PIEZA DEL MES ENERO 2010 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO Días 9, 16, 23 y 30 de enero por Raquel Sigüenza Martín Ventura Rodríguez, 17 28008 Madrid ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO LA ESCULTURA EN LA COLECCIÓN DEL MARQUÉS DE CERRALBO Texto: Raquel Sigüenza Martín Coordinación: Cecilia Casas Desantes Maquetación: Gráficas Pedraza © Museo Cerralbo, 2009 N.I.P.O. 551.07.003.4 No son escasas las obras de asunto religioso que se conservan en el Museo Cerralbo gracias al interés coleccionista de don Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo. La mayor parte de ellas son pinturas, aunque no faltan tampoco representaciones escultóricas y otros objetos sacros. En el caso concreto de esta escultura, en origen estuvo ubicada en el Salón Estufa del Piso Principal, espacio en proceso de recuperación en la actualidad que da a la calle Mendizábal. Planteada como una habitación acristalada que hiciera las veces de jardín de invierno, el Marqués finalmente condenó los vanos y la dedicó a la exposición de los objetos 3 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO que, según indica el inventario topográfico, se encuentran entre los números 742 y 1440. Piezas arqueológicas, paleontológicas, pero también dibujos, cerámica y tallas, como este magnífico busto con sus manos, procedente de una imagen vestidera, obra castellana del siglo XVII, se distribuían en esta sala expuestas en vitrinas, aparadores y muros. EL BARROCO, ESPAÑA Y LA ESCULTURA EN MADERA El período conocido como barroco se extiende a lo largo del siglo XVII con Italia a la cabeza de la teoría y práctica artísticas, siendo el país creador, modelo y referente para el resto de Europa. Varias son las características generales que comparte la escultura de esta época, independientemente del lugar donde fuera realizada, y de las cuales participan las creaciones españolas: el espíritu contrarreformista impone un arte religioso por encima de todo, hecho especialmente destacado en el caso español, donde una piedad profunda y sentida hace que apenas puedan encontrarse piezas de asunto profano durante esta centuria. El marcado realismo conseguido a través de rigurosos estudios anatómicos y una expresividad en casos extrema, junto a la importancia concedida al movimiento, producen figuras muy reales de ropajes agitados, así como composiciones basadas en líneas diagonales y abiertas, que logran aleccionar y conmover al fiel, objetivo principal de la imagen barroca. Por otro lado, hay un rasgo propiamente hispánico, como es el uso de la madera policromada, muchas veces 4 RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN trabajada con proporciones naturales y añadidos de postizos, tales como ojos, lágrimas, cabello, dientes o uñas. El material favorito, por su abundancia, ligereza, facilidad de talla, así como por resultar muy barato, fue el pino, reservándose el nogal para las sillerías corales. Son dos las grandes escuelas que surgen y se desarrollan a lo largo de este siglo XVII: la castellana y la andaluza, a las que se unirán otras como la murciana a partir de 1700. De la primera, con centro en Valladolid, es Gregorio Fernández (hacia 1576-1636) el máximo exponente, con obras trágicas y severas, pliegues duros y manos de posturas muy características, que tuvieron un gran éxito y amplio seguimiento por parte de escultores contemporáneos y posteriores, mientras que la andaluza, con una producción menos dramática y más dulce por regla general, se puede a su vez dividir según los diferentes centros de importancia, destacando Sevilla con Juan Martínez Montañés (1568-1649) a la cabeza y Granada, con Alonso Cano (1601-1667), entre otros grandes nombres. En el afán de conseguir la mayor verosimilitud posible, la escultura policromada necesitó de la colaboración entre pintores y escultores. Así, grandes nombres de la pintura trabajaron junto a los más importantes maestros de la talla: Francisco Pacheco, por ejemplo, policromó obras de Martínez Montañés, mientras que Diego Valentín Díaz hizo lo propio con los de Gregorio Fernández. Se dio, además, un cambio respecto al último cuarto del siglo XVI, en el que las 5 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN carnaciones se habían realizado “a pulimento”, logrando