entendemos que todas las partes
intervinientes en el proceso deben poder interponer una
cuestión de competencia por declinatoria en cualquier momento del sumario. No es muy coherente señalar que el Juez
debe examinar de oficio su competencia en cualquier momento del proceso penal, como señala expresamente la Ley
71
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
Orgánica del Poder Judicial y, a continuación, limitar la posibilidad que tienen las partes de poder solicitar este deber
que recae sobre los órganos judiciales. Como ya dijimos, esto no quiere decir que el Tribunal deba conocer de cualquier
petición infundada de las partes que se interponga con patente mala fe con el único objeto de dilatar dolosamente el
procedimiento. (77) Proponíamos, al hablar de las nulidades,
que el Juez puede y debe decretar su inadmisión prima facie
si entiende que la petición de nulidad deducida carece de todo fundamento. Lo m i s m o cabe decir aquí. Si el Juez Instructor estima que la petición de declinatoria de jurisdicción
carece de toda seriedad debería rechazarla. Esta configuración de la potestad judicial conecta con la preocupación por
«rechazar fundamentalmente las peticiones (o) incidentes...
(77) La STC de 30 de octubre de 1991 es especialmente ilustrativa al respecto.
Señala GIMENO SENDRA que «ciertamente la defensa, a quien le corresponde la
misión constitucional de hacer actuar, frente al «ius puniendi» del Estado, el derecho fundamental a la libertad de todo ciudadano, que, por no haber sido condenado, se le presume inocente, esta legitimada y constitucionalmente amparada, para interponer cuantas excepciones, defensas y medios de impugnación le pueda
otorgar el ordenamiento procesal. Es cierto también que el derecho a la tutela comprende también el derecho a ejercitar los recursos legalmente preestablecidos y
que los derechos fundamentales al plazo razonable de la prisión provisional (art.
17.4°) y a un proceso sin dilaciones indebidas (art. 24.2°) no tienen como límite o
causa de justificación la sobrecarga de trabajo de un órgano jurisdiccional determinado -si bien, también hay que recordar que, cuando el retraso es circunstancial
y el Estado mediante las reformas orgánicas y procesales oportunas consigue el
normal funcionamiento del órgano, el TEDH tiene declarado que dicha sobrecarga puede operar como causa de justificación (BUCHOLZ, S. de 6 de mayo de 1981,
ZIMMERMANN y STEINER, de 13 de julio de 1983)-, pero tampoco lo es menos
que todos, incluidas las propias partes, están obligados a colaborar con los Jueces
y Tribunales en el curso del proceso (art. 118 CE). Pues bien, uno de los deberes de
colaboración de las partes en el proceso, a fin de que pueda obtenerse una rápida y eficaz tutela efectiva, estriba precisamente en la obligación procesal de actuar en el proceso de buena fe (art. 11 LOPJ), con probidad, sin chícanos, ni enredos. No ha sido
esta precisamente la conducta del recurrente, quien, mediante la interposición de
un inútil (a los efectos de su defensa material), intempestivo (porque pudo promover la cuestión al inicio de la Instrucción) y dilatorio recurso, provocó la paralización del proceso penal principal durante más de un año. Dicha conducta obstruccionista no solo no guarda proporcionada relación con el legítimo ejercicio del
derecho de defensa, sino que, antes al contrario, estuvo dirigida exclusivamente a
obtener la indebida puesta en libertad del recurrente por el mero transcurso de los
plazos legales de la prisión provisional, razón por la cual dicha antijurídica conducta, contraria a la obligación constitucional de colaboración con Jueces y Tribunales en orden a obtener una rápida y eficaz actuación de la Justicia, no puede
merecer el amparo de la Constitución.»
