La situación de los Vertederos Controlados de residuos en España: Planificación y perspectivas desde el Plan Nacional de Residuos Urbanos (PNRU 2000-06). Dra. Dña. Ana García López Dpto. Geografía Humana Universidad de Sevilla ([email protected]) 1. Introducción. El Plan Nacional de Residuos Urbanos (PNRU) inspirado en los principios recogidos en el Artículo 1.1 de la Ley 10/98 (1) de Residuos tiene por objeto prevenir la producción de residuos, establecer sus sistemas de gestión y promover, por este orden, su reducción, reutilización, reciclado y otras formas de valorización. Todo ello en el marco de la Estrategia europea relativa a la gestión de residuos, derivadas de las Directivas 91/156/CEE y 99/31/CE del Consejo, relativas a los residuos y vertido de los mismos, respectivamente (2). Dicha estrategia, establece una jerarquía de principios según la cual la eliminación en vertederos es la última prioridad en el diseño de un correcto sistema de gestión de residuos, después de la prevención, del aprovechamiento material y de la valorización energética de los residuos. El vertedero en Europa, es en la actualidad considerado como la última opción en la gestión de los residuos. Esto es debido a dos razones: por un lado, a que todos aquellos residuos que son depositados en vertedero no pueden ser aprovechados de ninguna forma, y por otro lado, por los impactos ambientales que provocan, no sólo en los espacios donde se localizan o en su inmediata periferia, sino mucho más allá. A pesar de estas consideraciones, los vertederos controlados, constituyen el sistema de gestión y tratamiento de RSU más generalizado en nuestro país, como tradicionalmente lo ha sido en los demás estados de la UE. Consiste básicamente en el almacenamiento de basuras en un recinto de características físicas y técnicas específicas, para su posterior tratamiento. Aunque podemos definirlo como aquel en el que se han tomado las medidas de seguridad adecuadas para evitar todo efecto nocivo o molesto que cause deterioro al medio donde se ubica, es decir, que no cree peligros o molestias ni en la seguridad ni en la salud pública, las medidas de control que se han venido estableciendo demuestran su escaso grado de eficacia, frente a los impactos derivados de las propias reacciones químicas generadas en el interior de los mismos: Desde las emisiones a la atmósfera de los gases producidos y que contribuyen al efecto invernadero o a la reducción de la capa de ozono, pasando por la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas por lixiviados, así como otros problemas de contaminación más clásica, de olores, daños a la vegetación y a la fauna, etc.... y finalmente a la población. 2. Problemática ambiental de los vertederos controlados. Independientemente de la forma en que se realice la operación de vertido, el hecho en sí de la misma deposición sobre cualquier medio puede suponer la contaminación del mismo. La pérdida de los potenciales propios de los suelos implica un grave deterioro para el medio donde se ubican los residuos. Por ello, y pese a que los vertederos controlados constituyen el sistema de tratamiento más extendido, son los menos respetuosos con el medio ambiente. Las emisiones de los vertederos y sus impactos medioambientales potenciales están íntimamente relacionados con el tipo de residuo vertido, con la modalidad de vertedero y con la tecnología empleada. De hecho, la mayoría de las tecnologías modernas de los vertederos se están desarrollando de cara a minimizar estos riesgos potenciales. Si a corto plazo y tal y como venimos diciendo, pueden existir numerosos impactos, los de mayor importancia y profundo calado ambiental son aquellos que tienen consecuencias a largo plazo y que generalmente están relacionados con los lixiviados y el gas de vertedero. El vertedero controlado, incluso el mejor realizado y gestionado, conlleva, especialmente para algunos parámetros como el amoniaco, valores significativos de los niveles de emisiones durante periodos de incluso centenares de años. Existen además otros impactos locales a corto plazo como pueden ser la escorrentía superficial, el polvo, la dispersión de los residuos y los ruidos, los cuales son sólo significativos durante el vertido, aunque hay que tenerlos en cuenta a la hora de diseñar los esquemas de operación. A continuación pasaremos a enumeran los principales problemas ambientales de los vertederos y los impactos que potencialmente