¿Sensualidad o espiritualidad?

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Shemot (Éxodo) 35:1-38:20
Haftara: 1 Melajim (Reyes) 7:40-50
¿Sensualidad o espiritualidad?
En la parashá de este shabbat aparentemente tenemos una mera repetición de aspectos
señalados en la parashá Terumá y en la parashá Tetsavé. Si considerásemos la Torá como un libro
más, podríamos pensar que no hay nada nuevo en esta repetición; sin embargo, sabemos que no
hay cosas superfluas en la Torá, sino que, así como El Eterno es infinito, las lecciones que podemos
extraer de él y su palabra, son también infinitas.
En esta ocasión, quisiera tratar uno de los temas más interesantes de la parashá desde el
punto de vista familiar, uno particularmente relevante para mujeres. En esta parashá trataremos
la fuente de bronce en donde Aarón y sus hijos se lavaban los pies y las manos, y como las mujeres
fueron las que contribuyeron para la construcción de la misma.
Leemos en la Torá lo siguiente: “También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los
espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.” (Shemot [Éxodo]
38:8).
Estas mujeres, según una interpretación de los sabios, comenzaron a reunirse en el lugar
donde el tabernáculo estaba siendo erigido. Cuando la estructura básica estaba siendo construida,
esto creó una gran emotividad en estas mujeres quienes se reunían, usualmente, para contemplar
con entusiasmo la edificación del Mishkan (tabernáculo). Estas mujeres oyeron que una fuente de
bronce (En hebreo “Kior”.) habría de construirse y decidieron donar sus espejos para su
construcción.
¡Cuán increíble era el amor por El Eterno de estas mujeres! Estando en el desierto, decidieron
sacrificar sus artículos de belleza personal en aras de la purificación de los cohanim (sacerdotes).
Para ellas, su aspecto físico impecable, debía de ser sacrificado cuando se tratase de servir a
Hashem. Hashem las honró haciendo que su donación fuera conocida en la Torá. A parte de la
ofrenda de los príncipes (Bemidbar 7:1-89), es la única ofrenda en donde la Torá registra el
donante.
La opinión de Ramban (Rabí Moshe Ben Najman, un gran rabino Medieval) y de Ibn Ezra, es
que las mujeres eran personas sumamente espirituales y quisieron donar esto para ser participes
de la obra del tabernáculo. Ellas escuchaban los mandamientos, y venían incluso a orar ahí y
quisieron sacrificar su belleza personal por la santidad de los cohanim, los representantes delante
de Elohim (Dios).
Por otro lado, Rashi da una opinión diferente, basada en un Midrash: Cuando Moshe oyó que
las mujeres querían donar sus espejos para hacer la fuente, él rechazó la oferta. Esto fue hecho,
debido a que él pensó, que no era conveniente que la fuente se hiciera con objetos que habían
tenido fines comunes y sensuales. Sorprendentemente ¡El Eterno le mandó tomarlos!, esto debido
a que explicó: “¡Estos regalos me son más caros que todos los otros presentes, porque fue gracias a
estos espejos que las mujeres dieron a luz a miles de judíos, cuando estaban en Egipto. Cuando sus
esposos se sentían oprimidos por el trabajo esclavo, estas mujeres les llevaban alimentos y bebidas
y los alimentaban. Los llevaban a sus espejos para que cada una pudiera verse en el espejo con su
esposo y atraerlos diciéndoles “Soy más hermosa que tu”!
De esta manera, Hashem pensaba que era perfectamente aceptable que estos espejos, que
habían logrado la preservación del pueblo judío, fueran donados para la fuente de bronce. Al oír
esto, Moshe aceptó la ofrenda de las mujeres alegremente.
Aunque aparentemente, las opiniones de Rashi y de Ramban son contradictorias, pueden ser
perfectamente reconciliadas. La opinión de Rashi aparentemente sugiere que estas mujeres eran
personas preocupadas por su belleza física. La opinión de Ramban, sugiere que no se preocupaban
por su belleza física.
