BERTRAND RUSSELL (1872-1970) I.- Corrientes filosóficas del

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BERTRAND RUSSELL (1872-1970)
I.- Corrientes filosóficas del siglo XX.
1.- La fenomenología.
2.- El existencialismo.
3.- La filosofía analítica.
4.- El personalismo.
II.- La filosofía analítica: temas y principales representantes.
1.- Características.
2.- Corrientes de la filosofía analítica.
A.- La filosofía del lenguaje ideal.
a.- El atomismo lógico.
b.- El positivismo lógico.
B.- La filosofía del leguaje ordinario.
III.- Bertrand Russell: contexto histórico, vida y obras.
IV.- Crítica del idealismo.
V.- El atomismo lógico.
1.- Introducción.
2.- Características.
A.- Principio de isomorfía.
B.- Extensionalidad.
C.- Las proposiciones atómicas.
D.- Hechos atómicos y hechos complejos.
VI.- La teoría de las descripciones.
VII.- El valor de la filosofía.
VIII.- Comparación con otros autores: empirismo de Hume, Kant,
Nietzsche y otros filósofos.
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I.- Corrientes filosóficas del siglo XX
1.- La fenomenología.
Su principal representante es Husserl (1859-1938). Supone
una reacción frente al positivismo científico, que afirmaba que el único
conocimiento válido es el científico, exponiendo frente a él que la ciencia
nos dice cómo son los hechos de la realidad pero poco o nada nos dice
sobre el sentido de la vida humana. Critica igualmente al idealismo, para
quien el sujeto construye el conocimiento de modo que no podemos
conocer las cosas en sí; frente a él afirma que el sujeto no pone nada en el
conocimiento, puede llegar a las cosas tal y como son en sí mismas.
Quiere elaborar una nueva manera de hacer filosofía consistente en un
“volver a las cosas” tal y como son en sí mismas. Para ello creará el
método fenomenológico, que consistirá en tratar de describir las esencias
que se nos aparecen a la conciencia de la manera más completa y objetiva
posible. Estas esencias las captamos a través de una intuición de las
esencias, es decir, de un conocimiento directo e inmediato de las mismas.
Así, cuando percibo un objeto rojo, intuyo de manera directa e inmediata
la esencia del color rojo, prescindiendo del rojo de ese objeto concreto.
De esta manera se quiere construir una filosofía tan rigurosa y segura
como la ciencia, pero no basándose en un método científico determinado
(como hizo Descartes con el matemático, o Kant con el físico), sino
sirviéndose de un método propio, el fenomenológico.
2- El existencialismo: Sartre.
El existencialismo es una corriente filosófica que apareció en la
época de entreguerras y que refleja muy bien el estado de pesimismo en
que se encontraba la gente después de las dos grandes catástrofes bélicas.
¿Cómo es posible que los países más avanzados científica, filosófica y
culturalmente no hayan sido capaces de dirimir sus diferencias
pacíficamente? Se llama existencialismo porque toman como punto de
partida de su filosofía el análisis de la existencia humana, de los deseos,
anhelos, ilusiones, miedos, dudas… que siente el hombre en su vida
cotidiana.
Sartre (1905-1980), filósofo francés, empieza afirmando que el hombre
no tiene naturaleza o esencia, sino existencia. ¿Qué quiere decir esto?
Recordamos que había una ética basada en la naturaleza humana, que
afirmaba que toda persona nacía con unas tendencias naturales o esencia, y
que lo que tenía que hacer era desarrollar eses tendencias y así sería feliz.
Pues bien, Sartre afirma que no existe esa tendencia o esencia, y por lo
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tanto el hombre no cuenta con ninguna guía o manual de instrucciones que
le oriente sobre cómo construir su vida. Esto quiere decir que no tiene
esencia, sino existencia. Es pura libertad, en el sentido de que puede hacer
lo que quiera para construir su vida. Por lo tanto para que un acto sea
bueno, no tiene por qué desarrollar ninguna tendencia, pues no la posee,
sólo debe realizarse con total libertad y que no haga daño a los demás. Por
ello, si una persona no quiere ser sociable, si lo ha decidido libremente,
será un acto bueno.
Esto en principio parece que está muy bien, pero Sartre dirá que en el
fondo la vida humana no tiene sentido. ¿Por qué? Pues porque el hombre
quiere ser completamente feliz y como no tiene una esencia, nunca está
satisfecho con nada, siempre desea más. La vida es una “pasión inútil”.
