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Responsabilidad civil-laboral por daños y perjuicios provenientes de
accidentes de trabajo
Joel CÁCERES PAREDES
1. Introducción
Una de las clásicas y principales diferencias entre el Derecho Civil y el Derecho del
Trabajo es que el primero presupone la igualdad de las partes contratantes, mientras que el
segundo habla de un desequilibrio material entre ellas1. Se dirá que toda esta formulación
es añeja: ya existe un andamiaje protector erigido en función a la especial caracterización
de la relación de trabajo; pero es prioritariamente nueva si se trata del análisis y crítica a la
actual regulación sobre la determinación de la responsabilidad resarcitoria del empleador en
la producción de accidentes de trabajo.
En efecto, para la determinación del juicio de responsabilidad civil-patronal por accidentes
de trabajo la legislación laboral no ha ofrecido alcances claros y específicos para regular
una relación jurídica distinta (la relación laboral) a la determinada por las normas civiles.
Esto se debe, entre otros motivos, a que por mucho tiempo la responsabilidad civil del
empleador por accidentes de trabajo o por enfermedades profesionales ha sido de
competencia del fuero civil o, debido también a que comúnmente la legislación laboral ha
optado por el seguro de accidentes como fórmula para regular y afrontar las contingencias
producidas por los accidentes de los trabajadores.
En el marco de esta problemática, el presente trabajo tiene por objetivo esencial mostrar
algunos puntos críticos en la regulación jurídica de la responsabilidad civil aplicados a los
supuestos de la obligación resarcitoria del empleador en los accidentes de trabajo,
especialmente, en referencia a la determinación del criterio de imputación para la
determinación de la responsabilidad laboral: ¿responsabilidad objetiva, semiobjetiva o
subjetiva?
Para atender dicha interrogante, realizaremos previamente un recuento histórico de la
normativa sobre accidentes de trabajo y, paralelamente, la regulación de la responsabilidad
civil vigente; posteriormente analizaremos el sustento de la responsabilidad en materia
laboral: contractual o extracontractual; y finalmente, desarrollaremos el criterio de
imputación que es –y puede ser– aplicable en los casos de responsabilidad civil-patronal
por accidentes de trabajo.
2. La responsabilidad civil del empleador por accidentes del trabajo
Según León Hilario, en sentido jurídico, la responsabilidad puede definirse como “la
situación del sujeto al que le toca experimentar, concretamente, las consecuencias, para él
1
Frente al dogma liberal de la igualdad de los contratantes, la legislación de trabajo se apoya en la idea de la
asimetría del contrato de servicios a causa de la desigualdad de poder económico de patronos y obreros
(MARTÍN VALVERDE, Antonio, RODRIGUEZ-SAÑUDO GUTIERREZ, Fermín y GARCÍA MURCIA, Joaquín,
Derecho del Trabajo, 6ta ed., Tecnos, Madrid, 1997, p. 67).
desventajosas, que una norma prevé y le impone atendiendo a la verificación de un
determinado presupuesto”2. Estas consecuencias desventajosas, continúa señalando referido
el autor, “manifiesta la reacción del ordenamiento jurídico frente a un hecho que se
considera legalmente reprobable, por atentar contra intereses ajenos o de la colectividad en
general”3.
En el caso específico de accidentes de trabajo (y también de enfermedades profesionales) es
claro que nuestro Ordenamiento Jurídico repudia la ocurrencia de tales acciones. De hecho,
trata de evitarlas con todo un andamiaje normativa de prevención del riesgo laboral
materializada recientemente a través de la Ley N° 29783.
Esta situación obedece a que, de un tiempo a esta parte, se viene identificado cifras
cuantiosas relacionadas con los accidentes de trabajo a nivel mundial. Así, la OIT ha
documentado que cada 15 segundos, un trabajador muere a causa de accidentes o
enfermedades relacionadas con el trabajo, o 160 trabajadores sufren un accidente4.
Aunque el centro de la preocupación, como es lógico, se encuentra en la prevención de la
siniestralidad laboral, la responsabilidad civil-patronal ocupa también un espacio
importante en el sistema de seguridad y salud en el trabajo. Así pues, la función resarcitoria
de la responsabilidad civil, a nuestro parecer, puede operar no solo cuando existe
incumplimiento de parte del empleador respecto a las coberturas previsionales respectivas,
sino también de forma complementaria cuando esta sea insuficiente para reparar un daño.
Un típico ejemplo de este supuesto es el relativo al resarcimiento por daños moral ante un
accidente de trabajo (o enfermedad profesional).
De ahí que, resulta relevante para las relaciones laborales las reglas aplicables respecto al
criterio de imputación en la determinación de la responsabilidad civil-patronal por
accidentes de trabajo.
3. La evolución normativa de la responsabilidad por los accidentes de trabajo
Una de las primeras manifestaciones de protección social, allá por los albores del Derecho
del Trabajo de matriz obrero industrial, fue la preocupación por la siniestralidad de los
trabajadores.
En aquel entonces, la responsabilidad civil por daños y perjuicios, cuya influencia principal
proveía de la regulación romanista del Código Civil de Napoleón, “demostró la
insuficiencia del sistema para asegurar una indemnización eficaz a los peligrosos accidentes
derivados de la civilización industrial”5, en la medida que fijaba como criterio delimitador
de responsabilidad la culpa del empleador. En efecto, los accidentes de trabajo no solo
2
LEÓN HILARIO, Leysser, La responsabilidad civil. Líneas Fundamentales y Nuevas Perspectivas, Jurista
Editores, 2da, Ed., p. 49.
3
Loc. Cit.