¿Cuál de las dos actitudes es la esperada en una mujer del Eterno? Podemos decir que las dos
son esperadas en su momento oportuno. Estas mujeres estaban preocupadas por su belleza física,
siempre que esto no interfiriera con su belleza espiritual. Estas mujeres eran bellas tanto espiritual
como físicamente. Estuvieron preocupadas por su belleza física, manifestando la gracia que Dios
naturalmente les dio, y haciendo que sus familias pudieran superar sus problemas siendo un
verdadero apoyo para sus esposos. Al mismo tiempo, cuando la espiritualidad llamó a la puerta,
ellas decidieron donar estos artículos a aquel que les había dado su belleza. En síntesis, eran
mujeres que tenían como prioridad la espiritualidad sin descuidar su belleza física.
Esto es precisamente lo que Hashem espera de nuestras esposas. Claramente Hashem espera
que una mujer que es su hija, sea bella y pueda ataviarse para su marido y lucir elegantemente
con recato. ¡Es totalmente ilógico concebir que Dios creara un ser tan bello para pedirle que luzca
de manera fea!
El texto de Isaías 3:16-24, obviamente no es un mandamiento dado a las mujeres para lucir
mal. Es una descripción del juicio que vendrá a Israel en el exilio causado por el enemigo. En otras
palabras es la descripción de un castigo por la maldad de las hijas de Sión, en ninguna manera es
un mandamiento o la voluntad de Dios para todas las mujeres. Esto es claramente el sentido
cuando se sigue leyendo el texto (versos 3:25-4:1) y se habla de varones cayendo a espada y 7
mujeres echando mano de un hombre por la aflicción del momento ¡Difícilmente un texto que
hable sobre la voluntad perfecta de Dios!
Al mismo tiempo, Hashem espera que la belleza exterior de nuestras hijas y esposas sea el
reflejo de su belleza interior. La espiritualidad está por encima de la belleza física. La gracia interna
por encima del encanto externo, el atavío interno por encima del atavío interno. Esto es
precisamente lo que quiso decir el Shaliaj (apóstol) de nuestro Maestro cuando dijo:
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se
ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando
sujetas a sus maridos;” (1 Kefa [Pedro] 3:3-5).
Claramente Pedro no está diciendo que el oro o un vestido elegante estén prohibidos;
simplemente el enfatiza que la belleza perdurable que no se pierde es la interna y por tanto es lo
que debe de tener el mayor interés para una mujer del Eterno. Asi como las mujeres del
tabernáculo eran bellas en su exterior, pero aun más bellas en su interior; nuestras mujeres deben
de tener este orden de prioridades.
Estas mujeres tuvieron el merito de hacer posible la purificación ritual de los cohanim
(sacerdotes) hijos de Aarón, para que pudieran oficiar en el tabernáculo, y posteriormente en el
templo. Esto es una gran lección para nuestras mujeres: Sus buenas obras y su santidad y pureza,
pueden ser determinantes para un hogar recto e integro delante del Eterno, tal como está escrito:
“La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.” (Mishle
[Proverbios] 14:1)
En un mundo rodeado por estereotipos, rodeado de sensualidad y arrastrado por los deseos
debemos de encontrar en la escritura, la fuente de nuestra vida. Nuestras mujeres no deben de
sentirse menos bellas que las pocas que cumplen con los estándares, la cultura exhibicionista y
con los excesos de Hollywood. El Eterno nos hizo a todos y ha puesto una chispa de belleza en
cado uno de nosotros, él nos acepta como somos y tiene un propósito para nosotros y abundante
amor.
Es a la postre, la belleza interna la que permanece y hace lucir verdaderamente hermosa a una
mujer, tal como está escrito: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme al
Eterno, ésa será alabada.” (Proverbios 31:30).
¿Qué sucede cuando las prioridades se desvían y una mujer permite que su sensualidad o sus
deseos vayan en contra de su espiritualidad? Lamentablemente aquí sucede exactamente lo
contrario.
Leemos por ejemplo en el libro del profeta Samuel lo siguiente: “Los hijos de Elí eran hombres
impíos, y no tenían conocimiento de El Eterno…Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus
hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del
tabernáculo de reunión. Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo
este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo;
pues hacéis pecar al pueblo de El Eterno.” (1 Samuel 2:12-24).
Todos conocemos la historia de los hijos de Eli: Dos sacerdotes completamente malvados que
hacían pecar al pueblo y menospreciaban el servicio de Dios y sus ofrendas. Dios pronunció un
juicio sumamente severo contra ellos como veremos más adelante. Lo que es curioso del texto es
la mención de “las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión”.
