Tema de la Semana #41 Embriaguez interna vs. Embriaguez externa El néctar embriagante Sant Rajinder Singh Ji Maharaj Introducción: Cuando los santos y los místicos hablan de la experiencia del amor divino, describen a menudo esta experiencia como de embriaguez. Ellos comparan al Maestro espiritual con una copa que distribuye el vino de Dios a través de sus ojos. Hablan de este vino como viniendo de la eternidad, como un néctar que calma y eleva al alma. Sant Kirpal Singh Ji escribe: "Cuando este néctar llega, cualquier otro vino parece insípido. Habiendo saboreado el néctar verdadero de la vida, uno dejará mil tareas para sentarse y disfrutarlo. Cada minuto libre será dedicado a su uso; uno reajustará su vida para sacar más y más tiempo para la meditación". Recibir la embriaguez interna con la meditación o en la compañía de un Maestro espiritual viviente es una experiencia diferente de la embriaguez mundana que entorpece la conciencia. Sobre esta diferencia Sant Darshan Singh Ji ha escrito: "Cualquier cosa que se vuelva un hábito, que debilite tu conciencia, se interpone en el camino de la meta final de tu vida que es liberar tu alma ––la entidad consciente, de las amarras de la mente y la materia. Una vez que el alma se sacude de estos grilletes, sólo entonces puede cruzar a las regiones superiores y comulgar con Dios quien es conciencia total”. Vamos a oír de lo que los santos y místicos de la tradición de Sant Mat tienen decir sobre la embriaguez espiritual, de donde viene y cómo podemos recibir más de ello en nuestras vidas. Como sabemos, la embriaguez puede ser de muchas clases. Puede venir del alcohol y las drogas, pero puede también venir de la energía y el conocimiento. La embriaguez de la cual los santos y místicos hablan es eterna. No es otra distinta a la del amor de Dios con el que el alma entra en contacto durante la meditación. En esta lectura, Sant Rajinder Singh Ji habla de esta dicha y explica cómo podemos gozar de ella siempre. Sant Rajinder Singh Ji Maharaj: La razón por la que sentimos tristeza y dolor es porque vivimos en el reino de los sentidos. Es como vivir en un sueño. Todo parece real. Mientras no despertemos del sueño, nuestra existencia física parece ser real. Es como si fuéramos la Bella Durmiente. Mientras no venga el Príncipe Encantador y la despierte del sueño con un beso, ella permanece inconsciente. Nosotros, también, dormimos. Tenemos que despertar de este sueño y experimentar la realidad de nuestra alma. Cuando lo logramos, entonces estaremos en un estado de perpetua bienaventuranza. La bienaventuranza suprema se puede alcanzar cuando dejemos de identificarnos con el cuerpo, la mente y los sentidos, y en cambio vivamos la realidad del alma. Tenemos que retirar la atención del mundo y enfocarla en nuestro interior para conectarnos con el estado de bienaventuranza. Luego nos encontraremos libres de tristeza y dolor. El estado de bienaventuranza del que goza el alma está más allá de cualquier experiencia de este mundo. Los santos y místicos que han alcanzado estos estados bienaventurados, han tenido que recurrir a metáforas y analogías para describirlos. Ellos han comparado el éxtasis interno con el matrimonio, con la relación entre el amante y el amado, con el amor entre un padre y el hijo, con la bebida de un néctar embriagante, con la bebida del agua de vida, con la absorción de la música celestial y con las visitas a jardines bellísimos con flores, fuentes y lagos. Cada persona experimenta la bienaventuranza a su propia manera. Aunque el lenguaje sea diferente, la bienaventuranza es una y la misma. *** La analogía de describir la bienaventuranza con la de beber del néctar divino, aparece en muchas tradiciones religiosas. Los sufíes y los musulmanes hablan de ella como Aab-i-hayat o “el Agua de Vida”. Los hindúes le llaman Amrit o “el Agua de la Inmortalidad”. Los cristianos también le llaman “Agua de Vida”. Los sikhs le llaman Hari Ras o “la Ambrosía Divina”. En el Gurbani de los sikhs se hacen muchas referencias al Hari Ras. La gente bebe vino o usa drogas para llegar a un estado de embriaguez. Pero los santos y místicos no necesitan beber