ESTA. LIBRE. EL, TRONO ‘DE VERA CASLAVSKA na de invisible laurel, triunfo que habría de repetir dos años más tarde en Amsterdam, donde los holandeses de la ciudad de Los canales crearon verdaderos conflictos de orden público arre batados por la soberanía de es ta «reina» de la gimnasia que les había cautivado con éxtasis. Sofia, pues confirmó a Vera. pero Amsterdam la elevó a los estratos más altos de una de las disciplinas más hermosas que existen ea el deporte femenino. Posteriormente, Dortmund y Mé jico pusieron el broche de oro a la checoslovaca, al mismo tiem po que recibía el anillo nupcial en la capital azteca... deramos que la «mini» Natacha podrá con todas, a menos que como también ha llegado a anun ciar, se retire de la competición para dedicarse a sus menesteres, pues ha manifestado reiterados deseos de dejar la gimnasia de. portiva si no se transforma rápi damente en la nueva «divina», lo que no es de extrañar vistas sus portentosas facultades, gracia se rena y perfecta anatomía. La «era Kutchinskaya» puede dar comienzo en palestras suecas. No falta demasiado tiempo para comprobarlo. ESPAÑA, AUSENTE Esta vez España deja de ir a la Copa de Europa por razones de imposible solución. La base del equipo —son dos las parti La minúscula gimnasta rusa cipantes por nación— era la ilu rense Pepita Sánchez, pero una Natacha Kutchinskaya causó im fractura de pierna ha malogrado pacto en los mundiales de Dort las buenas intenciones de la Fe mund y en las semanas preolím deración Española, que de este’ picas mejicanas. En la compe tición olímpica, Natacha ocupó modo quedará ausente de repre el tercr lugar absoluto, tras la sentación. Es una pena porque rusa Zinaida Voronina. Una caí lo qúe más falta nos hacen so da le restó décimas de punto, y competiciones internacionales de ello la llevó al tercer lugar, que altsra y esta Copa de Europa venía como anillo al dedo. En en justa ley debió ser segundo. La extrema juventud de la Kut fin, otra vez será. Landskrona tiene ahora la pa chinkaya, y su gran caudal’ de clase, categoría y asombrosa fa labra, y de los cetros que se po cuidad para captarSe a los pú nen ea juego, aparte del abso blicos, permite considerarla co luto, Rusia posee casi todas las bazas para vcncer pero dado el mo la sucesora de su compatriota Latynina y la checoslovaca Cas escaso número de componentes lavska. No debemos olvidar, por de los equipos, j,odrta saltar la ello, a su compatriota: la Yoro-’ sorpresa, que de todos modos, no nina. e incluso a la Petrik y Ka esperamos. raseva. Podría sorprendernos un triunfo de las alemanas orienta. CHEMARI les Zuchold o Janz, pero consi ¿LLEGA LA ERA KUTCIIINSKAYA? r da la impresión ha abando nado para siempre la adivina» de los cabellos de oro. S prestasestos a empren derhallan el «vuelo» moder nos «ángeles» de la gimnasia de portiva que son las féminas. La VII Copa de Europa, que ten drá por mareo la palestra sueca de la villa de Landskrona, ya tiene fechas (17 y 18 del actual) para poner en juego la corona continental de la checoslovaca Vera Caslavska, que, no podrá defenderla en esta ocasión, por hallarse en estado de buena es-, peranza. La triple campeona mundial, europa y’ olímpica de berá, pues, liinitarse a ver quién’ ocupa su lugar en el trono, que LA HISTORIA EMPEZO EN BUCAREST Fue en el año 1957 cuando e instauró para el bello sexo la Copa de Europa. Bucarest, la ca pital rumana acogió a lo mejor de la época, y de ella salió iriun fante la «reina del ballet ruso», Larissa Latynina, la misma que mantuvo su imperio durante tan tos años, no sólo en esta com petición, sino en todas las otras de alto rango internacional. Pe ‘ro, como todo en el mundo, La rissa vio su fin deportivo ea los mundiales de Dortmund, un año antes de la Olimpiada de Méjico, ro el recuerdo de la exquisita gimnasta rusa per4urar4 por mu chísimo tiempo entre quienes tu vimos la fortuna de verla reitera damente en acción. Después de Bucarest, inscribie ron su nombre en el palmarés la polaca Kot, en Varsovia, para re cuperar la Latynina el cetro en Leipzig, en el año 1961. •Vino luego la «deserción» masiva de las gimnastas del telón de acero en 1963, con excepción de Yu goslavia, aprovechándose’de ello la belgradense Mirjana Bilic, en Paris, en unas inolvidables fechas para la representación española, magníficamente traducida po r Rosa Balaguer y Elena Artamen di, que alcanzaron incluso fiiaa les de aparatos, y unas clasifica ciones ‘absolutas como jamás lo gró España. SOFIA CONFIRMO A VERÁ CASLAVKA En 1965, Vera Caslavska, que en su Praga natal habla dado ya fe de una supcrclase y belleza incomparable, se erigió en la me jor gimnasta europea —y mun dial—, ganando en Sofía la coro-