tema 4. inspección ocular. la escena de un accidente - Policías-Cop

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INVESTIGACIÓN DE ACCIDENTES – TEMA 4
José Eugenio Medina Sarmiento
M Mar Ruiz Oliver
TEMA 4.
INSPECCIÓN OCULAR. LA ESCENA DE UN ACCIDENTE: LA VÍA Y SU ENTORNO.
ELEMENTOS DE INTERÉS PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE ACCIDENTES: HUELLAS Y
VESTIGIOS.
1. Inspección ocular.
Podríamos definir a la inspección ocular, como el conjunto de observaciones,
comprobaciones y operaciones técnico policiales que se realizan en el lugar del hecho a
efectos de su investigación. La finalidad de la inspección ocular1 es triple:
a. Comprobar la veracidad del hecho punible.
b. Identificar a quienes lo ejecutaron.
c. Obtener los indicios y pruebas que demuestren su culpabilidad.
Desde el punto de vista legal, la inspección ocular viene descrita en los artículos 326 a 329 de
la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), así, cuando el hecho deja vestigios de su
perpetración, la Ley establece una serie de previsiones2:
a. En el artículo 326 párrafo primero se establece que, si el delito que se persigue
hubiera dejado vestigios o pruebas materiales de su perpetración, el Juez Instructor
o el que haga sus veces los recogerá y conservará para el juicio oral si fuese posible,
procediendo a la inspección ocular y a la descripción de todo aquello que pueda
tener relación con la existencia y naturaleza del hecho.
b. En el párrafo segundo de este mismo artículo 326, indica que a este fin hará
consignar en los autos la descripción del lugar del delito, el sitio y estado en que se
hallen los objetos que en él se encuentren, los accidentes del terreno o situación de
las habitaciones y todos los demás detalles que puedan utilizarse, tanto para la
acusación como para la defensa.
c. En el artículo 327, la norma procesal previene que, cuando fuere conveniente, se
levantará un plano del lugar suficientemente detallado, o se hará el retrato de las
personas que hubiesen sido objeto del delito, o la copia o diseño gráfico de los
efectos o instrumentos del mismo que se hubiesen hallado.
En el caso de la investigación de accidentes, no siempre nos encontraremos ante un hecho
que revista carácter de delito, no obstante, los principios y técnicas aplicables serán los
mismos.
Tal y como ya se puso de manifiesto al describir el método para investigar accidentes, es
necesario parcelar las áreas de investigación, para ello, la inspección ocular se estructura en
1
Fernandez, J., Moya, M., Técnicas de investigación. División de formación y perfeccionamiento, DGP,
1991.
2
Alonso, F., La Policía Judicial. Legislación, comentarios, jurisprudencia y formularios, Dykinson, 1997
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tres objetos de estudio, la vía y su entorno, el vehículo y el hombre como implicado o
testigo.
2. La escena del accidente: la vía y su entorno.
El espacio que se inicia en el punto de percepción posible de cada una de las unidades de
tráfico implicadas y que finaliza en el mismo punto de la unidad opuesta, es el que el
investigador debe considerar como escena del accidente. Esta área debe ser acotada y
tratada cuidadosamente, puesto que según el principio de intercambio formulado por
Locard, todo contacto deja rastro. Cuando un cuerpo contacta con otro, inevitablemente
ambos intercambian materia y alteran el estado de las cosas, dejando vestigios el uno en el
otro, estos elementos son los que mostrará la escena del accidente.
El investigador iniciará la inspección estableciendo el sentido de la misma, ubicando los
elementos hallados según este sentido, de este modo, resultará más sencilla la comprensión
de la escena descrita y por otra parte, aportará una metodología que, como ya se vio, evita
olvidos y errores.
Algunas de las pruebas y restos que encontraremos en la escena de un accidente no
permanecerán indefinidamente, por ello, el investigador tendrá que tomar fotografías,
medidas y recoger los restos antes de que desaparezcan. Para llevar a cabo esta tarea es
necesario conocer qué pruebas corren mayor riesgo de desaparecer y cuáles permanecerán
durante más tiempo intactas.
Los elementos que pueden variar en cuestión de minutos y por lo tanto los primeros que
deben ser inspeccionados y registrado, son entre otros:
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

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Las condiciones de iluminación, ángulo de incidencia del sol, etc.
Obstrucciones visuales móviles.
Marcas de neumáticos y restos expuestos al paso de vehículos, lluvia, etc.
Posiciones de las víctimas.
Posiciones de los vehículos, especialmente cuando están interrumpiendo el tráfico.
