ENTRE LA SUPERFICIE Y EL FONDO Las dos caras de una misma moneda Cuando tocamos el fondo, solemos pensar que no hay nada peor que eso, y por ende, deberíamos pensar que lo próximo será mejor. Cuando tocamos el fondo, nos volvemos ricos de emociones que no nos gustan, y que sin embargo nos vuelven criaturas hermosas. Cuando tocamos el fondo, tenemos miedo a ser vulnerables, y sin embargo, la gente se acerca y nos extiende su mano. Cuando tocamos el fondo, como si fuera el fondo de un lecho marino, vemos cosas nuevas, nos escuchamos diciéndonos cosas que nunca antes nos n habíamos dicho, y sentimos algunas cosas que nunca antes habíamos sentido. En el fondo todo es distinto que en la superficie. Aparecen nuestras necesidades más básicas a la luz, dejamos de lado el enojo, la frustración y la culpa, y aparece la tristeza, el miedo y la aceptación, y es ahí cuando hacemos lo que todos nos dicen: APRENDEMOS. Cuando salgas del fondo y vuelvas a la superficie, cuando vuelvas vuelvas a sentir enojo, frustración, desprecio o culpa, recuerda lo que aprendiste en el fondo. Siempre se puede bucear en aguas intermedias. Recuerda cuáles son tus necesidades más profundas y recuerda a quienes te tendieron una mano allá abajo. Tal vez sea hora de que se la tiendas a otros. Recuerda que el ser humano no es tu ego, y que cuando nos alejamos de ese ego, somos más humanos, más auténticos, y más bellos. Axel Persello