The Great Wall

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«The Great Wall»
sta no es una película cualquiera, porque todas las miradas
de la industria del cine están puestas en ella. Por supuesto
que “The Great Wall” (“La gran muralla”) se trata de la producción más cara en la historia del cine chino, con más de
135 millones de dólares de presupuesto, pero también llama la atención en los mercados por el desafío estratégico que plantea. Como
es sabido buena parte de los actuales ingresos de las majors de
Hollywood dependen de la taquilla en el gigante asiático, y son ya
muchos los casos de películas que no han recuperado su inversión
en los cines estadounidenses y que lo hacen gracias a la distribución
masiva en China. Esto ha llevado a los estudios a intentar abrir filiales en Asia o a asociarse con las compañías punteras allí instaladas. Este es el caso de Legendary East, que podría considerarse como
una sucursal de Legendary Pictures. Pese a todo, esta no deja de ser
una película china, porque quien más dinero ha puesto en ella es
el magnate local Wang Jianlin, conocido por dedicarse, al frente de
su multinacional Wanda, a comprar equipos de fútbol en Europa.
La pregunta del millón es qué pinta en toda esta operación el cineasta Zhang Yimou, cada vez más criticado en su país. Aunque
tampoco sorprende tanto, ya que destacó internacionalmente a
partir del 2008 cuando aceptó la dirección artística de los Juegos
Olímpicos de Pekín. Después ha seguido alternando las realizaciones intimistas con otras más espectaculares del género wuxia, por
lo que estilísticamente no se sale tanto de su línea creativa y hasta
E
Eddie Peng lidera la cuota china del reparto
internacional de «La gran muralla», la mayor
producción que jamás haya dirigido Zhang Yimou.
3 4 zazpika
parece normal, dentro de la habitual alternancia, que después de
realizar un drama de pequeño formato como “Regreso a casa” (2014)
se haya concentrado en la gigantesca “La gran muralla”.
Los ataques al maestro de la quinta generación provienen del
miedo a una pérdida de la identidad cultural china, a consecuencia
del capitalismo global. En Weibo, que es la plataforma china equivalente a la occidental Twitter, los ataques a Zhang Yimou han sido
muchos y muy duros desde que se supo el contenido y alcance económico de la película. De entrada, se le ha echado en cara la contratación de estrellas de Hollywood para encabezar el reparto, que
cuenta con los actores blancos Matt Damon, Willem Dafoe y el chileno Pedro Pascual. La indignación se debe a que a priori no se entiende qué es lo que pintan en una historia que tiene lugar en la
China feudal del siglo XV, por muy fantástica que sea. El veterano
director se ha defendido diciendo que hay que ver el filme como
una inmejorable oportunidad de lanzamiento internacional para
las estrellas locales, al codearse con los más renombrados intérpretes
extranjeros. Lo cierto es que en cartel no se quedan atrás Andy Lau,
Jing Tian, Eddie Peng, Zhang Hanyu y los cantantes Lu Han y Wang
Junkai.
De cualquier forma, cuanto se diga sobre la película por adelantado está sujeto a error, puesto que Yimou y su equipo de guionistas –formado por los cotizados Tony Gilroy, Max Brooks, Marshall
Herskovitz, Carlo Bernard, Edward Zuick y Doug Miro– se han guardado mucho de filtrar la más
mínima información con respecto al argumento. Lo único
que ha trascendido a los medios
versa sobre el planteamiento de
que la Gran Muralla pudo no ser
construida para defenderse de
los ataques de los mongoles, especulando con otro tipo de
amenazas que tendrían una
procedencia no terrenal y serían de índole más bien sobrenatural o desconocida. La presencia de los extranjeros en
torno a la construcción de la
mayor de las construcciones
humanas se debería a un viaje
de varios mercenarios anglosajones en busca de pólvora, un
siglo después de la llegada de
Marco Polo. En los trailers y
avance disponibles en la red el
innombrable enemigo nunca es
enseñado con nitidez, y las escenas bélicas muestran siempre
al ejército imperial chino.
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