2012 - Año de la Familia propuesto para la iglesia en Uruguay La Familia, patrimonio de humanidad. Oración 1 Y llegará un nuevo día, un nuevo cielo, una nueva tierra, un nuevo mar. En ese día los oprimidos en una voz la libertad proclamarán. En aquél día la familia será el centro donde se nutra el corazón de nuestro pueblo. Será motivo de alegría y de encuentro, será la escuela donde crezca el hombre nuevo. En esa tierra elegiremos al hermano será el primero en ser servido y ser amado, el pueblo nuevo solidario y fraterno, comparte todo y lo hace en todo tiempo. Haz, Señor, que en nuestra casa, cuando se hable, siempre nos miremos a los ojos y busquemos crecer juntos; que nadie esté sólo, ni en la indiferencia o el aburrimiento; que los problemas de los otros no sean desconocidos o ignorados, que pueda entrar quien tiene necesidad y sea bienvenido. Señor, que en nuestra casa sea importante el trabajo, pero no más importante que la alegría; que la comida sea el momento de alegría y de conversación; que el descanso sea paz del corazón y del cuerpo; que la riqueza mayor sea estar juntos. Señor, que en nuestra casa el más débil sea el centro de la atención; que el más pequeño y el más viejo sean los más queridos; que el mañana no nos dé miedo, porque Dios siempre está cerca; que cada gesto esté lleno de significado; que te demos gracias por todo lo que la vida nos ofrece y tu amor nos da. Nos comprometemos a tener un gesto especial en la familia de cada uno... En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. (Lc 2, 1-7.19) Rezamos a Aquella que dio a luz al Salvador y nos quiere como hijos suyos: Dios te salve, María... PastoralJuvenilSalesiana - Uruguay