Vicisitudes de un monopolio regulado: el caso del consorcio Bell

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Vicisitudes de un monopolio regulado:
el caso del consorcio Bell
Ana Luz Ruelas y Miriam Nava Zazueta1
En la ponencia se abordan los orígenes y consolidación del Sistema Bell en
Estados Unidos, que sería conocido e iconizado en la firma (AT&T) American
Telephone and Telegraph; nos remontamos a las vicisitudes de conformación de
las primeras compañías telefónicas hacia el último cuarto del siglo pasado, hasta
principios de los ochenta cuando se fragmentó el gran coloso en que se había
convertido esta compañía; se describen también el inicio del sistema a partir de
1874 con el invento del teléfono realizado por Alexander Bell, asi como el
proceso evolutivo y las estrategias adoptadas por el consorcio Bell para afianzar
su posición en el mercado. De igual manera se analizan algunos de los
problemas que enfrentó a partir de los treinta, cuando el gobierno estadounidense
inició una investigación judicial sobre la industria; además de que otras
compañías intentaban entrar a la competencia en manufacturación en equipo
terminal y servicio de larga distancia. La guerra por los mercados tendría un final
provisional en 1982, cuando el Departamento de Justicia ordenó la
fragmentación de AT&T, separando las áreas de servicio telefónico local, larga
distancia, manufactura e investigación.
En el ámbito de la telefonía y las telecomunicaciones, AT&T ha sido sin
duda la corporación más grande en el mundo. Sus raíces datan de 1885,
cuando se creó como una subsidiaria del Sistema Bell para prestar el servicio
de larga distancia, aunque pronto se convertiría en la célula principal de dicho
consorcio. Diez años antes, en 1875, Thomas Sanders y Gardinner G. Hubbard
habían acordado (Bell Patent Association) financiar el invento de Alexander
Bell, a cambio de ser parte de la propiedad de las patentes resultantes, y se
prevía que si los inventos resultaban en un valor comercial, cada uno de ellos
sería dueño de un tercio de las acciones de la compañía a formarse.
––––––––––––––
1
La primera es investigadora de la Facultad de Historia de la UAS. Es nivel II del
Sistema Nacional de Investigadores y; la segunda, profesora de la Licenciatura en Estudios
Internacionales, UAS.
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Efectivamente, en 1877 fundaron la Bell Telephone Company, la primera
empresa ofrecedora del servicio telefónico en Estados Unidos, según
Danielian. Esta compañía empezó a operar en el negocio de la telefonía bajo
la dirección de G. Hubbard, quien se convirtió en el presidente de la misma. El
capital de la empresa se encontraba sustentado por 5000 acciones emitidas, las
cuales fueron distribuidas como sigue: Gardinner G. Hubbard, 1387; Gertrude
McC. Hubbard, esposa de Gardinner , 100; Mabel G. Bell, hija de Gardinner y
esposa de Alexander Graham Bell, 1497; Thomas Sanders, 1497; Thomas A.
Watson, 499; Charles E. Hubbard y Alexander Graham Bell, cien acciones
cada uno. Esta distribución de las acciones otorgaba a la familia de Hubbard el
2
control de las invenciones telefónicas de Bell.
El tipo de organización que adoptó la Bell Telephone Co. desde su
fundación (y sucesivamente después como National Bell Telephone Co., y
American Bell Telephone Company) marcó la pauta para el desarrollo
corporativo que la industria utilizó para monopolizar el mercado. Es decir, la
organización vertical y horizontal con prácticas como: la renta, en vez de
venta, de equipo telefónico a las pequeñas compañías que empezaron a
conformarse; y el otorgamiento de franquicias a otras compañías operadoras
(regionales) con el argumento de que se ahorraran los montos de inversión en
infraestructura. Es decir, en lugar de que nacieran compañías independientes
unas de otras. Se establecieron subsidiarias. Ello le permitió a la Bell asegurar
el control de la infraestructura de red e imponer sus condiciones en la
prestación del servicio telefónico.
Otro acontecimiento que sorteó exitosamente fue el intento de incursión
de la empresa telegráfica Western Union, en el negocio de la telefonía. La
Western Union, originalmente prestadora del servicio telegráfico, adquirió una
patente de telefonía, la cual había sido desarrollada por Elisha Gray en
Chicago, pero patentada después que la de Alexander Graham Bell; además, el
invento de Gray sólo consistía en un sistema para la transmisión de voz y no un
teléfono propiamente funcionando. Esto fue un conflicto judicial muy
polémico que duró por décadas
Una vez adquirida la patente, la Western Union organizó la American
Speaking Telephone Company para ingresar a la industria telefónica, hecho
que condujo a una fuerte competencia con Bell. Esta lucha por el mercado no
duró mucho tiempo, ya que en 1878 la Bell demandó a Western Union por
infringir las patentes. El enfrentamiento fue resuelto por medio de una
––––––––––––––
2
N. R. Danielian, AT&T, The Story of Industrial Conquest, New York, The Vanguard
Press, 1939, p. 9.
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negociación. Un año más tarde, ambas compañías llegaron al acuerdo en el que
la empresa demandada quedaría fuera del negocio de la telefonía y vendería a
Bell la infraestructura telefónica con que contaba; a cambio, la Bell no
incursionaría en el negocio del servicio telegráfico y le pagaría a la Western
Union el veinte por ciento de los ingresos que por renta de la infraestructura y
3
los aparatos telefónicos obtuviera, la vigencia sería por 17 años. De este
acuerdo ambas compañías resultaron beneficiadas debido a que se aseguró que
ninguna representara competencia para la otra; los mercados telegráficos serían
para Western Union y el telefónico para Bell.
El resultado de la negociación tuvo un impacto completamente positivo
para American Bell, ya que no sólo eliminó a un fuerte contrincante, sino que
también adquirió la exclusividad de las patentes telefónicas de Western Union.
