EL EMPUÑAMIENTO DE LA PISTOLA CON UNA SOLA MANO En tiro de combate, táctico, de defensa o de supervivencia se prefiere el tiro empuñando con las dos manos. En el caso de usar una sola los condicionantes son los mismos: Rapidez, para ser el primero que se coloque en condición de disparar Precisión, capacidad para acertar al objetivo con el primer disparo Estabilidad, que nos permita soportar bien el culatazo del retroceso, volver a la misma posición y poder hacer el segundo disparo en el menor tiempo posible Flexibilidad, que nos permita cambiar nuestra posición o postura, de ser necesario, también en el menor tiempo posible El empuñamiento del arma ha de ser firme, pero sin rigidez ni forzando los músculos de la mano. Suele decirse que se puede empuñar con la misma firmeza que se empuña un martillo. Un agarre flexible, pero con una firmeza que nos hace sentir que no se nos escapará de las manos. El empuñamiento comienza ya al sacar el arma de su funda. El espacio interdigital pulgar/índice (tabaquera anatómica) debe colocarse en el arma lo más alto posible. El Manuel Moraga Montejo Perito Judicial en Balística Forense Página 1 de 2 dedo corazón, en íntimo contacto con la parte baja del entronque del arco guardamonte con la empuñadura. Esto reducirá el efecto de palanca del culatazo del retroceso y, en consecuencia, la relevación. La muñeca debe estar de tal manera que el eje del cañón quede en prolongación del eje del antebrazo y procurará, además, que quede paralelo al suelo, horizontal. Para esto el tirador debe desarrollar una consciencia especial sobre la posición del arma, incluso mirándola de haber tiempo para ello y, desde luego, en los entrenamientos. Sacada el arma de la funda y dirigida al objetivo, la muñeca bloqueada, que no rígida ni agarrotada, para transmitir el empuje del culatazo al brazo y, a través de este, absorberlo con el peso de todo el cuerpo. El dedo índice evitará cualquier roce con la empuñadura. Su movimiento debe ser suave y progresivo, sin tironazos bruscos y sin contraer el resto de los dedos. Sin oprimir el disparador más allá del momento del disparo, vencida ya la resistencia de su muelle, lo que provocaría una desviación del arma El arma quedará sujeta por los dedos anular y corazón, con un apoyo testimonial del meñique (un dedo de poca fuerza que solo ayudará a componer la postura) y la presión del pulgar que puede adoptar dos posiciones: Alta y baja. Alta: A lo largo de la línea de unión de la corredera al armazón, apoyado en la aleta del seguro de las armas que la dispongan ahí, asegurando que esta aleta no se moverá por el culatazo pero con cuidado de no rozar en el movimiento de la corredera. Baja: ligeramente doblado hacia la palanca de disparo, próximo a la raíz del arco guardamonte haciendo fuerza en un plano muy próximo al del dedo corazón. Manuel Moraga Montejo Perito Judicial en Balística Forense Página 2 de 2