¿Las cosas claras? Aspiraciones de futuro y proyecto educativo

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Estudios Pedagógicos, vol. XL, n. 1, 243-261, 2014
INVESTIGACIONES
¿Las cosas claras? Aspiraciones de futuro y proyecto educativo laboral de
jóvenes estudiantes secundarios*
Getting It Straight? Aspirations for the future and educational employment projects for
high school youths
As coisas claras? Aspirações para o futuro e projeto educativo trabalhista de jovens
estudantes secundários
Leandro Sepúlveda V.,a María José Valdebenito I.a
aCentro
de Investigación y Desarrollo de la Educación CIDE, Universidad Alberto Hurtado. Telf.:
2-28897100. Correo electrónico: [email protected] [email protected]
RESUMEN
Este artículo analiza las aspiraciones y expectativas de futuro que construyen estudiantes del último nivel de enseñanza secundaria en una muestra representativa de centros educacionales de la ciudad de Santiago. El estudio
demuestra que, independientemente del nivel socio-económico y modalidad de estudios cursados, la gran mayoría
de los jóvenes estudiantes aspiran a ingresar a la educación superior y obtener un título profesional. Sin embargo,
existen diferencias importantes en la proyección del cumplimiento de los objetivos personales, observándose
una mayor apertura a combinar períodos de estudio y trabajo entre los jóvenes de nivel socio-económico bajo y
medio-bajo y la postergación del ingreso inmediato a la educación superior para un segmento importante de estos
últimos. Se revisan diversas racionalidades presentes en el discurso de los estudiantes, las que darían cuenta de un
ajuste de las aspiraciones de futuro, y la elección de carreras y centros de estudios funcionales a su origen social.
Palabras clave: aspiraciones; transición educación-trabajo; estudiantes secundarios; sistema educativo.
ABSTRACT
This article analyzes the aspirations and expectations for the future of senior high school students through a
representative sample of educational centers in the city of Santiago. The study shows that, independently of socioeconomic level and the modality of the courses taken, the great majority of students hopes to get into an institution
of higher education and obtain a professional degree. However, there are important differences in the perception
as to how to achieve these goals, where a large number of young people from low and low-middle income classes
are more open to combining work and studies and end up postponing their higher educational studies. Diverse
rationalities expressed by students are reviewed, which would explain their expectations for the future and their
choice of career and technical studies according to their social status.
Key words: aspirations, education-work transitions; high school students; education system.
RESUMO
Analisam-se as expectativas e aspirações para o futuro construídas por estudantes do último ano do Ensino Médio
em uma mostra representativa de centros educacionais da cidade de Santiago. O estudo demonstra que, independente
do nível socioeconômico e da modalidade de estudos cursados, a maioria dos jovens estudantes aspira ao ingresso na
Educação Superior e à obtenção de um título profissional. No entanto, há diferenças importantes na projeção da concretização dos objetivos pessoais, observando-se maior abertura na combinação de períodos de estudo e trabalho entre
os jovens de nível socioeconômico baixo e médio-baixo e o adiamento do ingresso imediato na Educação Superior para
*
Este artículo se ha desarrollado en el marco del estudio “Expectativas, proyectos educativo-laborales y
trayectorias post-egreso de jóvenes estudiantes secundarios: un estudio en la Región Metropolitana”. Proyecto
FONDECYT 1110544.
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ESTUDIANTES SECUNDARIOS
um segmento importante deste. Revisam-se diversas racionalidades presentes no discurso dos estudantes, aquelas que
sustentariam um ajuste das aspirações para o futuro e a eleição de carreiras e centros de estudos funcionais consoantes
à origem social. Palavras chave: aspirações, transição educação-trabalho, estudantes do ensino médio, sistema educativo.
1. INTRODUCCIÓN
La ampliación sostenida de la matrícula de educación superior es uno de los rasgos
más relevantes de las transformaciones ocurridas en la sociedad chilena en los últimos
años, reflejando cambios sustanciales en las aspiraciones de futuro y proyectos educativolaborales de las nuevas generaciones de jóvenes y sus familias. En efecto, mientras que
en el año 1990 la matrícula bruta de estudiantes en el sistema alcanzaba al 16,9% de los
jóvenes entre 18 y 24 años, en el año 2011 esta se empinaba al 48% del total, representando una cifra cercana al millón de personas de este tramo de edad. Este incremento ha
sido liderado por la oferta del sector privado de la educación superior que concentra más
del 75% del total de la matrícula. El año 2012 el 26,7% de los estudiantes concurrían a
universidades asociadas al Consejo de Rectores de las Universidades de Chile, CRUCh; el
33,3% correspondía a estudiantes de universidades privadas no integradas en esta instancia;
un 27,3% a Institutos Profesionales y un 12,7% a Centros de Formación Técnica (CFT).1
Entre las principales características que dan cuenta de este crecimiento, es importante
destacar dos hechos relevantes:
(a) La incorporación de jóvenes cuyos padres no poseen estudios de nivel superior,
constituyendo un grupo más que significativo dentro del total de estudiantes del sistema.
Hacia mediados de la década pasada, se estimaba que el 70% de la matrícula correspondía a estudiantes de primera generación en la educación superior, esto es, el primer
integrante de una familia que ingresaba a algunas de las alternativas de la oferta educativa
de este nivel. Estudios recientes señalan que cerca del 80% de los actuales estudiantes
del sistema, con el ingreso a una carrera de educación superior, ha logrado superar el
nivel educacional de sus padres, evidenciando un cambio generacional de gran magnitud
(Castillo y Cabezas, 2010).
(b) Muy vinculado con lo anterior, en las últimas décadas destaca el aumento del
porcentaje de jóvenes de los estratos más pobres de la sociedad en el sistema de educación
superior. De acuerdo a los datos de la Encuesta CASEN, entre 1990 y el año 2009, la
participación de los dos quintiles más pobres de la población ha aumentado en más tres
veces, pasando de una representación de un 3,7% a un 16,9% en el primer quintil y de
un 6,6% a un 21,4% en el segundo. Aunque todavía se observan evidentes diferencias por
nivel socio-económico,2 los análisis recientes señalan una tendencia a la saturación de la
representación en el sistema de los estratos más acomodados, existiendo la posibilidad
cierta de que en el futuro la expansión estará concentrada en los estratos medios y bajos
de la población (Orellana, 2011).
1
Consejo Nacional de Educación, datos sistema de educación superior 2011-2012; http://www.cned.cl
2
La diferencia en la participación del primer quintil respecto al quinto quintil más rico en la educación superior es de 40 puntos porcentuales.