pueden provocar sobre el medio ambiente. De entre los impactos asociados a las emisiones gaseosas destacaremos los gases de vertedero (el denominado biogás) caracterizados tanto por su cantidad como por su composición. Ambos factores dependen en gran medida de la edad de vida del vertedero. La fase inicial aerobia, inmediatamente posterior al vertido del residuo, sólo dura unas pocas semanas, mientras que la fase ácida, en la que se forman altas concentraciones de ácidos grasos, y la fase inicial metanogénica, en la que empieza la producción de metano, duran normalmente varios meses. La duración de las últimas fases puede ir desde años hasta décadas, dependiendo de la composición del residuo y de la tecnología de vertido empleada. La generación del biogás crea en el interior del vertedero una sobrepresión que provoca su difusión hacia la atmósfera, la cual es modulada por la variación meteorológica de la presión atmosférica del exterior. La instalación de sistemas de captación, según el diseño realizado, puede provocar la introducción de aire en el interior del vertedero, modificando así los procesos de fermentación. El rendimiento de la captación se suele evaluar del orden del 50% del biogás generado, liberándose a la atmósfera el resto. En relación a ello, los principales impactos provocados por los gases son: a) Efecto invernadero: Los gases se producen en los procesos de fermentación que tienen lugar en los vertederos, y están constituidos mayoritariamente por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), que contribuyen significativamente al efecto invernadero. Se estima que el metano contribuye entre un 18-20% a la fuerza radiactiva que incrementa el efecto invernadero natural, y de éste un 11% se debe al depósito de residuos en vertedero. Sin embargo, en países donde un 70% de residuos van a parar al vertedero sin que exista captación de biogás, este porcentaje pasa del 11 al 33% (3). De cualquier manera, en el futuro está prevista la prohibición de vertido de materia orgánica, lo que hará que se reduzca la producción de metano en los vertederos futuros. b) Reducción de la capa de ozono: La presencia en el biogás de hidrocarburos clorados y fluorados plantea un problema específico. Debido a su estabilidad química y, en especial, a la de los hidrocarburos fluorados, alcanzan la estratosfera, donde el átomo de cloro se separa y el radical provoca la ruptura de la molécula de ozono. Los hidrocarburos fluorados que se depositan en un vertedero son bastante volátiles y escapan fuera del vertedero en los primeros años. Sin embargo, es frecuente que estos compuestos permanezcan en el interior de determinados envases metálicos cuando estos se depositan, y que no puedan volatilizarse. c) Compuestos orgánicos volátiles (COV's) en el aire: El biogás contiene también varios componentes traza, en especial varios componentes orgánicos que se originan a partir de la degradación microbiológica del residuo y de los compuestos químicos volátiles orgánicos que fueron vertidos junto con los residuos urbanos. El tipo y concentración de estos depende principalmente de la composición de los residuos vertidos, pero también de la forma en que se gestiona el vertedero. Los compuestos químicos que se encuentran con más frecuencia son los hidrocarburos aromáticos y los alifáticos halogenados. Muchos de ellos son potencialmente tóxicos para el ser humano, aunque la mayor preocupación está relacionada con los componentes traza de naturaleza orgánica presentes en él. El cloruro de vinilo y el benceno se consideran los compuestos más críticos debido a sus efectos cancerígenos. También debe considerarse la liberación a la atmósfera de dioxinas y furanos cuando el biogás se quema o cuando los residuos depositados en los vertederos son quemados sin ningún control. El transporte se realiza a través del suelo o directamente a través del aire atmosférico mezclado con emisiones de biogás. Las emisiones de COV's al aire desde los vertederos se consideran un auténtico problema sólo en casos especiales. d) Olores: Los componentes principales del biogás que dan lugar a problemas de olores son el ácido sulfhídrico y los compuestos orgánicos sulfurados (mercaptanos). El problema principal tiene lugar durante la operación de depósito y durante las emisiones de los residuos en la fase acetogénica. El nivel umbral donde el olor empieza a ser significativo suele estar por debajo del nivel en el que