Invaginaciones de intestino delgado como hallazgo casual Poster no.: S-0884 Congreso: SERAM 2014 Tipo del póster: Presentación Electrónica Científica Autores: R. Fornell Pérez, Á. Lozano Rodríguez, P. Alemán Flores, J. Sanchez Flores, R. Fuentes Pavón; Las Palmas de Gran Canaria/ ES Palabras clave: Abdomen, Intestino delgado, TC DOI: 10.1594/seram2014/S-0884 Cualquier información contenida en este archivo PDF se genera automáticamente a partir del material digital presentado a EPOS por parte de terceros en forma de presentaciones científicas. Referencias a nombres, marcas, productos o servicios de terceros o enlaces de hipertexto a sitios de terceros o información se proveen solo como una conveniencia a usted y no constituye o implica respaldo por parte de SERAM, patrocinio o recomendación del tercero, la información, el producto o servicio. 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Página 1 de 14 Objetivos La invaginación de intestino delgado es una patología infrecuente en el adulto que clásicamente se ha asociado a la coexistencia de alguna patología subyacente, ya sea benigna o maligna, como factor precipitante. De forma habitual se podrá observar asociada a un cuadro abdominal agudo como causa de obstrucción de asas intestinales y/o fenómenos isquémicos de las asas implicadas. Sin embargo, se dan ocasiones en que en una TC realizada de forma programada en un paciente asintomático pueden observarse imágenes inequívocas desde el punto de vista radiológico de invaginación de un asa de intestino delgado en otra, sin fenómenos isquémicos, obtructivos ni sintomatología relevante asociada, en muchos casos no visibles en estudios posteriores. Se plantea entonces la duda de hasta qué punto puede ser patológico el cuadro o si puede progresar hacia un empeoramiento; nuestra hipótesis es que dicho hallazgo puede ser casual y transitorio, sin llegar a manifestar sintomatología ni complicaciones asociadas en un alto porcentaje de casos. Nuestros objetivos son, pues: • • • Analizar retrospectivamente los casos de invaginación asintomática de intestino delgado detectados de forma casual en TC, valorando en la historia clínica la existencia de pruebas complementarias o aparición de complicaciones posteriores secundarias. Estudiar la posible relación causal con la enfermeda de base de los pacientes o presencia de patología concomitante, valorando la posibilidad de no existir un sustrato patológico subyacente. Analizar las localizaciones más frecuentes de aparición de la invaginación asintomática. Material y método Se realizó un estudio retrospectivo de los casos de invaginación de intestino delgado asintomática observados en TC en nuestro hospital desde enero del año 2009 hasta la actualidad. Los casos fueron recopilados mediante búsqueda de texto libre en los informes transcritos en sistema informático RIS-PACS, usando como palabras clave "invaginación", "invag", "intussusceptum" e "intususcepción" con revisión posterior de las respectivas TC por dos radiólogos para descartar posibles falsos positivos de la búsqueda, así como confirmar el hallazgo. Se consideró la confirmación como visualización del asa invaginada asociada a su pediculo vascular-graso en el interior del asa invaginante en reconstrucciones multiplanares tanto axial como coronal. Página 2 de 14 Se descartaron del presente estudio aquellos casos observados en pacientes pediátricos con edad inferior a los 14 años, así como los pacientes a los que se solicitó la TC por cuadro de abdomen agudo secundario a complicaciones de la propia invaginación que por tanto no aparecieron de modo asintomático. Por otra parte, se incluyeron sólo los casos de invaginación enteroentérica, excluyendo los casos ileocólicos. En los casos incluidos se recopilaron datos sobre la localización del punto de invaginación con una división del abdomen en cuatro cuadrantes, la longitud, grosor y aspecto del asa invaginada y la coexistencia de patología subyacente previa o al momento del diagnóstico como posible causa además de la enfermedad de base que justificaba el estudio, antecedentes