vino ni tomar drogas para sentirse embriagados; el contacto de su alma con Dios les produce una embriaguez que supera cualquiera otra de este mundo. Las escrituras sikhs dicen: Aquel que es despertado para que beba de esta Ambrosía sólo él conoce la historia indescriptible (M 5 Gauri 13-16) y: Abandona el amor por el agua insípida de la maldad, Y bebe de la Ambrosía divina del Nombre del Señor. Porque por no probarla, miríadas se han ahogado, y nuestra alma nunca ha estado en paz. (M 5 Bilawal 802-819) Los embriagantes de este mundo no son duraderos. Aquellos que tratan de ahogar sus tristezas en el alcohol o en las drogas, no encuentran la bienaventuranza permanente. Puede que logren un estado temporal en el que olviden los problemas, pero cuando se acaba el efecto del vino o de las drogas, de nuevo encaran las mismas dificultades. No sólo tienen todavía que encarar los mismos retos, sino que a menudo ellos han empeorado sus problemas, porque ahora necesitan dinero para comprar drogas y alcohol, y ese comportamiento destructivo puede lastimar su salud y seguridad, como también la de los demás. Por otro lado, la embriaguez que se obtiene cuando se prueba la bienaventuranza del alma, es permanente y duradera. Es segura. No daña a nadie y está siempre disponible, libre de costo en el momento que uno desee disfrutarla. Gurú Arjan Dev ha dicho: Uno está siempre embriagado Cuando bebe de la Ambrosía. Otros beben embriagantes, Pero su efecto se acaba pronto. La persona embriagada de Dios bebe de la Ambrosía; Para ella las demás bebidas se vuelven insípidas. (M 5 Asa 377-11) y: Pura es la Luz y el Jugo de Soma es el Verbo, Un contacto con ellos nos conceden una vida generosa de bienaventuranza eterna. (Ramkali M 5) En la Biblia, Cristo dice: Deja que se acerque el que esté sediento, y a cualquiera que venga déjale beber libremente del Agua de Vida. (Revelaciones 22:7) Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brota para la vida eterna. (Juan 4:14) Así como necesitamos beber agua para calmar la sed, la sed del alma se calma con el amor de Dios. Ese amor fluye como un río eterno que baña a todas las almas. El alma durmiente, sin embargo, permanece inconsciente de su estado original de bienaventuranza. El alma dotada de poder es consciente de ese amor y siente un éxtasis maravilloso todo el tiempo. *** Una vez bebemos las aguas de la inmortalidad, nos llenamos de una embriaguez continua. Sant Darshan Singh ha escrito volúmenes sobre este tópico. Él dice: “¿Cuál es la condición de esa alma que retorna para vivir el período de vida que le queda en este mundo? ¿Cómo puede ella olvidar el éxtasis que ha experimentado, el gozo, la paz, la embriaguez que está más allá de la comprensión humana?” Sant Kirpal Singh ha dicho, “Cuando se conoce ese gozo, ese éxtasis, se olvidan todos los demás placeres”. § La embriaguez del Verbo Sant Darshan Singh Ji Maharaj Introducción: Sant Kirpal Singh Ji ha escrito: "La lengua del Gurú está saturada con el néctar del Señor, y cuando Él habla, se irradia una enorme embriaguez; así que a dondequiera que vaya el Gurú, él embriaga a los demás. No importa cuán dulce puedan ser las palabras en una conferencia, si la persona que la da no está impregnada del amor de Dios, no habrá ningún efecto espiritual. Cuando las palabras del Gurú se oyen y se ponen en práctica, el hambre entera desaparece, y esa carga nos da tranquilidad y paz perfecta". En nuestra siguiente lectura Sant Darshan Singh Ji habla acerca de la sabiduría de aquellos que están embriagados por el amor de Dios. Sant Darshan Singh Ji Maharaj: La Verdad es inmutable. Conocer la Verdad y experimentarla nos da un éxtasis que nunca merma, que nunca termina. Así como la Verdad es invariable, el camino hacia la Verdad es inalterable. Los vinos de este mundo nos embriagan por una o dos horas, o quizás por una noche, pero luego el efecto pasa. La exaltación del Verbo de Dios nunca acaba. Aquellos que han sido bendecidos con él, enloquecen para siempre. En realidad, no están locos, son los más sabios de los sabios. Saben lo que al final importa. Si parecen dementes, es porque se han olvidado de sí