Sudán: grave riesgo de abusos contra los derechos humanos tras

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ndice AI: AFR 54/02/99/s
8 de enero de 1999
Servicio de Noticias 005/99
Sudán: grave riesgo de abusos contra los derechos humanos tras
levantarse el alto del fuego
Amnistía Internacional manifestó hoy que es posible que durante 1999 se cometan abusos
masivos contra los derechos humanos en Sudán tras levantarse el 15 de enero el alto del fuego, que había
estado en vigor durante seis meses. Continúan los esfuerzos internacionales para conseguir que se acuerde
una prolongación del alto del fuego en la devastada región de Bahr al Ghazal, y se prevé que mañana
arribe a Jartum el Representante Especial de las Naciones Unidas para Sudán y África Oriental, Tom
Vraalsen.
Amnistía Internacional afirmó: «En el pasado, los graves abusos contra los derechos humanos
cometidos durante redadas efectuadas por grupos paramilitares respaldados por el gobierno han sido un
factor decisivo de las hambrunas experimentadas por la población, especialmente en Bahr al Ghazal.
Entre estos abusos se incluyen la matanza de miles de pobladores rurales y el secuestro masivo de mujeres
y niños. Es probable que la reiteración de estos graves abusos dé lugar a otra hambruna».
La organización añadió: «A menos que todas las partes en conflicto emprendan un esfuerzo
conjunto para proteger los derechos humanos de los civiles conforme a las obligaciones que les impone el
derecho internacional, es probable que la historia se repita, con consecuencias desastrosas para la
población de Sudán».
Amnistía Internacional ha hecho un llamamiento a todas las partes para que respeten las
obligaciones que imponen los Convenios de Ginebra y para que pongan fin al al asesinato de civiles.
Todas las partes deben obedecer el principio según el cual debe hacerse una distinción entre los objetivos
civiles y los militares y no debe seleccionarse a los civiles como objetivo.
Amnistía Internacional manifestó: «La tradición de la impunidad que permite que las fuerza
militares cometan graves abusos contra los civiles sin temor a la censura también debe llegar a su fin».
La preocupación de la organización se ve intensificada por la reciente defección de Kerubino
Kuanyin Bol, importante jefe militar de Bahr al Ghazal, que el 5 de enero se reintegró a las filas del
gobierno, en medio de rumores de que está agrupando fuerzas en la zona.
Sus fuerzas, que lucharon junto a las del gobierno desde 1994 hasta 1997, infligieron violaciones
de derechos humanos masivas a la población de Bahr al Ghazal. Su estrategia militar se caracterizó por la
realización de redadas sistemáticas contra objetivos civiles, en colaboración con las Fuerzas Populares de
Defensa del gobierno y con grupos paramilitares conocidos como murahaleen.
Durante estas redadas, miles de civiles han sido asesinados. Muchos otros miles han quedado
desplazados de sus hogares, lo que ha afectado gravemente a la producción agrícola. Han saqueado e
incendiado pueblos enteros y robado ganado, privando aun más a los campesinos de sus medios de
subsistencia. Las Fuerzas Populares de Defensa y los murahaleen también han secuestrado a miles de
civiles, en su gran mayoría mujeres y niños, y los han obligado a realizar trabajos forzados en el norte del
país, convirtiéndolos, en los hechos, en esclavos.
El Ejército Popular de Liberación de Sudán también ha sido autor de abusos contra la población
civil, como asesinatos, saqueo de pueblos y confiscación de ayuda humanitaria destinada a las víctimas de
la hambruna.
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El gobierno de Sudán se ha abstenido totalmente de actuar contra los responsables de violaciones
de derechos humanos, y continúa afirmando que las muertes a gran escala en el sur de Sudán son
consecuencia de luchas entre grupos étnicos sobre las que no tiene control alguno. El Ejército Popular de
Liberación de Sudán también ha cerrado lo ojos ante los abusos cometidos por sus propias fuerzas.
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