29 de Agosto de 2014 Calificadora Rating and Investment Information eleva calificación de Uruguay a “BBB-” (*) Emisor: La República Oriental del Uruguay Calificación de emisor en moneda extranjera: BBB-, BB+ Anteriormente Perspectiva de la Calificación: Estable Desde que la crisis financiera en 2003 hizo necesaria la reestructuración de la deuda pública, Uruguay ha trabajado para incrementar su resiliencia ante cambios en el entorno externo mediante la diversificación de sus exportaciones y el fortalecimiento del sistema financiero. Si bien la actual turbulencia económica en Argentina inevitablemente afectará la economía de Uruguay, el reciente comienzo de actividades de una gran fábrica de pulpa de celulosa y proyectos de inversión en infraestructura relacionados con la minería probablemente permitan sostener el crecimiento. Con un estable clima de negocios avalado por los inversores, las inversiones extranjeras han sido sólidas, destacándose muy especialmente el sector logístico. Aunque se espera que el déficit en cuenta corriente se mantenga alto, no hay grandes preocupaciones en cuanto a la posición externa dado los considerables niveles de reservas acumulados. Teniendo en cuenta los factores antes mencionados, R&I ha incrementado la calificación crediticia en moneda extranjera a BBB-. La perspectiva de la calificación es Estable. Un crecimiento económico estable requerirá que el gobierno sea capaz de mantener la inflación bajo control. R&I prestará atención a la capacidad del gobierno para controlar adecuadamente las expectativas inflacionarias a través de los cambios operados en el marco de la política monetaria y las fórmulas de fijación de salarios, entre otras medidas. En 2013 el PIB creció 4,4%, por encima de lo esperado. El crecimiento económico para 2014 y 2015 se prevé que ronde entre 3,0% y 3,5%. El crecimiento de los salarios reales ha disminuido debido a la creciente tasa de inflación al tiempo que la tasa de desempleo se ha incrementado, factores que pueden pesar en la evolución del consumo privado. El Banco Central del Uruguay (BCU) ha endurecido el crecimiento de la oferta monetaria para moderar la inflación. R&I seguirá de cerca los acontecimientos, incluyendo los efectos de una nueva desaceleración económica en Argentina. La política fiscal es ligeramente expansiva. La previsión de déficit fiscal del sector público para el 2014 y 2015 se ha revisado al alza en un punto porcentual hasta 3,3% y 3,2% del PIB, respectivamente. Será la primera vez desde 2002 que el déficit fiscal supere el 3,0% del PIB, previendo el gobierno un resultado primario con un ligero déficit durante dichos años. En comparación con la primera mitad de la década del 2000, los gastos relacionados con políticas aumentaron pero el tamaño de los ingresos fiscales se ha mantenido básicamente sin cambios. En la base de ingresos del gobierno las contribuciones de la seguridad social y los aportes por parte de las empresas estatales han pasado a desempeñar papeles más significativos en la actualidad. Con el fin de reducir el déficit fiscal es importante frenar el crecimiento de los gastos corrientes y, al mismo tiempo, expandir los ingresos tributarios. Las miradas estarán puestas en la posición fiscal que adopte el gobierno que se conforme tras las elecciones generales. La deuda pública respecto del PIB es relativamente alta en comparación con los principales países de América Latina, situándose en 59% a fines de 2013. El gobierno prevé que el porcentaje se incremente aún más -aunque ligeramente- al 63% a fines del 2015, pero es probable que se atenga a mantener la meta sobre la deuda neta respecto del PIB en torno al 25%. El gobierno está trabajando para mejorar la liquidez mediante la ampliación de la duración de su deuda y la conformación de puntos de referencia (benchmarks) en su curva, entre otras medidas. La proporción de deuda denominada en pesos, que era sólo del 11% en 2004, se ha elevado a más del 50%. Aunque los costos de financiamiento son mayores debido a las altas tasas de interés, los riesgos asociados con el financiamiento en moneda extranjera se han reducido sustancialmente. En general, la estabilidad del mercado de deuda pública va en aumento, lo que ayudará a apuntalar la gestión fiscal del gobierno. Para mantener a la economía en una senda de crecimiento estable es esencial atenuar la inflación, que se mantiene alta en un promedio de 9,3% entre enero y julio de 2014. Los factores detrás de las presiones inflacionarias incluyen el impacto de la debilidad del peso sobre los precios de los bienes transables y una demanda interna impulsada por los continuos flujos de capital y la ligera expansión de los déficits fiscales. Asimismo, es relevante el hecho de que las expectativas inflacionarias no están siendo ancladas adecuadamente, con aumentos salariales vinculados a la inflación pasada en un contexto de baja credibilidad de la política monetaria. En junio de 2013 el BCU modificó su instrumento de política pasando de la tasa de interés al manejo de agregados monetarios mediante el crecimiento de la oferta monetaria (M1 +), anunciando que volvería a ampliar el rango meta de inflación a entre 3,0%- 7,0% a partir de julio de 2014. La tasa de crecimiento del M1 + se ha establecido en el 8%, la suma del valor central del rango meta de inflación de mediano plazo (5%) y el potencial de crecimiento estimado del 3%. El gobierno está fomentando la adopción de lineamientos que reflejen las perspectivas de crecimiento y especificidades de cada industria en las negociaciones salariales, sobre todo en el sector privado. Se prestará especial atención a si tales cambios logran debilitar la inercia inflacionaria y, por tanto, dan lugar a una moderación de la inflación. El déficit en cuenta corriente durante 2013 se amplió a 5,8% del PIB a pesar de no haberse registrado un incremento en las importaciones de combustible a causa de la sequía (como en anteriores ocasiones). Esto se debe principalmente a que la cuenta de servicios se volvió deficitaria. El déficit en cuenta corriente probablemente rondará el mismo nivel durante algún tiempo. Por otro lado, el saldo de la cuenta de capital ha sido básicamente positivo, excepto en unos pocos trimestres durante el período 2009-2010, cuando las salidas de bonos y otras inversiones superaron las entradas debido a las turbulencias en los mercados internacionales. El monto de la inversión extranjera directa neta durante 2013 se mantuvo sólido en el 5,3% del PIB. De acuerdo a R&I la estructura del balance de pagos de Uruguay es estable en términos generales. A junio de 2014 las reservas internacionales se ubican en US$ 18.600 millones -o el 31% del PIB-, suficientes para cubrir totalmente 13 meses de importaciones de bienes y servicios durante 2013. A pesar de que la afluencia de capitales hacia emprendimientos inmobiliarios y otros proyectos puede estancarse ante la incertidumbre económica en Argentina (históricamente el mayor inversor extranjero directo), R&I cree que el riesgo de que la economía del Uruguay se desestabilice en términos de posición externa es limitado. (*) Aviso Legal: Esta es una traducción libre en base al comunicado de prensa original meramente con fines informativos. En caso de discrepancia entre esta traducción y el original, el documento original prevalecerá.