La frase es casi idéntica en hebreo a la que encontramos en Éxodo 38:8. Estas dos narraciones
son las únicas en toda la biblia en donde se menciona a mujeres que velaban en el tabernáculo de
Reunión, y tienen una fuerte conexión y una gran lección para nuestros días.
A diferencia de sus ancestras, las mujeres de los días de Samuel no velaban en el tabernáculo
de reunión con motivos puros; todo lo contrario ¡lo hacían con los motivos más impuros posibles!
Estas mujeres no ofrendaban sus espejos para la purificación ritual de los sacerdotes; ¡sino que
ofrecían sus cuerpos para la impureza moral de los sacerdotes!
¡Qué ironía! Tan cerca del tabernáculo pero tan lejos de Dios. Estas mujeres habían hecho lo
contrario a lo que vemos en la construcción del tabernáculo del desierto: permitieron que sus
deseos sensuales fueran más importantes que su espiritualidad ¡Cuidado hermana con ese afán de
ser objeto de deseo en una comunidad de creyentes!
Y así como aquellas mujeres habían sido un apoyo en la construcción del tabernáculo, estas
mujeres fueron uno de los tropiezos que llevaron a un severo juicio contra los sacerdotes y la
ciudad donde el tabernáculo estaba. La cuidad donde el tabernáculo estaba en días de Eli y
Samuel, era la ciudad llamada “Shiloh”. Leemos en el mismo libro de Samuel lo siguiente:
“Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a
El Eterno de los ejércitos en Shiloh, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees,
sacerdotes de El Eterno.” (1 Samuel 1:3).
¿Qué fue de Shiloh? Tanto la arqueología como la biblia, confirman un severo juicio que fue
ejecutado por Dios a dicha ciudad israelita. Rastros arqueológicos descubiertos recientemente,
confirman que un voraz incendio causado por un ejército enemigo consumió a la ciudad de Shiloh.
Poco después de lo sucedido con los hijos de Eli, los filisteos robaron el arca del pacto y se
especula que ellos incendiaron la ciudad, matando a muchos hombres (1 Samuel 4:9-10).
A pesar que la escritura no registra que sucedió exactamente con Shilo y quien causó el fuego
que la consumió, si tenemos la razón por la que El Eterno permitió que sucediera. El profeta
Jeremías dice siglos después, lo siguiente:
“Andad ahora a mi lugar en Shilo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que
le hice por la maldad de mi pueblo Israel.” (Jeremías 7:12)
Desde ese día, Shilo fue relacionada con destrucción, signo de castigo, juicio y reprensión. La
corrupción moral de los sacerdotes hizo que El Eterno castigará duramente a su pueblo y
entregará el arca del pacto en manos de los filisteos.
El mensaje no puede ser más claro: Mujeres espirituales hicieron que los sacerdotes
obtuvieran una fuente de purificación ritual en la edificación del tabernáculo; mujeres malvadas
hicieron que los sacerdotes tuvieran una fuente de corrupción sexual y moral, propiciando la
destrucción de Shilo, el primer lugar donde le tabernáculo residió.
El poder de una mujer es mucho, el proverbio indica que una mujer sabia edifica su casa pero
la necia la destruye. El potencial que El Eterno ha puesto en una mujer es asombroso, cuando una
mujer desarrolla su potencial espiritual es verdaderamente algo extraordinario; cuando lo
contrario pasa, las consecuencias son lamentables.
A todas las mujeres que lean este comentario a la parashá, me gustaría pedirles que
reflexionen en estas preguntas ¿Con quién te identificas? ¿Qué tan importante es la espiritualidad
para ti? ¿Qué tan preocupada estas por tu belleza física descuidando tu santidad? ¿Estás
comprometida con el avance del Reino de Dios en la tierra? ¿Eres un soporte para tu esposo o
para tu padre? ¿Es El Eterno, el supremo objeto de tu alabanza de corazón? ¿Estás cerca del
Eterno y cerca del tabernáculo, o solo cerca del segundo?
Esperemos que El Eterno siempre nos haga ofrendarle nuestro corazón y que nuestro servicio
le sea agradable
‫שבת שלום‬
¡Shabbat Shalom!
Yitzjak
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