72
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
que se formulen con manifiesto abuso de derecho, o entrañen fraude de ley o procesal» (párrafo 2.° del artículo 11 de
la LOPJ) ya que al órgano judicial le corresponde velar no sólo por el cumplimiento de los requisitos de los actos procesales sino también por el derecho a obtener una resolución
judicial fundada en Derecho y, en general, porque no se produzcan dilaciones indebidas en el proceso (art. 24.2 CE)»
(78) atribuibles, por ejemplo, a la pasividad del alegante. (79)
Siendo esto así, no cabe hablar de una especie de «segunda oportunidad» para el acusador o acusado que por
error se sometió tácitamente a un Juez que estima incompetente. Las partes pueden concurrir al sumario y hacer
patente la falta de competencia territorial del Juez Instructor, por declinatoria o inhibitoria, sin tener que esperar a
la apertura del juicio.
Ello descarta, a nuestro modo de ver, la excepción de
declinatoria de jurisdicción territorial, que insistimos es la
que es regulada en el nº 1 del artículo 666 de la LECrim,
como artículo de previo pronunciamiento. Podría objetarse que puede haber error por parte del Juez Instructor a la
hora de evacuar los autos a la Audiencia, pero, no comprendemos cómo si la evacuación es «automática», como
se ha indicado ya. Además, y como dijimos en otro lugar,
si ello pudiese llegar a darse no nos parece lo mas idóneo
establecer un trámite cerrado y preclusivo a la hora de poner de manifiesto la ausencia de un presupuesto procesal
(78) Cfr. Sentencia de la Sala:Segunda del Tribunal Constitucional de 16 de
enero de 1995.
(79) En la sentencia de 19 de septiembre de 1994, el Tribunal Constitucional señala al respecto que « las dilaciones con relevancia constitucional tienen su origen
en el anómalo desarrollo del proceso, que ocasiona una dilatación temporal en la
dispensación de la justicia que razonable que sea soportada por los ciudadanos
porque equivale a una denegación de aquélla. Hallan su origen, pues, en causas imputables al órgano jurisdiccional, como poder público con cuyos actos u omisiones se ha generado la infracción del derecho a recibir justicia en lapsos de tiempo
razonables, teniendo en cuenta las circunstancias concurrentes y la propia conducta de la parte (SSTC 157/1986; 128/1989 y 117/1990, entre otras).»
73
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
básico. Está en juego el derecho constitucional al Juez ordinario (art. 24 CE).
En realidad, nos hallamos en la actualidad ante dos figuras que resuelven una misma cuestión: la falta de competencia territorial por parte del Juez o Tribunal que conozca de la causa.
Nos parece que la excepción por declinatoria de jurisdicción presenta una eficacia práctica tan negativa en el orden
procesal penal como en el orden procesal civil. El legislador
civil se dio cuenta de que esta excepción tan sólo retrasaba el
procedimiento y conculcaba el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas reconocido legalmente en los artículos
117.3, 53.1 y 24 de la Constitución y en diversos Tratados internacionales firmados por nuestro país. (80) Por ello, consideró que la excepción-dilatoria de jurisdicción tan sólo entorpecía la virtualidad práctica de este derecho fundamental y
optó por suprimir esta vía para poner de manifiesto la falta de
competencia territorial, considerando que el derecho de las
partes al Juez territorialmente competente venía ya perfectamente garantizado por la vía de la cuestión incidental de
competencia por declinatoria. La decisión fue, a nuestro juicio, muy acertada. Basta abrir los ojos para darse cuenta que
el análisis de la realidad que hizo el legislador civil es real.
Pues bien, las excepciones de declinatoria de jurisdicción propuestas como artículo de previo pronunciamiento
presentan un aspecto parecido. Son aducidas generalmente con el claro propósito de retrasar el proceso. Ciertamente puede pensarse que es un riesgo que hay que correr
para salvaguardar el derecho al Juez ordinario reconocido
constitucionalmente por el artículo 24 de nuestra Constitución, pero no vemos qué soluciona esta excepción que no
(80) Nuestra Constitución se pronuncia en los mismos términos que el Pacto de Nueva York sobre el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas respecto al proceso civil. El Tribunal Constitucional se ha encargado de extender
este derecho fundamental a todo tipo de procesos. Vid. especialmente la Sentencia 18/1983, de 14 de marzo.
