Patología de la notocorda en la unión craneo-cervical: cordomas. Ecchordosis Physalíphora vs cordomas de baja agresividad radiológica; un reto diagnóstico. Poster no.: S-1110 Congreso: SERAM 2014 Tipo del póster: Presentación Electrónica Educativa Autores: S. Llorente Galán, R. Manzanares Soler, I. Zabala, C. Laganâ, M. Aragonés García; Madrid/ES Palabras clave: Neoplasia, Radioterapia / Oncología, Embolización, Cirugía, TC, RM-Angiografía, RM, Oncología, Cabeza y cuello, Anatomía DOI: 10.1594/seram2014/S-1110 Cualquier información contenida en este archivo PDF se genera automáticamente a partir del material digital presentado a EPOS por parte de terceros en forma de presentaciones científicas. 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Tenga en cuenta: Los enlaces a películas, presentaciones ppt y cualquier otros archivos multimedia no están disponibles en la versión en PDF de las presentaciones. Página 1 de 34 Objetivo docente El objetivo de este estudio se centra en mostrar la correlación entre la función de la notocorda, su desarrollo y trayecto anatómico a lo largo de la base del cráneo respecto a la localización y la naturaleza de las lesiones derivadas de esta estructura. Descripción de las lesiones benignas notocordales, con especial énfasis en el estudio de la Ecchordosis Physalífora, así como su implicación en el diagnóstico diferencial con los cordomas de la unión craneocervical de localización intradural. Revisión de los cordomas de la unión craneocervical, describiendo sus hallazgos de imagen característicos. Exposición de las principales características en las pruebas de imagen de otras patologías incluidas en su diagnóstico diferencial. Revisión del tema Desarrollo de la notocorda La formación de la notocorda comienza entre la tercera y la cuarta semana del desarrollo embrionario, originándose de las células de la línea primitiva, las cuales se dirigen cranealmente formando un cordón celular; el proceso notocordal. Cuando éste adquiere una luz se convierte en el canal notocordal. El proceso notocordal se extiende cranealmente entre el ectodermo y el endodermo hasta alcanzar la placa notocordal, un pequeño área circular formado de células procedentes del endodermo donde el ectodermo y el endodermo entran en contacto. El proceso notocordal culmina con la proliferación de las células de la placa notocordal, que se separan del endodermo para formar la notocorda definitiva. El endodermo de la membrana orofaríngea se origina a partir de la placa notocordal, futura localización de la cavidad oral. La notocorda constituye el eje central para la formación del esqueleto axial y tiene un rol fundamentalmente inductor en la formación del sistema nervioso central y periférico. La notocorda, en su recorrido axial, discurre entre los cuerpos vertebrales, sale del axis, recorre el basioccipucio y encuentra su extremo cefálico distal en el margen dural del cuerpo del esfenoides, caudal y posterior a la silla turca. Fig. 1 on page 14 Página 2 de 34 En las proximidades del extremo cefálico de la notocorda se forman los centros de condroificación que darán lugar a las diferentes estructuras óseas de la base del cráneo. Entre estos grupos de condroificación se encuentran los cartílagos precordales (de localización anterior a la notocorda) que serán los precursores de la silla turca y el cuerpo posterior del esfenoides, así como los cartílagos paracordales o lámina basal (situados alrededor de la notocorda) que son los precursores del hueso basioccipital. Algunos estudios apuntan que la notocorda podría ejercer un papel organizador que induciría la condrificación y segmentación de los elementos mesenquimales de los cuerpos vertebrales, lo cual podría explicar la variante de cordoma condroide. Por tanto, la notocorda, además de constituir una estructura que actúa como eje central para la formación del esqueleto axial y tener un rol fundamentalmente inductor en la formación del sistema nervioso central y periférico, está directamente relacionada con el origen de la base del cráneo. La notocorda sufre un proceso de regresión durante el desarrollo fetal, existiendo vestigios de esta estructura en los núcleos pulposos de los discos intervertebrales. Entidades relacionadas con la notocorda La notocorda en sus extremo cefálico y caudal no conforma una estructura cilíndrica uniforme, sino que presenta en estas localizaciones una morfología más compleja que podría favorecer que los procesos de regresión durante la vida fetal no se realizaran de forma homogénea a lo largo de todo su trayecto. De este modo, podrían permanecer restos celulares notocordales en estas localizaciones, que junto al trayecto anatómico que la notocorda adopta en la base del cráneo durante la etapa embrionaria, explicarían las diferentes localizaciones que adquieren las entidades relacionadas con la notocorda, las cuales se exponen a continuación (Fig. 2 on page 15 ): -Variantes de la normalidad que se consideran remanentes de la notocorda (fossa navicularis, canal basilar mediano) - Lesiones cuyo origen se relaciona íntimamente con la notocorda (quiste de Thornwaldt) -Lesiones benignas derivadas de la notocorda ( Ecchordosis Physalífora de localización retroclival) Página 3 de 34 -Lesiones malignas derivadas de la notocorda (cordomas extraóseos, intraóseos, intradurales). Se plantea que la bursa nasofaríngea sea el resultado de fuerzas de atrofia y regresión que convergen en el punto donde el trayecto ventral de la notocorda a través del clivus entra en contacto con el endodermo del primitivo techo