Jesucristo, Rey del Universo • AÑO / A • Mt 25, 31-46

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Jesucristo, Rey del Universo • AÑO / A • Mt 25, 31-46
● Primera lectura ● Ez 34, 11-12. 15-17 ● “A vosotras, ● Segunda lectura ● 1 Cor 15, 20-26a.28 ● “Devolverá el
ovejas mías, os voy a juzgar”.
Reino de Dios Padre para que Dios sea todo en todo ”.
● Salmo responsorial ● Sal 22 ● “El Señor es mi pastor, ● Evangelio ● Mt 25, 31-46 ● “Se sentará en el trono de
nada me falta”.
su gloria y separará a unos de otros”.
Mt 25,31-46
31
«Cuando venga el hijo del hombre en su
gloria con todos sus ángeles se sentará sobre
el trono de su gloria. 32 Todos los pueblos serán llevados a su presencia; y él separará a
unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Pondrá las ovejas a su
derecha y las cabras a su izquierda. 34 Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, tomad posesión del
reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. 35 Porque tuve hambre y
me disteis de comer, tuve sed y me disteis de
beber, fui emigrante y me acogisteis, 36 estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me
visitasteis, preso y fuisteis a estar conmigo.
37
Entonces los justos le responderán: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? 38 ¿Y
cuándo te vimos emigrante y te acogimos, o
desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos
enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? 40 Y
el rey les dirá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más
pequeños, conmigo lo hicisteis. 41 Luego dirá a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre y no me
disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, 43 fui emigrante y no me acogisteis,
estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. 44 Entonces
responderán también ellos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o
emigrante o enfermo o en prisión y no te asistimos? 45 Y él les contestará: Os aseguro que
cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis. 46 Y
éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna».
Para situar el Evangelio
● El Evangelista Mateo se dirige a unos
cristianos que han descuidado su compromiso práctico. Les recuerda que el destino
de cada hombre se decide ante la actitud
de cada necesitado. Y lo hace describiendo un juicio con un lenguaje profético, parabólico y alegórico. Esta descripción del
“juicio final” es la conclusión de las tres
parábolas precedentes que exhortan a la
vigilancia (Mt24,47-51; 25,10.12.21.23. 30),
pero ahora el juicio aparece en primer lugar.
● Con este episodio termina el ministerio
público de Jesús. Y termina el ciclo litúrgico, dando comienzo el adviento.
Notas para fijarnos en el Evangelio
● El juicio final es una imagen conocida en
tiempos de Jesús (así aparece en Ezequiel
34, 17; Zacarías 14,5; Daniel 12,2 ).
Comienza
con un escenario de grandiosidad (vv.3133): viene el Hijo del hombre en su gloria,
le acompaña el cortejo de todos los ángeles, se sienta en el trono como rey que va
a juzgar, se reúnen en su presencia todos
los pueblos de la tierra, y se hace una separación entre los buenos y los malos.
¿Cómo entender la comparación de las
ovejas y las cabras? Jesús se refiere a una
escena típica de su país. En Palestina los
