El punto de partida del conocimiento

Anuncio
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
El punto de partida del conocimiento
Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu*
El punto de partida del conocimiento es el tema de este
encuentro. Aquí se trata de verlo según Hegel y Heidegger.
La idea preliminar consiste en la diferencia estrictamente
filosófica entre saber y conocer, tal como viene elaborada
desde la época de consumación de la filosofía moderna; por
ejemplo, desde Kant. Al respecto téngase en cuenta que el
concepto de saber implica la eliminación de la diferencia sujetoobjeto. En ese sentido aparece en los títulos de las obras de
Hegel, incluso los títulos tempranos, como en el fragmento
Glauben und Wissen, o sea "Creer y saber". "Conocer", por el
contrario, es término más bien kantiano. Implica llevar hasta
sus últimas consecuencias la diferencia sujeto-objeto, en tanto
el sujeto se afianza al dar plenitud al objeto. Por eso es que en
sentido estricto, por lo menos en la terminología kantiana,
corresponde hablar de conocimiento científico, no de saber. La
idea de saber queda reservada, en la elaboración posterior del
Idealismo Alemán, a lo que en términos hegelianos se llama
ciencias filosóficas.
Ahora bien, el problema que nos interesa es el punto de
partida del conocimiento, es decir, la plenificación del objeto en
tanto el sujeto se afianza plenamente. De entrada cabe
subrayar que, desde filósofos como Hegel o Heidegger, lo que
cuenta para la filosofía es superar el conocer en el saber, o sea
superar las aporías del conocimiento. Si se toma como
arquetipo el conocimiento científico, se trata de superar sus
aporías en un saber no por cierto anticientífico, sino dotado de
*
Actualmente es Titular de Historia de la Filosofía Moderna en la
Universidad de Cuyo
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
87
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
otra dinámica. Por lo tanto, el punto de partida del conocimiento
para estos filósofos sólo es tema relevante en la medida en que
está planteado como origen y comienzo de la eliminación de la
diferencia sujeto-objeto. Insisto en enfocar el problema en el
punto de partida porque tal idea ha de tener especial fuerza
para estas reuniones epistemológicas.
Punto de partida es aquello desde donde algo es o aquello
de donde procede. Puede entenderse punto de partida como
origen, o sea aquello de lo cual algo proviene, o como
comienzo, como el tiempo inicial de algo. El punto de partida es
así el punto en el que algo comienza y se origina, o toma
origen. Punto de partida es, según el Libro V de la Metafísica
de Aristóteles (según el protodiccionario filosófico), uno de los
significados de "arché". Entre otras acepciones "arché" significa
punto de partida.
Las épocas de la historia del pensamiento podrían ordenarse
según la manera en que en ellas adquiere significado el
término "arché", principio, en tanto punto de partida de un
conocer siempre medido por el saber o destinado a él saber.
Expuesta de manera muy rápida, la tesis antigua es que el
punto de partida del conocimiento es lo Uno originario. Puede
esto sonar a neoplatónico, pero no creo que sea demasiado
cuestionable, sobre todo porque en el origen están Parménides
y la Escuela Eleática. De manera que el punto de partida, tanto
inmanente cuanto trascendente del conocimiento se localiza en
tal momento. Y si ese modo de pensar, que de acuerdo con lo
que se estila en la tradición académica se denomina
metafísico, vale como arquetipo la tesis antigua, entonces la
metafísica considera que el conocer procede de elementos
históricos y psicológicos que para ella, en principio, no tienen
mayor sentido. Por el contrario, la tesis moderna cifra este
problema en la idea del hecho elemental o elemento mínimo a
partir del cual se constituye el conocer. Si por pensamiento
moderno se entiende el que se gesta desde aproximadamente
el siglo XV, y tiene como momento central las obras de autores
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
88
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
como Descartes, Newton o Kant, la concepción del punto de
partida es interpretada desde la búsqueda del elemento mínimo
a partir del cual se constituye el fenómeno del conocimiento.
Como se sabe en la filosofía moderna los extremos entre los
que oscila el origen son la sensación, o irritabilidad mínima, y la
idea innata o preformación máxima. Se oscila pues, entre
Locke y Descartes. Podría decirse que así se agota el catálogo
epistemológico de la psicología moderna. Peor al respecto hay
una tesis filosófica transmoderna, según la cual explícitamente
se trata del conocer en tanto primer momento de un saber en el
cual la ciencia se trasciende.
En este caso, que es puramente filosófico, el punto de partida
se concibe como experiencia de la conciencia o como
experiencia de la existencia, lo que deja, en todo caso, abierto
el problema de cuáles sean las relaciones entre existencia y
conciencia, relaciones que están lejos de haber sido pensadas
a fondo por la mayoría de los autores de la filosofía
contemporánea.
Lo que primero me cabe exponer, entonces, es el tratamiento
arquetípico de la experiencia de la conciencia; después, el
tratamiento arquetípico de la experiencia de la existencia. Se
busca encontrar allí algunas ideas acerca del punto de partida
del conocimiento. El tratamiento arquetípico de la experiencia
de la conciencia es realizado por Hegel. Al respecto habría que
recordar que el primer título de la Fenomenología del Espíritu después desechado por el autor- es Ciencia de la Experiencia
de la Conciencia. Habrá que hacer pues, una aproximación a lo
que ocurre en la Fenomenología del Espíritu respecto de esta
experiencia y en la medida en que sea relevante para el
problema del punto de partida del conocimiento. Cabe aclarar
de entrada que cuando se habla de experiencia -"Erfahrung",
en alemán- de ninguna manera se usa un término unívoco, que
se referiría siempre al mismo fenómeno. Se puede recordar
que en el comienzo de la Metafísica de Aristóteles se habla de
"empeiría", constituida por la memoria con lo dado en las
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
89
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
sensaciones. La reducción del contexto mnemónico hasta
quedarse con la sola sensación se da en el empirismo
moderno, que adopta al pie de la letra la idea de que "nihil est
in intellectu quod prius non fuerit in sensu". Sin embargo, poco
después, con Kant, varía totalmente la concepción de la
experiencia. Esta no es ahora el producto de la acción de la
memoria con los datos de la sensibilidad, sino "el primer
producto de nuestro entendimiento". Cambiando la idea de
experiencia: es un producto del entendimiento con aquello que
los sentidos le allegan.
Hegel, por su parte, tampoco mantiene el punto de vista de
Kant. En el interín la noción de experiencia ha crecido hasta
convertirse en algo nuevo, presentado en dos pasajes de la
Fenomenología del Espíritu: Uno se halla en el Prefacio, donde
se dice que "la experiencia es este movimiento por el cual lo
inmediato, lo no experimentado, es decir, lo abstracto, sea ello
del ser sensible o de lo simple solamente pensado, se extraña
y, a partir de ese extrañamiento retorna hacia sí y con esto por
primera vez es expuesto en su realidad (en su "actualitas", en
su "Wirklichkeit") y en su verdad, tal como es propiedad de la
conciencia. Ésa es quizás la definición más comprensiva de la
experiencia que presenta Hegel.
La otra definición de la experiencia que Hegel presenta se
encuentra en la Introducción a la Fenomenología. Es
cronológicamente anterior a la antes expuesta. En ella se
subraya que experiencia es un movimiento en el cual no sólo
se modifica la conciencia, sino que surge el nuevo objeto
verdadero. Dice Hegel en el parágrafo 14 de la Introducción,
"este movimiento dialéctico que la conciencia ejerce en ella
misma, tanto en su saber como en su objeto, en tanto de allí
surge para ella el nuevo objeto verdadero, es en verdad
("Eigentlich") aquello que se llama experiencia".
Esto quiere decir que el problema del punto de partida del
conocimiento toma otro sentido por cierto más fuerte y
dramático que el que podía tener en los análisis del empirismo
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
90
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
o del sensualismo, como es el caso de Condillac, o de "les
élements d'idéologie", de Destutt de Tracy.
El problema es ahora más dramático porque se trata de la
historia constitutiva de la conciencia y del espíritu. ¿Cuál es el
punto de partida aquí? La primera lectura de los textos de
Hegel señala que el punto de partida se encuentra en la
certeza sensible. Sin embargo, esto es inadmisiblemente
reductivo porque la certeza sensible se repiensa totalmente en
los ámbitos de la intersubjetividad y de la praxis. Esto es lo que
ahora cabe aclarar.