4
Al respecto, vide: www.ilo.org/global/topics/safety-and-health-at-work/lang--es/index.htm
5
LENS, RICARDO, “Responsabilidad civil: presente, futuro y distorsiones del sistema”, en Revista de
Responsabilidad Civil y Seguros, Año X - N° 7 - julio de 2008, Buenos Aires, p. 17
afectaban a las terceras personas, sino también a los propios trabajadores de la industria
naciente6.
Como consecuencia de esta nueva realidad, las primeras leyes de accidentes de trabajo que
se emiten en los principales países industrializados de Europa recogen disposiciones sobre
prevención y cobertura de los riesgos laborales. Así, por ejemplo, la primera Ley de Seguro
de Accidentes de Trabajo dada en Alemania de 1884 estableció lo siguiente:
“Los patronos debían cotizar obligatoriamente a las cajas para cubrir la
invalidez permanente provocada por los accidentes de trabajo. En caso de
incapacidad total, el trabajador percibiría una renta equivalente al 66% de su
salario y en el supuesto de que falleciera, la viuda cobraría un 20% más el
15% por cada hijo menor de quince años. Las cotizaciones estaban a cargo
de empleador, el seguro funcionaba según el principio de repartición, de
conformidad con la propuesta de Bismarck, que se oponía a un sistema
fundado en la capitalización. Las prestaciones incluían el otorgamiento de
una renta de acuerdo con la incapacidad del trabajo. Ley preveía
inspecciones en las fábricas, con el fin de prevenir los accidentes que
pudieran resultar por los peligros inherentes al lugar de trabajo. Los costos
de este seguros eran sufragados totalmente por el empresario”7.
En España la Ley de Accidentes de Trabajo se dio en 1900 y establecía dos clases de
reglas8: i) sobre la seguridad e higiene en el trabajo y ii) sobre la responsabilidad del
empresario por las lesiones producidas por accidente. En relación a este último aspecto,
Martín Valverde, Et. Al. apuntan:
“A diferencia de la responsabilidad civil por daños, la establecida en la Ley
de 1900 para los accidentes de trabajo no requería intervención doloso o
culposa del empresario: era, por tanto, una responsabilidad objetiva,
inspirada en el ‘principio de riesgo’, en virtud del cual quien pone en marcha
fábricas o medios mecánicos potencialmente peligroso debe hacer frente a
los siniestros producidos por los mismos, aunque no medie culpa o
negligencia”
En nuestro país, a partir de la Ley Nº 1378, de 1911 se crea el seguro de accidentes de
trabajo, el cual considera que los daños por dichos accidentes están sujetos a
6
Como señala Umberto Romagnoli, los Códigos mercantiles (como el italiano de 1882 o el Civil de 1865)
estuvo pensado y aplicado para aquellos que especulan con el trabajo como una mercancía, no tomándose en
cuenta la industria que acaba de nacer. (ROMALGNOLI, UMBERTO, El Derecho, el Trabajo y la Historia,
Consejo Económico Social, Madrid, 1997, p. 55).
7
SÁNCHEZ – CASTAÑEDA, Alfredo, La seguridad y la Protección Social en México. Su necesaria
Reorganización”, Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Jurídicas, México
D.F., 2012, p. 5.
8
MARTÍN VALVERDE, Antonio, RODRIGUEZ-SAÑUDO GUTIERREZ, Fermín y GARCÍA MURCIA, Joaquín,
Derecho del Trabajo, cit., p. 70.
responsabilidad objetiva9. Así pues, la Ley Nº 1378 regulaba dos tipos de indemnizaciones:
la renta vitalicia para las incapacidades permanentes (totales o parciales), y los subsidios
durante las incapacidades temporales (absolutas o parciales).
Por aquel periodo, la codificación civil vigente de 1852, cuya influencia provenía del
Código de Napoleón, recogía el carácter “subjetivo” de la responsabilidad civil. Así pues,
clasificaba la fuente de las obligaciones provenientes de los “contratos”, “delitos”10 y
“cuasidelitos”11. En cuanto a la responsabilidad civil de las obligaciones no contractuales
disponía que “cualquiera que por sus hechos, descuido o imprudencia cause un perjuicio a
otro, está obligado a subsanarlo” (artículo 2191º), y respecto a la responsabilidad
contractual, señalaba que “el que celebra un contrato, no solo está obligado a cumplirlo,
sino también a resarcir los daños que resulten directamente de la inejecución o
contravención por culpa o dolo de la parte obligada” (artículos 1265).
El otro antecedente importante en materia de aseguramiento contra accidentes de trabajo es
el Decreto Ley Nº 18846, de 1971, y su Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo Nº
002-72-TR, de 1972. Esta norma se aplicaba a los obreros para coberturar las contingencias
no solo de accidentes de trabajo, sino también de enfermedades profesionales y también se
sustentaba en la responsabilidad objetiva del riesgo creado en la producción de accidentes
de trabajo. El seguro contra accidentes de trabajo, en ese sentido, era de carácter público y
cubría también las prestaciones de salud como la renta vitalicia proveniente de la
contingencia producida (accidente o enfermedad profesional).
Según las disposiciones reglamentarias del Decreto Ley Nº 1884612, era posible demandar
una indemnización por daños y perjuicios en el fuero común en el caso que el accidente de
trabajo o enfermedad profesional se hubiere producido por acto intencional o por
negligencia o culpa del empleador. Así, la Primera Disposición General del Reglamento del
Decreto Ley Nº 18846 establecía que:
“El otorgamiento de las prestaciones establecidas por el presente
Reglamento por parte de la Caja Nacional de Seguro Social exonera al
empleador de toda otra indemnización por causa del mismo accidente o
9
DE TRAZEGNIES, Fernando, La responsabilidad Extracontractual, Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima, 2001, p. 185. Señala, en ese sentido, este Los accidentes ocurridos a los
trabajadores con motivo de la actividad laboral, han sido los primeros en ser sometidos al régimen de la
responsabilidad objetiva como consecuencia de que la actividad empresarial ha sido considerando riesgosa en
sí misma.
