Lineamientos de Política para el Manejo Integral del Agua

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Lineamientos de Política para el
Manejo Integral del Agua
República de Colombia
Ministerio del Medio Ambiente
Presentación
El agua constituye un elemento vital y articulador de la naturaleza y por tanto su
manejo es tema cental para la gestión ambiental, ya que permea e interrelaciona los
recursos naturales, el medio ambiente y la actividad humana.
Con ocasión de la realización del Tercer Consejo Nacional Ambiental, el Ministerio
del Medio Ambiente presentó el documento “Lineamientos de Política para el Manejo
Integral del Agua”, que seguirá desarrollando con la participación de los diferentes
sectores y entidades involucradas, con el fin de fijar claramente un marco de acción
conjunta e integral sobre la problemática hídrica del país.
Este documento contiene conceptos e información para estimular la coordinación
intersectorial que el manejo del agua requiere desde las perspectivas de la ofertademanda del recurso, su calidad y los aspectos institucionales pertinentes. Con el fin
de mantener la coherencia con el Plan de Desarrollo se han adoptado estrategias y
acciones programáticas e instrumentales contenidas en él y se presentan los avances
más significativos de sus programas relativos al agua. Si bien la mayor parte del
documento se refiere al agua continental, también cubre los espacios marino y
atmosférico.
Se hace énfasis en la concepción de la gestión ambiental del agua, como un
proceso dinámico que permite, partiendo de unos elementos y objetivos generales
establecidos en la Constitución Política y en el Plan Nacional de Desarrollo, formular
un diagnóstico con base en el cual se establecen objetivos y temas, que una vez
definidos, permitan reconocer y diseñar los distintos instrumentos –jurídicos,
económicos, tecnológicos, administrativos y de inversión– con los cuales serán
alcanzados.
La formulación de estos lineamientos de política pretende también coordinar la
acción de las distintas entidades estatales que de una u otra manera están vinculadas
con el manejo del agua, a través de la participación de éstas en su definición y
consecución.
El documento que se presenta, constituye el primer resultado de un proceso de
conocimiento, análisis, experiencia y concertación, que permite afirmar que de la
política no se parte, sino que se llega a ella como resultado de una actividad que debe
continuar de manera dinámica y abierta, apoyándose en la experiencia y no como una
formulación teórica y abstracta a la cual debe sujetarse la realidad.
Se ofrece así un punto de partida para la concertación y participación pública y
privada en torno al tema del agua por los diferentes actores que en él intervienen, que
permitirá consolidar la gestión ambiental.
Es importante reconocer la labor del grupo que –con base en un trabajo previo, que
incluyó muchísimos actores públicos y privados– redactó el documento final, y
agradecer especialmente a Acodal, al IDEAM y al Ministerio de Desarrollo Económico
por haber participado en este equipo, junto con las dependencias internas del
Ministerio, en especial la Dirección General Forestal y de Vida Silvestre y la Unidad
de Soporte para el Control de la Contaminación Industrial.
1.
El modelo de la gestión ambiental:
un proceso dinámico
La gestión ambiental es un proceso dinámico, de continua validación de las etapas
que lo conforman (Figura 1). La formulación de la política ambiental, precedida de un
diagnóstico, debe contemplar objetivos y prioridades claramente definidos, además de
un diseño de instrumentos jurídicos, administrativos, económicos y de inversión, entre
otros, que orienten la formulación y el desarrollo de los programas para dar pleno
cumplimiento a los objetivos.
La fase de evaluación, con base en los indicadores de gestión seleccionados,
conducirá a una etapa de validación, tanto para el diagnóstico, como para la política
misma y sus programas, a fin de orientar el proceso de gestión.
Sólo con objetivos realistas y concretos será posible diseñar instrumentos,
programas e indicadores más apropiados a las necesidades del desarrollo humano
sostenible. Por tanto, en este caso, las etapas de evaluación y de validación
conducirán seguramente a procesos eficientes de implementación más que a
reformulaciones del diagnóstico, de las políticas y de los programas.
Antes de la Constitución de 1991, la gestión del agua estaba contemplada en el
Código de los Recursos Naturales Renovables –Decreto-Ley 2811 de 1974–, el
Código Sanitario y los decretos reglamentarios. Con la nueva Carta Política y la reorganización del Sistema Nacional Ambiental –Ley 99 de 1993– se abren posibilidades
para un promisorio modelo de gestión de este vital recurso.