surgen problemas para la salud. Se han detectado problemas de olores en múltiples vertederos. Paralelamente, existen otros impactos asociados a los lixiviados: La emisión de lixiviados en los vertederos se caracteriza por su cantidad y su composición. La cantidad de los mismos depende principalmente de las precipitaciones y de la evapotranspiración. Existen múltiples modelos para predecir la cantidad de lixiviado, si se dispone de datos referentes a la naturaleza del terreno y a la meteorología local. Estos modelos se centran en secciones de un vertedero provistas de un recubrimiento de tierra, y son útiles para predecir la producción media de lixiviados después de que la sección haya alcanzado la saturación. La no saturación implica que la predicción sobre la cantidad de lixiviado es incierta (por defecto) para los primeros años, pero no excluye que el lixiviado aparezca en fases muy tempranas en el fondo de las celdas de residuos abiertas en operación. Los contenidos de carbono orgánico, amoniaco, cloruros, hierro, sodio, potasio y ácido carbónico, son normalmente muy elevados en los lixiviados, mientras que los metales pesados sólo muy raramente se encuentran en concentraciones superiores a las que se hallan en las aguas residuales. Esto está supuestamente relacionado con el ambiente sulfidogénico del vertedero que retiene los metales en su interior. Muchos compuestos orgánicos se hallan con frecuencia en el lixiviado, pero según cabe suponer, muy pocos están presentes en concentraciones superiores a unos pocos mg/l. Los datos disponibles referidos a los primeros 25 años de funcionamiento de un vertedero relativos a la composición del lixiviado son característicos de vertederos clásicos tipo "todo uno" que reciben una importante cantidad de residuos orgánicos. A pesar de que los modelos de predicción de la composición del lixiviado son escasos, y que existe cierta incertidumbre que hace que la extrapolación de los datos sea difícil, los estudios realizados muestran que el contenido de un vertedero puede dar origen a la generación de lixiviados contaminantes durante muchos cientos de años. El principal impacto provocado por los lixiviados que se generan en los vertederos es la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas. Los principales efectos que se producen son el agotamiento del oxígeno en parte de las aguas superficiales, la asfixia de las crías de peces debido a la acumulación de sustancias oxidantes del hierro en las branquias, alteraciones en la flora y fauna del fondo y toxicidad del amoniaco para los peces. Una correcta ubicación del vertedero, así como un control cuidadoso del lixiviado y de la evacuación de las aguas pueden prevenir los casos de contaminación de las aguas superficiales por el lixiviado. El riesgo de contaminación de las aguas subterráneas constituye probablemente el impacto medioambiental más severo asociado a los lixiviados de los vertederos. Esto ha llevado a la impermeabilización del vertedero y a la instalación de sistemas de recogida de lixiviados y plantas de tratamiento. Los casos de contaminación de las aguas subterráneas suelen estar relacionados con antiguos vertederos en los que no existe medida alguna de control de la migración del lixiviado al nivel freático, y siempre en acuíferos arenosos. Otros impactos ambientales locales. a) Los ruidos: El ruido constituye una importante molestia causada por el trasiego de los camiones de recogida de residuos, por el vaciado de los mismos, y por las compactadoras y equipos que llevan a cabo los movimientos de tierra. En algunos casos, grandes bandadas de pájaros, atraídas por los residuos, pueden crear también problemas de ruido. b) La fauna, pájaros, roedores, insectos, etc:: Hay muchos animales que van al vertedero a alimentarse o a criar. En particular los vertederos que reciben residuos orgánicos atraen gran cantidad de pájaros, roedores e insectos. Desde el momento que muchos de estos animales pueden actuar como transmisores de enfermedades, su presencia puede constituir potencialmente un problema para la salud, y habitualmente son necesarias campañas de exterminación. Los pájaros, en particular las gaviotas, constituyen un problema para los aeropuertos cercanos durante el despegue y aterrizaje de los aviones. c) La dispersión del residuo y polvo: Los residuos arrastrado por el viento y el polvo constituyen una importante molestia para el vecindario y es necesario combatirlos