Este fue un paso crucial para el despegue del que sería el monopolio telefónico
en manos de AT&T.
En 1879, un nuevo inversionista compró acciones en el Sistema Bell.
Con la llegada de William Forbes a las compañías telefónicas Bell, se inyectó
el capital necesario para elevar su valor financiero y además se consolidaron en
el Corporativo Bell nuevas ideas de organización. Forbes reemplazó a Thomas
Sanders como la fuente primaria de financiamiento; asimismo, promovió la
creación de la National Bell Telephone Co., que a su vez sería reemplazada por
la American Bell Telephone Company en abril de 1880.
El periodo comprendido entre 1880 y 1894 se puede considerar como un
espacio en que el Sistema Bell disfrutó el éxito de su recién nacida industria.
La propiedad de las patentes y el haber eliminado a su más fuerte competencia,
la Western Union, le permitió obtener los beneficios económicos que le
redituaba el controlar el servicio telefónico.
Como sucesora directa de la Bell Telephone Company, la nueva
compañía, American Bell Telephone Co., heredó el sistema de organización de
su antecesora; el rentar el aparato telefónico a los usuarios del servicio,
situación que implicó una organización vertical por medio de la cual la
corporación controlaba el mercado de equipo y no sólo del servicio. Además,
pretendía crear monopolios de servicio local al impulsar a las operadoras
locales a establecer contratos indefinidos por el uso de las patentes Bell. “Al
inicio de 1881, Bell alentaba a las compañías operadoras a reemplazar sus
contratos temporales por contratos permanentes, los cuales continuaban
pagando las cuotas de licencias, rescindiendo el derecho de Bell de adquirir el
––––––––––––––
3
Ana Luz Ruelas, México y Estados Unidos en la revolución de las telecomunicaciones,
Culiacán, Cisan-UNAM/UAS, 1996, p. 83.
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total de la propiedad de la compañía y le proveía con el 30-50% de la
4
propiedad de las compañías operadoras”.
Con la propiedad de las patentes y su exclusividad para explotación
comercial, la American Bell Telephone Company pronto mejoró su
infraestructura y calidad del servicio. Al prohibir a las subsidiarias a conectarse
a otras líneas que no fueran Bell, fue tejiendo una red de líneas que le permitían
el control total del servicio en el territorio.
Como se mencionó anteriormente, William Forbes no sólo inyectó
capital monetario al Sistema Bell, también trajo consigo a Theodore Vail,
quien se convertiría en el director general de la Bell y crearía un sistema de
organización que prevalecería casi intacto hasta 1982, cuando el juez Harold
Greene ordenó la reestructuración del Corporativo.
A pesar de la inversión hecha por Forbes, una empresa en expansión
como la Bell necesitaba allegarse de un mayor capital para su óptimo
funcionamiento y comercialización del servicio. Fue la brillante creatividad de
Theodore Vail quien promovió la creación de contratos permanentes con las
operadoras del servicio, construyendo así una organización que permitía la
explotación más que rentable de su servicio y le aseguraría elevados
dividendos sobre las altas tarifas que cobraba por la prestación del servicio
telefónico.
Al expanderse la cobertura territorial y el número de usuarios de la
telefonía, la American Bell se vio en la necesidad de buscar nuevos
proveedores de equipo. En 1881 comenzaron las negociaciones con Elisha
Gray y Enos Barton para establecer a la compañía fundada por éstos como
5
brazo manufacturero exclusivo de Bell. En febrero 26 de 1882, se firmó un
contrato de exclusividad para que la Western Electric Company Inc., se
convirtiera en el proveedor único de equipo telefónico utilizando las patentes
propiedad del corporativo para el diseño y producción de dicho equipo.
De igual manera, Bell adquiría el derecho de comprar al costo las
patentes desarrolladas por la Western Electric y le prohibía la venta de equipo
6
a cualquier otra compañía que no perteneciera a su red. Bajo estas
condiciones, el negocio telefónico marchaba a la perfección No obstante las
altas tarifas, la demanda del servicio aumentaba cada vez más. La
concentración de la oferta se registraba principalmente en las ciudades grandes.
––––––––––––––
4
S. David Evans, et. al. (editores), Breaking Up Bell. Essays on Industrial Organization
and Regulation, New York, Elsevier Science Publishing Co., 1983, p. 9.
5
Ibíd., pp. 10-11.
6
N. R. Danielian, AT&T…, pp. 11-12.
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De hecho Bell dejó de lado el servicio a comunidades pequeñas,
considerarlas poco atractivas en el estricto sentido comercial.
por
Nace AT&T
Hacia 1884, la corporación empezó a experimentar con el servicio de larga
distancia estableciendo una línea piloto entre Nueva York y Boston. El resultado
exitoso de la nueva línea culminó en la creación de una subsidiaria encargada de
prestar el servicio de larga distancia. En 1885, se estructura legalmente la
American Telephone and Telegraph (AT&T), la cual se encargaría de la
construcción de líneas telefónicas que al interconectarse con las líneas de las
filiales locales y regionales proporcionarían el servicio de larga distancia. Con
domicilio fiscal en Nueva York, la AT&T se localizó como un punto estratégico
para el desarrollo exitoso de la compañía. Las características propias de la ciudad
como centro financiero y su inminente relación con el mundo, fueron uno de los
atractivos que el Sistema Bell vio para que AT&T tuviera su sede en Nueva York,
ya que se traducía en un mercado atractivo y rentable de usuarios potenciales.
“El flujo de llamadas telefónicas alcanza mayor intensidad, por ejemplo, entre
ciudades que concentran trabajadores de cuello blanco y actividades de
transacción que en ciudades de similar o mayor tamaño pero concernientes
7
principalmente a trabajo de cuello azul”. Con estas características, era evidente
que Nueva York representaba el lugar perfecto para la explotación óptima del
servicio ofertado por AT&T, la cual se convertiría en la parte medular del
consorcio Bell a partir de 1900, cuando la American Bell Telephone Co.,
transfiere todos sus activos a la AT&T como nuevo órgano central del Sistema
Bell.
