Capítulo 10 Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron — INTRODUCCIÓN — TÉCNICA QUIRÚRGICA DEL SIMBLÉFARON — BIBLIOGRAFÍA Capítulo 10 Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron Ángel Romo López INTRODUCCIÓN La definición de simbléfaron es sencilla: adherencia entre la conjuntiva tarsal y bulbar. No tan fácil resulta su resolución cuando está asociado al pterigión. En la práctica clínica sigue siendo frecuente la existencia de pacientes intervenidos en múltiples ocasiones de pterigión, cuya situación ha ido empeorando con las sucesivas cirugías. Los síntomas típicos de estos pacientes, además de los derivados de la presencia de la recidiva (sensación de cuerpo extraño, fotofobia y lagrimeo), están también relacionados con alteraciones de la visión binocular. El rasgo histopatológico típico del pterigión recidivado no es solo la degeneración elastótica de la sustancia propia sub-epitelial, sino la hipertrofia del tejido fibroso de tipo queloide. Si bien en el pterigión primario, el cuerpo fibrovascular puede separarse con cierta facilidad de los planos profundos, en las recidivas la disección de los planos puede resultar muy difícil, ya que el tejido fibroso está íntimamente adherido a la esclera, al músculo recto interno y a las estructuras palpebrales. Dichas adherencias impiden la abducción del globo ocular afectado, pudiendo aparecer diplopía incluso en posición primaria de la mirada. Esto ocurre no sólo por la restricción causada por el músculo recto interno, sino también porque el simbléfaron actúa como una auténtica rienda que impide los movimientos normales del globo ocular (fig. 1). Es frecuente también observar una pérdida completa de los fondos de saco inferior y superior, así como una afectación completa de la carúncula con pérdida del pliegue semilunar y fibrosis del canto interno, incluyendo la afectación de los puntos lagrimales (fig. 2). Evidentemente, el mejor tratamiento de estos casos extremos sería intentar evitar las sucesivas recidivas, cuando se plantea la cirugía del pterigión. La complejidad de la cirugía del pterigión Fig. 1: Exploración de la motilidad ocular. Restricción ABD OD. Fig. 2: Afectación del punto lagrimal superior. 118 10. Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron recidivante queda probada por la implicación de tres diferentes sub-especialidades de la oftalmología: superficie ocular, oculoplastia y estrabología. Hay que evaluar el estado de la conjuntiva bulbar y tarsal, las tracciones y adherencias sobre los fondos de saco, la afectación de los puntos lagrimales y del músculo recto interno, el estado de la película lagrimal, así como la existencia de patología oftalmológica asociada, fundamentalmente glaucoma (trabeculectomías, válvulas). En lo que afecta al cirujano oculoplástico, el enemigo a batir es el simbléfaron y las armas que debe dominar son los injertos de mucosa, por lo que también es importante valorar el estado de las posibles localizaciones donantes (conjuntiva bulbar ipsi y contralateral, mucosa oral o nasal). Como paso previo a la cirugía del pterigión con simbléfaron es de gran utilidad la realización de un esquema del globo ocular y anejos, con las áreas afectadas y con mediciones de dichas áreas. Igualmente es conveniente tener programado y preparado el tejido donante más adecuado para cada paciente. El tejido ideal es la conjuntiva bulbar, pero muchas veces, por la extensión de la zona a tratar, por la coexistencia del pterigión en el lado nasal y temporal (10%) o por ser bilateral (33%), no es posible utilizar esta mucosa (1,2). Con un injerto de conjuntiva bulbar se puede cubrir un defecto de aproximadamente 15 × 15 mm. En los casos graves, la extensión del proceso a tratar suele ser más amplia, ya que hay que cubrir tanto la conjuntiva bulbar afectada, desde limbo hasta carúncula y llegando a los fondos de saco superior e inferior, como la conjuntiva tarsal, desde los fondos de saco hasta el borde libre. Para estos casos hay que optar por otra localización donante. Normalmente, aunque depende de la experiencia de cada cirujano, se opta por la mucosa bucal. Para la obtención del injerto de mucosa bucal se puede utilizar el electroqueratomo de Castroviejo, que permite conseguir injertos de 0,2 a 0,3 mm de espesor y con un tamaño de 15 × 40 mm, lo que nos permite recubrir sin tensión cualquier área afectada. También es frecuente el empleo de plastias de membrana amniótica. Se trata de un homo injerto de baja antigenicidad y sin limitaciones en cuanto al tamaño de la zona a cubrir. Además posee actividad antiinflamatoria e inhibe la vascularización y la cicatrización. El uso de membrana amniótica ha permitido plantear con cierta «garantía de éxito» aquellos casos en los que no existía ninguna zona donante apropiada para cubrir un defecto extenso, ya sea por la coexistencia de alguna enfermedad que afecta a las mucosas o por el uso de dichas zonas en cirugías previas. Por último, se han empleado