La República Imperial Romana (y II)

La República Imperial Romana (y II)
Las Consecuencias del Imperialismo Romano (siglo II a. C.)
Tema 22
Historia Antigua Universal
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Sumario
1.
Roma en el siglo II a. C.: Panorama general.
2.
Análisis de las principales consecuencias del Imperialismo Romano.
a) La provincialización territorial: de prouincia a prouinciae.
b) La antesala de los conflictos sociales posteriores al 133 a. C.
a) La nobilitas.
b) El campesinado y la plebs.
c) La transformación del ejército romano.
d) Transformación económica: publicani y societates.
3.
Valoración general sobre la Expansión de Roma y las Consecuencias del
Imperialismo Romano.
Tema 22
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La República Imperial
Las Consecuencias del Imperialismo
El desarrollo del Imperialismo Romano (en especial la II Guerra Púnica), sin ser la causa de todos los conflictos
sociales, primero, y políticos, después, que afectaron a la Roma de la segunda mitad del siglo II a. C. y de todo el
siglo I a. C. sí que aceleró la transformación de una serie de elementos que habían sido base de la economía y de la
sociedad romanas y que ahora vivirían una profunda alteración. El periodo cronológico antes referido se caracteriza,
por tanto, por un notable proceso de cambio que, por otra parte, se venía ya gestando –como vimos– desde que Roma
inició su salida al Mediterráneo. A modo de panorama general –y aunque algunos elementos se desarrollarán en detalle en
esta unidad– varios pueden individualizarse como sus hitos característicos:
ENRIQUECIMIENTO DE LA NOBILITAS
Los avances de la conquista y –sobre todo– su dimensión política, habían enriquecido
notablemente a las clases medias y altas (nobilitas y equites: “senadores” y
“caballeros”). Este enriquecimiento dejaba fuera a los más pobres –la plebs– quienes,
por otra parte, habían sido los verdaderos artífices de la conquista no en vano habían
engrosado las legiones abandonando sus tierras y cayendo muchas veces –a su
regreso– en una esclavitud por deudas que les obligaba finalmente a vender la
tierra a los más ricos lo que generaba una ampliación de sus latifundios.
GÉNESIS DE LA PLEBS VRBANA
Roma, la Vrbs, experimentó un notable crecimiento en esta época pues gran parte de
la plebs antes referida se trasladó a ella para intentar rehacer su vida en el contexto de los
negocios que la ciudad les ofrecía. Ello hizo que, muchas veces, ésta fuera objeto de
una abierta manipulación por parte de los políticos nobiles en tanto que compraban
su voto aprovechando su condición de ciues Romani.
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Dentro de esta plebs urbana cobró cierto peso el papel de los ciudadanos que no eran ciues
Romani optimo iure (generalmente itálicos-ciues Latini) que, pronto, reivindicarán mejores
condiciones en el reconocimiento y en las prerrogativas de su ciudadanía.
TRANSFORMACIÓN DEL AGER PVBLICVS
Como se ha dicho, en la agricultura y el régimen de propiedad se pasa ahora del
minifundio al latifundio, cambio que se produce a expensas de la crisis del primero
debido al abandono del mismo por los campesinos arruinados. Esta transformación
genera un círculo vicioso por el cual las tierras de los campesinos pasan a los
latifundistas, engrosan sus latifundios y a los campesinos arruinados sólo les
queda trabajar en ellos como vía para paliar su precaria situación económica.
PVBLICANI Y SOCIETATES
En el contexto de la crisis de las clases bajas y el enriquecimiento de medias y altas ocupa
un lugar primordial el surgir de las societates, es decir, grupos arrendatarios de
actividades económicas subsidiarias del Estado Romano (“contratistas”). Ellos se
encargan de la gestión de la recaudación tributaria, de la explotación de
propiedades estatales (minas, p. ej.), de las contratas de obras públicas… lo que
genera la aparición de una clase media que, en ocasiones, pasaba a recibir el rango
ecuestre a expensas públicas (equus publicus donatus). En definitiva, este último punto ilustra
la alteración del sistema económico republicano y la falta de correspondencia entre
economía y orden social tradicional: la aparición de los “nuevos ricos”, los homines
noui.
