Fundamentación Uno de los territorios recientemente conquistados

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Fundamentación
Uno de los territorios recientemente conquistados por la academia y las ciencias sociales
es la geopolítica. En un país como la Argentina, en donde el desarrollo de los estudios
internacionales comenzó con un retraso de por lo menos dos décadas en relación a
países hermanos -como México, Brasil, Chile o Colombia, para no hablar de Estados
Unidos y Europa- y esto sin desmerecer por un momento esfuerzos pioneros, pero
aislados, de programas como el que desarrollara el eminente investigador Juan Carlos
Puig en la Universidad Nacional de Rosario poco puede extrañar que una de las más
significativas “áreas de vacancia” en el amplio campo de los estudios de las relaciones
internacionales sea el de la geopolítica. Durante mucho tiempo, diríamos que casi a lo
largo de todo el siglo pasado, la problemática geopolítica fue considerada -en gran
medida como casi todo el campo de las relaciones internacionales- como un asunto pura
y exclusivamente militar, y del cual el mundo académico estuvo explícitamente
marginado, sobre todo durante las dictaduras que a partir de 1930 intermitentemente
asolaron al país.
No obstante, los vientos de cambio que barrieron la escena internacional en las últimas
dos décadas, muy especialmente luego de la implosión de la Unión Soviética,
cambiaron definitivamente aquella situación. Las grandes transformaciones que
tuvieron lugar en las “placas tectónicas” del sistema internacional: del bipolarismo
basado en el equilibrio del terror atómico al unipolarismo norteamericano luego de 1992
al policentrismo, unidas al desplazamiento del centro de gravedad del sistema desde el
Atlántico Norte hacia el Pacífico asiático y la declinación del poder global de los
Estados Unidos precipitaron la irrupción de nuevos abordajes en donde las certezas
inconmovibles de la geografía ya no podían ser adecuadamente interpretadas desde la
óptica militar. Se abrió de este modo paso a toda una nueva serie de aportaciones que,
desde distintos ángulos, enriquecieron la problemática geopolítica clásica con aportes
desde la economía, la ecología, la cultura y, por supuesto la política. Esto significó la
superación de la concepción tradicional de la geopolítica, anclada en el pensamiento
racista y reaccionario decimonónico y lastrada por la utilización que de aquella hicieron
las dictaduras militares latinoamericanas de los años setentas y ochentas del siglo
pasado.
La generalización del concepto y las teorías de la geopolítica se remontan a la obra de
un geógrafo y general alemán, Karl Ernst Haushofer, quien propuso una visión
fuertemente determinista de las relaciones entre espacio y política y la inevitabilidad de
la lucha internacional entre los diferentes estados para asegurarse lo que, en un concepto
de su autoría, calificó como “espacio vital” (Lebensraum). El desprestigio de esa
teorización se relaciona con el hecho de que fue este concepto de Lebensraum el
empleado por Hitler para justificar el expansionismo alemán que a la postre culminó
con la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. En pocas palabras, el nacimiento del
concepto se produce en el contexto del pensamiento imperialista y racista de finales del
siglo diecinueve y comienzos del veinte. Si hoy reaparece, completamente resignificado
en el pensamiento crítico, es porque ofrece un insumo útil para elaborar una visión
crítica del capitalismo en una fase como la actual signada por el carácter finalmente
global de ese modo de producción, su afiebrada depredación del medio ambiente y las
prácticas salvajes de desposesión territorial conocidas en los últimos tiempos. Es que la
política y los antagonismos sociales, tanto en lo nacional como en lo internacional, no
se desenvuelven en el plano de las ideas o la retórica sino sobre bases territoriales, y el
entrelazamiento entre territorio (con los “bienes públicos o comunes” que los
caracterizan), proyectos imperialistas de desposesión y resistencias populares al despojo
requieren inevitablemente un tratamiento en donde el análisis de la geografía y el
espacio se articulen con la consideración de los factores económicos, sociales, políticos
y militares.
En tiempos como los actuales, en los que la depredación capitalista del medio ambiente
ha llegado a niveles desconocidos en la historia, una reflexión sistemática sobre la
geopolítica del imperialismo es más urgente e importante que nunca antes.
Lamentablemente, la respuesta de la academia argentina aún no está a la altura de las
circunstancias y el tema no ha sido abordado, hasta ahora, en los estudios de posgrado
de nuestro país. Por esa razón el Programa Latinoamericano de Educación a Distancia
en Ciencias Sociales (PLED) ha convenido en lanzar la diplomatura con un plan de
estudios como se detalla a continuación
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