constantemente cubriendo el residuo, regando las carreteras sucias, colocando pantallas desmontables en el lugar donde se realiza el vertido y limpiando los cercados y plantaciones cercanos. d) Explosiones y peligro de incendios: El biogás es explosivo debido principalmente a su contenido en metano. El límite de explosión para el metano está entre el 5 y el 15% en aire a presión atmosférica y temperatura ambiente. Estos límites se ven sólo ligeramente afectados por la presencia de otras sustancias. Si el biogás se descarga directamente a la atmósfera, no existe riesgo de explosión, pero se observan llamaradas en la superficie. Uno de los principales riesgos ambientales a corto plazo relacionados con el biogás son las explosiones provocadas por el gas que se introduce en las casas a través de grietas en los cimientos, alcantarillado, etc. Una vez que se produce la mezcla del gas con el aire, una descarga de energía (una chispa eléctrica, el encendido de una cerilla, etc.) puede desencadenar la explosión. e) Daños a la vegetación: Se han dado múltiples casos de daños a la vegetación en las proximidades de los vertederos. Así, se han descrito más de 30 casos diferentes en UK, USA, Alemania, Canadá y Japón. La causa principal de daños a la vegetación debidos al biogás es la asfixia por falta de oxígeno en la zona de putrefacción. Esta carencia de oxígeno puede deberse bien al desplazamiento del oxígeno por el gas de vertedero, bien por la oxidación del metano. Las altas concentraciones de dióxido de carbono y algunos componentes traza (ácido sulfhídrico, compuestos orgánicos halogenados, etc.) son también tóxicos para las plantas. f) La contaminación del suelo: La contaminación del suelo en la zona próxima al vertedero puede ser provocada por derrames de los vehículos de recogida de residuos, arrastre de polvo, o residuos y suelo contaminado arrastrado por la erosión durante las tormentas. Los problemas de contaminación del suelo se pueden reducir de un modo significativo por medio de una operación de vertido limpia, y de zanjas para la evacuación de aguas superficiales. 3. Evolución de los VC en España y propuestas de actuación recientes desde el Plan Nacional de Residuos Urbanos. Pese al conocimiento de dichos inconvenientes, existen una serie de ventajas que han pesado más tradicionalmente a la hora de decantarnos por el establecimiento de este sistema en España: Los vertederos controlados como técnica de tratamiento constituyen el más económico de los procedimientos. A una reducida inversión inicial se suman unas técnicas de tratamiento y mantenimiento del mismo bastante sencillas. Al mismo tiempo, una vez agotada su vida útil, pasará a ser un terreno donde en la mayor parte de las veces se procederá a la repoblación forestal u ornamental, o podrá dedicarse a fines recreativos, de uso y aprovechamiento público (campo de deportes, jardines, etc.), o al menos en teoría. De ahí que en la práctica hayan continuando proliferando por nuestro país a lo largo de la última década, tal y como muestra el gráfico siguiente. En los años 90 ha aumentado la propensión al depósito de los RU en VC en todas las regiones españolas. A escala nacional y en valores absolutos se ha pasado de tratar un volumen de residuos de 6 millones de toneladas a superar los 10 millones de toneladas al año, es decir a ser el sistema más extendido (dado que el volumen total producido en el año 98 estaba en torno a las 17,3 millones ton/año. Y aunque esta ha sido la trayectoria experimentada en los últimos años, la entrada en vigor de la Ley de residuos de 1998, en línea con las últimas directrices ambientales comunitarias, viene a establecer una cierta inversión en las tendencias de cara al futuro, en concreto hacia el año 2006, tal y como recogen las previsiones del Plan Nacional de Residuos Urbanos. Tal y como puede observarse en el gráfico adjunto, las perspectivas apuntan hacia una reducción del tratamiento próxima al 50%. Específicamente, la previsión apunta a reducir en al menos un 53,1% el volumen total de residuos destinados a vertido final en el año 2006. Se pasará del 70,4% de los RU totales vertidos en 1996, en su mayoría con poco o ningún control ambiental, al 33,1% en el 2006 depositados en vertederos que cumplirán la nueva Directiva de Vertido. A continuación, pasaremos a ver detenidamente los objetivos planteados, las actuaciones proyectadas y las inversiones a realizar, de cara a la