Todo en la naturaleza tiene su esencia, un perro, un gato, el agua, que es
realizada, tiene un sentido, menos el hombre. Tiene el deseo de ser
completamente feliz pero no puede serlo, luego es una equivocación, una
anomalía de la naturaleza. La naturaleza ha creado un ser absurdo.
¿Qué hacer entonces? Ya que estamos aquí, vamos a vivir una vida
auténtica, que consiste en vivir como si la vida tuviese sentido pero
sabiendo que no lo tiene, aunque vivamos en la angustia; a diferencia de la
vida inauténtica o ilusa que es la de aquellos que viven la vida como si
tuviese sentido sin saber que no lo tiene, aunque sea en principio más
llevadera. P.e., una persona con cáncer: viviría auténticamente si supiese
que lo tiene y viviera como si no lo tuviese; su existencia sería inauténtica
si no lo supiese y viviese tranquilamente.
3.- La filosofía analítica (se explica más abajo).
4.- El personalismo.
Corriente filosófica sistematizada por Mounier (1906-1950) y de
inspiración cristiana. Centra su reflexión en la idea de persona,
definiéndola con las siguientes características:
- La persona es autoconciencia. La autoconciencia es la capacidad
de darnos cuenta de lo que sucede dentro y fuera de nosotros. La perdemos
cuando p.e. dormimos, nos desvanecemos o estamos en coma. De ella
derivan la inteligencia y la libertad. La inteligencia, ya que al darnos cuenta
conocemos nuestro entorno y descubrimos las distintas posibilidades para
actuar, y por la libertad elegimos la más adecuada. Ej: un hombre y un león
que quieren cruzar un río.
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- La persona es corazón. Pero no sólo pensamos, sino que
también sentimos. Tenemos una afectividad, unos sentimientos que nos
acompañan en todo lo que hacemos. Así, decimos en el lenguaje “no tiene
corazón”, o “se ha dejado llevar por el corazón”. El filósofo francés Pascal
decía que “el corazón tiene razones que la razón no comprende”. Pensemos
en la transformación que se realiza en una persona cuando se enamora.
- La persona se ve un “alguien” y no un “algo”. Ser “alguien”
significa que nos vemos como seres únicos e irrepetibles, ni hay ni ha
habido ni habrá nadie como yo. De tal manera que cuando expresamos o
comunicamos quienes somos, no respondemos “un ser humano” sino que lo
hacemos con nuestra propia historia personal, nuestra biografía. Esto lo
manifestamos en el lenguaje al contar cada uno con un nombre propio, de
ahí la despersonalización que supone nombrar a la gente por un número, un
puesto… La palabra que mejor suena a nuestros oídos es el propio nombre.
Este ser irrepetible que somos se manifiesta especialmente cuando se
sufre la pérdida de un hijo en una familia; por otros hijos o hermanos que
se tengan nunca podrán reemplazarle.
- La persona es una unión psicosomática. El alma o espíritu o
psique o mente están íntimamente unida al cuerpo. Sólo puede manifestarse
a través de éste. De manera que no podemos decir que tenemos un cuerpo,
sino que somos cuerpo. Así como cuando rebajamos nuestra alma (p.e. si
vendemos nuestra intimidad por dinero, como en algunos programas de
TV), nuestra persona se ve rebajada; también cuando rebajamos nuestro
cuerpo (p.e. si tenemos sexo sin amor, o en el juego del lanzamiento de
enanos), es toda nuestra persona la que se ve rebajada con el cuerpo. Igual
valor tienen cuerpo y espíritu, somos un cuerpo espiritualizado o un
espíritu encarnado.
Esta unidad mente-cuerpo se manifiesta cuando conocemos por vez
primera a una persona. Al principio la vemos físicamente tal y como se nos
muestra (guapa, fea, normal, indiferente…), sin embargo con el paso del
tiempo y cuando la vamos tratando la percibimos de distinta manera aun
físicamente. Su espíritu como que envuelve, traspasa y anima su cuerpo
haciendo que lo veamos de manera distinta.
- La persona es un ser llamado a la entrega. Del análisis del
cuerpo de la persona podemos deducir cuál es su origen, su misión y su
finalidad, a qué está llamada: es un ser para el amor. Efectivamente, la
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persona queda escindida en dos modos de ser en virtud de su cuerpo
sexuado: hombre y mujer. De tal manera que el cuerpo y con él todo su ser
(ya hemos visto que somos una unidad psicosomática), está llamado a la
entrega a otra persona que la complemente, a construir una comunión de
personas.
