BIOLOGÍA CELULAR: UNA ORGANIZACIÓN POSIBLE DE SU CONTENIDO. Mª Luz Rodríguez Palmero I.E.S. Dr. Antonio González y González. Tejina. España. Javier Marrero Acosta. Centro Superior de Educación. Universidad de La Laguna. España. INTRODUCCIÓN Son muchas las teorías de aprendizaje y teorías de enseñanza que recoge la bibliografía, teorías que responden a planteamientos muy variados e incluso contrapuestos. Las teorías conductistas, por ejemplo, ponen el énfasis en la conducta, en el hacer; las teorías cognitivistas enfocan el pensar; las teorías humanistas centran la atención en el sentir. Según Novak (1981), los seres humanos sienten, piensan y actúan y por ello, una teoría de educación debe considerar estos aspectos; cualquier evento educativo supone una acción (hacer) para intercambiar significados (pensar) y sentimientos (sentir) entre la persona que aprende y el profesor (Novak, 1981; Moreira, 2000). El aprendizaje, como vemos, es un proceso complejo y su enseñanza, consecuentemente, también; es un proceso que requiere por parte del docente conocimiento sobre su propia disciplina. Según Schwab (1973, 1975), una disciplina científica es aquel cuerpo de conocimiento en el que podemos identificar una estructura semántica o substancial propia, o lo que es lo mismo, un contenido propio, una estructura conceptual subyacente, y una forma también propia de verificarlo y ampliarlo, es decir, en sus palabras, estructura sintáctica propia. Este bagaje relativo a aquello que se enseña no es un saber propio del profesorado y por ello, surge la imperiosa necesidad de desarrollar un análisis del contenido que nos dé pautas para acceder de una manera más eficaz al conocimiento de nuestro alumnado y para hacer que podamos reestructurarlo. Esta tarea, ineludiblemente, es responsabilidad docente, además de comprobar que los significados captados por los estudiantes son correctos y compartidos en el contexto de la materia de enseñanza; para ello, lo es, también, tener un conocimiento profundo de la propia materia, de sus modos de operar. En relación con el papel asignado al profesorado en los procesos de enseñanzaaprendizaje y en su organización desde la perspectiva de la teoría del Aprendizaje Significativo, Moreira (1996) considera importante: “Identificar la estructura conceptual y proposicional de la materia de enseñanza. O sea, identificar los conceptos y principios unificadores, inclusivos, con mayor poder explicatorio y propiedades integradoras, y organizarlos jerárquicamente de modo que, progresivamente, abarquen los menos inclusivos hasta llegar a los ejemplos y hechos específicos. En otras palabras, el profesor debe identificar los conceptos y proposiciones más relevantes de la materia de enseñanza, distinguir los más generales y abarcadores de los que están en un nivel intermedio de generalidad e inclusividad y éstos de los menos inclusivos y específicos. Debe hacer una especie de “mapeamiento” de la estructura conceptual del contenido y organizarlo secuencialmente de acuerdo con esta estructura”. (Moreira, 1996, pág. 4). La tarea de análisis y de organización del contenido de Biología Celular es lo que constituye el objeto del presente trabajo y ello se debe a que se ha sentido insatisfacción por la insuficiencia del conocimiento adquirido sobre la propia disciplina. Eso ha conducido a la necesidad de profundizar en el mismo, de manera que pueda abordarse su aprendizaje desde perspectivas diferentes. Nuestro interés se centra en dar respuesta a la siguiente cuestión: • ¿Cuáles son las aportaciones más relevantes para la enseñanza y el aprendizaje de la célula derivadas del análisis y de la organización de su contenido? Explicitada la cuestión que guía el proceso seguido y expuesto, también, el sentir que condujo a la misma parece claro que hemos dado respuesta a por qué hacer un análisis y una organización del contenido celular. Pasemos, pues, al pensar, es decir, al modo de llevar a cabo esta tarea. ¿QUÉ MODELO APLICAMOS PARA ANALIZAR EL CONTENIDO? Una vez surgida la necesidad de abordar el análisis de los contenidos de enseñanza, nos corresponde pasar a la acción. Pero la acción supone decisión y para poder ejecutarla hemos de delimitar el marco teórico de referencia, hemos de pensar la forma de hacerlo. Nos situamos, pues, en el “pensar” de Novak para buscar