10
El artículo 2189º del Código Civil de 1852 establecía que “Delitos de los hechos perjudicados
intencionalmente contra la ley”
11
El artículo 2190º del Código Civil de 1852 establecía que “Cuasidelitos son unos hechos ilícitos cometidos
solo por culpa y sin dolo”
12
La Primera Disposición General del Reglamento citado, estableció lo siguiente: “el otorgamiento de las
prestaciones establecidas por el presente Reglamento por parte de la Caja Nacional de Seguro Social exonera
al empleador de toda otra indemnización por causa del mismo accidente o enfermedad profesional. Pero si el
riesgo se hubiere producido por acto intencional o por negligencia o culpa del empleador o sus representantes,
o de un tercero, la Caja Nacional de Seguro Social procederá a demandar el pago del monto de las
prestaciones otorgadas. Asimismo, la víctima o sus causa-habientes podrán instaurar las acciones pertinentes
de derecho común para obtener la indemnización por perjuicios”.
enfermedad profesional. Pero si el riesgo se hubiere producido por acto
intencional o por negligencia o culpa del empleador o sus representantes, o
de un tercero, la Caja Nacional de Seguro Social procederá a demandar el
pago del monto de las prestaciones otorgadas. Asimismo, la víctima o sus
causa-habientes podrán instaurar las acciones pertinentes de derecho común
para obtener la indemnización por perjuicios”.
De dicho precepto se podía desprender que la regla general era la incompatibilidad del
seguro de accidentes de trabajo con la demanda de la indemnización por daños y perjuicios
en el fuero común; salvo que (regla excepcional) el empleador estuviera actuando por dolo
o culpa. En este último caso se disponía la habilitación expresa de que el trabajador pueda
demandar la indemnización por daños y perjuicio en el fuero común. Como apunta Herrera
Gonzales-Pratto comentando dicha disposición:
“Quizá de alguna manera se consideraba que, por existir ya una protección
de responsabilidad civil objetiva a través del Seguro Social, el mismo que
estaba instaurado sobre bases de seguridad y equidad, no se cabía la
responsabilidad civil. Solo en caso de dolo o culpa del empleador,
sobrevenían para este las consecuencias de tener que restituir al Seguro
Social el monto de las prestaciones y además asumir responsabilidad civil
bajo las normas del derecho común”.
Por su parte, el Código Civil de 1936 continuó la tradición legislativa de su antecesor
estableciendo un artículo similar respecto a la responsabilidad extracontractual:
“Cualquiera que por sus hechos, descuido o imprudencia, cause un daño a
otro, está obligado a indemnizarlo” (artículo 1136).
Como apunta De Trazegnies comentando dicho artículo:
“La trilogía ‘hechos-descuido-imprudencia’ del artículo 1136 del Código de
1936 - al igual que sus antecedentes del S. XIX- se refería al dolo y a las dos
formas de la culpa (descuido e imprudencia), no a una responsabilidad
objetiva por el mero hecho”, pese que existieron interpretaciones que
intentaron “ver” un supuesto de responsabilidad objetiva en la regla
mediante la cual alguien debía responder por “sus hechos”13.
Cabe precisar que si bien la codificación de 1936 establecía algunos supuestos de
responsabilidad objetiva, no reguló un criterio sobre responsabilidad por riesgo, la cual se
pudiese aplicar a los supuestos de accidentes de trabajo14.
13
DE TRAZEGNIES, La responsabilidad Extracontractual, Cit.
Entonces, en los casos en que el Decreto Ley Nº 18846 habilitaba al trabajador a demandar por daños y
perjuicios la indemnización en el fuero común, tendría que acreditar el dolo o culpa del empleador para
obtener el correspondiente resarcimiento por los daños y perjuicios.
14
Nuestra actual regulación en materia de aseguramiento por accidentes de trabajo se
encuentra establecida en la Ley Nº 26790, Ley de la Modernización de la Seguridad Social
en Salud, que regula el supuesto de invalidez como contingencia de cobertura seguridad
social y, de manera más específica, su Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo Nº
009-97-TR, concordado con el Decreto Supremo Nº 003-98-SA, que regulan las
prestaciones previsionales de las contingencias en enfermedad profesional o accidentes de
trabajo de los trabajadores de aquellas empresas que realizan labores de alto riesgo.
En cuanto a la posibilidad del trabajador de demandar daños y perjuicios por
responsabilidad civil por accidentes de trabajo, el artículo 88º del Reglamento de la Ley Nº
26790 establece que en los casos que una empresa, que realiza actividades de riesgo, no se
inscribe en el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo o no contrata el SCTR para la
totalidad de trabajadores o contrate coberturas insuficientes, asumirá el costo de las
prestaciones que las entidades estatales (Essalud y ONP) brindarán al trabajador
“independientemente de la responsabilidad civil frente al trabajador y sus beneficiarios,
por los daños y perjuicios irrogados”.
Como se aprecia, no se plantea entonces el incumplimiento de la normativa de seguridad
social como el único y exclusivo caso de responsabilidad civil, sino que también es posible
demandar la indemnización cuando exista cobertura insuficiente del seguro de accidentes
de trabajo.
Asimismo, tratándose de empleadores que no desarrollan actividades de riesgo, se establece
que si los mismos incumplen con abonar las cotizaciones del Seguro Social de Salud (que
en este caso cubre los accidentes de trabajo), el EsSalud otorgará las prestaciones y repetirá
el pago contra el empleador15.