rebaños son, de ordinario, mixtos, y las
ovejas y las cabras andan mezcladas y
pacen juntas durante el día. Pero al llegar
la noche, el pastor las separa, porque las
cabras, más sensibles al frío que las perjudica, necesitan un establo más cálido;
en cambio, a las ovejas, muy protegidas
por la lana, les va mejor el aire fresco.
 Las ovejas tenían que ser la gente del pue-
blo de Dios y las cabras (chivos) eran figura
tradicional de los demonios (Lev 16,5).
 El pastor separa a las ovejas de los chivos
(Ez 34, 17, aunque aquí los cabritos, se refiere
a los jefes del pueblo).
 Cuando venga su gloria: esto significa más
que la glorificación de Jesús, pues la Gloria y
el Poder, que en la Biblia son atributos de
Dios, pasan a ser suyos.
● En Mateo la venida de Jesús al final de los
tiempos, es un acto de discernimiento, en
el que aparecerán las consecuencias de
nuestro comportamiento. La parábola está
llena de situaciones antitéticas: “venidapartaos de mí”; “benditos-malditos”;
“me disteis-no me disteis”; “el reino preparado para vosotros-el fuego preparado
para el diablo”. Así separa Jesús a los
hombres: como el trigo y la cizaña, (13,2430.37-42); los peces malos y los peces buenos (Mt 13, 47-50), entre criado fiel y malo
(Mt 24,45-51), entre jóvenes previsoras y
descuidadas (Mt 25,1-13),…Y lo que es decisivo para acoger a unos y rechazar a otros
es que hayan socorrido o no hayan socorrido a los necesitados. Lo decisivo es la
actitud de amor o indiferencia hacia los
hermanos más pequeños y necesitados:
hambrientos, sedientos, forasteros, desnudas, enfermos, en la cárcel,…
 El hombre, menesteroso por esencia, puede
encontrarse en situaciones de grave necesidad. La lista de sólo seis no está cerrada.
Agrupadas de dos en dos tocan tres ámbitos
de la vida humana: - el de la alimentación
(hambre-sed); - el de la inserción social
(patria-vestido); - el de la libertad
(enfermedad-prisión). El hambre y la sed expresan la necesidad vital de comer y beber;
si no se satisfacen, la vida queda abocada,
en poco tiempo, a la muerte. El vestido y la
patria hacen posible la inserción social, pues
el hombre lleno de harapos es fácil que se
sienta incómodo y no aceptado, y quien carece de patria o se ve forzado a vivir fuera de
ella, en un clima cultural y religioso que no
es el suyo, se sentirá como un cuerpo extraño. La enfermedad y la cárcel, además del
malestar físico y del recorte de libertad que
les es inherente, genera incomunicación, aislamiento y soledad.
● La sorprendente identificación de Dios
con los más débiles. Los dos grupos se
extrañan de lo que les dice el rey y le hacen la misma pregunta: “¿cuándo te hemos visto hambriento...?” El rey responde
afirmando su presencia y su identificación
con los más necesitados: “conmigo lo hicisteis”. Esta presencia de Dios, misteriosa -de incógnito-, pero real, en los más
“pequeños”, da a cada uno de nuestros
encuentros con el prójimo necesitado una
densidad inconmensurable. El rostro de
Dios se encuentra en el dolor del mundo.
● Mateo invita a recrear la solidaridad. Es-
tar vigilantes y preparados consiste principalmente en vivir según el mandamiento
del amor.
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-A)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo
mejor