de enfermedades neoproliferativas, inflamatorias intestinales o intervenciones quirúrgicas y evolución posterior. La longitud de la invaginación se midió desde el punto de entrada hasta el punto de repliegue más distal de la pared intestinal invaginada; el grosor se midió en cortes axiales tomando el diámetro mayor entre los márgenes externos del asa invaginante o externa. El tipo de asa se decidió en función del aspecto de los pliegues de la pared interna del segmento inmediatamente proximal y distal a la invaginación. Además se revisaron las TC para analizar la existencia de signos sugestivos de complicaciones secundarias, dilatación de asas proximales (considerando normal un diámetro hasta 3 cm) o presencia de líquido libre intrabdominal. Por otra parte se recopilaron sexo, edad, circuito de origen y causa de la solicitud de TC, así como la existencia de pruebas complementarias para valoración intestinal o cirugía abdominal posteriores. Resultados Se hallaron 17 casos de invaginación de intestino delgado que cumplían los criterios de inclusión establecidos. De ellos, 10 eran mujeres y 7 varones con edades comprendidas en un rango entre los 34 y 72 años (media 51,12 a). En 7 casos se trataba de pacientes ambulantes con estudio programado; otros 7 casos correspondían a estudios programados en pacientes ingresados en nuestro hospital; por último de 3 estudios urgentes 2 casos se realizaron por patologías ajenas al tracto digestivo y 1 por patología gástrica (2 hospitalizados, 1 desde el servicio de Urgencias). Como indicación inicial del TC abdominal, 6 casos presentaban síndrome constitucional a estudio en los que no se objetivó proceso neoformativo ni infeccioso significativo. 8 casos padecían un proceso neoproliferativo (2 melanoma, 4 pulmón, 1 próstata, 1 mama), en 2 casos asociado a sobreinfección, ambos carcinomas pulmonares. 2 casos Página 3 de 14 presentaban cuadros infecciosos (1 absceso pancreático y 1 HIV con neumonía) y 1 abdomen agudo secundario a perforación gástrica. La localización más frecuente de la invaginación era yeyuno (14 casos), con otros 2 casos en ileon y un caso de difícil delimitación yeyuno-ileal. En cuanto a las regiones del abdomen, 14 casos se observaban en el cuadrante superior izquierdo del abdomen, 2 en cuadrante inferior izquierdo y 1 en mesogastrio con superficie en varios cuadrantes (principalmente cuadrante superior izquierdo). La longitud del asa invaginada o intussusceptum presentaba una media de 53,47 mm (rango entre 19 y 145 mm) y un grosor medio de 30,53 mm en la zona de invaginación (rango de 19 a 41 mm). En todos los casos, la invaginación se correspondía en cortes axiales con una imagen "en diana" Fig. 1 on page 5 Fig. 2 on page 6 Fig. 3 on page 6 . En un único caso se observó una causa clara de invaginación con múltiples lesiones hiperdensas intraluminales ya conocidas en relación con metástasis de melanoma Fig. 4 on page 7 Fig. 5 on page 8 ; de forma anecdótica, este paciente presentó 5 casos de invaginación de intestino delgado en 3 TC diferentes solicitados por otra causa, con un mínimo de 3 localizaciones diferentes y siendo asintomáticos en todas las ocasiones (si bien refirió en interrogatorio posterior molestias abdominales el día de la realización de uno de ellos de forma ambulatoria). Si bien 7 de los 17 casos presentaban ganglios aumentados de tamaño, sólo 1 de los casos mostraba adenopatías de localización mesentérica, 1 adyacentes a hilio hepático y 1 retroperitoneales. No se identificó sustrato patológico en el resto de las TC dentro de lo valorable ni se halló en el seguimiento una clara causa de invaginación reflejada en las respectivas historias clínicas. 