Indudablemente, el poseer el derecho de propiedad sobre las patentes
telefónicas permitió al Corporativo Bell una expansión impresionante; sin
embargo, años antes de que AT&T se convirtiera en su unidad central de Bell,
este corporativo tendría que enfrentar fuertes incursiones de la competencia al
vencerse los derechos sobre las patentes telefónicas. En 1893 y 1894,
respectivamente, expiraron los derechos de Bell sobre las patentes telefónicas,
con lo cual empezaron a crearse pequeñas empresas independientes allí en
donde la Bell no proporcionaba un servicio satisfactorio, o en donde no se
––––––––––––––
7
Jean Gottmann, “Megalopolis and Antipolis: The Telephone and The Structure of
the City” en Ithiel De Sola Pool (editor) The Social Impact of the Telephone, USA,
Cambridge, MIT, 1977, p. 308.
* Entendiéndose por cuello blanco a los trabajadores administrativos y/o altamente
calificados, y por cuello azul a los obreros y trabajadores menos calificados.
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ofrecía el servicio. Las 87 compañías independientes en esa fecha ofrecían
tarifas más bajas. Para hacer frente a la competencia, Bell realizó fuertes
inversiones y expandió su cobertura, pero se endeudó y tuvo que emitir nuevas
acciones ofrecidas al público.
El corporativo empezaba a tambalearse y un gran porcentaje de activos
habían sido depositados en bancos para garantizar los créditos. Además, al
emitirse bonos al público, se perdía el control en la dirección; el control de la
compañía y la toma de decisiones debía ser compartido entre más personas.
Para salvar el Sistema se transfirieron fondos a su entonces subsidiaria, la
American Telephone and Telegraph, quien compró en 1899 todos los activos
del consorcio convirtiéndose en la unidad central. Así, adquirió propiedad de
las licencias del equipo, el equipo telefónico en inventario, a la vez que
conservó su función de operadora de larga distancia y su relación con la
enorme cantidad de compañías asociadas al sistema.8
Esto provocó un problema muy serio en cuanto a viabilidad del servicio,
pues se dio la dualidad de redes. Es decir, existían redes independientes que no
se interconectaban, haciendo imposible la comunicación entre los distintos
usuarios. Fue cuando la estrategia del consorcio se enfocó al manejo del
concepto de servicio universal.
El concepto de servicio universal
En el intento por recuperar su posición en el mercado, en 1907 Theodore Vail
empezó las relaciones políticas y de publicidad para disminuir la competencia.
9
Con el slogan “Un Sistema, Una Política, Servicio Universal”, la AT&T se
pronunció en contra del servicio dual, es decir, el uso de dos compañías para los
distintos servicios, e incluso para el mismo servicio pero con la intensión de
alcanzar comunicación con los usuarios de otra red.
De acuerdo con Milton Mueller, servicio universal significa “una red
telefónica que cubra a todo el país, esté tecnológicamente integrada y conecte
10
el mayor número posible de ciudadanos”; sin embargo, la visión de Bell en
cuanto a servicio universal difería significativamente del concepto acuñado por
Mueller. En esos momentos, el diseño de un servicio universal se refería
básicamente a lograr que todos los usuarios pudieran comunicarse entre sí,
––––––––––––––
8
N. R. Danielian, AT&T…, pp. 12-14.
Henk Brands y Evan T. Leo, The Law and Regulation of Telecommunications Carriers,
USA, Artech House Inc., 1999, p. 2.
10
Milton L. Mueller, Universal Service: competition, Interconection and Monopoly in the
Making of the American Telephone System, Massachusetts, The MIT Press, 1997, p. 1.
9
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pero no la disminución de cuotas para lograr la penetración a todos los hogares.
La pretensión real consistía en eliminar a la competencia, ganarse el mercado
motivándolo a que se unieran a la red que tuviera mayores posibilidades de
interconexión, situación que ponía a AT&T como la compañía más apta –en
cuanto a cobertura– para brindar el servicio. Aunque, si bien existían nuevas
empresas ofrecedoras del servicio, de manera individual, la AT&T era la más
grande de todas, aun así, el brote de nuevas ofertadoras del servicio era
numeroso. “De 1894 a 1898, 1074 compañías independientes
comercializadoras de la telefonía comenzaron a operar en Estados Unidos.
Cientos más estuvieron iniciándose, pero no sobrevivieron lo suficiente para
11
ser contadas en el censo de 1902” (cuadro 1).
Cuadro 1
Servicio dual por tamaño de ciudad, 1894-1901
POBLACION DE LA CIUDAD
Datos de
Entrada
Grande
>50,000
Mediana
>20,000-50,000
Pequeña
5,000-20,000
Total
1894
Número
2
4
23
29
% sobrevivencia en 5 años
0
50
74
68
1895 – 1897
Número
16
43
161
220
% sobrevivencia en 5
81
86
87
86
años
1899 – 1901
Número
20
29
136
185
% sobrevivencia en 5
95
97
96
96
años
FUENTE : Chappelka, A. R., “History of Independent Telephone Operating Companies in the
United Sates”, Memorandum on Affermative Topic No. 10, Civil Action, No.17-49 (1956).
* Tomado de Mueller, Milton. Universal Service: Competition, Interconection and Monopoly in
the Making of the American Telephone System, MIT, 1997, p.56.
A pesar del crecimiento y decrecimiento del número de compañías operadoras,
aquellas que sobrevivieron se fortalecieron y para 1900 la competencia del
servicio telefónico estaba en su esplendor, la cual había tomado la forma de un
intenso servicio dual en una misma ciudad. La existencia de dos redes
independientes que no se interconectaban, hacía imposible la comunicación entre
los usuarios de redes distintas. Entre 1898 y 1907, el crecimiento del servicio
––––––––––––––
11
Ibíd., p. 55.