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Desde una perspectiva general, el sistema de educación superior ha dejado de ser
una instancia destinada exclusivamente para las elites, presentando mayores niveles de
complejidad y nuevas exigencias para su desarrollo. Algunas líneas de investigación
recientes intentan abordar estos desafíos que incluyen, entre otros, los requerimientos
de ajuste organizacional necesarios en el sistema de educación superior en este nuevo
escenario (Gaete y Morales, 2011), la reflexión sobre el tipo de estrategias de retención de
estudiantes en el sistema, muy particularmente los de condición vulnerable (Donoso et al.,
2010) o la necesidad de una mayor transparencia de información acerca de la rentabilidad
e inserción laboral que ofrece la oferta formativa actualmente vigente (Meller, 2010).
Estos y otros esfuerzos investigativos centralizan su preocupación en el análisis institucional y las propuestas de cambio necesarios para la asunción de sus transformaciones
recientes. Con todo, un ámbito que ha merecido menor atención y que, sin embargo,
resulta muy relevante en el análisis de las transformaciones del sistema de educación
superior y sus efectos en la organización social, remite a las aspiraciones y proyectos
educativos que construyen los jóvenes en la etapa previa a su egreso de la enseñanza
secundaria y el nivel de correspondencia de tales aspiraciones con la realidad posterior.
La consideración de los procesos vivenciados por los sujetos y las estrategias que éstos
desarrollan para hacer frente a sus condiciones de vida es un tema débilmente abordado
existiendo, por lo general, una distancia analítica con esta perspectiva en la investigación
educativa realizada en Chile en los últimos años. ¿Qué tipo de formación y qué centro
de estudios privilegian los jóvenes en la definición de sus proyectos personales? ¿Qué
influencia tienen el tipo de establecimiento educacional al que concurren en la definición de sus aspiraciones? ¿Qué certezas tienen los estudiantes de alcanzar sus objetivos
y qué factores pueden incidir en el logro o fracaso de sus planes? ¿Cómo se articula la
educación y el trabajo en esos planes de futuro? Son algunas preguntas relevantes que
pueden ser levantadas desde este ámbito de la investigación.
Estudios recientes en sociología de la juventud remarcan la importancia de considerar
la subjetividad y las estrategias de acción de los sujetos en el análisis de los cambios
ocurridos en el sistema educativo en los últimos años. Un número considerable de investigaciones sobre la construcción de aspiraciones en los estudiantes y los procesos
de elección de carrera educativa y/o laboral, dan cuenta de los rasgos de incertidumbre
creciente que pueden experimentar los jóvenes en esta etapa de decisiones. De igual
manera, la consideración acerca del grado de libertad o condicionamiento estructural en
las opciones de futuro de los estudiantes, ha llevado a profundizar en la discusión sobre
el efecto de la masificación de la educación superior y su eventual aporte a una mayor
democratización e igualdad social (Lehmann, 2004; Grytnes, 2011).
Situados en esta perspectiva de investigación, en este artículo se recogen antecedentes
de un estudio en desarrollo sobre la trayectoria educativa laboral de jóvenes estudiantes
chilenos en su último nivel de enseñanza media. El material que aquí se revisa proviene
de la primera fase de levantamiento de información empírica de este estudio, e intenta
dar cuenta del tipo de aspiraciones que construyen estudiantes de establecimientos educacionales de diverso nivel socio-económico, y las racionalidades o lógicas sociales que
enmarcan tales decisiones.
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2. MARCO DE ANÁLISIS
En el ámbito de la investigación educativa existe un amplio consenso para reconocer
que las aspiraciones que construyen los sujetos constituyen uno de los más importantes
predictores de sus resultados educacionales y laborales futuros. A partir de esta constatación,
una parte relevante de la investigación desarrollada en las últimas décadas se ha focalizado en el interés por identificar algunas variables que pueden incidir en las diferencias
observadas en el tipo de aspiraciones predominantes a nivel social; entre otras, el nivel
educacional de los padres, el género, el contexto institucional, el compromiso académico
de la familia o la propia experiencia escolar de los estudiantes (Berzin, 2010). Aunque
en muchos de estos estudios es posible establecer una asociación significativa de una o
más variables con las aspiraciones y logros educacionales, por lo general, su tratamiento
se ha quedado en un nivel descriptivo, sin profundizar en cómo y por qué estos factores
influyen de manera consistente en tales orientaciones (Jones y Schneider, 2009).
Una perspectiva que profundiza teóricamente en el tratamiento de esta temática
proviene de la influencia del trabajo de Bourdieu y su concepto de capital cultural como
forma de transmisión y reproducción de las clases sociales. McDonough (1997) utiliza
este enfoque para demostrar que las aspiraciones y el tipo de elección de educación superior que realizan los estudiantes de nivel secundario, son condicionadas por el contexto
social, cultural y organizacional del cual provienen, jugando un rol fundamental el tipo
de establecimiento educacional donde los jóvenes han cursado su enseñanza secundaria.
En este marco, las aspiraciones individuales responden a percepciones compartidas por
los miembros de un grupo o clase social y que orienta el tipo de elección que les resulta
posible. Son evaluaciones subjetivas acerca de las posibilidades de movilidad social y de
construcción de una trayectoria personal, pero representan, al mismo tiempo, las probabilidades objetivas de futuro de quienes las construyen. No son análisis racionales, pero
constituyen la forma en que los jóvenes de diversas clases sociales construyen elecciones
razonables en función del capital cultural que disponen. El estudio de McDonough aporta
dos elementos conceptuales relevantes, (a) por una parte, extiende el concepto de habitus
y presenta evidencia de que este no solo existe en las familias y comunidades, sino que
también en el propio espacio escolar, operando como un habitus organizacional que es
utilizado e influye en la construcción de las decisiones individuales, y (b) esta autora
utiliza el concepto de racionalidad limitada para indicar que las decisiones personales
y el tipo de elección al que llegan los jóvenes, están acotadas de acuerdo al grado de
constreñimiento social que evidencia su propio capital cultural.
La investigación reciente sobre este tema profundiza en dos aspectos íntimamente
relacionados y que hacen referencia a las transformaciones del contexto; por un parte,
el incremento de las aspiraciones educativas de los jóvenes y sus familias y, por otro,
el tipo de racionalidad emergente en un marco de una oferta educativa en expansión.
Schneider y Stevenson (1999) analizan los cambios acaecidos en la nueva generación
de adolescentes y jóvenes en comparación a la de sus padres en los Estados Unidos.
En un estudio representativo a nivel nacional, los autores destacan la explosión de aspiraciones fundadas en una mayor permanencia en el sistema escolar y en los proyectos
que allí se diseñan. Los autores advierten sobre la existencia de ambiciones desalineadas
(subestimación de la educación necesaria para alcanzar una meta), las que pueden incidir
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fuertemente en el tipo de estrategias de incorporación a la vida laboral una vez terminado
el período de educación obligatoria.