calidades que hacían brillar las partes visibles del cuerpo como si de porcelana se tratara. Fue precisamente Pacheco quien lideró el cambio hacia las carnaciones mate, consiguiendo de este modo unos resultados mucho más naturales y realistas que encajaban mejor con el sentimiento barroco (1) y con los preceptos artísticos de la Contrarreforma. IMÁGENES Y VESTIDERAS Dentro de una escultura en la que predominan encargos religiosos como retablos e imágenes de culto, pues en la corte se concedió una mayor importancia a la pintura, además de encontrarnos con Vírgenes, Cristos y santos de bulto redondo, aparecen también las conocidas como imágenes “vestideras” o “de vestir”, “de bastidor”, “de devanadera” o “de candelero”. Este tipo de escultura, si bien había nacido con anterioridad al siglo XVII, se desarrolló con mayor profusión a partir de ese momento y las imágenes de vestir se popularizaron, produciéndose hasta el XIX, con ciertos talleres activos hasta la Guerra Civil en la zona catalana. Están concebidas en origen para llevar vestiduras confeccionadas con tela, por lo que pueden tener o no el cuerpo tallado, presentándolo en ese caso de forma muy somera y, en caso contrario, ofreciendo talladas únicamente la cara y manos, añadiéndose también los pies cuando estaba previsto que el vestido los fuera a dejar a la vista, mientras que el resto del cuerpo es un simple bastidor realizado con listones de madera. Se excluyen, por tanto, de esta categoría, los Niños Jesús desnudos y de bulto redondo, o las Vírgenes y santas cuya vestimenta ya está tallada en la madera, 6 Varias imágenes de vestir, con bastidores o cuerpos esquematizados, subastados en Goya (abril de 2007). pero que se han ido revistiendo con posterioridad, dado que una imagen de vestir es aquella ideada en origen para cubrirse con textiles, por lo que sólo se tallaban y policromaban rostros, manos y pies. La estructura y partes que conforman este tipo de imágenes son las siguientes (2): en primer lugar la cabeza, formada por el rostro y el cuello, que muchas veces está tallada en el mismo bloque del tronco. El tronco es la parte superior, de forma compacta y, por regla general, de anatomía poco detallada, a la que se adosan la cabeza y los brazos y que se fija al armazón, armadura o bastidor inferior. Puede tener diferente longitud y, aunque lo más habitual es que llegue hasta las caderas (en la imaginería catalana y valenciana, hasta media pierna), también puede quedarse en el pecho o en la cintura. 7 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO Por su parte, las extremidades superiores (brazos, antebrazos y manos), muestran diversos modos de conectarse entre sí y con el tronco. Su movilidad suele reducirse a facilitar el necesario cambio de ropa de la imagen, por lo que es corriente que brazos y tronco aparezcan unidos con una única articulación a la altura del codo formada por una espiga o tornillo, o un gancho de alambre embutido en el brazo y otro en el antebrazo. Por su parte, la mano puede ir unida o no al antebrazo y en ocasiones es posible un movimiento perpendicular a la palma gracias a una articulación de bisagra. En el caso de las tallas destinadas a salir en procesión, para facilitar una gama más amplia de movimientos, suelen tener articulaciones en los hombros, codos y manos. Las articulaciones pueden ser de goznes o bisagras y de bolas; las primeras con una ranura en una de sus partes en la que se introduce un vástago de la otra parte sujeto mediante un pasador. La de bolas es relativamente reciente y el vástago acaba en forma esférica. Finalmente, la armadura o bastidor es la parte inferior de la pieza. Este tipo de escultura tuvo un especial desarrollo en los medios rurales, siendo más abundante en la zona andaluza, donde se llegó a celebrar un Sínodo en 1590 para corregir los excesos derivados de la costumbre de vestir las imágenes (con joyas, encajes, y toda suerte de aderezos que llegaban a hacer peligrar su necesario decoro) en la diócesis gaditana. Seguramente la costumbre de vestir las tallas se propagó gracias a las imágenes de advocaciones marianas locales. Así, por ejemplo, en 1594, se cita en Valladolid una imagen de la 8 RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN Asunción que poseía numerosos