consecución de estas propuestas iniciales. El Programa Nacional de Eliminación que contempla el documento propone claros objetivos respecto a los vertidos: Programa Nacional de Eliminación / OBJETIVOS • Eliminación ambientalmente correcta en vertederos controlados de rechazos de aquellos residuos que, por distintas razones, no pueden ser recuperados o valorizados por otros métodos contemplados en este Plan, aplicando para ello las tecnologías menos contaminantes o las MTD. • Eliminar el vertido incontrolado al final del año 2006, con el objetivo intermedio de que al final del año 2001 sólo el 5% de los RU se depositen de forma incontrolada. • En el mismo año 2006 todos los vertederos en uso serán verdaderamente controlados, entendiendo por este término el cumplimiento de lo exigido por la nueva Directiva de vertido, 99/31/CEE. La eliminación por vertido será del 33,1% del total de RU. • Eliminación y aprovechamiento del biogás de grandes vertederos para la obtención de energía eléctrica. • Elaboración de una norma técnica para la construcción de vertederos. Sellado y recuperación de todas las zonas degradadas por vertidos incontrolados antes del final del periodo de vigencia del PNRU. Las actuaciones necesarias previstas para alcanzar estos objetivos propuestos se han establecido sobre la base de la distribución espacial de los distintos municipios, su posible agrupación, la cantidad de residuos producidos y las instalaciones existentes en la actualidad y conforme a las previsiones contenidas en los Planes de RU elaborados por las Comunidades Autónomas. En síntesis, para finales del año 2006 se habrán llevado a cabo las siguientes actuaciones, agrupadas en dos subprogramas: SUBPROGRAMAS ELIMINACIÓN A) Clausura, sellado y restauración de vertederos incontrolados. B) Construcción de nuevas instalaciones de clasificación y vertederos. Los comentaremos a continuación: A) Clausura, sellado y restauración de vertederos incontrolados. El vertido de residuos debe controlarse y gestionarse de manera adecuada con el objeto de prevenir o reducir los efectos negativos sobre el entorno y los posibles riesgos para la salud humana. En este sentido la propuesta marco de Directiva de Vertidos establece la obligatoriedad de clausurar aquellos vertederos que no reúnan las condiciones exigibles y la adopción de medidas adecuadas para evitar el abandono incontrolado de los mismos. Dado que un vertedero incontrolado es un foco de contaminación y de riesgos sanitarios, e incluso de incendios, la necesidad de limitar este tipo de riesgos demandan actuaciones sobre aquellos vertederos que no reúnen las condiciones mínimas requeridas. El objetivo de este programa es el de evitar los efectos negativos que pueden derivarse del vertido incontrolado de los residuos en vertederos que por diversas razones han de dejar de prestar servicio. Entre las razones que pueden motivar la clausura de un vertedero de RU podemos citar entre otras: • • • El incumplimiento de la normativa que les resulta de aplicación. El agotamiento, es decir la colmatación de su capacidad de almacenamiento (la superación de su capacidad de carga).. La implantación de otras opciones de gestión que los hagan innecesarios. Como objetivo específico que se persigue con este programa, se establece la limitación del vertido incontrolado al 5% del total hasta el final del año 2001, hasta erradicarlo totalmente al final del año 2006. Las actuaciones previstas comprenden: ACTUACIONES (Subprograma Eliminación A) - El sellado y clausura de unos 3.700 emplazamientos incontrolados, aún operativos y en servicio en nuestro país, así como de aquellos controlados cuya adaptación a la nueva Directiva no sea posible. - La restauración del entorno y el medio natural en unos 4.000 vertederos incontrolados, ya clausurado. En lo que a inversiones previstas se refiere, la cantidad asciende a 73.674 MPTA desglosados en dos períodos comprendidos entre el año 2000 y 2006 de la siguiente manera: INVERSIÓN PREVISTA (Subprograma Eliminación A) - 35.582 millones entre los años 2000-02 - 38.092 millones entre los años 2003-06 Ambos en concepto de Sellado y restauración de Vertederos Incontrolados. B) Construcción de nuevas instalaciones de clasificación y vertederos. El objetivo previsto por el subprograma de construcción de nuevas instalaciones de clasificación y vertederos es dotar al país de las infraestructuras e instalaciones necesarias para el vertido controlado