El cuerpo sexuado nos revela que nuestro origen está en el amor (somos
el fruto de un acto de amor de nuestros padres), nuestro presente está
llamado a compartir una historia de amor con otra persona y nuestro futuro
se encamina a engendrar nuevas personas, los hijos, a quienes deberemos
amar. Podemos, pues, decir que la persona en su origen y en su fin está
envuelta en el amor.
La persona pues está llamada a entregarse a otra persona y a ser recibida
por otra persona, y a prolongarse por amor en otras personas. Esta apertura
al otro le abre a la sociedad. Es un ser social por naturaleza.
II.- La filosofía analítica: temas y representantes principales.
1.- Características.
La filosofía analítica constituye un amplio movimiento
filosófico del S. XX, originado en Inglaterra a partir de la obra de G. E.
Moore y Bertrand Russell, que adquiere, además, un enorme auge en
EE.UU. y Austria. Aunque dentro de este movimiento se pueden
distinguir varias corrientes, todas ellas tienen en común los siguientes
rasgos:
-Actitud empirista: la experiencia ha de ser la fuente de todo
nuestro conocimiento, de modo que el criterio para establecer la verdad o
falsedad de cualquier conocimiento es el criterio de verificación (verificar
consiste en comprobar los enunciados a través de los sentidos o por medio
de instrumentos). Por lo tanto rechazan la metafísica ya que sus
proposiciones o verdades no pueden ser verificadas.
- El análisis filosófico. La función principal de la filosofía, y
según algunos la única, se centrará en el análisis filosófico, consistente en
descomponer los problemas filosóficos en sus elementos más simples,
operación que nos permitirá comprender mejor su sentido, o descubrir
que en realidad no había problema. En esta tarea tendrá especial
relevancia el análisis del lenguaje, ya que algunos problemas y
dificultades tienen su origen en el mal uso del lenguaje o en su carácter
equívoco y ambiguo. Por eso debemos a los filósofos analíticos un
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espíritu de cautela y claridad al hacer filosofía.
-Papel secundario de la filosofía. Los filósofos analíticos
consideran que la filosofía no es un saber con contenido propio sino que
es una actividad de segundo grado (no estudia la realidad, sino que
analiza los saberes que sí que la estudian, como las ciencias) centrada casi
exclusivamente en el estudio de la lógica, los problemas del lenguaje
científico y la filosofía de la ciencia, que estudia el método científico,
cuándo una proposición científica está verificada de modo que podamos
decir que es verdadera…
2.- Corrientes de la filosofía del lenguaje.
Desde los inicios del movimiento analítico surjen dos
corrientes diferenciadas: La filosofía del lenguaje ideal y la filosofía del
lenguaje ordinario.
A.- La filosofía del lenguaje ideal.
Para esta corriente, originada en Russell, el análisis
filosófico tiene como misión llevarnos a distinguir los problemas reales
de la ciencia de aquellos problemas (pseudoproblemas) que surgen debido
al mal empleo del lenguaje (aquí se encuentran casi todos los problemas
de tipo filosófico). El lenguaje común incurre inevitablemente en este tipo
de pseudoproblemas, de ahí la necesidad de construir un lenguaje
perfecto. Este lenguaje perfecto tiene que ser desarrollado por los
procedimientos de la lógica, por lo que van a subordinar sus estudios a
esta disciplina. Para la constitución de tal lenguaje perfecto será necesario
descomponer el lenguaje en sus elementos mínimos o simples (dando
origen con ello al «atomismo lógico») que se han de corresponder con los
hechos simples de la realidad. Dentro de esta corriente analítica que
hemos denominado «filosofía del lenguaje ideal» pueden distinguirse, a
su vez, dos subcorrientes:
a.-El atomismo lógico: desarrollado fundamentalmente
por Russell y el primer Wittgenstein (lo estudiaremos más adelante).
b.-El
positivismo
lógico
(también
llamado
«neopositivismo»): centra su preocupación en despojar a la ciencia de
todo vestigio metafísico y en analizar el tipo de relaciones que se
establecen entre el «lenguaje» y los «hechos». Los representantes más
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destacados del positivismo lógico pertenecen al llamado “Círculo de
Viena”.