3 pacientes tenían antecedentes de cirugía abdominal previa (2 de cirugía gástrica y 1 histerectomía), existiendo por otra parte 2 casos de historia de pancreatitis aguda y 1 de intolerancia a la lactosa. En un único caso se observaron signos de obstrucción proximal (dilatación de hasta 4 cm de asas de intestino delgado), correspondiento a uno de los TC con imagen de invaginación realizados al paciente con melanoma Fig. 5 on page 8, que cursó con clínica de discreto dolor abdominal y se resolvió sin tratamiento (como dato curioso, de las otras 4 invaginaciones en dicho paciente ninguna más presentó dilatación significativa, incluyendo una segunda invaginación en esa misma TC). En ningún caso se apreciaron alteraciones de la densidad o grosor de la pared intestinal ni neumatosis que sugirieran sufrimiento de asas. Se objetivó líquido libre intrabdominal en 4 casos, correspondiendo 3 de ellos a pacientes con cuadro infeccioso agudo y 1 al paciente que debutó con perforación gástrica. Como pruebas complementarias posteriores se realizaron tránsitos intestinales baritados a 2 pacientes y nuevo TC abdominal a 1 de ellos días después del primero, en todos los casos sin hallazgos patológicos. 3 de los pacientes fueron intervenidos quirúrgicamente: Página 4 de 14 2 el mismo día del diagnóstico (1 por perforación gástrica, 1 por sepsis sin foco con laparotomía exploradora en blanco) y 1 nueve meses después (laparoscopia por cuadro suboclusivo hallando un divertículo ileal, alejado de la zona de invaginación visualizada), en todos los casos sin hallar invaginación ni objetivar causas para la misma. No se solicitaron pruebas complementarias radiológicas ni digestivas al resto de los pacientes. A lo largo del seguimiento posterior, con datos recopilados retrospectivamente en las historias de cada paciente, no se han registrado complicaciones secundarias a las invaginaciones intestinales visualizadas ni aparición de sintomatología sugestiva de dicho cuadro referida por los pacientes. Como única salvedad, el caso referido de metástasis intestinales de melanoma donde se observaron invaginaciones en 3 TC diferentes con un intervalo de realización de 3 meses, sin embargo en ningún caso con sintomatología asociada, otros signos radiológicos de obstrucción ni sufrimiento de asas. El rango global de tiempo del seguimiento fue de 15 días a 50 meses (media 15,94 meses), dentro de los cuales se comprueban 6 éxitus por causas ajenas a la esfera gastrointestinal (rango de seguimiento 15 días a 24 meses, media 8,66 meses) y 11 pacientes vivos (rango de seguimiento 3 a 50 meses, media 19,91 meses). Images for this section: Página 5 de 14 Fig. 1: Imagen axial de TC de abdomen. Se observa una imagen "en donut" (flecha), característica de invaginación intestinal. Puede observarse la ausencia de signos de complicación (alteración del realce, dilatación...) y la llegada del contraste oral al colon. Fig. 2: Imagen similar a la anterior con invaginación de intestino delgado asintomática (flecha) en otro paciente. Obsérvese la presencia de grasa y vasos acompañando al intussusceptum en su lateral derecho. Página 6 de 14 Fig. 3: Mismo caso que en fig 2, reconstrucción coronal. Página 7 de 14 Fig. 4: Imagen de invaginación asintomática de intestino delgado (flecha blanca) en un paciente con melanoma metastásico que se realizaba un control por TC. Nótense los nódulos hiperdensos cutáneos y musculares (flecha hueca) en relación con metástasis. Página 8 de 14 Fig. 5: Mismo paciente que en la fig 4, reconstrucciones coronales de dos TC realizadas con 45 días de diferencia. Se observan sendas imágenes de invaginación de intestino delgado (flechas blancas) con diferentes localizaciones, ambas asintomáticas y realizadas de forma ambulatoria a pesar de la dilatación en el caso de la izquierda. Nótense en este último la presencia de lesiones hiperdensas intraluminales (flechas huecas) en relación con metástasis de melanoma. Así mismo se observan lesiones metastásicas hepáticas (estrellas) y musculares (rayos). Página 9 de 14 Conclusiones La invaginación intestinal consiste en el prolapso de una porción de asa (intussusceptum) en el interior de la luz del intestino inmediatamente distal (intussuscipiens), acompañada de la grasa mesentérica y las estructuras vasculares asociadas. Resulta un cuadro más frecuente de la edad pediátrica, correspondiendo sólo en un 5-16% de los casos a pacientes adultos de los cuales un 40% son invaginaciones