Zimbabue: Sin la presencia de observadores locales no puede

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29 de enero de 2002
Índice AI: AFR 46/007/2002/s
Servicio de Noticias 18/02
Zimbabue: Sin la presencia de observadores locales no puede
haber confianza en el proceso electoral
A medida que aumenta la presión internacional para que Zimbabue
acepte el despliegue inmediato de observadores para las próximas
elecciones presidenciales (que se celebrarán en menos de 40 días),
Amnistía Internacional pide al Grupo de Acción Ministerial de la
Commonwealth y a la Unión Europea que insistan en que observadores
locales supervisen la votación.
La
organización
de
derechos
humanos
ha
declarado:
«Los
observadores internacionales y regionales, incluso si consiguen entrar en el
país la próxima semana, podrán realizar un trabajo más eficaz si cuentan
con la colaboración de observadores civiles locales con experiencia en
detectar manipulaciones en la votación. La promoción y protección
internacional de los derechos humanos debe ser una labor conjunta de la
sociedad civil de Zimbabue y la comunidad internacional».
El 30 de enero, Amnistía Internacional pidió en Londres al Grupo
de Acción Ministerial de la Commonwealth que presione a Zimbabue para
que permita que su propia sociedad civil supervise la celebración de las
elecciones presidenciales el 9 y 10 de marzo sin la injerencia del Estado.
Las enmiendas al código electoral aprobadas como ley en diciembre
del 2001 crearon un órgano controlado por el gobierno que acreditará
únicamente a los observadores locales, regionales e internacionales que
hayan sido invitados por el ministro de Asuntos Exteriores o por la
Comisión de Supervisión Electoral para observar las elecciones del 9 y 10
de marzo. Esta disposición entraña el peligro de que sólo se autorice a
observar las elecciones a los miembros de la sociedad civil de Zimbabue
cuyas opiniones políticas apruebe el gobierno.
Además, los nuevos cambios del código electoral permiten que sólo
los funcionarios designados para ello supervisen realmente el recuento de
votos. Sólo estos funcionarios, y no los observadores, pueden poner en
conocimiento de las autoridades las irregularidades que se produzcan
durante la votación. Anteriormente, en las elecciones parlamentarias de
junio del 2000, los observadores locales de Zimbabue desempeñaron un
papel crucial a la hora de detectar intentos de manipular los votos.
Otras
disposiciones
del
nuevo
código
electoral
prohíben
las
donaciones extranjeras para instruir a los votantes, limitan los materiales
de instrucción de los votantes a los aprobados por la Comisión de
Supervisión Electoral y amenazan con seis años de prisión a cualquier
persona que no esté autorizada por la Comisión de Supervisión e imparta
instrucción a los votantes.
Amnistía Internacional reafirma las opiniones expuestas en el
capítulo sobre Zimbabue del informe de la organización Transparency
International, que afirma que «un requisito previo para un proceso
electoral justo es la observación independiente de la votación por parte
de observadores internacionales y también locales».
Esta semana, Amnistía Internacional movilizó a sus miembros en
todo el mundo para pedir a los parlamentarios extranjeros que se pongan
en contacto con parlamentarios de Zimbabue para animarlos y para
llamar la atención hacia cualquier ataque violento que puedan sufrir en
medio de la campaña de represión emprendida por el gobierno.
Recientemente se han disuelto dos concentraciones del Movimiento
por el Cambio Democrático. La semana pasada, la policía detuvo en
Bulawayo a unos 25 simpatizantes de este grupo después de que
simpatizantes del partido en el gobierno bloquearon la concentración que
habían organizado. La policía actuó de manera claramente partidista al
permitir que la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico
impidiera la celebración de una reunión legal y pacífica. El fin de semana,
según indican los informes, una segunda concentración en la que
participaban dos parlamentarios y que se celebraba en los suburbios de
Harare también fue disuelta violentamente por el partido en el gobierno,
con la ayuda de la policía antidisturbios.
Amnistía
Internacional
ha
reiterado:
«No
apoyamos
ni
nos
oponemos a ningún gobierno, ni tampoco apoyamos o nos oponemos a las
opiniones políticas de las personas cuyos derechos el gobierno trata de
proteger;
nos
preocupa
exclusivamente
la
rápida
escalada
de
las
violaciones de derechos humanos en Zimbabue». La gran mayoría de los
abusos cometidos desde las vísperas de las elecciones de junio del 2000
han sido cometidos por activistas del partido en el gobierno contra
partidarios de la oposición.
\ FIN
Documento público
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