En América Latina, estudios recientes también abordan la creciente masificación del
sistema escolar y la expansión de las aspiraciones en estudiantes de todos los sectores
sociales. Meo y Dabenigno (2010) en un estudio focalizado en jóvenes populares en la
ciudad de Buenos Aires destacan que, pese a la persistencia de un sistema educativo
altamente segmentado y con tasas significativas de fracaso escolar, la mayoría de los
estudiantes consideran a la escuela secundaria como un medio para la integración social
y mejoramiento de las condiciones de vida futura. En sus discursos, los jóvenes aspiran
a cursar carreras post-secundarias en el futuro inmediato, postergando la inserción en
el mundo laboral. Siguiendo los planteamientos de Dubet y Martuccelli (1998), en este
estudio se reconoce una orientación instrumental de los jóvenes hacia el sistema escolar
y una tendencia significativa en el discurso de estos a reconocerse como un sujeto activo
y en condiciones de darle sentido a su experiencia.
La apertura al análisis de las estrategias activas de desarrollo personal y construcción de proyectos de vida, sin obviar la situación de condicionamiento estructural que
experimentan los sujetos, es una perspectiva emergente y que ha alimentado nuevos
estudios en el marco de la incorporación de jóvenes de nivel socio-económico bajo a la
educación superior. Lehmann (2009) observa que en un escenario de masificación del
sistema universitario, los jóvenes de clase trabajadora tienen acceso a nuevas experiencias,
relaciones e información que inciden en una dislocación del habitus que estos portan,
permitiendo el desarrollo de estrategias, algunas exitosas y otras no, para la integración
y permanencia en el sistema de educación superior.
En una perspectiva similar, Sellar et al. (2011) analizando el incremento de las
aspiraciones por educación superior en la sociedad australiana, señalan que las características de la modernización y globalización del mundo contemporáneo han incidido
en el desarrollo de la imaginación y el crecimiento de las aspiraciones de los sujetos y,
muy particularmente, los de clases trabajadoras. Para estos autores, la imaginación ha
adquirido un nuevo poder en la vida social, toda vez que, mucho más que antes, las
personas consideran un amplio rango de alternativas posibles de vida. Por cierto, esto no
significa que la capacidad para cumplir tales aspiraciones sean igualitarias o estén mejor
distribuidas, pero el campo del quehacer cultural en una perspectiva dinámica, ampliando
su función meramente reproductiva, tal como ha sido abordado en análisis precedentes.
Estos autores destacan el aporte de Appadurai para el desarrollo de una perspectiva
de análisis más complejo. Para este autor, la capacidad de aspirar ha sido mayormente trabajada desde la ciencia económica, reduciendo su uso a la agencia individual y
referida a deseos, preferencias y cálculos centrados, fundamentalmente, en el dominio
del mercado. Appadurai señala que esta perspectiva limita una concepción más amplia
del concepto de aspiraciones, el que debe ser abordado como un concepto propiamente
cultural, que incluye no solo mundos imaginados por grupos sociales, sino que también
normas de acción y un sentido común que orienta el quehacer de los sujetos. De este
modo, la cultura de la aspiración es una “capacidad social de navegación” que provee
un mapa de normas que seguir y que orienta la realización de acciones colectivas. Las
aspiraciones se distinguen de las expectativas, que remiten mayormente a los juicios de
lo que probablemente ocurra dada la situación actual; las aspiraciones, en cambio, son
afirmaciones de voluntad, definiciones de los deseable y, por lo mismo, un marco de
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orientación conductual: lo que se está dispuesto a hacer para que eso ocurra (Appadurai,
2004).
La consideración del concepto de aspiraciones desde este punto de vista señala la
relevancia de analizar la subjetividad de los sujetos (sus proyectos personales, ambiciones
o deseos) y su rol activo en la definición de itinerarios y trayectorias distintivas, equilibrando una mirada que, hasta ahora, ha estado mayormente centrada en la dimensión
institucional del sistema educativo.
3. METODOLOGÍA
Los antecedentes que se presentan en este artículo provienen del levantamiento de
información empírica correspondiente a la primera fase del estudio “Expectativas, proyectos educativo-laborales y trayectorias post-egreso de jóvenes estudiantes secundarios: Un
estudio en la Región Metropolitana”, que se realiza con el apoyo de FONDECYT.3 En
esta fase del estudio se implementó una encuesta dirigida a una muestra de estudiantes
del último año de enseñanza media pertenecientes a diversos tipos de establecimientos
educacionales de la Región Metropolitana. En términos operativos, el trabajo de campo
para esta primera parte del estudio se efectuó durante los meses de mayo y noviembre
del año 2011, y contempló la aplicación de un instrumento estructurado a 1888 jóvenes
estudiantes de 4º año medio en 69 establecimientos educativos.4
En la construcción de esta muestra se consideró la dependencia administrativa de los
centros educacionales seleccionados y la modalidad de estudios de los jóvenes encuestados
(modalidad científico-humanista, EMCH y técnico profesional, EMTP). La composición de
la muestra es de 34,3% de estudiantes que cursaban sus estudios en establecimientos de
dependencia municipal, un 43,8% correspondió a jóvenes de establecimientos de carácter
particular subvencionado, un 14,9% a estudiantes de centros educativos particulares pagados
y un 7,2% de la muestra fueron estudiantes que cursaban sus estudios en establecimientos
de administración delegada. Del total de encuestados, un 38,3% estudió la modalidad
científico humanista, un 53,5% alguna especialidad técnico profesional, mientras que un
8,1% correspondió a estudiantes jóvenes (menos de 21 años de edad) que cursaban su
último año de enseñanza media bajo alguna modalidad de educación de adultos.
Con el objetivo de enriquecer el análisis a partir de la realidad de los propios estudiantes, el procesamiento de los resultados incluyó también la consideración del nivel
socioeconómico de los establecimientos participantes del estudio. Ésta fue construida
en base a la caracterización que establece el Ministerio de Educación a través de la
prueba SIMCE y que diferencia a los centros educacionales en relación a la situación
3
4
248
Este estudio, de carácter longitudinal, tiene como objetivo analizar los modelos de trayectoria educativo/laboral
que experimentan los jóvenes una vez egresados de la enseñanza media. La primera fase de levantamiento
de información que sirve de sustento a este artículo se realizó durante el año 2011, seguido de dos etapas
sucesivas de indagación a la muestra inicial en los años 2012 y 2013.
Los criterios de selección de la muestra consideraron como unidad primaria de muestreo los establecimientos educativos. Estos fueron seleccionados de manera aleatoria según su dependencia administrativa y modalidad de estudio. Adicionalmente, en cada una de las unidades se seleccionó a uno o dos grupos curso del
nivel de 4º medio para la aplicación del instrumento. El cuestionario, que incluyó preguntas destinadas a la
caracterización general de los estudiantes, su experiencia educativa, intereses personales y consumo cultural,
aspiraciones y proyectos de futuro, entre otras dimensiones, fue de carácter auto-aplicado y con la presencia
de un encuestador en la sala de clases quien supervisó el desarrollo del proceso.