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La República Imperial
Consecuencias Administrativas: la provincialización
Conocemos por provincialización el proceso por el que Roma, una vez que ha procedido a la anexión de diversos
territorios, los incorpora al gobierno central a modo de prouinciae y los dota de insituciones y formas de gobierno
descentralizado a través de la figura de los gobernadores. Es el proceso por el que la prouincia, que había designado
durante mucho tiempo el contenido de la tarea asignada a un determinado magistrado en cumplimiento de la
cual podía utilizar su imperium (p. ej.: la guerra contra Aníbal, la lucha con una tribu itálica…), pasa a designar un
territorio concreto administrado por un gobernador cum imperio.
DE PROVINCIA A PROVINCIAE
Inicialmente, desde el siglo IV a. C., las prouinciae –que, como se ha dicho, antes habían existido como
prerrogativas propias de la administración intena de la Vrbs– empiezan a encomendarse a
magistrados encargados de cuestiones extra-itálicas. En todos esos casos y también cuando dichas
prouinciae incluyen prerrogativas de mando militar –casos de Macedonia o de Hispania, por ejemplo, en la
I y II Guerra Macedónica y en los inicios de la conquista–, éstas son sólo una determinada tarea
asignada regularmente, anualmente, a cada magistrado.
A partir del 197 a. C., sin embargo, empieza a percibirse –a través de la política anexionista de Roma en
territorios como Macedonia y del cambio de actitud en Hispania– que el concepto de prouincia, como
tarea, se territorializa, y pasa a designar un “área delimitada para su gestión y organización”, de
hecho ése es el sentido con el que el término griego equivalente (eparjeía) se muestra en una inscripción
romana de Delfos en el 100 a. C.
CLAVES DEL ORDENAMIENTO PROVINCIAL
Aunque ya en su día se explicaron las prerrogativas asociadas a cada gobernador provincial y el equipo
que le acompañaba, el régimen administrativo derivado de la provincialización del imperium
territorial a partir del siglo II a. C. puede resumirse en los siguientes puntos:
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• Cada prouincia sería organizada a través de lo que la investigación moderna ha llamado lex prouinciae,
un simple corpus legislativo que reorganizaba el territorio de la nueva prouincia, que quedaba anexionada a
Roma, generalmente un decreto del gobernador.
• El gobernador será siempre un magistrado cum imperio, con el poder de tomar decisiones sin
consulta previa. Generalmente, las fuentes se refieren a él como un proconsul o como un praetor. Cada
uno ocupaba su prouincia por designación ex sortem (“a dedo”) al inicio de cada año consular. El
Senado sólo controlaba el nombramiento y el envío y equipamiento de unidades militares con lo que, en
realidad, el gobernador, tenía un poder sin control aunque pronto controlado por la Lex Calpurnia de
Repetundis (149 a. C.), que controlaba la corrupción, y por la Lex Cornelia de Maiestate (81 a. C.) que
prohibía a un gobernador atacar con su ejército una prouincia que no le perteneciera.
• A cada gobernador le acompaña un equipo especializado. Bajo él había un quaestor (para estudio de
tareas financieras y documentos públicos); unos legati (de rango senatorial, generalmente familiares de
los gobernadores); unos apparitores (funcionarios básicamente escribas); y una amplia cohors
amicorum que aunque no tenía un estatuto oficial, el Senado sí destinaba una partida para su
mantenimiento.
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La República Imperial
La Provincialización. Siglos III y II a. C.
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La República Imperial
Consecuencias Sociales: I. La nobilitas
Como ya se ha dicho, uno de los grupos sociales que más va a padecer las consecuencias derivadas del Imperialismo va a
ser la nobilitas tradicional que va a ver cómo se forja –a partir de la nueva plebs urbana y, especialmente, a partir del
desarrollo de la plebs provincial– una clase de individuos enriquecidos que aspiran a asemejarse a los nobiles amenazando,
por tanto, su proverbial monopolio del poder y de las magistraturas.