La Fenomenología del Espíritu tiene ocho capítulos. Es una
obra desigual, bastante mal escrita, como casi todas las obras
importantes en la historia de la filosofía (salvo quizás la Ética
de Spinoza, que es tal vez perfecta). En los tres primeros
capítulos desenvuelve la más simple línea de la experiencia de
la conciencia a partir de lo que Hegel llama "certeza sensible",
pero ésta no se reduce aquí a la certeza de la sensación, que
es un invento de psicólogos analíticos. El Cuarto Capítulo de la
obra traslada toda la problemática a otra tesitura: traslada la
experiencia de la conciencia a la experiencia de la
autoconciencia. Dicho traslado es decisivo, y puede decirse
que el tránsito de la conciencia a la autoconciencia es una de
las zonas conceptuales en las que se desarrolla el idealismo
alemán. Todo esto es propio de esa época de la filosofía: Kant
inventa la palabra "Bewusstsein". Esto hace posible el
desarrollo de la teoría de la "Selbst-Bewusstsein" -de la
autoconciencia-, lo cual culmina en Hegel.
Los otros cuatro capítulos de la obra son demasiado
complejos. Aquí no los tendremos en cuenta.
La certeza sensible es, metodológicamente vista, el saber
elemental que tiene la conciencia en tanto ella todavía no ha
tenido acceso a ningún tipo de significado racionalmente
constituido. Por lo tanto, la conciencia sensible es muda y lo
único que puede ocurrir aquí es que se le muestre aquello de
que se habla. Pero ante la mudez del objeto se acaba toda
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
91
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
ciencia, la de los físicos, la de los poetas, etc. No hay más
remedio que llegar a una definición ostensiva para hablar de lo
que ocurre en esta primera conciencia. La protocerteza de la
conciencia es el "éste": "este árbol", "aquí" y "ahora". De hecho
el ámbito de la certeza sensible, y por lo tanto el punto de
partida, es el "éste" y por lo tanto el "aquí" y el "ahora"; ni
siquiera "espacio" y "tiempo" en el sentido abstracto de la
filosofía y de la ciencia; sólo el "aquí" y el "ahora".
Lo característico del análisis de Hegel reside en mostrar que
la verdad del "aquí" y el "ahora" es el universal. Estamos lejos
de las cortesías que Kant intercambia con los empiristas, que
significan la deuda que tiene con el empirismo hasta hipotecar
su filosofía. Kant tiene una gruesa hipoteca que pagar; Hegel
no. Su punto de partida es pre-empírico, por así decir. Esto es
visible en primer lugar porque busca un camino para responder
a las preguntas ¿qué es este "éste"?, ¿qué es el "ahora"? ¿qué
es el "aquí"? no susceptibles de ser respondidas en sentido
estricto, según el empirismo. Y no se puede seguir avanzando
en historia de la filosofía sin enfrentar estos problemas.
Generalmente los filósofos han contemplado un mundo de
ideas donde el "éste", el "aquí" y el "ahora" no tienen mayor
importancia. Pero a fines del siglo XVIII y principios del XIX, la
situación intelectual es otra.
El procedimiento ideado por Hegel convierte al capítulo
primero en la Fenomenología en una de las páginas más
difíciles de toda la historia del pensamiento. Consiste en el
experimento de escribir la respuesta a la pregunta qué es el
ahora. Dice Hegel: a la pregunta qué es el ahora respondemos,
por ejemplo, "el ahora es la noche". En lengua española
podríamos decir "ahora es mediodía". Pero ésta no es una
respuesta a la pregunta por el "ahora", a pesar de ser suficiente
para nuestras necesidades inmediatas. Hegel utiliza un
procedimiento escéptico para mantenerse en el plano de la
razón especulativa. Escribimos la respuesta y la leemos
después. Por ejemplo, "esta noche", ahora no es verdad.
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
92
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
"Ahora" no es el mediodía. Sin embargo, la pregunta, y aquello
a lo cual apunta el concepto de "ahora", siguen vigentes. La
verdad de "ahora" es el mediodía, sigue existiendo cuando digo
que "ahora" es medianoche. Eso significa para Hegel que el
pensamiento filosófico ha entrado en algo que era
insospechado para Kant y los empiristas: ha entrado en el
juego del sujeto y el objeto por mediación del signo. La filosofía
empieza a hacerse semiótica por el lenguaje, y no por cualquier
lenguaje la experiencia va entrando en el universal, o sea en el
concepto. Digo "no por cualquier lenguaje" porque acá se trata
de la escritura. En este momento empieza en la historia de la
filosofía la revancha de la escritura contra el lenguaje oral.
Todavía nosotros tenemos el prejuicio de considerar que el
lenguaje oral es el lenguaje máximo. Se suele decir, como para
endiosar a Sócrates, que no había tenido tiempo de escribir,
pero que hablaba; esto es lo importante, lo escrito es algo
secundario. Ahora bien: el desarrollo de la ciencia mostrará que
sin escritura no hay ciencia. No estoy inventando nada. Hace
veinte años, en un coloquio del Centro Internacional de
Síntesis, algunos ilustres científicos proclamaron que la
matemática era el triunfo de la escritura, su gran revancha
contra el lenguaje oral. En efecto, no sé cómo se puede
enseñar matemática si no se escribe. Así se muestra que sólo
mediante el texto escrito es posible pasar de lo fluido de la
certeza sensible a lo universal. A partir de este momento la
conciencia empieza a dejar de ser muda y puede de a poco ir
asumiendo lo que tiene la certeza sensible. La conciencia se va
haciendo para ella, va dando sus figuras. El esfuerzo de Hegel
consiste en mostrar, en los tres primeros capítulos de la obra,
que sobre la base de esa certeza muda y sin signos, que es el
punto de partida de todo conocimiento, se puede pasar a la
constitución de la percepción, que no es inmediata sino un
constructo experiencial.
El capítulo segundo se titula "La percepción" o "La cosa y el
engaño". La percepción se enfrenta a algo, pero ese algo está
mediatizado por las certezas mudas del origen.
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
93
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
Finalmente, puesto que se trata de repensar rápidamente,
pero a fondo, la historia de la filosofía en tanto trata el problema
del conocimiento, el capitulo tres muestra esta suerte de
ascenso de la conciencia desde la percepción hasta la idea de
las leyes del entendimiento; desde la percepción de las cosas
hasta las leyes del entendimiento: "Kraft und Verstand", fuerza
y entendimiento. La idea de fuerza no está fuera del
entendimiento, como en fenómeno y mundo suprasensible;
donde fenómeno es el objeto de la ciencia y el mundo
suprasensible es el objeto del saber, según la metafísica
antigua, a la que Kant mira con añoranza, porque en última
instancia él tendrá que llegar también a un saber de lo
suprasensible, sólo que éste será la suprasensibilidad de la
razón pura práctica, de la razón legisladora universal.
Este capítulo culmina en una compleja figura: el mundo
invertido. ¿En qué consiste el mundo invertido? En lo siguiente:
el proceso del conocimiento lleva a concebir el quieto reino de
las leyes; a él apunta la ciencia. Hegel observa que la ley, en el
sentido de todas las leyes que enuncian las ciencias, e incluso
en el sentido de un orden moral de acuerdo con las
concepciones éticas clásicas, es la regla del movimiento al cual
ella empero se sustrae. Inherente a la ley es no tener otro
sentido que ser la clave del movimiento, pero sin cambiar. Esto
es en sí mismo insatisfactorio y obliga a la estructura del
mundo suprasensible a sufrir en sí una mutación: tal lo que dice
la figura del mundo invertido. El sentido de esta figura se halla
en que lo universal suprasensible sea a la vez origen del
movimiento. Gadamer cree localizar esto en el tránsito de
Platón al neoplatonismo. El mundo invertido ya es el mundo de
la emanación neoplatónica. Pero Hegel le da un giro inusitado.
Esto lleva al otro aspecto, al aspecto práctico de la cuestión del
punto de partida del conocimiento. Hegel procede así
aleccionado por Kant y Fichte.
Aquello que siendo el punto de partida del movimiento, lo
contiene, lo supera y le da sentido, es a lo que Hegel, en este
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
94
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
momento de su evolución intelectual, llama "vida". La "vida" se
caracteriza por una dinámica propia que se expone en el
capítulo cuarto, titulado "La verdad de la certeza de sí mismo".
Aquí recomienza el proceso de la conciencia, porque lo que
ella ha llegado a saber en este movimiento es que no es única,
sino que ser conciencia es ser con otra conciencia. Esto está
lejos de hablar un lenguaje edificante o piadoso, porque las
conciencias se encuentran entre ellas en una lucha a muerte.