de aquellas fracciones de los RU que no son reciclables ni valorizables energéticamente. Entre las actuaciones específicas propuestas destacan: ACTUACIONES (Subprograma Eliminación B) - La construcción de al menos 126 nuevas Estaciones de Transferencia. - La adaptación de unas 30 instalaciones de vertido existentes para adecuarlas a lo dispuesto en la propuesta de Directiva de vertido. - Habilitación o nueva construcción de unos 150 vertederos controlados de acuerdo con lo requerido por la nueva Directiva de vertido, incluidas las 30 anteriores. Respecto a la inversión necesaria propuesta para abordar dichos objetivos, la cantidad total asciende a 62.472 MPTA desglosados en los mismos periodos de tiempo (2000-02; 20003-06). Actuación Subprograma Eliminación B 2000-2002 2002-2006 Total Estaciones Transferencia 16.570 8.386 24.956 Ampliación y adecuación de instalaciones. 11.013 2.203 13.216 Vertederos controlados 18.424 5.876 24.300 Total Subprograma 46.007 16.456 62.472 Lo que implica una fuerte inversión inicial y un moderado fortalecimiento de las instalaciones en el último período propuesto. ------En términos comparativos podemos comprobar como el subprograma anterior (A), requiere de mayores inversiones en el mismo período de tiempo contemplado (20002006). Este Programa de Eliminación del que venimos hablando, sería difícilmente entendido si no asumiéramos que la correcta gestión de residuos con destino a vertedero está íntimamente relacionada con otras alternativas de gestión de residuos como puedan ser el reciclaje, el compostaje, la recuperación energética y, sobre todo, la reducción de la generación misma de los residuos. En una cultura como la nuestra, donde el exponencial crecimiento de la generación de residuos supera el crecimiento y desarrollo de la capacidad de reciclaje, se hace imprescindible invertir en la prevención de la generación, con objeto de evitar causar una mayor dependencia del vertido como alternativa de gestión de residuos. Por ello y frente a la reducción de VC y la absoluta erradicación de la proliferación del vertido incontrolado, las propuestas del PNRU pasan por el fomento de alternativas al tratamiento, más respetuosas en términos ecológicos aunque no tan rentables en términos económicos. En concreto nos detendremos en el compostaje, dada las ventajas derivadas de su tratamiento y al emergente mercado europeo en torno al mismo. 4. El compostaje como alternativa de tratamiento y valorización de los residuos. Como alternativa al tratamiento de los residuos urbanos y una excelente forma de valorizar buena parte de los mismos, el compostaje constituye una de las firmes apuestas nacionales. El compostaje es un proceso de descomposición de los biorresiduos en presencia de oxígeno y en condiciones controladas de humedad, temperatura, concentración de oxígeno, relación C/N, ... De este proceso se obtiene compost como producto, que si supera unas normas de calidad puede ser utilizado como enmienda orgánica, substrato o fertilizante. Durante el proceso se higieniza y estabiliza el residuo orgánico, de forma que el compost obtenido es biológicamente inocuo para el medio ambiente y para la salud humana, siempre que el material de partida no contenga sustancias tóxicas como metales pesados. Un compostaje correctamente realizado no debe provocar contaminación de las aguas ni del suelo durante el proceso de tratamiento ni en su posterior utilización. Cuanto menor sea el contenido de impurezas no orgánicas del residuo a compostar, menor será el número de operaciones de preparación de los materiales, menores serán los costes de explotación y mayor será la calidad del producto final. La calidad del compost será fundamental para conseguir una buena aceptación por parte de sus potenciales consumidores y condicionará también su precio de venta y la variedad de usos del producto final "compost". A mayor calidad, mayor aceptación, mayor precio y más usos. De entre todas las ventajas propias de este producto podríamos destacar: La mejora de las propiedades físicas del suelo; La materia orgánica favorece la estabilidad de la estructura de los agregados del suelo agrícola, reduce la densidad aparente, aumenta la porosidad y permeabilidad, y aumenta su capacidad de retención de agua en el suelo. Se obtienen suelos más esponjosos y con mayor retención de agua. PROPIEDADES DEL COMPOST Mejora las propiedades químicas. Aumenta el contenido en macronutrientes