vestidos con los que era sacada en procesión. Asimismo, se ve la influencia de los pasos vallisoletanos del XVI, cuyas figuras, realizadas en papelón y lino, se vestían con trajes (3). Existen opiniones contrarias a esta consideración de la imagen vestidera como arte fundamentalmente popular. Alberto Fernández Sánchez afirma que durante siglos fue una práctica que no conoció exclusión social alguna e, incluso, que estuvo con frecuencia asociada a las altas esferas, mencionando para sostener su teoría el hecho de que la condesa de Ureña vistiera la imagen de la Soledad tallada por Gaspar Becerra a la manera de las viudas castellanas y añadiendo también que eran nobles y poderosos quienes mayores posibilidades económicas tenían para correr con los gastos ocasionados por la confección de ajuares tan lujosos (4). San Antonio Abad, Benito Silveira. Imagen procesional. Museo Nacional de Escultura de Valladolid. No podemos pasar por alto el hecho de que, salvo muy escasas excepciones, como el san Antón de Benito Silveira conservado en el Museo de Escultura de Valladolid, las imágenes de vestir se hacían con cuerpos de formas muy esquemáticas para poder ahorrar costes y que, al sacarse en procesión muchas de ellas, fueran más livianas, mientras que los ajuares se enriquecían gracias a donaciones particulares, que podían provenir de personajes de estamentos muy diferentes, incluido el pueblo llano. Además, con frecuencia 9 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO resultaban muy apropiadas para las devociones particulares, especialmente cuando se trataba de pequeñas figuras del Niño Jesús o Vírgenes que el público menos pudiente podía adquirir sin necesidad de realizar grandes desembolsos. CABEZA Y MANOS DE APÓSTOL Como hemos visto, dentro de la colección del marqués, y con el número de inventario 799, se encuentra este busto de santo vestidero junto con sus manos, realizado todo ello en madera maciza, estucada y policromada, que ingresó en la institución en 1922 como parte del legado de don Enrique de Aguilera y Gamboa. Con una altura de 58 centímetros, el busto estuvo localizado, como se dijo, en el Salón Estufa. Cabeza y manos de apóstol. Inventario Nº 00799. Museo Cerralbo, Madrid. 10 RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN Durante mucho tiempo se interpretó como una imagen de san Pablo, atribuyéndose la autoría a Juan de Villabrille y Ron (1663-1732), escultor de origen asturiano que desarrolló su vida y obra en Madrid, y se expuso a lo largo de la vida del museo en la llamada Galería Religiosa, estancia no original fruto de la museografía. En 1989, la pieza fue sometida a una restauración en la que se describía una preparación a base de cola animal y estuco, bien adherida al soporte, pero no a los estratos pictóricos. Por el avanzado deterioro de la policromía, ésta se desprendía fácilmente, de modo que la intervención consistió en el asentamiento del estucado, policromía y reintegración de las faltas, al mismo tiempo que se eliminaban unas piezas de madera no originales que hacían las veces de brazos. Además en 2009, con motivo de la futura Pieza del Mes, recibió una limpieza exhaustiva a cargo de Elena Moro. Tras el análisis de rayos X realizado a lo largo de ese año, se ha visto también que la pieza está formada por varios bloques de madera maciza unidos mediante algunos clavos metálicos internos mientras que los ojos, postizos y de forma esférica, han sido introducidos a través de las cuencas, retocadas posteriormente con estuco para configurar los párpados, y asegurados mediante una pequeña pieza en forma de cono también en el interior. Dos matices habría que incluir en cuanto al posible autor y a la iconografía que representa. En primer lugar, ya no se suele hablar de Villabrille y Ron. Estilísticamente, la pieza del Cerralbo presenta claras diferencias con la cabeza cortada de san Pablo, hoy en el Museo Nacional de Escultura, en 11 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO Valladolid, su obra más famosa y mejor conocida, o la cabeza de san Jerónimo de la madrileña iglesia de San Ginés: la barba, más estática y simétrica en este santo de vestir, nos lleva a pensar más en el siglo XVII, mientras que su expresividad, si bien muy destacada, no llega a los extremos de marcado patetismo de la obra vallisoletana. Por supuesto, la mirada en diagonal busca un movimiento característico del arte barroco. No cabe duda alguna acerca de la magnífica calidad de la pieza, aunque resulta sumamente difícil poder hablar con una cierta seguridad acerca de un maestro concreto. Cabeza de San Pablo, Juan Alonso de Villabrille y Ron. Museo Nacional de Escultura de Valladolid. 