LA AUTONOMÍA TERRITORIAL EN EL DERECHO COLOMBIANO ALVARO LÓPEZ VARGAS PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS JURIDICAS SANTAFÉ DE BOGOTÁ, D.C. 2000 Nota de Aceptación _________________________ _________________________ _________________________ _________________________ Jefe de Área _________________________ Jurado _________________________ Jurado Santafé de Bogotá, D.C., Agosto de 2000 LISTA DE CONTENIDO Pág. INTRODUCCIÓN 6 1. DERECHO ADMINISTRATIVO Y LA AUTONOMÍA 8 1.1 CONCEPTO 8 1.2 LA AUTONOMÍA EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO 11 2. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN COLOMBIA 14 2.1 CONCEPTO 14 2.2 CENTRALIZACIÓN 15 2.3 DESCONCENTRACIÓN 16 2.4 DESCEN TRALIZACIÓN 19 2.5 ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN COLOMBIA 23 3. LA AUTONOMÍA Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA 27 3.1 CONCEPTO 27 3.2 LA AUTONOMÍA EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN 29 3.2.1 La autonomía en la Constitución. 36 4. LA AUTONOMÍA DE LAS ENTIDADES TERRITORIALES 39 4.1 APROXIMACIÓN DEL TEMA 39 4.2 LAS AUTONOMÍAS CONSTITUCIONALES Y POLÍTICAS 50 5. LA AUTONOMÍA EN EL DERECHO COMPARADO 58 5.1 CONCEPTO 58 5.2 ESTADOS UNIDOS 58 5.3 INGLATERRA 60 5.4 ESPAÑA 63 5.5 COLOMBIA 64 6. ENTIDADES AUTÓNOMAS 69 6.1 CONCEPTO 69 6.1.1 Banco de la República. 69 6.1.2 Comisión Nacional de Televisión. 75 6.1.3 Consejo Nacional Electoral. 77 6.1.4 Las Contralorías. 78 6.1.5 La procuraduría 79 6.1.6 Corporaciones Autónomas Regionales. 81 6.1.7 Las universidades. 82 4 6.1.8 Comisión Nacional Del Servicio Civil 86 6.1.9 Auditoria de la Contraloría General de la República. 87 7. POTESTADES DE LA AUTONOMIA 88 7.1 APROXIMACIÓN AL TEMA. 88 7.2 FRANCIA 88 7.3 INGLATERRA 90 7.4 POTESTADES DE LA AUTONOMIA. 91 BIBLIOGRAFÍA 101 5 INTRODUCCIÓN Las organizaciones gubernamentales poseen una estructura de carácter centralista y tienden a la ineficacia y la ineficiencia, ya que les resulta dificultoso el cumplimiento de los fines para los cuales fueron constituidas. De otra parte, si los cumplen es con un altísimo desembolso. Como bien sabemos, el Estado es una ordenación compleja, lo que naturalmente conlleva a serios problemas para su administración, ya que ésta, como se dijo, tiende a ser ineficiente e ineficaz. De tal manera, se precisa de la delegación, de la desconcentración así como la autonomía, como sistemas de repartición de funciones, responsabilidades, competencias y presupuestos. En los Estados en donde coexisten diversas comunidades, entendido en términos absolutos, la igualdad ante la ley responde a una concepción autoritaria del Estado, ya que desconoce el principio de autodeterminación de los pueblos, adquiriendo especial relevancia la descentralización, la autonomía y el federalismo, como técnicas de repartición del poder. Esperamos que la presente investigación sea un aporte a la ciencia del Derecho. 7 1. EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y LA AUTONOMÍA 1.1 CONCEPTO Si decimos que el derecho administrativo es fundamentalmente de la administración, es lógico que existe una relación entre esas dos instituciones. A pesar de lo raro que pudiera presentarse, un Estado puede vivir épocas en que las autoridades públicas no se encuentren obligadas a respetar normas jurídicas, encontrándonos ante un Estado arbitrario. Es necesario que las normas existentes tengan el carácter de normas jurídicas, es decir, que su cumplimiento sea obligatorio no sólo para los gobernados sino también para los gobernantes. La referida ausencia de normas obligatorias para los gobernantes frente a los gobernados, se ha presentado en la historia en aquellas épocas y Estados en que los gobernantes han pretendido monopolizar el poder de una manera tal, que consideran que ellos tienen todos los derechos frente a los subordinados, mientras que estos no poseen ninguno frente a las autoridades. Esta situación podemos encontrarla en el periodo de transición que se produce al triunfar una revolución, entendida esta expresión como todo un movimiento político que se impone en un momento dado, basado en el desconocimiento de las reglas que regían el Estado antes de su triunfo. Pasado ese periodo de transición aparecerá un nuevo Estado de derecho o se afianzará un Estado arbitrario, según que los nuevos gobernantes se sitúen en una de las dos posiciones analizadas. Uno de los principios fundamentales de la Revolución Francesa fue el llamado principio de legalidad, consistente en que el Estado, y por consiguiente la administración, también están obligados, como los particulares, a respetar las normas que rigen la organización y actividad de la comunidad, es decir, a respetar el ordenamiento jurídico. Este principio es, por consiguiente, una de las características esenciales de los Estados modernos, hasta el punto de que esta vigente aún en los Estados que aplican principios opuestos a los liberales emanados de la Revolución Francesa. 9 Esta sumisión al derecho por parte del Estado, y consecuentemente de la administración, puede dar lugar a dos posibilidades: que el derecho al cual está sometido el Estado sea fundamentalmente el mismo que se aplica a los particulares, o que ese derecho sea fundamentalmente diferente. A pesar de que los Estados existentes poseen normas especiales para la organización de su administración, se dice que en alguno de ellos, cuando la administración actúa, queda sometida por regla general a las mismas normas que regulan la actividad de los particulares, es decir, al derecho privado. De esta manera, los contratos que ella celebre y su responsabilidad tanto contractual como extracontractual, estarán sometidos al derecho civil, al comercial o al laboral. Tiene ocurrencia lo anterior en Inglaterra. Contrario a lo anterior, con especialidad a finales del siglo XIX, se fue formando en Francia una nueva rama del Derecho, cuyo objeto consistía en establecer una serie de principios especiales para la actividad de la administración, diferentes de aquellos que rigen la actividad de los particulares. Posteriormente, otros países, entre ellos Colombia, han adoptado esta misma actitud frente a la actividad de la administración. 10 Ese derecho diferente y especial para la administración es el derecho administrativo. 1.2 LA AUTONOMÍA EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO Debemos tener en cuenta que, para que un conjunto de principios y normas jurídicas constituyan por sí mismos una nueva rama del derecho, se requiere que sea autónomo, es decir, que sea independiente de las otras ramas jurídicas. No obstante, debe observarse que la autonomía absoluta no existe, pues todas las ramas del derecho se relacionan de alguna manera entre ellas, para constituir globalmente el ordenamiento jurídico de un Estado. De esta forma, para justificar el carácter de nueva rama del derecho que se le atribuye al derecho administrativo, se habla de su autonomía, especialmente frente al derecho común que se aplica a los particulares. Es de esta manera que, la generalidad de los autores hace énfasis en que el derecho administrativo constituye una derogación en bloque del derecho común, lo cual implica que tiene la facultad de establecer normas y 11 soluciones diferentes a las que el derecho común consagra para situaciones similares. Ninguna rama del derecho puede considerarse totalmente autónoma, y mucho menos el derecho administrativo, dada su juventud. Implica lo anterior, que el derecho administrativo, a pesar de su autonomía, en muchos casos es original, y en otros puede y debe acudir a otras ramas del derecho para buscar allí soluciones y principios. Basados en lo anterior, podemos señalar que el problema de la autonomía en el derecho administrativo puede explicarse afirmando que el derecho administrativo es autónomo, ya que él puede establecer principios y normas especiales para la administración, diferentes de los principios que rigen la actividad de los particulares. De otra parte, el derecho administrativo utiliza en ocasiones su autonomía, no para establecer principios y normas originales, ya que con frecuencia debe acudir a los principios y normas del derecho común, con lo cual su autonomía se ve limitada en la práctica. 12 Además, dada la juventud del derecho administrativo y el gran número de situaciones nuevas que se van presentando en la actividad de la administración, en muchos casos el derecho administrativo no ha previsto normas aplicables. Ante referidos casos y vacíos, la autonomía del derecho administrativo sirve para que se cree y aplique un principio o norma especial y original para el caso, o para que se dé aplicación, por analogía, a los principios y normas que regulen situaciones análogas en el derecho común. 13 2. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN COLOMBIA 2.1 CONCEPTO Entendemos por administración pública al conjunto de organismos, funcionarios, actividades, funciones y responsabilidades que son propios de la rama ejecutiva del poder público, por oposición a la organización y funcionamiento de las ramas legislativas y jurisdiccional. En el estudio de la administración pública es necesario, siempre, hacer referencia a los fenómenos jurídico–políticos que, en la organización del Estado moderno, han determinado la repartición de las funciones y responsabilidades las que radican en él. Dichos denominaciones Descentralización. de fenómenos se conocen con Centralización, Desconcentración, 2.2 CENTRALIZACIÓN En la centralización el Estado es la única entidad política y administrativa que posee personería jurídica, patrimonio propio y autonomía administrativa, no reconociéndose esas mismas características en las relaciones entre el Estado y las colectividades regionales ubicadas en las respectivas circunscripciones. En la centralización, el organismo central es el único que tiene a su cargo la programación, ejecución y control de todas las funciones públicas, las cuales realiza mediante autoridades que se encuentran estrictamente jerarquizadas. En este sistema sólo las autoridades centrales toman decisiones y asumen responsabilidades, mientras las demás se limitan a recibir y ejecutar órdenes asumiendo la simple responsabilidad que pueda deducírseles por no cumplir debidamente las instrucciones recibidas. Esa monopolización de las funciones del Estado en órganos centrales ha desaparecido al impulso de la diversificación y complejidad de las necesidades públicas y la creciente demanda de adecuada satisfacción, lo 15 que ha determinado la necesidad de desplazar hacia las colectividades la atención de sus propias demandas de servicio. 2.3 DESCONCENTRACIÓN La primera forma de atender a este requerimiento es la desconcentración administrativa, que consiste en el otorgamiento de funciones, para desarrollar y prestar actividades y servicios a nombre de las autoridades centrales. En la desconcentración, facultades, y el Estado responsabilidades, sigue pero sus acumulando agentes o las funciones, autoridades las desempeñan en las diferentes secciones territoriales en las que aquél se divide, tratando de llegar con más eficacia a las comunidades regionales. Las realizaciones cumplidas en los ámbitos seccionales son a nombre del Estado y en forma alguna como logros propios de la colectividad territorial. En este sistema se reparten las funciones públicas, se desplaza su ejercicio del centro a la periferia, pero la responsabilidad última de la actividad administrativa permanece centralizada, 16 como también las facultades decisiorias. Se trata, en último término, de atenuar los efectos del centralismo. La desconcentración puede revestir dos modalidades de acuerdo con el ámbito territorial en el cual se ejercen las funciones que reciben las autoridades. La primera consiste en que el órgano estatal central y para descongestionar los despachos de sus agentes nacionales, encarga de la realización de algunas funciones o tareas a personas adscritas a esos mismos despachos, las que son cumplidas desde allí, para surtir efectos en relación con las comunidades situadas en los territorios periféricos. Es el caso de un jefe de Estado que distribuye entre sus agentes las funciones que le correspondan, sin que haya traslado de esas personas a las circunscripciones locales. Se habla, de desconcentración jerárquica. La segunda modalidad tiene relación con las funciones que se encomiendan a personas que se encuentran en las comunidades regionales y las cumplen bajo su dirección y control del órgano central. En este evento se configura una desconcentración de naturaleza territorial. 