Tomados los primeros datos de carácter perecedero, la siguiente tarea del investigador en la
vía, es identificar el punto concreto del accidente, individualizándolo dentro del conjunto de
puntos de la vía. Generalmente, esta identificación se realiza indicando la vía en la que se ha
producido el accidente, en su “intersección con” o “frente a”. No obstante, en la actualidad
resulta muy conveniente tomar además, las referencias geográficas, cualquier navegador nos
indicará las coordenadas x e y (preferiblemente del punto de colisión), asegurándonos con
ello la posibilidad de realizar análisis mediante herramientas SIG o GIS (Sistemas de
Información Geográfica o en inglés Geographic Information Systems).
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Del mismo modo, se identificará el tramo en el que se ha producido el accidente, indicando
la modalidad de la vía (única, doble, etc.), su configuración (intersección en X en T), recta,
curva, pendiente y demás elementos definitorios.
El resto de elementos a identificar son la calzada, el firme, la señalización, las condiciones
atmosféricas, condiciones circulatorias, visibilidad y huellas y vestigios.
3. Elementos de interés para la reconstrucción de accidentes:
huellas y vestigios.
Son numerosos los elementos que hay que analizar en la escena del accidente, y es preciso
ser riguroso en la recogida de estas huellas y vestigios, ya que estos, proporcionarán
información de vital importancia para realizar una posterior reconstrucción del suceso.
En la escena del accidente podemos encontrar:
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Huellas de neumáticos.
Restos biológicos.
Huellas de los elementos de los vehículos.
Fluidos y otros restos.
3.1. Huellas de neumáticos.
La rodada es la señal, huella o rastro que deja impresa una rueda en el camino por donde
pasa. Ésta será diferente en función de variables como la presión, el estado del neumático, la
velocidad, etc. y también será diferente según se produzca directamente sobre el pavimento
u otros elementos.
3.1.1. Clasificación de las rodadas.
López-Muñiz3 hace mención a una clasificación de las rodadas, estableciendo que estas
pueden ser:
Impresiones. Cuando una rueda para por un elemento líquido o semilíquido, la banda de
rodadura se impregna del mismo, y cando llega a suelo seco va dejando la impresión, con el
mismo elemento en el que se humedeció, continuando la rodada hasta que la rueda se seca.
3
López-Muñiz, M. Accidentes de tráfico. Problemática e investigación. Colex, 1995
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Fig. 1 . Impresiones por fluidos
Depósitos. Si el vehículo pasa por un lugar donde se encuentra polvo, gravilla, barro, etc.,
esta materia se fija en la banda de rodadura por efectos de la presión de la rueda sobre la
superficie, introduciéndose en los surcos del dibujo de la rueda. Cuando se pasa de la zona
donde existe la materia blanda a un piso duro, los neumáticos van dejando caer las
pequeñas partículas, que formarán ligeros relieves coincidentes con los dibujos.
Improntas. Cuando el suelo sobre el que se apoya la rueda es blando, la presión que ejerce
hace que el neumático se marque con mayor o menor profundidad. La forma de la huella es
inversa.
Fig. 2. Improntas.
3.1.2. Presión del neumático.
Cuando los neumáticos están correctamente inflados, la banda de rodadura se apoya
completamente sobre el pavimento, sin embargo, cuando la presión del neumático no es la
correcta se pueden producir dos efectos, según sea baja o sobrepresión.
4
Rodriguez, J.A., Curso básico de investigación de accidentes para Policías Locales. N.P.
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En el caso de la presión por debajo de lo indicado por el fabricante, lo que va a ocurrir es que
no se produzca el apoyo en la totalidad de la banda de rodadura, sino que debido a la
estructura del neumático, el apoyo se desplazará a los bordes, quedando el centro sin
rozamiento, apareciendo unas características huellas estrechas y paralelas que se
corresponderán a los dos puntos de apoyo.
Por el contrario, si la rueda tuviera demasiada presión, se deformaría provocando una zona
de apoyo de la banda de rodadura, mucho más estrecha, centrada y única, quedando los
laterales sin marca.
3.1.3. Marcas según la velocidad de desplazamiento.
Como he comentado, la huella variará también, en función de la velocidad, de modo que
encontraremos señales de aceleración, deceleración y derrapes.
Señales de aceleración. Cuando un vehículo acelera, la fuerza de inercia se transmite al
centro de gravedad, retrasando y elevando su situación, como consecuencia se produce un
mayor apoyo sobre la parte trasera del vehículo.
Únicamente dejarán señales las ruedas motrices o tractoras, ya que son las que resbalan
sobre el terreno.