12 San José, Gregorio Fernández. Monasterio de San José del Carmen. MM. Carmelitas Descalzas, Medina del Campo. RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN La barba, ondulada y partida por la mitad, difiere un poco de los modelos de Gregorio Fernández; no obstante, la manera de tallar el cabello sí recuerda a él, como se puede apreciar en el san José del monasterio carmelitano puesto bajo esta misma advocación en Medina del Campo, al igual que la postura de los dedos de la mano izquierda, en concreto del índice, con una flexión característica de este escultor, visible en muchas de sus tallas, como el Niño Jesús que, acompañado de su Padre, realizara para el convento de La Concepción del Carmen, en Valladolid, y que se convirtió en uno de los rasgos más copiados por sus seguidores. Podemos, por tanto, concluir, que se debe, con bastante probabilidad, a la mano de un seguidor de Gregorio Fernández. San José con el Niño, Gregorio Fernández. Convento de la Concepción del Carmen. MM Carmelitas Descalzas, Valladolid. 13 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO Respecto a su iconografía (5), tenemos que decir que, aún sin tener una certeza acerca del personaje representado, hay que descartar se trate de san Pablo. Los únicos datos existentes para establecer una hipótesis de identificación son los rasgos faciales y la posición de las manos, pues han desaparecido los atributos que debió portar en otro tiempo. Es seguro que nos encontramos ante un santo, pues la parte posterior de la cabeza presenta sendos orificios destinados a la colocación del nimbo (hoy perdido) que simboliza la santidad del personaje. En cualquier caso, resulta llamativa su identidad, puesto que lo habitual para las imágenes vestideras son Vírgenes y santas o Niños Jesús, siendo muchísimo más escasos los santos y, cuando aparecen, suele tratarse de san José o del fundador de alguna orden religiosa. San Pablo, seguidor de Gregorio Fernández. Retablo de la Capilla del Relicario, Real Iglesia parroquial de San Miguel y San Julián, Valladolid. 14 RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN El rostro, de hombre maduro pero no anciano, con barba larga y cabello corto, no corresponde a la edad, más avanzada, en la que se suele representar a san Pablo, y que de manera tan acertada plasmó Villabrille en la aludida cabeza del Museo de Escultura, aunque excepcionalmente se puedan encontrar ejemplos muy cercanos a la escultura del Cerralbo, como el san Pablo del apostolado encargado a un seguidor de Gregorio Fernández para el retablo de la capilla del Relicario, en la Real iglesia parroquial de San Miguel y San Julián de Valladolid. La posición de sus manos hace imposible que pudieran sostener el libro y la espada, atributos personales de san Pablo, y permite descartar a todos los santos que portan libros, como los Evangelistas, u otros objetos, como maquetas de iglesias en San Antón, Diego de Anicque. Iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey. 15 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO el caso de los fundadores de órdenes religiosas, que además llevan tonsura. Por sus rasgos fisonómicos e incluso por el tipo y posición de su cabeza, recuerda al San Antón ejecutado por Diego de Anicque, seguidor de Fernández, para la iglesia vallisoletana de los Santos Juanes, o al mencionado de Benito Silveira, pero de nuevo la posición de las manos descarta estas identificaciones. Ocurre lo mismo respecto a san Jerónimo penitente, si bien se puede relacionar con este santo por la fisonomía y al igual que aquel, muestra desnudo parte del torso, perfectamente tallado. Después de haber excluido las anteriores opciones, creemos que se podría identificar con san Bartolomé. Las referencias a este santo en el Nuevo Testamento son sucintas. Aparece en Mateo (10,3), Marcos (3,18), Lucas (6, 14) y en los Hechos de los Apóstoles (1,13) y