17 Tanto en el primero como en el segundo caso, la desconcentración puede tipificarse mediante dos procedimientos de distribución de cargas de trabajo: por delegación y por asignación o adscripción. En la delegación, el titular de una función administrativa la encomienda a un funcionario de inferior categoría para que la ejerza a su nombre, reservándose el control del ejercicio y la posibilidad de reasumir esa función, en cualquier tiempo que lo estime conveniente. En la adscripción o asignación, es el propio reglamento legal el que asigna al inferior las funciones que, en principio, competen al superior. En la primera hipótesis el titular, por su propia decisión se desprende de las funciones y al hacerlo adopta el papel de delegante y quien recibe las atribuciones se denomina delegatario; mientras que en la segunda la voluntad del titular no interviene en administrativas y no se considera delegante. 18 la repartición de las cargas 2.4 DESCENTRALIZACIÓN Es el sistema jurídico–administrativo por el cual se otorga a entidades y autoridades regionales o locales, facultades para gobernarse a sí mismas, para encargarse de los servicios públicos y actividades de interés social, con la posibilidad de cumplir funciones con autonomía y asumiendo íntegramente las responsabilidades que todo ello implica. En la descentralización el gobierno se desenvuelve, en sus diferentes expresiones, en un nivel central y varios niveles regionales, encontrando en todos ellos las actividades y funciones que son inherentes a esa labor, como la legislativa, la jurisdiccional y naturalmente la administrativa. En la descentralización pueden presentarse diferentes grados de autonomía de las comunidades regionales frente al Estado. asentada en constitucionales, un territorio legislar y tiene poderes desarrollar las para Cuando la colectividad expedir funciones sus normas jurisdiccionales y administrativas, además de poseer autonomía política y patrimonial y personería jurídica, nos encontramos ante un sistema federalista absoluto, que convierte las provincias en estados soberanos. 19 Ese federalismo puede atemperarse, si el Estado se reserva la facultad constitucional y la atenuación será mayor si también se reserva algunas funciones legislativas y jurisdiccionales, dejando en las regiones el mayor volumen de competencias en la actividad administrativa. La descentralización puede manifestarse de dos maneras, a saber: territorialmente y por servicios. Es territorial cuando se conceden facultades a las comunidades asentadas en territorios determinados para que sean ejercidas en su propio nombre y bajo su responsabilidad, otorgándoles los mecanismos jurídicos y políticos para que sean artífices de su propio destino. Surgen así personas jurídicas, dotadas de patrimonio propio, con autonomía administrativa, autoridades regionales y locales propias, con independencia política, pero con ciertos límites y controles que preservan la preponderancia del Estado. Se dice entonces, que el Estado está organizado federalmente. La descentralización territorial puede ofrecer una matización específicamente circunscrita a la función administrativa, dando lugar a entidades territoriales descentralizadas, dotadas de personería jurídica, patrimonio propio y autonomía administrativa, pero sujetas al Estado y 20 autoridades centrales, jurisdiccional y político. en los ámbitos constitucional, legislativo, Es el esquema descentralista que operaba desde 1886 en Colombia. La descentralización es por servicios cuando se crean entidades jurídicas a las cuales se confiere la responsabilidad de llevar a cabo una determinada actividad que compete al Estado, en orden a tecnificarla y hacerla más eficiente y especializada. Dichas entidades pueden tener como objetivo prestar un servicio o realizar una actividad de interés público o social en todo el territorio nacional o bien en un área determinada. Estos organismos administrativos están dotados de personería jurídica, patrimonio independiente y autonomía administrativa, conservando de esa manera las notas características de este fenómeno, pero sujetos a los controles de tutela de la autoridad central. Los sistemas de descentralización territorial y por servicios pueden coexistir y operar conjuntamente sin perder sus propiedades, en niveles diferentes al del orden nacional. En efecto, en los departamentos y municipios que son descentralizaciones territoriales pueden crearse, por desprendimiento de ellas, organismos jurídico - administrativos descentralizados por servicios y 21 en esos eventos se trataría de una descentralización por servicios a nivel departamental o municipal. Entre nosotros, el SENA es un ejemplo de descentralización por servicios del orden nacional, porque cumple un servicio en todo el territorio de la república. En un sentido jurídico – administrativo, la descentralización se ha entendido como un sistema de administración en el cual se transfiere poder decisorio a autoridades regionales o locales designadas por las comunidades respectivas, se trasladan recursos fiscales nacionales para la atención de las necesidades propias de dichas comunidades y se concede autonomía para el manejo de los propios asuntos. Se habla así de descentralización política, descentralización fiscal y descentralización funcional, que cuando se reconocen respecto de las entidades territoriales de un Estado bien puede hablarse de un sistema federalizado. En virtud de las transformaciones introducidas por el Acto Legislativo No. 1 de 1986 y el nuevo ordenamiento jurídico, político e institucional consagrado por la Constitución de 1991, nuestra organización tiene las características de un federalismo moderado. 22 2.5 ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN COLOMBIA Cuando en 1886 se hizo la transición del sistema federalista a otro que no tuviera las deficiencias y dificultades del centralismo tradicional, se buscó un punto intermedio o de equilibrio que permitiera la distribución de funciones administrativas en las entidades territoriales sin perder el control político de las autoridades gubernamentales nacionales y fue así como se adoptó la fórmula, para algunos muy sabia, de la descentralización administrativa y centralización política. No obstante las bondades inicialmente atribuidas a ese sistema su hibridez se encargo, por sí sola, de demostrar su incapacidad para promover el desarrollo de las comunidades regionales y locales y la adecuada satisfacción de sus necesidades. Luego de un largo proceso evolutivo, en el cual se hicieron muchos esfuerzos por hacer más eficiente la administración de las entidades territoriales dentro de la fórmula Núñez, cuyos principales hitos se plasman en el Acto Legislativo No. 1 de 1936 que consagró la división del territorio nacional en departamentos, intendencias y comisarías; la Ley 2ª. de 1943 23 que otorgó personería jurídica a las intendencias asimilándolas en este punto a los departamentos; de 1975 que institucionalizó la elección y comisarías, el Acto Legislativo No. 1 popular de los consejos intendenciales (no los comisariales) y la reforma administrativa de 1986 basada en la Ley 22 de ese año y desarrollada por los Decretos 467 a 473 de 1986, se llegó a la Constitución de 1991 que consagró una serie de principios y bases para el reordenamiento político–administrativo del Estado Colombiano. En la nueva Carta Fundamental, partiendo de la organización del Estado en forma de República unitaria, por oposición a la República Federal, se hace un reconocimiento expreso a la autonomía de las entidades territoriales con capacidad suficiente para alcanzar su propio desarrollo y se sientan los fundamentos de una descentralización política, funcional y fiscal que permita a la administración pública acercarse mucho más a la realidad social, económica, cultural y geográfica de las regiones que conforman el territorio nacional. Como corolario de esos principios, el artículo 287 de la Constitución Nacional, establece que las entidades territoriales gozan de autonomía para el manejo de sus intereses, otorgándoles los siguientes derechos: a) 24 Gobernarse por autoridades propias; b) Ejercer las competencias que le asignen la Constitución y la Ley; c) Administrar sus recursos y d) Participar de las rentas nacionales. Los referidos derechos tienen diversas formas de hacerse efectivos. Las comunidades departamentales eligen popularmente a sus gobernadores y diputados en tanto que las municipales hacen lo propio con sus concejales y alcaldes; tanto los departamentos como los municipios son receptores de competencias que deberán ejercer conforme a los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad en los términos de la Ley; las asambleas y los concejos municipales están facultados para imponer contribuciones y administrar los bienes y recursos de sus respectivas entidades que gozan de especial protección; territoriales tienen participación en las igualmente las entidades rentas nacionales como consecuencia del situado fiscal contemplado en los artículos 356 y 357 de la Constitución Nacional. Conviene aclarar que la circunstancia de que en la Constitución Nacional, existan disposiciones que tratan de ciertos controles que se ejercen sobre las entidades descentralizadas y sus autoridades y del sometimiento de ellas a las políticas, planes y programas del orden nacional, no implica una 25 desnaturalización de la descentralización, pues bien se sabe que el desarrollo de un Estado para que sea integral y armónico necesariamente debe contar con mecanismos que garanticen la coordinación, complementación, subordinación y equilibrio de las políticas y ejecuciones encargadas de hacerlos realidad dentro de un concepto de unidad. Es igualmente cierto que descentralización política, fiscal y administrativa no supone la anarquía en el manejo de los asuntos más vitales de Estado, como son las relaciones internacionales, la política económica general del país y el mantenimiento y conservación del orden público y es por ello que en la Nueva Constitución se estatuye el sometimiento de los gobernadores y alcaldes a la autoridad del Presidente de la República en materia de mantenimiento y conservación del orden público y en lo tocante a la ejecución de la política económica general; se ratifica al Presidente como Jefe de Estado y se le consagra como Jefe de Gobierno y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. 26 3. LA AUTONOMÍA Y LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA 3.1 CONCEPTO En nuestro país se han presentado regímenes de carácter centralistas y por otra parte federalistas. Regímenes de carácter constitucional como son los presentados en 1821, 1830, 1832 y 1834, montaron la administración pública sobre un excesivo centralismo, considerado como base de la unidad estatal. Desde la constitución de la República, los modelos centralizantes se consideraron como la mejor alternativa de repartición del poder en el ámbito territorial, en perjuicio del pluralismo étnico y cultural que caracteriza a nuestro país y que tácitamente se consideraron siempre como fuerzas centrífugas, como lo señaló José María Ots Capdequi en El Estado Español en las Indias. El factor definitivo para la disolución de la Gran Colombia fue el excesivo centralismo que la caracterizó. Las constituciones de 1853, 1858 y 1863 generaron procesos contrarios, pretendiendo durante su vigencia, promover el impulso de la vida local, mediante el reconocimiento de una amplia esfera de potestades y competencias a las entidades territoriales, provincias o Estados según el caso. A las provincias se les reconoció el poder municipal en toda su amplitud, y paralelamente las competencias del Estado se fijaron de manera taxativa, tal como señala el artículo 10 de la Constitución Política de 1853. Dentro de la misma concepción ideológica, en los ordenamientos fundamentales de 1858 y 1863, se instituyeron los Estados, en el ámbito de una organización federal. Por su parte, los Estados miembros de la federación tendieron a sacrificar en gran medida la verdadera dimensión de la filosofía del pouvoir municipal, al ignorar en su interior el home rule, en aras de la permanencia del modelo posrevolucionario francés, paradigma de centralización, como lo señala Sandra Morelli en su obra La Revolución. 28 Los sucesos políticos de 1885 dan al traste con este interesante momento autonomista. “reconstituido” La estructura federal desaparece para dar paso a un Estado en forma de república unitaria, con todas las transformaciones y consecuencias que dicha opción política implicó. Mucho tiempo tuvo que transcurrir para que finalmente en la década de los 80 se moldearan importantes mecanismos de descentralización. Dentro de las reformas institucionales adoptadas, es de destacar la elección popular de alcaldes, sin que esta medida hubiese quebrantado una de las leyes de construcción del Estado colombiano durante la vigencia de la Constitución de 1886: centralización política, descentralización administrativa. 3.2 LA AUTONOMÍA EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN Señala el artículo 1º de la Constitución Política de Colombia”: Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de todas las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.” 