Asimismo, se pretende explicar concretamente en qué consiste la

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A lfonso Daza González
Asimismo, se pretende explicar concretamente en qué consiste la
igualdad de armas, cuál es su comportamiento en el sistema procesal penal
colombiano, qué grado de efectividad tienen sus disposiciones y, sobre todo,
qué medidas deben tomarse para lograr una verdadera equidad entre Fiscalía
y Defensa en el debate procesal –investigación y defensa–.
Así como lo afirma la Corte Suprema en su Sentencia (Ref. 27085) de
2007, la connotación adversarial de un proceso también denominado de
partes, se refiere a la igualdad entre las partes o igualdad de armas, y es en
esa clase de proceso en que se define al juez como un simple árbitro –sistema
anglosajón–, o se le dota de facultades más profundas de intervención en la
guarda de los principios de legalidad y de justicia material, como sucede en
nuestro país; lo cierto es que en ambos eventos se hace necesario propugnar
porque las partes e intervinientes participen dentro del proceso en un ámbito
de igualdad y respeto por sus pretensiones y expectativas.
Igualdad de armas que, en definición de la Corte Constitucional97, implica:
“…Asegurar que acusador y acusado gocen de los mismos medios de ataque
y de defensa para hacer valer sus alegaciones y medios de prueba, es decir,
´que disponga de las mismas posibilidades y cargas de alegación, prueba
e impugnación´”.
En cuanto al principio de igualdad, como parte del principio acusatorio,
dijo la Sala98:
“1.4 Con independencia de que el sistema adoptado en el Código de
Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004, tenga características que lo
singularizan frente a sistemas acusatorios de otras latitudes, lo cierto
es que el Acto Legislativo No. 03 de 2002 introdujo el principio
acusatorio, caracterizado por diversos aspectos que coinciden, con
algunas variaciones, con los sistemas acusatorios de que habla el derecho
comparado, entre ellas:
“1.4.1 El reconocimiento de la “igualdad de armas” entre la Fiscalía y la
Defensa, de modo que puedan actuar en el mismo plano como adversarios
que someten su teoría del caso y sus pruebas a conocimiento del juez,
encargado de resolver el asunto en justicia.
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98
Corte Constitucional. Sentencia C-591 de 2005. M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
Corte Suprema de Justicia. Sentencia de 30 de marzo de 2006. Rad. 24468. M.P. Édgar Lombana
Trujillo.
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