España es diferente a Grecia: la gente está dispuesta

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ENTREVISTA
Jens Weidmann, presidente del Bundesbank
'España es diferente a Grecia: la gente está dispuesta a afrontar los problemas'
ROSALÍA SÁNCHEZ Especial para EL MUNDO Berlín
Mientras los técnicos europeos trabajan contra reloj en las posibilidades de un acuerdo con Grecia,
Jens Weidmann recibe en Fránkfurt a Les Echos, La Stampa y EL MUNDO con la serenidad de quien
tiene todos los posibles escenarios controlados. En su opinión, las inminentes y decisivas decisiones
al caer son exclusivamente políticas, pero al mismo tiempo reconoce que las cifras y los plazos de
pago permiten a la política solamente un margen mínimo de maniobra.
¿Diría usted que nos encontramos ante la quiebra de Grecia?
El tiempo se acaba. El asunto está en manos del Gobierno griego, que debe encontrar el modo de
cumplir con los pagos y decidir hacia dónde gira Grecia. No sólo hablamos de la posible quiebra del
Estado griego, con sus posibles efectos de contagio. Hay otro riesgo en perspectiva: si se conceden
ayudas sin condiciones, la condicionalidad de todas las ayudas quedaría en cuestión y eso socava
obviamente la base de la unión monetaria como unión de estabilidad. Acordémonos de que constituimos la unión monetaria sobre la decisión de que haríamos una política monetaria común pero mantendríamos la soberanía fiscal y eso significa mantener la responsabilidad. Quien decide, debe asumir
las consecuencias.
A final de mes, si el FMI comunica que los 1.600 millones de euros no son devueltos, la responsabilidad podría recaer sobre el BCE.
En absoluto. No es su responsabilidad, de hecho lo tiene prohibido, financiar países. Si las negociaciones políticas fracasan, no podrá hacer otra cosa que asumir las consecuencias. La financiación de
Grecia es responsabilidad de instancias políticas, gubernamentales y parlamentarias.
¿Considera creíble el objetivo de la Comisión Europea de reducción de la deuda griega al
120% en 2022?
En el actual programa ya se reconoce esa meta como no alcanzable sin más medidas de reducción
de la deuda y esa brecha en la sostenibilidad de la deuda no ha hecho más que crecer con el actual
Gobierno. El pasado otoño, Grecia había comenzado su recuperación económica y los mercados de
capitales habían recuperado cierta confianza. Pero desde entonces las perspectivas económicas y la
situación presupuestaria han empeorado significativamente. En este sentido, las perspectivas de la
ratio de la deuda se han vuelto más sombrías. Y un factor crucial para la sostenibilidad de la deuda es
llegar cuanto antes a posiciones fiscales sólidas y a una reducción de la deuda proporcional a esa situación.
¿Podría Grecia ir a la quiebra, pero permanecer en la zona euro?
La deuda griega ya ha sido reestructurada sin que por ello haya colapsado el sistema financiero y sin
que el país haya salido del euro. Pero solamente porque el Gobierno griego estuvo dispuesto a aceptar la condicionalidad de un programa de ayuda y porque los socios estuvieron dispuestos a proporcionar créditos de ayuda. Una suspensión de estos acuerdos o de los pagos pendientes a los acreedores o al BCE tendrían seguramente para Grecia una serie de consecuencias difíciles de controlar.
En última instancia, la responsabilidad de la permanencia de Grecia en el euro es del Gobierno griego.
Tsipras argumenta reiteradamente que si Grecia sale del euro, automáticamente lo harán también países como Italia o España.
Creo que las amenazas de ese tipo son muy chocantes. Cualquiera puede ver que España es diferente a Grecia y en absoluto comparable. El factor decisivo es que en España, como en Italia, el Gobierno y la población están dispuestos a hacer frente a sus problemas.
Hay partidos políticos, como Podemos en España, que observan, en espera de una señal para
seguir los pasos de Syriza.
No hay más que mirar el empeoramiento de la economía griega para darse cuenta de que no es un
camino muy atractivo. Y para entender hasta qué punto la población griega está preocupada y se
siente insegura, no hay más que ver en qué medida los griegos están sacando el dinero de sus bancos.
¿Sería mejor para la unión monetaria que Grecia saliese del euro?
Lo mejor para la unión monetaria y para el euro sería que el Gobierno griego muestre la voluntad de
llevar a cabo las necesarias reformas con el apoyo de sus socios europeos.
Mario Draghi repite a menudo que el euro es irreversible. En caso de un escenario Grexit ¿cabe pensar en un retroceso?