29 Reemplaza el artículo 1º de la Constitución de 1886, pero trae aspectos nuevos. La anterior decía: “ La Nación colombiana se reconstituye en forma de República unitaria.”; la de ahora, define esa República unitaria como un Estado social de derecho, pero además le da un gran significado en la descentralización y la autonomía territorial y hace énfasis en la democracia, la participación, el pluralismo, la dignidad humana y la solidaridad. De acuerdo a lo anterior, se perdió el principio de la centralización política y descentralización administrativa? Con la nueva Constitución entonces, nace en nuestro país el paradigma de la repartición del poder en el ámbito territorial, sin sacrificar la unidad nacional, sino por el contrario, fortaleciéndola con mayor participación ciudadana y en reconocimiento del pluralismo y la diversidad. Con lo anterior, aparece un estado autonómico. El primer artículo constitucional parece poseer tan sólo una función simbólica en nuestro orden jurídico vigente. Paradójicamente se reconoce una contradicción axiológica entre la parte dogmática y la parte orgánica de la Constitución, en lo concerniente al régimen territorial, contradicción que se ha interpretado por el legislador y por el juez constitucional, en beneficio de la centralización, de tal manera que la autonomía es letra muerta en nuestra realidad institucional y el fantasma de la centralización política y la 30 descentralización administrativa no sólo sigue rondando el Congreso de la República, la Presidencia de la República y la Corte Constitucional, sino que parece impregnar todas las instancias decisorias del Estado e incluso del inconsciente colectivo. Al perpetuarse la concepción centralista del Estado en Colombia, presente en la actualidad asuntos mayormente preocupantes se nos proponen, ya que su efectiva permanencia se esconde bajo el manto de la supuesta autonomía. Podemos afirmar que, en el régimen anterior la situación era sumamente clara, ya que se podía comulgar o no con ese sistema, pero no se discutía respecto de su existencia. Actualmente tanto administrativa, el discurso político, como consideran que en la doctrina constitucional y Colombia prevalece autonómico que arriesga de transformarse en federal. un régimen En Colombia el federalismo es considerado como un grave riesgo para la unidad nacional. Unos doctrinantes como las autoridades locales, llaman la atención a favor de una efectiva autonomía de las entidades territoriales, ya que ellos sí son víctimas directas de tan excesivo centralismo, que en la praxis rebasa los términos constitucionales, de por sí bastante estrechos. 31 Consideramos de importancia citar a la Corte Constitucional, en sentencia 520 de 1994, donde expresa: “La segunda limitación es de índole jurídica. Las competencias se ejercen, según el numeral I del artículo 4 de la Carta Europea de Autonomía Local de conformidad con la ley. El sentido de esta limitación es el de reconocer explícitamente que se está en un régimen de autonomía y no en uno de autarquía. Si la anterior concepción de autonomía se predica de la existencia de un Estado federal como el de Alemania, o de un proceso de autonomía más avanzado que el nuestro como el de España, con mayor razón resulta aplicable a un sistema unitario como el colombiano. Constitución Política Se desprende de ahí, que el artículo 287 de nuestra permita la acción autónoma de las entidades territoriales dentro de los límites de la Constitución a la ley. El artículo 287 de nuestra Constitución Política señala: “Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, dentro de los límites de la Constitución y la ley. derechos: 1) En tal virtud tendrán los siguientes Gobernarse por autoridades propias; competencias que les correspondan; 3) 2) Ejercer las Administrar los recursos y establecerlos tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones; 4) Participar en las rentas nacionales. 32 A pesar de que el artículo 183 de la Constitución de 1886, hablaba d los bienes de las entidades territoriales, una declaración semejante a la de esta norma no se encuentra en ese estatuto. “La autonomía no significa jurídicamente soberanía. La autonomía hace relación a la coherencia con un género superior, mientras que la soberanía hace que el ente soberano sea considerar como un todo y no como parte de ese todo”. Por ello no hay que confundir autonomía con autarquía, la cual significa autosuficiencia plena, lo que rompe con el modelo de Estado unitario. Por ello, no se puede desconocer, en aras de la defensa del Estatuto unitario, la gestión propia de los intereses particulares a los entes descentralizados, porque implica desconocer el núcleo esencial de la descentralización. “La Carta Política establece el derecho a la autonomía de las entidades territoriales, pero limitado por la Constitución y las leyes, de conformidad con el principio de la República Unitaria”. En la sentencia analizada se cataloga el principio de autonomía como antagónico del Estado unitario, cuando 33 en realidad la autonomía, históricamente responde a una concepción política y administrativa del Estado, en virtud del cual se hace posible que comunidades heterogéneas entre sí coexistan en un mismo Estado, pues de lo contrario éste se fraccionaría en repúblicas minúsculas. La autonomía refuerza la unidad. 7 El verdadero alcance etimológico de la palabra autonomía es la facultad del ente calificado como autónomo de darse sus propias normas. Se trata, pues, de una potestad eminentemente política, que no se agota en la toma de decisiones políticas, sino que además lleva ínsita la facultad de elegir sus propias autoridades. Ninguna de las entidades territoriales ya existente o por construir, contenidas en el texto constitucional son, en estricto sentido, titulares de autonomía; en otros términos ni el departamento ni el municipio, y tanto menos la provincia o la región gozan ni gozarán, cuando se instituyan, de potestad legislativa. En concordancia con lo expuesto, podemos señalar que en Colombia lo que quiere señalar la Constitución como autonomía, es una autarquía, señalada por Zanobini, como la facultad jurídica de un ente que opera por sí mismo, para la consecución de determinados fines, mediante el desplegar de 34 actividades administrativas. Por su parte, Ferrando Badía completa la idea, al señalar que la autarquía es una especie de descentralización administrativa1, mientras que la autonomía presupone descentralización política, que no se agota tan sólo en la elección popular de las autoridades; en un estado autonómico hay varios centros de impulsión política, como lo argumenta Giuseppe De Vergottini.2 En la Declaración Universal sobre Autonomía Local de 1985 se dispone: “La autonomía municipal significa el derecho y la responsabilidad de los gobiernos locales para regular y administrar los asuntos públicos, el régimen de propias responsabilidades y en interés de la población local...”. No solo la Corte Constitucional le da a la autonomía un sentido que no le corresponde, sino que ya la misma Constitución del 91, en su parte orgánica y en contraste, por no decir contradicción con su parte dogmática, incurre en una imprecisión terminológica, de no poca envergadura, puesto que en realidad su móvil no era instituir un Estado autonómico, más sí un Estado autárquico: Colombia sigue siendo un típico ejemplo de Estado unitario, descentralizado. 1 BADIA, Juan Ferrando. El Estado Unitario, el federal y el autonómico. Editorial Tecnos. Madrid. 1985. p. 175. 2 DE VERGOTTINI, Giuseppe. Diritto Constituzionale Comparato. Padova. Cedam. 1991. p. 346. 35 3.2.1 La autonomía en la Constitución. La Constitución dispone en su artículo 287 el ámbito de la autonomía de las entidades territoriales y preceptúa que esta debe ejercerse dentro de los parámetros legales, sin que se imponga ningún límite específico al ejercicio de la potestad legislativa. Los derechos que se derivan de la autonomía son: autoridades propias; c) b) a) Gobernarse por Ejercer las competencias que les corresponde; Administrar los recursos y establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus funciones, y d) Participar en las rentas nacionales. Dentro de la Constitución aparece permanentemente la autonomía, como por ejemplo, si nos referimos a la dignidad humana como valor fundante y por tanto supremo, nos encontramos la autonomía de la voluntad y los derechos fundamentales como manifestaciones concretas de referida autonomía y esa dignidad. Por su parte, aparece la autonomía municipal como necesaria proyección de la autonomía y libertad de las personas, por ser el municipio el escenario inmediato de encuentro de las personas y por tanto el germen del Estado. 36 Si nos referimos al principio democrático, su efectiva vigencia supone la búsqueda de la mayor cercanía posible entre la población y las autoridades, por lo que mal puede hablarse de que exista hoy democracia, auténtico gobierno del pueblo, si no hay autonomía. Si hablamos del pluralismo como principio fundamental, encontramos, como condición básica del mismo es la autonomía, porque sólo ella posibilita la divergencia, la coexistencia de poderes públicos con distinta ideología, la presencia en el Estado de diversos partidos. Si nos referimos al principio participativo, nos encontramos que sólo hay participación cuando ella se traduce en ejercicio de poder real y efectivo, el cual requiere autonomía. En tratándose del Estado Social, se supone que la segunda entre a ocuparse de temas que hasta hoy eran propios y exclusivos del primero, es decir a participar, luego también aquí es imperativa la autonomía. Sobre los principios que rigen el ejercicio de la función pública, nos referimos a la eficiencia y nace como necesaria la autonomía de personas, 37 medios y metas, sin la cual es prácticamente imposible alcanzar la eficiencia. 38 4. LA AUTONOMÍA DE LAS ENTIDADES TERRITORIALES 4.1 APROXIMACIÓN AL TEMA Una propuesta encaminada a la creación de órganos que obraran con “autonomía”, pero sometidos a la tutela del gobierno, fue el origen de los establecimientos públicos, empresas industriales y comerciales del Estado y sociedades de economía mixta. referente a los entes Cuando se negó el vínculo de jerarquía territoriales se les consideró igualmente descentralizados, es decir, con autonomía y sujetos a la tutela del gobierno central. Es lógico que el Presidente de la República nombre el representante legal de la entidad descentralizada, que su junta directiva esté integrada generalmente por personas designadas por el mismo Presidente, que uno de sus ministros sea el presidente de dicha junta, que el manejo presupuestal de la entidad tenga un control casi siempre completo por parte de poder central. 39 No podría ser más pobre el concepto de autonomía, y lo es tanto que parece más una caricatura, una puerta falsa para negar la verdadera autonomía, un vaciamiento de su contenido. El solo origen semántico e histórico del control a que está sometida habla con máxima elocuencia: se parte de la base que las entidades descentralizadas son incapaces absolutas, tanto como lo es un demente, y por eso éste como aquéllas necesitan un tutor, alguien que actúe por ellos, en su nombre. Los entes constitucionalmente autónomos se caracterizan por no estar adscritos o vinculados a ningún otro ente u órganos, y esa es la piedra basal de su autonomía. El Presidente de la República no puede impartir órdenes ni en general ejercer ninguna de las atribuciones que señalamos como son la estimación, para autorizar o rechazar las propuestas de interés público que el inferior pueda elevar; el control, para aprobar y confirmar, la censura, para recordar sus deberes a las autoridades inferiores respecto a los agentes inmediatos que los desconocen o los olvidan; la reforma, para anular los actos contrarios a las leyes o a las órdenes superiores; la reparación, para restituir 40 las omisiones o las injusticias; la corrección, la punición, para separar a los funcionarios incapaces, destituir o hacer destituir a los negligentes y perseguir en justicia a los prevaricadores, éstos no le deben obedecimiento, no son sus subalternos. Y sin no lo son del presidente no lo son de absolutamente nadie. Entre nosotros es algo como una revolución, en tanto representa la ruptura de la columna vertebral del poder como monopolio, de la centralización y concentración como sus manifestaciones patológicas. En una sociedad que concibe el orden como un barco gobernado por el estado, cuyo capitán es el Congreso que traza el rumbo y lo transmite al gobierno para que éste a su turno lo comunique al resto de la tripulación, es un cambio de sustancia, un salto cualitativo la admisión de que más que un barco la sociedad es una flotilla en la cual el capitán del barco principal se limita a señalar criterios de navegación, siendo admisible que en aplicación de los mismos cada una de las otras embarcaciones pueda determinar un rumbo diferente, fijar para su tripulación una distinta disciplina, y cumplir diferentes propósitos. 