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60
dual ya no sólo tocó áreas rurales; las ciudades de mediano tamaño entraron en
una fase de intensa competencia e inclusive el Sistema Bell extendió su presencia
en áreas de menor tamaño, a las que antes consideraba poco atractivas en el
sentido comercial, pero que en ese momento se consideraban como una
extensión de la red Bell y por consiguiente el alcanzar un mayor número de
usuarios y aumentar las posibilidades de interconexión entre los mismos.
Es evidente que en una competencia tan intensa sobreviviría el mejor, así
que el Sistema Bell utilizó todas sus ventajas en contra de las operadoras
independientes: disminuyó las rentas del servicio, promovió e incentivó la
regulación de la telefonía, y además, complementó su política de servicio
universal con una nueva metodología basada en la competencia dura,
concentrándose no sólo en el servicio como tal, sino tocando los puntos
estratégicos en la innovación y mejora de productos y procesos que
aumentaran la calidad del servicio.
Otra posición clave de la empresa que le permitió la cooptación de
mercados fue el hecho de que las compañías independientes se limitaron a
ofrecer servicio local y no el servicio de larga distancia, cosa que sí le dio a
Bell una posición ventajosa y condujo a las compañías de la competencia a una
quiebra inminente. “Durante la era de competencia (1894-1907), la inhabilidad
de las compañías telefónicas independientes para desarrollar una competencia
efectiva hacia la red de larga distancia establecida por Bell, los limitó sólo al
12
servicio local” . Esta importante limitante permitió al consorcio realizar una
expansión significativa en el servicio de larga distancia, y con la teoría de un
servicio universal, se consolidó como la única opción para brindar dicho
servicio a través de una red nacional interconectada a las subsidiarias con que
contaba a lo largo y ancho del territorio.
La brillante estrategia de Theodore Vail reportó a AT&T resultados
excelentes. La afirmación en el país como la mejor opción en cobertura y
calidad para el servicio de telefonía, no sólo local, sino también a larga
distancia. Este ha sido un punto clave en la historia del corporativo Bell,
debido a que gracias a la visión estratégica de Vail, el sistema empieza una
consolidación que duraría hasta 1966, cuando la Microwave Communications
Inc., (MCI), obtiene la aprobaciòn por parte de la Comisión Federal de
Comunicaciones (FCC) para brindar el servicio de larga distancia entre San
Luis y Chicago, Illinois.
––––––––––––––
12
Gerald W. Brock, Telecommunication Policy for the Information Age. From Monopoly
to Competition, New Delhi, East-West Press, 1994, p. 102.
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Sin embargo, no obstante que la Unión Americana es la tierra de la libre
empresa, la expansión enorme de Bell no podía pasar desapercibida por el
gobierno, al igual que los métodos utilizados para lograrlo. AT&T había
actuado de manera monopólica al prohibir a las redes independientes el
derecho de interconexión a la red de larga distancia, conduciéndolas,
indirectamente, a la quiebra y a la venta de su infraestructura al Sistema Bell o
bien, a que se sumaran a sus compañías subsidiarias del consorcio. “El
porcentaje del total de teléfonos operados por compañías telefónicas
independientes declinó del 51 por ciento en 1907 al 45 por ciento en 1912, y el
porcentaje de todos los teléfonos operados por las compañías telefónicas
independientes no conectadas con el sistema Bell declinó del 37 por ciento en
13
1907 al 17 por ciento” en el mismo lapso.
Un largo periodo del monopolio regulado
Hacia 1912, las compañías independientes acusaron a AT&T de violar los
estatutos del Acta Antimonopolio Sherman, sin embargo, de manera inteligente
AT&T acordó modificar su estrategia corporativa y así evitar cualquier amenaza
legal por parte del Departamento de Justicia. A esto se le conoce como el
Compromiso Kingsbury de 1913. El gobierno impuso a AT&T cuotas fijas para
su operación. La respuesta ante estas imposiciones fue realizar un reacomodo en
su funcionamiento y empezó a trabajar como un monopolio regulado. El
paradigma del monopolio regulado poco a poco fue acrecentando el poder
corporativo y político del Consorcio Bell.
Durante la segunda década del presente siglo, la estrategia corporativa de
Bell fue sumar otros elementos que le hicieron posible fortalecer su posición.
Ya no era sólo el objetivo de brindar un servicio universal y estar a la
vanguardia tecnológica. La finalidad social de ofrecer un servicio universal en
toda la nación se vio reforzada con los vientos regulatorios que se imponían al
sistema. La obligatoriedad de una regulación fue un acontecimiento que le dio
al Consorcio Bell los elementos para desenvolverse como un monopolio
regulado y así, “preservar los incentivos que ofrecía el ser una corporación
privada dedicada a prestar un servicio público”.14 Su organización vertical y
horizontal fue un factor clave que le facilitó la estrategia. Contaba con la
integración vertical de la Western Electric, la cual era su brazo manufacturero,
y por si fuera poco, en 1925 creó los Laboratorios Bell para mantener su
dominio en la tecnología de telefonía.
––––––––––––––
13
14
David S. Evans, et. al., Breaking Up Bell…, p. 13.
Ana Luz Ruelas, México y Estados Unidos…, p. 153.
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62
Aunado a la posesión del brazo manufacturero y una fuente contante de
investigación y desarrollo, los años veintes reportaron al Sistema Bell
excelentes resultados corporativos y de influencia política. La limitante legal
establecida en el Compromiso Kingsbury fue eliminada en 1921 al legislarse el
Acta Willis-Graham (Willis-Graham Act), la cual permitía de manera legal la
consolidación de la industria telefónica a través de fusiones, hecho que
permitió a Bell incrementar su mercado. De esta manera, durante esa década
AT&T tuvo la libertad de comprar tantas empresas como quisiera, y así lo hizo.
