EL ORIGEN DEL VÍA CRUCIS

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EL ORIGEN DEL VÍA CRUCIS
En Jerusalén es donde Jesús murió en la cruz, dando su vida para salvarnos del pecado.
También es ahí donde tres días más tarde, resucitó.
Poco tiempo después, los primeros cristianos empezaron a ir en peregrinación a
Jerusalén para rezar en el lugar donde Jesús murió y resucitó, así cómo recorrer el
camino que este había hecho antes de ser crucificado.
En el siglo XIV, los Monjes Franciscanos propusieron representar el camino recorrido
por Jesús, en las iglesias para los cristianos que no podían ir a Jerusalén.
Por eso hoy día hay un Vía crucis en cada iglesia.
El vía Crucis se compone de 14 etapas, que se
llaman “estaciones”. Cada una está representada
por un cuadro, una estatua o una sencilla cruz de
madera.
Algunas estaciones son episodios narrados por los
evangelios. Otra, en cambio proceden de una
tradición antigua.
El Vía crucis concluye con la misa en el sepulcro
de Jesús.
Sería muy triste si sólo nos quedamos en la
esperanza de la resurrección.
Por esa razón, la decimoquinta estación evoca la mañana de Pascua.
"Pilato, para contentar a su pueblo, pone en libertad a Barrabás y entrega
a Jesús para que lo azoten, y lo crucifiquen.
A Jesús, no se le permite hablar y se le acusa de pecador, pero él se está
tranquilo, sereno y espera paciente los sucesos”.
Marcos 15,15
Cuando hablo mal de un compañero o cuando le juzgo, le estoy
rechazando y haciendo daño, cómo el pueblo de Jerusalén hizo con
Jesús.
Pensemos en que momentos no tratamos bien a un amigo…
¿Qué puedo hacer para que se sienta mejor?...
"Jesús carga con la cruz, y se dirige a un lugar llamado Gólgota, que
quiere decir calavera, también recibe el nombre de Calvario".
Acepta llevar la cruz y soporta, sin quejarse, el sufrimiento que le
supone llevar algo tan pesado sobre los hombros.
Juan 19,17
¿Admitimos cuando nos llaman la atención por hacer algo mal?
¿Ponemos excusas e intentamos justificarnos?
“Es tanto el esfuerzo que hace Jesús, al llevar la cruz, que cae al suelo
agotado. Pero él humildemente se levanta y prosigue su camino”.
“Jesús decía: Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados, y yo os ayudaré”
Mt 11, 28
Jesús, cuando estoy desanimado, cuando todo me resulta difícil, tú
siempre estás a mi lado para darme fuerzas.
Ayúdame a levantarme, para que no me invada la tristeza.
“María esta cerca de su hijo todo el camino, lo ánima y lo acompaña. Para
Jesús es un alivio y un gozo tener cerca a su madre en este momento...
Pero María esta muy triste al ver a su hijo sufrir”.
En esos duros momentos María recuerda unas palabras que Simeón, un
amigo de Jesús, le dijo, “Este niño está destinado en Israel para que unos
caigan y otros se levanten”.
Lucas 2, 34-35
Para dar Gracias a María por ser una buena madre que siempre nos guía y
acompaña. Rezamos todos un Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia…
“Le echa una mano un campesino llamado Simón de Cicerone. Simón tiene
buen corazón y le conmueve el sufrimiento de tiene Jesús, así que le ayuda
a cargar con la cruz”.
Lucas 23, 26
Al igual que Jesús, durante estos días vamos a ayudar o hacer algo por
otra persona, para así aligerar su pena, su “cruz”.
“Una mujer, la Verónica, quiso refrescarle y limpiarte el rostro con cariño y
por eso se acercó a el sin tener miedo a los soldados. En el paño que usó
quedó estampado tu rostro... “
Isaías 53, 3-4
¡OH, Jesús! Te ruego por los enfermos, por los ancianos, por los
que están solos y abandonados, y por los que están tristes.
Jesús, ayúdame a darles mi apoyo y consuelo.
“¡Qué duro es el camino! Jesús tropieza, y cae agotado. Los soldados
siguen golpeándole, pero él se resiste a quejarse. Lentamente, se levanta y
sigue caminando. Los soldados se impacientan”.
Isaías 53, 7
Jesús, en tu rostro busco… (De forma voluntaria puede ponerse en
común qué buscamos en Jesús)
“En el camino unas mujeres lloran y se lamentan. Sienten una compasión
enorme al verlo pasar, agotado. Jesús olvidándose de su sufrimiento y de
su silencio y les dice: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por
vosotras y por vuestros hijos”.
Lucas 23, 28
A nosotros también Jesús nos propone convertir nuestro corazón,
nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones.
¿Qué podemos hacer para convertirnos en mejores personas?
“Tres veces cae Jesús bajo el peso de la cruz, y tres veces se vuelve a poner
de pie. Tres veces ha renegado Pedro de él, y tres veces le dará Jesús su
bendición”.
“Jesús nos dice, os aseguro que si el grano de trigo cae en la tierra no
muere, pero si muere, produce mucho fruto”.
Juan 12, 24
Gracias Jesús, por ayudarme a seguir, por enseñarme la alegría de tu
perdón a través del sacramento de la reconciliación.
“Jesús es desnudado y humillado, pero él no se queja ni se defiende. Los
soldados, después de crucificarlo, se reparten su ropa en cuatro partes,
una para cada uno”.
Juan 19, 23
Señor, nos has creado a tu imagen y semejanza. ¡Cuántas
personas son atacadas, ridiculizadas….!
Tú, Jesús, que nos amas a todos, y reconoces su dignidad.
Enséñame a mirar con amor a los pobres que me encuentro.
“María siempre está ahí, cerca de Jesús, no lo abandona.
Jesús, al ver a su madre junto a uno de sus discípulos, le dice: Mujer, ahí
tienes a tu hijo. Luego le dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre”.
Juan 19, 26-27
Cada día recibo a María como a mi propia madre. Por eso todos los días
le rezo y me acuerdo de ella.
“Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús.
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Lucas 23, 33-34
Momento de silencio para pensar y pedir perdón a Jesús.
“Se ha marchado todo el mundo, aunque todavía siguen ahí María con
Juan y algunos profetas más.
Al caer la tarde, un hombre rico, amigo de Jesús, llamado José de
Arimatea, le pide a Pilato el cuerpo de Jesús, y este manda a los soldados
que se lo den.
María reza como su hijo le ha enseñado y lo abraza por última vez”.
Mateo 27, 57-58
¡OH María! Cuando recibes el cuerpo de Jesús, tu dolor es
infinito, pero él te deja su paz.
Jesús, es tu paz la que vive en mí cuando rezo.
Desde ahora yo también quiero vivir en paz.
“José toma el cuerpo, lo envuelve en una sábana limpia y lo deposita en su
propio sepulcro. Con una rueda de losa grande cierra la puerta del sepulcro
y se marcha.
María vela y reza ante el sepulcro donde reposa el cuerpo de Jesús”.
Mateo 27, 59-60
Jesús en la eucaristía puedo verte y conocerte.
Cuando tomo el pan te entregas a mí.
Gracias por…
(De forma voluntaria puede ponerse en común porqué damos gracias)
“Pero el Ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: No temáis, se que
buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como él dijo.
Las mujeres salieron corriendo a contarlo a todo el pueblo”.
Mateo 28, 5-6
¡Que bueno, mañana día de Pascua!
Salgamos con alegría, cantando y celebrando que Jesús, se encuentra
otra vez entre nosotros.
Ahora podemos decir qué nos hace estar alegres…
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