RASGOS PRINCIPALES DE LA NOBILITAS EN EL SIGLO II a. C.
• A partir del siglo II a. C. y de forma más evidente a medida que avance la conquista, la nobilitas
quedará compuesta por el grupo de familias que –patricias tradicionales o plebeyas de nuevos
ricos (parte ésta que supone la principal novedad)– atesora las magistraturas y la riqueza en Roma.
Nobilitas, es, por tanto, un término social de tal modo que no hay un requisito claro para pertenecer
a ella y la integran quienes han desempeñado alguna magistratura superior.
• La nobilitas controla el Senado, que, aunque es una institución exclusivamente consultiva, va
ganando progresivamente en poder ejecutivo –en detrimento de las Asambleas Populares– y se
convierte en caja de resonancia de la aristocracia romana. Esa transformación, además, se produce
como consecuencia de su propia pericia al haberse mostrado la nobilitas capaz de dirigir con
éxito la descentralización que supondría el imperialismo.
• Mientras los senadores lo eran de por vida, los magistrados eran sólo anuales, de ahí que
aparezcan grupos populares (“reformistas”) que clamen por una igualdad entre ambas
instituciones, y que, además empiecen a hacerse eco de las protestas de ciertos sectores sociales
por el excesivo control senatorial de las clientelas (el voto secreto, per tabellam, se introduce
precisamente ahora), de los colegios sacerdotales, y de la tenencia de las tierras (el ager publicus
incorporado a partir de las conquistas).
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La República Imperial
Consecuencias Sociales: II. La plebs
Ya se ha explicado que la plebs será la que –por un lado, en lo referente a la plebs campesina– más sufra con el avance de la
conquista y por otro –en lo referente a la plebs engrosada por publicani contratistas de las distintas societates– más beneficios
obtenga de la misma. El retrato de la plebs de la época podría hacerse conforme a los siguientes términos.
RASGOS PRINCIPALES DE LA PLEBS EN EL SIGLO II a. C.
• El primer sector de la plebs será el pequeño campesinado que, tras la Lex Hortensia y el
final del conflicto patricio-plebeyo había avanzado mucho dada la abolición del nexum y los
repartos de tierra. Sin embargo, sus deseos de beneficiarse –especialmente los sectores de
campesinado desposeído– de los repartos de tierras del ager publicus que se iba
incorporando a la propiedad de la res publica se vieron frustrados. El Senado prefería
establecer coloniae de ciudadanos en el ager publicus ya que éstas cumplían, además, un papel
totalmente estratégico en áreas fronterizas. Ésto hizo que a muchos campesinos, la única
salida que les quedó fue la de enrolarse en el ejército lo que supone otra de las
transcendentales consecuencias del imperialismo romano.
• Los negotiatores serán el segundo sector de la plebs que, como se ha dicho, es uno de los
que más se beneficiará de la conquista, en concreto al asumir la gestión de tareas como el
abastecimiento de los ejércitos o la explotación de minas y canteras. A dichas tareas no
podía llegar el Senado, de tal manera que convocaba a concurso público una maquinaria
específica para su explotación constituida en las societates publicanorum, empresas
privadas a las que el Senado arrendaba estos servicios y que serán la base de su
enriquecimiento. El grupo de los publicani será, sin duda, una de las grandes novedades del
cuadro social derivado del Imperialismno de Roma.
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LA CONFIGURACIÓN DE LOS ORDINES
Fruto de la división y diferenciación social (aunque cada vez menos diferenciación
económica) entre la nobilitas y los negotiatores surgen en Roma dos grupos políticosociales que constituyen los denominados ordines, grandes grupos sociales con
condiciones estipuladas de ingreso y que se bifurcan en dos posibilidades:
1. Ordo Senatorius (“senadores”): A él pertenecen los individuos que han desempeñado
una magistratura de rango senatorial así como sus familias. Ello implicaba una
riqueza superior a 400.000 HS.