El tranquilo reino de leyes es ahora sustituido por el
enfrentamiento de las conciencias. Conciencia significa "ser
para sí" y "ser para sí" implica ser dueño del mundo y a la vez
exigir el reconocimiento de esa plenitud. Lo que ocurre en esta
conciencia a su vez ocurre en otra. Es claro, entonces, que la
relación originaria de las conciencias es la de la lucha y la del
conflicto. Aquí se halla, en todo caso, la génesis de la idea de
la intersubjetividad como criterio último para dilucidar el sentido
del conocimiento. Se suele mencionar la Quinta Meditación
Cartesiana de Husserl y después su obra tardía acerca de la
crisis de las ciencias europeas como los lugares en los cuales
se
descubre
este
horizonte
trascendental
de
la
intersubjetividad, en tanto horizonte de sentido del
conocimiento. Eso está implícito en el planteamiento del cuarto
capítulo de la Fenomenología del Espíritu, donde el
conocimiento muestra que tiene raíces más hondas: la
tematización sensorial propia de la certeza sensible está
rodeada por esta totalización de mí mismo como
autoconciencia.
La historia de la autoconciencia es dramática. Hegel parte del
motivo del encuentro de las autoconciencias en las formas de
la lucha a muerte. Hay intérpretes que piensan que aquí hay un
eco de la filosofía política moderna, especialmente de Hobbes
y de la idea de "la guerra de todos contra todos", idea ante la
que es fácil horrorizarse pero que es muy difícil de criticar. Sin
embargo, dado que el sesgo que le da Hegel, pareciera que se
tiene una versión teológica de dixha guerra. En efecto, la
historia humana no ha sido fundada por pactos sino por el
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
95
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
reconocimiento del otro con toda su fuerza dramática. Si nos
atenemos al texto bíblico la historia empieza con un "fratricidio",
con un "asesinato", y de alguna manera seguimos siendo
asesinos. Es la lucha en la cual vida y muerte son los
horizontes últimos, y no cualquier otro. Ahora bien: esto es
constitutivo del punto de partida del conocimiento. Si
tuviéramos otro tipo de constitución, en el que no fuese
determinante la lucha a muerte, otra podría ser la historia del
conocimiento. Pero el acceso a la razón pasa por aquí. Esta es
la respuesta de Hegel a Kant. Quien recuerde la estructura de
la Crítica de la Razón Pura, se acuerde de que Kant delimita
los campos del sujeto. Así se tiene el campo de la sensibilidad
condensado en la idea de que el espacio y el tiempo son
intuiciones puras. Después se explaya Kant en toda la analítica
de las categorías (y los principios) del entendimiento. Completa
el cuadro (con "Gründlichkeit" prusiana) mediante la teoría de
los conceptos de reflexión, y salta a otra zona: los conceptos
de la razón pura. Y empieza de nuevo.
La crítica de Hegel a este tratamiento se cifra en un problema
arquitectónico: ¿Cómo se pasa del entendimiento a la razón
pura? Kant no ha dicho nada al respecto; queda todo a
oscuras. El aporte de Hegel se cifra en decir que se pasa por el
lado de la experiencia de la autoconciencia. A la problemática
de la razón no se llega de cualquier manera. Se llega cuando
se ve que la razón sólo es posible por haberse consumado la
dialéctica de la autoconciencia, que empieza en la lucha a
muerte; sigue en el resultado de esa lucha: la relación señorsiervo, tan cara a las interpretaciones marxistas, marxianas y
existenciales; sigue por las derivaciones de esta relación -el
estoicismo y el escepticismo- y finalmente, la experiencia
cristiana de la conciencia infeliz. Solo como experiencia de la
conciencia infeliz es posible el acceso a la razón. En una
palabra: podría decirse que sólo después de esta dramática
consumación han podido nacer la filosofía y la ciencia
modernas como consumación de la razón.
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
96
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
Lo antedicho es el primer punto a señalar respecto de esta
experiencia de la conciencia y de lo que significa como
interpretación del punto de partida del conocimiento. Se parte
de una mudez que, al mismo tiempo, es la mudez de que
quiero ser todo, pero viene otro que me puede reducir a nada, y
si no lo hace, me reduce a esclavo, lo cual probablemente sea
peor para mí, aunque no para el espíritu.
Hegel expone el saber de la razón en el capítulo quinto:
analiza las figuras de la razón en sentido estricto; en el capítulo
sexto, donde analiza la historia del mundo; en el capítulo
séptimo, donde analiza las figuras de la religión, para terminar,
en el breve capítulo ocho con las figuras de la filosofía. Sólo
después de este saber de la razón es posible plantearse el
concepto de la ciencia, entendida por Hegel como
"Wissenschaft", o sea como saber, como sabiduría.
El problema del punto de partida del saber, ya supuesto por
esta dilucidación, tiene validez por sí mismo. Es problema
altamente complejo: se cifra en la idea de que el comienzo de
la lógica es el juego de las categorías "ser" y "nada". Respecto
de tal temática, remito a mi estudio "Comienzo como concepto
especulativo", sólo para permitir darse cuenta de que en ese
abstractísimo pasaje de la Ciencia de la lógica se consuma una
mutación de la filosofía. Creo, en todo caso, que basta lo dicho
para mostrar la originalidad del planteamiento de Hegel por
cuanto la idea de experiencia se ha ampliado; porque se está
ante un juego de incremento dialéctico de lo teórico y lo
práctico, lo cual no sólo va a repercutir en la idea del comienzo
del saber especulativo de la filosofía en la Ciencia de la lógica,
sino también en su concepción psicológica expuesta en la
Enciclopedia.
Dado que esta exposición tiene que ser muy concisa
enunciaré ahora algunas aclaraciones acerca de las diferencias
que, respecto del planteamiento de Hegel, traen las obras de
Heidegger.
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
97
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
El salto por dar es mortal; implica caminar con botas de siete
leguas, queda mucho en el camino, pero no se puede proceder
de otra manera. Nos ocuparemos pues del tratamiento de la
experiencia de la existencia realizado de manera arquetípica en
la obra de Heidegger entre los años 1920 y 1930. Me voy a
centrar en Ser y Tiempo publicado en el año '27 y pasaré
después brevemente a las Aportaciones a la filosofía, a los
"Beiträge", que fueron redactados hacia los años 1936-1938.
Parece que nosotros seres modernos entendemos qué
quiere decir conciencia. En tal caso la fórmula experiencia de la
conciencia no sería demasiado enigmática a pesar de las
profundizaciones de Hegel. Pero oír hablar de experiencia de la
existencia es algo que puede parecer demasiado extraño.
Téngase, pues, en cuenta que se trata de la experiencia de lo
que Heidegger llama "Dasein", cuya esencia es la existencia, o
bien el ser-en-el-mundo, donde el término básico es "ser", en
tanto está cargado con todos los enigmas del pensamiento de
Heidegger.
La idea de experiencia no está desarrollada por Heidegger.
En obras posteriores hay algunas indicaciones: subraya el
carácter dinámico de la experiencia: es un saber que se
consigue tanteando, moviéndose para ver si aparece algo
"eundo assequi" dice Heidegger que sería la etimología de la
palabra experiencia, en alemán: "Erfahrung".
Para orientarse en esto cabe subrayar la novedad de la idea
de fenómeno, según aparece en Ser y Tiempo. "Fenómeno"
dice la manifestación de la cosa. Se está así ante una posible
interpretación de la fenomenología husserliana; en segundo
lugar, hay que subrayar que "existir" quiere decir "ser en el
mundo". La fórmula carga un fuerte contenido metafísico dado
por la idea de mundo, por la metáfora mundo. No sólo son
metáforas las de la claridad en Platón, o la nebulosidad del
pensamiento germánico, sino que son también metáforas
"mundo", "alma" y "Dios", las tres ideas regulativas de Kant. De
esas tres, la única que ha quedado incólume parece ser la de
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
98
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
"mundo". Ser-en-el-mundo quiere decir que me encuentro
como centro de sistemas de referencia, sistemas de
significación, sistemas instrumentales, etc., en los cuales se
cifra todo mi ser, de modo tal que por eso la vuelta de mí sobre
mí mismo se hace siempre en ciertas formas que me notifican
no sólo de mí mismo, sino también de esos sistemas. Esto es
introducido por la idea heideggeriana de "Stimmung": la
existencia siempre es en una "Stimmung". Los españoles han
traducido esto como talante. Tal vez "temple" sea mejor
traducción, porque temple implica un acordamiento, un ponerse
en armonía los diversos elementos. "Stimmung" es término que
remite al lenguaje musical. Los instrumentos están templados
en el sentido de afinados, los aceros, como las espadas
toledanas, están bien templados. La existencia es en el mundo
en la forma de diferentes temples. Siempre soy en un
determinado temple; aquí entre nosotros habrá quienes estén
con temple de euforia, de alegría, de tristeza, de angustia, de
aburrimiento. Por lo tanto, no puede ingresarse al punto de
partida del conocimiento sino desde estos temples. ¿Qué
sentido tendría andar buscando si el punto de partida es la
sensación o la idea innata, si éstas pertenecen a un temple,
que incluso abarca desde lo individual hasta lo social e
histórico? Una cosa es el temple de Descartes, miembro de la
baja nobleza francesa del siglo XIII; otra cosa el temple de un
asalariado o de un profesor, de un asalariado del siglo XX. El
temple, en todo caso, es la manera como se afina cada uno
para que resuene el mundo. Pero el temple fundamental del
"Dasein" para él mismo, o sea, la experiencia primaria de la
existencia, y en ese sentido el comienzo del conocimiento, es,
en Ser y Tiempo, lo que Heidegger llama "angustia". Angst es
término que toma del libro de Kierkegaard, El Concepto de la
Angustia, Der Begriff Angst.
