La gracia de Dios - Toda la Escritura es inspirada por Dios

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La Gracia de Dios
1 Corintios 15:9-10
Por: Juan Ramón Chávez
Introducción.
Quizás todos hemos leído alguna vez, u oído. Aquella ocasión cuando Jesús lavo los pies de
sus discípulos. Historia que está registrada en el evangelio de Juan 13:1-10. Siendo Señor
del cielo y de la tierra no tenía que hacerlo. Bien podía haber mandado a un ángel a que
realizara el trabajo. Pero él quiso hacerlo. Tomo una toalla y agua en un lebrillo. El texto
dice “y comenzó a lavar los pies de los discípulos” (13:5). Esto quiere decir, lavar los pies
de todos sus discípulos. Uno por uno sin omitir a nadie. Y esto significa que también le lavo
los pies a Judas Iscariote, el traidor. Jesús lo trato igual que los demás. Pese a que Judas en
unas horas más tarde guiaría a los alguaciles arrestar a Jesús. Pero en este momento Jesús
no hace caso de eso. Y empieza a lavar los pies de Judas con la misma delicadeza que lo
hizo a los demás. ¿Judas se lo merecía? Claro que no. Pero Jesús quiso hacerlo. Jesús lo
trató con amor, con respeto e igualdad. Aquí queda ejemplificada en todo su esplendor la
gracia de Dios.
Definición de gracia: “En la religión cristiana, ayuda sobrenatural que Dios da a una
persona para que obre según el amor y la bondad y consiga su salvación. (Dicc. Manual de la Lengua
Española Vox. © 2007). “En el NT el vocablo jaris generalmente significa favor divino o buena
voluntad” (Glosario Holman de términos bíblicos).
“Podemos definir la gracia como un favor inmerecido, que Dios otorga libre y
soberanamente al ser humano” (Dicc. Teológico Ilustrado de Francisco Lacueva). Alguien dijo que la “Justicia
significa que recibir todo lo que merecemos. La misericordia significa no recibir todo lo que
merecemos. Y gracia significa recibir todo lo que no merecemos”.
Lo que sobresale de
estas definiciones de la gracia es que es ayuda sobrenatural, favor divino y favor no
merecido. Y si queremos esta ayuda, este favor, necesitamos saber cuál es su origen o cuál
es su fuente.
I). Las fuentes de la gracia.
A. Dios.
Por supuesto en primer lugar esta Dios como fuente de gracia. El escritor a los hebreos
dice: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
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misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4:16). Esta es una de
las razones por las cuales el escritor dice que debemos acercarnos confiadamente al
trono de Dios, porque es un trono de gracia. Se caracteriza por la calidad de gracia que
ofrece. Alguien dijo que: “El hombre necesita misericordia por el fracaso pasado, y
gracia para la obra presente y futura”. No hay nada que Dios no pueda darnos. Pero Dios
nos da lo que necesitamos. Y en lo que nos da, no nos regatea nada para si. Como Pablo
dijo: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32) Si lo que pudo
dolerle a Dios no lo regateo, mucho menos lo de menor importancia. Jesús dijo: “Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:11). Entre
las gracias que Dios nos da están:
1. El sol y la lluvia. “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que
hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo
5:45).
2. El perdón. Por eso Jesús decía: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben
lo que hacen” (Lucas 23:34).
3. La vida eterna. “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna…” (1
Juan 5:11).
Pablo dice que Dios tiene “abundantes riquezas de su gracia” (Efesios
2:7). Dios no se empobrece haciéndole favores al ser humano y bendiciéndole. Al
contrario Dios es muy generoso hacia sus hijos.
B. Jesús.
Jesús es también la fuente de toda gracia. El apóstol Juan dijo de El: “Pues la ley por
medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo. (Juan 1:17) En este texto se aclara que Jesús es el mediador de la gracia.
Esto contradice la creencia católica de que María es la mediadora de todas las gracias.
La “gracia y la verdad” vinieron por Jesús no por María. Entre las gracias que Jesús nos
da, están:
1. La libertad. “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. (Juan
8:36)
2. La paz. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se
turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Juan 14:27).
3. Calidad de vida. “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia”. (Juan 10:10)
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4. La verdad. “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo”. (Juan 1:17).
5. La salvación. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:12).
Estas solo algunas de las gracias que Jesucristo nos da. Sin Jesús estas gracias no
estarían disponibles al ser humano. Quien rechaza a Jesucristo rechaza la gracia que
Jesús puede ofrecerle.
C. Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es una fuente inagotable de gracia tanto así que el escritor a los
Hebreos le llama: “Espíritu de gracia”. “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá
el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual
fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos. 10:29) Hemos
recibido muchos favores del Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo no puede obrar de
otra manera porque es Espíritu de gracia. Es Espíritu de favores y bendiciones. Entre
algunas de ellas es:
1. Ayuda en las oraciones. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. (Romanos 8:26).
2. Consuelo. “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad…” (Juan 14:16-17).
3. Guía. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios”. (Romanos 8:14).
4. Fortaleza. “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos
con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16)
Estos son solo algunos de los favores y bendiciones que Espíritu Santo nos ha dado sin
merecer. Nosotros no hemos hecho nada para merecer esto.
D. La palabra de Dios.
La Palabra de Dios una de las fuentes de gracia divina. Lucas dice: “Por tanto, se
detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual
daba testimonio a la palabra de su gracia…” (Hechos 14:3). Aquí designa la verdadera
esencia de la palabra, del evangelio, la gracia. Lo mismo se decía de Jesús. También
Lucas dice: “Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las
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palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?” (Lucas
4:22). Entre las gracias de la Palabra de Dios están:
1. Nos aumenta la fe. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.
(Romanos 10:17)
2. Nos prepara para toda buena obra. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de
que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2
Timoteo 3:16-17)
3. Nos limpia. “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” (Juan
15:3)
4. Nos alumbra. “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino”.
(Salmos 119:105).
Estas son las fuentes de la gracia divina. Entonces, no son los 7 sacramentos que tienen
que ser administrados por los sacerdotes católicos las fuentes de la gracia. La gracia
divina no la da el predicador, ni el sacerdote, y ni el pastor. Solo éstos son las fuentes de
la gracia divina, de los favores divinos.
II). La necesidad de la gracia.
Tener necesidad de la gracia es tener necesidad de sus fuentes. Porque no podemos tener la
una sin las otras. ¿Necesitamos del favor y bendición de Dios? Porque hay quien piensa que
no necesita de nada ni de nadie. Sin embargo, tener la gracia de Dios es una necesidad que
no debe ser reprimida. Necesitamos del favor de Dios, necesitamos de la ayuda divina
aunque no la merezcamos.
A. La necesitamos para el perdón de nuestros pecados.
Pablo escribió: “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según
las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7). Según Pablo tenemos perdón de pecados
porque Dios es rico en favores y ayuda hacia nosotros. Dios nos proveyó el medio para
tener el perdón. El aplazamiento de su justicia para que pudiéramos conseguirlo. Y el
tiempo para que pudiéramos disfrutarlo. Sin su gracia no podemos disfrutar del perdón
que Dios da. Los cristianos por pura gracia tenemos lo que tenemos y somos lo que
somos. “La medida de nuestro perdón se da en las palabras según las riquezas de su
gracia. Si podemos medir las riquezas de la gracia de Dios, entonces podremos medir
cuán plenamente Él nos ha perdonado. ¡Su gracia es infinita! ¡Y lo mismo Su perdón!”
(Com Bíblico de William MacDonald).
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B. La necesitamos para ser justificaos.
Pablo lo dijo: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24). “justificados” significa declarados no
culpables. De allí, justos. “Cuando en la corte el juez declara inocente al acusado, se
eliminan todos los cargos del acta. Legalmente, es como si la persona jamás hubiera sido
acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales.
Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado” (Com. de la Biblia diario
vivir). Ningún hombre puede justificarse así mismo. Es decir, afirmar su propia justicia.
Esto sería auto engañarse. Porque el único que puede hacerle el favor a un hombre de
declararlo justo, es Dios. La justificación es un regalo de Dios, la cual no es merecida ni
se puede obtener por esfuerzos personales, porque se logra sólo por fe en la obra de
Cristo.
C. La necesitamos para tener una buena esperanza.
Pablo dice: “Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó
y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia” (2 Tesalonicenses 2:16).
Según Pablo, una de las cosas que Dios nos da por gracia, es tener buena esperanza. Es
por eso que necesitamos la gracia de Dios. Algunos en el tiempo de Pablo rechazaron la
gracia de Dios y Pablo los menciona como “los otros que no tienen esperanza” a
diferencia de los cristianos (1 Tesalonicenses 4:13). Nosotros necesitamos la gracia de
Dios para tener la esperanza de la gloria de Dios. Pablo dice: “por quien también
tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la
esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2). Si alguien quiere entrar a la gloria de
Dios tiene que saber, que solo no puede. Sus obras personales no lo ayudar. Porque eso
es solo por gracia, favor o bendición de Dios.
D. La necesitamos para nuestra salvación.
Pablo escribió: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios” (Efesios 2:8). La salvación es la obra soberana de Dios y depende
de la fe del pecador para hacerla suya. Puesto que la situación del pecador era grave y
nada tenía para poder librarse de ella, Dios le proveyó la salvación. No hemos ganado la
salvación ni la podríamos haber ganado de ninguna manera. Es una donación de Dios.
