POSITIVISMO 1

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Positivismo, sistema de filosofía basado en la experiencia y el conocimiento empírico de los
fenómenos naturales, en el que la metafísica y la teología se consideran sistemas de
conocimiento imperfectos e inadecuados.
Evolución
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo
XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico
David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento
científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales
del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron
más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la
humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no obstante,
aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía
positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y
desarrolladas por los filósofos sociales británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como
por el filósofo y físico austriaco Ernst Mach.
Positivistas lógicos
A principios del siglo XX un grupo de filósofos interesados en la evolución de la ciencia
moderna, rechazaron las ideas positivistas tradicionales que creían en la experiencia personal
como base del verdadero conocimiento y resaltaron la importancia de la comprobación
científica. Este grupo fue conocido como los positivistas lógicos entre los que se encontraban el
austriaco Ludwig Wittgenstein y los filósofos británicos Bertrand Russell y George Edward
Moore. El Tractatus logico-philosoficus (1921) resultó tener una influencia decisiva en el
rechazo de las doctrinas metafísicas por su carencia de sentido y la aceptación del empirismo
como una materia de exigencia lógica.
Los positivistas hoy en día, que han rechazado la llamada escuela de Viena, prefieren
denominarse a sí mismos empiristas lógicos para disociarse de la importancia que dieron los
primeros pensadores a la comprobación científica. Mantienen que el principio de verificación en
sí mismo es inverificable en el campo filosófico.
Positivismo
Positivismo es una epistemología, que surge a inicios del siglo XIX de la mano del
pensador francés Augusto Comte y del británico John Stuart Mill.
Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del
ser humano, tanto individual como colectivamente. Según distintas versiones, la
necesidad de estudiar científicamente al ser humano nace debido a la experiencia sin
parangón que fue la Revolución Francesa, lo que obligó por primera vez a ver a la
sociedad y al individuo como problema de estudio científico.
Esta epistemología tiene como características diferenciadoras la defensa de un monismo
metodológico, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A
su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los
fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que lleva a que considere a la
razón como mero medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de
conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías, a partir de principios que no
han sido percibidos objetivamente.
Como reacción a la epistemología positivista, surge principalmente en Alemania la
epistemología hermenéutica. Entre las críticas que se le hacen al positivismo es la
incapacidad que posee el método de las ciencias físico-naturales, para conocer sus
objetos de estudio (la sociedad, el hombre, la cultura) los cuales tendrían propiedades
como la intencionalidad, la auto-reflexibidad y la creación de significado, que serían
dejados de lado por la epistemología positivista. A su vez, dentro de la hermenéutica,
cabría una crítica a la búsqueda de leyes generales y universales, pues deja de lado
necesariamente los elementos que no pueden ser generalizados. Así, algunos
hermeneutas defienden un conocimiento ideográfico (de conocimientos más precisos,
pero menos generalizables), que uno nomotético (de leyes generales). Finalmente, desde
la hermenéutica, se planteó la necesidad de conocer las causas internas de los
fenómenos, cuestión que se alejaba de la explicación externa de los fenómenos. Así en
vez de buscar la explicación, los hermenéutas buscan la comprensión de los fenómenos.
Durante el siglo XX, a partir de los estudios de Bertrand Russell y otros, el filósofo
Ludwig Wittgenstein elabora el texto Tractatus Logico-Philosophicus, que sirve de
inspiración para el surgimiento del Círculo de Viena, grupo de intelectuales, que
tuvieron como objetivo el alejar definitivamente a la filosofía de la metafísica, a partir
del desarrollo de la lógica de Russell. Aquí surge el positivismo o empirismo lógico,
que busca cimentar ya sea lógica o empíricamente todo lo que se dice desde la filosofía
y la ciencia.
