Recordando a Don Pablo Escrito por Teresa G. Lee Estoy en Chile en el claro amanecer Al madurar la fruta de la mañana de mis diez años mis ojos vislumbran la silueta de dos y sobre las aguas vivientes el carterito y Don Pablo sobre marismas de agua fría en el hombre a hombro doy brincos con energía verso a verso de su amistad por la Isla Negra Nerudiana. caminan el senderito recitando: “ Sube a nacer conmigo, hermano” El color rojo de un erizo late entre las piedras oscuras y sombrías Cuando cumplo mis diez años me pongo a pensar esa vitalidad oceánica me atrae la amistad es el reverso del parasol y cuando me acerco a la casa de Don Pablo la amistad es la lluvia tupida del sur me detengo a contemplar que en círculo completo se logra reciclar la tierra viva y el mar. Es rociar al amigo con nuestro talento y recibir del suyo el impulso que nos hace de la tierra Desde la ventana –periscopio de Neruda su mirada llena de mundo se enfoca en mis manos inquisitivas que extraen al erizo del mar enredado enmarañado entre algas y mientras inhalo el yodo marino me detengo a oler la fragancia mineral del mar. brotar.