«La gente sigue sin valorar el trabajo hecho a mano» POR CECILIA CAMACHO ¿Se puede ser artesano en épocas de crisis y no morir en el intento? Adriana Bellet, la artífice de JeezVanilla!, lo tiene muy claro. Licenciada en Publicidad, un buen día y tras dedicarse durante un par de años a la tediosa tarea de estar ocho horas frente a una pantalla de ordenador… se dio cuenta de que buscaba algo más. Así que se puso el mundo por montera, hizo oídos sordos a quienes le aconsejaban lo contrario y optó por abstraerse de lo digital para aproximarse de primera mano a la creación de cosas tangibles. ¿Una locura? Para nada. Por el momento es una novísima, pero ya se codea con grandes marcas que se la rifan para que cree esos maravillosos universos paralelos materializados en sus vajillas multicolor. ¿Qué significa tu marca? El origen de JeezVanilla! es como una comedia de errores, pero supongo que también un buen ejemplo de que incluso de las equivocaciones puede salir algo bueno… Cuando terminaba mi posgrado en Diseño de superficies en Londres me encontré con que necesitaba un nombre para la exposición del proyecto de fin de carrera. Con poco tiempo y mucho estrés, estuve dándole vueltas y de repente, sin saber muy bien de dónde había salido, se me ocurrió la expresión «…Jeez Vanilla!», que puedo decirla cuando encuentro algo que me gusta y me sorprende. Así que imprimí mi nuevo nombre en tarjetas de visita y me di por satisfecha. Aún así, seguí dándole vueltas, hasta que una noche viendo la película Juno por segunda vez se hizo la luz. Al principio del filme la protagonista hace callar a su perro diciéndole: «Jeez Banana! Shut your freakin’ trap!». Supongo que en su día se quedó dando vueltas por mi cabeza, hasta que salió reversionada para convertirse en mi marca. Lo de cambiar banana por vanilla aun me tiene intrigada… ¿Cómo surgió la idea de crear una firma de complementos para el hogar, que buscan darle un toque diferente a la rutina diaria y convertir el acto de comer en un momento más colorido? Supongo que nunca decidí que quería que mi marca fuese para objetos del hogar… Desde que hice mis primeros pinitos en diseño de superficies, diseñaba con los interiores en mente y me venía de forma natural. Y de ahí pasé a diseñar las cerámicas y poco a poco fui extendiendo la gama de productos, aunque las vajillas siguen siendo el corazón de la marca. Háblanos de tus artistas más admirados, los que te han marcado y a los que en cierta manera rindes pleitesía. De los de toda la vida me encanta la fotografía de Cecil Beaton, las pinturas de Frida Kahlo y los trabajos de Norman Rockwell. Y de los más contemporáneos me encanta la cerámica de Barnaby Barford, Jaime Hayón y Lenneke Wispelwey, y las ilustraciones de Shaun Tan, Lizzy Stewart y Ricardo Cavolo. ¿Qué puedes contarnos de tu paso por el London College of Printing? Fue un año interesantísimo, en un curso puramente práctico donde daban total libertad para diseñar. Tuve la suerte de encontrarme con un grupo de gente muy creativa y con experiencia previa en lo visual: en diseño gráfico, ilustración, diseño textil e incluso arquitectura. ¡De ese año salieron unos trabajos increíbles! ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración a la hora de elaborar manualmente tus creaciones? Para cada proyecto la inspiración llega de un sitio diferente y, generalmente, inesperado: de libros que rondan por casa, de una película, de editoriales de moda, de los hallazgos en el Rastro o de alguna historia curiosa que alguien me cuenta. Tus piezas fetiche son… ¡Las pasteleras! Son piezas muy british que me parecen preciosas y visten cualquier mesa. Platos con pie… ¿qué más se puede pedir? Produzco pocas porque son muy difíciles de encontrar, cuando una cae en mis manos soy feliz. ¿Cómo definirías tu estilo? ¿Qué tipo de técnicas utilizas? Narrativo, aunque suene un tanto raro. Mis diseños difieren mucho entre sí, pero todos tienen en común la intención de contar una historia, o mejor dicho, de invitar al usuario a inventar su propia historia. En ocasiones uso técnicas puramente digitales, trabajando las imágenes con Photoshop e imprimiendo las calcas. Y en otras colecciones son procesos completamente manuales como dibujo en tinta sobre acetato y serigrafía manual para la impresión de las calcas. ¿Crees que se cuida a los artistas gráficos en este país? Creo que la situación dista mucho de lo ideal, pero poco a poco mejora, aunque todavía cuesta mucho que se valore cualquier trabajo de tipo creativo. En el campo de lo hecho a mano la gente no se da cuenta de que las piezas son únicas y que conllevan mucho tiempo y trabajo por parte de una sola persona. El diseñador no solo diseña, sino que suele encargarse también de la producción, el empaquetado, la venta y la distribución. Los precios de los objetos deben reflejar este trabajo. La solución no pasa por otra cosa que la paciencia, dar tiempo a la sociedad a acostumbrarse a esta nueva ola de artesanos modernos que permiten descubrir el valor añadido de estos productos frente a los fabricados en masa. ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos y retos para el futuro? Tengo un proyecto muy interesante junto con La Casita de Wendy que verá la luz en octubre. Y desde hace unos meses estoy yendo a clases de cerámica, así que el reto para el futuro es tener una segunda línea de cerámicas moldeadas a mano con un espíritu más decorativo. A la venta en www.jeezvanilla.etsy.com y en las tiendas Teté Café Costura (San Pedro, 7. Madrid) y Verde Jade (Ramón y Cajal, 11. Barcelona). http://jeezvanilla.com 31