probablemente se trata de él también cuando se habla de Natanael (Jn 1,45; 21,2). Todas estas citas, sin embargo, se reducen a una mera mención del apóstol san Bartolomé junto a san Felipe. Hay que recurrir a La leyenda dorada de Jacopo della Voragine y a los Evangelios Apócrifos, donde nos encontramos con un Evangelio según san Bartolomé, para conocer más detalles sobre la historia, real o legendaria, de este santo. El primero nos acerca a su leyenda más conocida (6), según la cual desarrolló su tarea evangelizadora en la India, expulsando demonios de personas e ídolos. Allí fue perseguido por el rey Astiages, después de ser denunciado por los destrozos que su fe causaba en las estatuas de los ídolos paganos y tras haber cristianizado al hermano del monarca. 16 RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN El suplicio al que fue condenado difiere según los hagiógrafos: crucificado, desollado, ahogado o decapitado, lo cierto es que la versión más extendida lo presenta despellejado, de donde saldría su principal símbolo parlante o atributo, el cuchillo. Por otro lado, el Evangelio de Bartolomé cuenta que, estando reunido Jesús resucitado con los apóstoles, este santo le pide a Cristo que le muestre al demonio llamado Belial. Así sucede, y, siguiendo las órdenes de Jesús, le pisa la cerviz y lo interroga sobre quién es y las cosas que ha hecho. De ahí que otro de los símbolos característicos de este santo sea el demonio que, atado con una cadena, se retuerce a sus pies y que podría ser el otro elemento que la pieza del Cerralbo portara en sus manos. San Bartolomé, Miguel Ángel. Juicio Final de la Capilla Sixtina. Ciudad del Vaticano. 17 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO Supuestamente, su piel se conservaba en Pisa y precisamente por este martirio, fue elegido patrón por curtidores, guanteros, encuadernadores e incluso sastres, quienes lo reivindicaban por portar su piel bajo el brazo. Su iconografía es bastante rica: además del gran cuchillo que alude a su martirio; puede portar un libro que lo identifica como apóstol y su piel en la mano (7) como en el famoso fresco de Miguel Ángel en la Capilla Sextina. Su figura puede aparecer con o sin piel y así, con un magnífico estudio anatómico, lo plasmó Bronzino en una obra que hoy se encuentra en la Academia de San Lucas de Roma. A falta de atributos específicos, quede pues como posible identificación iconográfica la de san Bartolomé. Curiosa pieza, en todo caso, al ser un santo poco proclive a tallarse como vestidero, pero que muestra muy bien el delicado gusto del marqués a la hora de elegir las piezas que integrarían su colección. 18 RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN NOTAS (1) Martín González, J. J., Escultura barroca en España. 1600-1770, Cátedra, Madrid, 1998 (3ª edición), p. 19. Para lo relativo a la policromía en la escultura, consultar, de este mismo autor: “La policromía en la escultura castellana”, Archivo español de arte, 1953, tomo 26, nº 104, pp. 295-312. (2) Gañán Medina, C., Técnicas y evolución de la imaginería polícroma en Sevilla, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1999, pp. 122-123. (3) Martín González, J. J., Escultura barroca castellana, Madrid, Lázaro Galdiano, 1959, p. 42. (4) Fernández Sánchez, J. A., “Apariencia y atuendo en la imagen sagrada de vestir: el caso de Murcia”. Congreso internacional Imagen y apariencia, 2008. Versión digital disponible en: http://congresos.um.es/imagenyapariencia/11-08/paper/viewFile/2181/2121 10/10/2009. (5) Queremos agradecer a D. Antonio Cea Gutiérrez su inestimable ayuda al orientarnos respecto a la posible identificación del santo. (6) Vorágine, S., La leyenda dorada, t. 2, Alianza Editorial, Madrid, 1997, pp. 523-531. (7) Réau, L., Iconografía del arte cristiano. Iconografía de los santos (A-F), tomo 2, vol. 3, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1997, pp. 180-184. 