A poco andar, surgieron muchas críticas desde los mismos fundadores del Círculo de
Viena, siendo una de las más fuertes la de Karl Popper. Este plantea que el objetivo de
cimentar todo el conocimiento científico en lo empírico es irrealizable, cuestión que
pronto es aceptada por el Círculo de Viena. De esta manera el positivismo lógico
evoluciona hacia el racionalismo crítico, que se separa de aquél en cuando desprecia la
inducción y vuelve a darle preponderancia a la teoría, y a la correspondiente deducción.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Positivismo
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1 Antecedentes y precursores
2 A priori, a posteriori, analítico y sintético
3 El sentido de una proposición, las pseudoproposiciones y los pseudoproblemas
4 Reduccionismo, enunciados protocolares, fundamentos del conocimiento y
epistemología
5 A priori
6 Unificación de la ciencia (Einheitswissenschaft)
7 Inducción y falsabilidad
8 ¿Qué es la filosofía?
9 Críticas al positivismo lógico
10 Positivismo, filosofía analítica, metafísica…
11 Personalidades
12 Bibliografía básica
13 Enlaces
[editar] Antecedentes y precursores
Los antecedentes se remontan hasta los empirismos de Locke y Hume. En el Manifiesto
del Círculo de Viena se decía que filósofos como Karl Marx (por su tratamiento
científico de la historia), Leibniz (por sus matemáticas y su lógica) también se
consideraban precursores, pero sin contar con su metafísica. Además, los antecedentes
pueden confundirse como enraizados en el positivismo del siglo XIX, del cual, sin
embargo, renegaban. Hay que recordar que, para los positivistas del siglo XIX, "sólo lo
dado es real". Para los empiristas lógicos, esta proposición simplemente carece de
sentido. Por eso se llamarán empiristas lógicos: las proposiciones en filosofía tienen
sentido si y sólo sí puede concebirse un método de verificación para ellas (para Popper,
por ejemplo, el principio sufre una inflexión: cuando pueda concebirse un modo de
reconocerlas como falsas; sin embargo Ayer demostrará que este principio también es
erróneo).
Sus precursores son el Círculo de Viena, en gran medida influenciados por los avances
en la lógica logrados por Frege y Russel-Whitehead, así como el primer Wittgenstein.
En el Círculo de Viena se encontraban: Rudolf Carnap (Mayo 18, 1891 - Septiembre 14,
1970), el "líder" que proclamaba la superación de la metafísica mediante el análisis
lógico del lenguaje (ver La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del
lenguaje); Kurt Gödel (28 de de abril de 1906 - 14 de enero de 1978) quien formuló el
famoso teorema de incompletitud; David Hilbert (23 de Enero de 1862 - 14 de Febrero
de 1943) el famoso redactor de Los problemas futuros de la Matemática; y otros como
Herbert Feigl, Philipp Frank, Hans Hahn, Carl G. Hempel, Karl Menger, Richard Von
Mises, Otto Neurath, Hans Reichenbach, Moritz Schlick y Friedrich Waismann. En
Inglaterra, Sir Alfred Jules Ayer (Octubre 29, 1910 - Junio 27, 1989) fue el más
importante representante de esta corriente (ver Lenguaje, verdad y lógica)
[editar] A priori, a posteriori, analítico y sintético
Kant (Crítica de la razón pura) -precedido por Leibniz y Hume- había dicho que los
enunciados son de dos clases: analíticos o sintéticos. La diferencia entre estos dos
enunciados estriba en la forma como se les predica verdad: para los analíticos, sólo en
función del significado de sus términos; para los sintéticos, en función de cómo es el
mundo. Los analíticos, entonces, no nos dicen nada sobre el mundo: son puras
tautologías. Los sintéticos sí hablan sobre el mundo. Ejemplos de enunciados analíticos:
‘Todos los solteros son no casados’; ‘el color negro es oscuro’. Ejemplos de enunciados
sintéticos: ‘Hay un automóvil allá afuera’; ‘Está lloviendo’.
Ahora bien, también hay una diferencia entre cómo se conocen los enunciados: algunos
son cognoscibles a priori y otros a posteriori. Los a priori son cognoscibles por un puro
ejercicio de la razón, sin necesidad de recurrir al mundo. Los a posteriori necesitan,
para ser conocidos, que el sujeto recurra al mundo. Lo a priori es necesario (no puede
no suceder) y lo a posteriori es contingente (puede no suceder).