Ingresó al Sistema una compañía especializada en investigación y desarrollo,
que sumada a la estrategia de monopolio regulado –establecida oficialmente en
1934– le permitieron eliminar casi completamente a la competencia, y lo mejor
aun era el haberlo hecho con permiso gubernamental, ya que a través de la
política de servicio universal se había consolidado como monopolio natural.
Durante este período, la mayor parte de la regulación provenía de las
comisiones estatales, con lo cual los estados establecían los lineamientos a
seguir en la regulación de la industria. La era de la Gran Depresión económica
trajo consigo un cambio para la industria. La época del Nuevo Trato de
Franklin D. Roosevelt promovió la supervisión federal sobre las grandes
corporaciones, y la AT&T no fue la excepción; sin embargo, salió mejor librada
que otras compañías debido a que adquiere por estatuto legal el carácter de
monopolio regulado (como venía operando desde el Compromiso Kingsbury).
En 1934, el Congreso del país aprobó la Ley de Comunicaciones (The
Communications Act of 1934) para regular la industria. Dentro del radio de
aplicación de la nueva ley se encontraba la industria telefónica.
Esta ley de 1934, creó a su vez la Comisión Federal de Comunicaciones,
(FCC), a la que se le asignó la regulación del servicio de telefonía, entre otros.
En los objetivos de la FCC se estableció avanzar en la disponibilidad y mejora
de los servicios de comunicación y que éstos fueran accesibles en precio para
la mayor parte de la población, lo cual implicaba de manera directa la creación
15
de un monopolio regulado. Con este hecho, el gobierno federal otorgó a
AT&T la legalidad de operar en esa modalidad monopólica, la cual ostentaría
como estrategia hasta 1982, y que además utilizó como factor clave para
eliminar a la competencia en equipo terminal y otro tipo de servicios,
principalmente el de larga distancia.
Un hecho notable de la ley de 1934 fue el poder total que asignó a la FCC
para regular a la industria; y al ser ésta una agencia conservadora, facilitó a
––––––––––––––
15
Fred W. Henk y Bernard Strassburg, A Slippery Slope. The Long Road to the Breakup of
AT&T, Connecticut, Greenwood Press, 1988, pp. 2-3.
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AT&T la libertad para actuar a su libre elección; se puede decir que era el
propio Sistema Bell quien establecía los lineamientos a seguir en la industria,
16
ya fuera de manera directa o indirecta. Mucho de esta situación fue debido a
que AT&T contaba con un personal mas experimentado en el ramo de la
industria, que los colaboradores de la propia comisión. Además del
conocimiento de la industria, Bell se extendía más allá de cualquier frontera
estatal, había aprendido a manejar las leyes de los diferentes Estados y poseía
una estructura corporativa sólida y una fuerte base financiera. Para 1934 el
sistema “poseía el mayor monto de activos, el mayor número de
inversionistas, el mayor número de empleados, el mayor número de clientes;
era el usuario del mayor número de bancos –como ente individual– en el
17
país”. En otras palabras, se había convertido en la excelencia del éxito en los
negocios; el modelo a seguir de las corporaciones de la nación.
No obstante de que AT&T se había convertido en el modelo corporativo a
seguir, la FCC había sido creada para realizar un trabajo, y estaba dispuesta a
cumplirlo. A mediados de los años treinta, se realizó una investigación sobre la
industria de telefonía, la cual culminó en 1938 con el Reporte Walker. Dicho
reporte implicaba que la única forma de brindar el servicio telefónico al menor
precio posible era a través de una propiedad gubernamental. AT&T se reforzó
en su estrategia de monopolio regulado y como empresa privada que a través
de la regulación y supervisión gubernamental, se constituía como la más
adecuada para brindar el servicio en el país. En una nación como Estados
Unidos tenía que ser una compañía privada quien ofreciera el servicio, esto por
la ideología de libre mercado, y la única forma en que el gobierno podía
inmiscuirse era a través de la regulación, pero jamás siendo propietario del
consorcio, debido a que se violarían los principios básicos en los que se
fundamentó la creación del país.
Empiezan las acciones antimonopolio contra AT&T
AT&T aprovechó enormemente la ventaja que proporcionaba el ser la mayor
ofertadora del servicio de telefonía en el país. La modalidad de operar bajo el
concepto de monopolio regulado casi le dio el control total de la industria
telefónica; sin embargo, durante la era posterior a la segunda guerra mundial, el
Sistema Bell enfrentó ya no una amenaza, sino una acción legal interpuesta por
el departamento de justicia. “En 1939 el estudio de la Comisión Federal de
––––––––––––––
16
Dick W. Olufs III, The Making of Telecommunications Policy, Colorado, Rienner
Publishers, 1999, pp.35-37, y Ana Luz Ruelas, México y Estados Unidos…, pp. 154-155.
17
N. R. Danielian, AT&T…, p. 26.
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64
Comunicaciones identificó el monopolio de la manufactura de equipo, a través
18
de la Western Electric, como un importante problema regulatorio”. Pero no fue
hasta 10 años después, en enero de 1949, cuando el Departamento de Justicia
demandó al Sistema Bell por prácticas monopólicas en la manufactura de
equipo. Se pedía la separación del brazo manufacturero de AT&T para que esta
área de la industria, el equipo terminal, se abriera a la competencia, hecho que
Bell no estaba dispuesta a permitir.
En el período de la guerra, gracias a las innovaciones tecnológicas
logradas por los Laboratorios Bell, AT&T logró mantener una buena relación y
cooperación con el Departamento de Defensa. Por esta relación, el apoyo
político al Corporativo Bell en estos años era muy poderoso. Apoyado por el
Departamento de Defensa como uno de sus mejores clientes, el sistema Bell se
mantuvo firme en no separar a la Western Electric del consorcio.