19 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO GLOSARIO Armadura o bastidor Estructura compuesta por dos tableros de forma ovalada, uno más pequeño al cual se adosa el tronco y otro mayor que apoya en el suelo o peana, unidos entre sí por cuatro listones, dos frontales y dos laterales, dando forma de cono. Conocido como “candelero” en Andalucía y “devanadera” en Murcia y Levante. Carnación o encarnación Color de la carne. En la escultura, las carnaciones podían hacerse “mates”, es decir, sin brillo, o “a pulimento”, que dejaba un acabado brillante, como de porcelana. Escultura de papelón Figuras consistentes en un cuerpo con forma de maniquí, cubierto con vestiduras de tela encolada y policromada al óleo, a las que se procura plegar con el mayor realismo posible. Las cabezas, manos y pies son tallados. RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN actitudes elegantes y el protagonismo que adquieren cabezas y manos, así como la utilización de paños de marcados pliegues. Conocedor de la importancia de la policromía en el resultado final de la obra, siempre demostró un gran interés por ella, rodeándose de los mejores artistas para llevarla a cabo, como Diego Valentín Díaz. Alcanzó una gran fama, recibiendo encargos desde lugares muy distantes y destinadas tanto a iglesias y conventos como a particulares de los más altos estratos sociales. Nimbo Aureola o resplandor que rodea la cabeza de las imágenes sagradas en alusión a su santidad. Tonsura Corte ritual de cierta porción de cabello realizado al adscribir a alguien a la clerecía. Llamada cerquillo en el caso de los varones que recibían las órdenes regulares y que dejaba tan solo un cerco alrededor de la cabeza, y coronilla, en el caso del clero secular, reducida entonces al tamaño de una Sagrada Forma. Estuco Masa de yeso blanco y agua de cola con la cual se preparan muchos objetos que después se doran o pintan. Gregorio Fernández (1576-1636) De origen gallego, se instaló en Valladolid, foco escultórico fundamental durante el siglo XVI, en 1605. Allí fue discípulo de Francisco de Rincón y desarrolló una escultura en madera muy realista, pero también intensamente espiritual cuando el encargo lo requería. Sus obras, de anatomías perfectas, destacan por sus 20 21 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO BIBLIOGRAFÍA ANGUITA HERRADOR, R., El arte barroco, Encuentro, Madrid, 2004. RAQUEL SIGÜENZA MARTÍN RÉAU, L., S., Iconografía del arte cristiano. Iconografía de los santos (A-F), tomo 2, vol. 3, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1997. Sagrada Biblia, (edición de NÁCAR FUSTER, E. y COLUNGA, A.), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1973. VORÁGINE, J., La leyenda dorada, Alianza Forma, Madrid, 1997. CEA GUTIÉRREZ, A., Religiosidad popular: imágenes vestideras, Caja España, Zamora, 1992. Evangelios Apócrifos, (edición de SANTOS OTERO, A.), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1993. GAÑÁN MEDINA, C., Técnicas y evolución de la imaginería polícroma en Sevilla, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1999. El árbol de la Vida, Las Edades del Hombre, Segovia, 2003. Kyrios, Las Edades del Hombre, Ciudad Rodrigo, 2006 . Testigos, Las Edades del Hombre, Ávila, 2004. MALTESE, C., Las técnicas artísticas, Cátedra, Madrid, 1997. MARTÍN GONZÁLEZ, J. J., Escultura barroca en España, 16001770, Cátedra, Madrid, 1998 (3ª ed.). MARTÍN GONZÁLEZ, J. J., Escultura barroca castellana, Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1959. MARTÍN GONZÁLEZ, J. J., “La policromía en la escultura castellana”, Archivo Español de Arte, 26:104 (1953). 22 23 ARTE Y DEVOCIÓN POPULAR: UNA IMAGEN VESTIDERA EN EL MUSEO CERRALBO CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS PORTADA Y CONTRAPORTADA. Detalles de la pieza Inv. Nº 00799. Archivo digital Museo Cerralbo. Fotógrafo: Ángel Martínez Levas. Pág. 7: Goya, 26 de abril de 2007. Catálogo de la subasta. Foto de contraportada. Pág. 9: Alcalá, diciembre de 2001. Catálogo de la subasta. Lote 437. Pág. 10: Cabeza y manos de apóstol, inventario nº 799, Museo Cerralbo, Madrid. Pág. 12: Obras del Museo Nacional de Escultura, Ministerio de Educación y Cultura y Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1997. Pág. 12: Las Edades del Hombre. Testigos, Ávila, 2004. Pág. 13: Las Edades del Hombre. Kyrios, Ciudad Rodrigo, 2006. Pág. 14: Las Edades del Hombre. Kyrios, Ciudad Rodrigo, 2006. Pág. 15: J. J. MARTÍN GONZÁLEZ, Escultura barroca castellana, Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1959. Pág. 17: http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_el_Ap%C3%B3sto l (01-11-2009) 24