41 Rafael Uribe Uribe fundó “El autonomista”, su vida fue un homenaje al concepto de autonomía. El Diccionario de la Real Academia Española, señala el significado de autonomía, así: “Potestad que dentro del Estado pueden gozar municipios, provincias, regiones u otras entidades de él, para regir intereses peculiares de su vida interior, mediante normas y órganos de gobierno propios”. Como podemos observar, es una definición que se apoya en dos pilares como son: el primero, la territorialidad, y el segundo el confinamiento. El primero porque la autonomía se predica únicamente de entes territoriales, no sólo porque las mencione con nombre propio sino además porque hace relación a “vida interior”, noción difícilmente aplicable a entes cuya naturaleza no sea territorial. Y éste porque limita la autonomía precisamente a lo interior, lo peculiar, es decir no reconoce como una característica de la misma el derecho a participar en todo lo que concierna al ente, sino apenas cuanto refiere a las normas para regular lo interior, y a los órganos de gobierno interiores. Por su parte el profesor Alvaro Tafur Galvis, señala su pensamiento sobre la autonomía, así: “un conjunto de potestades en favor de una determinada 42 organización; potestades cuyo ejercicio, encaminado al cumplimiento de las funciones propias, debe serle garantizado o respetado por las demás autoridades estatales. Entonces, la “autonomía” se predica frente a las otras autoridades e instancias y significa un límite a la injerencia de éstas en el cumplimiento de las finalidades y funciones de aquellas”.3 Lo mayormente importante es la constatación de que la autonomía es un reparto efectivo de poder, una separación definitiva de potestades, por oposición al concepto preconstitucional de autonomía en el cual no había más que una descomposición o desmembración de una potestad, de modo que su ejercicio rutinario incumbiera el órgano “autónomo” en tanto que la inspiración y dirección de ese ejercicio estaban a cargo del poder central, que se aseguraba de la sujeción a sus criterios a través de un control tan directo y cercano como el de la tutela. El referido concepto hace relación a una potestad distinta y propia, de la cual el ente autónomo es titular pleno, por más que, como consecuencia del Estado unitario y de no tratarse de soberanía, ese órgano deba respetar otras competencias y potestades. 3 VIDAL PERDOMO, Jaime. Derecho Constitucional y Administrativo en la Constitución Política de Colombia. Ed. Diké. Medellín. p. 23. 43 Por otra parte, al órgano que es constitucionalmente autónomo se le podrán imponer parámetros o directrices, generalmente por el legislador, pero jamás autoridad alguna, ni siquiera el legislador, estará habilitado para marcarle derroteros concretos de actuación en el ámbito de sus potestades. La autonomía de rango constitucional, además de tipificar un verdadero reparto de poder es un límite a la acción de otros poderes, en la medida en que hallan en ella una coraza que no pueden penetrar. Poderes que incluyen al Presidente de la República como al legislador, autoridades que en el antiguo régimen eran incontenibles, no conocían límites puesto que cualesquiera materias estatales les concernían, y podían entrar en ellas a voluntad, el primero para legislar y el segundo para reglamentar, cuando no para dirigir si podían considerarse administrativas. El profesor Luis Ortega Alvarez sobre el particular dice: “La autonomía se plasma, en forma más evidente, en la imposibilidad de que, salvo casos excepcionales, previstos en el ordenamiento constitucional o autorizados por éste, la organización administrativa del ordenamiento general pueda imponer su criterio al criterio de la organización del ordenamiento particular 44 y, por tanto, los eventuales conflictos entre ambas organizaciones deben solventarse ante los jueces”.4 En el antiguo régimen, el modelo francés partía del supuesto de que si uno de los logros que se predican del derecho administrativo es la consideración del Estado como persona con sus atributos, a similitud de los demás sujetos del ordenamiento jurídico, personificación que se entendió encarnada en la administración por ser quien obraba a nombre del Estado, la que adquiría los derechos y contraía las obligaciones; parecería lógico que una de las manifestaciones de la autonomía fuera la personalidad jurídica. Existían entes “autónomos” dondequiera que hubiera personalidad jurídica, ella era la causa y razón, de manera que faltando la personalidad simplemente se desvanecía toda autonomía. Alvaro Tafur Galvis sobre el particular expone: “La personalidad jurídica, con el significado de centro de imputación jurídica, transmite a la organización de que se trate la condición de sujeto directo del derecho, comporta la sanción, la garantía jurídica, la “autonomía” reconocida a la organización. 4 ORTEGA ALVAREZ, Luis. Manual de derecho administrativo. Ariel. Barcelona. 1992. p. 191. 45 Entonces, en el ámbito del derecho público la condición de “autónoma” de una organización, va normalmente acompañada del reconocimiento de personalidad jurídica propia”. Por otra parte, el mismo Tafur Galvis señala5: “La Constitución Política confiere autonomía a ciertas dependencias u órganos estatales sin aludir a su condición de personas jurídicas lo que puede llevar a la consideración de que, en los términos de la ley pueden ejercer su autonomía, con la garantía y protección jurídica, de propios intereses y de intereses de terceros en los términos que allí se establezcan”. “Hoy por hoy no sólo las personas jurídicas pueden ser sujetos directos de relaciones en el ámbito del derecho”. Es decir, la personalidad como tal ha perdido relevancia, y su lugar ha pasado a ocuparlo la teoría del órgano o de la organización. Señala el mismo profesor Ortega Alvarez: “Organización administrativa constituye, pues, aquel aparato en que se deposita la autoridad de la 5 TAFUR GALVIS, Alvaro. Obra citada. p. 52. 46 colectividad, que puede aparecer como sujeto del ordenamiento y cuyo funcionamiento y estructura están regulados por las normas emanadas de los órganos a los que la colectividad ha atribuido capacidad normativa”.6 Es importante decir que, la autoridad que se le confiere a un órgano puede o no estar acompañada de la personalidad jurídica. Y no es válido considerar que hay autoridad mayor cuando hay personalidad, pues es perfectamente corriente que un órgano que carece de ella tenga un conjunto mayor de potestades que muchas personas jurídicas. El profesor Ortega Alvarez expone: “Por ello, la norma establece la delimitación de las potestades de cada aparato de tutela de intereses, independientemente de sí revisten la forma de persona jurídica, de órgano o de unidad funcional. Se desprende, así obviamente, que no todas las personas jurídicas, ni todos los órganos, ni todas las unidades funcionales tienen las mismas potestades y que puede darse el caso de que un órgano tenga mayores potestades que una persona jurídica. La delimitación concreta de la potestad de cada órgano da lugar al concepto de competencia, delimitación que se produce de forma escalonada en función del rango jerárquico de la norma donde se contemple”. 6 ORTEGA. Op. cit. P. 185. 47 La personalidad no es garantía de autonomía, como se venía considerando, por más que genere la apariencia de tal. Ahí están las “entidades descentralizadas”, que habrán podido ser cualquier cosa menos autónomas. Desaparecido el vínculo de jerarquía que enlazaba al órgano autónomo con otro órgano del Estado, es preciso para efectos de la garantía de la unidad nacional que venga con una nueva forma de relación a reemplazar a aquel, y ésta no es otra que el factor competencial. Pasamos de un criterio subjetivo a uno de naturaleza objetiva. La preeminencia no se determina en razón del lugar que ocupa el órgano en el ordenamiento colombiano, sino en virtud de la asignación de la competencia. En ese contexto, de nada vale al Congreso, al Presidente, al Ministro del Medio Ambiente afirmar su muchísima mayor importancia que la corporación autónoma regional más pequeña, porque esa mayor magnitud no le permitirá imponerse a la corporación en los ámbitos que sean de competencia autónoma de ésta. Para Tafur Galvis, deben distinguirse las autonomías territoriales de las propias de los órganos, y respecto de la que es propia de los últimos 48 expone: “En principio, puede afirmarse que el concepto de autonomía referido a instituciones administrativas no territoriales tiene un contenido básico en reconocimiento de posibilidad jurídica de autonormación, posibilidad de decisión, potestad de ordenación para el cumplimiento de las funciones propias, la determinación de su propia organización y la capacidad para recaudar y ordenar la utilización de los recursos que integran el presupuesto de una determinada entidad y organización, todo ello dentro del mismo marco legal”.7 4.2 LAS AUTONOMÍAS CONSTITUCIONALES Y POLÍTICAS Es política la autonomía cuando ella patentiza un reparto definitivo de poder estatal, y encontramos definitivo aquel que se hace desde la Constitución misma. 7 VIDAL. Op. cit. p. 28. 49 Aprobamos y estamos de acuerdo conque se califique de administrativa y no política aquella autonomía que tiene naturaleza sublegal, que está supeditada por completo a la ley, a la cual debe su existencia, su extensión, su intensidad, y que desaparecen en el momento en que el legislador o cualquiera otra autoridad diversa del constituyente quiera ponerle fin, así como puede estrecharse hasta dondequiera sus límites, o reducirle intensidad o extensión a sus contenidos. Bien sabemos que en el pasado se ha dado por entendido que el único órgano autónomo en el Estado es el legislador, en tanto es el titular del poder político por excelencia, la encarnación de la voluntad general. El profesor español sobre el particular, dice: “Es frecuente, por desgracia, confundir todavía el plano de lo estrictamente normativo con el de la estructura y funcionalidad de las instituciones autonómicas. Así, no es raro que se sostenga que sólo haya autonomía política allí donde el ente autónomo puede expresar su voluntad propia mediante normas legislativas, con rango de ley formal, mientras que en caso contrario sólo se admite la existencia de una autonomía administrativa”. 50 Por su parte García de Enterría dice sobre el particular: “En el seno de un Estado edificado de arriba a abajo sobre el dogma de la soberanía de la volonté generale, con su interdicción de poderes propios y de situaciones exentas, y de un Estado, además, construido administrativamente sobre el esquema de la descentralización y jurídicamente sobre la idea de la total estatización del derecho, sobra el positivismo legalista”.8 La Constitución colombiana de 1991, así como la española de 1978, abre la era de un Estado en el cual ,si bien la más general de las voluntades sigue siendo el Congreso y por tanto es él quien tiene la cláusula general de atribución normativa, en todo caso se reconoce la autonomía por oposición a la centralización y a la concentración, y por lo tanto la pluralidad de poderes, lo que implica necesariamente que cada uno de esos otros poderes tenga un ámbito competencial propio. Anteriormente la Constitución Política se limitaba a realizar el reparto de atribuciones entre las diversas ramas, para lo cual era bastante separar lo legislativo de lo ejecutivo y lo judicial, relacionado algo de los órganos del control, en cambio ahora se profundiza sobre el descuadernamiento del país, estudiando mucho más en la garantía de autonomía efectiva de las ramas entre sí al interior de las ramas, para garantizar la desconcentración, 8 GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. Revolución Francesa y Administración contemporánea. 4ª 51 autonomía e independencia entre órganos y finalmente para la creación de órganos autónomos e independientes, por fuera de las ramas, y atribuirle directamente funciones concretas. Por ejemplo a la universidad le ha encomendado la ciencia como una tarea propia suya, aunque no exclusiva, y le ha reconocido autonomía para organizarse y obrar. Por su parte, la intervención estatal en el espectro electromagnético en cuanto se use para televisión se asigna a “un organismo de derecho público con personería jurídica, autonomía administrativa, patrimonial y técnica”. Igualmente, la organización electoral “tiene a su cargo la organización de las elecciones, su dirección y vigilancia, así como lo relativo a la identidad de las personas”. El paquete de la competencia del Consejo Nacional Electoral está contenido en el artículo 264, e incluye funciones como “Reglamentar la participación de los partidos y movimientos políticos en los medios de comunicación social del Estado”, una vez más “de conformidad con la ley”. Edición. Ed. Civitas. Bogotá. p. 145. 