mismos. Si queremos vencer todos los problemas del mundo, tan sólo hay un remedio: perder toda la conciencia de uno mismo. Esto solo se logra con la gracia de un Maestro perfecto. Dándonos su propio impulso divino nos trae la conciencia de algo más allá de nosotros mismos, y nos perdemos en ese hechizo. Una vez que estamos en esa condición, todos los problemas y todas las contrariedades de este mundo nos resbalan sin afectarnos de ninguna manera. Así hay tan sólo una respuesta al problema del sufrimiento en este mundo: estar perdidos en el encanto que nos hace olvidadizos del sufrimiento mismo. Los Sufíes hablan de este estado como Alam - e - Bekhabri o Alam - e - Bekhudi (el conocimiento del olvido). Pero en realidad no es olvido; es un conocimiento de la más alta Verdad. Es por esto que en Sant Mat se nos exhorta a que encontremos un Maestro viviente, porque él es un árbol cuya sombra se esparce en toda parte. *** La Verdad de la que los Maestros hablan, las regiones y reinos de los que hablan, están más allá del tiempo y del espacio. Podemos conocer esta Verdad sólo cuando trascendemos más allá de los tres mundos—físico, astral y causal. Dadu Sahib nos dice que al llegar donde el Maestro, la copa del corazón ahora invertida, es enderezada y colmada con el Néctar del Naam. Al beber este Néctar, el espíritu es poseído de una embriaguez que no conoce fin. § Los ojos del Maestro Sant Rajinder Singh Ji Maharaj Introducción: Sant Rajinder Singh Ji nos ha contado que la manera más directa de conseguir un impulso espiritual es sentándose en la compañía de alguien que rebose amor por Dios. Sant Kirpal Singh Ji Maharaj ha escrito, "La espiritualidad no se puede enseñar, se atrapa como una infección que se transmite a otros, aquellos que son receptivos". En esta lectura, Sant Rajinder Singh Ji habla sobre lo que nos priva de tener embriaguez espiritual y cómo podemos remediar nuestra situación vislumbrando la divinidad de Dios a través de los ojos de un Maestro espiritual viviente. Sant Rajinder Singh Ji Maharaj: Hay volúmenes de escrituras en todas las religiones que describen diversas maneras para encontrar a Dios. Hay incontables senderos ofreciendo miles de métodos para encontrar al Señor. Pero no hay una manera más fácil que la de mirar en los ojos del Maestro. Si leemos las escrituras de los tres grandes Maestros, Hazur Baba Sawan Singh Ji Maharaj, Sant Kirpal Singh Ji Maharaj y Sant Darshan Singh Ji Maharaj, encontramos que todas hablan de los ojos embriagados de Dios de sus propios Maestros. Sant Kirpal Singh Ji decía de Hazur, "Así como un borrachito se siente agitado mirando la vendimia que salpica en una copa de vino, así mismo al mirar las copas de los ojos profundos del Maestro, las almas de los devotos se remontan hacia lo alto en éxtasis divino". *** Mirando en los ojos del Maestro, podemos leer más volúmenes que los que se pueden encontrar en los libros. En los ojos del Maestro encontramos la historia del amor. Encontramos el amor de Dios vertiéndose desde allí. Descubrimos la historia de la eternidad—la historia de nuestra alma y Dios. La historia personal del amor de nuestra alma comenzó cuando Dios deseó amar, así que él separó almas de Sí mismo. Como Sant Darshan Singh Ji solía decir, "Dios estaba completamente solo. Era solo y quiso tener algunos amantes que le amaran". Así que separó pequeñas gotas de Sí mismo, que se conocen como almas. Estas almas fueron enviadas a poblar las diversas regiones que Él creó. En este juego creado por Dios, las almas se suponían volverían directo a Él después de una de estas vidas. Pero la complejidad de Su juego llegó a ser tan intrincada que las almas terminaron atrapadas durante vidas tras vidas en los diversos mundos. Quedaron enganchadas en el ciclo de nacimientos y muertes. En este magistral juego, las almas fueron rodeadas con envolturas que correspondían a cada plano. En el plano causal, ellas usan un cuerpo causal y tienen una mente causal. En el plano astral, son cubiertas por un cuerpo astral y una mente astral. En el plano físico, tienen un cuerpo físico y una mente física. El alma se ha identificado con el cuerpo y la