La resolución de este juicio antimonopolico se dio en 1956, a través del
Decreto por Consentimiento, en el cual se permitía a Bell conservar su
organización vertical en manufactura, pero lo imposibilitaba a ingresar a
mercados distintos al de la telefonía. De acuerdo con Gerald Faulhaber, el
costo para AT&T de mantener su organización vertical con la Western Electric,
fue la liberación de licencias de los Laboratorios de tecnología Bell, y la
19
restricción de su negocio sólo a las operaciones reguladas , lo que lo excluía
de la posibilidad de ingresar a los servicios de información o computación que
no estuvieran en conexión directa con el servicio de comunicación por
telefonía.
El resultado del Decreto por Consentimiento de 1956 fue considerado por
el Sistema Bell como una gran victoria, –debido a que se le permitió conservar
su brazo manufacturero aunque se le imposibilitó para ingresar a los negocios
no regulados como el de la información y servicios de cadenas de valor
agregado–, hecho que no duraría mucho tiempo. En ese mismo año, la Corte
de Apelaciones del Distrito de Columbia, dictaminó en contra de AT&T en el
caso del uso del dispositivo Hush-a-phone en los aparatos telefónicos. La
conexión del dispositivo Hush-a-phone a los aparatos telefónicos fue el primer
caso en donde las cortes federales dictaminaron en contra de AT&T, y marcó
un importante precedente para el desenvolvimiento futuro de la industria, ya
que abrió de nuevo las posibilidades de competencia que AT&T tenía
acaparadas. El dictamen federal obligó al Sistema Bell a modificar sus
––––––––––––––
18
Dick W. Olufs III, The Making…, p. 42.
Gerald R. Faulhaber, Telecommunications in Turmoil, Technology and Public Policy,
Massachusetts, Ballinger Publishing Co., 1987, p. 8.
19
Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 27
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contratos que prohibían la conexión de este tipo de dispositivos; las cláusulas
de los nuevos contratos permitían dicha conexión siempre y cuando no
20
involucraran una interconexión de otros sistemas de comunicación, además,
sentó precedente para el desenvolvimiento futuro de la industria y abrió la
puerta a la manufactura de equipo telefónico no propiedad del Corporativo
Bell.
Uno de los errores más graves que cometió AT&T fue el no considerar el
resultado del caso Hush-a-phone como una llamada de atención para
reorganizar su estrategia corporativa. No obstante de haber salido bien librada
en la demanda antimonopolio interpuesta por el Departamento de Justicia, el
dictamen en este caso marcó las pautas para las nuevas demandas que
enfrentaría, y que le reportarían resultados poco favorables.
En 1965 se presentó otro caso que dañaría significativamente el poder de
AT&T. En ese año, Tom Carter, de la Corporación Electrónica Carter,
interpuso una demanda en su contra por la prohibición de prestar servicio
telefónico a aquellos clientes que utilizaran los dispositivos acústicos
fabricados por Carter. Este caso se enfoca meramente al mercado para equipo
terminal, sin embargo, involucra la libertad de los consumidores en la
adquisición de los aparatos que eleven la calidad del servicio.
AT&T argumentaba que la conexión de los dispositivos Carter no sólo
dañaría la red, sino que además violaba lo establecido en los contratos, debido
a que se interconectaban a sistemas radiotelefónicos móviles, lo cual implicaba
la conexión a otro sistema de comunicación. La amenaza hecha por Bell de
suspender el servicio telefónico a quienes usaran los dispositivos acústicos
provocó que Tom Carter interpusiera una demanda antimonopolio en contra de
21
AT&T.
A pesar de que la demanda fue girada directamente a la Suprema
Corte, ésta pasó la investigación a la Comisión Federal de Comunicaciones.
En 1968, la FCC resolvió la controversia, estando de acuerdo en que el
uso de los dispositivos acústicos Carter violaban lo establecido en los contratos
de AT&T; sin embargo, también reconoció que los términos de prohibición
establecidos por AT&T eran ilegales debido a que violaban lo expresado por la
Corte Federal y la propia Comisión en el caso Hush-a-phone. La resolución
final de la FCC manifestó que el Sistema Bell no tenía el derecho de prohibir
arbitrariamente la interconexión de equipo terminal no manufacturado por
––––––––––––––
20
21
Gerald W. Brock, Telecommunication Policy…, p. 82.
Ibíd., pp. 84-85.
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Bell, siempre y cuando los equipos de las compañías independientes no
22
dañaran la red y contaran con demanda en el mercado .
El resultado de ambos casos, Hush-a-phone y Carterphone, sentó las
bases legales para abrir el mercado a equipo no manufacturado por Bell, dando
lugar a la posibilidad en la emergencia de nuevas compañías; no obstante,
AT&T no parecía dispuesta a compartir su mercado cautivo con la
competencia. Frente a estos reveses, el Sistema Bell utilizó la ventaja de ser el
ofertador del servicio básico de telefonía, así que impuso altas tarifas para el
derecho a la conexión de estos dispositivos.
Desde fines de llos años cincuenta, la evolución tecnológica y la
dispersión de ésta hizo que el brote de la competencia que enfrentaría AT&T no
fuera sólo en equipo terminal, sino también en servicio. En 1959, las grandes
firmas estadounidenses, de corporaciones de diversa naturaleza, empezaron a
pugnar porque se les permitiera desarrollar una red privada para el uso interno
de la firma. Bell se opuso terminantemente a esta acción debido a que le
restaría una buena parte de su mercado; sin embargo, la Comisión Federal de
Comunicaciones dictaminó a favor del uso de sistemas de microondas para la
comunicación interna de los entes empresariales, siempre y cuando el uso de
dicha red se centrara exclusivamente en la corporación en cuestión y no para
vender el servicio de una empresa a otra.