faríngeo. Ante la presencia de procesos inflamatorios o la realización de adenoidectomía, la bursa nasofaríngea se ocluiría, dando lugar a la formación de un quiste de Thornwaldt. El quiste de Thornwaldt se sitúa en la línea media y en RM presenta hiperintensidad de señal en secuencias potenciadas en T2 así como en secuencias potenciadas en T1 debido a la existencia al contenido proteináceo. Tras la administración de contraste intravenoso muestra ausencia de realce que revela su origen mucoso. No obstante, la identificación de un quiste de Thornwaldt no requiere la administración de gadolinio, pues se trata en la mayoría de las ocasiones de un hallazgo incidental. Esta entidad a menudo coexiste con la presencia de la fosa navicular ( fossa navicularis) ; una pequeña escotadura ósea que se localiza en la faceta anterior de la apófisis basilar del hueso occipital, y representa el punto de salida de la notocorda en su trayecto por el basiesfenoides. Fig. 3 on page 16 Existen otros defectos óseos que son variantes de la normalidad y también se encuentran relacionados con el trayecto embrionario de la notocorda a su paso por el basioccipucio. Uno de ellos es el canal basilar mediano, el cual se considera un vestigio del canal notocordal en la etapa postnatal. El conocimiento de estas variaciones anatómicas es necesario para no confundirlas con líneas de fractura. Fig. 4 on page 16 Ecchordosis Physalífora La Ecchordosis Physalífora es una lesión benigna, a menudo incidental en los estudios de RM, de baja incidencia y que es identificada en el 2% de las autopsias. Se trata de una lesión de pequeño tamaño, consistencia gelatinosa y hamartomatosa, que se localiza en el espacio intradural entre la protuberancia y el clivus. Inicialmente Luschka y Virchow en 1857 acuñaron el término de ecchondrosis physaliphora al creer que este proceso derivaba de una degeneración de la sincondrosis Página 4 de 34 esfeno-occipital. En 1858 Müller reconoció su origen notocordal y es en 1894 cuando Rippert establece el término de Ecchordosis Physalifora (EP). Esta entidad se sitúa típicamente en el espacio intradural de la región retroclival, aunque también se han descrito otras localizaciones como en el diente del axis o en el coxis. Los principales hallazgos histológicos de la E.P. son la presencia de células physaliforas, las cuales se caracterizan por contener grandes vacuolas en su interior. Estas células también se visualizan en los cordomas, e inmunohistoquímicamente se distinguen por presentar inmunorreactividad a las citoqueratinas. La E.P. ha recibido numerosas nomenclaturas a lo largo del tiempo (resto notocordal gigante, hamartoma notocordal gigante de origen intraóseo, etc.) y típicamente se ha concebido como un remanente notocordal, aunque existe controversia en la actualidad respecto a este concepto. En este sentido, se han publicado algunos estudios que demuestran que las células notocordales fetales no muestran inmunorreactividad para la citoqueratina 18, mientras que en la E.P si existe positividad para esta proteína. Además, la E.P en ocasiones asocia una discreta reacción esclerosa del hueso adyacente, hecho que apoyaría la idea de que no se trata de un vestigio notocordal. En este sentido, algunos autores proponen adoptar el término de tumor benigno de células notocordales para la E.P., típicamente de localización retroclival. El diagnóstico diferencial entre la E.P. y los cordomas de localización intradural es a menudo complicado dado que comparten la misma localización y características histopatológicas, hecho que se explica en la medida que ambas entidades se consideran tumores derivados de la notocorda, si bien la E.P. es de carácter benigno y los cordomas poseen una naturaleza maligna. Sin embargo, presentan rasgos diferenciales que ayudan a su reconocimiento ( Table 1 on page 17 ): - La E.P. no muestra en RM realce tras la administración de gadolinio. - La EP suele ser típicamente asintomática debido a su pequeño tamaño y su patrón de crecimiento indolente, a diferencia de los cordomas. - La E.P asocia una discreta reacción esclerosa de las estructuras óseas adyacentes. Página 5 de 34 - La E.P. histomorfológicamente se caracteriza por la preservación de la trabeculación ósea, un patrón de crecimiento embebido dentro de las trabéculas óseas, la presencia de grandes células de aspecto poligonal y vacuoladas, ausencia de atipia nuclear, mitosis, necrosis y ausencia de matriz extracelualr mixoide, comparado con los cordomas. La EP suele ser típicamente asintomática debido a su pequeño tamaño y su indolente patrón de crecimiento, a diferencia de los cordomas. - Edad de aparición (jóvenes en E.P. , población mayor en cordomas). La distinción entre E.P. y cordoma es de extrema importancia debido a las implicaciones pronósticas y actitudes terapéuticas que cada entidad comporta. Los cordomas, debido a su característica naturaleza invasora y a su alta tasa de recurrencias, presentan mal pronóstico, mientras que la EP, aunque no hay consenso en su tratamiento, puede seguirse con observación para corroborar que no crece de forma sospechosa. Cordomas de la union craneocervical Los cordomas de la unión craneocervical son neoplasias óseas malignas de baja frecuencia que derivan del tejido embrionario notocordal, un cordón celular primitivo alrededor del cual, como se explica en el anterior apartado, se desarrollan, entre otros, las estructuras óseas de la base del cráneo y la columna vertebral. La incidencia global de los cordomas es de 0,08 a 0,5 por 100.000. Estos tumores afectan