DE H I S T O R I A N A T U R A L 343 terrenos planos, que se riegan empapándolos, pero sin efectuar acción erosiva alguna.. Por, lo cual no creemos aceptable la denominación de aguas escorrentías para denominar a las que nos venimos refiriendo y procedentes directamente de las precipitaciones. Nosotros ahora proponemos para las aguas procedentes de fuertes chaparrones y del deshielo de la nieve, la denominación de «aguas de arrollada», siendo éstas las que, atacando el terreno, determinan las for­ mas erosivas a que antes hicimos mención, tan frecuentes y típicas en. muchos parajes peninsulares y en particular en los arcillosos y que­ brados. Corren estas aguas en filetillos muy numerosos, que siguen las líneas de máxima pendiente, pero serpenteando y cambiando constante­ mente de dirección. Por su acción el terreno llega a acarcavarse y a aba­ rrancarse. Fenómeno semejante efectúan las aguas de lluvia y las de arrollada resultantes al correr sobre terrenos calizos y otras rocas y materiales sa­ linos (yeso, cloruro sódico); pero en este caso la acción erosiva es debi­ da al poder disolvente, y aunque las formas resultantes son las mismas, adquieren desarrollo mucho menor, de detalle, pero siempre típicas. Así, pues, las denominaciones alemana e inglesa de «Schichtflat» y «Sheet Flood» reflejan bien las características que nos ofrecen las aguas de arrollada cuando éstas avanzan sobre las superficies sensiblemente planas de los países desérticos, pues es precisamente en estos casos cuan­ do se extienden en amplios mantos, al modo de como lo hace el agua de un vaso al derramarse sobre una mesa, sin que por ello no exista tam­ bién la otra modalidad de arrollamiento, típica en nuestros países. En íesumen: denominamos «agua de arrollada» las resultantes de los aguaceros y del derretimiento repentino de las nieves en zonas de no gran altitud, las cuales atacan al terreno «arrollándolo», en particular cuando su relieve es quebrado y su constitución margoso-arcillosa* y are­ nácea y de no gran consistencia. La acción erosiva de «arrollamiento» se caracteriza por su discontinuidad, al mismo tiempo que por su rápida evo­ lución, llegando el terreno por ello a acarcavarse y abarrancarse, toman­ do aspectos típicos bien representados en muchos parajes peninsulares. Las formas erosivas de «bad land», existentes en ciertas zonas de América del Norte, son debidas a estas acciones, siendo formas produ­ cidas por las aguas de arrollada, y que nosotros denominaremos como terrenos de arrollamiento, por ser originados por las acciones erosivas de las aguas de arrollada, acciones y fenómenos que extendemos a toda la red de ramblas de las vertientes mediterráneas cuyos efectos erosivos son' efectuados por masas de aguas de arrollada.