materiales sintéticos para casos muy extremos, con resultados poco satisfactorios. Entre estos materiales destacan el Goretex (3) y el politetrafluoroetileno (4). En cuanto al empleo de terapias coadyuvantes, prácticamente queda reducido a los corticoides, por su efecto antiinflamatorio y antiangiogénico y a la Mitomicina C, ya sea intraoperatoriamente o en colirio durante el postoperatorio. Hay estudios que concluyen que con la combinación de Mitomicina C e injertos de membrana amniótica se consiguen resultados más favorables en la reconstrucción de los fondos de saco conjuntivales que cuando se emplea únicamente membrana amniótica (5). TÉCNICA QUIRÚRGICA DEL SIMBLÉFARON La elección de la técnica quirúrgica y de la anestésica está íntimamente relacionada con el tamaño de la zona afectada. Para adherencias de pequeño tamaño, que no producen pérdida de fondo de saco, es suficiente realizar una Z-plastia, con la que eliminamos las líneas de tracción. La anestesia a emplear en este caso es la tópica. Cuando hay afectación de fondos de saco, siempre hay que recurrir a los injertos mucosos. Previamente, es necesario realizar una extirpación meticulosa de todo el tejido afectado. En los fondos de saco hay que tener un especial cuidado, comprobando que las bandas fibrosas han sido eliminadas completamente, sin que exista tracción ni del tarso ni del músculo 10. Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron retractor, en el párpado inferior (en el párpado superior no suele rebasar el tarso). Para ello, hay que dejar el tarso al desnudo en su cara interna y realizar un raspado mecánico de toda la superficie expuesta. Muchas veces, hay que llegar hasta la línea de unión muco cutánea, tanto del párpado superior, como del inferior y del canto interno, realizando una extirpación completa de la carúncula (fig. 3). Se realiza anestesia tópica y local, lidocaína con adrenalina. Una vez extirpado todo el tejido fibroso se procede a la obtención del injerto conjuntival. En el caso de haber optado por un injerto de otra localización, como la mucosa oral, es preferible obtenerlo previamente, para no tener que cambiar repetidas veces el campo quirúrgico y conservarlo en suero fisiológico con antibiótico. Para obtener el injerto conjuntival se emplea anestesia tópica y subconjuntival (para separar conjuntiva de Tenon). A continuación se toman las medidas, marcando los vértices con rotulador quirúrgico y procediendo a la obtención del injerto. Siempre hay que obtener un injerto de mayor tamaño que la zona a cubrir, ya que pueden sufrir una reducción de tamaño de hasta un 30%. La zona donante queda expuesta sin que sea necesario suturar. Antes de trasladar el injerto, ya sea conjuntival, oral o de membrana amniótica, a la zona receptora, es necesario hacer una limpieza exhaustiva de dicha zona. Si se va a emplear pegamento tisular de fibrina (Tissucol®), se aplican los dos componentes en el área a cubrir y posteriormente se traslada el injerto. Para la colocación del injerto es de gran utilidad el empleo de hemostetas mojadas en suero. Si se emplea membrana amniótica hay que colocarla con la membrana basal dirigida hacia arriba. Posteriormente se coloca un conformador de fondos de saco, que ayuda a estirar el injerto y a evitar la formación de nuevas Fig. 4: Aspecto pre-, intra- y postoperatorio. 119 Fig. 3: Afectación de la carúncula. adherencias. El conformador debe ser mantenido durante 3 ó 4 semanas. Si se emplean suturas, una vez colocado el injerto se procede a suturar con material absorbible de 6/0 a 8/0. Primero se colocan los puntos de los extremos del injerto, dejando para el final los puntos de fondo de saco, pudiendo realizar en este caso, unas suturas «profundizadoras» o colocar un conformador de fondos de saco. El tratamiento postoperatorio incluye la oclusión durante 4872 horas y la instilación de un colirio de corticoides y antibiótico, hasta 1 ó 2 semanas después de la retirada del conformador. En los casos en los que haya afectación de los puntos lagrimales, se puede colocar un dilatador de silicona o realizar una punctoplastia. Las complicaciones derivadas de la cirugía del simbléfaron son las derivadas del empleo de injertos, como la necrosis, la infección o la retracción y las derivadas de la recidiva del simbléfaron, como son la diplopía, la afectación de los puntos lagrimales o el entropión (fig. 4). 120 10. Complicaciones oculoplásticas de la cirugía del pterigión: simbléfaron BIBLIOGRAFÍA 1. Adamis AP, Starck T, Kenyon KR. The management of pterygium. Ophthalmol Clin North Am 1990; 3: 611-7. 2. Youngson RM. Pterygium in Israel. Am J Ophthalmol 1972; 74: 954-99. 3. Schmidt T, Kohler W. Fornix reconstruction in ocular pemphigoid with Goretex surgical membrana. Ophthalmologe 1997; 94: 321-3. 4. Levin PS, Dutton JJ. Polytef (polytetrafluoroethylene) alloplastic grafting as a substitute for mucous membrane. Arch Ophthalmol 1990; 108: 282-5. 5. Nava A et al. Arch Soc Esp Oftalmol 2005; 80(6).