74
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
pueda solucionar la cuestión de competencia por declinatoria, una vez concebido el sumario en muy distintos términos a como lo concibió el legislador de 1882. En efecto,
el incidente por cuestión de competencia, por declinatoria
o inhibitoria garantiza de sobras ese derecho constitucional que se señala y permite, asimismo, obviar una excepción procesal hoy carente de contenido.
En realidad, la excepción de declinatoria de jurisdicción alegable como artículo de previo pronunciamiento no
era más que una especie de «última instancia» para poder
poner de manifiesto faltas de jurisdicción territorial que no
hubieran podido ser puestas de manifiesto por las partes,
Actualmente, insistimos de intento, los avances de la ciencia procesal penal, que hemos venido exponiendo, han permitido abrir el sumario a las partes intervinientes en el
proceso penal. Es esta misma apertura, en aplicación de
principios tan esenciales como los de audiencia, asistencia
y defensa (artículo 283 de la LOPJ) la que hace innecesaria
la subsistencia de la excepción procesal por declinatoria de
jurisdicción, existiendo ya la cuestión de competencia por
declinatoria (cuestión incidental).
Finalmente, pensamos que las ventajas de esta vía deben ser remarcadas. La cuestión de competencia por declinatoria, sustanciada por vía incidental, en fase sumarial, no
suspende el procedimiento, sino que se tramita conjuntamente con aquél, con lo que en absoluto dilata el procedimiento. (81) Ciertamente, puede suceder que el proceso siga su curso y la declinatoria se estime, pero en virtud del
(81) El artículo 22 de la LECrim establece al respecto que «cuando dos o más
Jueces de Instrucción se reputen competentes para actuar en un asunto, si a la
primera comunicación no se pusiesen de acuerdo sobre la competencia, darán
cuenta con remisión de testimonio al superior competente; y éste, en su vista,
decidirá de plano y sin ulterior recurso cuál de los Jueces instructores debe actuar. Mientras no recaiga decisión, cada uno de los Jueces Instructores seguirá
practicando las diligencias necesarias para comprobar el delito y aquellas otras que
considere de reconocida urgencia». Asimismo, el artículo 24 de la LECrim señala que «terminado el sumario, toda cuestión de competencia que se promueva
suspenderá los procedimientos hasta la decisión de ella».
75
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
principio de conservación, sancionado, como expusimos,
en la LOPJ esto no significa que el procedimiento deba iniciarse de nuevo, sino que se conservará lo que el nuevo Juez
o Tribunal considere no viciado (principio de sanación).
Por otra parte, parece lógico el que los vicios del procedimiento por defectos de forma deban resolverse cuanto antes
mejor. Resulta ciertamente sorprendente que si las partes tienen conocimiento durante la Instrucción de una incompetencia territorial del Juez o Tribunal que conozca de la causa
no puedan poner esta incompetencia de manifiesto y deban
esperar al auto de procesamiento y al escrito de calificaciones. No se comprende que se retrase al juicio la subsanación
de este defecto de forma. Esta solución, comprensible como
hemos dicho por las circunstancias que rodearon al legislador de 1882, no puede estimarse hoy como correcta.
En conclusión, por todas las razones que hemos esgrimido, estimamos que este artículo de previo pronunciamiento por declinatoria de jurisdicción debería ser eliminado en una futura reforma procesal, a semejanza de
como la Ley 34/1984 suprimió la excepción por declinatoria de jurisdicción en el orden civil, ya que la cuestión de
competencia por vía incidental, por declinatoria o inhibitoria, son ya garantía suficiente para que la causa sea juzgada por Juez o Tribunal territorialmente competente.