Kant había dicho que existen algunos enunciados sintéticos a priori, esto es, algunos
enunciados que nos dicen cosas sobre el mundo y que pueden ser conocidos sin recurrir
a la observación empírica; y que, como son a priori, entonces son necesarios. Para
Kant, un sintético a priori serían las matemáticas, o la metafísica de las costumbres. Los
empiristas lógicos aceptan las distinciones de Kant, pero niegan que pueda haber un
sintético a priori: si lo hay, entonces hay enunciados que hablan sobre el mundo pero
que no necesitan de verificación empírica. Pero los empiristas quieren alejarse de este
camino. La sección siguiente explicará porqué.
[editar] El sentido de una proposición, las
pseudoproposiciones y los pseudoproblemas
¿Cómo sabemos que un enunciado como 'Hoy está lloviendo' es verdadero? Oímos la
lluvia, o vemos el agua caer, o vemos el agua caer y oímos la lluvia y olemos el
pavimento mojado: así sabemos que hoy, de hecho, está lloviendo. Entonces el
enunciado 'Hoy está lloviendo' tiene sentido, porque podemos saber si es verdadero o es
falso. Ahora, ¿Cómo sabemos que un enunciado como 'El Ser es inmóvil' es verdadero?
Obviamente nunca hemos visto tal cosa como 'el Ser', y tampoco lo hemos visto
moverse, permanecer quieto, o sonreír. ¿Entonces cómo sabemos si ese enunciado es
verdadero? Los metafísicos hubieran respondido: por supuesto no a través de la
evidencia empírica, pues esa clase de evidencia no nos ha llevado a hablar del Ser. Son
enunciados que son demostrados por la pura razón, a priori. Pero recuérdese que los
empiristas lógicos han negado que podamos hablar del mundo -enunciados sintéticossin experiencia de él -a priori-.
Los empiristas lógicos dicen: sólo podemos hablar de cómo es el mundo si tenemos
experiencia sensorial de él. Si hablamos del mundo, es porque lo percibimos mediante
los sentidos. ¿Hay alguna otra manera de conocer el mundo, además de los sentidos? Sí,
mediante el razonamiento lógico-deductivo, es decir, lo a priori, como las matemáticas,
la lógica y los significados conceptuales.
El sentido de una proposición se determina, creyeron el primer Wittgenstein, Russell y
los empiristas lógicos, por las experiencias sensoriales que nos pueden decir si esa
proposición es verdadera o falsa. Si no hay experiencias sensoriales que nos puedan
decir si 'El Ser es inmóvil' es verdadero o falso, entonces 'El Ser es inmóvil' carece de
sentido.
Pero alguien muy bien podría decir: ¡Momento! ¡'el Ser es inmóvil' es un enunciado
completamente bien estructurado, gramaticalmente hablando! La respuesta es: así
parece, pero no lo es en realidad. Hemos visto que, para toda proposición, si puede ser
comprobada -o, para Popper, demostrada falsa- empíricamente, entonces la proposición
tiene sentido. Y si no es así y tampoco es lógica o matemática, es una
pseudoproposición, esto es, que parece proposición… pero no lo es. ¿Porqué?
Enunciados como 'el Ser es inmóvil' o 'la Nada nadea' parecen estar bien estructurados
en una forma sujeto-predicado: 'el Ser' y 'la Nada' serían los sujetos de las dos frases; 'es
inmóvil' y 'nadea' sus respectivos predicados. Sin embargo, 'Ser' y 'Nada' no son sujetos:
uno es un verbo y el otro es un cuantificador. Cometemos la falacia de reificación al
creer que son sujetos. En otras pseudoproposiciones tales como 'Dios posee infinitos
atributos' o 'Tengo libre voluntad', el problema es que no hay manera de comprobar esto
empíricamente: nadie puede ver a Dios y reconocerlo en sus infinitos atributos, y
tampoco podría, alguien, darse cuenta que hasta ahora estaba de alguna manera
determinado a actuar involuntariamente.