La existencia del euro no está necesariamente ligada al desarrollo de Grecia, aunque algunos efectos
de contagio no pueden del todo excluirse, sobre todo en lo referente a un cambio de carácter de la
unión monetaria en el escenario Grexit. Pero el carácter de la unión monetaria también se verá afectado si uno solo de los socios no asume su responsabilidad para con la estabilidad del conjunto y lleva a la unión monetaria a una unión de transferencias sin que las poblaciones europeas hayan tenido
la oportunidad de votarla. Ese también es un efecto contagio cuyas consecuencias no deben ser minusvaloradas.
Y Alemania ¿no debería afrontar también reformas?
Alemania ha superado la crisis mejor que otros países porque en el pasado no exageramos la deuda
privada y porque ya habíamos abordado las reformas del mercado laboral y la seguridad social. Pero
también Alemania se encuentra ante grandes retos. En los próximos años la edad de nuestra sociedad va a vivir cambios considerables. El número de personas en edad de trabajar se verá reducido en
un 28% hasta 2060 mientras que en Francia, por ejemplo, aumentará. Eso pesará sobre el sistema de
pensiones y tendrá efectos sobre el crecimiento. Mi visión es crítica respecto a algunas de las últimas
decisiones políticas, por ejemplo sobre las nuevas prejubilaciones (con 63 años solo en caso de tener
40 cotizados), que no va en la dirección correcta. Por el contrario, la edad de jubilación debe acomodarse a la nueva estimación esperanza de vida. Alemania necesita una mayor participación de las
mujeres en la economía, una inmigración orientada al mercado laboral y también inversiones.
Entonces, Alemania necesita mayor nivel de inversiones.
Fundamentalmente se trata de hacer Alemania más atractiva para la inversión privada. En cuanto a la
pública, las infraestructuras alemanas están dentro de los estándares internacionales y, aunque hay
cierto potencial, no deben ligarse las inversiones a un mayor endeudamiento, sino al rigor presupuestario. Ahorrar en unas partidas para invertir en otras. Y sobre todo tener en cuenta que no toda inversión en infraestructuras deriva directamente en crecimiento y empleo. No cada aeropuerto construido
va a ser necesariamente utilizado y rentabilizado.
Pero una mayor inversión en Alemania tendría efectos positivos sobre el resto de economías
europeas, equipararía las balanzas.
El superávit por cuenta corriente alemán no está orientado políticamente, sino que es fruto de la oferta y la demanda. Al contrario que en otros países europeos, ha disminuido significativamente. Además hay que tener en cuenta que la exportación de un automóvil alemán a un país no comunitario
también tiene efectos positivos sobre otros países europeos que, por ejemplo, fabrican componentes.
En general ese efecto es mayor que el de un programa de gasto público alemán.
¿Cuánto ha aportado la actual política del BCE a la recuperación de Alemania?
Alemania no necesita políticas de impulso, aunque por supuesto tiene un efecto. Pero también conlleva riesgos. El principal es que los endeudados, tanto públicos como privados, se acostumbren a tipos
tan bajos. Los gobiernos, por ejemplo, podrían sentarse y aplazar las reformas y las mejoras de las finanzas públicas. Además puede caerse en excesos, en el mercado inmobiliario, por ejemplo, donde
ya se observan aumentos de precios significativos en las áreas metropolitanas alemanas. Pero ese,
de momento, es un riesgo controlado.
¿Por qué un alemán compró en el primer trimestre 13 veces más oro, en promedio, que un estadounidense?
Si mira atentamente ese dato, verá que la compra de oro en EEUU está disminuyendo mucho por las
mejores perspectivas y de ahí que, al comparar, resulte esa proporción.
¿Hemos superado completamente el peligro de deflación?
Siempre mantuve que era un peligro limitado. Hubo fuertes descensos de precios en algunos países,
como España, para ganar competitividad, y además la caída del precio del petróleo. El primer aspecto
era necesario y el segundo temporal, de forma que no se trata de una peligrosa espiral de deflación.
En España las perspectivas económicas no se han deteriorado. Ese es uno de los motivos de mis dudas acerca de la necesidad del programa de compra de bonos del BCE.
¿Qué le parece la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia sobre el programa OMT del BCE?
Mi valoración del OMT siempre fue económica, no jurídica. El Tribunal ha reconocido la verificabilidad
jurídica de las decisiones del Consejo del BCE y en el caso concreto queda la evaluación final del Tribunal Constitucional alemán.
Por último, ¿qué puede hacer España para luchar contra el paro, especialmente el paro juvenil?
Es deprimentemente alto, pero se han dado importantes pasos que ya tienen frutos en cifras. Hay
programas de cooperación con Alemania en materia de formación dual, que aquí ha dado buenos resultados. En conjunto, España ha hecho valientes reformas y comienza a ver resultados. Desde mi
punto de vista lo importante ahora es no jugarse lo que ha conseguido.
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