B.- La filosofía del lenguaje ordinario.
Esta corriente, originada a partir de la obra de Moore, parte del
lenguaje corriente. Éste ha de ser sometido a análisis pero no para
sustituirlo por un lenguaje lógico perfecto, sino para ver dónde se hace un
mal uso de las reglas del lenguaje. Algunos autores desarrollan la teoría
de los juegos del lenguaje; esto es, dentro de una misma lengua se pueden
dar diversos usos del lenguaje, con unas reglas propias cada uno. Y cada
uno de estos usos sería un juego. La filosofía tendrá por misión
desentrañar (a través de un análisis) dónde se producen estos malos usos
del lenguaje. Además de Moore pueden ser encuadrados en esta corriente
el segundo Wittgenstein.
III.- Russell: contexto histórico, vida y obras.
A finales del S. XIX Europa vive en plena vorágine de la
revolución industrial, las grandes potencias afianzan sus imperios
coloniales de los que extraen las materias primas y surge un optimismo
generalizado: es la Belle Époque. Pero el S.XX no puede empezar con
peor cariz: estalla en 1.914 la 1ª Guerra Mundial. A la paz le sucede el
ascenso de los totalitarismos: el comunismo en Rusia, el fascismo en
Italia y el nazismo en Alemania. Como consecuencia de sus políticas
expansionistas se hace inevitable la 2ª Guerra Mundial. Europa queda
destruida y deja de ser quien dirija los destinos del mundo, pasando la
hegemonía a dos nuevas potencias: EEUU y la URSS. Junto a estas dos
potencias el mundo queda escindido en dos grandes bloques
estableciéndose lo que se llamó la Guerra Fría. En líneas generales, los
intelectuales, entre ellos Russell, eran pesimistas sobre el destino de la
humanidad. A las dos guerras mundiales antes o después le sucedería una
3ª guerra mundial, cuyas consecuencias serían nefastas ya que los
arsenales atómicos de las grandes potencias podían destruir el mundo
varias veces.
Bertrand Russell nació en Inglaterra en 1872 en el seno de
una familia noble, de conocida trayectoria liberal. Ingresó en el
Trinity College de Cambridge. Cuando se graduó enseñó en este
centro 6 años. Por sus ideas contrarias al servicio militar y a favor
de la objeción de conciencia fue destituido. Se estableció en EEUU
teniendo también problemas con la justicia por sus ideas a favor del
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desarme nuclear y en contra de la guerra de Vietnam. Los últimos
años los dedicó a defender sus ideas ético-políticas, creando el
Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra Russell. Recibió el
Premio Nobel de Literatura. Murió en 1970 llegando casi a
centenario.
Entre su vasta obra escrita podemos destacar Principia
Mathematica y la obra a la que pertenecen los dos capítulos que
vamos a leer, Los problemas de la filosofía.
IV.- Crítica del idealismo.
Russell en un principio fue idealista, seguidor del neokantismo
y el hegelianismo (filosofía de Hegel), pero fue evolucionando hasta llegar
a criticar y abandonar el idealismo. El idealismo de Kant, como ya vimos,
venía a decir que el conocimiento estaba condicionado por unas ideas a
priori o “moldes” que nuestras facultades cognoscitivas aplicaban a las
impresiones sensibles, modificándolas notablemente, de modo que en el
fondo no podemos conocer las cosas tal y como son en sí mismas.
Russell encuentra dos pegas a la filosofía de Kant: si la naturaleza del
hombre cambiara y con ella esos “moldes” o ideas, cambiaría también
nuestro conocimiento; y por ejemplo, cambiaría el “molde” tiempo, de
modo que 2 tomates más dos tomates podrían ser 5 tomates, lo cual es
absurdo. Por otra parte las cosas son como son al margen de que las
conozcamos o no. Siguiendo con el mismo ejemplo, 2 tomates más 2
tomates serán 4 tomates, lo pensemos o no.
Hegel pensaba que la realidad se comportaba como un todo orgánico
donde cada objeto estaba íntimamente relacionado con el todo, de modo
que para conocer su esencia debíamos saber sus relaciones con el todo. En
un principio la realidad es espíritu que no se conoce a sí mismo, no conoce
toda su riqueza, y para conocerse se despliega convirtiéndose en materia y
naturaleza, sacando fuera todo lo que lleva dentro; de la naturaleza vuelve a
surgir el espíritu en el hombre, de manera que la realidad se va conociendo
a sí misma a través del espíritu humano, culminando este conocimiento en
su propia filosofía (sírvanos como ejemplo un embrión humano). De modo
que la realidad es un todo orgánico donde cada cosa se define en función
del todo y además en el fondo es espíritu. Esta filosofía es un monismo (la
realidad es un todo coherente) idealista (la realidad en el fondo es espíritu,
razón, idea).