52 Por su parte, el control fiscal atañe a la Contraloría, según “procedimientos, sistemas y principios que establezca la ley”, que incluye sin embargo ”dictar normas generales para armonizar los sistemas de control fiscal de todas las entidades públicas del orden nacional y territorial”. Además, las funciones de banca central se atribuyen al Banco de la República, y comprenden entre otras “regular la moneda, los cambios internacionales y el crédito, y velar por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda. Por lo anterior señalamos que, las entidades territoriales tendrán competencias normativas y no normativas y no normativas propias, y con eso está dicho todo, pues son “constitucionalmente propias”, tanto aquéllas que la Constitución asigna directamente como las que defiere a la legislación orgánica de ordenamiento territorial, en la medida en que éstas serán intangibles para el legislador ordinario. La Corte Constitucional ha declarado la existencia de un núcleo esencial de autonomía como reducto último, contenido mínimo desconocer el legislador so pena de inconstitucionalidad. 53 que no puede El lugar que ocupaba la legislación como unificador del ordenamiento jurídico ha pasado a ser cumplido por la Constitución directamente, la cual descompone la potestad de producir normas jurídicas de tal modo que la legislación, con sus variantes de orgánica, estatutaria y ordinaria, es apenas uno de los capítulos. Lo anterior nos permite afirmar que Colombia ha dejado de ser un ordenamiento jurídico único, cuya columna vertebral es la ley, para pasar a ser un conjunto de ordenamientos, uno de los cuales es la ley, articulados todos en torno a la Constitución como primera norma. Dicen Luis Ortega Alvarez y Antonio Jiménez: “La experiencia histórica nos dice que han existido diversos tipos de ordenamiento. En una síntesis muy apretada se puede observar un triple proceso en el que, partiendo de un gran pluralismo de ordenamientos en la edad media, se pasa a una situación de uniformidad que culmina en el siglo pasado, para llegar a la etapa actual, en la que se observa un doble proceso: mayor a nivel supraestatal (ordenamiento infraestatal (ordenamientos regionales). 54 una unificación aún europeo) y un pluralismo “Lo esencial de lo dicho hasta aquí con relación a la teoría del ordenamiento jurídico es que posibilita la concurrencia de una pluralidad de ordenamientos dentro de un mismo espacio territorial. En efecto, una comunidad organizada, el pueblo español, se dota de una norma fundamental, la Constitución, en la cual se prevé un aparato de poder. Ahora bien, la decisión de dicha comunidad ha consistido en prever la existencia de otras comunidades organizadas. Comunidades autónomas y entidades locales, con capacidad normativa y que generen su propio aparato de poder. “Con la aprobación de los estatutos de autonomía, y el reconocimiento por el Tribunal Constitucional y la ley reguladora de bases de régimen local de la garantía institucional de la autonomía local, las comunidades autonómicas y locales se han constituido como verdaderos ordenamientos que comparten el poder público con el aparato del poder derivado de ordenamiento de la comunidad nacional.9 Tras doscientos años de negación de todo poder político por fuera del Congreso y del Presidente, por fin se hace un reparto en la Constitución de 1991, lo que supone que agentes y entidades que jamás habían dispuesto de poder alguno ahora se ven con una carga importante. Cuando tal cosa 55 ocurre, lo natural y obvio es que en primer lugar se trate de buscar los linderos de ese poder, y para hacerlo se dan pequeños o grandes pasos, en espera de reacciones. Es algo así como lo que la doctrina española llama “canonización del interés”, y que puede fácilmente compararse con el niño que intenta sus primeros pasos, pues se propondrá en primer lugar dar uno, luego dos, y tardará mucho en conocer que la fatiga es el límite. Durante los primeros años de régimen autonómico el país ha asistido al espectáculo de choques entre la Corte Constitucional y el Congreso, pues éste acusa a aquella de estar colegislando, y aquella dice estar cumpliendo su deber de custodia de la Constitución. Por ejemplo se acusa al Presidente de estarse inmiscuyendo en la autonomía de la Comisión Nacional de Televisión, y éste protesta porque no puede ser ajeno al manejo de un servicio tan importante. Si no ha habido conflictos semejantes en el orden territorial es porque la secular debilidad económica de los municipios y departamentos les hace temer que si se paran en la raya de sus fronteras competenciales las represalias se traducirán en recortes de ayudas económicas. 9 ORTEGA ALVAREZ, Luis y JIMENEZ BLANCO, Antonio. Manual de Derecho Administrativo. 2ª 56 En el fondo la instauración de las autonomías no es gratuita, no es una concesión generosa sino el reconocimiento de que el otro modelo, el de centralización y concentración del poder fracasó, no tuvo la aptitud de generar los anhelados orden y libertad, de modo que esta alternativa ya se experimentó y el resultado fue insatisfactorio, luego es tiempo de ensayar la opción autonómica. Edición. Ariel. Barcelona. 1992. p. 202. 57 5. LA AUTONOMÍA EN EL DERECHO COMPARADO 5.1 CONCEPTO Existe carencia de doctrina nacional sobre la autonomía, lo que obliga a explorar sobre tan importante tema, en aquellos países que las han experimentando. 5.2 ESTADOS UNIDOS El Congreso de los Estados Unidos de América en 1887 expidió la “Interstate Commerce Act”, creando la “Interstate Commerce Commission”. Andrés Betancor nos dice sobre el particular: “La ICC era algo nuevo en el sistema americano de gobierno. Una extraña combinación de funciones de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales. Extrañeza que no pasó desapercibida para los congresistas, quienes se opusieron a la instauración de este hybrid body, pues se revelaba inconsistente con la separación de poderes. Sin embargo, al final triunfó la tesis pragmática según la cual “the question (...) is not one of power, but one of expediency”. Surgió así la ICC-type, un tipo de agencias que no forman parte de ninguno de los tres poderes, sino que desarrollan tareas esencialmente ejecutivas pero que se escapan, sin embargo, al control jerárquico del Presidente. “La razón de su independencia respecto del ejecutivo tiene mucho que ver, según Shwartz, con las funciones que estas agencias tenían por cometido desarrollar. Junto con sus funciones ejecutivas, la IIC-type agencies resolvían las controversias relativas a la violación de sus regulatory laws y esta era una función de naturaleza típicamente judicial. ejercicio debía Por lo tanto, su corresponde a un órgano independiente. nature of much of the ICC-type agencies” “The judicial work is the principal factor preventing them brom being placed under direct executive control.10 El Congreso no consideraba conveniente que el Presidente de la República acumulara demasiadas funciones, porque ello representaría un grave problema para el equilibrio de poderes. 10 BETANCOR RODRÍGUEZ, Andrés. Las administraciones independientes. Ed. Tecnos. Madrid. p. 32 y 33. 59 5.3 INGLATERRA En Inglaterra a medida que surgía una nueva materia, se creaba un órgano especial para atenderla, no sólo no articulado a la administración ni adscrito o vinculado a ella, sino en lo posible alejado de la misma con el propósito de evitar la influencia de la política. Los ingleses tuvieron muy en cuenta acrónimo con el que se a los guangos, así: identificaba a los quasi “Los guangos, autonomus non governmental organizations, responden a una tradición británica secular, según la cual es un principio de buen gobierno el delegar en autoridades locales y en cuerpos profesionales la responsabilidad de administrar la mayor parte de los servicios públicos. Se conseguía de esta forma legitimar las políticas públicas mediante la asociación de elites sociales y económicas en su consecución. Este principio explica tanto el escaso desarrollo de las instituciones administrativas británicas – según la clásica acepción en los sistemas continentales-, como la inmensa variedad de quangos existentes en Gran Bretaña. Esta misma conexión entre self government y gestión autónoma de las políticas públicas por los sectores implicados, fue la causa del considerable impulso que recibieran los quangos en el período que podemos denominar, acogiendo la terminología norteamericana, como el 60 new deal. Al incremento del intervencionismo estatal le correspondió, de acuerdo con la lógica política del sistema administrativo británico, el paralelo crecimiento de órganos de gestión de las políticas estatales; órganos que contaban con la participación de los ciudadanos. Estas circunstancias explican la ambigüedad del concepto de independencia aplicado a los entes no departamentales pues, como afirma Hogwood, no se puede determinar si con ello se alude a la independencia de la administración o a la regulación de la industria, o, de forma más general, a la regulación de los sectores implicados. “El término quango es esencialmente, en palabras de Grenwood y Wilson, un paraguas que cubre una tremendous variety of oganizations, cuya diversidad en términos responsabilidad es enorme. financieros, organizativos, objetivos y de Tanto es así, concluyen estos autores, que generalizing about “quangos” can be hazardous. Esta variedad se completa con otra característica del sistema británico: la ausencia de una organización administrativa central con competencia general sobre los distintos sectores. Así, lo que podemos denominar como la administración central, únicamente define las grandes políticas, prepara las leyes, los reglamentos, las respuestas a las cuestiones parlamentarias y posee el control administrativo sobre otros organismos (authority). 61 “Authority y quangos tienen en común su variedad y su indeterminación, así como que todos ellos, precisamente por situarse al margen de la organización departamental, cuentan con un mayor o menor grado de autonomía. La misma noción de autoridad implica la existencia de una organización distinta y autónoma, exterior a la función pública y dotada de poderes, de responsabilidades y de recursos financieros delegados por el Estado. Sin embargo, la mayor parte de las authorities no son autoridades administrativas independientes o quangos. autores británicos no existe una Si bien es cierto que para los característica, o una ausencia de característica, que permita distinguir los quangos de otras organizaciones en la estructura del gobierno, llegados a este punto, puede decirse que el observador continental del sistema británico cae inmerso en la más absoluta de las perplejidades: el estudio de los quangos no puede abandonar el terreno movedizo del puro pragmatismo y de la organización ad hoc. Problema de racionalización que también padecieron los autores británicos. Por ejemplo, la Comisión Pliatzky, encargada por el gobierno británico de realizar un estudio sobre los nondepartamental public bodies, puso de manifiesto la enorme variedad de funciones y de organización de estos bodies. El número de estos alcanzaba en 1980 la cifra de 2.117, 62 clasificados en 489 executive bodies, 1.561 advisory bodies y 67 tribunals cuasijudiciales. Sin embargo, este estudio fue tachado de incompleto porque no incluía las agencias enteramente financiadas por el Estado (por ejemplo la BBC o el Banco de Inglaterra), ni a los organismos cuasipúblicos (las 44 universidades) ni tampoco a las asociaciones privadas que cumplen funciones de servicio público (como por ejemplo la National Trust, entidad privada encargada de la gestión de una parte muy importante de los monumentos históricos y de los parques nacionales”.11 5.4 ESPAÑA En 1980 se crearon y sobre el particular habla Betancor: “Los límites y quizá, mejor aún, los abusos del principio mayoritario, han producido que, en determinados ámbitos de la vida social, las decisiones del gobierno han perdido las notas de neutralidad y pluralismo. La explicación de este fenómeno es compleja, pero lo que a nosotros nos interesa es resaltar que en determinados sectores de la gestión administrativa han aparecido autoridades con poderes propios, esto es, sin control final por parte del gobierno ni de la administración, y cuya permanencia en el cargo está 11 BETANCOR. Op. cit. p. 58. 63 asegurada por la ley o por colectivos ajenos a la voluntad del poder ejecutivo. “La forma en que se asegura esta posición de independencia es muy variada. A veces, es la propia norma constitucional la que lo establece, como es el caso de las universidades, cuyas autoridades desarrollan un servicio público ligado, al mismo tiempo, a la libertad de creación científica y para ello, se les dota de una posición independiente del Ministerio de Educación y Ciencia con relación a determinadas actividades. En otras ocasiones, la independencia del órgano se intenta lograr a través de su elección por el Parlamento, con un sistema de mayorías cualificadas para que tenga que producirse un pacto que refleje el pluralismo de las Cámaras”.12 5.5 Entre COLOMBIA nosotros ha existido desde 1927 una entidad administrativa independiente como lo ha sido la Federación Nacional de Cafeteros quien ha tenido una cogestión tanto pública como privada. 