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socio-económica promedio de las familias asociadas a cada establecimiento. A partir de
este ejercicio, la muestra de este estudio se compone de un 8,8% de jóvenes pertenecientes
al nivel socio-económico bajo, un 34,5% en el nivel socio-económico medio-bajo, un
19,8% en el nivel medio, un 19,7% en el nivel socio-económico medio alto y un 11,5% de
estudiantes que cursaban sus estudios en establecimientos de nivel socio-económico alto.
Finalmente, de manera complementaria a la aplicación del instrumento estructurado,
en el marco de este estudio se desarrollaron ocho grupos de discusión con estudiantes
de diversos tipos de establecimientos y modalidad de enseñanza. En estas actividades,
se profundizó en aspectos cualitativos de las expectativas, intereses y aspiraciones de los
jóvenes participantes, siendo el foco principal de la reflexión colectiva, el proyecto de
futuro una vez egresados de la enseñanza media. En la presentación de resultados que
sigue, se incluyen algunas citas textuales de estudiantes participantes de esta actividad,
como una manera de refrendar los principales hallazgos del estudio.
4. PRINCIPALES RESULTADOS
Para el análisis de las aspiraciones y los proyectos educativo-laborales de los jóvenes
estudiantes, en este artículo se revisan tres dimensiones principales: (a) el proyecto de
futuro y la vinculación entre educación y trabajo en sus proyecciones personales; (b) la
auto-percepción del manejo de competencias y el pronóstico de resultados académicos
al finalizar la enseñanza secundaria; y (c) los criterios u orientaciones en la elección de
estudios superiores en estos jóvenes. Las siguientes páginas están destinadas al desarrollo
de estos temas a partir de la evidencia recogida en esta fase del estudio.
4.1. ASPIRACIONES DE FUTURO: EDUCACIÓN Y TRABAJO EN EL PROYECTO DE VIDA DE LOS
JÓVENES ESTUDIANTES
El proyecto personal que construyen los jóvenes estudiantes, refleja el interés generalizado por ingresar a un centro de educación superior previo al inicio de la vida
laboral, ratificando el carácter transversal de la aspiración a una calificación de carácter
profesional post-secundaria. Esta tendencia no encuentra diferencias de género y solo
se presentan distinciones marginales por nivel socio-económico y modalidad e estudios
cursados en la enseñanza media.
En efecto, sólo un porcentaje cercano al 8% de los encuestados en esta indagación
señala su disposición a incorporarse al mundo del trabajo de manera inmediata, sin que
exista en su horizonte de futuro el interés por continuar estudios post-secundarios. El
mayor porcentaje de quienes se encuentran en esta posición corresponde a jóvenes de los
estratos socio-económicos bajo y medio-bajo, aunque la proporción de casos sólo supera
levemente el 10% de este segmento. Un 49% de los encuestados indica que su proyecto
personal considera terminar una carrera universitaria (tendencia que se eleva al 90% de
los casos de los estudiantes del nivel socio-económico alto), mientras que un 22% de la
muestra piensa que lo hará en una carrera técnica de nivel superior (siendo predominante
el porcentaje de casos que señala esta alternativa en el estrato socio-económico bajo y
medio-bajo). Un 4,5% de los encuestados señala que optará por una carrera militar o
policial, mientras que sólo un 7% manifiesta no tener aun claro cuál será su situación
personal en el futuro. Esta información se sintetiza en la siguiente tabla:
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ESTUDIANTES SECUNDARIOS
Tabla 1. Aspiraciones de futuro personal en % por nivel socio-económico del Establecimiento educativo
Total
NSE
Bajo
NSE
Medio
bajo
NSE
Medio
NSE
Medio
alto
NSE
Alto
Trabajar y no va a estudiar
7,7
13.5
12.2
5.8
2.8
1.4
Terminará una carrera en la Universidad
48,8
30.7
28.8
46.1
68.8
90.1
Terminará estudios en un IP o CFT
22,1
35.0
30.2
22.2
14.0
2.8
Terminará una carrera Militar o Policial
4,5
6.7
4.5
4.7
5.1
1.9
Cuidará a la familia y no va a estudiar
0,3
0.6
0.3
0
0.6
0
No lo tiene claro
7,1
7.4
9.3
7.3
5.3
3.3
Otro5
9,5
6.1
14.7
14.0
3.4
0.5
Total
100
100
100
100
100
100
La opción de no continuar con los estudios al egreso de la enseñanza media es señalada por el 11% de quienes se han formado bajo la modalidad EMTP y sólo un 2.7%
de quienes lo hacen bajo el sistema EMCH. La alta proporción de casos de estudiantes
de la formación técnico profesional que en sus aspiraciones privilegian la continuidad
de estudios, ratifica la constatación de investigaciones recientes que señalan que, para la
gran mayoría de los estudiantes de esta modalidad, no se trata de un modelo formativo
terminal y de ingreso temprano al mundo del trabajo, como pudo haber ocurrido hace
algunas décadas atrás (Sepúlveda et al., 2010; Sevilla, 2011).
En el marco de esta tendencia general, sin embargo, las aspiraciones o proyectos de
futuro tienen una expresión temporal diferenciada de acuerdo a las características de los
propios estudiantes. En efecto, cuando se les pregunta qué piensan hacer al año siguiente
del egreso de 4º medio, el porcentaje de casos que señala que se dedicará solo a trabajar
se eleva al 21% del total de los encuestados. Este incremento se verifica, principalmente,
en los estratos socio-económicos bajo y medio-bajo, y fundamentalmente entre quienes
estudian la modalidad técnico profesional:
Tabla 2. Expectativas de futuro inmediato en % por nivel socio-económico del establecimiento educativo
Total
5
6
250
NSE
Bajo
NSE
Medio
bajo
NSE
Medio
NSE
Medio
alto
NSE
Alto
Trabajar
21,2
30.9
37.6
15.8
6.8
1.4
Ingreso a Educación Superior
57,8
49.3
42.2
56
73.2
84.1
Carrera militar/policial6
4,5
6.2
4.9
5.9
3.7
1.4
La categoría Otro reúne las respuestas alternativas que definen los propios estudiantes. En este caso, la mayoría
se manifiesta por una combinación de actividades de estudio y trabajo que no calzan, necesariamente, con las
alternativas propuestas en el cuestionario, aunque, en un sentido estricto responden mayormente a opciones de
estudio y postergación del ingreso al mundo del trabajo. Con todo, para fines del análisis se optó mantenerla
como una categoría aparte.