más a hombres que a mujeres y tienen un pico de incidencia entre los 50-60 años de edad, con una incidencia muy baja en pacientes menores de 40 años. Los cordomas son poco comunes en la población pediátrica, pero cuando aparecen presentan un comportamiento más agresivo. En raras ocasiones puede ser de carácter familiar. Aunque siempre se ha considerado el sacro como la localización más frecuente de los cordomas, diferentes estudios demuestran una similar distribución en la base del cráneo (32%), la columna vertebral (32,8%), y el sacro (29,2%). En esta revisión, nos centraremos en los cordomas intracraneales, que representan el 1% de los tumores intracraneales y el 4% de todas las neoplasias óseas primarias. La mayoría de los cordomas intracraneales son intraóseos, aunque existen algunos casos de cordomas de localización extraósea ubicados fundamentalmente en la duramadre (cordomas intradurales) y en la nasofaringe (cordomas nasofaríngeos). La Página 6 de 34 distinción de estos tumores de localización extraósea con patologías que comparten la misma localización es posible gracias a los recientes avances en los estudios de inmunohistoquímica y el descubrimiento de una duplicación de genes en el gen del factor de transcripción T (brachyury). Los cordomas intracraneales de localización intraósea se originan principalmente en la sincondrosis esfeno-occipital del clivus. Otros lugares de origen son la punta del peñasco, el área selar, el seno esfenoidal, seno maxilar y los senos paranasales. Los cordomas de la base del cráneo pueden extenderse desde el clivus:Fig. 5 on page 18 - En el plano anterior: hacia la silla turca y área paraselar, seno esfenoidal y seno etmoidal posterior. - En el plano lateral: hacia la punta del peñasco y la fosa craneal media. - En el plano posterior: hacia la cisterna prepontina y tronco cerebral (con implicación principalmente del puente). - En el plano inferior: hacia el foramen magnum, fosa yugular, atlas y otras vértebras cervicales, nasofaringe y espacio parafaríngeo. - En el plano craneal: hacia el quiasma y tercer ventrículo. Además, los cordomas intracraneales habitualmente invaden el trayecto anterior de la vía visual y los pares craneales cuyo trayecto discurre por la cisterna prepontina y el seno cavernoso, produciendo anomalías visuales y síntomas derivados de alteraciones de los pares craneales afectados. Los cordomas se consideran tumores de lento crecimiento y localmente invasivos. Por ello producen síntomas de forma insidiosa, que varían con la localización del tumor y la proximidad a estructuras críticas. La diplopía (parálisis del nervio craneal) y la cefalea (de predominio occipital u orbitofrontal) es la forma de presentación inicial más frecuente. Los tumores de gran tamaño también pueden afectar la función de los nervios craneales inferiores. Página 7 de 34 A pesar de los avances en el tratamiento quirúrgico y radioterápico, el manejo terapéutico de los cordomas de la base de cráneo sigue siendo un desafío. Son tumores de crecimiento lento con comportamiento local agresivo e invasivo, que se extienden afectando a estructuras óseas y neurovasculares, lo que dificulta su manejo. Una opción que proporcionaría un tratamiento óptimo incluiría la cirugía citorreductora junto con técnicas avanzadas de radioterapia, con especial énfasis en la protección y preservación de las funciones neurológicas. No obstante, no es raro la recurrencia y progresión de estos tumores, que también pueden dar metástasis aunque es muy poco frecuente. Hallazgos de imagen Ecchordosis Physalífora La Ecchordosis Physalíforaintracraneal se localiza típicamente en el espacio intradural de la región de la cisterna prepontina, detrás del clivus. Se ha descrito como hallazgo típico de esta entidad la presencia de un "tallo óseo"que conecta la lesión con la pared dorsal del clivus. En RM la EP es característicamente hipointensa en secuencias potenciadas en T1 e hiperintensa en secuencias potenciadas en T2 y no muestra realce tras la administración de contraste intravenoso, rasgo diferenciador respecto a los cordomas de localización intradural. Fig. 6 on page 18 Cordomas El diagnóstico de los cordomas de la base del cráneo se realiza fundamentalmente con los métodos de imagen de TC y RM. Ambas técnicas permiten definir las características diagnósticas de estos tumores y su extensión, información crucial para que el cirujano y el oncólogo radioterápico optimicen el tratamiento con el fin de mejorar el pronóstico de estos pacientes. El TC es especialmente preciso en el estudio de las alteraciones óseas. Podemos mejorar la sensibilidad de la técnica en la detección de las lesiones de la base del cráneo si se utilizan adecuados algoritmo de hueso y de tejidos blandos. El estudio de la base del cráneo debe incluir cortes de espesor fino en los planos axial y coronal así como imágenes tras la administración de contraste intravenoso. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la utilidad del TC es limitada en el análisis de tejidos blandos localizados en la fosa posterior debido a la presencia de artefactos de endurecimiento del haz. Página 8 de 34 La RM constituye el mejor método para la evaluación radiológica de los cordomas intracraneales. La RM y el TC tienen una sensibilidad similar en la detección de estos tumores, si bien la RM proporciona más información a la hora de precisar los márgenes de la lesión y la relación con las estructuras neurovasculares adyacentes. La limitación principal de la RM es la evaluación de la presencia de calcificaciones y el estudio de la cortical ósea. El estudio de RM incluye secuencias multiplanares. Las imágenes en el plano sagital son las más útiles a la hora de definir el margen posterior del tumor. Este plano también permite valorar la relación entre el tumor con el tronco cerebral, la extensión en la región nasofaríngea y la invasión transdural. Las imágenes coronales se emplean para la valoración de la extensión del tumor hacia el seno cavernoso y la relación con el quiasma y del tracto óptico. En el TC, los cordomas de la base del cráneo se visualizan como lesiones localizadas en la línea media, bien circunscritos, con valores de atenuación ligeramente altos y con componente lítico del clivus. Los hallazgos de imagen característicos del cordoma incluyen la destrucción ósea y la formación de un ángulo agudo entre el componente tumoral y los tejidos blandos y estructuras óseas adyacentes. Fig. 7 on page 19 En ocasiones es posible ver imágenes hiperdensas en el interior del tumor que representan secuestros óseos producto de la destrucción ósea más que neoformación de hueso (calcificaciones distróficas).En la variante de cordoma condroide, sin embargo, es más frecuente encontrar verdaderas calcificaciones intratumorales. A diferencia de los condrosarcomas, los cordomas no forman calcificaciones en anillo. Es habitual la extensión de estos tumores hacia la fosa posterior, la silla turca, el seno esfenoidal y hacia el seno cavernoso.Fig. 8 on page 20 Los cordomas intracraneales muestran un realce moderado-intenso en el TC tras la administración de contraste intravenoso. En RM son iso-hipointensas en las secuencias potenciadas en T1 Fig. 9 on page 21 También se pueden observar hiperintensidades de señal intratumorales que representan áreas con componente hemorrágico o material mucoide Fig. 10 on page 22 . Los focos de hemorragia se confirman a través de secuencias de eco de gradiente que evidencian los restos de hemosiderina como imágenes de ausencia de señal. Página 9 de 34 Los cordomas intracraneales se comportan típicamente de forma hiperintensa en secuencias potenciadas en T2 debido a su alto contenido de densidad líquida y la presencia de células physalíforas. Se pueden visualizar áreas intratumorales hipointensas en secuencias potenciadas en T2 secundarias a hemorragia, fragmentos óseos o material con alto contenido mucoproteico. Es común observar lobulaciones del tumor con hiperintesidad de señal en secuencias T2 separadas entre sí por septos hipointensos, hallazgos que dan la imagen macroscópica típica de tumor en coliflor (masa multilobulada). Fig. 11 on page 22 La variante condroide puede mostrar menor hiperintensidad en secuencias T2 debido a que en éstosvse produce reemplazamiento de la matriz de alto contenido acuoso y gelatinoso por focos de cartílago. Los cordomas normalmente realzan tras la administración de contraste intravenoso, Fig. 12 on page 23 , a menos que exista un alto componente de necrosis o grandes cantidad de de material mucinoso (apariencia de panal o "honeycomb"). En estos casos, el realce es sutil o incluso inexistente Fig. 13 on page 24 . Las imágenes con supresión grasa son útiles para diferenciar los márgenes hipercaptantes del tumor respecto a la médula ósea brillante del hueso adyacente. Los cordomas engloban a las arterias adyacentes hasta en un 79% de los casos, siendo al Angio-RM el método de imagen más idóneo para su valoración. A pesar de la alta frecuencia con que los cordomas intracraneales rodean las arterias, es infrecuente que se afecte el diámetro de los vasos. La angiografía cerebral ha sido sustituida por la AngioRM, reservándose aquella únicamente para casos en los que la Angio-RM demuestra una significativa repercusión vascular bien por gran desplazamiento o estenosis de la arteria carótida interna o la arteria vertebral. La angiografía cerebral puede definir con mayor precisión el grado de estenosis intraluminal, la oclusión y la presencia de circulación colateral. Fig. 14 on page 25 También se puede realizar estudio dirigido de RM para la evaluación de la afectación de las estructuras venosas. Diagnóstico diferencial Página 10 de 34 Los cordomas típicamente muestran hiperintensidad de señal en las secuencias potenciadas en T2 , a diferencia de otras neoplasias, por lo que el diagnóstico diferencial de los cordomas de la base del cráneo debe incluir aquellas lesiones que compartan la misma localización y sean predominantemente hiperintensas en secuencias potenciadas en T2. Algunas de ellas se exponen brevemente a continuación: Los condrosarcomas y los cordomas de la base del cráneo son dos entidades que típicamente en la literatura han sido objeto de confusión, dado que presentan varios rasgos comunes; como localización intracraneal y hallazgos clínicos y radiológicos similares, especialmente en el caso de la variante de cordoma condroide, que también se compone histológicamente de elementos cartilaginosos, por lo que el diagnóstico diferencial entre ambas puede ser extremadamente complicado. Los condrosarcomas derivan de las células mesenquimales primitivas o de los restos embrionarios de la matriz cartilaginosa del cráneo. Se localizan con mayor frecuencia en los huesos largos y en la pelvis, y menos de un 10% en cabeza y cuello. Tanto la localización como el patrón de crecimiento de los condrosarcomas parece ser diferente de los cordomas, pues los condrosarcomas tienden a crecer desde la región lateral hacia la línea media mientras que los cordomas se extienden desde la línea media hacia la las regiones laterales. Las técnicas