Subrayo esto e insisto que en obras posteriores Heidegger
muestra que éste no es el único temple. Además, angustia no
ha de identificarse con miedo. Angustia es el sentimiento de la
"angostura", de los límites y de lo finito. Y esto no es una
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
99
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
construcción intelectual. Es lo que vivo y no tanto en una
representación espacial, sino en una representación temporal.
La angustia hace visible la muerte como horizonte magno de la
existencia, razón por la cual Heidegger define a la existencia
básicamente como "Sorge". Este término tiene un nivel
ontológico de significación. Significa no ser nada más que una
estructura de tiempo. Ante todo "Sorge" -cura- significa "preser-se", pues siempre estoy remitido hacia adelante de mí,
siempre voy hacia adelante. Pero "pre-ser-se" arrastra el "ya
en": acá dónde estamos, ya es pasado. Además, "junto-a",
junto a las cosas. Esto implica que la existencia no es ninguna
sustancia, ningún alma: es una estructura de tiempo. Esto ha
sido considerado por algunos autores como uno de los pasos
máximos de la historia de la filosofía. El "Dasein", con
prescindencia de que esté encarnado en nuestro cuerpo o
mañana lo está en una de estas máquinas que nos están
invadiendo, es esta estructura de tiempo. Y sólo desde esta
estructura de tiempo se entiende que haya conocimiento, que
haya ciencia y la gigantomaquia del ser, es decir la
gigantomaquia de la metafísica.
Ahora hay que agregar a esto algunas breves aclaraciones.
Primero, hay otros temples. En textos posteriores, Heidegger
rescata la idea griega del "asombro" como el temple básico del
conocimiento. Comienzo de la Metafísica de Aristóteles: los
hombres se asombraron y filosofaron, justamente para salir de
la ignorancia, que es lo que revela el asombro. Pero se ve que
el "asombro" está de alguna manera asentado en aquella
estructura de la "Sorge", del cuidado, de la cura.
En algunos cursos, más o menos contemporáneos de Ser y
tiempo, Heidegger explora también el aburrimiento:
"Langeweile", una larga permanencia, que impide a uno salir;
experiencia que de algún modo también abre el ser. Pero en
los "Beiträge", Heidegger recurre a una experiencia de la cual
aquí solamente se puede decir el nombre: "Verhaltenheit", algo
como la suspensión y la retención que ocurren cuando uno
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
100
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
está asombrado a fondo; es ese quedarse uno sin aliento. Al
respecto es posible recordar lo que dice Stendhal de su
primera entrada en la Capilla Sixtina. Esa experiencia, es la
"Verhaltenheit": todas las proyecciones se cortan, se retienen.
Hace acordar indudablemente a la "Abgeschiedenheit" de los
místicos, al desasimiento que el místico prepara porque para
desasirse hay mucho que trabajar; para retener hay mucho que
preparar. En ese sentido la "Verhaltenheit" sería "Stimmung"
filosófica.
Y finalmente el temple más importante, en el sentido de
preparación para un conocimiento que lleva hacia el máximo
grado de saber, se halla en lo que Heidegger ha expuesto en
un pequeño trabajo: "Gelassenheit", serenidad. También es un
término de la mística especulativa: no es la calma del abúlico,
sino la serenidad del que ha ido controlando los movimientos
de la angustia: no la dejan de lado, la consuman.
Para hacer frente a la angustia y al asombro, como decía
Aristóteles, "los hombres han buscado conocer". El resultado
de ese esfuerzo, que Heidegger llama el primer comienzo de la
historia, es la metafísica entendida como la ciencia del ente en
cuanto ente. Por esa razón para Heidegger lo que llamamos
ciencia -la ciencia moderna, la de Newton y Einstein, por
ejemplo-, es metafísica; y la técnica también es metafísica. Si
ahora nadie encuentra la metafísica, porque parece que ha
entrado en la clandestinidad, ¿dónde se la encontrará? En la
ciencia.
Para Heidegger, la metafísica está en la ciencia y en la
técnica. Claro que Heidegger busca un saber que vaya más
allá de la ciencia y de la técnica, razón por la cual postula un
segundo comienzo. Esto es algo que sale de la idea del punto
de partida del conocimiento, si es que no queremos
plantearnos el problema de cómo sería el punto de partida
absolutamente nuevo.
En lo expuesto es visible que la filosofía ha trasladado la
problemática del punto de partida del conocimiento, conforme
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
101
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
se han ido cumpliendo diversos modos de conocer. No podía
ocurrir este traslado ni al caer el mundo antiguo, ni al surgir el
mundo moderno, ni al complicarse el mundo moderno en el
siglo XIX, ni sobre todo en el siglo XX con su serie de
momentos críticos de la ciencia. Solo ahora se ve que la
subjetividad ha sido llevada hasta el punto en que estalla por
autosaturación. Sólo a partir de allí tiene sentido empezar a
hablar de un final de lo moderno, etc. Como resultado de esto
el punto de partida del conocimiento, se pone en la experiencia,
pero la experiencia se concibe como autosaturación del sujeto
y no como mero desarrollo de ese sujeto.
DIÁLOGO
- Dr. Puyau: En la exposición hiciste notar una diferencia entre la
Introducción y el Prólogo de la Fenomenología con respecto a la
definición de experiencia. En un caso lo que recuerdo es que Hegel dice:
"es el movimiento de las transformaciones que sufre la conciencia en sí
misma y en el objeto". ¿Habría una variante con respecto a la otra
definición?
- Dr. Albizu: Tal vez la diferencia mayor, si es que se puede decir
diferencia, esté en que la definición del Prefacio, utiliza la idea del
extrañamiento -de la "Entfremdung"- que no aparece en la primera
definición -porque la primera, cronológicamente, es de la Introducción-.
La definición del Prefacio dice que la experiencia es este movimiento en
el cual lo inmediato, etc. -"sich entfremdet"- y además dice que a partir
de esta "Entfremdung" regresa hacia sí la conciencia. Esto podría dar
lugar a una larga reflexión. La primera definición, la de la introducción,
solamente habla de un movimiento dialéctico. El tema de la
"Entfremdung", quizás hoy día esté un poco no diré agotado, pero no se
lo menciona tanto, quizás por cansancio, porque fue un caballo de
batalla del renacimiento de los estudios sobre Marx y de la
reinterpretación de Hegel. Realmente en los textos aludidos
"Entfremdung" puede leerse en el sentido idealista de la externación, del
ponerse fuera de sí. "Entäusserung" sería el término correspondiente,
pero no aparece aquí sino este que tiene una sobrecarga de significado;
sólo en el capítulo seis se da el juego de la "Entäusserung" y la
"Entfremdung". Es decir un complejo de movimientos que desorienta a
los intérpretes. Lo que los intérpretes han hecho, ha sido, en primer
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
102
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
lugar, una descripción, una topología del texto, empezando por el Padre
Guvin, en su léxico de los años '70: Wort-index de la Fenomenología del
Espíritu. En nuestro lenguaje, ya connotado por la interpretación basada
en el renacimiento del Marx joven a partir de '30 de este siglo, se ha
uniformado todo esto en torno de la categoría de alienación; pero ocurre
que alienación en el sentido de externación es una categoría del
idealismo que Hegel recibe de Fichte directamente, y a estas alturas es
posible remitir los orígenes de este concepto filosófico. Está estudiada la
relación de Fichte con Meister Eckhart, y al parecer Meister Eckhart
tiene una procedencia agustiniana, puesto que en Agustín existe la
fórmula "alienatio mentis", sino que la alienación de la que habla Hegel
no es "alienatio mentis", es un movimiento constitutivo de la conciencia
que algunos intérpretes, sobre todo los que tienen influencia teológica,
han asociado incluso con aquello de que "quien pierda su alma no la
salvará". Es inherente al espíritu el "salir fuera de sí", más, le es
inherente su muerte; Hegel lo dice taxativamente: "el espíritu se alimenta
de sus muertes" de modo que todo eso viene a coincidir en la noción de
experiencia. La conciencia es su experiencia y su experiencia es la serie
de estas alienaciones. Solo que hay alienaciones de las cuales la
conciencia individual o colectiva que las porta no retorna. Eso sería
estrictamente la alienación, en un sentido parecido al que tiene en los
primeros escritos de Marx. Y otra cosa sería la "Entfremdung" que tiene
resonancias, tal vez, románticas, en el sentido de que una de las
características básicas de la experiencia romántica es el saberse fuera
de casa -extraño en el mundo (Novalis); se trata de volver al padre, a la
casa del padre, porque estamos en lo extraño y por lo tanto el
extrañamiento implica ya un comienzo de retorno hacia sí.