A pesar de la fuerte oposición de AT&T para el uso de redes privadas, la
Comisión dictaminó en contra de sus argumentos y favoreció a las redes
23
privadas en lo que se conoce como la decisión “Above 890 MC” . En esta
decisión se afectaban a los intereses de Bell en un buen nicho de mercado. Por
mucho tiempo, AT&T había sido la única proveedora del servicio universal,
utilizando subsidios cruzados, es decir, se subsidiaba el servicio de unos a
expensas de los usuarios mayores. La decisión Above 890 MC marcó el
principio del fin del monopolio Bell en los servicios de larga distancia.
En respuesta a la entrada de sistemas privados que le restaban mercado,
AT&T lanzó una campaña competitiva basada en descuentos sobre volumen de
llamadas hacia una misma ruta. La estrategia competitiva Telpak fue lanzada
en busca de que a los consumidores les resultase más barato usar el servicio de
AT&T que construir su propio sistema. “La tarifa Telpak ofrecía un descuento
del 51 por ciento por el uso de 12 líneas (telpak A) 9, 64 por ciento por 24
líneas (telpak B) 77 por ciento por 64 líneas (telpak C) y el 85 por ciento por
––––––––––––––
22
23
Gerald R. Faulhaber, Telecommunication in Turmoil…, pp. 27-28.
Ibíd., pp. 24-25.
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67
24
240 líneas (telpak D)” . Era obvio que semejantes descuentos no motivaban el
desarrollo de redes privadas, no obstante, ya habían surgido algunos
competidores en el servicio que se quejaban de la agresiva respuesta de Bell,
argumentando que AT&T practicaba los subsidios cruzados para poder ofrecer
esa tarifa en precios.
No fue sólo la competencia quien acusó a AT&T del uso de los subsidios
cruzados, también el cuerpo regulador empezó a observar las prácticas
depredatorias como resultantes del poder monopólico, hecho que culminaría en
una investigación conocida como ‘Seven-Way Cost Study’ (estudio de 7
categorías para determinar el costo del servicio) y que determinaría si los
precios fijados por AT&T estaban utilizando subsidios cruzados.
Hasta la década de los sesenta el servicio de larga distancia fue
monopolizado por AT&T, sin embargo, después de la decisión Above890 MC,
este servicio pudo ser realizado por otras corporaciones, con la única
condicionante de que el servicio fuera de uso exclusivo de dicha compañía, en
otras palabras, no era posible la reventa del servicio hacia el exterior de la
firma. No obstante, una vez abierta la posibilidad de construir redes privadas,
sería muy difícil conservar el poder monopólico de AT&T, y como se
mencionó anteriormente, este hecho marcaría el principio de serios reveses ya
que la oferta del servicio de larga distancia constituía el eje central del sistema.
En 1963, cuando aun existía la controversia por el implante de la tarifa
Telpak por parte de AT&T y la apertura de mercado en equipo terminal
derivado del caso Hush-a-phone, la empresa recibió otro fuerte ataque, el cual
fue dirigido a la parte medular del consorcio: el servicio de larga distancia. Una
pequeña compañía denominada Microwave Communications Inc., (MCI por
sus siglas en inglés), entra en escena en un período de fuertes controversias y
pugnas por desregular la industria. La decisión Above 890 MC había abierto
las posibilidades para entrar a la industria al poder una compañía proveerse de
su propia red de comunicación interna, con lo cual, también surgieron
competidores potenciales que pugnaban por el derecho de entrar a la industria
y prestar el servicio de comunicación a distancia.
Así, en 1963 MCI dirige una petición a la Comisión Federal de
Comunicaciones para obtener el permiso de ofertar el servicio de larga
distancia. La empresa solicitaba la gracia para construir una red que uniera a
San Luis y Chicago Illinois, lo que para AT&T se traducía en una gran amenaza
––––––––––––––
24
Gerald W. Brock, The telecommunications Industry. The Dynamics of Market Structure,
Massachusetts, Harvard University Press, 1981, p. 207.
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ya que implicaba a un mercado mucho mayor que el afectado por la decisión
que permitía a las firmas tener su propia red de comunicación.
AT&T empezó una campaña en el intento de evitar que MCI ingresara al
mercado, argumentando que la entrada de la competencia dañaría las tarifas de
beneficio social que AT&T tenía asignadas a los lugares remotos en sustento de
un servicio universal en el país. A pesar de los ataques de AT&T, MCI obtuvo el
permiso para construir la red de larga distancia que solicitaba, con lo cual se
abrió completamente la posibilidad para que otras compañías hicieran lo
mismo. En 1971, cuando MCI adquiere el permiso para construir su red de
larga distancia, las presiones en contra del monopolio Bell había aumentado y
su posición ya no era tan sólida.
En lo que se conoce como la decisión ‘Specialized Common Carriers’ de
1971, la FCC otorga el derecho de entrar al mercado a aquellas firmas que
oferten el servicio. AT&T empezaba a tambalearse, y el fragmentar su mercado
cautivo de larga distancia acarrearía graves consecuencias al sistema, aunado a
que ya no poseía la vanguardia tecnológica en la industria y que tampoco tenía
cerrado el mercado de equipo terminal. Inclusive, a principios de los años
setenta las políticas regulatorias le estaban dando la espalda al sistema; tal
parecía que la estrategia de servicio universal, promovida por Theodore Vail a
principios de siglo, se vino abajo amenazando al Sistema Bell, el imperio de
las telecomunicaciones más grande de todos los tiempos.
Un año después, en 1972, la FCC autorizó que empresas no dedicadas al
servicio de las telecomunicaciones incursionaran a la competencia en servicios
de comunicaciones especializadas, proporcionando servicios de transmisión
interestatal, que tradicionalmente eran ofrecidos por las compañías telefónicas.