inmunohistológicas pueden ayudar a diferenciar ambas patologías; los cordomas, incluída la variante condroide, son positivos para las citoqueratinas y el antígeno epitelial de membrana , a diferencia de los condrosarcomas que no presentan positividad para estos marcadores. Desde la perspectiva radiológica, ambas entidades presentan hallazgos similares; son hipo-isointensos en secuencias potenciadas en T1, hiperintensos en secuencias potenciadas en T2, y suelen realzar tras la administración de gadolinio. Sin embargo, determinados aspectos relacionados con la localización pueden arrojar algún dato clave para distinguir ambas entidades ya que los condrosarcomas ocupan con mas frecuencia la fisura petroclival, a diferencia de los cordomas que tienden a crecer desde la línea media hacia la región anterolateral. Fig. 15 on page 26 Página 11 de 34 Los condrosarcomas que se originan en la base del cráneo son típicamente de bajo grado y con mayor frecuencia de subtipo clásico, por lo que suelen presentar mejor pronóstico que los cordomas, con menos tasa de recurrencias y menor aparición de metástasis, lo que permite conseguir un control satisfactorio de los mismos tras la resección quirúrgica completa. Algunos autores consideran que los condrosarcomas podrían beneficiarse del tratamiento con la radioterapia adyuvante, si bien el riesgobeneficio en estos tumores típicamente de bajo grado en localización intracraneal no está completamente establecido. El tratamiento óptimo de los cordomas (incluyendo la variante condroide), sin embargo, incorpora la resección quirúrgica asociada a altas dosis de radioterapia debido a su alto índice de recurrencias y curso clínico agresivo. Los hemangiomas cavernosos son malformaciones vasculares frecuentes que muestran una gran predilección por el sexo femenino y una mayor incidencia durante edades medias de la vida. Deben incluirse en el diagnóstico diferencial de los cordomas cuando existe afectación del hueso esfenoidal. Los hemangiomas cavernosos pueden producir erosión en las estructuras óseas adyacentes, desplazando pero no infiltrando los vasos. Cuando alcanzan gran tamaño suelen dar síntomas secundarios al efecto de masa. Son lesiones de márgenes bien definidas que se sitúan en la región paraselar. En las imágenes de TC aparecen como masas típicamente hiperdensas y con captación homogénea tras la administración de contraste intravenoso. Los hallazgos característicos en RM son la marcada hiperintensidad en secuencias potenciadas en T2 y el típico patrón de realce típico de morfología centrípeta tras la inyección de gadolinio. Fig. 16 on page 27 Los neurinomas en la base del cráneo son lesiones poco frecuentes, afectando la mayoría de las veces al V par craneal y sus ramas. Cuando las estructuras nerviosas implicadas son el VI o el IV par craneal, los neurinomas pueden presentar una imagen radiológica muy similar a los cordomas dado que se localizan en el mismo lugar. Los neurinomas son lesiones de márgenes bien definidos y en las imágenes de RM se comportan de forma son isointensa en las secuencias potenciadas en T1 , hiperintensas en las secuencias potenciadas en T2, y con realce homogéneo tras la administración de gadolinio. De forma general, la localización característica de los cordomas (centrados en la línea media) y el patrón óseo destructivo de los mismos son datos que pueden ayudar a distinguirlos del resto de patologías. Las metástasis en la base del cráneo son poco frecuentes en ausencia de tumor primario conocido. No obstante, aquellas que en la RM muestran comportamiento hiperintenso en T2 pueden simular cordomas, por lo que deben incluirse en el diagnóstico diferencial. Fig. 17 on page 28 Página 12 de 34 Otras posibles entidades que deben ser consideradas en el diagnóstico diferencial de los cordomas de la base del cráneo son: El plasmocitoma y el linfoma, que afectan a la base del cráneo de forma ocasional, produciendo destrucción ósea del clivus ( en la unión de la apófisis occipitobasilar y el hueso esfenoidal), siendo el principal síntoma la diplopía debido a la compresión del VI par craneal, cuyo trayecto más largo se localiza en esta región. A menudo son tumores que permanecen asintomáticos durante un periodo relativamente largo de tiempo. Tienden a crecer en áreas clínicamente silentes, y únicamente cuando alcanzan un tamaño considerable provocan síntomas principalmente relacionados con compresión de pares craneales y cefalea. Si adquieren una localización central, estos tumores pueden confundirse con los cordomas. Los hallazgos de imagen de los plasmocitomas de la base del cráneo no son específicos. En la RM se manifiestan como lesiones líticas, isointensas en secuencias potenciadas en T1, con discreta hiperintensidad de señal en secuencias potenciadas en T2 y realce homogéneo tras la administración de gadolinio. Deben incluirse en el diagnóstico diferencial con los cordomas intracraneales cuando se localicen en el clivus o en la región selar. Fig. 18 on page 29 Los meningiomas son los tumores benignos intracraneales más frecuentes, representando el 13%-19% de todas las neoplasias intracraneales. Derivan de las células de la aracnoides y pueden aparecer en aquellos sitios donde existe esta meninge. Aquellos meningiomas de localización esfenoorbitaria o petroclival pueden tener hallazgos radiológicos semejantes a los de los cordomas. En el TC suelen aparecer como masas hiperdensas y en la RM son isointensas en secuencias potenciadas tanto en T1 como en T2, con intenso realce homogéneo en las imágenes postcontraste. Es