3.5. Competencia objetiva o funcional
De lo que venimos exponiendo hasta ahora podría pensarse que, a semejanza de la Ley 34/1984, podría sustituirse el término «declinatoria», que hace clara referencia a la
competencia territorial, por el de «falta de jurisdicción o
de competencia.» (82)
(82) En realidad, como apunta GÓMEZ COLOMER, «la jurisprudencia y la
doctrina ha extendido el ámbito del articulo, entendiendo que bajo la expresión
«declinatoria de jurisdicción» se puede denunciar también:
76
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
Ciertamente podría hacerse así porque la declinatoria o
inhibitoria deberían abarcar también estas faltas de competencia. Como ya expusimos páginas atrás, la competencia objetiva no es planteable como una excepción, en sentido estricto, en el proceso penal. La competencia objetiva
es una norma imperativa del proceso, es un presupuesto
procesal que si no se respeta vicia de raíz el procedimiento. Por tanto, su alegación no se basa en un mero interés
privado de parte, sino que hace referencia a un interés público. El que no haya alegación de parte al respecto no puede atribuir competencia a un Juez incompetente, que, por
otra parte debe revisar siempre de oficio su competencia,
como señala el artículo 25 de la LECrim. (83) Por tanto, si
en un procedimiento penal el Juez ó Tribunal que conoce
es manifiestamente incompetente en razón de la materia,
los actos judiciales de este Juez o Tribunal han de ser reputados nulos.
En efecto, el que un procedimiento sea tramitado por
un procedimiento de urgencia cuando debió haber seguido
el ordinario o el que un hecho justiciable sea reputado como falta en lugar de delito, hace que los actos procesales
que se hayan dictado sean nulos. Esta lógica consecuencia
del carácter público de la acción penal, ha sido recientemente confirmada por la LOPJ de 1 de julio de 1985 que en
el n.° 1 de su artículo 238 establece taxativamente que deben declararse nulos los actos judiciales «cuando se pro1.° La falta de presupuesto de jurisdicción del órgano penal, incluyendo los
conflictos de jurisdicción1, los conflictos de competencia entré órganos ordinarios y los conflictos de competencia con Tribunales militares y con el Tribunal
dé Cuentas.
2.° La falta del presupuesto de competencia penal genérica.
3.° La falta de competencia objetiva «ratione personas-», por estar aforado el
imputado. En cambio, no se puede denunciar por esta vía la falta de competencia objetiva «rationae materiae», porque la cuestión de si el hecho es delito o falta tiene otro cauce procedimental para resolverse (arts. 622 y ss. LECrim).
4.° La falta de competencia funcional.
5.° Y la falta de competencia territorial, que es en la que pensó fundamentalmente el legislador.» Cfr. J.L. GÓMEZ COLOMER, ob. cit., pág. 284.
(83) El artículo 25 de la LECrim señala que «el Juez o Tribunal que se considere competente deberá promover la competencia».
77
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
duzcan con manifiesta falta de jurisdicción o de competencia objetiva o funcional».
Es decir, estamos ante un caso de nulidad que podrá ser
apreciada de oficio por el propio órgano judicial que esté conociendo de la causa, incluso, a nuestro modo de ver, tras
haberse dictado sentencia definitiva al respecto. (84)
Si la posible nulidad tiene un carácter tan amplio, no
parece que poner de manifiesto una falta de competencia
jurisdiccional, objetiva o funcional pueda ser entendido como una mera excepción de parte. (85) Por tanto, a nuestro
juicio, las partes podrán hacer patente esta incompetencia
jurisdiccional, objetiva o funcional en cualquier momento
del procedimiento. Como ya dijimos, esto no quiere decir
que el Tribunal deba conocer de cualquier petición infundada de las partes que se interponga con patente mala fe
con el único objeto de dilatar dolosamente el procedimiento. El Juez puede y debe decretar su inadmisión prima facie
si entiende que la petición de incompetencia jurisdiccional,
objetiva o funcional deducida carece de todo fundamento.
Como señalamos, esto se basa en el interés que el órgano
judicial debe poner siempre «rechazar fundamentalmente
las peticiones (o) incidentes... que se formulen con manifiesto abuso de derecho, o entrañen fraude de ley o procesal» (párrafo 2° del artículo 11 de la LOPJ).