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Russell en cambio afirmará que las cosas, los hechos, existen al margen
de un pensamiento que las piense (realismo); y las cosas son lo que son,
independientemente de su relación con el todo y con el resto de las cosas
(pluralismo). Su filosofía acaba siendo realista y pluralista.
Esta visión de la realidad le llevará a aplicar el método analítico para
conocerla mejor: si las cosas son lo que son independientemente de todo lo
que las rodea, podemos descomponer los hechos o cosas complejas en sus
elementos más simples (o átomos lógicos) para comprenderla mejor. De ahí
que a su sistema se le llame atomismo lógico.
V.- El atomismo lógico.
1.- Introducción.
La teoría de Russell es denominada por él mismo atomismo
lógico. Según Russell muchos problemas filosóficos provienen de las
imperfecciones del lenguaje ordinario que utilizamos, ya que es un
lenguaje ambiguo, equívoco y confuso. Y si la ambigüedad es ventajosa a
la hora de comunicarnos, es una desgracia para el desarrollo de la
filosofía. Según Russell, el lenguaje ordinario alberga “las salvajes
supersticiones de los caníbales”. Por eso Russell desarrollará un análisis
del lenguaje que aspira a poner de manifiesto sus imperfecciones lógicas,
contrastándolas con un lenguaje lógicamente perfecto, que tiene que tener
las siguientes características.
2.- Características.
A.- Principio de isomorfía.
La primera condición para que un lenguaje sea
lógicamente perfecto es una condición semántica: que las palabras de
cada proposición se correspondan una por una con los componentes del
hecho correspondiente. Se exceptúan palabras tales como: o, no,
si…entonces…(son los enlaces lógicos o conectivas) las cuales sirven
para componer oraciones. En este principio está presente la teoría
referencialista del significado: los significados de las palabras son los
objetos de los que tenemos conocimiento directo. P.e. Esto es amarillo.
No valdría La pera es amarilla, pues no indico de qué pera en concreto se
trata y me llevaría al error.
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B.- Extensionalidad.
Esto es, que todas las oraciones complejas o
“proposiciones moleculares”, están constituidas por oraciones simples o
“proposiciones atómicas”, unidas por enlaces lógicos o conectivas (o, y,
si….entonces,…), de tal modo que la verdad o falsedad de aquellas son
una función (dependen) de la verdad o falsedad de las últimas. Por ello un
lenguaje perfecto sólo está formado de proposiciones, es decir, oraciones
que hacen referencia a hechos de la realidad, y de las que se puede decir
que son verdaderas o falsas. Así, la proposición Llueve y hace frío es
molecular, formada por las atómicas Llueve y Hace frío, de modo que su
verdad depende de la verdad de las atómicas que la componen, en este
caso, de que “llueva” y “haga frío” al mismo tiempo.
C.- Las proposiciones atómicas.
Las oraciones simples son denominadas por Russell
“proposiciones atómicas” y describirán el tipo más simple de hechos, a
los que llamará “hechos atómicos”. De aquí el nombre de “atomismo
lógico” para su teoría: se trata de llegar a los últimos elementos que el
análisis lógico del lenguaje nos pueda permitir, y puesto que el lenguaje
se corresponde con los hechos, llegaremos a los últimos elementos de la
realidad. En este sentido el análisis de Russell va de la lógica
(pensamiento) a la metafísica (realidad) a través del lenguaje (filosofía del
lenguaje).
D.- Hechos atómicos y hechos complejos.
Para Russell, los hechos atómicos son los que consisten
en la posesión de una cualidad por una cosa particular; por ejemplo, el
hecho descrito por la proposición Eso es blanco. Aquí tenemos algo,
aquello a lo que se refiere el término eso, y el color que le atribuimos.