12 ORTEGA. Op. cit. p. 297 y 298. 64 La Ley 42 de 1983 intentó que la Televisión se retirara del poder ejecutivo, con el propósito de que su orientación no se encontrare marcada cada cuatro años por el relevo presidencial. Ocurre lo mismo con el Banco de la República del cual había considerado como una entidad suigeneris, no encasillada en ningún tipo de entidad adscrita o descentralizada de acuerdo a la reforma de 1968. Con el propósito de que se sustrajera del manejo político a Inravisión, de igual manera se quiso despojar al Presidente de la República de la facultad de realizar libre nombramiento y remoción de su director, características que hacían confirmar una administración independiente. Pero la Corte dejó sin piso la principal, ya que señaló que la ley no podía dejar al Presidente sin la potestad de nombrar y remover libremente al director. De acuerdo a lo señalado, consideramos que el constituyente tuvo en cuenta la creación desde la Constitución, órganos autónomos e independientes. En sentencia del magistrado Fabio Morón Díaz argumenta: “Las universidades oficiales, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 113 de la Constitución Política, y al igual que el Banco de la República y la CNTV, son 65 órganos autónomos del Estado, que por su naturaleza y funciones no integran ninguna de las ramas del poder público y que por lo tanto no admiten ser categorizadas como uno de ellos, mucho menos como establecimientos públicos, pues ello implicaría someterlas a la tutela e injerencia del poder ejecutivo, del cual quiso de manera expresa preservarlas al constituyente”. Por su parte sobre este particular la Gaceta Constitucional expresó: “. Hay órganos que no encuadran en ninguna de las tres clásicas ramas del poder público, porque sus funciones ni son legislativas, ni administrativas, ni judiciales. La función de control o fiscalizadora no la podemos encuadrar ni como encaminada a producir la ley ni dentro de la rama que se encarga de ejecutarla ni a la que corresponde aplicarla judicialmente. electoral, que tiene por objeto la pura, seria y La función genuina expresión de la voluntad general de la opinión pública para mantener o transformar la estructura, organización y funcionamiento del Estado, es otra función pública que requiere ser regulada en forma autónoma e independiente, no sólo porque lógica y materialmente no encuadra dentro de la clásica teoría tripartita, sino porque debe garantizarse la pureza y autenticidad de esa expresión de voluntad, alejándola de cualquiera indebida intromisión para 66 que se conserve y amplíe aún más la esencia de la democracia y, sobre todo, se fortalezca el Estado de derecho”.13 Sobre lo relativo al presupuesto, el artículo 4º del decreto 111 de 1996, compilación del estatuto orgánico presupuestal nacional, dispuso: “Para efectos presupuestales, todas las personas jurídicas públicas del orden nacional cuyo patrimonio esté constituido por fondos públicos y no sean empresas industriales y comerciales del Estado o sociedad de economía mixta o asimiladas a éstas por la ley de la República, se les aplicarán las disposiciones que rigen los establecimientos públicos del orden nacional”. Lo anterior, es la negación absoluta de la autonomía. La aludida norma fue demandada con el argumento de que ella contraria a la autonomía prevista en la Constitución para las universidades. La Corte, para fortuna de la autonomía, adoptó el argumento, pero no declaró la inexequibilidad, ni se explayó en el análisis de la situación de cada una, sino que determinó: “Declarar exequible, en los términos de esta sentencia, el artículo 4º del decreto 111 de 1996, cuyo texto corresponde al artículo 63 de la ley 179 de 1994, norma compilada, en el entendido de que sus disposiciones no son aplicables a las universidades del Estado, cuyo régimen presupuestal es el 13 GACETA CONSTITUCIONAL. No. 85 p. 19. 67 ordenado por las normas de la ley 30 de 1992, y aquellas del estatuto orgánico de presupuesto que no vulneren el núcleo esencial de la autonomía que les reconoció el artículo 69 de la Constitución Política”.14 14 SENTENCIA C-220 de 1997. Magistrado Ponente, Fabio Morón Díaz. 68 6. ENTIDADES AUTÓNOMAS 6.1 CONCEPTO Existen varias entidades autónomas que consideramos importante señalar, así: 6.1.1 Banco de la República. Hay una reconocida creencia de que los bancos centrales sean unas entidades autónomas, apartadas de la política electora, administradas por expertos en finanzas y economía, con muchas facultades que le restan hasta el Presidente de la República su injerencia. El gerente del Banco de la República Francisco Ortega dice sobre el particular: “La universalización de la banca central autónoma.” Quisiera anotar que el esquema de banca central autónoma está generalizándose en el mundo entero; en América Latina ya unos tres países aprobar leyes de autonomía de la banca central. gestionando esa ley con éxito era México. han logrado El último que estaba Venezuela también aprobó una ley de autonomía con la banca central; entre otras cosas le han permitido llevar a cabo una política monetaria muy difícil pero muy valerosa frente a los problemas de inestabilidad política que ha vivido ese país. Chile tiene el primer caso antes que nosotros de banca central independiente. Argentina está también en la misma dirección. “En Europa, es evidente la generalización del fenómeno de la banca central independiente no sólo como consecuencia del trabajo de Mastricht, sino como resultado de las necesidades inmediatas de cada uno de los países. Francia lo ha hecho, España lo ha hecho, el Banco de Inglaterra sigue teniendo condiciones que no son las más deseadas desde el punto de vista de independencia de la banca central, pero se moverá en esa dirección, y así el Banco de Italia y todos los grandes bancos centrales del mundo están trabajando en ese sentido.15 Podemos decir que nuestro Banco de la República es un órgano de régimen único. El Banco de la República es dotado por nuestra Constitución de una junta directiva a imagen y semejanza de las “agencias” norteamericanas, y sus 15 ORTEGA, Francisco. La Banca Central en Colombia en la Constitución Política de Colombia de 1991, en Constitución Económica Colombiana. Ed. El Navegante. Bogotá. 1996. p. 261 y ss. 70 integrantes son nombrados por el Presidente de la República, pero no por cada persona que ocupe el cargo. El Presidente de la República nombra dos de los cinco integrantes que poseen dedicación permanente, pero no en el momento de asumir la Presidencia sino cuando se venzan los respectivos periodos. Se busca que el Banco de la República no funcione o tenga relación con la política sino que se encuentre al margen de la misma, de ahí que puedan sus integrantes pertenecer a un partido contrario al del Presidente, ya que las políticas del banco son del orden monetario y cambiario. El Ministro de Hacienda es un integrante más de la Junta, y el séptimo integrante es el gerente que es nombrado por los cinco miembros de la junta directiva del Banco con dedicación exclusiva. El Estatuto del Banco se encuentra contenido en la ley 31 de 1992, y posee características tales como, en todo lo que no se encuentre consagrado en la Constitución, la referida ley y sus estatutos, el Banco se rige por el derecho privado. 71 Su junta directiva se convierte en consejo de administración prescindiendo del gerente y el Ministro de Hacienda, con los restantes cinco miembros con dedicación igualmente exclusiva. Los cinco miembros del consejo de administración son los únicos públicos, mientras que el resto del personal se encuentran regulados por el Código Sustantivo del Trabajo, y sus contratos se rigen por el derecho privado, con excepción de los celebrados con otra entidad pública, a los cuales se les distingue como interadministrativos. Referente a la responsabilidad extracontractual, el Consejo de Estado considera que es de carácter administrativo, y que posee competencia sobre él mismo. El Banco de la República no se encuentra adscrito o vinculado a la Presidencia de la República, ni existe relación de jerarquía ni tutela. Sus funciones son las de regular la moneda, los cambios internacionales y el crédito y velar por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda. 72 La Corte Constitucional señala: “La Corte Constitucional, teniendo en consideración estos textos así como la parte del artículo 372 en virtud de la cual la junta directiva obrará “según las funciones que le asigne la ley”, ha llegado a la siguiente conclusión: “En atención a que estas tres funciones comprenden íntegramente el espectro de la función del dinero, las atribuciones que ejerzan otras autoridades relacionadas con su manejo, vgr., las que lleva a cabo la banca central y el gobierno en materia cambiaria, quedan condicionadas a las regulaciones de la ley”. “La autonomía administrativa del Banco significa que no pertenece a ninguna de las ramas del poder público, ni a los órganos fiscalizadores o de control o electoral, sino que es un órgano autónomo e independiente que aún cuando forma parte del Estado, tiene una naturaleza única, que, en razón de sus funciones, requiere de un ordenamiento y organización especiales, que difiere del común aplicable a las demás entidades. “La autonomía técnica del Banco se traduce en términos de su capacidad para analizar libremente los fenómenos monetarios y para diseñar sin injerencia de otras autoridades los instrumentos que demande el ejercicio de sus atribuciones en aquellas materias que tienen por objeto cautelar la estabilidad de la moneda y asegurar la solidez y confianza en el sistema 73 monetario del país, con prevalencia de consideraciones de interés público y de beneficio de la economía nacional. “La autonomía patrimonial implica que podrá integrar y disponer de sus propios activos, en moneda nacional y extranjera, los cuales contabilizará en sus estados financieros para que exista unidad en el manejo de sus recursos, en la obtención de las utilidades y en la destinación de las mismas; así, las reservas internacionales deben manejarse con los demás activos, desapareciendo la cuenta especial de cambios. Las utilidades que se obtengan por la administración de sus activos se destinarán para constituir las reservas legales que le permitan al Banco atender a sus necesidades y fines propios y precaver los momentos de crisis para con ellas asumir los costos que demande su intervención en el manejo cambiario, monetario y crediticio por la utilización de los instrumentos a su cargo. “Como se puso de presente en el ya citado fallo C-529 de 1993, al sujetar la Constitución al Banco de la República a un régimen legal propio, el constituyente quiso elevar al plano constitucional la naturaleza única del banco en razón de las funciones a su cargo. La autonomía de esa entidad y su no-adscripción o vinculación a la rama ejecutiva del poder público, se 74 traduce en un régimen legal propio que, conjuntamente con sus estatutos, constituye el marco normativo de la institución”.16 En cuanto a sus controles, el Banco de la República posee uno normativo, el cual es la acomodación política económica del Estado, y un control posterior el cual consiste en su deber de presentar ante el Congreso informes. El Presidente de la República ejerce la inspección, vigilancia y control del Banco. 6.1.2 Comisión Nacional de Televisión. Los artículos 76 y 77 de la Constitución Política de Colombia, nos señalan que en la Comisión existen órganos encargados de la intervención estatal en el espectro electromagnético para los servidores de televisión, el cual desarrolla y ejecuta los planes y programas del Estado en materia de televisión, y órganos que dirigen la política legislativa en materia de televisión. El otro órgano es el regulador de la televisión, ya no como servicio o actividad estatal sino como la producción de televisión. 16 SENTENCIA C-050 de febrero 10 de 1994, magistrado ponente Hernándo Herrera Vergara, publicada en Jurisprudencia y Doctrina, Abril de 1994, p. 513. 75 La ley lo define como ”una persona jurídica de derecho público, con autonomía administrativa, patrimonial y técnica y con la independencia funcional necesaria para el cumplimiento de las atribuciones que le asigna la Constitución, la ley y sus estatutos”. Sobre su funcionamiento la Corte en Sentencia C-497 del 7 de noviembre de 1995, señala que ese manejo se realizará dentro del marco de la ley, a la que le compete trazar las directrices de la política televisiva (C.P. art. 77), lo que pone de presente que es allí donde el papel del legislador se torna decisivo y trascendental”. Sobre las funciones de la Comisión, la ley señala: “Cumplir las demás funciones que le correspondan como entidad de dirección, regulación y control del servicio público de televisión”. Sobre las funciones de la junta directiva, menciona: “Adoptar las medidas necesarias para desarrollar el objeto y las funciones constitucionales y legales de la entidad, adoptar los estatutos de la entidad, en los cuales se regularán los aspectos no previstos en esta ley. 76 Y, sobre los controles respecto de sus actos está el de la jurisdicción contencioso administrativa y sobre la Comisión el control está a cargo del Congreso. 