El Tribunal Supremo distingue claramente la mera
anulabilidad que procede de un defecto meramente formal
como es la falta de competencia territorial y la nulidad radical que deviene de una falta de jurisdicción o de competencia objetiva. Así, declara que «la jurisprudencia de este
Tribunal venía admitiendo la posibilidad de atender nulidades denunciadas en el recurso extraordinario que proce(84) Sobre la posibilidad de que un Tribunal pueda declarar nulidades tras
haber dictado sentencia definitiva e incluso firme y sobre el ámbito que cabe
atribuir al recurso de amparo, véase el capítulo II, especialmente lo afirmado
respecto al recientemente recuperado incidente de nulidad de actuaciones.
(85) Vid. al respecto las SSTC 47/82 y 101/84.
78
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
d í a n de la infracción de preceptos de estricta observancia
p o r su carácter imperativo, público o cogente, agotados los
recursos ordinarios y s i e m p r e que h u b i e r a indefensión para las partes. La Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de 1985 ha venido a r e s p a l d a r y d a r vigor a este criterio
precisando que la nulidad de pleno derecho procede cuando
se produzca falta de jurisdicción, de competencia objetiva o
funcional (art. 238.1), añadiendo el art. 24.1 que se hará valer por medio de los recursos establecidos en la ley, y, sin perjuicio de ello, podrá procederse de oficio a declarar la nulidad
siempre que la subsanación no sea posible, quedando comprometida la jurisdicción de este Tribunal, aunque ya exista
sentencia definitiva, cuando la infracción denunciada afecta
a un precepto de rango constitucional, como es el derecho al
Juez ordinario predeterminado del art. 24.2 Const. (art. 5.4
LOPJ), a fin de evitar en todo caso la indefensión —dice el
art. 7.3— pero siempre teniendo en cuenta la buena fe (art:
11.1) y reprobando el abuso de derecho (art. 11.2). En el sup u e s t o de autos p u d o existir u n a infracción de la regla de
competencia objetiva al seguir p o r los trámites del procedimiento de urgencia u n a causa que debió acogerse a las
reglas m a s s u m a r i a s de la LO de 11 de noviembre de 1980
de delitos dolosos m e n o s graves, pero la posible transgresión de u n a n o r m a de c o m p e t e n c i a objetiva —sin salirse
del c a m p o de la jurisdicción ordinaria— no fue capaz de
provocar u n a situación de indefensión p a r a el a c u s a d o y
recurrente, p o r q u e es obvio q u e los procedimientos q u e
c u r s a n las infracciones penales de m a y o r gravedad se benefician de un dispositivo procesal de mayores garantías; a
lo q u e se a ñ a d e la circunstancia de que el acusado, presente en la causa desde la fase de instrucción, no formuló
recurso ni reclamación alguna p a r a s u b s a n a r el defecto
que a h o r a denuncia, no planteó como articulo de previo
p r o n u n c i a m i e n t o la declinatoria de jurisdicción (art. 787
en relación con el 666.1 LECrim.), omitió t o d a referencia a
este p u n t o en el escrito de calificación, y no consta protesta alguna en el acto del juicio, es decir, se aquietó c o n el
79
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
procedimiento seguido que ofrecía mayores garantías de
información y defensa, levantando al final esta nulidad de
actuaciones que no está en concordancia con los principios de buena fe y lealtad procesales.» (86)
Como puede observarse, como la competencia jurisdiccional y la objetiva o funcional son «preceptos adjetivos de
imperativa y estricta observancia y cuyo incumplimiento
pueda acarrear indefensión o conculcar los principios de
igualdad y de dualidad de partes» la falta de los mismos
«deberá de ordinario, articularse por la vía de los artículos
de previo y especial pronunciamiento, aunque, en casos excepcionales y de especial gravedad, la referida pretensión
podrá formalizarse en momento procesal posterior e, incluso, acordarse ex officio.» (87)
Obsérvese como el Tribunal Supremo sostiene en esta
sentencia lo que fundamentalmente hemos expuesto en estas páginas y tiene siempre presente el pas de nullité saris
grief francés, consagrado en nuestra LOPJ como «principio
de indefensión efectiva», en la línea del principio de conservación de los actos procesales. No obstante, aunque sospecha la insuficiencia de los artículos de previo pronunciamiento, aún los considera, de forma tan común como
incorrecta, como una vía ordinariamente válida para poner de manifiesto incompetencias jurisdiccionales.
