“La importancia de la organización temporal en Educación Infantil

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“La importancia de la organización temporal en
Educación Infantil: Rutinas”
1. La organización temporal en la escuela
La organización temporal en Educación Infantil resulta sumamente importante.
Concepto de tiempo escolar
El tiempo escolar, al que podríamos definir como la oportunidad, ocasión para
la planificación y realización de las actividades educativas, constituye un problema
organizativo de primer orden, y de su correcta planificación y precisión dependerá la
adquisición de los objetivos.
Asimilación del tiempo en los niños y niñas
El tiempo en el niño se va afianzando desde que llega por primera vez a la
escuela, en el sentido de que comienza a distinguir dos períodos significativos: el que
pasa dentro del colegio y el que comparte con su familia.
La temporalización de las actividades a lo largo del curso escolar debe
responder a una cuidadosa y estructurada planificación elaborada por el equipo de
profesores de acuerdo con los objetivos establecidos y atendiéndose a criterios
psicopedagógicos, climáticos, culturales, a la organización del currículo.
El currículo se organiza en actividades periódicas en el tiempo, como rincones
de juego, talleres, hábitos y rutinas, la hora de música, actividades de lenguaje, cuerpo
y movimiento, etc., y en actividades que tienen un tiempo determinado como las
Unidades Didácticas.
Todos los tiempos deben estar contemplados, pero con cierta flexibilidad para
no transmitir prisas o tensiones, y será fundamental razonar los ritmos y necesidades
infantiles (momentos cotidianos y las rutinas diarias). Cada niño posee una regularidad
de autoestructuración emocional, cognitiva y social. Por tanto se tendrá en cuenta:
•
Pensar el horario de todas las personas implicadas en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
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•
•
•
•
Diseñar la distribución racional del tiempo de permanencia del niño en el
centro.
Organizar las actividades contando con las que se pueden realizar en los
espacios interiores o exteriores.
Dar respuesta a las necesidades del alumnado, que serán distintas en el
primer o segundo ciclo.
Regularidad a lo largo de toda la jornada para orientarles en las distintas
situaciones de manera que ganen en autonomía y seguridad. Ejemplo:
antes de comer el bocadillo se lavan las manos y se van al recreo. Es un
ritmo que ellos van interiorizando y que normalmente siempre pasa lo
mismo por lo que pueden establecer esquemas temporales.
2. Distribución de la jornada escolar
El horario es el instrumento que ayuda a la organización de la jornada escolar,
tanto en el ámbito de aula como de centro. No todos los momentos son iguales ni tan
significativos para los niños.
La orientación temporal refuerza la estabilidad psíquica y emocional del niño, el
cual va interiorizando el tiempo a partir de la sucesión y el ritmo de las actividades que
realiza.
En sus primeros años, la jornada viene marcada por las necesidades
fisiológicas individuales, que tienen distinta
frecuencia en cada alumno. En
consecuencia se delimitarán las metas pedagógicas para establecer una distribución lo
más adecuada posible para conseguir los objetivos marcados.
El calendario del curso escolar se irá especificando en las distribuciones
temporales vinculadas a períodos más cortos –trimestres, meses, semanas- hasta la
determinación del horario de la jornada escolar.
En la planificación se tendrán en cuenta no sólo los objetivos establecidos sino
también los distintos criterios. Seguidamente analizamos cada uno de ellos:
1º) Características psicoevolutivas de los niños/as
Como consecuencia de ellas el niño/a no sólo tiene unas necesidades sino que
tiene una forma diferente de percibir el tiempo.
Por tanto, es necesario alterar la realización de ejercicios individuales, los
trabajos en grupos reducidos y experiencias en gran grupo.
2º) Evitar la fatiga y favorecer la concentración
Los diferentes tipos de actividades deben intercalarse de forma que se evite la
fatiga en los niños/as, escogiendo además los momentos más adecuados del día para
el desarrollo de cada actividad.
Por otra parte, no debe olvidarse que los ciclos destinados a cada actividad
deben ser cortos, ya que los niños/as de esta edad no pueden concentrarse y
mantener la atención durante mucho tiempo seguido.
3º) Tener en cuenta el periodo de adaptación
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Se debe contemplar un período de adaptación que permita la integración
escalonada a la vida de la escuela.
4º) La diversidad
Es necesario que cada niño/a tenga su tiempo para actuar y terminar lo
comenzado; tiempo para actividades y juegos espontáneos; tiempo para lo más
planificado. Cada uno debe tener su tiempo de construcción de aprendizajes, que
puede ser muy distinto de unos a otros.
5º) Ser bidireccional
Es decir, el trabajo ha de estar repartido de forma que exista un momento para
cada ocupación y, al mismo tiempo debe dejarse un margen suficiente a la
improvisación y espontaneidad tanto de los niños/as como de los docentes.
6º) Tener en cuenta sus ideas e intereses
Toda organización temporal debe dar cabida a las ideas que los niños irán
planteando, convirtiendo de este modo el calendario escolar en algo más dinámico y
susceptible de adaptarse a las circunstancias concretas y a las necesidades intereses
de los niños.
3. Las rutinas que tienen lugar en Educación Infantil
El centro de Educación Infantil toma la necesidad que manifiesta el niño/a de
ritualizar ciertas actividades cotidianas como punto de partida para iniciar el
aprendizaje de hábitos.
