IDA VUELTA IDA

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IDA
VUELTA
IDA
Irene Grau
IDA
VUELTA
IDA
Irene Grau
Catalog (partial view)
Catálogo (vista parcial)
Centre Cívic Antic Sanatori.
Del 27 de gener al 24 de febrer de 2012.
Disk
defragmenter’s
beauty
It has been a long time since I wrote something
under this title, but I lost it… I wrote it again even
after the new Windows operative sistem got the
beauty which managed to spend a good time
(hours) and dazzled us with the interface movements of the disk defragmenter which arranged
the squares of the hard disk (later we would call
them clusters) and it helped the machine to be a
little bit faster. But I lost it too. Well, haven’t we
wasted time (it depends on the point of view) staring at the screen imagining what was going on
in there? Moreover, when we have suffered from
losing information, its deterioration, its dissolution or disappearence without leaving any trace
in some hard disk. As what I wrote a few years
ago.
In fact, we should have started form there:
from what happends when support of information gets spoiled, when the file explodes in the
computer’s bosom, when yet nothing is what
we had input to our disposition and either the
defragmenter which organizes, a system’s restauration point or a data recovery program can help
us. Although it is a cathastrophical computer end
(¿How many times haven’t we felt in the mood of
dying by our files?) to Irene it was the moment of,
passed the whirl of anger and its train of waves,
restart the labour in the studio from the remains
of the computer shipwreck of a huge storage disk
of those in which we use to trust everything. And
yes, I mean e-v-e-r-y-t-h-i-n-g, and also ourselves.
ges, swept literaly by the CD reader and an electrical mistake, perhaps because of an overloading
or an overheating1, due to a gravity hard hit or to
a liquid spillage.. Images of previous works made
by other artists in dossiers, images of sketches,
of studies, pictures of the reality – sometimes
of what is painted – which become abstractions
of reality where this can be only recognised in a
partial and in a fagmentary way. Checking what
has been done up to this moment, what has been
left, just as who holds some coins in the pocket,
Irene reached to isolate the pattern, the pixel
and its cadence, the same which drew lines and
draught shifted stripes in the pictures of her previous paintings until deforming what was there
in origin and burying it all in a complete black
colour. An absolut mouring and matt of what has
disappeared.
The four series which are presented here have
been put together as a vengeance in the luck
of a deconstructive happy-turn of the digital in two directions, reduction and enlarge of
pixel’s pattern of the images (Damaged Files/648
monochromes/a pixel of six faces/RGB). Then, it
would be about a confrontation of the painting
versus the computer lenguage in this tumultuous period of image inflation. And through this
turn with there and back and there again, Irene’s
works come to be as desktop miniatures, so small
the paintings; they improve in vitality, because of
the shining colours vibration; they objectify the
pixels in resin pills or wood strips neatly finished
which are arranged as those damaged files, to
scale; even, in paint’s dematerialisation, they get
to present a physical reconstruction of the digital image in its total essence in RGB mode, as coloured and translucent acetates which cast their
light-coloured shadow on the wall.
We could say that, by accident, Irene’s painting
has become a formalist abstraction exercice and
postminimalist in the research of the essence...
But it is still referential, now, to the result of that
mistake in the digital. However, in the evolution,
there are very interesting works which have been
perfectly connected with the previous series.
And, happily, everything is still painting. E-v-e-ry-t-h-i-n-g is painting and its circumstances.
In that way, the four series which form this sample start from the study of the fragmented ima-
1 It has happened to us at least once that we have felt as if we were “burning” an USB flash drive that our computer is not going to
recognise never again, another terrible possibility of the great computer’s world. If so, there is one last home-made chance wich is the
following: punishing it and sending it to our fridge’s North Pole wraped in a bag, lefting it there for a few hours before connecting it
again This is not meant to frighten anyone, the No Frost system works miracles and when the internal connections of the device will be
frozen we will have a resurrection and a glory moment which will permit us to remove our files before it will get overheated again. And
it will be this way, as often as necessary, until the end.
Ricardo Forriols
Polythecnic University of Valencia
La belleza
del desfragmentador
de disco.
Hace tiempo que escribí algo debajo de este título
pero lo perdí… Lo reescribí después incluso de que
las nuevas versiones del sistema operativo Windows hubieran acabado con la belleza que entrañaba pasar un buen rato (horas) alucinando con
los movimientos en el interface del desfragmentador de disco que ordenaba los cuadraditos del
disco duro (luego los llamaríamos clusters) y ayudaba a que la máquina fuera un poco más rápida.
Pero también lo perdí. ¡Pues no hemos perdido
tiempo (según se mire) mirando a la pantalla imaginando qué pasaba ahí dentro! Más cuando todos hemos sufrido la pérdida de información, su
deterioro, disolución o desaparición sin rastro en
algún disco duro. Como lo que escribí hace años.