Las respuestas de AT&T a esta serie de resoluciones acumuladas, obviamente
no fueron conformistas. Recurrió a diferentes estrategias corporativas que
tenían como objetivo frenar la competencia. Así, por ejemplo, implantó una
serie de tarifas de descuento para los usuarios y de costo de interconexión para
las compañías que necesitaban la interconexión con AT&T para accesar a sus
clientes. Las quejas por parte de la competencia no se hicieron esperar. Esta
lucha por cooptar mercados tocó fondo en 1974, cuando el Departamento de
Justicia interpuso una demanda en contra de AT&T, acusándola de ejercer un
25
poder monopólico en la provisión de servicios y equipo terminal .
––––––––––––––
25
Ana Luz Ruelas, México y Estados Unidos…, p. 158.
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Una decision con implicaciones mundiales
En 1974 el Departamento de Justicia interpuso una demanda antimonopolio en
contra del Sistema Bell. La acusación proviene de la monopolización de
servicios y equipo de la industria de telecomunicaciones que el Corporativo Bell
practicaba. A principios de los años setentas las fuerzas de la competencia habían
consolidado su atracción hacia la industria de las telecomunicaciones. La
desestandarización de los productos había provocado la producción de artículos
y productos específicos para las diversas necesidades, gustos y posibilidades de
los clientes. Muchos de los problemas que AT&T había enfrentado en la década
de los 60’s eran precisamente estructurales, ya que no se decidía a cambiar al
ritmo que la sociedad estadounidense lo hacía. “En el caso del mercado de
equipo terminal, las presiones externas por la desestandarización eran mayores
26
que las que Bell por sí misma podía manejar”, al igual que en el caso de los
servicios especializados, el desarrollo de la informática y la convergencia de
servicios.
La demanda antimonopolio no sólo implicaba la práctica monopólica en
servicios y equipo terminal, también solicitaba la separación del brazo
manufacturero, la Western Electric, y que todas las operaciones de larga
distancia fueran fragmentadas del Sistema Bell y así se pudiera abrir dicho
mercado a la competencia. El resultado del juicio se dio en 1982, cuando
después de una serie de negociaciones el Departamento de Justicia y el
Corporativo acordaron, en lo que se conoce como Decreto por
Consentimiento, (o juicio final modificado), la fragmentación del Sistema Bell.
Las negociaciones entre las partes habían llegado a la resolución final, en la
cual, “AT&T estaba de acuerdo en separarse de sus compañías operadoras
locales, pero a cambio de conservar el servicio de larga distancia y todos los
servicios competitivos para ella. Las compañías operadoras locales podrían
continuar siendo responsables de proporcionar el acceso de líneas a los
27
clientes, además de otros servicios de interconexión intraestatal y facilidades
a todas las prestadoras del servicio de larga distancia.
Un aspecto crucial del Juicio Final Modificado fue la anulación de las
limitaciones de AT&T para ingresar a prestar otros servicios que no implicaran
la telefonía. Con esta anulación, AT&T adquiría la facultad legal para brindar
servicios de información, redes de valor agregado, y otros que le habían sido
prohibidos en 1956. No obstante, a pesar de que el acuerdo establecía la
––––––––––––––
26
27
Alvin Toffler, The Adaptative Corporation, USA, McGraw-Hill, 1985, p. 9.
Gerald R. Faulhaber, Telecommunication in Turmoil…, p. 83.
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separación de las operadoras locales de AT&T, éste no indicaba la
desregulación del servicio local, tan sólo había desmantelado la posibilidad del
uso de subsidios cruzados y abierto la competencia del servicio de larga
distancia y equipo terminal. Los consumidores podrían escoger la compañía
prestadora de servicio de larga distancia, sin embargo, en el servicio local y la
facilitación del acceso a los clientes, la situación no cambió mucho, debido a
que las operadoras regionales resultantes prácticamente se convirtieron en un
monopolio local; nadie quería competir en esta área porque implicaba costos
de construcción de infraestructura para el servicio local, lo que obviamente
sería un costo muy elevado por duplicar un servicio no considerado con alto
grado de competitividad en el mercado y poco rentable a la visión empresarial,
más aun al encontrarse limitado a ciertas áreas de servicios, los cuales eran los
menos beneficiados de la industria de las telecomunicaciones.
La reestructuración del Sistema Bell por orden legal se realizó en el lapso
de dos años, en los que AT&T y sus operadoras locales, laboratorios y fábricas
manufactureras se reorganizaron para realizar la división de los bienes y el
mercado. Existen innumerables hechos que para la década de los años ochenta
hacían imposible la continuación del monopolio Bell. Además de sus
estrategias para inhibir la competencia y el mantener cautivo el mercado, los
propios cambios políticos en el país influían en la estabilidad del monopolio
regulado. Según Robert W. Crandall “las principales razones por las que AT&T
llegó a este desenlace fue que en los setenta ya no tuvo el poder político
suficiente para contrarrestar las reformas regulatorias sobre los servicios de
interconexión y equipo terminal; además, había perdido casi todos los pleitos
judiciales sobre ingreso de competencia ante las cortes y la FCC; y finalmente,
28
no previó la interposición de una demanda antimonopolio en 1974”.
Así, se llevó a cabo la reestructuración de la industria estadounidense, y
nacieron las compañías telefónicas regionales conocidas como Baby Bells, que
hoy día sostienen una lucha frontal contra su procreadora, Ma Bell, por
desplazarla de un mercado de telecomunicaciones cuyas fronteras no se ciñen a
Estados Unidos, sino que han traspasado fronteras y que incluso han tocado las
puertas de México.
––––––––––––––
28
Robert W. Crandall, After the Breakup. US Telecommunications in a More Competitive
Era, Washington, D.C., The Brookings Institution, 1995, p. 35.
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