Incluye la opción de realización del servicio militar al egreso de la enseñanza media
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ESTUDIANTES SECUNDARIOS
Preuniversitario
4,5
1.3
2.5
4.4
9.6
3.7
No hará nada
0,5
0
0.7
0.6
0.3
0.9
No lo tiene claro
6,1
6.8
6.1
7.3
3.7
4.3
Otro
5,4
5.5
5.9
10.0
2.7
4.2
Total
100
100
100
100
100
100
Un poco más de la mitad de los jóvenes manifiesta la intención de ingresar a la educación superior inmediatamente después de finalizada su enseñanza media, privilegiando un
modelo de trayectoria lineal en la continuidad de sus estudios. Esta perspectiva se vuelve
predominante entre aquellos estudiantes que provienen de los sectores socio-económicos
medio-alto y alto. A diferencia de lo anterior, un porcentaje relevante de casos de los
jóvenes de los estratos medio-bajo y bajo (cerca de un tercio de los encuestados de estos
segmentos) evidencia en sus respuestas una perspectiva de trayectoria no lineal, que
incluye el desarrollo de una actividad laboral en combinación con los futuros estudios.
La incertidumbre de ingreso a un centro de educación superior y, muy particularmente,
la imposibilidad de financiamiento de una carrera profesional en lo inmediato, son los
principales factores que concurren en esta situación.
La noción de largo plazo en el cumplimiento de sus aspiraciones, se expresa de
manera patente en el discurso de los jóvenes de nivel socio-económico bajo participantes
de los grupos de discusión; así lo refleja una estudiante de un centro de educación media
técnico profesional:
“Ahora estoy estudiando secretariado, pero la diferencia es que yo no quiero seguir siendo secretaria,
sino que quiero estudiar pedagogía diferencial. Esto me sirve, porque ahí yo tengo algo seguro y
estable; pero para poder estudiar igual encuentro que me va a costar, porque recursos para estudiar no tengo… por eso pretendo trabajar un año y después estudiar la carrera que me interesa”.
Esta perspectiva se ve reforzada con las respuestas que se obtienen acerca de la disposición de combinar estudios y trabajo. Del total de encuestados que aspira a realizar estudios
superiores inmediatamente después de su egreso de la enseñanza media, un 60,3% manifiesta
su disposición a realizar algún tipo de actividad laboral en algún momento del año. Aunque
la modalidad de combinación de trabajo y estudios es muy variable (durante las vacaciones,
los fines de semanas o algunas horas en la semana),7 lo importante de destacar aquí son las
diferencias observadas por la disposición a hacerlo en función del nivel socio-económico de
los estudiantes. Como puede verse en el gráfico siguiente, mientras que un porcentaje cercano
al 80% de los estudiantes de los estratos socio-económicos medios y bajos señalan su disposición a combinar experiencias de trabajo y estudio en este período, esta tendencia decrece
al 50% en el estrato medio alto y en el caso del estrato socio-económico alto, el porcentaje
de casos que manifiesta esta disposición sólo supera levemente el 20%.
7
En los grupos de discusión se profundizó en este aspecto, observándose una cierta desinformación de los jóvenes
acerca de las posibilidades reales de lograr este objetivo. El discurso, en este sentido, responde mayormente
a una declaración de intenciones, sin que se observen planes o perspectivas claras de orientación hacia una
actividad laboral. Mayoritariamente las referencias son a actividades laborales acotadas en período de vacaciones,
de baja exigencia de habilidades previas. En el caso de los estudiantes de la modalidad EMTP, las referencias
son, por lo general, a espacios vinculados a su práctica laboral durante el período formativo o la búsqueda de
alternativas a partir del contacto o referencia de sus profesores o directivos del lugar donde estudiaron.
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Gráfico 1. Disposición a combinar estudio y trabajo; casos estudiantes que pretenden estudiar al egreso
de enseñanza media, en % por nivel socio-económico del establecimiento educativo
De este modo, aunque los jóvenes estudiantes comparten aspiraciones de continuidad
de estudios superiores, en la definición de sus proyectos personales se hacen evidentes
las diferencias de tipo socio-económicas en la consecución de sus objetivos. Como consecuencia, la necesidad de emprender una actividad laboral previo a la realización de
estudios o la combinación de estudios y trabajo en un período prolongado de tiempo, es
una alternativa o necesidad cierta para una gran mayoría de los jóvenes de menores recursos, cuestión que incide en una proyección de una trayectoria educativa más prolongada
y menos lineal en comparación a los estudiantes de estratos socio-económicos superiores.
Por cierto, esta situación puede ser sorteada por aquellos estudiantes que alcanzan un
buen rendimiento académico, lo que les permitiría acceder a becas para el financiamiento
de sus estudios; en este contexto parece pertinente preguntar acerca de la autopercepción
de capacidades personales, del grado de certeza que tienen los estudiantes sobre sus futuros
resultados de la prueba de selección universitaria (PSU), las expectativas sobre alternativas
académicas a su alcance y la consistencia de estas con las aspiraciones ya reseñadas. En
los acápites siguientes se revisan estas dimensiones recogidas a lo largo de la investigación.
4.2. AUTO-EVALUACIÓN DE COMPETENCIAS ESCOLARES Y EXPECTATIVAS DE LOGROS ACADÉMICOS EN LA SELECCIÓN UNIVERSITARIA
Situados ante una autoevaluación del manejo de competencias fundamentales de la
vida escolar, los jóvenes estudiantes tienen una visión positiva de su propio desempeño. Casi el 50% de los encuestados se sitúa en los niveles más altos de una escala de
autoevaluación referida a capacidad de análisis y un 65% lo hace respecto a un nivel
de manejo adecuado de comprensión lectora.8 La capacidad de resolución de problemas
prácticos, el saber expresarse en público y, muy particularmente, el uso de las tecnologías de comunicación, concentra respuestas de buen nivel de desempeño en porcentajes
cercanos al 60% de los encuestados, sin que se observen diferencias importantes por
modalidad de estudios ni por nivel socio-económico de los mismos.
8
252
La forma de auto-calificación en la encuesta consistió en la definición de una escala continua de 1 a 5,
solicitándoles a los estudiantes que se ubicaran en algunos de los puntos respecto a cada área temática abordada.
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El único ámbito que presenta una menor recurrencia de valoraciones positivas en el proceso
auto-evaluativo es el de conocimiento matemático, pero sólo un tercio de los encuestados
se sitúa en el polo de respuestas que reconoce deficiencias o limitaciones en este ámbito.
De igual manera, la mayoría de los estudiantes tiene una valoración favorable del espacio
escolar de su establecimiento y una buena evaluación de los docentes y su apoyo pedagógico, aspecto que se ve reforzado por una auto-percepción positiva de su propio desempeño
y capacidades escolares al finalizar su enseñanza media. Lo anterior, sin embargo, contrasta
con las expectativas de los resultados que alcanzarán al rendir la prueba de selección universitaria, evidenciándose, para un segmento importante de los estudiantes, una disociación
entre la auto-evaluación de sus resultados escolares y el pronóstico de logro en esta instancia.