Los problemas de la metafísica, entonces, dicen los empiristas lógicos, son
pseudoproblemas: no pueden resolverse, sino que deben disolverse mediante un análisis
del lenguaje, con ayuda de la lógica. Tal análisis nos probará que no nos referíamos a
cuestiones de hecho, sino que estábamos usando mal el lenguaje. Este mal uso es
denominado por Carnap 'lenguaje de pseudo-objeto', porque parece referirse a objetos o
hechos en el mundo, pero no es así. El 'lenguaje-objeto' real es el lenguaje de las
ciencias, como proposiciones como 'La Luna es redonda' o 'El agua es H2O', que sí se
refieren al mundo.
Por esto mismo, la metafísica sería borrada del mapa simplemente analizando y
encontrando los errores que yacían en ella. Algo muy parecido sucedería con la ética y
la estética. La ética se iría de la filosofía porque enunciados como 'odiar es malo' no son
en realidad enunciados declarativos -no hablan de cuestiones de hecho-, sino
imperativos: dicen algo que debe hacerse. Sin embargo, estos imperativos cometen la
falacia naturalista al derivar lo que debe ser el caso, de lo que de hecho es el caso. Por
esto la ética se movería de la filosofía al campo de la psicología, que nos diría porqué de
hecho creemos que ciertas cosas son buenas y otras malas. Lo mismo, con las
apropiadas sustituciones, sucedería con la estética. Los elementos metafísicos de las dos
materias serían, por supuesto, eliminados.
[editar] Reduccionismo, enunciados protocolares,
fundamentos del conocimiento y epistemología
Entonces: el sentido de una proposición se determina empíricamente. Si esto es así,
entonces para toda proposición con sentido en el lenguaje-físico (como 'La Luna es
redonda'), hay una proposición en el lenguaje-sensorial que le corresponde. (Una
proposición en lenguaje sensorial es la que reporta inmediatamente los datos recibidos
por los cinco sentidos humanos, agregándole cuantificadores, conectivas y coordenadas
espaciotemporales para hacerla significativa: 'Hay un rojo blando y ácido aquí, en este
momento'; o: 'a las 7 de la mañana del Jueves, vi un redondo blanco en tal y tal lugar').
Es decir, la oración 'La Luna es redonda' puede reducirse a enunciados como 'Hay un
objeto blanco y redondo en este momento tal que lo llamamos Luna'. Carnap y algunos
otros, como Schlick, creían que estos enunciados eran el fundamento de nuestro
conocimiento. Ellos llamaron a estos enunciados en el lenguaje-sensorial enunciados
protocolares. Esto es, que para saber si estábamos justificados para decir que sabemos
tal o cual proposición, debemos apelar a estos enunciados (recordemos que el sentido de
una proposición son sus condiciones de verificación empírica). Para otro miembro del
Círculo de Viena, Otto Neurath, el fundamento del conocimiento no son estas
proposiciones, y de hecho el conocimiento no tiene fundamento: el conocimiento se da
sólo entre sistemas coherentes de proposiciones, y la justificación no es asimétrica (esto
es, no hay más justificación en una proposición que en otra), sino que se otorga
mutuamente entre proposiciones. Moritz Schlick debatió con él y, de hecho, este mismo
debate duraría -aún cuando el empirismo lógico ya había sido rechazado- en el centro de
la epistemología por casi todo el siglo XX: el debate fundacionalismo/coherentismo.
[editar] A priori
Hay dos maneras en que una proposición puede tener sentido: hablando acerca del
mundo y por tanto teniendo condiciones de verificación empírica bien determinadas, o
no hablando acerca del mundo. Hemos visto que los enunciados acerca del mundo sintéticos-, para los empiristas lógicos, sólo podían ser a posteriori, es decir, sólo
comprobables empíricamente. Pero también hay otra manera de conocer algo: a priori.
Sé que 2×2 es 4, siempre, y no tengo -aunque puedo hacerlo, claro- que contar con mis
dedos o encerrarme en el laboratorio para saberlo: lo sé solamente calculando. De la
misma manera, sé que ningún soltero está casado, y sin necesidad de recurrir a un
experimento. También sé que, por modus ponens, puedo deducir la proposición 'y' dadas
dos premisas: si 'x', entonces 'y'; es el caso que 'y'. Para esto tampoco necesito ninguna
experimentación, no necesito recurrir al mundo. Conozco esto de manera a priori, sin
experiencia. Pero, como lo conozco sin necesidad de experiencia, entonces ni el modus
ponens, ni la multiplicación de 2 por 2, ni la soltería de los no casados me dicen algo
sobre el mundo. ¿Cómo iban a hacerlo, si puedo conocerlos sin experiencias empíricas?