4. CONCLUSIONES FINALES
De todo lo que hemos dicho en este capítulo primero
podemos extraer las siguientes conclusiones:
1º. El artículo de previo y especial pronunciamiento de
«declinatoria de jurisdicción» (n.° 1 del art. 666 de la LECrirn) es superfluo en nuestro ordenamiento jurídico procesal penal, dado el carácter público de la competencia juris(86) Sentencia de 29 de enero de 1986 (R.A. 195).
(87) Sentencia de 7 de diciembre de 1984 (R.A. 6251).
80
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
diccional (art. 25 LECrim y 24 de la CE), ya sea ésta objetiva, funcional o territorial. (88)
2.º A diferencia de lo que ocurre en el orden jurisdiccional civil, las normas sobre competencia territorial en el proceso penal -única en la que pensaba nuestro legislador de
1882- no pueden ser modificadas por la voluntad de las partes (artículo 8 de la LECrim). Por otra parte, la competencia
deberá ser promovida de oficio por el Juez o Tribunal que se
considere competente (artículo 25, de la LECrim). Por tanto,
se trata de materia indisponible y de carácter público material. De ahí que situar las llamadas «cuestiones de competencia» en un marco civilista, dominado por los principios de
justicia rogada y aportación de parte no es, a, nuestro entender, lo mas correcto. Por ello, el modo de alegación, tramitación y prueba de estas cuestiones que establecen los artículos
de previo y especial pronunciamiento no nos parece actualmente sostenible.
3.º La declinatoria de jurisdicción territorial, que, por
otra parte requiere una necesaria unificación en los distintos
órdenes jurisdiccionales, encuentraya un cauce suficiente en
la vía incidental de la cuestión de competencia, por inhibitoria o declinatoria, una vez abierto el sumario a la defensa tras
la Ley 35/1978.
4° La falta de jurisdicción objetiva y funcional no puede ser regulada tampoco como si se tratara de una simple excepción procesal, a semejanza de las excepciones procesales
civiles, ya que, como decirnos, se tratan de normas de ius cogens. Mucho menos tras el diseño de las nulidades procesales contenido en la LOPJ, que en el n.° 1 de su artículo 238
establece de forma clara la nulidad de los actos judiciales que
«se produzcan con manifiesta falta de jurisdicción o de cornpetencia objetiva o funcional».
5.º La competencia de los órganos jurisdiccionales no
debe ser concebida como una materia de derecho particular.
A nuestro entender, el Derecho Penal no puede quedar en mallos privadas, constituyéndose el Juez en un mero espectador
por temor a perder su imparcialidad. En un diseño civilista
(88) Una opinión que, si bien con no excesiva profundización en su objeto y
fin, ya señalaba SAEZ JIMÉNEZ al afirmar que «una vez más, queremos ratificar nuestra opinión, contraria a la eficiencia de la declinatoria que, aparte de
ser de tardío planteamiento en el Proceso Penal, tiene el grave inconveniente de
que, en muchos casos, sólo en parte deja resuelto el conflicto competencial.»
Cfr. SAEZ JIMÉNEZ, J. ob. cit., pág. 780.