- Dr. García Bazán: Mi pregunta tiene que ver con el tema de la
experiencia en relación con el "ahora" y el planteo hegeliano. Conozco
"ahora", es el "ahora", porque ya cuando me lo pregunto es la noche de
aquello que fue el mediodía. Este "ahora" huidizo y que al final se hace
firme a través de la escritura; la firmeza entra por la escritura. La
ratificación, también por supuesto, en esta distinción entre la enseñanza
oral y la escrita que también apoya sólidamente Gadamer.
La pregunta viene a esto. Si se pone el ejemplo de Sócrates, Sócrates
habla en el ágora, así tenemos las "tradiciones". Pero si se pone el
ejemplo de Platón y lo que dice el mismo Platón, cuando Platón sostiene
la firmeza de la tradición oral frente a la escritura y la pobreza de la
escritura, desde luego que aquí es otro el contexto, es el contexto de la
comunidad; es el contexto de los "Homákooi" que justamente se
controlan unos a otros y superan incluso el problema de la hermenéutica
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
103
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
que significa el hecho de que la firmeza venga a través del texto escrito.
¿No hay acá en el fondo una posición profundamente antitradicional e
individualista que toma la filosofía alemana que se va alimentando a sí
misma y que estalla -y después veríamos este otro punto- con toda
violencia, justamente en Heidegger? Es la primera parte de la pregunta,
en relación con Hegel y Gadamer, porque lo trajo a colación.
- Dr. Albizu: No sé hasta dónde se puede hablar aquí de individualismo o
comunitarismo; son términos corrientes ahora. Probablemente se trata
en todo esto de aspectos muy oscuros que se han destapado, se ha ido
abriendo una caja de Pandora y no sabemos todavía qué puede salir.
Digo esto, en primer lugar, por lo siguiente: al parecer la informática con
su basamento en el álgebra de Boole, ya va iluminando aspectos del
problema lenguaje que probablemente no han pasado a primer término
en la reflexión. Se habló bastante, y todavía se usa la fórmula "giro
lingüístico", que es al parecer una fórmula de Carnap, como para indicar
que reduciendo los diversos problemas filosóficos al lenguaje se había
acabado la maldición metafísica o cosas por el estilo. Lo que no sé es si
eso contribuye o no a aclarar demasiado esto. Podría explicárselo
recordando un giro de Gadamer, que le ha valido después bastantes
dolores de cabeza, porque cuando se atreve a escribir, ya acercándose
al final de la tercera parte de Verdad y Método, "ser, en tanto puede ser
comprendido, es lenguaje", y lo subraya, abre bastantes dificultades. Lo
primero que se le ha objetado es una especie de idealismo de la
"Sprachlichkeit", o algo por el estilo: de la lingüisticidad, él se ha
defendido de esto. Pero es que "ser, en tanto puede ser comprendido",
tanto es lenguaje como no lo es, porque el lenguaje se presta para todo,
es sumamente dúctil. Y entonces la escritura es un aspecto un tanto
lateral de las reflexiones sobre el lenguaje, no el lenguaje mismo. Hay
formas de lenguaje que no son las del lenguaje oral, por ejemplo, la del
lenguaje gestual. El gesto todavía no ha ingresado, me parece, a lo que
sería una ontología; que yo sepa no hay una ontología del gesto. Sí hay
estudios, desde luego, toda la teoría de las artes dramáticas, la danza
etc., son en última instancia ciencias del gesto.
Si se relee la Scienza nuova de Vico uno se encuentra con que ahí
está el descubrimiento de que el lenguaje antes que habla oral es gesto.
La psicología de Vico puede ser rudimentaria, pero está basada en
observaciones muy directas, sobre todo observaciones de cómo hablan
en el sur de Italia. El mismo dice "que los campesinos mediante gestos
se comunican la sucesión de las cosechas": no se trata de un lenguaje
oral, sino de un lenguaje gestual. La definición ostensiva, la mostración,
es un gesto que dice lo que no dice el lenguaje oral, etc. De manera que
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
104
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
se trata de un aspecto muy rico y de un aspecto que yo no sé hasta
dónde podría decirse que es individualista.
¿Qué es lo que fija la escritura? La escritura fija significantes. Me baso
en lo que decían -algo que parece ya muy viejo- los grafólogos, a la
teoría de la grafología de hace unas décadas. Recuerdo que el padre
Castellani decía: "la escritura es una especie de pequeños gestitos
fijados". Los gestitos son gestitos fijados. O puede decirse con el
lenguaje de Vico: son "impresse": "impresse" en el sentido de lo que
queda del sello, que es lo que me significa el sello de fulano, de
mengano, el sello del Banco, el sello del Obispo. La escritura tiene un
aspecto fuertemente tradicional y comunitario que queda en la tradición
humanista y en la tradición del romanticismo; queda en segundo plano,
porque parece natural que "fulano de tal, que es escritor, escribe". Un
Premio de Literatura, por ejemplo el Nobel, se da a los escritores, no a
los habladores; la consumación del lenguaje está en lo escrito y eso ¿en
qué queda? En la filología; la filología es el estudio de la obra escrita; la
tradición viene por escrito, la tradición se fija en los escritos. De manera
que respecto de la pregunta, el experimento de Hegel es solo, solitario,
único (probablemente tenga todavía que ser estudiado) lo que sí está
diciendo es que la escritura hace que emerja el universal, por lo tanto, el
significado.
La escritura procede desde el significado a lo particular y a lo más
particular, y en ese sentido no hace sino consumar el habla; si puedo
poner por escrito un pensamiento de alguna manera lo consumo, podría
decirse.
- Dr. García Bazán: Es que precisamente ahí está la cuestión: la
captación de lo universal en la escritura, que lo retoma Gadamer cuando
habla de que la escritura supera al lenguaje oral porque le da
universalidad.
- Dr. Albizu: Sí, son los dos momentos de su análisis, la traducción y la
escritura.
- Dr. García Bazán: Ultimamente Gadamer, también cuando ha tomado
de nuevo la problemática en relación con el ser, la significación y
lenguaje, ha tomado otro tipo de gestos y de signos, ahora sí ha tomado
gestos, que es cuando dice que "el hombre es el único viviente que
entierra a sus muertos"
- Dr. Albizu: Eso lo decía Vico; no es que yo quiera defender los
derechos de autor de Vico.
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
105
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
- Dr. García Bazán: Lo retoma últimamente Gadamer, está en la misma
línea. Eso sería lo que hay que aclarar, por eso hablé de individualismo.
En realidad, la escritura es vehículo de la tradición; eso que ha
aclarado Ud. últimamente, es vehículo de la tradición o es el producto de
un autor. Yo creo que la visión hegeliana y la visión de Gadamer está
apoyando esto segundo y que está lejos de ellos esta idea de que la
escritura sea vehículo de la tradición.
- Dr. Albizu: Ud. niega que sea esto lo que hay en Hegel y Gadamer.