enteroentéricas (más frecuentes yeyunales, dato acorde con nuestro estudio donde observamos un 82,35%) y representando un 1-5% de las obstrucciones de intestino delgado en adultos. Clásicamente se ha considerado que el 70-90% de las invaginaciones intestinales diagnosticadas en el adulto se corresponden con un sustrato patológico, sea benigno o maligno. Entre las causas descritas están las adherencias, enfermedades inflamatorias y malabsortivas (celiaquía, Crohn), tumores (melanoma, lipoma, linfoma), pólipos adenomatosos, divertículo de Meckel o iatrogénica por sondas intraluminales. Entre el 8 y el 20% de los casos, la causa se considera idiopática sin demostrar alteración subyacente. Las causas malignas en el caso de la invaginación de delgado representan el 30% de los casos, porcentaje muy inferior a las que afectan a colon (66%). Si bien ésta se considera en varios estudios la causa más frecuente, el mayor número de pruebas en este tipo de pacientes puede influir en este porcentaje: hasta el 20% de los pacientes celíacos adultos no tratados presentaban invaginaciones intestinales en el momento de realización de un tránsito intestinal, siendo variable la presencia de sintomatología. Así mismo los pacientes HIV positivos presentan mayor riesgo, tanto por la posibilidad de sarcoma de Kaposi como por la mayor probabilidad de procesos infecciosos intestinales. Sin embargo, la mayoría de las series existentes y el abordaje de esta patología se basan en casos quirúrgicos descubiertos secundariamente a la aparición de complicaciones como obstrucción o perforación. Estos datos pueden no adaptarse a la realidad actual, en la que la TC se ha convertido en la prueba más sensible para su detección (58-100%). Por otra parte, el uso más generalizado de la TC y el incremento en la calidad de las imágenes ha aumentado los casos de identificación de esta patología. Se ha descrito una frecuencia aproximada del 0,05% de invaginaciones en las TC realizadas y un 0,2% en pacientes enfermos en el momento de realización. No obstante debemos tener en consideración posibles sesgos de estas cifras: la mayoría de los pacientes estudiados por TC en nuestros hospitales son pacientes oncológicos, los cuales sufrirán un mayor número de pruebas de control. Además, no se puede descartar la existencia de un cierto porcentaje de infradiagnóstico al no detectarse pequeñas invaginaciones o descartarse por la ausencia de complicaciones asociadas. En nuestro estudio no hemos encontrado clara relación de la aparición de invaginaciones con el origen de la prueba ni con la enfermedad de base, si bien la serie resulta muy Página 10 de 14 limitada. De los 17 casos, sólo uno presentó una causa clara con casos recidivantes de invaginación en relación con la presencia de múltiples metástasis intraluminales de melanoma, ya conocidas previamente, que hacían de cabeza de invaginación. Entre los demás casos puede considerarse la posibilidad de relación causal con los antecedentes de cirugía o procesos inflamatorios (pancreatitis previas), síndrome malabsortivo, HIV o presencia de adenopatías mesentéricas, si bien ello no fue demostrable. Eliminando estos casos, encontramos 10 pacientes (58,82%) en los que no se pudieron identificar antecedentes de interés, correspondiendo pues a invaginaciones idiopáticas. Dentro de las formas de presentación de la invaginación en TC se han descrito tres patrones: la imagen "en diana" o "en donut", donde se observan las paredes del asa y una pseudomasa central con una interfase de grasa mesentérica entre ambas, sin edema Fig. 1 on page 12 Fig. 2 on page 13 ; la imagen "reniforme" o "pseudoriñón", con un aumento de densidad bilobulado periférico y un foco de hipodensidad central, probablemente por cambios isquémicos subyacentes; y la imagen "en salchicha", por alternancia de alta y baja densidad entre pared abdominal, grasa mesentérica, líquido intraluminal, contraste o aire. En algún estudio se ha relacionado la presencia de la imagen "en diana" con las invaginaciones de carácter idiopático o benigno, dado que traslucen la