Paralelamente, en materia del derecho común, nuestro actual Código Civil de 1984
establece, de forma general, dos criterios de responsabilidad, según sea esta de carácter
contractual y extracontractual. En la responsabilidad contractual el artículo 1321º establece
que el criterio de imputación es subjetivo indicando que: “queda sujeto a la indemnización
de daños y perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones por dolo, culpa inexcusable o culpa
leve”. Mientras que en la responsabilidad extracontractual, además de imputación subjetiva,
establece, por vez primera y positiva, la responsabilidad por riesgo, estableciendo en el
artículo 1970º que “aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o por el ejercicio de
una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño a otro, está obligado a repararlo”.
Finalmente, debe destacarse la regulación actual que existe en materia de seguridad y salud
en el trabajo de forma general para todos los trabajadores, la cual se encuentra recogida en
la Ley Nº 29783, Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo (en adelante, LSST). Así, uno de
los principios que inspiran las disposiciones de la LSST es el de responsabilidad, mediante
el cual “El empleador asume las implicancias económicas, legales y de cualquier otra
15
Artículo 10º de la Ley 26790, artículo 36º del Decreto Supremo Nº 009-97-SA y Acuerdo Nº 59-22ESSALUD-99: Si el empleador incumple con pagar el aporte y ocurre el siniestro, EsSalud exigirá al
empleador el reembolso de las prestaciones.
índole a consecuencia de un accidente o enfermedad que sufra el trabajador en el
desempeño de sus funciones o a consecuencia de él, conforme a las normas vigentes”.
En cuanto al pago de la indemnización por la responsabilidad patronal, el artículo 53º de la
LSST establece lo siguiente:
“El incumplimiento del empleador del deber de prevención genera la
obligación de pagar las indemnizaciones a las víctimas, o a sus
derechohabientes, de los accidentes de trabajo y de las enfermedades
profesionales. En el caso en que producto de la vía inspectiva se haya
comprobado fehacientemente el daño al trabajador, el Ministerio de Trabajo
y Promoción del Empleo determina el pago de la indemnización respectiva”.
De modo complementario, el artículo 94º del Reglamento de la LSST, aprobado por
Decreto Supremo Nº 005-2012-TR precisa que para afrontar la indemnización señalada en
el precepto antes citado, debe existir una relación de causalidad entre el daño producido y el
incumplimiento del empleador de las normas de seguridad y salud en el trabajo. Así, dicho
precepto especifica lo siguiente:
“Para efecto de lo dispuesto en el artículo 53 de la Ley, la imputación de la
responsabilidad al empleador por incumplimiento de su deber de prevención
requiere que se acredite que la causa determinante del daño es consecuencia
directa de la labor desempeñada por el trabajador y del incumplimiento por
parte del empleador de las normas de seguridad y salud en el trabajo”.
De los preceptos citados, se desprenden con claridad la posibilidad que el empleador asuma
el pago de una indemnización por daños y perjuicios por la producción de accidentes de
trabajo. En tal sentido, la norma sugiere que el Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo determine la indemnización cuando éste compruebe el daño acaecido; de lo cual se
desprende que en los casos en que el MTPE no realice dicha comprobación (y
determinación del pago de la indemnización), es posible que la indemnización por
responsabilidad patronal se determine en la vía judicial a través de una demanda de
indemnización por daños y perjuicios.
Ahora bien, debido a que en la actualidad no se está aplicando la determinación
administrativa (por parte del MTPE) de las indemnizaciones por daños y perjuicios a los
trabajadores, actualmente estos tienen la prerrogativa de acudir a la vía judicial para
demandar la indemnización correspondiente ante el empleador por la concurrencia.
4. Responsabilidad por accidentes de trabajo de tipo contractual: los deberes de
protección del empleador
Uno de los cuestionamientos más relevantes en materia de responsabilidad del empleador
en los accidentes de trabajo es el relativo a la naturaleza de la responsabilidad:
¿responsabilidad contractual o extracontractual?16
Determinar la diferencia entre una y otra no es bizantina. Por ejemplo, según nuestro actual
Código Civil, en la responsabilidad contractual se aplica los supuestos de responsabilidad
subjetiva, es decir, aquella que se determina en función a la conducta dolosa o culposa del
empleador; mientras que la responsabilidad extracontractual permite evaluar la conducta
dañosa sobre la base del criterio de imputación objetiva o cuasiobjetiva, es decir, cuando
existe, por ejemplo, actividad riesgosa que pueda ocasionar el daño resarcible.
La diferencia entre responsabilidad contractual y extracontractual, clásicamente, se ha
sustentado en que en el primer caso, nos encontraremos ante la existencia de un vínculo
contractual, mientras que en el segundo supuesto no existe tal presupuesto17. En tal sentido,
en materia laboral, a la responsabilidad resarcitoria proveniente de la ocurrencia de
accidentes de trabajo se le aplica, en principio, las reglas de la responsabilidad contractual,
debido a que la relación jurídica que se erige entre las partes no se agotan en el
cumplimiento de sus prestaciones principales: realizar la actividad trabajo por parte del
trabajador y contraprestar el salario por parte del empleador. En efecto, en virtud del
especial vínculo de subordinación jurídica que existe entre el trabajador (quien dispone de
su fuerza de trabajo) y el empleador (que se encarga de direccionarla a su actividad
empresarial), existen otro tipo de obligaciones adicionales a las que se encuentra obligado
este último al ser la parte que inserta dentro de su ámbito de organización al trabajador.
Se trata pues de un deber de protección-seguridad del empleador o también llamado de
prevención de seguridad en el marco de un contrato de trabajo. Así pues, los deberes de
protección: “se traducen, en el plano dogmático, a la imposición de las partes del contrato,
la adopción de medidas (de diligencia) necesarias para evitar que los intereses de integridad
susceptibles de ser alcanzados por la ejecución del contrato sean de hecho afectados”18.