- Dr. García Bazán: Exactamente, aunque esto se ha dado claramente
también en la historia de la humanidad. Cuando el apoyo está en la
comunidad, en realidad no hay un texto modelo; cuando aparecen varios
textos, no es porque hayan sido producidos por autores diferentes, son
vehículos de la misma comprensión que tiene de aquellas ideas y de
aquello que comunica esta comunidad cerrada. Esto se da claramente
en los cuatro ejemplares que tenemos en estos momentos de un mismo
texto que es el "Apócrifo" de Juan entre los textos de Nag Hammadi. Ahí
se ve claramente que no hay un texto modelo y primero, no es el autor,
es la comunidad que va retraduciendo, reformando, mostrando el texto
que responde realmente a las ideas de la comunidad, no de un autor
determinado.
- Dr. Albizu: Sí, lo que no alcanzo a ver es el fundamento que tiene Ud.
para atribuirle a Hegel y a Gadamer la posición contraria, sobre todo
porque para ir a Hegel tendríamos que pasar de este somero pasaje a
toda su reflexión acerca del lenguaje y, especialmente, a la reflexión
final contenida en la Enciclopedia, donde lo que rescataría ahora (y es
difícil hacer diagnóstico sin repasar todo eso) es más bien el emerger
mediante la escritura, de algo que con Göethe podríamos denominar,
quizás, "Reino de las Madres", o "imaginación productiva", con Kant, o,
ya que se habló de los Bourbaki, las "Estructuras Madres".
En el caso de Gadamer no estoy tan seguro; lo que ocurre es que
Gadamer es un filólogo y un crítico literario. Por ahí habría que
orientarse. Pero hasta ahí llega mi posibilidad de orientarme.
- Dr. García Bazán: En el caso de Gadamer, son los mismos textos de
Verdad y Método, pero en el caso de Hegel es que me he orientado por
la interpretación a la que Ud. me lleva. Porque el ejemplo ratificatorio de
Sócrates me lleva a esa interpretación.
- Dr. Albizu: Eso lo agregué yo, lo de Sócrates. Lo que el experimento
muestra es que tengo a mi disposición la escritura y que en tanto escribo
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
106
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
quiebro la corteza del "aquí" y del "ahora" para entrar en su médula
universal.
- Dra. Archideo: Quería preguntarle si cuando Ud. afirma aquí que Hegel
tiene la originalidad de su noción de conciencia, toma, en los capítulos
primeros, la percepción como una construcción. En esa percepción
como construcción, ¿qué elementos toma Hegel de lo dado? y ¿qué
elementos toma Hegel de la propia autoconciencia, que es el mundo
donde se mueve Hegel? En consecuencia, no pareciera que la
originalidad es extender la conciencia, sino tal vez limitarla, al limitar la
autoconciencia. Pareciera que sí ¿Es una limitación a su modo de ver o
es una real extensión? ¿Y en qué consiste? En el primer elemento; ¿si
es un constructo de la conciencia, es decir, si la percepción misma no se
reduce también, a autoconciencia?
- Dr. Albizu: En primer lugar, Hegel lanza una crítica muy fuerte a una
idea constructiva de la dialéctica, tal como él la encuentra sobre todo en
Fichte. Le parece ése un formalismo que no entra en lo que en términos
del Prefacio sería la cosa misma.
La constructividad, en todo caso, de la experiencia y de la percepción
en concreto, consiste en "dejar ser". Ya al comienzo del análisis de la
percepción dice que "la riqueza del saber sensorial pertenece a la
percepción, le es inherente, y no a la certeza inmediata, en la cual sólo
se encuentra lo "Beiherspielende", sólo "lo que juega", diría, de manera
lateral, "pues" -aclara- "solo aquélla", o sea, la percepción, "tiene en su
esencia la negación; tiene la diferencia o la multiplicidad en su esencia".
La clave, ese movimiento por el cual lo dado es construido y
viceversa, por el cual lo activo es pasivo y lo pasivo activo, lo quieto
espontáneo -espontáneo en tanto término kantiano- y viceversa, la clave
está en el concepto de la negación, que es el concepto clave de la
dialéctica: "omnis determinatio est negatio". Hegel recuerda esa
afirmación de Spinoza y la pone como centro de la vida de la razón.
Por lo tanto, la percepción, como acción de la conciencia en la cual la
conciencia está toda ella, implica la superación de la negación estática por ejemplo, entre el sujeto y el objeto- y la potenciación de nuevos
niveles de negatividad. En ese sentido podríamos usar un término que
no es hegeliano, que es el que Ud. usó: el "constructo" de la conciencia,
porque el mundo se constituye como juego de negaciones
determinadas, de modo tal que desde las diversas certezas inmediatas
se eleva el espíritu hacia lo universal, un espíritu que en la medida que
se eleva va dejando de ser individual -esto toca la pregunta de García
Bazán-, va dejando de ser individual para universalizarse, y en ese
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
107
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
sentido la autoconciencia limita y limita la inmediatez informe, y sólo por
esa limitación crece lo universal. En suma, lo absoluto, la idea, o Dios en
tanto concepto religioso para lo absoluto, no puede ser representado,
según Hegel, como una gran extensión; el todo no es un extenso
Océano, es una total concentración, por eso es difícil encontrarlo en
Hegel, porque es tan concentrado como el átomo primitivo, si vale esta
comparación de no muy buen gusto. El proceso de la idea es el proceso
de autoconcentración hasta que estalla, y el estallido de la idea en el
final de la lógica es, justamente, el espacio y el tiempo.
De manera que se trata de una partitura, no sólo una partitura fugada,
sino de una partitura de muchas voces, que juegan de atrás adelante y
de adelante atrás. Entonces, la percepción en ese contexto es el paso
de la inmediatez a la universalidad del entendimiento. Percibir se dice en
alemán "Wahrnehmen", y Hegel lo piensa al pie de la letra. Lo que
resulta de este constructo es el tomar "nehmen", lo verdadero -párrafo 6; lo que de allí resulta es lo verdadero; y por eso en cuanto
"Wahrnehmendes", en cuanto percipiente, o sea, que toma lo verdadero,
tiene la conciencia la posibilidad de equivocarse, de "Täuschung", -de
negarse-. Esto significa que solo sobre la base de la originaria verdad de
la percepción es posible algo tal como la equivocación, es posible algo
tal como los engaños y los desengaños, de manera que la experiencia
es básicamente un "Wahrnehmen", tomar lo verdadero realmente
efectivo. Por eso es que para Hegel sensibilidad de ninguna manera es
percepción, con lo cual retoma la tradición más ilustre, porque
Descartes, cuando habla de claridad y distinción, habla de "clara et
distincta perceptio", ésta no es la percepción entendida como sensación,
ésta es la intuición, que en Descartes es intuición intelectual. De manera
que el proceso de la percepción es el proceso de la constitución de la
verdad y en este contexto, incluso, de la posibilidad del lenguaje como
significativo. Sólo así es posible el paso al entendimiento.
La singularidad sensorial, dice Hegel en el Párrafo 20, desaparece en
el movimiento dialéctico de la certeza inmediata y llega a ser la
universalidad, pero lo que llega a ser es sólo la universalidad sensorial.
Este es un concepto decisivo que opera como mediador entre lo
sensorial y el entendimiento, no sólo se trata de la imaginación
trascendental de Kant, sino de una universalidad propia de lo sensorial.
Lo más descuidado por la filosofía del conocimiento, por la
epistemología, es la vida de los sentidos, que fue gratuitamente reducida
nada más que a la sensación, de ahí que la búsqueda de la estética
trascendental sea lo que está, por ejemplo, casi obsesivamente presente
en la fenomenología de Husserl. Es allí donde están los secretos y en
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
108
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
ese sentido este capítulo puede todavía indicar algo. En la percepción
estamos en un universal que no es el universal abstracto, no es el
universal de una fórmula como a+b, etc., sino el universal de lo
sensorialmente constituido.
La pregunta era si la autoconciencia es limitación o extensión. Se
podría decir que para extenderse no hay otra posibilidad que limitarse; si
no, me va ocurrir lo que decía mi abuela: "el que mucho abarca poco
aprieta". Sólo si me limito, estoy en condiciones de abarcar el todo.
- Dra. Archideo: Cuando Ud. decía "la originalidad", era una idea suya
respecto de Hegel, o Hegel mismo dice: "la originalidad de la conciencia
consiste en..." Es una apreciación de su parte, es decir, teniendo en
cuenta que siempre las nociones hegelianas están dentro de un cierto
modo de concepción, porque si no, no hay modo de poder relacionar
con sensación o con percepción tomado en otro aspecto; el mismo Kant.
- Dr. Albizu: Sí. En mi afirmación, al hablar de originalidad, estaba usado
el término en el sentido de un discurso cotidiano, podríamos decir; vale
decir en el sentido de que, en este caso, Hegel apunta a algo que no
vemos emerger en otros autores en ese sentido.