La adquisición de autonomía progresiva en actividades cotidianas como la
alimentación, el sueño, el control de esfínteres, la limpieza, etc., tiene una
extraordinaria importancia para el niño en su etapa de desarrollo de cero a seis años.
Conocida la necesidad que los niños/as tienen de ir estableciendo marcos de
referencia espacio-temporales, parece recomendable, dentro de la flexibilidad que
debe caracterizar a los horarios en la Educación Infantil, el establecimiento de unas
rutinas que ayuden al niño/a a interiorizar ritmos y le permitan anticipar lo que va a
suceder. Esto le proporcionará la seguridad y confianza necesarias para poder crecer.
Partimos de la base de que los tiempos deben diversificarse, es decir, tiene que
haber momentos (así es como se denomina en la Educación Infantil a las distintas
divisiones de la jornada) dentro de la jornada de libre actividad para el niño/a, pero
también, se deben contemplar momentos en que todos los niños/as realicen la misma
actividad: momentos de comida, aseo, siesta, planificación de la jornada y puesta en
común.
Estos momentos que son considerados como rutinas, ya que se repiten cada
día, en la misma secuencia de actividades y aproximadamente a las mismas horas, no
deben estar exentos de intencionalidad educativa.
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Debemos saber que todos ellos son ocasiones privilegiadas para trabajar
distintos tipos de contenidos del currículo y para la interiorización de normas y hábitos.
Así pues, deberán planificarse como unidades de programación a desarrollar
en un largo período de tiempo (un trimestre o incluso todo un año) y para ello se
seleccionarán los objetivos y contenidos del currículo que se vayan a trabajar en estas
actividades.
3.1.
La alimentación
La alimentación es un complejo proceso de desarrollo psicológico. Ya desde
los primeros días, los niños manifiestan diferentes ritmos en la absorción, unos más
rápidos, otros más lentos.
Por ello, es necesario que el adulto respete los diferentes ritmos, que el niño
participe en su alimentación y en la conveniencia de una regularidad y estabilidad en la
actitud hacia la conducta alimenticia del niño y la niña y en relación con él.
Algunos de los hábitos que el niño puede adquirir son:
-
La conducta alimenticia debe apoyarse en normas higiénicas y culturales que
se cuidarán tanto en casa como en la escuela
-
El niño debe lavarse las manos antes de cada comida.
-
Los niños deben comer con tranquilidad y masticando bien. Deben aprender a
comer solos, de forma autónoma.
-
Deben lavarse los dientes después de comer, a partir de los 2 años.
3.2. El control de esfínteres
El control de esfínteres es otra de las rutinas que el niño debe ir ejercitando
progresivamente y que preocupa a los padres y al propio niño a partir de una edad
determinada.
Para conseguir un control tanto de la micción como de la defecación, se precisa
de un nivel de desarrollo físico, motriz, cognitivo y afectivo.
3.3. Otras rutinas
Otras actividades cotidianas que el niño debe ir consiguiendo realizar de forma
autónoma son:
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Vestirse: primero desvestirse y luego vestirse.
Limpieza: primero de manos y cara, luego de dientes, saber sonarse, saber
ducharse.
Orden: arreglar sus juguetes, sus ropas, sus trabajos escolares, saberlos
recoger, ordenar, empezar y acabar los trabajos, etc.
Todas estas actividades implican el desarrollo de la conducta motora, del
control espacial-temporal, de la comprensión de la situación, de las ganas de practicar
y colaborar con los adultos, etc.
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Estos procesos deben educarse tanto en casa como en la escuela. Los
criterios educativos deben ser lo más comunes posibles entre ambas instituciones.
Por ello, es importante que la escuela infantil se plantee las condiciones
estructurales y pedagógicas que pueden facilitar el desarrollo de estas conductas.
4. Evaluación de la organización temporal en Infantil
Antes de abordar cualquier distribución o nueva disposición de una secuencia
temporal, es preciso hacer un análisis de la situación actual. El papel del grupo de
educadores es básico en su reflexión sobre las posibilidades que el tiempo tiene y la
búsqueda en común de soluciones para el aprovechamiento del tiempo escolar.
Por tanto, el docente deberá de reflexionar sobre algunos aspectos, como son:
•
¿Es flexible el planteamiento temporal y permite
acontecimientos e incidencias que puedan surgir?
•
¿Está establecida la secuencia básica que ordena la actividad de los niños/as?
•
¿Se respetan las necesidades de los niños/as en ella?
•
¿Las actividades que exigen más atención y esfuerzo van seguidas de otras
más relajadas?
•
¿Se intercalan las actividades de reposo con las de movimiento?
•
¿Se respetan los diferentes ritmos de los niños/as?
adecuarse
a
los
Durante todo el proceso educativo, la reflexión sobre la organización de los
tiempos debe ser constante. De este modo, en cada unidad didáctica debe abordarse
esta reflexión como parte del proceso evaluador.
5. Bibliografía
- Domenech, J. y Viñas, J. (1997). “La organización del espacio y el tiempo en el
centro educativo”. Barcelona: Ed.Graó.
- Gairín Sallan, J. y Darder Vidal, P. (1994). “Organización de centros
educativos”. Barcelona: Ed. CISS Praxis educativa.
- Ibáñez Sandín, C. (2006). El proyecto de Educación Infantil y su práctica en el
aula. Madrid: Muralla.
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