DIFERENCIAS ENTRE LA LENGUA ORAL Y LA LENGUA ESCRITA Una misma lengua –en nuestro caso el castellano-, dependiendo del canal de transmisión utilizado (oral o escrito), presenta una serie de diferencias que vamos a explicar a continuación. En primer lugar, según sea el sentido por el que percibamos los mensajes, distinguimos un canal auditivo para la lengua oral y un canal visual para la escrita. Esta distinción no sirve para casos excepcionales como el de un ciego capaz de leer mediante el tacto (sistema braille) o el de una persona sorda que lee los labios y, por tanto, no emplea el canal auditivo sino el visual en la comunicación oral. En segundo lugar, si atendemos a la situación comunicativa del emisor y del receptor, ésta puede ser compartida si la comunicación es inmediata (una conversación, por ejemplo) o ser diferida si hay distancia física y temporal, como por ejemplo cuando leemos un libro. No obstante, gracias a las nuevas tecnologías la lengua escrita también puede ser inmediata (caso del chat) aunque los interlocutores estén distantes uno del otro. En tercer lugar, la lengua oral suele ser efímera, es decir, desaparece el enunciado una vez terminado el acto comunicativo, mientras que la lengua escrita suele perdurar en el tiempo, es duradera. Sin embargo, también hoy en día la escritura en soporte digital puede eliminarse con mucha facilidad. Relacionado con esto último, podemos distinguir, en principio, una mayor espontaneidad en las manifestaciones orales de la lengua frente a la superior elaboración de lenguaje escrito. Aun así, en la actualidad desgraciadamente la lengua escrita, sobre todo la utilizada por la juventud en los mensajes de móvil y en las redes sociales, presenta una expresión muy poco elaborada y cercana a la oralidad. Otra de las diferencias existentes entre lengua oral y escrita es que la primera se ayuda de elementos extralingüísticos para la comunicación, como pueden ser gestos o entonaciones y en cambio la lengua escrita apenas los utiliza (aunque ahora está de moda entre los jóvenes el uso de emoticonos para expresar sentimientos). También hemos de referirnos a que la oralidad puede ser interactiva y la escritura no, pero esto hoy en día ya no es así pues los hablantes interactúan por escrito mediante el chat y las webcam con total libertad. Una nueva diferencia es que la lengua manifiesta oral manifiesta variaciones diatópicas (dialecto andaluz, por ejemplo) o diastráticas (la procedencia cultural de una persona) que en la lengua escrita quedan ocultas porque a la hora de escribir se tiende a una normativa más rígida que a la hora de hablar. Por ejemplo, un poeta andaluz no manifiesta su origen cuando escribe pero sí cuando recita sus poemas. Finalmente, un texto oral presenta un estructura abierta en la que la información puede no estar tan ordenada como en un texto escrito, que selecciona solo la información precisa y la ordena en una estructura cerrada. En conclusión, aun reconociendo las evidentes diferencias que se dan entre lengua oral y escrita, debemos considerar que la lengua es la misma, en nuestro caso el español, los usuarios emplean una y otra variedad con la misma finalidad de comunicarse y que, últimamente, los avances tecnológicos están propiciando el acercamiento de la lengua escrita a la oral, sin que podamos aún calibrar las consecuencias que esto tendrá para el futuro del idioma. EJERCICIO 1 PÁG. 68: En la primera parte del texto Pedro Salinas explica que cuando hablamos la lengua es solo un instrumento o herramienta al servicio de la comunicación mientras que cuando escribimos la responsabilidad del emisor es mucho mayor porque la lengua le ofrece infinitas posibilidades de expresar una misma idea de la que solo una será la elegida. Esta sería la diferencia principal entre lengua hablada y escrita, según Pedro Salinas. En la segunda parte el autor relaciona lengua hablada y escrita a través de los siguientes aspectos: 1) La lengua escrita se alimenta de la oralidad. 2) La lengua oral, por su parte, incorpora hallazgos expresivos procedentes de la lengua escrita. Por tanto, ambas se complementan y sirven conjuntamente al ser humano de instrumento de comunicación. Un esquema de las ideas más importantes del texto de Pedro Salinas sería el siguiente: 1. Lengua escrita. 1.1. Actitud especial del que escribe. 1.2. Dificultad para encontrar la mejor expresión escrita. 2. Lengua hablada. 