REGLAMENTO SUSCRIPCIÓN DE ACCIONES, APROBACIÓN

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REGLAMENTO SUSCRIPCIÓN DE ACCIONES,
SOCIAL COMPETENTE
Concepto 2007041321-003 del 4 de septiembre de 2007.
APROBACIÓN,
ÓRGANO
Síntesis: En ausencia de disposición estatutaria en contrario, el órgano competente para
aprobar un reglamento de suscripción de acciones es la junta directiva y no la asamblea de
accionistas, pero esta última está en capacidad de modificar dicha competencia para
reservarla a ella misma, modificando los estatutos, dado que la norma aplicable es una
disposición de carácter supletivo. Es posible que la asamblea general de accionistas reasuma
la función de aprobar un reglamento de suscripción de acciones, de forma permanente
mediante la correspondiente reforma estatutaria, o para un caso específico. En este último
caso, si los estatutos han reservado dicha facultad a la junta directiva o han guardado
silencio sobre el particular y no son objeto de reforma, es opinión de este Organismo que la
aprobación de un reglamento de suscripción de acciones por parte de la asamblea debe
efectuarse con las mismas mayorías requeridas en la ley o los estatutos para aprobar una
reforma estatutaria.
«(…) consulta si la junta directiva de un establecimiento de crédito debe ratificar la decisión
adoptada por la asamblea general de accionistas consistente en la aprobación de un reglamento
de emisión y colocación de acciones, teniendo en cuenta que estatutariamente la facultad para
el efecto se encuentra radicada en la junta directiva de la misma entidad.
Al respecto, proceden los siguientes comentarios generales con la advertencia de que los
mismos no implican que este Organismo asuma desde ya una posición determinada frente a un
caso específico, ni se esté dirimiendo por esta vía una eventual controversia contractual y
mucho menos estableciendo responsabilidad administrativa alguna en una situación concreta
que se haya presentado.
En primer término, es del caso recordar que, de conformidad con el inciso segundo del artículo
385 del Código de Comercio (C.Co.), “con excepción de las acciones privilegiadas y de goce,
a falta de norma estatutaria expresa, corresponderá a la junta directiva aprobar el reglamento
de suscripción”.
Se advierte entonces el carácter supletivo de la norma precedente, en la medida en que le
delega a la junta directiva la facultad de aprobación del reglamento de suscripción de acciones
(diferentes a las privilegiadas y de goce), siempre y cuando los estatutos sociales no hayan
dispuesto otra cosa, en particular, que dicha aprobación se la reserve la propia asamblea
general de accionistas.
En otras palabras, la norma, partiendo del reconocimiento de la potestad de la asamblea de
accionistas, como máximo órgano de la sociedad, para regular los aspectos relativos a los
aumentos del capital social y de las condiciones en que los mismos se efectuarán, establece la
posibilidad de que la misma delegue en la junta directiva de la respectiva sociedad la facultad
de aprobación de tales condiciones, la cual igualmente detentará la referida junta si el máximo
órgano social guarda silencio al respecto.
Es pertinente manifestar que el contrato social (estatutos) constituye el marco normativo que
regula los aspectos esenciales de la sociedad: su nombre, domicilio, su capacidad legal, su
funcionamiento, etc., el cual resulta de imperativa observancia para la persona jurídica que
surge, para sus accionistas individualmente considerados e inclusive para el máximo órgano
social, la asamblea de accionistas, a la que corresponde su elaboración y modificación.
Ahora bien, la asamblea general de accionistas, como máximo órgano social, tiene entre otras
funciones, la de “adoptar las medidas que exigiere el interés de la sociedad” y “las demás que
le señalen la ley o los estatutos, y las que no correspondan a otro órgano” (artículo 420 C.Co.).
Si bien es cierto que, en ausencia de disposición estatutaria en contrario, de conformidad con
la ley, el órgano competente para aprobar un reglamento de suscripción de acciones es la junta
directiva y no la asamblea de accionistas, es evidente que esta última está en capacidad de
modificar dicha competencia para reservarla a ella misma, modificando los estatutos, dado que
la norma en cuestión (artículo 385 C.Co.), como antes se advirtió, es una disposición de
carácter supletivo.
Y es que debe tenerse en cuenta que, por razones de orden práctico u operativo, usualmente se
delega estatutariamente en la junta directiva la aprobación del reglamento de suscripción de
acciones, pero ello no significa que no pueda ser reasumida en cualquier momento por la
asamblea.
De hecho, la mayoría de aspectos relativos al capital de la sociedad (tales como el aumento del
capital autorizado, la fijación del valor nominal de las acciones, si se colocan con o sin
derecho de preferencia, la reducción del mismo, la readquisición de acciones propias, la
emisión de acciones privilegiadas o con dividendo preferencial y sin derecho de voto, entre
otras), son decisiones propias de la asamblea.
Por lo demás, debe recordarse que la asamblea general de accionistas es el máximo órgano
social y la junta directiva es un órgano subordinado a la misma, subordinación que se
evidencia en el hecho de que es la asamblea quien le establece sus funciones, designa a sus
miembros y aprueba su gestión.
Por lo mismo, y aplicando el conocido principio de que “quien puede lo más puede lo menos”,
esta Superintendencia considera que es perfectamente posible que la asamblea general de
accionistas reasuma la función de aprobar un reglamento de suscripción de acciones, bien sea
de forma permanente a través de la correspondiente reforma estatutaria, o para un caso
específico. Debe advertirse, en este último caso, que si los estatutos han reservado dicha
facultad a la junta directiva o han guardado silencio sobre el particular y no son objeto de
reforma, es opinión de este Organismo que la aprobación de un reglamento de suscripción de
acciones por parte de la asamblea debe efectuarse con las mismas mayorías requeridas en la
ley o los estatutos para aprobar una reforma estatutaria.
Por último, teniendo en cuenta que en su petición pregunta si este Organismo comparte lo
expresado por la Superintendencia de Sociedades en el concepto 220-73773 del 21 de
diciembre de 2006, resulta del caso precisar que, según se observa de la lectura de dicho
pronunciamiento, en el mismo se parte de la premisa de inexistencia del reglamento de
suscripción en la medida en que nunca fue elaborado, situación fáctica diferente a la expuesta
en su consulta y, por ende, no resulta pertinente que este Despacho emita comentarios al
respecto.
(…).»
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