Una proposición tal es, desde luego, muy diferente a la proposición Esa
tiza es blanca, la cual no nos sirve, pues al considerar algo como tiza, le
estamos atribuyendo ciertas propiedades más allá de los datos sensibles
que ahora percibimos, sería un hecho complejo. Otros hechos atómicos
son los que consisten en relaciones diádicas (entre dos objetos), como el
descrito por la proposición Eso está junto a aquello, o triádicas (entre tres
objetos) como Esto está entre aquello y aquello otro. En todo hecho
atómico hay, por lo tanto, uno o varios objetos que poseen una propiedad
o establecen una o más relaciones. A estos objetos les llama Russell
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particulares, los cuales son autosubsistentes y lógicamente independientes
entre sí. Serían en cierto modo como la substancia aristotélica.
VI.- Teoría de las descripciones.
Russell pretende construir un lenguaje lógicamente perfecto
donde cada palabra, cada proposición se corresponda exactamente con la
realidad (isomorfía). Para ello va a descomponer el lenguaje en sus
elementos más simples, comprobar que se corresponden directamente con
la realidad y a partir de ellos construir nuevas proposiciones y verdades.
Las proposiciones más simples del lenguaje son las proposiciones
atómicas que se corresponderán en la realidad con los hechos más
simples, o hechos atómicos. En las proposiciones atómicas sólo podemos
hacer dos cosas, como hemos señalado: atribuir una cualidad a un objeto
o relacionar varios objetos entre sí. Este es español, Este es tío de aquel.
Las proposiciones atómicas están compuestas de un nombre, que hace
de sujeto, unos adjetivos que hacen de predicados y unos verbos que
establecen las relaciones; y el conocimiento debe de ser directo e
inmediato, los objetos deben de estar presentes, ser observados por los
hablantes, de ahí que para nombrarlos sólo podemos utilizar los
demostrativos esto, eso, aquello…
Pero ¿por qué sólo podemos utilizar los demostrativos como nombres de
los objetos y no Pedro, casa o manzana, nombres del lenguaje común?
Porque cuando hablamos hacemos descripciones y estas son imprecisas,
ambiguas… Si yo describo a alguien algún objeto lo hago desde mi
subjetividad, mis experiencias, destaco unos rasgos y omito otros… de
modo que no sabemos muy bien si lo que afirmo se corresponde con la
realidad y si el otro entiende lo que le quiero decir. Hay que descomponer
esas descripciones en sus elementos más simples y ver si se corresponden
con la realidad, hay que purificarlas de sus ambigüedades.
Es más, ni siquiera los nombres propios del lenguaje ordinario valen
como nombres propios en el lenguaje lógico. Si digo Pedro es alto, no es
una proposición atómica perfecta, pues el otro puede conocer a varios
Pedros y no saber de quién se trata, o bien puede tener una idea de Pedro
muy distinta a la mía. Tendré que decir Este es alto. Así no me equivoco
ni se producen ambigüedades.
Entonces ¿cómo saber lo que es una cosa en su totalidad, como p.e. una
manzana? Pues a partir de las proposiciones atómicas que se refieren a
hechos atómicos (color, sabor, forma, tamaño…de la manzana), formo
con las conectivas lógicas (y, o, si…entonces…) proposiciones
moleculares que aluden a hechos complejos, como la manzana.
Sobre la base sólida de las proposiciones atómicas, construyo las
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moleculares y llevo a cabo descripciones de las cosas bien afianzadas en
la experiencia, y por lo tanto seguras y verdaderas. Sumando las
cualidades y relaciones de la manzana llegaré a describir correctamente lo
que es una manzana.
VII.- Bertrand Russell: “El valor de la filosofía”
Al final del libro “Los problemas de la filosofía” Russell
reflexiona en un capítulo sobre el valor de la filosofía.
El hombre práctico valora como útiles las ciencias naturales y la
actividad transformadora de la realidad considerando que la filosofía es un
saber inútil. Si preguntáramos a un experto de cualquier área del saber por
los conocimientos ciertos que han adquirido nos abrumaría con un sinfín de
verdades, en cambio si hiciéramos lo mismo con un filósofo apenas nos
mostraría alguna.
No obstante hay que decir en descargo de la filosofía que sectores del
saber que han ido adquiriendo verdades contrastadas, se han ido separando
de la filosofía, pues en un principio el saber se identificaba con la filosofía.
La Astronomía, la Física, la Psicología… en un principio eran ramas
filosóficas, y según fueron haciéndose con un cuerpo de verdades seguras,
se han constituido en ciencias autónomas. De ahí que la filosofía se ocupe
únicamente de las cuestiones no resueltas.