Y como no me dicen nada sobre el mundo, entonces son proposiciones analíticas, que
son verdaderas sólo en virtud del significado, y de las reglas estipuladas. 'Todo soltero
es no casado' es verdadero porque ser soltero significa no estar casado. 2×2=4 es
verdadero por los usos estipulados que les damos a los signos '×' y ' = ' , además de las
reglas que seguimos al darles ese uso, y los significados que les damos a los signos 2 y
4. [(P-->Q)&P]-->Q es verdadero también porque así funciona nuestro lenguaje, y
porque así hemos dicho que funcionan los signos & y --> y las metavariables P y Q.
Por esto, todas las verdades a priori son, para los empiristas lógicos, analíticas. Y como
son a priori deben ser necesarias. Recordemos que las proposiciones sintéticas son
aquéllas cuyo valor de verdad depende de los hechos en el mundo. Y por esto son
contingentes: pueden o podrían no haber sucedido o no suceder. Yo podría no estar
redactando este artículo (pues podría estar estudiando para el examen), tú podrías no
estar leyendo esto, hoy puede llover, Sócrates podría no haber nacido, es posible que
mañana muera el presidente de la nación. Ahora, hemos dicho que los analíticos son
verdaderos no en función del mundo, sino en función del significado y las reglas. '2–
1=1' siempre va a hacer verdadero, claro, siempre que hayan tales significados y reglas.
Pero si, en otro lenguaje, 'chango' fuera lo que nosotros entendemos por '2'; 'perro' lo
que nosotros por '1'; 'corre' por '-'; y 'tira de materias' por ='; entonces 'chango corre
perro tira de materias perro' seguiría siendo verdadero.
Esto nos dice porqué todos los enunciados que son analíticos son a priori, y también
necesariamente verdaderos. Cuando a una proposición o conjunto de proposiciones se
les hace una tabla de verdad, y resulta que tal proposición es verdadera en todos los
casos, decimos que esa proposición es tautológica. Esto sucede con las proposiciones
analíticas, y justo por eso decimos que son necesarias. Para los positivistas lógicos,
entonces (siguiendo al primer Wittgenstein), todos los enunciados analíticos son
tautologías, es decir, que son siempre verdaderas. (Los enunciados que son siempre
falsos se llaman autocontradictorios)
[editar] Unificación de la ciencia (Einheitswissenschaft)
Recordemos que un enunciado en el lenguaje físico puede reducirse a otro en el
lenguaje sensorial: 'ahí hay un mesa' puede reducirse a algo así como 'en tal y tal lugar
en tal y cual momento, percibo color café, forma rectangular...', etcétera. Y estos
enunciados serían la base de nuestro conocimiento.
Siendo esto así, entonces el proyecto empirista parecía posible: reducir toda la ciencia
natural a enunciados protocolares. Carnap introduce -poco después y frente a los
problemas que esto implicaba- además de experiencia sensorial, lógica y teoría de
conjuntos.
Russel y Whitehead ya habían iniciado la tarea de la reducción de la matemática a la
lógica. Si podíamos hacer esta reducción, los grandes teoremas y las enormes
demostraciones resultarían más claras, pues conoceríamos los fundamentos. De igual
manera, las teorías en las ciencias naturales serían más claras y más seguras conociendo
en qué estaban fundadas: en qué enunciados protocolares.
Y como toda iba a ser reducido a enunciados protocolares, entonces la ciencia natural
sería vista como un extenso conjunto de tales enunciados.
[editar] Inducción y falsabilidad
Un enorme problema que Hume nos heredó es, básicamente, cómo justificamos la
inducción (es decir, dicho vagamente, pasar de lo particular a lo general). Hume se dio
cuenta de que no es válido pasar de lo que de hecho es y ha sido el caso, a lo que será o
debe ser el caso, sin ninguna justificación para ello.