6.1.3 Consejo Nacional Electoral. La conformación del Consejo es totalmente ajena al gobierno, ya que la postulación se origina en los partidos y movimientos políticos con personería jurídica, mientras que la designación compete al Consejo de Estado. La integración del Consejo debe reflejar la del Congreso, el periodo de sus miembros es el mismo de los congresistas, es decir cuatro años. Al contrario de los anteriores, en este caso si se quiere sea un reflejo de la composición electoral del Congreso. El periodo es por cuatro años y se inicia tras el del Congreso, y no existe la reelección. Los Consejeros no tienen la calidad de empleados públicos, ya que se les pagan honorarios. 77 El Consejo tiene las facultades constitucionales propias de ejercer la suprema inspección y vigilancia de la organización electoral y reglamentar la participación de los partidos y movimientos políticos en los medios de comunicación social del Estado. El Consejo elige al Registrador Nacional del Estado Civil para un periodo de cinco años. A pesar de que la Constitución no relaciona su autonomía administrativa, financiera y presupuestal o técnica de la organización electoral, el lugar que ocupa en la Constitución Política así como sus funciones necesariamente llevan a la conclusión de poseer referidos atributos. 6.1.4 Las Contralorías. La Constitución dice que la Contraloría General de la República es una entidad de “Carácter técnico con autonomía administrativa y presupuestal. No tendrá funciones administrativas distintas de las inherentes a su propia organización”. Sobre el funcionamiento señala la Corte: “La Contraloría es una entidad técnica de control, con autonomía administrativa y presupuestal, que tiene a su cargo la vigilancia de la gestión fiscal y el control de resultado de la 78 administración (CP. Arts. 119 y 267). funciones, Por ello, para desarrollar esas la Constitución le ha atribuido funciones administrativas, y, en especial, cierta potestad reglamentaria. Así, la Carta señala que el Contralor debe prescribir los métodos y forma de rendir cuentas de los representantes del manejo de fondos o bienes de la Nación e indicar los criterios de evaluación que deberán seguirse (CO Arts. 268, ord 1º.). Igualmente, la Carta establece que la Contraloría tendrá las funciones administrativas inherentes a su propia organización (CP art. 267).17 6.1.5 La procuraduría.. Se elige el Procurador para un periodo de cuatro años, elegido por el Senado de terna conformada por candidatos del Presidente de la República, La Corte Suprema y el Consejo de Estado. La Asamblea Nacional Constituyente señaló: " La primera característica fundamental del texto de reforma aprobado por la constituyente en la primera vuelta consiste en conceder autonomía al Ministerio Público, respecto de las ramas del poder público, en especial del ejecutivo". 18 La Procuraduría posee la autonomía presupuestal y administrativa, aunque no aparezca en la Constitución como aparece en la Contraloría. 17 SENTENCIA C – 100 de 1996, M.P. Alejandro Martínez C. 79 La Corte Constitucional resalta la autonomía de la Procuraduría, al decir: "5. Para responder este interrogante, la Corte recuerda que el Ministerio Público es un órgano constitucional de control que tiene carácter autónomo. En efecto, la Carta señala de manera explícita que, además de las tres ramas tradicionales de poder, existen otros órganos autónomos e independientes para el cumplimiento de las demás funciones del Estado (C.P., art. 117), cuyo supremo director es el Procurador General (C.P. ART. 275). En la actual Constitución, el Ministerio Público es autónomo y no está sometido a ninguna dirección gubernamental. Además, la carta expresamente confiere al Procurador la facultad de "imponer sanciones" y no sólo la de “cuidar” el desempeño de los funcionarios públicos, como decía la carta derogada. 6.1.6 Corporaciones Autónomas Regionales. Mediante la Ley 99 de 1993 basada en el pensamiento del Constituyente señalando que: "son entes corporativos de carácter público, creados por ley, integrados por las 18 GACETA CONSTITUCIONAL No. 115, pág. 21. 80 entidades territoriales. dotados de autonomía administrativa y financiera, patrimonio propio y personería jurídica..." Las entidades o corporaciones autónomas se encuentran integradas por las entidades territoriales que concurren a la Asamblea Corporativa con capacidad de voto equivalente a los aportes que hayan efectuado en el año anterior a la corporación. La asamblea corporativa así conformada elige un consejo directivo, al que concurren los diversos entes territoriales del Estado, un representante del Presidente de la República, uno del Ministerio del Medio Ambiente, el gobernador y hasta cuatro alcaldes, de otra las minorías étnicas un representante, dos representantes del sector privado e instituciones sin ánimo de lucro con objetivo dirigido al medio ambiente. El Consejo directivo es la autoridad administrativa colegiada, el cual designa al director para un periodo de tres años. La Corte ha señalado que son entes parafiscales en la medida en que se ha determinado que las tasas retributivas y compensatorias que se causan a favor de las corporaciones son rentas parafiscales que, no pasan por el presupuesto general de la Nación. 81 Las Corporaciones Autónomas están sujetas al control fiscal de la Contraloría General de la República, considerando nosotros que también deben tener vigilancia de los municipios y departamentos, por los recursos que en ellas invierten. 6.1.7 Las universidades. La Constitución Política de Colombia establece la autonomía universitaria como garantía institucional: “Las universidades podrán darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley”. Sobre el particular la Corte señaló: “Con respecto al literal b) del artículo acusado, encuentra la Corte que la inclusión del Rector, Vicerector y Decano como empleados de libre nombramiento y remoción, contradice de manera manifiesta la autonomía universitaria consagrada en el artículo 69 superior. En efecto, la autonomía universitaria que se les reconoce a las entidades de educación superior, dedicadas a la formación universal, tanto docente como investigativa, gozan de la prerrogativa constitucional de darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley. La comunidad científica que conforma el estamento universitario, es autónoma en la dirección de sus destinos. 82 “La esencia misma de la universidad exige que se le reconozca el derecho a su autonomía; pero lo anterior no equivale a desconocer la presencia necesaria del Estado, que debe garantizar la calidad de los estudios e investigaciones, así como las labores de extensión, que se imparten en las diversas entidades universitarias. “Igualmente, nada obsta que, en virtud de la misma autonomía universitaria, se establezca que los cargos directivos puedan ser de libre nombramiento y remoción, siempre y cuando – se repite – dicha determinación emane de la comunidad universitaria” 19 En Sentencia T-002 de 1994 señala: “En ejercicio de la autonomía las universidades gozan de libertad para determinar cuáles habrán de ser sus estatutos; definir su régimen interno; estatuir los mecanismos referentes a la elección, designación y períodos de sus directivos y administradores; señalar las reglas sobre selección y nominación de profesores; establecer los programas de su propio desarrollo; aprobar y manejar su presupuesto; fijar, sobre la base las exigencias mínimas previstas en la ley, los planes de estudio que regirán su actividad académica, pudiendo incluir asignaturas básicas y materiales afines en cada plan para que las mismas sean elegidas 19 Sentencia C-195 de 1994, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa. 83 por el alumno, a efectos de moldear el perfil pretendido por cada institución universitaria para sus egresados “En síntesis, el concepto de autonomía universitaria implica la consagración de una regla general que consiste en la libertad de acción de los centros educativos superiores, de tal modo que las restricciones son excepcionales y deben estar previstas en la ley, según lo establece con claridad en artículo citado”.20 La Corte Constitucional igualmente definió la autonomía universitaria, al decir: “Según la norma citada se garantiza la autonomía universitaria. Las universidades podrán darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley. El alcance de la ley, en esta materia, tiene carácter limitado, pues la premisa que la Constitución asume es que la universidad para cumplir su misión histórica requiere autonomía y ésta se manifiesta básicamente en una libertad de autoorganización – “darse sus directivas” - y de autorregulación “regirse por sus propios estatutos”-. Ambas prerrogativas institucionales deben desarrollarse dentro de las coordenadas generales señaladas por la ley. Esta última se hace cargo de los aspectos 20 SENTENCIA T-002 de 1994. M.P. José Gregorio Hernández G. 84 de interés general inherentes a la educación particularmente de los relativos a las exigencias de unas condiciones mínimas de calidad en su prestación y de los derivados de su carácter de servicio público, así como de las limitaciones que proceden de la coexistencia de otros derechos fundamentales (C.P. art. 67), pero siempre respetando la intangibilidad de la autonomía universitaria, la que resulta indispensable garantizar a fin de que la universidad realice cabalmente su misión. “La misión de la universidad requiere que la libertad de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra (C.P. art. 27), garantizados individualmente a los miembros de la comunidad universitaria, lo sean en su aspecto colectivo e institucional a la universidad misma, de suerte que la propia estructura y el funcionamiento de ésta sean refractarios a las injerencias extrañas que desvirtúen el sentido de su indicada misión. Justamente la autonomía universitaria concede al establecimiento científico la inmunidad necesaria para ponerlo a cubierto de las intromisiones que atenten contra la libertad académica que a través suyo y gracias al mismo ejercen los miembros de la comunidad universitaria con ocasión de los procesos de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra, todos ellos eslabones esenciales en la tarea de crear, ampliar y transmitir libre y críticamente los tenidos de la técnica y la cultura”. 85 “En términos jurídicos concretos, la autonomía se materializa en la posibilidad den regirse por autoridades propias e independientes y, dudamentalmente, de darse – dentro del ámbito académico- sus propias normas, en desarrollo de la libertad científica mencionada”21. 6.1.8 Comisión Nacional Del Servicio Civil. La Comisión tercera de la Asamblea Nacional Constituyente dispuso sobre la Comisión: “Habrá una comisión de servicio civil que será responsable de la administración de las distintas carreras administrativas. Igualmente, supervigilará las carreras especiales de la rama legislativa, de la Procuraduría, de la Registraduría y de la Contraloría. La ley determinará su conformación y la forma de garantizar su autonomía frente a las ramas del poder público”.22 6.1.9 Auditoria de la Contraloría General de la República. La Constitución Política en su artículo 274 dispuso: La vigilancia de la gestión fiscal de la Contraloría General de la República se ejercerá por un auditor elegido para períodos de dos años por el Consejo de Estado, de terna enviada por la Corte Suprema de Justicia. La ley determinará la manera de ejercer dicha vigilancia a nivel departamental, distrital y municipal. Fue 21 Sentencia T-574 de 1993, M.P Eduardo Cifuentes Muñoz. 22 Gaceta Constitucional No. 83, pag.2 86 erigida como una entidad autónoma e independiente, la que ejerce el control fiscal de la Contraloría. 87 7. POTESTADES DE LA AUTONOMIA 7.1 APROXIMACIÓN AL TEMA. Consideramos que la figura de la autonomía es importante que sea estudiada desde las direcciones en que la tienen contemplada los diversos derechos, razón por la cual la analizaremos como la presentan diversos derechos. 