Apunto algunos hechos vividos esta
semana que ha acabado

Leo el texto. Después contemplo y
subrayo.
 Ahora apunto aquello que descubro de
JESÚS y de los otros personajes, la
BUENA NOTICIA que escucho...veo.

Jesús pone el centro en nuestra actitud
ante el dolor en el mundo. La realidad
de injusticia, desigualdad, de explotación laboral, de precariedad, de exclusión... ¿marca mi vida: las decisiones,
las prioridades, la economía, las diversiones, las opciones en el consumo...?
Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS
vividos, las PERSONAS de mi entorno...
desde el Evangelio ¿veo?
 ¿En mi entorno descubro personas que
no son indiferentes ante los hermanos
más pequeños-necesitados?


Llamadas que me hace -nos hace- el
Padre hoy a través de este Evangelio y

compromiso.
Plegaria. Diálogo con Jesús dando
gracias, pidiendo...
LOS HERMANOS MÁS PEQUEÑOS
Si quiero encontrarme con Dios
y no sé por dónde andará;
si me levanto cada mañana
con el ansia de ser de los suyos,
no he de subir a los cielos,
pues he de andar por la tierra
en las capas más bajas de ella:
en la cara de tanta gente afligida
dejó Dios su imagen.
¡Qué humilde y tremendo a un tiempo
el Dios portugués obrero,
el drogadicto porrero,
el Dios que anda hambriento,
desnudo, huérfano y sediento,
el Dios obrero parado,
el que está encadenado,
el Dios delincuente fijo
de los honrados repugnantes y sucios,
el Dios borracho tarado!
No hay devoción mayor
ni camino más seguro,
no hay mayor luz en la oscuridad
que descubrir al Señor
en estos rostros del dolor.
Y servirlos dulcemente.
Y hacer unión con la gente
que quiere cambiar la historia
para que Dios no se duela
en tanta queja doliente.
Tradución libre de M.Regal,
Un zaxato para o camiño, pp. 33-34
“Un Rey con
ja»”
«olor a oveja»
VER
E
n un programa de televisión, un reportero
enseñaba una fotografía del Rey Felipe VI
con su familia, durante las vacaciones, a personas de otro país, y les preguntaba si sabían
quién era el de la foto. La gente no lo sabía,
y seguidamente el reportero les enseñaba
una foto del Rey durante un acto oficial para
que viesen que el de la foto con su familia
era el Rey de España. La gente mostraba incredulidad y la mayoría comentaban: “No parece un rey, desde luego, parece un ciudadano cualquiera, no se le nota nada”.
JUZGAR
H
oy celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, y si D.
Felipe no parece a la gente un rey, mucho más ocurre con Cristo: no se acerca
nada a la imagen que tenemos de un rey,
y sin embargo lo es, como hemos escuchado en la 2ª lectura: Cristo tiene que
reinar… Y, del mismo modo que un rey es
la cabeza visible de sus súbditos, Cristo
ha resucitado y es primicia de todos.
Pero es un Rey peculiar, es un ReyPastor o, como diría el Papa Francisco,
“un Rey con olor a oveja”, porque Cristo
ejerce y muestra su realeza siendo un
verdadero Pastor para nosotros, y así lo
hemos escuchado en la 1ª lectura, que
utiliza una serie de verbos para mostrar
cómo es su actuar: Yo mismo en persona buscaré… seguiré… libraré… apacentaré… haré volver… vendaré… curaré…
guardaré… Él mismo en persona nos cuida como el Buen Pastor que es, con
atención, delicadeza y amor, y no le importa acercarse a nosotros, hacerse uno
de nosotros para llevarlo a cabo.
Pero que Cristo sea un Rey “con olor a
oveja” no significa que no ejerza otras
funciones propias de un Rey, como la de
impartir justicia, como también decía la
1ª lectura: He aquí que yo voy a juzgar… y así nos lo ha dicho también en el
Evangelio, y nos advierte que “seremos
juzgados” según su Ley.
En un reino humano los súbditos deben
obedecer las leyes de su rey; que Cristo
sea nuestro Rey, y además un Rey “con
olor a oveja” exige de nosotros con mayor motivo, como súbditos suyos, que
cumplamos su Ley. Y su Ley es el amor
al prójimo, como nos ha indicado, un
amor que sintetiza en dar de comer, dar
de beber, hospedar, vestir, visitar… acciones que están indicándonos que la
Ley de Cristo es la atención directa y
prioritaria a la persona, no sólo en sus
necesidades básicas, sino una atención
integral, como la que Cristo tiene con
cada uno de nosotros.
Y como es un Rey “con olor a oveja”, se
identifica tanto con sus ovejas, sobre todo con las más desfavorecidas, que nos
advierte que cada vez que hacemos un
acto de amor al prójimo, o no lo hacemos, es como si se lo hiciésemos o dejásemos de hacer a Él mismo.
ACTUAR
significa para mí que Cristo
¿Q ué
sea mi Rey? ¿Le veo como un
Buen Pastor? ¿En qué momentos he
sentido que Él me buscaba, me seguía,
me libraba, me apacentaba, me vendaba, me curaba, me guardaba…? ¿Cómo
evalúo mi cumplimiento de su Ley?
¿Soy consciente de que cada vez que
hago o no hago un gesto de entrega al
prójimo, se lo hago o dejo de hacer a
Cristo, mi Rey?
En este último domingo del año litúrgico, un buen resumen de todo lo que hemos reflexionado y orado estos últimos
meses lo ofrece el Salmo 22: El Señor
es mi Pastor… Repitámonoslo, orémoslo, para que desde la conciencia de que
Él es nuestro Rey “con olor a oveja”,
procuremos ser cada vez mejores súbditos suyos, imitándole, haciendo nuestra su mirada hacia las personas y su
disposición hacia los demás: Yo mismo
en persona buscaré… seguiré… libraré…
apacentaré… haré volver… vendaré…
curaré… guardaré…
Ojalá también nosotros “olamos a oveja” porque cumplimos su Ley, porque
amamos al prójimo como Cristo, nuestro Rey, nos ama a nosotros, y así, el
día de su juicio, Él nos reconozca como
ovejas suyas y nos diga: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el
Reino preparado para vosotros desde la
creación del mundo.
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