Este problema pone en cuestión toda la ciencia natural, que se basa en razonamientos
inductivos. Así, algunos miembros del Círculo de Viena (entre ellos Carnap y
Reichenbach) trataron de buscar una solución. Claro que no hubo una definitiva.
Karl Popper es un personaje muy relacionado con el Círculo de Viena, pero que nunca
se confirmó positivista. Sin embargo, su filosofía estuvo muy cercana a la del Círculo.
Su respuesta al problema de la inducción es que la ciencia no avanza confirmando
teorías observacionalmente, sino demostrando que contradicen la experiencia. Esto es la
falsación. Según este criterio, una teoría/ley científica sería válida si puede ser falsada,
es decir, si puede probarse que no nos informa correctamente sobre lo que la
experiencia empírica nos dice.
[editar] ¿Qué es la filosofía?
Ya Wittgenstein, en el Tractatus logico-philosophicus, había dicho que la única manera
que quedaba de hacer filosofía, después de eliminar la metafísica, era el análisis. Ésta es
la propuesta del empirismo lógico: sin metafísica ni, lo que queda es lógica. Y la lógica
estudia cómo razonamos y cómo debemos de hacerlo, si queremos hacerlo bien y poder
entendernos. Entonces, la filosofía sería el análisis de las proposiciones de la ciencia,
que serían purificadas de todo sinsentido y toda metafísica, y fundamentadas en la teoría
del conocimiento (epistemología).
[editar] Críticas al positivismo lógico
Las críticas al positivismo lógico fueron demasiadas, y algunas incluso por los mismos
miembros del Círculo de Viena. Wittgenstein (en sus Investigaciones filosóficas)
Popper(La lógica de la investigación científica) Quine (Desde un punto de vista lógico)
y otros hicieron críticas que minaron los postulados fundamentales del empirismo
logicista. De hecho, nunca hubo un acuerdo unánime dentro del Círculo de Viena.
Las críticas de los empiristas lógicos vienen por el lado de la inducción, ya que nunca se
dispone de la seguridad de que no aparezcan hechos que contradigan las leyes emanadas
de la experiencia, así como la búsqueda del número de pruebas necesaria para validar
las leyes o teorías generales sin entrar en la prueba ad finitum.
Popper critica la idea de la inducción partiendo de la aplicación de la lógica formal: es
imposible extraer enunciado generales a partir de enunciados particulares; es decir, es
erróneo en términos lógicos, concluir del enunciado: algunos X se comportan de manera
Z, el enunciado: todos los X se comportan de manera Z. Además, critica la verificación,
ya que en una teoría debe ser posible verificar todos los postulados para decir que es
verdadera, lo cual es imposible. Más bien, se debería concluir que la teoría es falsa si
una de sus predicciones es falsa (Falsacionismo de Popper).
Entre los otros importantes críticos del positivismo lógico, encontramos a Lakatos con
sus Programas de investigación, a Kuhn con su Paradigma, y a Paul Feryerabend quien
plantea que no existen criterios únicos de juicio para determinar si una teoría es mejor
que otra, lo más sano y más progresista, es apostar a la máxima proliferación de
visiones del mundo diferentes sobre cada tema, que no necesariamente deben ser
científicas, en tanto demuestren capacidad explicativa.
[editar] Positivismo, filosofía analítica, metafísica…
La filosofía del positivismo lógico fue quizá una de las más influyentes durante la
primera mitad del siglo XX, junto a la metafísica continental alemana y francesa.
Aunque el positivismo lógico fue rechazado en sus mismos términos, su influencia
perduró en lo que se conoce como filosofía analítica.
Sin embargo, creer que la filosofía analítica contemporánea es positivista, es un craso
error.
Posteriormente se vio la necesidad de formular teorías metafísicas/ontológicas y éticas,
pero, para evitar sinsentidos, ahora escudadas con la poderosa arma de la lógica.
Aún hoy sobrevive la ruptura entre filosofía analítica y filosofía continental (herederos
de Hegel, Heidegger, etcétera), y no se ve una manera de resolverla.
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