- Dra. Archideo: Tendríamos que hablar en otros términos para estar
hablando hegelianamente, porque si no es casi imposible.
- Dr. Albizu: Probablemente, porque se trata de un discurso totalmente
móvil y por lo tanto no hay los puntos de apoyo de los discursos del
entendimiento.
- Dr. Puyau: La culminación de la metafísica como técnica en las
ciencias actuales, en la exposición de Heidegger, ¿es una idea de la
cual participas o la expones simplemente?
- Dr. Albizu: En principio la expongo. Eso es lo que dice el Sr.
Heidegger. Todavía no tengo razones para modificar mi tesis según la
cual Heidegger es un formidable teórico de la ciencia, pero un bastante
pobre teórico de la metafísica, porque su reducción de la metafísica a
ontoteología, en el fondo es inconcebible e inadmisible en mente
moderna. La fórmula ontoteología la inventó Kant, como tantas cosas, y
Heidegger entra a saco, a pesar de su aire de probidad, y usa esa
fórmula -incluso la usa para interpretar el texto conocido con el título
Metafísica de Aristóteles-, y le sobrepone el modelo de la filosofía
racionalista alemana del siglo XVII -Beck, Crusius, etc.- a través de la
fórmula de Kant.
Creo que la metafísica no se reduce a ontoteología; más, que hay un
costado genuinamente artístico o, si se quiere, poético de la metafísica,
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
109
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
que la fórmula ontoteología esconde y de lo cual Heidegger no se digna
darse por notificado a pesar de todo de lo que él ha descubierto en la
"Dichtung", en la esencia de la obra de arte, etc. Por el contrario, cuando
dice que la ciencia y la técnica son la consumación de la metafísica esto
ha de entenderse en el sentido que aquéllas son la consumación de la
metafísica tal cual él la entiende, es decir, en el sentido de una teoría del
"ente" en cuanto "ente" y del "ente" en su verdad universal. Vale decir,
no tanto según el esquema de Aristóteles sino el esquema de la
metafísica specialis de los siglos XVII y XVIII.
Es claro que su pregunta puede esconder esto, pero entonces la
ciencia y la técnica son metafísica en ese sentido. Tampoco creo que
sea tan fácil la cosa. Al parecer más bien la metafísica ha jugado un
juego muy sutil.
Según parece, en la historia antigua del Japón hay un momento -no
sé si cuando la corte estaba en Kioto- en que los juegos de poder son
tales que los emperadores para tener poder se ven obligados a
renunciar; ¡felices épocas aquéllas! Creo que la metafísica ha hecho
eso; ha renunciado y entrado en clandestinidad. (Este lenguaje era muy
conocido hace treinta años cuando había guerrillas y atentados) La
metafísica ha entrado en la clandestinidad en la ciencia. En una ciencia
que es tecnología, que no es ni la episteme griega, ni la doctrina del
medioevo. No sé si respondí la pregunta.
- Dr. García Bazán: En realidad lo que me gustaría es escuchar algunas
reflexiones sobre un planteo que le voy a hacer en relación con
Heidegger.
Con este tema del punto de partida del conocimiento, el hecho de que
se halla referido concretamente a la década que va del '20 al '30, o sea,
el Heidegger que está entre los treinta y uno y los cuarenta años, y que,
por otra parte, haya ubicado dos nociones fundamentales en relación
con los temples de ánimo, y en relación con este punto de partida del
conocimiento.
Por una parte "la angustia", por otra parte la "Sorge" y, sin traducirla,
explicándola como "pre-serse" y esta apertura, por lo tanto, a la
estructura del tiempo.
A mí me suena acá -en esta preocupación de la reflexión de
Heidegger, más allá en el fondo de Kierkegaard, en relación con La
angustia y en su vinculación ahora con la "Sorge"-, algo así como lo que
sería el molesto estiramiento del alma -que en última instancia es el
presente para San Agustín-, que se resuelve con la eternidad.
Pero, lo que yo veo es que estos autores están preocupados con la
historicidad, y ahora me refiero, he dicho autores, porque me refiero
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
110
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
simultáneamente a Heidegger y a Gadamer, sean tan ligeros con la
ciencia histórica, porque siempre que se trata de buscar algún culpable
en el caso presente, porque en 1921 da Heidegger su Seminario sobre
las Confesiones de San Agustín, y San Agustín, según él, ha
experimentado una cantidad de realidades que si no hubiera caído en la
metafísica de Platón, tal vez se hubiera mantenido más en lo primitivo y
en lo genuino de su experiencia, pero lamentablemente esa mala
experiencia de la metafísica la ha tenido por Plotino.
Cuando se trata de tergiversar o de interpretar mal a Platón, para
Heidegger y Gadamer, ahí están los neoplatónicos. Pero, yo le
confesaría -y me parece que me equivoco poco- que cuando dice
Heidegger eso, pienso que no ha leído ni un texto directo de las
Enéadas. Cuando él se preocupa un poco después sí, ya tratar de
conocer más de aquello que lo va a preocupar tanto que es Aristóteles,
ahí sí por primera vez se mete un poco más a fondo en textos griegos y
hasta consigue el préstamo de algunas obras de Aristóteles. Sin
embargo, el gran culpable aquí es nada menos que Plotino, y en el caso
de Gadamer son los neoplatónicos. Yo he leido la obra de Gadamer y lo
más que he leído a veces, en Gadamer, de los neoplatónicos son ideas
de autores que, por supuesto, estudian a los neoplatónicos. A Platón, sí,
lo ha trabajado.
Ahora sí me gustaría -Ud. que es experto en la filosofía
contemporánea- algunas reflexiones sobre esto.
- Dr. Albizu: Por un lado hay la ligereza con la ciencia histórica. Eso abre
un frente. Por otro lado está la búsqueda de los culpables. Un tercer
frente situado en él. Ud. hizo referencia a la "Sorge" y al Heidegger que
yo había hecho referencia. Podría empezar por esto último.
Los historiadores introducen, respecto de la filosofía, un procedimiento
que nos parece tan natural y evidente que a nadie se le ocurre
cuestionarlo. Es esto de los períodos, tanto que uno mismo ya tiene la
propensión a verse históricamente como dividido en períodos.
Cualquiera de los que estamos aquí puede decir, "¡ah! no, pero eso era
en mi período anterior, ya lo he superado", o cosa por el estilo. En el
caso de Heidegger hay discusiones acerca de cuántos Heidegger hay:
uno, dos. Parece que si un pensador no tiene dos períodos en su
desarrollo no es nadie. Se habló de Heidegger uno y dos, a propósito de
la "Kehre" de los años cuarenta; Heidegger mismo le escribió al Padre
Richardson una carta al respecto. Después, ya en los años finales de su
vida, dio pie para que se pudiera hablar de tres períodos. Incluso hay
alguna interpretación que insiste en cuatro porque después de los tres
que dijo Heidegger, habría aún un cuarto, que sería el final. Pero me
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
111
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
parece que en todo eso, lo que sí es cierto es que la primera obra -que
por cierto queda incompleta- de Heidegger es Ser y Tiempo. Todo lo
nuevo que pueda haber agregado después, incluso un lenguaje
totalmente nuevo, que abarca hasta los escritos de los años sesenta,
está en los textos reunidos en el volumen Beiträge zur Philosophie, cuyo
manuscrito solo lo había mostrado a Pöggeler. En su libro sobre
Heidegger Pöggeler puede hacer una referencia a esto. Pero Heidegger
destinó este libro a ser publicado después de su muerte. De hecho se
publicó póstumo, cuando hubiera cumplido cien años. La publicación de
esa obra muestra que todo su pensamiento posterior está contenido en
ella. Se ratifica así la relatividad de toda periodización.