ausencia de congestión o isquémia asociada, dato acorde con nuestros hallazgos no encontrando las otras dos presentaciones en ningún paciente de nuestra serie. Por otra parte en la serie de Lvoff et al se plantea una relación significativa entre ausencia de causa subyacente y una longitud del asa invaginada menor o igual a 35 mm. Sólo en 6 de nuestros casos (35,29%) se cumplió dicho valor, sin una clara distribución entre pacientes con antecedentes de riesgo o no. Existen pocos estudios y escaso acuerdo acerca de la invaginación transitoria y su posible benignidad/tratamiento conservador. Lvoff et al demostraron en su serie de 37 pacientes la evolución benigna sin cirugía del 84%, con 3 casos de lesiones malignas subyacentes conocidas previamente en los pacientes operados. En su caso, si bien al no disponer de una pieza quirúrgica para filiación histológica resulta complejo descartar lesiones causantes, la ausencia de nuevas invaginaciones o diagnóstico de enfermedades a lo largo de un cierto tiempo de seguimiento consideran que puede resultar una evidencia a favor. No hemos hallado evidencias en la bibliografía sobre el porcentaje de hallazgos patológicos en pruebas posteriores a estos pacientes. En nuestra experiencia ello parece poco rentable, si bien las pruebas a nuestros pacientes fueron muy limitadas por lo que no es valorable. No existe un claro acuerdo e incluso hay artículos en desacuerdo con la existencia de las invaginaciones transitorias/idiopáticas; algunos autores consideran que la ausencia de otros hallazgos o complicaciones asociados sumados a una imagen de TC "en diana" sugieren una probable evolución benigna, haciendo poco recomendable la realización de pruebas complementarias agresivas para descartar que la invaginación sea el primer Página 11 de 14 síntoma de una neoplasia desconocida. Ello concuerda con los hallazgos de nuestra serie, donde las únicas alteraciones detectadas fueron 4 casos de líquido libre que podía estar en relación con la patología de base y un cuadro obstructivo autolimitado. Por otra parte en un seguimiento a muy largo plazo no se han demostrado nuevos diagnósticos que pudieran tener relación alguna con la invaginación. Como factor de seguridad, a ello podríamos añadir el criterio referido en la literatura de una longitud no mayor a 35 mm para considerar una invaginación de delgado como alta probabilidad de evolución benigna. Por tanto, los resultados obtenidos en nuestra serie resultan acordes con la hipótesis de que en casos de invaginación enteroentérica asintomática con signo "en diana", sin dilatación, alteraciones parietales ni signos de complicación no parece necesario un seguimiento estricto ni nuevas pruebas para descartar malignidad; sin embargo para llegar a conclusiones estadísticamente significativas serían necesarios nuevos estudios con un mayor tamaño muestral. Images for this section: Página 12 de 14 Fig. 1: Imagen axial de TC de abdomen. Se observa una imagen "en donut" (flecha), característica de invaginación intestinal. Puede observarse la ausencia de signos de complicación (alteración del realce, dilatación...) y la llegada del contraste oral al colon. Fig. 2: Imagen similar a la anterior con invaginación de intestino delgado asintomática (flecha) en otro paciente. Obsérvese la presencia de grasa y vasos acompañando al intussusceptum en su lateral derecho. Página 13 de 14 Bibliografía Horton KM, Fishman EK. MDCT and 3D imaging in transient enteroenteric intussusception: clinical observations and review of the literature. AJR 2008; 191:736-742. Lvoff N, Breiman RS, Coakley FV, Lu Y, Warren RS. Distinguishing features of selflimiting adult small-bowel intussusception identified at CT. Radiology 2003; 227:68-72. Mushtaq N, Marven S, Walker J, Puntis JW, Rudolf M, Stringer MD. Small Bowel Intussusception in Celiac Disease. J Pediatr Surg 34(12):1833-1835. Maconi G, Radice E, Greco S, Bezzio C, Bianchi Porro G. Transient small-bowel intussusceptions in adults: significance of ultrasonographic detection. 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