Los deberes de protección (la instauración de aquellas obligaciones adicionales y/o distintas
a la obligación principal en el desenvolvimiento del contrato de trabajo), en materia laboral
ha tenido como principal antecedente histórico la contemporánea afirmación del Derecho
del Trabajo como disciplina jurídica. Así, por ejemplo, se puede considerar como uno de
sus principales puntos de partida la entrada en vigencia del Código Civil alemán (BGB) en
cuyo artículo 618º estableció que:
16
Si bien es cierto nuestro actual ordenamiento jurídico-laboral es claro en determinar que la responsabilidad
civil proveniente de un vínculo de carácter laboral tiene naturaleza contractual, sin embargo, como lo veremos
más adelante, el tema no siempre ha sido claro en la concurrencia de accidentes de trabajo.
17
Sin embargo, existe doctrina nacional que ha cuestionado dicha diferenciación y que señala que la
responsabilidad civil es una sola, y que en materia laboral estaríamos en una zona gris, pudiendo configurarse
un derecho de opción del dañado (ESPINOZA ESPINOZA, Juan, Derecho de la responsabilidad civil, Gaceta
Jurídica, Lima, p. 222).
18
CABANILLA SANCHEZ, Antonio, Los Deberes de Protección del Deudor en el Derecho Civil, en el Mercantil
y en el Laboral, Civitas, Madrid, 2000, p.167.
“Quién recibe los servicios viene obligado a organizar y mantener los
locales, instalaciones y herramientas de los que debe proveer para la
ejecución de los servicios y a regular la prestación de los trabajos que deben
ser realizados bajo sus órdenes o dirección, de tal manera que el trabajador
quede protegido contra los peligros que afecten a su vida o a su salud, en la
medida en que el propio trabajo lo permita”.
Como enfatiza Manuel Álvarez de la Rosa comentando dicho precepto,
“Acababa de nacer la deuda de seguridad y salud laboral y muchos años
pasarán para que ese mandato se convierta en un auténtico derecho subjetivo
incorporado al nuevo contrato de trabajo19.
En efecto, la evolución normativa de la responsabilidad patronal por accidentes de trabajo
ha incorporado en el trabajador el derecho, no solo a recibir un salario o los beneficios
laborales complementarios que le corresponden como trabajador, sino también a gozar de
un ambiente adecuado de trabajo. Como afirma Rendón Vásquez en ese sentido, “la
prestación de trabajo debe efectuarse en forma tal que no dañe la salud del trabajador. Esto
supone, que en el centro de trabajo y en la realización de la labor deben existir
determinadas condiciones que impidan o atenúen, hasta donde sea posible, el acaecimiento
de las enfermedades profesionales”20.
El derecho a un ambiente seguro y saludable en el trabajo ha sido reconocido, inclusive, por
las normas internacionales de derechos humanos. Así, el Pacto Internacional de Derechos,
Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas establece la obligación de los
Estados miembros de reconocer “el derecho de toda persona al goce de condiciones de
trabajo equitativas y satisfactorias, en la seguridad y la higiene en el trabajo”.
En nuestro país, el deber de seguridad (llamado por nosotros deber de prevención) se
encuentra regulado de forma general en las disposiciones de la Ley Nº 29783, Ley de
Seguridad y Salud en el Trabajo, estableciendo en su artículo 1º que:
“El empleador garantiza, en el centro de trabajo, el establecimiento de los
medios y condiciones que protejan la vida, la salud y el bienestar de los
trabajadores, y de aquellos que, no teniendo vínculo laboral, prestan
servicios o se encuentran dentro del ámbito del centro de labores. Debe
considerar factores sociales, laborales y biológicos, diferenciados en función
del sexo, incorporando la dimensión de género en la evaluación y prevención
de los riesgos en la salud laboral”21.
19
ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel, “Responsabilidad Civil en la prevención de riesgos laborales, Texto
Mimeografiado.
20
RENDÓN VÁSQUEZ, Jorge, Derecho del Trabajo Individual, 5ª ed., Lima, 2000, p. 132.
21
Apréciese, el ámbito de aplicación de dicho precepto involucra no solo trabajadores que se encuentran
vinculados mediante un contrato de trabajo, sino también a cualquier otra persona que se inserte en el ámbito
organizacional del empleador. Entonces, el deber de protección del empleador tiene como centro de gravedad
el hecho fáctico de incorporarse en el ámbito de organización de la actividad empresarial.
De lo dicho hasta aquí, queda claro entonces que la responsabilidad que debe asumir el
empleador por accidentes de trabajos ocurridos en el marco de una relación laboral, es una
responsabilidad contractual. Así lo ha entendido también, en el ámbito adjetivo, la Ley Nº
29749, Nueva Ley Procesal del Trabajo, la cual regula la competencia judicial en los casos
de resarcimiento patronal producido por los accidentes de trabajos. Según el artículo 2º de
dicha ley, “los juzgados especializados de trabajo conocen de los siguientes procesos […]:
b) La responsabilidad por daño patrimonial o extrapatrimonial, incurrida por
cualquiera de las partes involucradas en la prestación personal de servicios, o
terceros en cuyo favor se presta o prestó el servicio”.
Entonces, en la actualidad está ya difundida el criterio mediante el cual la responsabilidad
por accidentes de trabajo es de carácter contractual. Sin embargo, dicha conclusión deja en
el aire una duda sobre las consecuencias de su aplicación (y que será materia de análisis en
el apartado siguiente): ¿Basta la diligencia ordinaria en la obligación de prevención del
empleador en los accidentes de trabajo para que se liberé de responsabilidad civil-laboral?
¿Cuál es el criterio de imputación en la responsabilidad por accidentes de trabajo?
5. Criterios de imputación de la responsabilidad del empleador en los accidentes de
trabajo
Para la determinación del resarcimiento en el juicio de responsabilidad del empleador por
accidentes de trabajo es necesario determinar el título mediante el cual se le imputa
responsabilidad.