7.2 FRANCIA En su ya famoso tratado sobre la Reinvensión del Gobierno, Osbone y Gaebler señalan: “El carácter más marcado en la historia de Grecia y de Italia antes de la conquista romana es la separación llevada al extremo y el espíritu de aislamiento de cada ciudad. Grecia no llegó nunca a formar un solo Estado, ni las poblaciones latinas, ni las etruscas, ni las tribus samnitas pudieron formar jamás un cuerpo compacto. Entre dos ciudades vecinas había algo más difícil de franquear que una montaña, y era la serie de límites sagrados, la diferencia de cultos y la repulsión de los dioses nacionales a todo extranjero. Este es el motivo porque no pudieron nunca los antiguos establecer ni llegar a concebir siguiera otra organización social distinta que la de la ciudad” El aislamiento era la ley de la ciudad”. Para Francia es lo propio del poder municipal en lo cual aparece su autonomía. La relación Estado - municipio aparece en la Asamblea Constituyente francesa mediante decreto expedido el 14 de diciembre de 1789, que dice: "Los cuerpos municipales tendrán dos especies de funciones, una propias del poder municipal, las otras propias de la administración general del Estado y delegados por éste a las municipalidades”. El municipio de entonces deberá cumplir con las funciones sin control del Estado. Los jacobinos se idean el mecanismo de sumisión para los municipios. Los comisarios se desplazarán garantizando obedecimiento a las a lo largo del territorio leyes y órdenes del poder central, los cuales Napoleón convirtió en perfectos, subprefectos, alcaldes. 89 7.3 INGLES Los ingleses consideran al municipio como parte del Estado; sobre el particular Sánchez Morón dice: “La autonomía local no es la facultad otorgada o reconocida a los municipios y provincias de administrar sus propios asuntos y exclusivamente éstos. El selfgovernment - subraya Marchi sintetizando el modelo inglés, no es el autogobierno de los municipios, de las provincias, sino el autogobierno en los municipios, en las provincias. Es, en definitiva, una forma de gestión no burocrática y descentralizada de determinados intereses públicos que no se identifican necesariamente con un estrecho círculo de aspiraciones específicamente delimitado por las relaciones de vecindad municipal o supranacional. La autonomía local no es un derecho de libertad del grupo social organizado, semejante en su estructura jurídica a los que componen el genérico status libertatis de los individuos y de las personas jurídicas y privadas – asociaciones, sociedades... - en el libre juego de las relaciones sociales. Es, pura y simplemente, autoadministración.23 23 Sánchez Morón, Miguel. La autonomía local. Madrid, Ed Civitas, 1990. Pags, 76 y 77 90 7.4 POTESTADES DE LA AUTONOMIA. Las entidades territoriales poseen características especiales, haciéndose reconocer como la mayor de las autonomías la de carácter constitucional. Es autonomía para todos los asuntos que tengan relación a un grupo de personas asentadas en un territorio determinado, en cambio, la de los organismos constitucionales tienen relación a un interés específico y determinado, como es la de los antecedentes territoriales que acuden en pro de los intereses. Recordamos que, el artículo primero de la Constitución Política de Colombia dice que Colombia es una República unitaria con autonomía de sus entidades territoriales. Opinan algunos que es físicamente imposible obrar de acuerdo a los principios de unidad y autonomía, ya que ellos son excluyentes. Sobre el particular la Corte Constitucional dice: “Sería errado entender los principios de autonomía y de unidad como elementos contrarios que se anulan mutuamente. De ser así, cualquier movimiento autonómico llevaría a la disgregación del Estado nacional, sea en una federación suelta o en un 91 conjunto de territorios desligados y autárquicos. Esto constituiría una grave equivocación, porque en el actual periodo histórico el Estado – Nación sigue siendo el modelo básico de ordenamiento territorial a pesar de los pasos hacia mercados comunes y espacios económicos supranacionales que se adelantan con éxito variable en Europa y en otras regiones del mundo. “Lo autónomo, expresión de intereses y necesidades limitadas en el espacio, conexos con los intereses de la Nación pero de menor alcance y complejidad, debe explicarse como poder limitado que al mismo tiempo es parte necesaria del conjunto nacional. De ahí la necesidad de articular los intereses nacionales con los autónomos. Para lograrlo es preciso establecer algunas reglas de solución de conflictos entre los intereses territoriales y el interés nacional así como encontrar los límites de cada uno de ellos, lo que servirá para barruntar la línea divisoria entre lo unitario y lo territorial autónomo”. “Cuando se afirma que el interés nacional y los intereses autónomos territoriales son articulables y no enfrentados, se está señalando que no es posible desmembrar la unidad de la república jurídica, política, fiscal, como solución a la problemática que nace del entrecruzamiento de competencias. Este fenómeno puede dar lugar a la coexistencia de competencias 92 paralelas, que serán ejercidas independientemente, en sus propios campos o a un sistema de competencias compartidas, que se ejecutarán de manera armónica.24 El decreto 222 de 1983 es una ley de bases, la cual tiene jurisdicción sobre lo común nacional, dejando a las demás autoridades lo singular. Y, ocurre lo contrario con la ley 80 de 1993, la cual se encuentra enmarcada dentro del Estado autonómico absorbiendo completamente la contractualidad dejando sin nada que reglamentar a los departamentos y municipios, disponiendo requisitos iguales para todo el país. La autonomía programación o conlleva las planificación, autonomías expedición de tributaria, actos reglamentaria, administrativos, la autoorganización, la contratación, la conservación y defensa de bienes, la expropiatoria, la presupuestaria y la nominatoria. El postulado del artículo 287 en su numeral 2 garantiza la autonomía a los entes territoriales para la gestión de sus intereses. 24 Sentencia C-478 del 6 de agosto de 1.992, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz. 93 En el numeral 4 dice del derecho que poseen los municipios y departamentos a participar en las rentas nacionales. Por su parte, la ley 60 de 1993 dice que la participación en los ingresos corrientes de la Nación es un ingreso propio de los entes territoriales. Nuestro Código Contencioso Administrativo decreto 01 de 1984, continúo la tradición de respeto a los ámbitos de competencias propios de los entes territoriales provenientes de Decreto 2733 de 1959, que en su artículo 81 señalaba: Procedimientos especiales. En los asuntos departamentales y municipales, se aplicarán las disposiciones de la parte primera de este código, salvo cuando las ordenanzas o los acuerdos establezcan reglas especiales en asuntos que sean de competencia de las asambleas y consejos. Por su parte, el decreto - ley 1222 de 1986 estableció la misma secuencia al señalar: "En los asuntos departamentales y municipales, se aplicarán las disposiciones sobre procedimientos administrativos de la parte primera del decreto - ley 01 de 1984 (Código Contencioso Administrativo), salvo cuando las ordenanzas o los acuerdos establezcan reglas especiales en asuntos que sean de competencia de las asambleas y concejos". 94 Sobre la reglamentaria es una situación que tiene que ver con que si la ley orgánica de ordenamiento territorial es reglamentable o no por el presidente de la República, señalando nosotros que no, ya que las leyes orgánicas no son reglamentables si tenemos en cuenta que ellas condicionan el ejercicio de la función legislativa. La programación o planificación: nuestra Constitución no habla nada sobre si las entidades territoriales estén sometidas al Plan Nacional de Desarrollo, ya que lo que señala es que " Las entidades territoriales elaborarán y adoptarán de manera concertada entre ellas y el gobierno nacional, planes de desarrollo. Igualmente que el Plan Nacional será elaborado "con participación activa de las autoridades de planeación de las entidades territoriales". Por su parte, en nuestro país se consideraron anteriormente los actos administrativos de los municipios como de naturaleza privada al igual que los contratos, pero en la actualidad, los municipios poseen las mismas potestades que la administración general. 95 La Constitución establece una organización mínima en el municipio como lo son los concejos y alcaldías, pero no se le puede crear nuevas dependencias sin el auxilio del Estado. Sobre la expropiación nos parece que es lo referido a la Ley 9ª de 1989 de acuerdo a la cual cuando se presente litigio entre dos entidades y una de ellas sea municipal por la expropiación de un bien, impera el interés municipal. Sobre el asunto del presupuesto, la Constitución facultó a los concejos municipales para la expedición de los estatutos orgánicos de presupuesto. Sobre la nómina, los municipios pueden establecer perfectamente su estructura administrativa y su planta de personal. Señala la Corte Constitucional: ”Es necesario precisar, que el Artículo 287 de la Constitución Política no contiene una cláusula general de competencia que habilite al legislador para que, discrecionalmente y alguna, restrinja la autonomía administrativa que sin limitación corresponde a las entidades territoriales, pues resulta contrario a la lógica y a la técnica jurídica que el constituyente haya reconocido 96 autonomía, como principio fundamental, en el Artículo 1º. De la Carta Política y luego la desconozca, en norma posterior (art. 287.ibídem). “El legislador ordinario o el extraordinario, al hacer uso de sus respectivas competencias, deben actuar ceñidos al principio de legalidad establecido en el artículo 121 de la Carta Política y, además, dentro de unos criterios de racionalidad y razonabilidad que aseguren y hagan real y efectiva la autonomía administrativa que el constituyente reconoció como un derecho a las entidades territoriales.” 25 Como podemos observar, la autonomía se encuentra consagrada en varios apartes de la nueva Constitución de Colombia. Comienza por el sujeto que posea la libertad de obrar y no se encuentra supeditado a órdenes y contraórdenes, ya que estas distraen su obrar y paralizan los procesos que deben abandonar con el objeto de atender los requerimientos superiores, continuando la autonomía por las metas que éste se ha fijado, ya que solo cuando la persona puede escogerlas es posible exigirle compromiso frente a su logro. Por otro lado los medios que emplea de toda naturaleza, ya que si no se le permite escoger, con qué autoridad se le va a reprochar que no haya habido economía en los medios en relación con los fines. 25 Sentencia C-423/94 , M.P. Vladimiro Naranjo Mesa. 97 La actividad misma debe ser autónoma, ya que si se le impone se distorsionará el plan que él se propuso para la adecuación de una acción o unos medios y metas diversas. Bien sabemos que a través de toda la Constitución nos encontramos con la autonomía, ya que por ejemplo nos referimos a la dignidad humana como un valor fundamental, nos encontramos como consecuencia la autonomía de la voluntad y los derechos fundamentales como manifestaciones concretas de referida autonomía. De igual forma, aparece la autonomía municipal como exigente proyección de la autonomía y libertad de las personas, por ser el municipio el escenario inmediato de encuentro de las personas y así causa del Estado. Se habla de igual manera sobre el principio democrático y de esta manera supone el acercamiento entre la población y las autoridades, no pudiéndose reconocer la existencia de la democracia, si no existe la autonomía -. En el pluralismo como principio fundamental, deducimos que condición esencial y básica del mismo es la autonomía, ya que ella sólo posibilita la 98 divergencia, la coexistencia de poderes públicos con distinta ideología u orientación, la presencia en el Estado de diversos partidos, unos gobernando la Nación y otros los entes territoriales. Si hablamos del principio participativo, podemos señalar que, solo existe participación cuando ella se traduce en ejercicio de poder real y efectivo, el cual requiere, por esencia, autonomía. Si nos referimos al Estado social consideramos que es imprescindible el imperio de la autonomía. Igualmente se refiere la Constitución a al autonomía de las personas, medios y metas. Como podemos observar, hemos considerado de especial importancia abordar el tema de la autonomía en la Constitución, habida cuenta de la diversidad existente, pues bien sabemos que no es lo mismo por ejemplo la autonomía municipal que la autonomía universitaria o la de la Junta del Banco de la República o de la Comisión Nacional de Televisión. 99 BIBLIOGRAFÍA BETANCOR RODRÍGUEZ, Andrés. Ed. Tecnos. Madrid. 1994. Las administraciones independientes. CIFUENTES MUÑOZ, Eduardo. Derechos fundamentales e interpretación constitucional. En: Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, No. 6. ORTEGA, Francisco. La Banca Central en la Constitución de 1991. Constitución Económica Colombiana. Ed. El Navegante. Bogotá. 1996. OSBORNE, David y GAEBLER,Ted. La 1ª Edición. Ed. Paidos. Buenos Aires. 1994. Reinvensión del En: Gobierno. SACHICA, Luis Carlos. Nuevo Constitucionalismo 11ª Edición. Ed. Temis. Santafé de Bogotá. 1994. Colombiano. SARRIA, Eustorgio y otros. Derecho Administrativo 9ª Edición. 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