N, P,K, y micronutrientes, la capacidad de intercambio catiónico (C.I.C.) y es fuente y almacén de nutrientes para los cultivos. Mejora la actividad biológica del suelo. Actúa como soporte y alimento de los microorganismos ya que viven a expensas del humus y contribuyen a su mineralización. La población microbiana es un indicador de la fertilidad del suelo. Entre los inconvenientes, sin duda destacar los de carácter económico: aunque varíen los costes dependiendo del sistema de compostaje utilizado, por lo general la inversión es elevada (estimada en 3.000-4.000 millones de pesetas para unas capacidades entre 50.000 t/a y 100.000 t/a aproximadamente), al tiempo que los costes de operación son igualmente altos (en relación a las inversiones necesarias para la instalación y funcionamiento de los vertederos controlados). El primer objetivo que plantea el Programa Nacional de Compostaje (propuesto dentro del mismo Plan nacional que veníamos analizando) es el tratamiento del 40% de la materia orgánica de los RU al final del año 2001, a través de técnicas de compostaje, con objeto de llegar al 50% de dicha fracción a finales del 2006. Se pretende alcanzar el compostaje del 24,2% del total de los RU en dicha fecha, y ello mediante el procesado de la materia orgánica limpia, sin otros materiales e impurezas (ya que hay que tener en cuenta que el 13,9% de compostaje en España en el año base de 1996 incluía una buena parte de materiales no compostables que o son de rechazo o son triturados junto a la fracción orgánica compostable, lo que hace disminuir la calidad del compost final). Pese a la dificultad que presenta su cuantificación, podemos estimar que el 50% aproximadamente de los materiales que entran a las plantas de compostaje o son rechazo o deberían serlo. Por lo tanto el aumento real de la fracción orgánica compostable realmente compostada entre el año 1996 y el 2006 será en realidad superior a ese 24%-13,9%= 10,3%, tal vez del orden del 17%). Objetivos específicos Apoyo a la valorización de la materia orgánica de los RU mediante sistemas de biometanización o similares, de forma que se trate por estas técnicas al menos un 2% de la misma al final del año 2001 y al menos un 5% en el 2006. Mejora del rendimiento en la obtención del compost de las plantas de compostaje existentes, adaptando las que no alcancen la calidad del compost establecida en la norma de calidad que se cita en el inciso siguiente. Establecimiento de un programa de mejora de la calidad del compost producido en consonancia con la propuesta de Directiva de la UE., incluyendo una norma de calidad agronómica del compost, a redactar entre los Ministerios de Medio Ambiente y de Agricultura, Pesca y Alimentación. Promoción del uso comercial del compost, que reúna las características técnicas exigidas en la Norma citada en el inciso anterior tanto en explotaciones públicas como privadas. Las actuaciones previstas contemplan las siguientes medidas: En primer lugar, la "promulgación de una norma de calidad técnica del compost", el desarrollo de campañas de información y difusión entre los usuarios potenciales del compost producido, la promoción de su utilización, la realización de estudios de mercado con el fin de identificar usos potenciales del compost producido, incluida la prevención de la erosión de suelos, la mejora de suelos, recuperación de espacios degradados, etc. En segundo lugar, la potenciación del uso del compost mediante ayudas económicas a su uso en todo el territorio nacional, la promoción del uso de compost en los proyectos e iniciativas de carácter agronómico, forestal o de jardinería que lleven a cabo todas las Administraciones. En tercer lugar, el apoyo a la recogida selectiva de materia orgánica en origen, en especial la procedente de grandes consumidores; a la recogida selectiva de los residuos verdes (restos vegetales, residuos de poda, etc) y a las iniciativas para la promoción del compostaje doméstico. También está contemplado el establecimiento de Plantas de Clasificación y Compostaje para el tratamiento de la materia orgánica y dotación de los equipos e instalaciones auxiliares necesarias; el Apoyo al establecimiento de instalaciones de tratamiento que comprendan entre sus procedimientos los de biometanización, y el fomento de las actuaciones de I+D tendentes a la optimización de los procesos de compostaje, caracterización y mejora de la calidad del compost producido. Y finalmente, la creación