2.1. Actitud normal del que habla. 2.2. Facilidad para expresarse oralmente. 3. Ambas se complementan. 3.1. Las dos modalidades deben enseñarse. EJERCICIO 2 PÁG. 68: El lenguaje oral en muchas ocasiones es reproducido en obras literarias como, por ejemplo, novelas. Este es el caso del fragmento extraído de una narración de Rosa Montero titulada Te trataré como a una reina. A continuación explicamos los rasgos lingüísticos que lo caracterizan: 1) Repeticiones de ciertas palabras (-Yo…yo; Él…él; luego…luego; pidiendo ayuda, pidiendo ayuda; y…y…y; Señor, Señor; Claro, claro). Estas reiteraciones tienen la función o bien de aumentar la expresividad o bien de apoyo para que el hablante puede pensar lo que va a decir a continuación. 2) Interrupciones marcadas mediante los puntos suspensivos que están provocadas por los continuos sollozos. 3) Elipsis de algunos elementos de la frase: “usted [esté] tranquilo”. 4) Empleo de coloquialismos y vulgarismos: “sin un duro”, “sinvergüenza”, “borracho”… Por su parte, las características más generales que conforman el discurso oral y que se manifiestan en el texto podrían ser las siguientes: 1) Canal auditivo: interrogatorio a que es sometido un chico. 2) Una misma situación comunicativa, referida en varias ocasiones mediante el adverbio deíctico “aquí”. 3) Debería ser efímera en la imaginación del lector pero lo cierto es que está recogida por escrito en un libro. Por tanto, es duradera. 4) Se nota que el chico improvisa por lo que hablaremos de espontaneidad. Además, las palabras se acompañarían de gestos y entonación nerviosa. 5) Hay respuestas por parte de los interlocutores, es decir, de los policías. 6) Variedad diastrática reflejada en el registro coloquial utilizado por el chico para explicar su situación. EJERCICIO 3 PÁG. 69: El texto A pertenece a la lengua escrita puesto que la forma del mensaje está muy elaborada. Lo podemos comprobar en el registro culto que utiliza el emisor: “Permanecí”, “encomendada”, “contemplando”, “próximas”, etc. Dentro de este registro se hace un uso poético del lenguaje en el segundo párrafo, cuando se describe el paisaje a través de metáforas y personificaciones referidas a las montañas: “hombro con hombro”, “acosándonos”, “desnudas”, “cabeza”… Por otro lado, cada párrafo desarrolla una idea primaria (el primero trata de la inquietud de un personaje y el segundo es una descripción paisajística) que, a su vez, se apoya en ideas secundarias, con la que la estructura es cerrada y la información es la precisa. El texto B, por el contrario, pertenece a la lengua oral. Hemos de referirnos, en primer lugar, a que se trata de una conversación entre amigas en una cafetería (misma situación comunicativa), por lo que hablaríamos de que una y otra interactúan constantemente: “¿Sabes?”, “Ya vale”… En segundo lugar, la estructura del texto es abierta como se demuestra en las muletillas que emplean: “no sé”, “o sea”, “bueno”, en las interrupciones (puntos suspensivos), en las repeticiones de palabras (“cuando”, “algo”…), en la elipsis (“donde siempre [quedamos]”, “[él] llegó a los cinco minutos”) y en las interjecciones (“¿eh?”, “vaya”). Además, el registro coloquial empleado es el propio de la juventud: “super nerviosa”, “te lías” y palabras comodín como “algo”, “hacer”, etc. Por último, los gestos no pueden faltar en una conversación entre chicas así como tampoco las entonaciones, como bien puede intuirse en los rostros expresivos de la foto. EJERCICIO 4 PÁG. 69: En una discoteca llena de gente o en un recinto habilitado como discoteca y desbordado de gente joven, se encuentra una pandilla de jóvenes. El primero levantaría la mano para saludar o para indicar al grupo de amigos que le sigue que ya han encontrado a los demás y, al mismo tiempo, haría un gesto de enfado (“buff”) por la cantidad de gente que hay. A continuación, el segundo personaje señalaría con la mano una puerta secundaria por la que han entrado. La tercera intervención es de alguien que hace cara de tener ganas de mucha fiesta y señala también con la mano el centro de la pista de baile. Sin embargo, alguien pone cara de circunstancias y se muestra indecisa tal vez porque allí está un chico que le gusta, por lo que una amiga le indica lo peor de su aspecto: el pelo y los zapatos. Tarda en arreglárselos (no se atreve a ir allí) y su amiga se muestra impaciente por lo que la empuja a la pista (suavemente, claro).