Problemas como si el Universo obedece a un plan o al azar, si sólo
existe la inteligencia en un rinconcito del Universo, si existe un Dios
fundamento del Universo, si hay vida después de la muerte… son
cuestiones que no pueden ser explicadas y que aborda la filosofía. Luego
¿qué valor tiene la filosofía?
Russell propone una serie de cualidades que aporta el saber filosófico al
espíritu humano que podemos resumir en las siguientes:
- La filosofía nos libera de muchas creencias y prejuicios falsos.
- El hombre práctico corre el peligro de quedar encerrado en su mundo
privado y estrecho; la filosofía nos abre a un mundo tan grande como
maravilloso haciéndonos partícipes en cierta manera de su infinitud.
- Nos hace ver que las cosas más triviales no son lo que parecen,
ofreciéndonos la posibilidad de conocerlas tal y como son.
- Hay una actitud filosófica (el idealismo) que trata de adaptar el
Universo a nuestros intereses y pensamientos. “El hombre es la
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medida de todas las cosas” resume su actitud. De modo que pone una
barrera entre el sujeto y las cosas, impidiéndonos la apertura al
mundo. Es famosa la anécdota que se atribuye a Hegel: se le
comunica que se ha descubierto un astro que no encaja en el sistema
astronómico elaborado por él, a lo que responde ¡peor para el
universo¡ Esto es el idealismo para Russell. Es el pensamiento quien
debe ser ilustrado por la realidad enriqueciéndose con ella, no la
realidad la que debe ser distorsionada por el pensamiento.
- Finalmente la verdadera contemplación filosófica nos acostumbra a
ser más libres e imparciales, actitudes esenciales para que en nuestra
vida ética seamos más justos y eduquemos nuestros sentimientos de
modo que nos permitan compadecernos de la humanidad sufriente.
Sólo así nos convertiremos en ciudadanos del Universo.
VIII.- Comparación con otros autores.
1.- Empirismo de Hume.
Russell trata de llegar a los elementos más simples
de la realidad a través del lenguaje, que son las sensaciones simples
(color, olor, textura, tamaño…) a partir de las cuales construimos los
objetos compuestos (una manzana), pero dejando claro que se tratan
de hechos reales, que existen en la realidad al margen del sujeto. Por
otro lado tenemos experiencia del yo personal que conoce.
Recordemos que Hume admite que tenemos impresiones simples
(color, sabor…) y complejas (la manzana) pero son sólo eso,
impresiones que están en mi interior pero que no existen fuera de mi
pensamiento pues ha rechazado el principio de causalidad. Luego,
¿de dónde proceden? ¿Cuál es su causa? No lo sabemos, es un
misterio que la naturaleza no ha tenido a bien revelarnos. Por otro
lado tampoco tenemos impresión del yo personal, luego tampoco
existe. Como bien sabemos, Hume acaba en un total escepticismo.
2.- Kant.
Russell señala que los elementos que Kant consideraba a
priori y que constituían las leyes del pensamiento (las ideas a priori o los
“moldes”), son en verdad leyes de la realidad, se dan en la realidad. Es
decir, la idea de substancia, causalidad etc. son reales. Si fueran leyes del
pensamiento podría ocurrir que cambiara la naturaleza humana (por un
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proceso evolutivo) y tuviera como consecuencia que también cambiaran
los principios más básicos de la lógica y de las matemáticas, es decir, que
pudiera darse que 2 + 2 no fuera 4, lo cual parece inadmisible. Russell se
centra sobre todo en destacar que las ideas a priori y las leyes
fundamentales de la lógica se dan también en la realidad.
3.- Nietzsche.
Nietzsche también analizó el lenguaje y el significado
de las palabras para descubrir que estaban basadas en el engaño, eran
máscaras que nos ocultaban la verdadera realidad. En cambio en Russell
el lenguaje, las palabras son un fiel reflejo de la realidad, hay un
isomorfismo entre las palabras y la realidad, las palabras son la pintura de
las cosas.
4.- Otros filósofos.
Para los filósofos anteriores a Descartes la filosofía
consiste en conocer la realidad a través de los sentidos y la inteligencia,
sin plantearse problemas sobre su capacidad para conocerla. A partir de
Descartes los primero que se hace es llevar a cabo una crítica de la razón,
y una vez resuelta abordar el conocimiento de la realidad. Russell
empieza por analizar el lenguaje para a través de él llegar al conocimiento
de la realidad.
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