del Centro Nacional para el Compostaje. Las inversiones requeridas para el desarrollo de este Programa ascienden durante el periodo 2000-2006 a la cantidad de 144.799 MPTA, desglosados de la siguiente forma: INVERSIONES PROGRAMA COMPOSTAJE - Período 2000-2002: 90.068 MPTA. - Período 2003-2006: 54.731MPTA. Actuaciones 2000-03 2003-06 Total Contenedores de fracción fermentable 3.342 1.457 4.799 Medios de transporte e instalaciones auxiliares 1.047 335 1.382 Plantas de clasificación y compostaje 45.664 18.656 64.320 Plantas de compostaje y/o biometanización 40.015 34.283 74.298 A continuación podemos comprobar gráficamente cual ha sido la evolución experimentada por los diferentes sistemas de tratamiento de residuos en nuestro país desde 1996 y cual es la previsión estimada por el Ministerio de Medio Ambiente a partir del establecimiento del PNRU 2000-06. El compostaje en este momento solo suponía el 14% del tratamiento final de los RU, mientras más del 10% seguía abandonándose de forma incontrolada y los VC mantenían su liderazgo (próximo al 60% del total). Con la reciente aprobación del Plan Nacional, ya en el año 2001 la situación comienza a experimentar una serie de transformaciones, tal y como pueden observarse a continuación. Junto a una importante reducción del porcentaje de residuos vertidos incontroladamente (5%), se comienza a producir un aumento en el volumen de residuos cuyo destino final es el compostaje (hasta el 18,5%). Paralelamente y tal y como puede observarse, lentamente se va reduciendo el volumen de residuos a vertederos (48%). Por último, y según las estimaciones del Plan, en un futuro inmediato (2006), el panorama nacional en cuanto a tratamiento de residuos urbanos se refiere experimentará importantes mejoras en cuanto a costes ambientales derivados se refiere. Estas halagüeñas expectativas proponen que el 50% del total de los residuos serán reaprovechados, bien vía reciclaje (25%), bien compostados (24,2%). Y se procederá a la valorización energética de aquellos cuyo fin sea la incineración (17%). Los vertederos incontrolado desaparecerán finalmente del paisaje nacional (0%), tras haber proliferado a sus anchas por nuestra geografía en espacios tanto urbanos como rurales. Se espera solo quede de ellos su desolador recuerdo y algún que otro parque, una vez todos ellos hallan sido sellados y regenerados. Por último, los vertederos controlados parecen igualmente abocados a la desaparición o cuanto menos a corto plazo a una fuerte restricción de su uso (33% frente al 58% de 1996), dado que, como veíamos en este introducción, la estrategia comunitaria vigente en materia de residuos establece en su jerarquía de principios que "la eliminación en vertederos debe ser la última prioridad" en el diseño de un correcto sistema de gestión de residuos. Habiendo pasado anteriormente por la prevención y reducción, el aprovechamiento material y la valorización energética de los mismos. 5. Referencias Bibliográficas. CER (2000). Cuadernos del CER nº1 "Situación presente y futura de los vertederos en la Unión Europea". (clubresiduos.org/). Directiva 91/156/CEE del Consejo, de 18 de marzo de 1991, por la que se modifica la Directiva 75/442/CEE relativa a los residuos y Directiva 1999/31/CE del Consejo, de 26 de abril de 1999, relativa al vertido de residuos. Ley 10/98 de 21 de Abril, de Residuos. BOE nº 96 (22/04/1998). Ministerio de Medio Ambiente (2000). Plan Nacional de Residuos Urbanos (20002006). Secretaría General de Medio Ambiente. Dirección General de Calidad y evaluación Ambiental. NOTAS.(1) Ley 10/98 de 21 de Abril, de Residuos. BOE nº 96 (22/04/1998). (2) Directiva 91/156/CEE del Consejo, de 18 de marzo de 1991, por la que se modifica la Directiva 75/442/CEE relativa a los residuos y Directiva 1999/31/CE del Consejo, de 26 de abril de 1999, relativa al vertido de residuos. (3) Debe tenerse en cuenta que la contribución de cada gas al efecto invernadero viene modulada por lo que se conoce como GWP (Global Warming Potential), es decir, el potencial de calentamiento radiactivo de una molécula específica respecto al CO2 que se toma como compuesto de referencia, integrado en un periodo de tiempo determinado.El alto GWP del CH4 provoca que la participación global de los vertederos a estas emisiones sea importante. En las actuales condiciones el vertedero representa el balance más negativo de contribución al efecto invernadero de todos los sistemas de gestión.