esa forma de “hacer” que dé respuesta a la necesidad que ha generado nuestro “sentir”. Se pretende de la labor docente el desarrollo de aprendizajes significativos científica y contextualmente aceptados, el acercamiento de los significados lógicos a los psicológicos y ello, obviamente, pasa por dotar de una organización determinada a ese contenido al que los estudiantes deben asignarle significado. En este contexto: “¿Qué modelo de organización, si es que existe, es el más adecuado para llevar al alumno de su propia concepción del mundo a la concepción que la ciencia nos ofrece de él, es decir, ayuda al alumno a realizar la necesaria ruptura epistemológica que le permita comprender el mundo tal y como lo explica el conocimiento científico? (Guarro Pallás, 1985, pág 123). Todos pretendemos acercar a nuestro alumnado al conocimiento científico. Pero ese acercamiento responde a modelos epistemológicos muy diversos y muchas veces contradictorios y contrapuestos. Y esos modelos que individualmente mostramos y trabajamos se articulan e incardinan en lo que es toda la estructura de diseño del currículum, afectando por lo tanto a sus distintos niveles, aunque no se tenga conciencia de ello. Dentro de ese abanico de posibilidades, nos hemos encontrado con dos formas distintas de abordar esta ardua y poco frecuente tarea docente que responden a nuestros planteamientos epistemológicos y necesidades. Estas formas o marcos teóricos de referencia son la Teoría de la Elaboración (Reigeluth, 1979; Reigeluth, Merrill y Bunderson, 1978; Reigeluth, 2000) y el Modelo de organización de la enseñanza propuesto por Moreira (1996) desde la perspectiva de la Teoría del Aprendizaje Significativo (Ausubel, 1978; Ausubel, Novak y Hanesian, 1978; Novak y Gowin, 1988). En lo que se refiere al primer nivel de diseño, tanto en uno como en otro prima la consideración del conocimiento como un cuerpo disciplinar consistente y enseñable sin renunciar, en todo caso, al carácter integrador que caracteriza los currícula organizados con criterios psicológicos y sociológicos. Y precisamente por eso, en ambos modos se advierte en un segundo nivel de diseño una tradición Top Down que se entiende que favorece los procesos de aprendizaje. Nos hemos encontrado con diferentes formas incardinadas en distintas opciones epistemológicas y tradiciones didácticas y, dentro de lo que responde a nuestros planteamientos teóricos y problemas, hemos visto que podemos utilizar los dos modelos que hemos expuesto. Tienen muchos aspectos en común: • Se encuadran en la tradición “Top-Down”: La Teoría de la Elaboración plantea secuencias de lo general a lo detallado y síntesis; los presupuestos y premisas ausubelianos nos plantean diferenciación progresiva/reconciliación integrativa. • La Teoría de la Elaboración plantea la “epitomización”, estableciendo diferentes niveles de elaboración y la Teoría del Aprendizaje Significativo nos habla de jerarquías de aprendizaje, aportando, además el uso de organizadores avanzados. • En ambos planteamientos es necesario desarrollar o construir unos determinados aprendizajes antes de abordar otros y en ningún caso se requiere dominio, ya que hablamos de construcción de conocimiento. • Ambos modelos de organización utilizan hechos, conceptos, principios o proposiciones, si bien es cierto que la categorización de los mismos se hace de manera más explícita en la Teoría de la Elaboración. No estamos diciendo que exista una relación directa entre los conceptos usados por una y otra teoría. Únicamente se quiere dejar constancia de que son modelos que responden a nuestras necesidades y que están teóricamente justificados; dan cuenta del “pensar” en el análisis y la organización del contenido para la enseñanza facilitando pautas concretas que solucionan el “hacer” de nuestro problema: disponer de mecanismos claros y consistentes que faciliten la forma de abordar el contenido. Ambos referentes nos permiten definir con nitidez los modelos conceptuales que precisamos para la enseñanza y, consecuentemente, para la construcción de los aprendizajes correspondientes en el alumnado. Podemos considerarlos, pues, alternativos. ¿QUÉ BIOLOGÍA CELULAR ENSEÑAMOS? PROPUESTA ALTERNATIVA DE ORGANIZACIÓN Una vez explicitado y fundamentado el marco teórico de referencia y habiendo encontrado modelos capaces “a priori” de solucionar el problema del análisis y la organización del contenido para la enseñanza, corresponde ahora pasar a la acción contrastando y poniendo en práctica dichos modelos en el contexto específico del contenido seleccionado para la Biología Celular de COU (Curso de Orientación Universitaria -estudiantes de 17/18 años). Analizados los contenidos seleccionados (contenidos que, por otra parte, son similares a los presentados actualmente en la asignatura de Biología Celular de 2º de Bachillerato), se ha llevado a cabo su delimitación, así como la clasificación de sus categorías. La fase siguiente consistió en establecer los pasos para la estructuración de su enseñanza y la epitomización, por una parte, y, por otra, la definición y elaboración de las jerarquías conceptuales (Rodríguez, 2000). De este modo, aplicando los modelos encontrados para hacerle frente a la tarea que nos habíamos propuesto, nos situamos en el hacer de Novak. El planteamiento organizativo que se ha realizado de la asignatura responde a una secuencia compleja convergente, según la cual cada uno de los principios inmediatos se trata desde diferentes puntos de vista (bioquímico, citológico, fisiológico, ...), siendo objeto cada uno de ellos de una unidad didáctica como esquema de presentación al alumnado que atiende a qué son, cómo son, dónde están y cómo funcionan cada una de esas moléculas (Rodríguez y col., 1994). La trama conceptual de la asignatura se presenta en la Figura nº 1. Fig. nº 1: Trama conceptual alternativa establecida para la asignatura (Rodríguez y col., 1994). Esta secuencia ha quedado de manifiesto fundamentalmente en las elaboraciones de nivel 1 y nivel 2 del epítome desarrollado al efecto, en las que se han seleccionado contenidos de diferentes “temas” o epígrafes del Currículum Oficial (que suelen corresponderse con los presentados en los libros de texto) porque se entiende que se establecen entre ellos relaciones naturales de dependencia que, estructuradas de este modo, favorecen los procesos de diferenciación progresiva y reconciliación integrativa. Esto permite adquirir una visión global y jerarquizada de la célula, como muestran las jerarquías conceptuales (mapas conceptuales) elaboradas que, superpuestas, suponen y reflejan todo el contenido trabajado a lo largo del curso y permiten captar, precisamente, ambos procesos cognitivos. De este modo, se mantiene coherencia con los referentes teóricos que guían la concepción que se tiene de enseñanza y de aprendizaje y esto es lo que justifica la organización alternativa a la habitual. Ya se había planteado que “a priori” son modelos alternativos que tienen mucho en común; de hecho, el trabajo concreto con ambos en un contexto específico y para un contenido también específico así lo muestra. CONCLUSIONES Estamos en condiciones ahora de dar respuesta al problema que nos habíamos planteado. Con el proceso seguido (el hacer), en interacción con el pensar (referentes teóricos y epistemológicos Top Down) y el sentir (necesidad docente), podemos establecer como conclusiones: • El contenido de Biología Celular seleccionado para este nivel es básicamente conceptual. • Se definen las taxonomías y jerarquías de contenidos articuladas en torno a: origen, caracterización, composición, comportamiento y organización de la célula. • Estas taxonomías y jerarquías dan explicaciones consistentes a qué es, cómo es, cómo funciona y cómo se origina una célula organizadas en torno a las unidades: Origen de la vida, Organización celular, Glúcidos, Lípidos, Proteínas y Ácidos Nucleicos (epítome). • Las distintas jerarquías se ven paulatinamente enriquecidas en la medida en la que se da diferenciación progresiva y reconciliación integrativa de los conceptos que incluyen, adquiriéndose así una visión global de la estructura y del funcionamiento de la célula, más acorde con su conceptuación actual (mapas conceptuales). • La delimitación de las categorías de contenidos define los tipos de procesos necesarios para su aprendizaje. Como se ha expresado con anterioridad, no es frecuente que el profesorado aborde tareas de análisis y de organización del contenido escolar como la expuesta. Nos sumimos en la rutina y habitualmente se siguen como guía los programas oficiales y los materiales curriculares de los que se dispone, sin entrar en