Clásicamente, se ha establecido como criterio de imputación (factores de atribución) los de
carácter subjetivo, objetivo y semiobjetivo. El primero, está relacionado al grado de culpa o
dolo del agente en la producción del daño. La responsabilidad subjetiva hunde sus raíces
históricas en el viejo aforismo “no hay responsabilidad sin culpa”, la cual se utiliza como
criterio delimitador del sujeto responsable, de tal manera que, por ejemplo, se debe
acreditar la existencia de una conducta dolosa o culposa en la producción del accidente para
imputar la responsabilidad.
En la responsabilidad objetiva, en cambio, la imputación del responsable alcanza con
prescindencia de la conducta del agente. Así, esta responsabilidad es “una fórmula
descriptiva de una serie de hipótesis en las cuales la imputación no se funda (cuando menos
directamente) en la culpabilidad del comportamiento dañoso”22. En efecto, en la
responsabilidad objetiva, únicamente se realiza la verificación material de la relación causal
entre el agente dañoso y la existencia del daño, para que, a partir de allí, sea suficiente la
imputación de la responsabilidad.
Finalmente, en la responsabilidad semiobjetiva se produce el traslado de la carga de la
prueba para la acreditación de la producción daño. Se ha denominado a esta postura culpa
22
SALVI, Cesare, “Responsabilitá extracontracttuale (diritto vigente)”, citado por FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón y
LEÓN HILARIO, Leysser, “La reedificación conceptual de la responsabilidad extracontractual”, en Revista de
la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2005, p. 17.
presunta23, en tanto la víctima del daño ya no acredita que el agente es responsable de la
producción del daño (y que está obligado a repararlo), sino que debe probar que no ha
producido el daño o que no es el responsable civil del mismo. También nos encontramos
ante responsabilidad semiobjetiva cuando es posible no responder por los daños producidos
pese a que se cumple el supuesto determinante de responsabilidad. Son los casos, por
ejemplo, en los que en uso de un bien o por el ejercicio de una actividad riesgoso(a) o
peligroso(a), o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa (artículo 1970 del
Código Civil), el autor no está obligado a reparar por la ocurrencia de caso fortuito o fuerza
mayor, de hecho determinante de tercero o de la imprudencia de quien padece el daño
(1972).
A partir de la responsabilidad objetiva y semiobjetiva, se fueron proponiendo diversas
fórmulas que sustentan la imputación de la responsabilidad relacionado con el ejercicio de
una actividad riesgosa. Así, por ejemplo, entre las principales se encuentra la del “riesgobeneficio” o “riesgo de empresa” y la del “riesgo creado”24. En el primer caso, se trata de
imputar la responsabilidad en tanto el empleador –realizador de la actividad empresarial o
estatutaria– se beneficia de dicha actividad, pues, al mismo tiempo, debe asumir los riesgos
(laborales) que produce dicha actividad de la que se beneficia. En el segundo caso, muy
similar al primero, se debe responder por la actividad que ha generado en tanto esta es la
que produce los riesgos; en materia laboral esta situación es más latente, en tanto el
empleador debe responder porque los daños causados son consecuencia de la actividad
riesgosa que ha generado.
Los criterios de imputación antes expresados no son los únicos que se plantean para la
determinación de la responsabilidad civil (por accidentes de trabajo). Así, Espinoza
Espinoza señala, por ejemplo que en el Common Law surgieron las teorías del “chapest (or
easiest) cost avoider” (responde por las consecuencias económicas de los daños el agente a
quien le va a resultar más económico o fácil enfrentarlas), y la del “deep pocket” (se
imputan las pérdidas a los grupos sociales mejores protegidos contra las consecuencias
derivadas del hecho de tener que soportar aquellas)25.
Y en materia laboral, ¿Bajo qué título se le imputa responsabilidad al empleador en la
ocurrencia de accidentes de trabajo?
Si solo analizamos las normas del Código Civil, la responsabilidad del empleador por
accidentes de trabajo estaría regulada únicamente por el criterio de imputación subjetivo
(responsabilidad por incumplimiento), en tanto es una responsabilidad de carácter
contractual. Esta primera respuesta, sin embargo, es a todas luces insuficiente, por cuanto
consideraría únicamente el criterio de la culpa para determinar la responsabilidad patronal.
Si ello fuera así, según nuestro Código Civil, se presumiría únicamente la “culpa leve”
(artículo 1329º) y además el dañado debería acreditar el dolo o culpa inexcusable del agente
dañoso (artículo 1330º).
23
CIEZA MORA, Jairo, “La responsabilidad civil médica. Criterios de imputación (factores de atribución) y el
dilema sobre su contractualización”, en Actualidad Jurídica, Nº 231, Lima, p. 76.
24
TABOADA, Lizardo, Elementos de la responsabilidad civil, Grijley, Lima, 2001, pp. 88-91.
25
ESPINOZA ESPINOZA, Derecho de la responsabilidad civil, cit. Pp. 80-86 y 102-103.
Ahora bien, un acercamiento más profundo y especial para atender la interrogante
planteada, nos obliga a analizar las normas sobre seguridad y salud en el trabajo contenida
en la Ley Nº 29783 (en adelante LSST). Así pues, dicho dispositivo establece uno de los
principios que sustentan las normas de seguridad y salud en el trabajo: el principio de
responsabilidad, el cual establece, en el artículo II del Título Preliminar de la LSST, lo
siguiente:
“El empleador asume las implicancias económicas, legales y de cualquier
otra índole a consecuencia de un accidente o enfermedad que sufra el
trabajador en el desempeño de sus funciones o a consecuencia de él,
conforme a las normas vigentes”.
