Para el biberón, mejor agua mineral natural

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Artículo de opinión
Para el biberón, mejor agua mineral natural
¿Hay que hervir el agua mineral natural para preparar el
biberón?
A la hora de preparar un biberón se seguirán las normas de reconstitución
dadas por el fabricante de leche y por su pediatra. En general, se añade una medida
rasa de leche en polvo (hay que utilizar siempre la medida dosificadora que viene en
cada bote) por cada 30 ml de agua tibia. De este modo se obtiene la concentración
recomendada de la leche o fórmula adaptada para el bebé.
Para preparar el biberón se añade primero el agua y después, la leche. Las
guías de recomendación pediátricas sobre preparación del biberón empiezan
recordando la importancia de lavarnos bien las manos y preparar el biberón antes de
cada toma.
El bebé necesita mucha mayor cantidad de agua en relación con su peso
corporal que el adulto. Así, un niño de 3 meses que pese 5 Kg y tome lactancia
artificial, necesitará 750 ml de agua para la preparación de todos los biberones del día.
Es decir, beberá unos 150 ml/Kg/día .Sin embargo, un adulto que pese 75 Kg. y beba
2,5 litros al día, estará tomando unos 35 ml/Kg/día. Así pues, el bebé relativamente
toma más del cuádruplo de agua que el adulto. Esto se debe a que las necesidades de
agua dependen de las necesidades energéticas y el bebé necesita mucha mayor
cantidad de energía en esta primera etapa de la vida para lograr tan importantes
logros en su crecimiento y desarrollo psicomotor.
Por otro lado, el bebé tiene un sistema inmunitario menos desarrollado por lo
que es más susceptible a infecciones con unas dosis infectantes mucho menores tanto
de microorganismos como de parásitos.
Por tanto, es importante fijarse en el tipo de agua que tomará el lactante. El
agua ideal estará exenta de microorganismos patógenos y de parásitos. Según la
actual legislación sobre aguas de bebida envasadas (RD 140/2003 de 7 de febrero),
todas las aguas minerales naturales están, tanto en el punto de alumbramiento como
durante su comercialización, exentas de ambos. Y son bacteriológicamente sanas
porque tienen su origen en acuíferos subterráneos totalmente preservados de toda
contaminación química y bacteriológica. Se distinguen de las restantes aguas de
consumo humano por su naturaleza y pureza original. Por tanto, el agua mineral
natural puede utilizarse para preparar el biberón y las papillas del bebé sin necesidad
de hervirla.
No se puede decir lo mismo del agua potable. Se recomienda su ebullición
durante al menos un minuto desde el momento en que hierve en superficie. El motivo
es que el tratamiento desinfectante del agua potable incluye generalmente la cloración.
Las condiciones normales de cloración reducen casi un 100 % el riesgo de infección
por virus y bacterias, pero no por parásitos, sobre todo, Giardia lamblia y
Cryptosporidium. La dosis de cloro debe ser 150 veces superior para inactivar los
quistes de Giardia y más de un millón de veces superior para inactivar los de
Cryptosporidium. A nivel colectivo, para asegurar la ausencia de ambos, el agua debe
someterse no sólo a un método desinfectante sino también a un filtrado lento, lo que
no siempre se realiza. A nivel individual, la OMS recomienda hervir el agua potable
durante, al menos, un minuto.
La ebullición del agua aumenta la concentración de algunos iones que pueden
ser perjudiciales para el lactante. Así, el aumento de nitratos aumenta el riesgo de una
enfermedad llamada metahemoglobinemia, y el aumento de sodio implica superar las
recomendaciones máximas permitidas por las sociedades científicas de nutrición
infantil para la reconstitución de la fórmula adaptada.
En resumen, el agua mineral natural ofrece la gran ventaja de que no precisa
hervirse para preparar los biberones y evita los inconvenientes que tiene la ebullición.
Dr. Isidro Vitoria Miñana
Pediatra. Miembro del Instituto de Investigación Agua y Salud
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