El 75% de los jóvenes participantes de este estudio señaló que rendiría la PSU en el
año de su egreso de 4º medio. Entre estos, manifestaban su intención de presentarse al
examen el 96% de quienes estudiaron bajo la modalidad científico humanista, y el 74.6%
de los estudiantes que cursaban sus últimos años de enseñanza media bajo la modalidad
EMTP. Los estudiantes del estrato socio-económico medio-bajo son los que presentan el
mayor porcentaje de casos que no rendiría la PSU (33%), lo que contrasta con aquellos
del nivel alto, donde no la rendiría sólo el 0.5% de este grupo.
Ahora bien, al consultarse acerca del puntaje que pensaban obtener en este examen
de admisión a la educación superior, el 43,2% de los encuestados manifestó que este
sería de 600 o más puntos, existiendo un 56,8% del total que cree que su puntaje sería
inferior a los 600 puntos ponderados. Las expectativas de logro académico analizado por
el nivel socio-económico de los jóvenes establece una fuerte diferenciación por estratos:
mientras que sólo 13,1% de los jóvenes del nivel socio-económico bajo tenía expectativas
de superar la meta de los 600 puntos, esta alcanzaba al 87,4% de quienes pertenecían al
estrato socio-económico alto. Los resultados se resumen en la siguiente tabla:
Tabla 3. Expectativas de puntaje a lograr en PSU, en % por nivel socio-económico
del establecimiento educativo
Total
NSE
Bajo
NSE
Medio
bajo
NSE
Medio
NSE
Medio
alto
NSE
Alto
Menos de 449 puntos
8,6
23.7
13.6
6.7
2.8
0.5
Entre 450 y 549 puntos
24,3
35.1
33.8
28.9
17.7
3.9
Entre 550 y 599 puntos
23,9
25.2
27.1
29.9
24.2
8.3
Entre 600 y 649 puntos
16,7
8.4
17.0
20.1
19.0
13.2
Entre 650 y 699 puntos
13,4
3.1
4.8
10.9
19.6
29.3
Entre 700 y 749 puntos
8,4
0.8
1.6
2.5
11.0
29.8
750 puntos o más
4,7
0.8
2.1
1.1
5.8
15.1
Total
100
100
100
100
100
100
Las proyecciones de los resultados de la prueba de selección universitaria a partir
de la auto calificación personal en esta encuesta, presenta similitudes y diferencias con
el comportamiento real de los resultados en los últimos años medido por estrato socioeconómico; por una parte, es bastante ajustado para el caso de los jóvenes de estratos
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socio-económicos bajo y medio-bajo, existiendo como contrapartida, un exceso de optimismo en el caso de los jóvenes de nivel socio-económico medio alto y alto. En este
último caso, el porcentaje de estudiantes que proyecta un puntaje de 600 puntos o más
en el examen de admisión universitaria, supera en más de 30 puntos las tendencias observadas recientemente en los resultados de la PSU (Contreras et al., 2007).
Muy relacionado a lo anterior, la percepción acerca del grado de preparación para
iniciar una vida de estudiantes luego del egreso de la enseñanza media, evidencia una
diferencia de tipo socio-económica relevante. Son los jóvenes de los estratos superiores y,
muy particularmente, los de nivel alto, quienes consideran que su preparación es adecuada
para hacer frente a la prueba de selección universitaria y el desempeño en una carrera de
estudios superiores. La percepción de estar adecuadamente preparado para la rendición
de la PSU aumenta en un poco más de 20 puntos en este grupo en comparación con los
estudiantes de nivel socio-económico bajo, tal como se expresa en el siguiente gráfico:
Gráfico 2. Percepción sobre el nivel de preparación para alcanzar un buen rendimiento en la PSU, por
nivel socio-económico del establecimiento educativo
Los testimonios recogidos en los grupos de discusión, evidencian experiencias disímiles
en la preparación de los jóvenes estudiantes durante los últimos años de su formación en la
enseñanza media. Mientras que los estudiantes de establecimientos de nivel socio-económico
alto, mayoritariamente señalan que han desarrollado una estrategia de reforzamiento formativo orientada por el propio establecimiento donde cursan su enseñanza, en el caso de los
jóvenes de nivel socio-económico bajo, las experiencias son variables, siendo más recurrente
la constatación de ausencia de presiones institucionales, y el hecho de que, tardíamente, los
jóvenes se han dado cuenta de la importancia de prepararse para esta examinación.
De un modo más general, es posible sostener que en uno y otro caso, la evaluación
del esfuerzo educativo varía en relación a la proyección personal de los estudiantes
y la consideración del valor atribuido a la educación recibida. En no pocos casos de
jóvenes pobres es posible observar una orientación instrumental frente a los estudios y
un cuestionamiento de la utilidad de los mismos.9 Desde este punto de vista es posible interpretar las causas del desajuste observado entre la auto percepción positiva del
manejo de competencias escolares en la enseñanza media y la proyección de resultados
9
254
Véase las referencias a la experiencia escolar de estudiantes en el sistema educativo francés de Dubet y
Martuccelli y la referencia a los distintos modelos de estudiantes y sus proyectos educativos (1998: 342).
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negativos que prevén al rendir el examen de admisión al sistema universitario. Las dos
citas siguientes sirven de contraste para el análisis de la experiencia de los jóvenes en
su proceso educativo al finalizar la enseñanza media:10
“…yo comencé a pensar y elegir que quería estudiar en 2º medio, cuando tenía que elegir
un electivo, porque ahí había que empezar a preparar la PSU para lo que quería estudiar.
Los profes te orientan de acuerdo al mismo rendimiento que uno tiene, aunque uno elige de
acuerdo a lo que quiere y como evalúa su rendimiento en las pruebas que se hacen; me incliné por las matemáticas y eso me llevó a buscar alternativas en el área de la ingeniería…”
“uno siempre estudia solo para una prueba; en la casa o los profes te dicen ‘trata de estudiar aunque sea una hora al día por lo menos’ pero uno nunca lo hace, porque el colegio
es…yo personalmente creo que el colegio es como un puente que hay que cruzar para poder
conseguir lo que uno quiere; como que el colegio es como a lo que uno viene a pasarlo no
más; a mi me va bien en el colegio, pero nunca me he preocupado de estudiar más allá del
momento antes de la prueba…mis expectativas yo creo que las voy a cumplir, no creo que
me vaya muy bien en la PSU, pero igual voy a poder estudiar después…”
De este modo, aunque de manera transversal, los estudiantes valorizan su experiencia educativa, dándola por buena o satisfactoria, de cara a una instancia de evaluación
externa como la PSU, prevalece un criterio de realismo que establece los límites entre
lo factible y lo deseable, evidenciando las diferencias de nivel formativo alcanzado y las
posibilidades de proyección académica, altamente diferenciadas por el tipo de centros
educacionales donde estos jóvenes estudiaron.