característica la visualización de una base de implantación dural (imagen típica de cola dural) y fenómenos de hiperostosis asociados, a diferencia de los cordomas, si bien pueden presentar de forma ocasional cierto componente lítico que suele indicar malignidad y agresividad.Fig. 19 on page 29 Los macroadenomas son lesiones que ocupan y expanden la silla turca, y aunque no es un hallazgo frecuente, a veces asocian reacción lítica sobre el esfenoides o el clivus a lo largo de su extensión infraselar. Los macroadenomas muestran gran variabilidad en cuanto a sus hallazgos de imagen; tendiendo a ser en los estudios de RM isointensos en secuencias potenciadas en T2 salvo cuando presentan áreas quísticas o hemorrágicas. Tras la administración de gadolinio realzan de forma homogénea. Fig. 20 on page 30 Página 13 de 34 La displasia fibrosa es una enfermedad ósea idiopática. La medula ósea es remplazada por un tejido fibro-óseo desorganizado. La cavidad medular se expande pero la cortical permanece intacta, a diferencia de los cordomas. La displasia fibrosa tiene una apariencia en "vidrio esmerilado", es hipointensa en secuencias T1, isointensa en secuencias T2 y no presenta realce tras la administración de gadolinio. En RM puede confundirse con una lesión tumoral, siendo el TC el método que establece el diagnóstico. Fig. 21 on page 31 Los craneofrangiomas son neoplasias benignas pero con comportamiento agresivo que se originan del epitelio de la bolsa de Rathke, presente a lo largo del trayecto del conducto craneofaríngeo. Normalmente tienen una localización supraselar pero pueden extenderse hacia la región selar o ser primariamente de ubicación infraselar. En estos casos, aunque son muy poco frecuentes, pueden simular cordomas debido a la presencia de destrucción ósea con afectación del clivus, siendo raro la formación quística y el realce en el estudio postcontraste. No obstante, ilustramos un caso de craneofraingioma con formación quística y realce tras la administración de gadolinio estudiado en nuestra institución.Fig. 22 on page 31 Debería considerarse incluir los rabdomiosarcomas en el diagnóstico diferencial cuando afectan a la población pediátrica. Normalmente crecen desde la nasofaringe y se presentan como masas líticas de gran tamaño con gran componente de destrucción ósea. Otras posibles entidades que podrían considerarse en el diagnóstico diferencial de los cordomas de la unión craneocervical sería la histiocitosis X y los quistes dermoides y epidermoides. Images for this section: Página 14 de 34 Fig. 1: Visión sagital de la base del cráneo con esquema del trayecto anatómico de la notocorda durante el desarrollo embrionario. Su extremo cefálico queda englobado en el basioccipucio ; en la región posterior del esfenoides. Fig. 2: Diagrama representativo de las entidades cuya naturaleza así como su localización se relacionan con la notocorda y su trayecto anatómico en la base del cráneo. Página 15 de 34 Fig. 3: El quiste de Thornwaldt es una entidad que se asocia normalmente a la presencia de la fossa navicularis y el canal basilar mediano (flecha verde). A. La imagen de TC en el plano sagital muestra un defecto en la superficie intracraneal del basioccipucio, con forma de canal localizado en la línea media, compatible con canal basilar mediano (flecha verde). B. En la imagen de TC en el plano axial se observa la fossa navicularis como un defecto óseo en forma de muesca cortical en el basioccipucio (flecha amarilla), hallazgo que se asocia con frecuencia al quiste de Thornwaldt. C. La secuencia de RM FIESTA en el plano axial con cortes centrados en la nasofaringe muestra un quiste hiperintenso en la localización de la teórica bursa nasofaríngea de Luschka. En este caso el quiste de Thornwaldt fue diagnosticado incidentalmente. D. En las imágenes axiales de RM potenciadas en T1 se observa la ausencia de realce tras la administración de gadolinio, hallazgo típico en lesión de naturaleza quística (flecha rosa). Página 16 de 34 Fig. 4: Existencia de una escotadura ósea (flechas amarillas) en la superficie anterior del clivus en relación con la fossa navicularis. Página 17 de 34 Table 1: Tabla descriptiva que muestra las principales características que distinguen la Ecchordosis Physalífora de los cordomas extraóseos de localización intradural. Fig. 5: Diseminación tumoral. Las imágenes de RM sagital (A) y coronal (B) potenciadas en T1 con contraste muestran una lesión localizada en la base del cráneo. Lateralmente, la masa afecta a ambos senos cavernosos, con mayor participación del lado derecho, desplazamiento y estrechamiento de la arteria carótida interna intrapetrosa (flecha roja). En el plano anterior, la lesión expande la silla turca y alcanza al seno esfenoidal (flecha verde). La masa se proyecta posteriormente a través de dos formaciones nodulares (flechas azules) que atrapan y estenosan la arteria basilar (punta de la flecha amarilla). El tronco encefálico aparece deformado. Inferiormente, la masa se extiende hasta la apófisis odontoides, y superiormente la lesión afecta a la cisterna supraselar y al tercer ventrículo (flecha naranja). Página 18 de 34 Fig. 6: Mujer de 46 años en estudio por poliposis nasosinusal. En la RM se identifica incidentalmente una lesión extraaxial en la cisterna prepontina de localización retroclival con morfología lobulada que presenta las siguientes características: A y B. Las imágenes de TC en el plano axial y sagital muestran un discreto remodelamiento de la cortical posterior del clivus (flechas rojas). C, D y E. En las