81
JUAN RAMÓN MEDINA CEPERO
del proceso penal, es lógico que las excepciones procesales se
conviertan, en materia de competencia jurisdiccional, en piezas centrales de la alegación del propio derecho. Sin embargo, si se concibe al Juez como instancia que participa activamente en la administración de justicia y que examina de
oficio su propia competencia con el objeto de no juzgar aquéllo para lo que no tiene competencia, es decir, si se concibe al
Juez como un órgano que interviene activamente en el proceso y que tiene interés personal en que este alcance los fines
por los que se promueve, las excepciones procesales pierden
todo su brillo. Simplemente, el Derecho corre paralelamente
al curso de la historia. La figura del Juez, simple fiel de la balanza, propugnada por el liberalismo de finales del siglo XIX
ha dejado paso al Juez, que interviene activamente en la administración de justicia y que no pierde por ello su imparcialidad, en un estado social de Derecho.
6.º
Así pues, la competencia jurisdiccional es un asunto
público y no privado porque de su no observancia puede provenir una notable conculcación de garantías procesales que
lleven en la práctica a la indefensión judicial. Por tanto, la
competencia jurisdiccional debe ser considerada como un
presupuesto procesal básico, cuya falta vicia radicalmente el
procedimiento.
7.º No debe confundirse, por tanto, la imparcialidad con
los poderes de dirección del órgano judicial. Como señala DE
LA OLIVA, «el Juez dependiente absolutamente de las alegaciones de las partes, se sitúa en una situación de impasibilidad
notablemente superior a las que se observa en otros procesos
donde se resuelven pretensiones que existen y perviven por voluntad de los titulares. Ello menoscaba sin motivo la labor jurisdiccional de aplicación del Derecho Penal a los hechos, dis7ninuyendo sin justificación la soberanía de valoración
jurídica atribuible a los órganos jurisdiccionales sobre los hechos objeto de juicio y reconociendo, en cambio, a las partes
un poder sobre el Derecho que no tiene fundamento.» (89)
8.º
Entendernos, que, a semejanza de otros presupuestos
procesales, no debe existir un momento procesal determinado para la alegación, ya sea de oficio o a instancia de parte,
de las llamadas «cuestiones de competencia» y que éstas pueden ponerse de manifiesto en cuanto sea conocida, en cual(89) DE LA OLIVA SANTOS, ARAGONESES MARTÍNEZ, HINOJOSA SEGOVIA, MUERZA ESPARZA y TOMÉ GARCÍA, Derecho procesal Penal, Segunda Edición, Ceura, Madrid, 1995, pág. 116.
82
LOS CINCO ARTÍCULOS DE PREVIO PRONUNCIAMIENTO...
quier momento del proceso —por supuesto, también durante
la Instrucción— a través de un simple escrito de alegaciones
dirigido al Juez o Tribunal que conozca del asunto.
9.º La tramitación y solución de estas cuestiones de
competencia, dado su carácter de ius cogens encuentran su
adecuado marco en el sistema de nulidades procesales de la
LOPJ y de la LOTC, bajo los principios ya suficiente explicados de inmaculación, subsanación y conservación, que postulan una alegación elástica y flexible; principios que superan la rigidez, preclusividad y exclusividad de los llamados
«turnos de intervenciones».
10.a Debe admitirse, pues, un papel más activo, tanto
del Juez, como del Ministerio Fiscal, en la labor saneadora
del proceso penal, que señale deficiencias y omisiones en el
mismo, en orden a su sanación. Asimismo, ello conduce inevitablemente a una asignación de un mayor ámbito de actuación al Juez Instructor liberándole de su tradicional función de mero preparador del juicio por temor a una supuesta
parcialidad. (90)
(90) Ya apunta VIVES ANTÓN, que «el Juez es parcial por razones procesales
cuando realiza funciones de parte, o funciones estrechamente relacionadas con
las de alguna de las partes; y también cuando, en el ejercicio estricto de la jurisprudencia, ha prejuzgado en decisiones previas la concreta cuestión de fondo,
o se ha inclinado de cualquier modo indebido a favor de alguna de las partes.»
VIVES ANTÓN, La reforma del proceso penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 1992,
pág. 75.
83
Descargar