Señales de deceleración. Cuando se produce una deceleración, el efecto es el contrario al
descrito anteriormente, lo que ocurre es que el centro de gravedad se adelanta y desciende,
por lo que se produce un mayor apoyo en las ruedas delanteras, las ruedas traseras
ejercerán menor rozamiento con el pavimento por lo que su marca será de menor
intensidad.
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Derrapes. Se trata de desplazamientos laterales que dejan unas marcas producidas por las
ruedas que vencida su fuerza de fricción lateral, se desplazan transversalmente.
Los derrapes suelen producirse al tomar curvas a excesiva velocidad, en terrenos
resbaladizos y después de colisiones. Cuando sólo aparece una huella suele corresponderse
con la rueda tractora, si aparecen dos, normalmente serán las del lado del derrape, en raras
ocasiones aparecen las cuatro ruedas marcadas en el pavimento consecuencia de un
derrape.
Otro elemento interesante y que debe tenerse en cuenta a la hora de interpretar las huellas,
es que en los derrapes laterales suelen aparecer ligeras estrías o líneas perpendiculares a la
dirección de la marcha normal de la rueda en diente de sierra.
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3.1.4. Bloqueo de ruedas.
Cuando se frena a fondo y el vehículo no está equipado con sistemas antibloqueo, la rueda
correspondiente, o el juego de ruedas bloqueado, se deslizan sin girar sobre el pavimento,
dejando una huella muy característica denominada “frenazo” o “huella de frenada”,
provocada por la fricción, calentamiento y fundido de la goma de la superficie de la banda de
rodadura.
Al observar estas marcas, podemos distinguir, si las frenadas se realizan con desigual
intensidad de presión en las ruedas de frenado, si los frenos actúan con diferente fuerza en
una rueda que en otra, si se ha realizado alguna maniobra evasiva, etc.
Veamos algunos ejemplos:
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Al llegar al lugar del accidente el investigador puede encontrar una marca como la de la
primera imagen, que tal y como se muestra en la segunda, se trata del bloqueo de las ruedas
delanteras y traseras con un leve giro a izquierda.
También podemos llegar a determinar la secuencia del accidente con huellas de frenada más
complejas, tal y como se muestra en la secuencia siguiente:
Al llegar al lugar del accidente podemos encontrar una huella parecida a esta5.
Observando el vehículo desde abajo, podemos apreciar que en primer lugar se produce un
bloqueo de las ruedas delanteras.
5
Secuenciación realizada con la aplicación Virtual Crash.
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En un momento determinado el vehículo realiza un giro sobre su parte trasera, dejando una
marca de la rueda trasera derecha y haciendo converger las dos huellas de las ruedas
delanteras por efecto del giro.
El vehículo continúa su giro marcando la rueda trasera izquierda.
La siguiente marca de neumático indica tras la interrupción de la huella de la rueda derecha,
el inicio de la inversión del giro.
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En este momento, el vehículo ha completado un giro de 180 grados y continúa la marcha
hacia atrás.
Finalmente el vehículo se detiene tras completar la maniobra y quedarse sin energía.
3.1.5. Otro tipo de huellas.
También podemos encontrar, además, otro tipo de huellas como:

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Raspaduras del movimiento. Se trata de trozos de piedra, arena, polvo, etc.,
proyectados por la banda de rodadura en movimiento.
Raspaduras de goma. Son las arrancadas de los neumáticos por el pavimento,
generalmente rugoso y duro. El polvo queda a los lados de la huella.
Barreduras. Se trata de unas marcas que desaparecen con rapidez y que sólo se
detectan en lugares polvorientos. Suelen estar producidas por el deslizamiento del
neumático.
Enjuagado. También desaparecen pronto y se producen cuando la rueda seca el agua
que humedece el pavimento.
Embarraduras. Causadas por la proyección del barro o agua que existe en un bache o
charco, por el paso de la rueda.
3.2. Huellas provocadas por otro tipo de materiales.
Cuando se produce un accidente, algunas de las partes de la carrocería o de la carga pueden
rozar contra el suelo, dejando ciertas marcas características que podemos clasificar.
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Arañazo. Es una raya de poca profundidad y generalmente estrecha, realizada por
una parte aguzada con poca superficie de contacto. Si el elemento es madera, puede
dejar serrín, y si está pintado, suele dejar restos de pintura.
Restregón. Es una huella amplia, formada por el paso de un cuerpo de regular
tamaño. Pueden quedar también, otros restos como pintura, pequeños fragmentos
del material, etc.