imágenes potenciadas en T2 en los planos axial, coronal y sagital se observa una lesión con áreas iso e hiperintensas ( flechas verdes) compatible con Ecchordosis Physalífora . F. Esta lesión no muestra realce en las secuencias potenciadas en T1 tras la administración de gadolinio. Nótese que la arteria basilar (flecha naranja) adquiere una localización posterior respecto a la imagen referida Página 19 de 34 Fig. 7: A,B: El TC basal en el plano axial de la base del cráneo muestra una masa de partes blandas de localización sellar que produce una destrucción de la cortical ósea que afecta al cuerpo del esfenoides, clivus, punta del peñasco izquierdo y dorso selar. Puede asociarse de forma típica con imágenes de secuestro trabecular (flecha verde). C: El TC en el plano axial tras la administración de contraste itnravenoso centrado en la silla turca muestra un discreto realce de la lesión que se extiende hacia la cisterna prepontina (flecha amarilla) y hacia el seno cavernoso izquierdo, englobando la arteria carótida interna intracavernosa izquierda ( flecha azul). Página 20 de 34 Fig. 8: Varón de 38 años con cefalea occipito-cervical de 7 meses de evolución. A: El TC en el plano axial centrado en la base del cráneo muestra un secuestro óseo en el interior de una masa lítica que destruye el clivus (flecha verde). B: El TC en el plano sagital revela la extensión hacia la cisterna prepontina del tumor y la presencia de calcificaciones distróficas (flecha amarilla). Página 21 de 34 Fig. 9: El estudio de RM con secuencia T1 en el plano coronal muestra una lesión de gran tamaño, isointensa, localizada en la región lateral izquierda del clivus con extensión craneal hacia el dorso de la silla. Lateralmente la masa crece hacia el seno cavernoso izquierdo, desplazando el lóbulo temporal sin invasión de la hoja dural ( flecha roja) y ocupando la fosa craneal media. También se aprecia extensión inferior de la lesión hacia el cavum de Meckel y hacia el foramen oval (flecha azul). Fig. 10: Mujer de 53 años con antecedente de resección de cordoma selar, que presenta un deterioro de la agudeza visual y parálisis del V par craneal. Las imágenes de RM en secuencia T1 en el plano coronal muestran una masa en la región paraselar derecha, predominantemente hipointensa con un foco nodular hiperintenso en su interior que puede corresponder a un área de microhemorragia intratumoral o bien a material con alto contenido proteináceo. Página 22 de 34 Fig. 11: Paciente con cordoma cervical recurrente localizado en el cuerpo vertebral de C2 con extensión superior al clivus distal. Las imágenes de RM en el plano sagital potenciadas en T2 con supresión grasa muestran una masa con presencia de múltiples tabiques hipointensos que separan lobulaciones hiperintensas (imagen típica de "coliflor sucia"). Existen áreas intratumorales hipointensas que podrían ser secundarias a hemorragia crónica, fragmentos óseos o material con alto contenido mucoide y proteináceo (flecha amarilla). La masa se extiende hacia el plano anterior produciendo un desplazamiento de la pared posterior de la orofaringe. También presenta una extensión hacia el canal espinal provocando un desplazamiento del cordón medular que muestra una señal normal. Página 23 de 34 Fig. 12: A: Imagen axial de RM potenciada en T1 que muestra una masa iso-/hipointensa en la región lateral derecha del clivus que se extiende hacia el área paraselar y hacia el ápex temporal. B y C: Las imágenes axiales y coronales de RM tras la administración de gadolinio y potenciadas en T1 manifiestan un marcado realce de la lesión. Página 24 de 34 Fig. 13: Imagen de RM potenciada en T1 en el plano axial muestra una masa hipointensa localizada en el hueso esfenoides y en el clivus que se extiende anteriormente hacia a el área selar y supraselar, lateralmente hacia ambos senos cavernosos con predominio izquierdo. B: Imagen coronal de RM potenciada en T2 en la que se observa la masa con una intensidad de señal heterogénea, predominantemente hiperintensa, que desplaza y comprime la glándula pituitaria y al quiasma óptico. C: Imagen axial de RM postcontraste potenciada en T1 donde la masa presenta un escaso realce, probablemente secundario a componente intratumoral de necrosis o material mucinoso. Página 25 de 34 Fig. 14: Masa centrada en la base del cráneo, localizada en la silla turca y en el dorso selar. A: Las imágenes de RM potenciadas en T1 en el plano sagital muestran heterogeneidad de señal del tumor, con áreas hipointensas e hipertensas en su interior. La masa tiene una extensión posterior hacia la cisterna prepontina, asociando una irregularidad de los contornos de la pared anterior de la protuberancia (flechas verdes) y una extensión anterior hacia el seno esfenoidal (flecha azul). B: La imagen de RM potenciada en T2 muestra una masa con múltiples septos, predominantemente hiperintensa,que se extiende por ambos senos cavernosos, especialmente hacia el derecho. Nótese la presencia de una estructura vascular tubular englobada completamente por la masa compatible con una arteria del trigémino persistente (flecha roja). C: Imagen sagital de RM potenciada en T1 con contraste en la que se observa un realce heterogéneo y periférico, con múltiples tabiques y loculaciones internas. D: Vista lateral de la arteriografía de la carótida interna derecha que manifiesta la presencia de una arteria trigeminal persistente, la cual se origina en la arteria carótida interna derecha y se dirige a la arteria basilar (flecha amarilla). E: Embolización con coil de la arteria trigeminal