De la interpretación de dicho principio sustentador de las normas de la seguridad y salud en
el trabajo –cuyo alcance irradia tanto a los distintos regímenes públicos y privados de las
relaciones laborales– se desprende diáfanamente que el empleador, en tanto generador de la
actividad empresarial, debe asumir las implicancias resarcitorias (económicas y legales)
que se produzcan como consecuencia de su actividad empresarial o estatutaria. A nuestro
criterio dicho principio recoge la teoría del riesgo creado de la actividad del empleador a la
hora de asumir la responsabilidad por los riesgos laborales.
En concordancia con ello, el artículo IX de dicho Título Preliminar de la LSST consagra el
principio de protección, en los siguientes términos:
“Los trabajadores tienen derecho a que el Estado y los empleadores aseguren
condiciones de trabajo dignas que les garanticen un estado de vida saludable,
física, mental y socialmente, en forma continua. Dichas condiciones deben
propender a:
a) Que el trabajo se desarrolle en un ambiente seguro y saludable.
b) Que las condiciones de trabajo sean compatibles con el bienestar y la
dignidad de los trabajadores y ofrezcan posibilidades reales para el logro de
los objetivos personales de los trabajadores”.
Como en principio pareciera, la interpretación de ambos preceptos no nos puede llevar a la
conclusión tajante que la LSST ha optado en materia del resarcimiento patronal por
accidentes de trabajo, que el empleador debe responder de modo objetivo por las
consecuencias de dicho accidente. Decimos esto porque de las normas que a continuación
reseñaremos de la LSST se establecen también que el pago indemnizatorio del empleador
podría operar si y solo si este incumple con su obligación de prevención de los riesgos
laborales.
Así, según el principio de prevención del empleador, este se encuentra obligado a
garantizar condiciones adecuadas de salud y seguridad de los trabajadores. El artículo I del
Título Preliminar de la LSST define a este principio en los términos siguientes:
“El empleador garantiza, en el centro de trabajo, el establecimiento de los
medios y condiciones que protejan la vida, la salud y el bienestar de los
trabajadores, y de aquellos que, no teniendo vínculo laboral, prestan
servicios o se encuentran dentro del ámbito del centro de labores”. (…).
En concordancia con ello, el artículo 53º de la LSS establece la obligación del empleador
de abonar la indemnización por los daños a la salud y seguridad en el trabajo, cuando existe
el incumplimiento del deber de prevención del empleador. Así, dicho precepto contempla:
“El incumplimiento del empleador del deber de prevención genera la
obligación de pagar las indemnizaciones a las víctimas, o a sus
derechohabientes, de los accidentes de trabajo y de las enfermedades
profesionales. (…)”.
Como se aprecia de este precepto, en la regulación concreta del deber de indemnizar del
empleador cuando ocurra un accidente de trabajo se presupone el incumplimiento
obligacional del empleador. Entonces ¿el empleador se libera de la obligación de resarcir al
trabajador cuando acredita que ha cumplido con su deber de prevención? ¿Se asume la
teoría de la culpa para determinar la responsabilidad patronal por los accidentes de trabajo?
Al respecto, recurriendo a nuestra jurisprudencia nacional, esta no es uniforme respecto al
título de imputación para la determinación de la obligación resarcitoria del empleador en
los accidentes de trabajo. Así, por ejemplo, en la Casación Nº 2725-2012-Apurimac, ha
establecido que la obligación de seguridad y salud en el trabajo del empleador importa una
protección íntegra del trabajador, siendo suficiente que el daño se produzca a consecuencia
del trabajo prestado. Los términos específicos de la sentencia casatoria son los siguientes:
“[…] Con la actual configuración de la obligación general de prevención la
deuda del empleador se extiende a la protección íntegra del trabajador, de su
salud y seguridad, siendo suficiente entonces con que el daño se produzca
como causa o consecuencia de la prestación laboral para que se proceda al
análisis de los demás elementos tipificantes de la responsabilidad contractual
[…]”.
Sin embargo, y con un criterio distinto, en la Casación Nº 2293-2012-Cusco, establece que
la responsabilidad laboral por accidentes de trabajo se rige en función al incumplimiento
del empleador de su deber de seguridad, en los términos siguientes:
“[U]no de los deberes del empleador que se derivan de la relación laboral es
el deber de garantizar la seguridad y salud del personal que se encuentra en
relación de subordinación frente a él […] [por lo que] se debe examinar si en
el actuar de la emplazada hubo culpa o no, si omitió adoptar las medidas
exigidas a su parte, si cumplió o no con la obligación de dar o hacer cuya
inejecución sustente la pretensión indemnizatoria, y si demostró una
conducta antijurídica que causó daño al trabajador se determinará la
obligación al pago de una indemnización que repare de alguna manera la
pérdida de una vida humana como consecuencia de un accidente de trabajo”.
En términos similares, la Corte Suprema de Justicia de la República estableció en la
Casación Nº 1819-2010-Lima lo siguiente:
“[S]e ha establecido en la jurisprudencia nacional y extranjera que la
responsabilidad contractual imputa al empleador el pago resarcitorio por el
incumplimiento de normas de seguridad e higiene ocupacional, originado en
la cláusula implícita de todo contrato de trabajo que obliga a velar por la
seguridad de sus obreros”.
Ante la dicha dualidad de criterios jurisprudenciales, no es posible concluir una línea de
interpretación uniforme sobre el título de imputación patronal en la responsabilidad civil
por accidentes de trabajo. Subsiste entonces la duda: ¿el empleador se libera de la
responsabilidad civil por el pago del resarcimiento cuando acredita el cumplimiento del
deber de prevención o seguridad?