De hecho, por ahí deberíamos haber comenzado:
por lo que sucede cuando se corrompe el soporte
de la información, cuando el archivo “explota” en
el seno de la computadora, cuando ya nada vuelve a ser lo que teníamos almacenado a nuestra
disposición ni el desfragmentador que ordena ni
un punto de restauración del sistema ni ningún
programa de recuperación de datos son capaces
de ayudarnos. Aunque se trata de un punto final
informático catastrófico (¡cuántas veces no nos
hemos sentido con ganas de matar por y/o morir junto con nuestros archivos!) para Irene fue
el momento de, pasada el vorágine de la ira y sus
oleajes, retomar la labor en el taller a partir de los
restos del naufragio informático de un enorme
disco de almacenaje de esos a los que solemos
confiarle todo, y digo bien: t-o-d-o lo nuestro y
nosotros mismos.
Así, las cuatro series que conforman esta muestra
parten del estudio de las imágenes fragmentadas,
barridas literalmente por el lector del disco y el
error eléctrico, quizás por una sobrecarga o un
sobrecalentamiento1, por un duro golpe de gravedad o por algún derrame líquido... Imágenes
de trabajos anteriores en dossieres y de otros artistas, imágenes de bocetos, estudios, fotografías
de lo real —a veces de lo pintado— que se convirtieron en abstracciones de la realidad donde ésta
sólo se reconoce parcial y fragmentariamente.
Revisando lo hecho hasta el momento, repasando
lo que quedó una y otra vez como quien sopesa
las monedas en su bolsillo, Irene alcanzó a aislar
el patrón, el píxel y su cadencia, la misma que dibujaba líneas y delineaba franjas corridas en las
fotos de sus cuadros anteriores hasta deformar
lo que allí había en origen y sepultarlo todo en
un negro absoluto. El luto profundo y mate de lo
desaparecido.
1 Alguna vez nos ha pasado que hemos sentido como si “quemáramos” un pincho USB que nuestro ordenador nunca más reconocerá,
otra terrible posibilidad del estupendo mundo de la informática. De ser así, hay una última posibilidad extrema y casera que es la siguiente: castigarlo y enviarlo al Polo Norte de nuestro congelador empaquetado en una bolsa y dejarlo allí confinado unas horas antes
de volverlo a conectar. Que nadie se asuste, el sistema No Frost hace maravillas y al congelarse las conexiones internas del aparato
dispondremos de un momento de gloria y resurrección que nos permitirá extraer los archivos poco a poco antes de que vuelva a sobrecalentarse. Y esto, así, las veces que haga falta hasta el final.
Las cuatro series que aquí se presentan se articulan como en venganza en una suerte de feliz giro
deconstructivo de lo digital en dos direcciones,
reducción y ampliación del patrón píxel de las
imágenes (Damaged Files/ Píxel de seis caras /648
monocromos/RGB). Se trataría pues, de un enfrentamiento de la pintura con el lenguaje informático en estos tiempos de convulsa inflación de
la imagen. Y a través de este giro con ida y vuelta
e ida de nuevo, las obras de Irene se llegan a hacer como miniaturas de escritorio, tan pequeños
los cuadros; ganan en vitalidad, por la vibración
de los colores brillantes; objetualizan los píxeles
en pastillas de resina o listones de madera pulcramente acabados que se disponen como esos
archivos estropeados, a escala; incluso, en la desmaterialización de la pintura, llegan a presentar
una reconstrucción física de la imagen digital en
su esencia más rotunda en modo RGB, como acetatos coloreados y traslúcidos que proyectan su
sombra de color-luz sobre la pared.
Podríamos decir que, por accidente, la pintura
de Irene se ha vuelto un ejercicio de abstracción
formalista y postminimalista en busca de la esencia… Pero el caso es que sigue siendo referencial,
ahora, al resultado de ese error en lo digital. No
obstante, en la evolución, hay trabajos altamente
interesantes y muy bien enlazados con series anteriores. Y, felizmente, sigue siendo todo pintura.
T-o-d-o pintura y sus circunstancias.
Ricardo Forriols
Universitat Politècnica de València
Gracias a mi pequeña y gran familia.
Al senyor 9, y en especial a Sento.
A Javi y a Juan.
A Ricardo.
A Paula y a Techu, por estar siempre cerca.
Y a Dani, a quien nunca pensé que le agradecería aquella torpeza
con mi disco duro.
www.irenegrau.com
Exposició
Sala d’Exposicions
Centre Cívic Antic Sanatori, Sagunt.
Fotografia
Javier Gayet
www.javiergayet.com
Catàleg
Edició i producció
Arxiu i Biblioteques, Ajuntament de Sagunt.
Disseny i maquetació
el senyor 9
www.elsenyor9.com
Coordinació del catàleg
Manuel Bellver.
Fotomecànica i impressió
Navarro Impressors, s.l. (Sagunt)
Textos
Ricardo Forriols
Dipòsit Legal
V-0000-2012
irenegrau.com
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