mente, olvidándose de lo que ella misma es y de su Creador, su verdadero Amado. Se ha ido alejando por las tentaciones y seducciones de los mundos más bajos de la creación. Dios ha estado impaciente para que sus almas regresen, porque Él las creó para que Le amaran y ser amadas por Él. Pero el propósito para el cual fueron formadas solo se lleva a cabo cuando ellas dan la vuelta hacia Él, le aman, y reciben Su amor a plenitud. Dios es conciencia y sabiduría total. Al mismo tiempo Él se entera de todo lo de cada alma que Él creó, sea que habite en la forma de una persona, un animal, una planta o una minúscula hoja de hierba. Él ve cada alma atrapada en el panorama de la vida. Mira como las especies inferiores de vida están atrapadas en su mera supervivencia. Cada criatura intenta satisfacer sus necesidades físicas de alimento, abrigo, calor y seguridad. Dios también ve que las especies más altas de vida, los seres humanos, están atrapados tratando de abastecer sus necesidades físicas. Pero los seres humanos han recibido una capacidad que los animales no tienen. Es solo en la forma humana que el alma puede alcanzar a Dios. De este modo, Dios le ha concedido a la humanidad un don inapreciable con la esperanza de que reconozcan que son una parte de Él. Pero en vez de utilizar ese regalo, los seres humanos viven ocupados en las mismas actividades de las formas inferiores– –mera supervivencia. Dios observa como los seres humanos pasan sus vidas trabajando para comprar comida, ropa, y pagar su abrigo. Él también observa que los seres humanos tienen diversos pasatiempos que no les sirve para alcanzar a Dios. Muchas personas se ocupan en acumular riquezas, posesiones o propiedades. Otros pasan su tiempo ganando fama y poder. Incontables almas están perdidas en los juegos del mundo. Hay muchísimas variedades de entretenimiento que ocupan nuestra atención. Dos de las distracciones más grandes en los tiempos modernos son la televisión y el cine. Dios está sentando dentro de cada uno de nosotros. Él quiere que demos la vuelta hacia Él, pero en su lugar, damos la vuelta hacia la televisión, las películas y numerosos otros pasatiempos. Por vidas enteras hemos estado girando en este carrusel de nacimientos y muertes. Dios, en su ansia por traer de regreso las almas a Él, tuvo que tomar una cierta acción para acelerar este proceso lento y doloroso. Lo que hizo fue enviar a sus representantes, algunas de sus almas selectas y especialmente favorecidas, para traer de vuelta las otras almas perdidas. Él envía santos y Maestros. Estas almas son uno con Dios. Hablan las palabras de Dios. Actúan según la voluntad de Dios, e irradian el amor de Dios. Cuando vienen, traen la fragancia de Dios consigo. Cuando los santos toman nacimiento en una forma humana para vivir entre nosotros en este mundo, vienen a despertar a la humanidad, en verdad, a toda la creación, a la verdadera conexión con Dios. Ellos vienen a recordarnos que somos, en realidad, alma—una parte de Dios. *** La manera más rápida de encontrar al Señor es mirando en los ojos del Maestro. Un amor profundo pasa de sus ojos a los nuestros. El amor de Dios nos busca a través de los ojos del Maestro. El Amado Señor traspasa Su amor por nosotros a través del Maestro. Sus ojos vierten el dulce néctar. El sol puede iluminar la tierra con sus rayos de luz, pero cuando el Maestro sonríe, ilumina nuestras almas con una Luz más grande, una que nos trae éxtasis y alegría. Su belleza es tan encantadora y tan seductora, que quisiéramos mirarlo a toda hora. Su voz tiene un encanto y dulzor que agita nuestros corazones. Cada alma experimenta este amor porque es Dios quien las creó y Él las ama a cada una de ellas. Así, cada persona que viene a Él sostiene su propia relación personal con Él. Cada alma fue creada por Dios, y cada una tiene su propia larga historia de búsqueda por Él. El trabajo del Maestro consiste en traer de vuelta a cada alma a Dios. De ese modo, encontramos la sonrisa del Maestro dándole vida a lakhs (cientos de miles) de corazones. Vemos que el prashad que da eleva a incontables almas. Su darshan brilla como el sol eterno en toda la creación. §