Sobre el particular, consideramos que merece particular atención la especial caracterización
de la obligación de seguridad que tiene el empleador de brindar la seguridad y salud en el
trabajo. En efecto, somos de la opinión que dicha obligación patronal es una obligación de
resultado26, mas no de medios, de tal manera que si bien es cierto el empleador debe
acreditar que actuó con diligencia en un proceso judicial (de responsabilidad civil por
accidentes de trabajo), dicho actuar no se agota en acreditar la simple diligencia ordinaria,
sino en que dicho deber fue cumplido según el resultado esperado. Esta especial
caracterización de las obligación de seguridad, consideramos nosotros, se sustenta en el
principio-deber de protección patronal de seguridad y salud en el trabajo (artículo IX del
Título Preliminar de la LSST), la cual se encuentra encaminada a garantizar “un estado de
vida saludable, física, mental y socialmente, en forma continua”.
Esta sería pues, a nuestro parecer, la principal motivación para concluir que el empleador
no debe responder únicamente cuando medie culpa o infracción al deber de prevención. En
efecto, no es suficiente que se acredite el cumplimiento de su obligación de prevención para
que el empleador se exima de los daños producidos al trabajador producto de un accidente
de trabajo; sobre todo, si se trata de actividades empresariales especialmente riesgosas o
peligrosas.
La conclusión antes señalada, que consideramos es correcta, se ve reforzada aún más con
las siguientes consideraciones que a continuación expresamos y que se podrían tomar en
cuenta a la hora de evaluar cuál es el título para imputar responsabilidad civil–patronal y,
consecuentemente, la obligación de resarcir los daños ocasionados al trabajador, a saber
26
“La obligación contractual de seguridad y salud laboral es una obligación de resultados y, en consecuencia,
debe el empresario probar que actuó diligentemente y ello nace, no esencialmente de un cambio en las reglas
de la carga de la prueba, sino del objeto mismo de la prestación: la obligación general de prevención de
riesgos, determinada por normas legales o convencionales, exige del deudor empresario una determinada
diligencia. De tal forma que por prevención, debe entenderse ‘el conjunto de actividades o medidas adoptadas
o previstas en todas las fases de actividad de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados
del trabajo’ […] y por riesgo laboral ‘la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado
del trabajo’” (ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel, “Responsabilidad Civil en la prevención de riesgos laborales,
Cit. p. 10).
-
La LSST, en particular, sus principales principios rectores, se sustentan en la teoría
de la responsabilidad por el “riesgo creado”, en tanto el empleador inserta al
trabajador en el ámbito organizativo de su actividad empresarial o estatutaria, por lo
que aquel debe asumir la responsabilidad por los accidentes de trabajos ocurridos
pese a cumplir con su deber de seguridad (brindar implementos, informar a los
trabajadores, entre otras)
-
La fuerza expansiva del principio de responsabilidad del empleador que contempla
la LSST implica que este debe asumir (según el carácter complementario de las
prestaciones previsionales), los resarcimientos a los que tiene el derecho el
trabajador por el acaecimiento de accidentes de trabajo.
-
La teoría de la culpa, tal como lo establece nuestro Código Civil y algunos
disposiciones de la LSST, en el análisis de la responsabilidad por resarcimiento en
los accidentes de trabajo, llevan irremediablemente a la ilógica conclusión de que el
empleador se exime de toda responsabilidad si acreditar su deber de diligencia en el
cumplimiento de sus obligaciones relativas a la de seguridad y salud en el trabajo.
Esta situación ocasionaría, por ejemplo, que los daños y perjuicios ocasionados al
trabajador accidentado que contó con todos sus implementos de trabajo y se
cumplió con las demás obligaciones relativas a su seguridad y salud, no podrían ser
resarcidos (incluidos, lógicamente, el daño moral) por el empleador.
-
La responsabilidad que debe imputarse al empleador en la ocurrencia de accidentes
de trabajo no quiere decir tampoco que no deba evaluarse la conducta del trabajador
a la hora de determinar dicha responsabilidad. Por ejemplo, la responsabilidad será
mermada o disminuida si el accidente de trabajo se produjo, en parte, por la
negligencia del trabajador, como en el caso en que no usó sus implementos de
seguridad, entre otros criterios.
6. Conclusiones
 Históricamente, conjuntamente con los propios albores del Derecho del Trabajo, se
dieron las primeras leyes de accidentes de trabajo, debido a las consecuencias
negativas del industrialismo naciente en la seguridad y salud de los trabajadores.
Así, dichas normas contemplaron una obligación previsional de coberturar dichos
riesgos sustentadas en la responsabilidad objetiva.
 Del análisis paralelo de las normas sobre cobertura por accidentes de trabajo con las
normas civiles sobre responsabilidad civil contractual y extracontractual, se aprecia
una evolución para permitir la complementariedad entre ambas medidas de
reparación.
 Actualmente, es pacífico el criterio por el cual se determina que la responsabilidad
civil-patronal por accidentes de trabajo es de carácter contractual, en la medida que
el contrato de trabajo no se agota en las prestaciones genéricas de salario por
trabajo, sino que existe también una obligación general de seguridad, protección o
prevención del empleador hacia sus trabajadores.
 De los tres criterios de imputación más desarrollados y establecidos (de carácter
subjetivo, objetivo y semiobjetivo), el que sustenta la obligación patronal por
accidentes de trabajo es el relativo a la “teoría del riesgo creado” o “riesgo
beneficio”. Sin embargo, también se aplica el criterio mediante el cual existe una
obligación contractual de prevención del empleador en la seguridad y salud en el
trabajo.

En el escenario descrito, concluimos que el criterio de imputación de la
responsabilidad civil del empleador en los accidentes de trabajo se sustenta, en
nuestra normativa nacional, en el principio-deber de responsabilidad del empleador
(el cual tiene su fundamento en la teoría del riesgo creado); y de modo
complementario a dicha conclusión, creemos que la obligación de prevención del
empleador debe considerarse como una obligación de resultados, mas no de medios,
de tal forma que el empleador no se libera de su deber de resarcimiento civil con la
sola acreditar de un deber de diligencia, sino con la obligación de protección del
empleador.
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