Ningún hombre jamás podrá gloriarse diciendo: “Yo he ganado mi salvación”. Pues es
un acto de la bondad de Dios. Por eso rechazar a Dios es rechazar la gracia y por ello la
salvación. No es a través del dinero, de las obras, o de las plegarias que el hombre
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obtiene salvación, sino por el favor de Dios por medio de la fe activa. Así que, sí
necesitamos del favor de Dios porque solo no podemos salvarnos.
III). Los medios de obtener la gracia.
A. Por medio de la fe.
Pablo dijo: “por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual
estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. (Romanos 5:12) Según Pablo la gracia es un lugar de privilegio o de favores inmerecidos en el cual
entramos por la fe. Gracias a Jesucristo y a nuestra fe en él, somos introducidos a un
lugar de bendición permanente. Los incrédulos nunca han obtenido nada ni obtendrán
nada. “Porque sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). En la vida secular
como en la vida espiritual las cosas se logran creyendo. La fe es como el motor de un
carro, es lo que hace que el carro camine.
B. Por medio del conocimiento.
El apóstol Pedro dijo: “Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios
y de nuestro Señor Jesús”. (2 Pedro 1:2) Estas bendiciones dice Pedro que se multiplican
“en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesucristo” Estas bendiciones se
vuelven nuestras a medida que conocemos a Dios íntimamente leyendo su Palabra y
permaneciendo en Él. Muchas de las bendiciones de Dios se pasan desapercibidas
delante de nosotros porque no conocemos a Dios. Muchos cristianos quieren más de la
gracia y la paz de Dios, pero no están dispuestos a esforzarse para conocerlo mejor,
mediante el estudio bíblico. Sin embargo, para disfrutar de los privilegios que Dios
ofrece es necesario el esfuerzo en conocerlo. ¿Cada cuando estudia usted su Biblia?
¿Está usted invirtiendo tiempo en conocer a su hacedor?
C. Por medio de la humildad.
Santiago dijo: “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y
da gracia a los humildes”. (Santiago 4:6) Aquí vemos la actitud de Dios para con los
humildes y para con los soberbios. Para los humildes es de gracia. Para los soberbios es
de resistencia. Una persona no puede recibir la gracia de Dios hasta que no acepte que la
necesita. El orgulloso cree no necesitarla. Se cree autosuficiente. Por eso la gracia es
para los humildes. Para aquellos que reconocen humildemente que necesitan de la ayuda
de Dios en lo material como en lo espiritual. Esta es la actitud que Jesús pide a sus
discípulos: “Aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29).
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La gracia es el favor personal de Dios hacia el ser humano, pero no la dará al que no la
quiere.
D. Por medio de la obediencia fiel.
El escritor a los hebreos dijo: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la
gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos
sean contaminados” (Hebreos 12:15) Según el escritor lo que puede estorbar para tener
la gracia de Dios es que pueda brotar alguna raíz de amargura. Porque así como una raíz
pequeña puede crecer y convertirse en un gran árbol, también la una pequeña raíz de
amargura puede llegar a ocupar todo el espacio de nuestro corazón personal y
congregacional. Por eso el escritor amonesta a estar alertas y a quitar cualquier señal de
pecado amargo. Algunos de los cristianos hebreos estaban volviendo al mundo y por eso
la advertencia. Porque solo cuando uno es obediente a los mandatos de Dios puedes
tener la gracia de Dios. Por eso hay que irnos por camino recto y desechar todas aquellas
cosas que estorben para llegar a nuestra meta. Es necesario recordar estas dos palabras:
proveer y aceptar. Dios provee la salvación y el hombre la acepta. El hombre, siendo
pecador, no podía proveer la salvación. No podía salvarse solo. Necesitaba de un
Salvador y Dios lo proveyó.
Conclusión
Hemos mencionado lo que es la gracia, las fuentes de la gracia, la necesidad de la gracia
y los medios de obtener la gracia. La palabra gracia es otra palabra para gratis. Pero
debemos tener cuidado. No debemos pensar que como los favores de Dios son gratis no
tienen ningún valor o que no tuvieron un costo. Toda la ayuda y favores que Dios nos
concede son muy valiosos no solo porque los da Dios Padre, sino también porque
nosotros no los merecemos. Sin embargo como Dios nos ama tanto nos bendice. Ahora,
muchos de los favores que gozamos hoy sí tuvieron un costo. Le costaron a Cristo. La
salvación, la libertad, la reconciliación, la paz, etc. le costó a Cristo. Así que, usted tiene
solo dos opciones: Aceptar la gracia y servir por agradecimiento a Cristo o rechazar todo
lo que Dios ha hecho por usted y aún está dispuesto hacer. La decisión es suya. Dios los
bendiga.
Juan Ramon Chavez
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