Hendidura. Por hendidura entendemos cualquier alteración del pavimento de mayor
entidad que arañados o restregones. Podemos encontrar arañazos grandes y
profundos con arrancamiento de un trozo de firme. Las hendiduras variarán de
forma según el objeto que las haya producido y la fuerza ejercida por el mismo; su
profundidad también se ve condicionada por los elementos anteriores.
Hoyos. Suelen presentarse en terrenos blandos o en arcenes y se producen por las
partes duras del vehículo.
3.3. Huellas biológicas.
Estos restos deben ser analizados por el investigador, ya que ofrecerán información sobre la
forma en la que se produjo el accidente. Podemos encontrar sangre, cabellos, otro tipo de
restos biológicos, así como ropa.
3.3.1. Restos de sangre.
Puede presentar diferentes formas, fundamentalmente la encontraremos en charco y gotas.
El charco es una gran cantidad de sangre localizada en un pequeño espacio. Generalmente,
un charco junto a la víctima, indica que ésta no ha sido desplazada.
El goteo por el contrario, se produce cuando la fuente de salida de la sangre se encuentra a
cierta altura sobre el suelo. La forma de la gota y la altura pueden indicarnos el ángulo de
caída. Las gotas producidas por un cuerpo en movimiento, al caer sobre una superficie,
pierden su forma redondeada, presentándose en forma de “bate de béisbol”, el punto de
impacto de la gota aparecerá más grueso, en tanto que la parte más fina y alargada indicará
la dirección de las mismas. En el momento del vuelo de la gota, esta es esférica debido a la
tensión superficial, siendo su volumen de unos 0,05 ml., a menos que actúe una fuerza
externa y una velocidad terminal de caída de 7,65 m/s.
3.3.2. Cabellos.
En los atropellos y en las proyecciones, con ocasión de choques o colisiones, pueden quedar
cabellos unidos al punto en que la víctima fue golpeada. Esto permitirá la identificación de la
víctima y del punto de colisión. La identificación de los cabellos debe realizarse en los
laboratorios.
3.3.3. Otros restos biológicos.
Los atropellos ocasionados por vehículos grandes y pesados, pueden producir proyección de
restos humanos, a veces minúsculas partículas de tejido adiposo, conjuntivo, epitelial, etc.,
que quedarán adheridos a distintos lugares, el vehículo, la calzada, mobiliario urbano, etc.
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3.4. Otras huellas, fluidos y restos.
Tras revisar los tres grupos de elementos más destacados en la zona del accidente (huellas
de neumático, huellas provocadas por otros elementos rígidos y huellas biológicas), veremos
un grupo que en su mayoría compone lo que se denomina “restos del accidente”. Estos
restos, pueden ser muy útiles para determinar el punto de primer contacto.
3.4.1. Partes o piezas del vehículo.
Son los restos del vehículo que se desprenden al producirse la colisión. Suelen salir
despedidos, siendo alejados a algunos metros del punto de impacto e incluso pueden ir
rompiéndose y desprendiéndose tras la colisión. Estos elementos nos pueden indicar la
trayectoria de los vehículos después de la colisión.
3.4.2. Fluidos de los vehículos.
El más habitual es el líquido refrigerante del radiador, el aceite de motor y el electrolito de la
batería. Al analizar su ubicación, debemos tener en consideración que se produce una
demora en el tiempo desde que el vehículo colisiona, hasta que se produce el derrame.
Conocer el tipo de líquido puede ser de utilidad para determinar, hasta dónde se ha
transmitido la deformación del vehículo y la intensidad aproximada de la colisión.
3.4.3. Polvo, arena y restos de pintura.
Pueden ayudar a determinar la procedencia del vehículo o si ha estado presente en un lugar
concreto. Puede señalar el punto de colisión.
El barro, polvo, hollín y alquitrán de la carretera, adheridos a los bajos de los vehículos, los
pasos de ruedas y paragolpes, pueden desprenderse identificando el punto de colisión con
más o menos exactitud, ya que tienen poca inercia y suelen depositarse en el mismo punto
de la colisión.
Por su parte, los restos de pintura pueden encontrarse en el suelo, y otros elementos que el
vehículo ha podido rozar. En ocasiones podemos identificar la parte del vehículo a la que
pertenece la pintura encontrada.
3.4.4. Vidrios
La identificación de los cristales de procedencia del vehículo, se puede hacer con relativa
facilidad. La confrontación de los restos de cristales puede permitir identificar a un vehículo
concreto o ayudar a determinar la forma de producirse el accidente.
Este es un elemento, que puede desaparecer con relativa rapidez de la escena del accidente,
si no acotamos la zona, por lo que debemos estar muy atentos para recoger esta información
con suficiente celeridad.
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