Lo anterior, sin embargo, no es un obstáculo para la existencia de una disposición
positiva hacia el futuro y la emergencia de un discurso que enfatiza en la confianza por
alcanzar las aspiraciones individuales; de hecho, el porcentaje de casos que señala estar
confiado en lograr sus aspiraciones de ingreso a un centro de educación superior es levemente mayor en los jóvenes de estratos bajos en comparación a los de nivel superior,
pese a reconocer que sus puntajes de PSU serán deficitarios. Como se verá, esta situación
responde mayormente a un ejercicio de ajuste los estudiantes en relación a una estructura
diferenciada de oportunidades presente en el sistema de educación superior de nuestro
país, aspecto que revela la existencia de modelos de ambición o aspiración individual
segmentados por el nivel socio-económico.
4.3. CRITERIOS DE ELECCIÓN DE ESTUDIOS SUPERIORES: AJUSTES DE PROYECTOS PERSONALES
A PARTIR DE LA OFERTA DISPONIBLE
Los estudiantes que manifiestan su disposición a continuar estudios inmediatamente
después de finalizado su 4º año de enseñanza media, en un porcentaje importante, señalan
tener claridad sobre sus intereses educativos: el 63% de los encuestados manifiesta tener
completamente clara su decisión sobre el área formativa de interés, un 25% señala no
haber decidido su opción, mientras que sólo un 4% manifiesta abiertamente no tener claridad sobre la alternativa de estudios superiores. En la elección de una carrera específica
10
Se trata de dos hombres, uno que estudia en un establecimiento particular pagado y otro, perteneciente a un
establecimiento de dependencia particular subvencionado de nivel socio-económico medio-bajo. Por cierto,
las citas representan dos modelos discursivos predominantes entre los jóvenes, sin que lo anterior signifique
que no existan otras orientaciones subjetivas respecto a este tema.
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aumenta el porcentaje de casos que señala no haberse decidido totalmente, manteniéndose
el porcentaje marginal que declara no tener una opción. La definición del lugar de estudio de interés es la que presenta una mayor indefinición entre los encuestados, aunque
el porcentaje de casos que señala no tener ninguna claridad sólo llega al 13% del total.
La consideración de estas respuestas en función del nivel socio-económico muestra
similitudes, salvo en el caso de los jóvenes de estratos socio-económicos altos que presentan, particularmente, mayor claridad en su opción del centro de estudios donde desean
cursar su educación superior:
Tabla 4. Grado de claridad sobre elección de estudios superiores en % por nivel socio-económico del
establecimiento educativo (% de casos que señalan tener elección completamente clara)
Dimensión
Área temática
de interés
Carrera
Centro de
estudios
Total
Bajo
61.5
Medio bajo
53.7
Medio
47.7
Medio alto
68.9
Alto
84.7
60.3
37.3
53.9
35.5
67.2
42.8
56.2
51.6
66.3
57.7
100
100
100
100
100
Esta tendencia en las respuestas evidenciaría un grado importante de reflexión para
la decisión de futuro educativo de los jóvenes; la mayoría señala tener claridad y haber
tomado una decisión sobre el área temática de su interés, aunque esta claridad decrece
respecto a la carrera y el centro de estudios donde poder desarrollar su proceso formativo.
En los grupos de discusión realizados en el marco del estudio fue posible observar una
tendencia discursiva que marcaba la adaptación de las aspiraciones a alternativas factibles
de realización (por ejemplo, la elección de una carrera en una misma área temática al
reconocer la dificultad de ingreso a la opción inicial). Varios de los estudiantes participantes señalaron que en los años previos de su enseñanza media podían soñar con estudiar
una determinada carrera pero que, en el último año de su formación, su opción debía ser
más aterrizada y acorde a sus propias posibilidades de realización.
Entre los posibles obstáculos que pudiesen limitar el cumplimiento de los objetivos
trazados, los jóvenes destacan con igual importancia el puntaje alcanzado en la PSU, el
costo o arancel de la carrera y el promedio de notas alcanzado en la enseñanza media.
Sin embargo, al analizar las respuestas por nivel socio-económico, se observan algunas diferencias importantes; los jóvenes pertenecientes al grupo socio-económico bajo
atribuyen, proporcionalmente, una menor incidencia a las notas de la enseñanza media
en la identificación de obstáculos (la diferencia con los estudiantes de nivel alto es de
casi 20 puntos); en contraste, la diferencia existente por nivel socio-económico en la
consideración del costo o arancel de la carrera como obstáculo para lograr estudiar lo
que se desea es muy significativa, presentando una diferencia de casi 60 puntos entre
los grupos bajo y alto.
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Tabla 5. Percepción de obstáculos que incidirían elección estudios superiores; porcentaje de casos
menciones por nivel socio-económico del establecimiento educativo11
Notas de la enseñanza media
Total
NSE
Bajo
NSE
Medio
bajo
NSE
Medio
NSE
Medio
alto
NSE
Alto
51.0
39.0
46.2
52.1
62.6
56.7
Puntaje alcanzado en PSU
58.6
63.2
59.1
65.8
56.3
68.5
Costo o arancel de la carrera
58.3
77.9
79.4
72.2
57.8
20.2
Oposición de los padres
3.2
2.6
2.8
4.6
3.1
3.4
Otro
4.4
3.9
5.6
6.2
3.4
4.0
Colocados ante la alternativa de privilegiar una opción a la hora de iniciar estudios
superiores, la mayoría de los estudiantes (63% de las respuestas) privilegia la carrera de
interés. Sólo un 13% de los encuestados preferiría elegir el centro de estudios, aunque en
el grupo socio-económico alto este porcentaje se eleva a casi el 21% de quienes responden
la encuesta. Es posible que la selectividad y distinción por tipo de institución juegue un
rol importante en la visión de los jóvenes pertenecientes a este grupo socio-económico.
Tabla 6. Factor que privilegia en elección estudios superiores; % por nivel socio-económico
del establecimiento educativo
Total
NSE
Bajo
NSE
Medio
bajo
NSE
Medio
NSE
Medio
alto
NSE
Alto
El centro de estudios de interés
13,3
6.7
8.8
12.5
14.8
20.8
La carrera que le interesa
63,3
69.3
69.6
59.9
59.2
62.3
El área temática que le interesa
23,4
24.0
21.6
27.6
26.1
16.9
Total
100
100
100
100
100
100
La opción del centro de estudios donde cursar la enseñanza post-secundaria implica la
consideración de un conjunto de factores que pesan en la determinación de los jóvenes y
sus familias. La tabla siguiente intenta indagar sobre estas opciones en términos globales.
Dos son las principales afirmaciones que aglutinan el máximo de opciones de los encuestados; la calidad de la formación impartida y el prestigio de la institución. Estas opciones,
por cierto, remiten a un juicio general que demanda una oferta formativa funcional al
esfuerzo de continuar estudios una vez finalizada la enseñanza media. Sin embargo, el
prestigio institucional es un criterio presente de manera más recurrente en los jóvenes
de nivel socio-económico medio-ato y alto en comparación con el resto, cuestión que
también se observa en la mayor proporción de casos que señalan el interés o disposición
de elegir una universidad perteneciente al Consejo de Rectores. A diferencia de lo anterior, el valor de los aranceles de las carreras constituye un factor de peso para un grupo
11
Pregunta de respuesta de opción múltiple.