una mínima reflexión al respecto; pero no siempre favorecen el aprendizaje, no siempre relacionan sus significados lógicos con los significados psicológicos que los estudiantes les atribuyen. Llevar a cabo tareas de esta naturaleza es, como se ve, importante y desarrollar procesos como el seguido en la presente ocasión favorece la profesionalización docente. De cualquier proceso de esta índole tienen que derivarse consecuencias, tiene que servir para algo, en última instancia porque, de no ser así, el conocimiento que se haya generado tiene poca utilidad y poca aplicabilidad. Consideramos conclusiones relativas al valor de lo realizado las siguientes: • El análisis de los contenidos permite reflexionar sobre las distintas categorías y pensar en las estrategias adecuadas para su aprendizaje. • Se ofrecen pautas para organizar la docencia de este contenido. • Se facilitan dos modelos para desarrollar el análisis y la organización del contenido aplicables a cualquier otra área de conocimiento. • Se lleva a cabo una revisión relativa a la idoneidad y actualización del contenido seleccionado. • Se intuye una relación entre el contenido seleccionado y su forma de abordarlo con los estudiantes, por una parte, y sus representaciones antes, durante y después de trabajarlo con ellos; de ello se derivan posibles líneas de investigación. Como síntesis, vale decir que haciendo interactuar el sentir, el pensar y el hacer en el contexto de la práctica del aula, se propone una organización del contenido de Biología Celular para el alumnado de 17/18 años alternativa a la habitual, que está justificada desde el punto de vista epistemológico y que, habiéndose experimentado, ha evidenciado su idoneidad, ya que ha potenciado resultados positivos de aprendizaje en lo que a la comprensión del concepto célula se refiere. BIBLIOGRAFÍA Ausubel, D. P. (1978). Educational Psychology: a cognitive view. New York, Holt, Rinehart and Winston. Ausubel, D.P., Novak, J.D. and Hanesian, H. (1978). Educational psychology. 2ª de New York: Holt, Rinehart and Winston. Guarro Pallás, A (1985). Diseño de enseñanza. La organización didáctica de los contenidos: Modelo elaborado vs Modelo jerárquico. Universidad de La Laguna. Tesis Doctoral. Moreira, M. A. (2000). Aprendizaje significativo: teoría y práctica. Ed. Visor. Madrid. Moreira, M.A. (1996). “La organización de la enseñanza a la luz de la Teoría del Aprendizaje Significativo, en las perspectivas de Ausubel, Novak y Gowin”. Monografías del Grupo de Enseñanza. Serie Enfoques Didácticos, Nº 6. Instituto de Física. UFRGS. Porto Alegre. Brasil. Novak, J. (1981). Uma teoria de educação. São Paulo. Traducción al portugués de M.A. Moreira del original A theory of education, Ithaca, NY: Cornell University Press, 1977. Novak, J.D. y Gowin, D.B. (1988). Aprendiendo a aprender. Ed. Martínez Roca. Barcelona. Reigeluth, C. M. (2000). Diseño de la instrucción. Teorías y modelos. Un nuevo paradigma de la teoría de la instrucción. Vol. I y II. Madrid. Santillana. Reigeluth, CH.M. (1979). “In Search of a Better Way to Organize Instruction: The Elaboration Theory”. Journal of Instructional Development, 2 (3): 8-15. Reigeluth, CH.M., Merrill, M.D. and Bunderson, C.V. (1978). “The Structure og subjet matter content and its instructional desing implications” Practice of Curriculum Studies, London: R.K.P. Rodríguez Palmero, M. L. (2000). Modelos mentales de célula. Una aproximación a su tipificación con estudiantes de COU. Tesis Doctoral. Departamento de Didáctica e Investigación Educativa y del Comportamiento. Universidad de La Laguna. Rodríguez Palmero, M.L., Bazo González, C. y López Hernández M. (1994). La Célula. Diferentes perspectivas. Origen de la vida. Niveles de organización. Materiales Curriculares INNOVA. Consejería de Educación, Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias. Schwab, J.J. (1963). “Problemas, tópicos y puntos en discusión”. En Elam, S. (Comp.) (1973). La educación y la estructura del conocimiento. Investigaciones sobre el proceso de aprendizaje y la naturaleza de las disciplinas que integran el currículum. Ed. El Ateneo. Buenos Aires. p. 1-38. Schwab, J.J. (1975). “Structures of the Disciplines: Meaning and Significances”, in M. Golby; J. Greenwald and R. West (eds): Curriculum Designe, London: Open University Press, pp 249-267.