Desde el punto de vista de la "Sorge" se muestra que el pensador ha
ido profundizando hasta encontrar una justificación de lo que la analítica
de Ser y Tiempo hiciera visible, a saber: ciertos rasgos del "Dasein" -del
hombre-, lo cual llevó, incluso, a hablar de la filosofía existencial, de giro
antropológico (Note que si nos atenemos a la erudición de los
profesores universitarios, periodistas y turistas de la filosofía, la del siglo
XX se caracteriza por girar como un trompo: è movil, qual piuma al
vento. O está ebrio) Para Heidegger todo ese trabajo carece de valor. Lo
fundamental es la apertura de un abismo, pero no en el sentido de un
mero sin fondo, sino de estructuras ocultas hasta el momento. En los
Beiträge por ejemplo, se encuentra al comienzo un tratamiento de este
temple en relación con el intraducible concepto de "Ereignis", pero que
tiene relación con historia. Entonces señala que el fundamento de la
"Sorge", el fundamento de esta perturbación, que no es perturbación
psíquica sino este "ser no siendo". (Me hace acordar a fórmulas místicas
-esto lo agrego yo- pero, aquello de "no entender entendiendo toda
ciencia trascendiendo", todo el mundo sabe de donde procede, y si no lo
sabe peor para él, porque procede del más alto filósofo que tiene la
lengua española, no solo el más alto poeta, que es San Juan de la Cruz,
y prácticamente ahí la tradición se cortó). Entonces la "Sorge" tiene un
fundamento que en los Beitrage está caracterizado, según dije al pasar,
como la "Verhaltenheit". Es casi imposible traducir -no solo a lengua
española, sino a lengua alemana cotidiana- lo que Heidegger dice
acerca de la "Verhaltenheit"; en todo caso dice que es la más fuerte y a
la vez la más sutil preparación del existir, para la "Ereignung", o sea para
el "ser ser" de la existencia. Para dar lugar a la "Kehre Ereignis", a la
vuelta en esto, que hay quienes lo traducen como acaecer. Alguna
colega habla de: "el ser como acaecer" en Heidegger, pero Heidegger
ha dicho que no se entienda "Ereignis" como acaecer. No es "Ereignis",
no es evento en el sentido del diccionario; es la juntura del "Dasein" que
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
112
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
no es más que "ser con el ser". Alguien dirá puro galimatías: ¡adelante!,
por eso esto es intraducible. Entonces la "Sorge", la cura, el cuidado como sería, quizás, la versión cotidiana- no es la perturbación y el
malestar y el estar preocupado, doliente, acerca de esto o de lo otro. De
lo que se trata con la "Sorge" es de la aparición de la decisión, no de
esto o lo otro sino que, en el tener que ser el que decide, se abre como
una compuerta, y en ese sentido, la compuerta que se abre a la vez que
potencia el hecho de que yo soy mi decisión, pone un límite a mi
decisión, límite en el sentido de que las grandes decisiones implican
detenerse para que brote lo que da sentido. Si quiero dar un gran salto
tengo que retroceder, por ejemplo, para tomar el envión necesario, yo no
puedo saltar -suponiendo que fuera un atleta-, dar un salto en largo de
aquí al otro extremo de la mesa si no es tomando el envión desde por
allá, ni el atleta más atleta hace esto desde aquí, eso sería volar y eso
además no está calificado en la prueba atlética. De manera que la
misma "Sorge" que parecía a los intérpretes que era la angustia en un
sentido quasi romántico -Kierkegaard es un pensador romántico-, es
desautorizado por Heidegger en el sentido en que el fundamento está en
una especie de silencio que otra vez hace acordar los más altos puntos
de la mística especulativa.
En relación con esto hay pluralidad de temples. No todos llevan por
igual al fondo de la filosofía y eso es lo que cuenta respecto de
Heidegger. Como erudito profesor era un maestro en leer textos y a la
vez en hacer decir al texto lo que quizá no decía. Probablemente uno de
los autores que no solo mejor conoce sino que él más quiere, que lo ha
llevado de la mano, que ha sido su mentor, ha sido Kant. El tiene una
gran deuda con Kant. Platón..., respecto del resto de la tradición
platónica -no sé si es un elefante en un bazar-, y respecto del idealismo
-por lo menos de Hegel- lo que es curioso es que habiéndolo leído -con
el cuidado con que leía- no vea cumpliéndose aquello de que "los
árboles le impiden ver el bosque".
No sé si eso es ligereza con la ciencia histórica, porque ahí
enfrentaríamos la cuestión qué es la historia. Heidegger ha sido alguien
que ha reflexionado con la historia, solo que dice: "la historia aquí no
está concebida como el dominio del ente entre otros entes, sino,
exclusivamente en la mirada "auf die Wesung des Seins selbst". Es
decir, "una mirada al presenciamiento del ser mismo": eso es historia en
el sentido más amplio.
- Dr. García Bazán: ¿Cómo se escribe ese Seyn?
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
113
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
- Dr. Albizu: Con y griega, en forma arcaica. Es decir, eso ya eso es
significativo: ya no significa el ser de la metafísica.
Entonces, en Ser y Tiempo, historia es el modo de ser del "Dasein"
porque es tiempo y ahora resulta que el "Seyn" es historia, pero en el
sentido del advenir de la diferencia. En ese sentido podría decirse: el
pensador tiene el derecho que tiene el poeta; hace un mundo
destruyendo lo que necesite, y puede que destruya la fidelidad histórica
de los historiadores que suelen ser tan fieles a los documentos que por
eso son totalmente infieles al ser.
- Dr. García Bazán: También, y ahora de nuevo, no se olvide que
estamos en la década del '20 al '30, no estamos ahora en la década del
'40, pienso que los Beiträge son del '39.
- Dr. Albizu: '36 al '38, más o menos, ésa es la fecha.
- Dr. García Bazán: Si el tema de la ligereza se aplica, digamos
justamente, a justificar esta temática de los períodos. Es decir, el
Heidegger que en etapas posteriores va reflexionando y afinando
determinados temas, no es el Heidegger que quince años antes
rápidamente destruye aquello sobre lo cual no vuelve. Esa relación entre
historicidad y ciencia histórica es la que me parece que Heidegger no
observa en determinada época. Lo mismo que la fuerte experiencia que
ha tenido justamente, también, en esa época, y por eso le pregunté por
aquel uso arcaico, le pregunté que advertía que era "Seyn", usado
también creo que por Fichte.
- Dr. Albizu: Es que en la época de Fichte se escribía con y griega.
- Dr. García Bazán: Aquel trato, el único respetuoso -que lo dice el
mismo Heidegger-, que tiene en Marburgo justamente con un historiador
de los comienzos cristianos, con el teólogo Rudolf Bulttman, no tiene
acá una importancia capital, en el caso de las colaboraciones en
relación con la filosofía. E incluso el tema del "Ereignis" en relación con
el mismo concepto de venida, de "parusía".
- Dr. Albizu: Sí, es probable, yo no sabría ahora hacer un diagnóstico de
la presencia de ciertas personalidades de primera línea en la ciencia y
en la teología alemanas de la década del '20 en Heidegger. Insisto,
Heidegger toma de muchos lados su alimento y tiene derecho -nunca
que yo sepa lo ha citado, pero tendría derecho- a esgrimir la frase de
Paul Valéry: "el león está hecho con muchos corderos digeridos".
Heidegger es una especie de gran estómago que digiere y modifica una
serie de su propio metabolismo intelectual, modifica una serie de
elementos que toma del quimismo de otros autores. Es incomprensible
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
114
Epistemología de las Ciencias. El punto de partida del conocimiento (1999) CIAFIC
Ediciones
sin toda su base histórica, eso es claro; pero, por otra parte, lo notable
es que, sepultado como está por tal avalancha de ciencia y de erudición,
puede, aunque sea mediante un esfuerzo gigantesco, ser original.
- Dr. García Bazán: Eso sin ninguna duda. Pero, cuando se tiene que
afirmar como león, en determinadas etapas de su vida -concretamente
en el '45-, no se apoya justamente en aquellos que lo podían hacer león,
en el conflicto y en la batalla, o sea los mismos alemanes, sino que tiene
que decir: ahí en Francia "estoy creando escuela", algo que ya había
iniciado el mismo E. Morin.
- Dr. Albizu: Sí. Quizás ésos sean rasgos, esas debilidades que tienen
los grandes pensadores -que tienen muchas-, y como el propio
Heidegger escribió alguna vez "quien piensa grande se equivoca
grande", evidentemente, la caída de la torre es mucho más aparatosa y
estrepitosa que un simple resbalón aun cuando en los dos casos la
consecuencia puede ser la misma, es decir, romperse la cabeza.
- Dra. Archideo: El aporte del Dr. Albizu desde Hegel en particular y sus
antecedentes y consecuentes en lo que al punto de partida del
conocimiento se refiere ha sido particularmente interesante y precisa.
Esperemos todos reflexionar sobre estos temas.
© 1999 CIAFIC Ediciones
Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural
Federico Lacroze 2100 - (1426) Buenos Aires
e-mail: [email protected]
Dirección: Lila Blanca Archideo
ISBN 950-9010-20-0
El punto de partida del conocimiento. Hegel y Heidegger
Edgardo Albizu, pp.87-115
115
Descargar