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relevante de estudiantes de los sectores socio-económicos medio y bajos, reduciéndose
considerablemente su consideración entre los jóvenes de nivel socio-económico superior.
Sobre los factores de elección de la carrera, en los grupos de discusión se destacó
que muchos jóvenes desarrollan estrategias de indagación y análisis de las características y
posibilidades que entregan las alternativas a las que se deseaba optar. Particularmente entre
los estudiantes de los estratos medios y bajos se hizo mención a la búsqueda en la WEB de
información institucional sobre la oferta existente, así como algunos sitios gubernamentales de
orientación al postulante (como, por ejemplo, aquellos que informan sobre inserción laboral y
promedio de ingresos de quienes se titulan en las respectivas especialidades); con todo, tales
acciones muchas veces no tienen suficiente orientación, reconociéndose, en muchos casos,
que los intereses están orientados por definiciones relativamente vagas. A diferencia de lo
anterior, en los grupos de jóvenes de ingresos altos existe mayor referencia a la orientación de
apoyo en el establecimiento educativo y la definición temprana de lo que podríamos definir
como una orientación vocacional absoluta, esto es, la asociación del interés de estudios de
una carrera en una universidad en particular, y la baja consideración de antecedentes sobre
ingreso laboral y remuneraciones futuras en relación a sus respectivas opciones.
Lo anterior se ve corroborado cuando se plantea a los estudiantes la alternativa de
ingreso a educación superior por centro de estudios;12 aunque del total de respuestas
un poco más del 70% de los encuestados considera que las universidades tradicionales
públicas tienen más prestigio que el resto, en la definición de opciones parecen primar
razones diversas como justificativo de esta selección, predominando la posibilidad de
ingreso por puntaje alcanzado en PSU y la accesibilidad al financiamiento de la carrera.
En el caso de los estudiantes de estratos socio-económicos más pobres, existe una mayor
apertura a la selección de centros de educación superior de tipo no selectivo. A diferencia
de lo anterior, en los grupos socio-económico alto y medio-alto predomina, sin restricciones,
la elección de una universidad selectiva. El gráfico siguiente sintetiza las respuestas a partir
de la selección de centros de educación superior por parte de los estudiantes encuestados:
Gráfico 3. Opción de centros de estudios para cursar estudios superiores en % por nivel socio-económico
por nivel socio-económico del establecimiento educativo
12
258
En la encuesta se entregó un listado con alternativas para la selección individual de los estudiantes. La agrupación
que se realiza en el gráfico siguiente se organiza a partir de la clasificación de centros de educación superior
que ofrece el estudio de Torres y Zenteno (2011).
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Tratándose de un ejercicio libre de expresión de un deseo o interés (esto es, la especificación de las aspiraciones planteadas por los estudiantes), los datos presentados en este
artículo permiten sostener que en las respuestas se evidencian diferencias de estrategias
acorde a la realidad educativa y socio-económica de los sujetos. Entre los jóvenes de
nivel socio-económico bajo y medio bajo, se reconoce las dificultades de lograr buenos
resultados en la prueba de selección a la educación superior; a partir de esto, un segmento importante, en sus estrategias personales manifiesta la apertura a alternativas para
el cumplimiento de sus aspiraciones, lo que incluye la elección de centros educativos
con menores exigencias en sus requisitos de ingreso. En contraste, los jóvenes de los
estratos superiores, aunque confían en lograr buenos resultados en la PSU, tienen altas
aspiraciones de estudiar en universidades selectivas y de mayor prestigio, incorporando
con esto una cuota de incertidumbre, aunque distinta, igualmente relevante sobre su
destino final en la educación superior.
5. CONCLUSIONES
Los resultados que arroja este estudio permiten sostener, en primer lugar, que la gran
mayoría de los jóvenes, independientemente del establecimiento donde estudiaron o el
nivel socio-económico al que pertenecen, aspiran a cursar estudios superiores una vez
finalizada su enseñanza secundaria. El cierre del ciclo formativo y el ingreso temprano
al mundo del trabajo, es una decisión que atañe solo a un grupo marginal de la muestra,
aunque fuertemente concentrada en el segmento de familias de menores ingresos.
Esta tendencia masiva a privilegiar la continuidad de estudios, sin embargo, presenta
diferencias importantes cuando se analizan las expectativas temporales de realización y
las opciones efectivas de ingreso a la educación superior y la eventual articulación con
actividades laborales que son señaladas por los estudiantes. En este ámbito es posible
distinguir una diferenciación de carácter socio-económico y la emergencia de diversas
racionalidades que darían cuenta de un ajuste de las aspiraciones de futuro y los itinerarios posibles de alcanzarlos entre los jóvenes estudiantes. El peso de los requerimientos
económicos para la continuidad de estudios y la incertidumbre frente a las exigencias
académicas de ingreso a la educación superior, son dos factores relevantes que inciden
mayormente en las orientaciones de los estudiantes de menores recursos.
Aunque se observa un alto nivel de aspiraciones en el conjunto de los jóvenes, la
elección previa de centros de educación superior en función al origen social y el capital
socio-cultural disponible, evidenciaría una tendencia a la reproducción de la segmentación propia de los establecimientos educacionales donde estos estudiaron, y que resulta
funcional al modelo de segmentación sistémica que se observa en la estructura de los
centros de educación superior en nuestro país. Un grupo relevante de los jóvenes de nivel
socio-económico bajo y medio-bajo, reconociendo las dificultades de logro académico
medido en la prueba de selección universitaria, menos que manifestar desafección hacia
la alternativa de estudios post-secundarios, visualizan en opciones académicas menos
exigentes (universidades no selectivas) una alternativa para el cumplimiento de sus aspiraciones. En el caso de los jóvenes de nivel socio-económico alto, la incertidumbre
es también un rasgo destacable, toda vez que las ambiciones de alcanzar un tipo de
carrera profesional y estudiar en un centro de estudios distintivo, constituye un anhelo
ampliamente generalizado.
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Aunque hermanados generacionalmente en la construcción de aspiraciones de futuro
ambiciosas, las trayectorias posibles que construyen los jóvenes de manera previa parecen
orientarse hacia caminos distintos, condicionados por el nivel socio-económico de origen
y el establecimiento educacional donde estos estudiaron. La existencia de una oferta de
educación superior segmentada social y económicamente, tal como se ha demostrado en
estudios recientes (Brunner y Uribe, 2007; Orellana, 2011), parece ser un canal que, sin
limitar el anhelo de superación y el alto grado de ambición presente en esta generación,
puede eventualmente resolver esta demanda, sin modificar mayormente las diferencias
de origen y segmentación social prevalecientes en nuestra sociedad.
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