2. Ordo Equester (“caballeros”): Al ordo de los equites –que es como en las fuentes se
habla también de los negotiatores– pertenecen quienes desempeñan otras magistraturas
menores o procuratelas, siendo, por tanto, responsables de los Tribunales.
Ambos ordines se mantendrán durante toda la Historia de Roma como los dos ejes básicos
del gobierno y de la administración provincial.
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La República Imperial
La transformación del ejército en el siglo II a. C.
EL EJÉRCITO, FACTOR CLAVE EN LA ADMINISTRACIÓN PROVINCIAL
• Dada la importancia que en Roma adquirirá la guerra, el ejército se va a convertir en una de
las instituciones esenciales de la República, no sólo por su poder de control sino también
por la historia interna de sus conflictos y de su configuración.
• Tras la conquista de Italia, el ejército quedaba formado por romanos y por itálicos. Los
primeros eran los denominados adsidui (romanos que podían pagarse el equipo de guerra)
y los segundos los socii (en tanto que aliados). A ellos se les irían uniendo, a medida que
avanzaba la conquista, tropas de auxilia que aportaban sus propias armas pero dirigidas por
generales romanos. El núcleo de los auxilia será clave en la internacionalización del ejército
romano de la época.
• Una carrera militar era de gran duración y exigente. El dilectus (reclutamiento) era
obligatorio para los iunores y en ocasiones se intensificaba por circunstancias especiales
(supplementum) lo que hacía que un amplio grupo de los habitantes de Italia estuviera
llamado a filas de uno u otro modo. El servicio, además, duraba entre seis y siete años,
recibiéndose durante él una soldada establecida.
LOS PROBLEMAS SOCIALES DEL EJÉRCITO DEL SIGLO II a. C.
• Con la generalización de los conflictos de conquista propios del Imperialismo se produjo
también la progresiva escasez de adsidui para formar parte de los ejércitos romanos no
sólo en número (muchos morían en las guerras de conquista) sino en proporción (ahora era
mayor el territorio) y no sólo por la cantidad sino también por el empobrecimiento de
algunos adsidui, que ya no podían pagarse el equipo de guerra.
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• La necesidad de Roma de contar con adsidui le llevará a proletarizar el ejército a través de
permitir que entraran en él individuos arruinados que sustituyeran a esos adsidui o de
autorizar a éstos a que siguieran en el ejército a pesar de su empobrecimiento (proletarii).
Junto con estos proletarii, cada vez empieza a engrosar las filas del ejército un mayor número
de soldados de las tierras que Roma, progresivamente, va conquistando. Así, hispanos,
ilirios, sicilianos… van enrolándose en el ejército generándose en éste una convivencia entre
ciudadanos romanos, individuos proletarizados –muchos de ellos antiguos campesinos ya
desposeídos de sus tierras– y auxilia.
• La consecuencia –que tardará en concretarse y lo hará sólo, hacia el 90 a. C., el Bellum
Sociale– será la de la generalización de las reivindicaciones de ciudadanía en torno de
estos grupos que pedirán consideración política en reconocimiento y a resultas de su
esfuerzo militar.
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La República Imperial
Transformación Económica de Roma
Tal como se comentó a propósito de la conquista y de la distinta política empleada por Roma en Oriente y en
Occidente, es evidente que una de las consecuencias derivadas del expansionismo romano fue la de la incorporación a
Roma de una serie de oportunidades económicas nuevas y la necesidad de reestructurar otras que ya venía
practicando. Esto generará que dos sectores concretos –la minería y la agricultura– sufran una notable transformación
como consecuencia del imperialismo fraguado por Roma hasta el siglo II a. C.
EL SECTOR MINERO
Antes de la conquista, Roma –en realidad, toda Italia– es deficitaria en productos mineros.
