Presión arterial medida en la consulta y presión arterial real.

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Hipertens Riesgo Vasc. 2012;29(2):29---30
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EDITORIAL
Presión arterial medida en la consulta y presión arterial real.
¿Son similares?
Office and real blood pressure measurements. Are they similar?
J. Segura y L.M. Ruilope ∗
Unidad de Hipertensión Arterial, Departamento de Salud Pública y Medicina Preventiva, Hospital 12 de Octubre, Universidad
Autónoma, Madrid, España
Recibido el 2 de noviembre de 2011; aceptado el 3 de noviembre de 2011
Disponible en Internet el 27 de enero de 2012
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de
muerte en nuestro planeta, representando un 30% del total
mundial de muertes1 . Estudios prospectivos han podido
establecer una relación positiva y gradual entre niveles
de presión arterial y riesgo de enfermedad cardiovascular
que comienza en niveles de presión arterial de tan solo
115/75 mmHg2 . A partir de estas cifras cada incremento en
la presión arterial sistólica de 20 mmHg o en la diastólica de
10 mmHg se acompaña de un aumento del 100% en el riesgo
cardiovascular2 . La carga global de enfermedad atribuible a
una presión arterial elevada representa, aproximadamente,
la mitad de la enfermedad cardiovascular desarrollada1 . En
todo el mundo, 7,6 millones de muertes prematuras (13,5%
del total), un 54% de los accidentes vasculares cerebrales
y un 47% de la cardiopatía isquémica establecida son atribuibles a un aumento de la presión arterial, comenzando en
niveles de 115/75 mmHg.
Aproximadamente la mitad de esta carga de enfermedad tiene lugar en personas hipertensas (>140/90 mmHg),
mientras que la mitad restante tiene lugar en niveles de
presión arterial comprendidos entre 115-139/75-89 mmHg.
La eficacia de la terapia antihipertensiva para disminuir la
morbimortalidad atribuible a la presión arterial elevada fue
inicialmente demostrada en pacientes con niveles de presión
arterial sistólica habitualmente superior a 160 mmHg. Dicha
eficacia fue revisada por Collins et al. hace algo más de dos
décadas3 . Por aquel entonces quedó también demostrada la
∗
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected] (L.M. Ruilope).
necesidad de tratar la hipertensión arterial en personas de
edad avanzada4 .
El mayor conocimiento de la necesidad de tratar la hipertensión arterial llevó a iniciar el tratamiento en valores de
presión arterial por debajo de aquel límite de 160 mmHg5 ,
y a iniciar dicha terapia en estadíos más precoces de la
enfermedad hipertensiva. Así hemos asistido recientemente
a la publicación de grandes estudios6 , en los que los niveles de presión arterial sistólica promedio eran inferiores a
150 mmHg y en los que los niveles alcanzados de presión
arterial eran en muchos casos inferiores a los 130 mmHg. Ello
se ha acompañado del hallazgo de un aumento de mortalidad
cardiovascular en pacientes con enfermedad cardiovascular
establecida en los niveles de presión sistólica inferiores a
125 mmHg7---9 atribuible a una potencial curva en J o la suma
de esta situación y de hipotensión arterial6 . Estos hechos
junto a la ausencia de evidencias de que bajar la presión por
debajo de 130/80 mmHg sea eficaz, han llevado a la revisión
de las Guías Europeas (Sociedad Europea de Hipertensión
y Sociedad Europea de Cardiología) concluyendo que en la
situación actual el objetivo de control de la presión arterial
debe limitarse a bajarla a límites entre 130 y 139 para la
sistólica y 80-89 para la diastólica10 .
Sin embargo, datos recientes obtenidos entre otros por el
Registro Español de MAPA, patrocinado por los laboratorios
Lácer y la Sociedad Española de Hipertensión, han mostrado
que la toma de presión arterial en la consulta a menudo no
coincide con el promedio de presión de 24 horas, por no citar
la posibilidad de una ausencia aislada de control nocturno
de presión arterial capaz de traducirse en eventos y muerte
cardiovascular6,10,11 . En este sentido, reviste singular
1889-1837/$ – see front matter © 2011 SEHLELHA. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
doi:10.1016/j.hipert.2011.11.001
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importancia la presencia de hipertensión arterial enmascarada, que en los datos del Registro alcanza a una quinta
parte de los pacientes vistos y controlados en las consultas10
y hasta un 25-30% en los pacientes con enfermedad
cardiovascular establecida o en diabéticos con daño
orgánico11 . Datos no publicados de este Registro indican
que el actual nivel de control de presión arterial en toma
en consulta que corresponde a la categoría normal-alta
(130-139/80-89 mmHg) necesita revisarse, ya que más de
la mitad de los pacientes están por debajo de 130 mmHg
de presión sistólica, por tanto dentro de la teórica zona
de peligro, mientras que los restantes presentan cifras de
presión compatibles con el criterio actual que define la
hipertensión enmascarada. Es por tanto necesario reconsiderar qué medida de presión arterial es la correcta para un
correcto tratamiento de los pacientes hipertensos cuando
las cifras de presión arterial en consulta bajan por debajo
de 150 mmHg.
El papel de la MAPA queda suficientemente claro a la hora
de esta evaluación, sin embargo en ausencia de dicha técnica, pueden ser de gran utilidad el uso de la automedida
domiciliaria12 o de medidas repetidas en la consulta, hasta
5-6 por el método habitual, o mejor aún usando nuevos aparatos como el BP-TRUE que mide 6 veces la presión arterial
de forma automática con el paciente aislado en una habitación de la consulta y nos da la media de las 5 últimas
mediciones. Un reciente estudio realizado en nuestro país
confirma que dicha metodología contribuye de forma significativa a disminuir el efecto de bata blanca, mejorando
claramente la precisión de la medida de la presión arterial
en consulta13 .
En resumen, el futuro de la hipertensión arterial y de
su control requiere la mejora de las técnicas de medida de
la presión arterial, a fin de conocer de forma fidedigna los
niveles de presión arterial del paciente hipertenso cuando
la cifra de toma casual refleja niveles de presión arterial
sistólica inferiores a 150 mmHg.
J. Segura, L.M. Ruilope
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