persistente. Página 26 de 34 Fig. 15: Gran masa centrada en la base del cráneo que infiltra el clivus, punta del peñasco izquierdo, región yuxtaselar, ángulo cerebelopontino y que se extiende por el canal auditivo interno izquierdo. A. La imagen de RM coronal T2 muestra una marcada hiperseñal de la lesión . B. En el TC se identifica una lesión lítica expansiva en el clivus que se extiende a ambos lados de la línea media e infiltra la sutura petroclival izquierda y la ápex del peñasco del hueso temporal izquierdo (círculo verde). C,D,E. El estudio de RM postcontraste potenciado en T1 en los planos axial, sagital y coronal muestra un intenso y heterogéneo realce de la lesión. Página 27 de 34 Fig. 16: Hemangioma localizado en la región paraselar izquierda. En el estudio de TC, la lesión es discretamente hiperdensa respecto al parénquima cerebral adyacente. En el estudio de TC postcontraste presenta una captación intensa y homogénea. En la RM la lesión es hipointensa en secuencias T1, característicamente hiperintensa en secuencias T2, y de forma típica presenta un realce lento y progresivo en el estudio dinámico tras la administración de gadolinio. Página 28 de 34 Fig. 17: Metástasis en la base del cráneo. Las imágenes de TC axial, coronal y sagital muestran una masa centrada en el clivus con extensa destrcucción de la cortical ósea (flechas rojas y círculo verde) y pequeñas calcificaciones intralesionales/ áreas de microhemorragia (flecha amarilla).Las imágenes de RM FIESTA en los planos axial, coronal y sagital muestran una masa hiperintensa en el clivus asociada a una masa de partes blandas de localización prevertebral ( flechas azules). El estudio de RM axial postcontraste potenciado enT1 la lesión realza intensamente. Fig. 18: Hallazgos en RM de mieloma centrado en el clivus. Se identifica una masa que afecta al clivus con extensión supraselar. Se comporta de foma isointensa en secuencias T1 y T2, a diferencia de los cordomas. Se extiende lateralmente hacia el seno cavernoso derecho (flecha roja), anteriormente hacia el seno esfenoidal y posteriormente hacia la hoja dural. En el estudio dinámico tras la administración de gadolinio la lesión presenta un realce y lavado temprano comparado con la glándula pituitaria, la cual se encuentra desplazada superiormente (flecha amarilla). Página 29 de 34 Fig. 19: RM de meningioma de la base del cráneo.El TC axial muestra una masa hiperdensa con extensión hacia el seno cavernoso derecho que asocia reacción esclerosa del clivus. Las imágenes de RM en coronal T2 y axial T1 centrados en la base del cráneo muestran una masa isointensa y homogénea ( flecha roja). Las imágenes postcontraste T1en axial y sagital manifiestan una masa con intenso y homogéneo realce (flecha amarilla). Página 30 de 34 Fig. 20: RM de macroadenoma. Se observa una extensa lesion que ocupa la silla turca y se extiende al seno esfenoidal y al clivus. En las imágenes potenciadas en T1 y T2 la masa es isointensa y realza tras la administración de contraste intravenoso. Fig. 21: Niño de 9 años con displasia fibrosa. Planos axial, sagital y coronal de TC y RM, incluyendo imágenes de volumen rendering. Gran lesión ósea (estrella amarilla), densa, que insufla la cortical ocupando la base del cráneo anterior con extensión hacia el seno frontal, celdillas etmoidales y cornetes medio e inferior derechos, afectando al clivus, región paraselar y ambos senos cavernosos. La lesión es iso-hipointensa en secuencias potenciadas en T1 ( flechas rojas) e hipointensa en secuencias potenciadas en T2 ( flecha verde). Cortesía del Dr. M. A. López Pino. Hospital Infantil Niño Jesús. Madrid. Página 31 de 34 Fig. 22: Mujer de 48 años VIH positivo que presenta fiebre y cefalea. Las imágenes de RM muestran una lesión centrada en la región hipotálamo-quiasmática, hipointensa en T1, heterogénea en T2 con áreas hiperintensas que muestra un área de realce periférico tras la administración de gadolinio. La biopsia postoperatoria reveló el diagnóstico de craneofaringioma. Página 32 de 34 Conclusiones El conocimiento del desarrollo, función y trayecto anatómico de la notocorda durante la etapa embrionaria permite acercarnos a la comprensión de entidades relacionadas con la notocorda descritas en el periodo postnatal. Este espectro de las entidades relacionadas con la notocorda incluye variantes anatómicas, tumores benignos y neoplasias malignas. La localización y el origen de estos tumores está íntimamente relacionado con las funciones de la notocorda durante la etapa embrionaria y específicamente con su trayecto anatómico en la base del cráneo. La Ecchordosis Physalíphora se considera un tumor benigno de células notocordales, de baja incidencia, identificable fácilmente mediante RM, y descrito la mayoría de las veces como un hallazgo incidental. Su típica localización retroclival es la misma que la de los cordomas extraóseos intradurales. Además, sus hallazgos de imagen similares complican a menudo el diagnóstico diferencial entre ambas entidades, aunque el curso clínico, las técnicas de inmunohistoquímica y los estudios postcontraste en RM constituyen las herramientas necesarias para su diferenciación. Los cordomas son neoplasias malignas cuyo origen deriva de la notocorda. El estudio del crecimiento notocordal en la etapa embrionaria facilita la comprensión de las diferentes localizaciones que esta patología adquiere, siendo objeto de este estudio los ubicados en la base del cráneo. Bibliografía 1. Iorgulescu JB, Laufer I, Hameed M, et al. 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