Sin embargo, a partir del siglo II a. C., los grandes distritos están, precisamente, en los
territorios recién anexionados: Macedonia, Grecia (Laurión) y la Península Ibérica
(Cástulo). Pocas minas quedaron en manos de la explotación estatal de suerte que el Senado
arrendaría su explotación –a través de la denominada locatio conductio– a societates
publicanorum, que las recibían en subasta pública. Las societates publicanorum, inicialmente,
estarían compuestas por romano-itálicos y se convertirían a la postre en la base del
enriquecimiento del ordo equester. Más tarde empezarán a entrar en ellas individuos
autóctonos, de las prouinciae en que éstas operaban. Además, como consecuencia de la
abundancia de metal, Roma empezará a descentralizar las cecas monetales, fenómeno éste
que durará hasta los Flavios, que volverán a centralizar las acuñaciones.
EL SECTOR AGRÍCOLA
Con marcadas consecuencias de carácter social, la agricultura romana experimenta en el
siglo II a. C. una coyuntura bastante especial de la que, en cualquier caso, apenas estamos
informados por el De agricultura de Catón:
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1. Debilitamiento del campesinado tradicional. Dos van a ser las razones fundamentales
que explicarán la crisis en la que va a entrar el campesinado itálico. En primer lugar, las
devastaciones que los ejércitos cartagineses habían llevado a cabo en sus incursiones
al Norte y Sur de Roma y que generaron una gran cantidad de “tierra quemada” que se
perdió para sus campesinos. Por otro lado, si hasta entonces, muchos campesinos ocupaban
puesto de adsidui en el ejército y, por desarrollarse las actividades bélicas de la conquista sólo
en Italia, podían a la vez trabajar las tierras, el alcance territorial global de la conquista hará
que muchos no puedan compaginar su labor militar con la agraria y sean desposeídos de sus
tierras. Esto favorecerá la aparición de los primeros latifundios.
2. Aumento de la propiedad del ager publicus. El Senado romano empieza ahora a contar
con más tierras y lo hace gracias, sobre todo, a las confiscaciones, y a los nuevos territorios
conquistados. Frente a los campesinos y grupos populares que solicitaban un reparto de
dichas tierras, el Senado va a emplearlas para desarrollar una política de colonización
tendente a hacer presente la forma de vida romana en territorios fronterizos, al modo como
había hecho con las coloniae Latinae.
Como hemos visto, la progresiva proletarización del ejército y la ruina de la clase campesina
resultantes de la conquista facilitarán que aparezcan grupos de defensores de las clases
populares –habitualmente tribuni plebis– que solicitarán repartos de tierras y reformas
agrarias que permitan a la plebs disfrutar de parte del ager publicus derivado del
imperium territorial.
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La República Imperial
Valoración del Imperialismo Romano
Las Guerras Macedónicas (229-167 a. C.) y las Guerras Púnicas (246-146 a. C.) consolidaron el poder romano en el
Mediterráneo Oriental y Occidental. La actitud imperialista de Roma, el momento en que ésta empieza a disponer de
un imperium territorial que debe gestionar con las mismas instituciones con las que había venido gestionando la
capital genera una serie de consecuencias que, a la larga, y desde el 133 a. C. harán entrar en crisis a la República.
• Enriquecimiento de determinados sectores sociales (Senado –por la acumulación y
explotación del ager publicus– y publicani –encargados de la explotación de los sectores
comerciales, mineros y annonarios derivados de la conquista–) y ruina del pequeño y
mediano campesinado, que debe participar en las tareas de conquista.
• Ampliación de las posibilidades de acceso al cuerpo de la nobilitas a través de los
cargos vinculados a la administración provincial, que es ya una realidad.
• Generalización de la conflictividad política entre la nobilitas tradicional y los
homines noui, nuevos ricos derivados de los beneficios económicos del Imperialismo
(negotiatores). Este debate, en realidad canalizado luego entre optimates y populares, será el
motor de la crisis de la República Tardía.
• Concreción del sistema de ordines (senatorius, equester y decurionum con sus
correspondientes clientelae) para una eficaz administración y aparente promoción política
entre clases por todo el Imperio territorial.
• Conflictividad social en varios frentes, tanto entre los plebei y los patricii por la
solicitud de éstos –a través de sus tribunos– de parte de los bienes raíces derivados de la
conquista, como entre los proletarii miembros de las tropas auxiliares del ejército (los
socii) que reivindicarán derechos políticos y cívicos.
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