Por otra parte, los lineamientos de política contenidos en la Ley 99/93 y en el Plan de
Desarrollo y su componente ambiental el “Salto Social hacia el Desarrollo Humano
Sostenible”, obligan a la caracterización de la problemática hídrica y a la actualización
del diagnóstico, a fin de garantizar el logro de las metas de desarrollo propuestas.
2.
Elementos para un diagnóstico del agua
en Colombia
En la medida en que se aumenta el conocimiento sobre el comportamiento del agua,
se avanza en su adecuado manejo y uso. Esta es la utilidad del diagnóstico que se
presenta y que se elaboró con base en la información disponible en distintas
entidades gubernamentales y centros de investigación, especialmente en la del
Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM).
Considerando que el Sistema Nacional Ambiental (SINA) y los Sistemas de
Investigación y de Información Ambiental son de reciente creación, el diagnóstico
actual requiere profundizarse y complementarse con los diferentes estudios que se
desarrollan en las instituciones que componen el Sistema, de acuerdo con sus
funciones, competencias y programas.
El ciclo hidrológico
La cantidad de agua en el planeta varía poco, por tanto, se puede considerar el
balance hídrico global constante. El agua es uno de los elementos reguladores del
equilibrio del sistema natural global. Este sistema está determinado por las relaciones
existentes entre la biósfera, la atmósfera, la litósfera y la hidrósfera. El agua, dentro
del sistema natural global, integra un ciclo dinámico, que se cumple a través de los
fenómenos de precipitación, infiltración, escorrentía, evaporación y evapotranspiración (Figura 2).
El agua, mediante los distintos fenómenos mencionados, se mueve entre la
atmósfera, la hidrósfera y la litósfera gracias a su capacidad de cambio de estado
físico: gaseoso, líquido y sólido, en un ciclo permanente y en una relación
determinante de la vida y de las actividades productivas del ser humano y la
naturaleza.
El ciclo hidrológico determina la disponibilidad del agua, cuya distribución en el
planeta presenta variaciones espaciales y temporales debidas a procesos naturales
susceptibles de ser alterados por las actividades socioeconómicas. El
comportamiento cíclico del agua implica el manejo simultáneo de las aguas
continentales (superficiales y subterráneas), las aguas marinas y el espacio
atmosférico.
Oferta y demanda de agua en el planeta
La cantidad de agua que hay en la Tierra alcanza los 1.385 millones de km3. Sin
embargo, menos del 3% de esta cantidad es agua dulce, y la mayor parte de esta
última es difícil de aprovechar por encontrarse en los casquetes polares y a grandes
profundidades1 .
El agua dulce superficial apenas alcanza el 0.3% del agua dulce total. La dotación
renovable de agua dulce en el mundo se estima en 47.000 km3 al año, cifra que
representaba en 1992 una dotación cercana a los 7.400 m3 por habitante al año.
Estos 47.000 km3 forman escurrimientos y únicamente quedan cerca de 14.000 km3
por año como fuente de abastecimiento relativamente estable2 (Figura 3).
La distribución per cápita en el mundo es también muy irregular: mientras Canadá
dispone de cerca de 109.000 m3 por habitante al año, en regiones como el Medio
Oriente, 9 de 14 países cuentan con menos de 1.000 m3 por habitante al año, lo que
los coloca en la categoría de países que sufren de falta de agua. Adicionalmente,
países como China, que posee el 20% de la población del mundo, sólo cuenta con el
8% del agua dulce disponible a nivel mundial3.
Del total de agua dulce utilizada en el mundo, se estima que el 65% se destina
para riego agrícola, el 25% para industria y el 10% para consumo doméstico,
comercial y otros servicios urbanos municipales. Para el año 2015 el uso industrial
alcanzará el 34% a costa de reducir al 58% los volúmenes destinados para riego. El
consumo total de agua se ha triplicado desde 1950 y ahora sobrepasa los 4.300 km3
por año, equivalente al 30,7% de la dotación dulce renovable del mundo que se
puede considerar como estable4.
En 1990 el 81% de la población urbana de los países en vías de desarrollo contaba
con servicios de agua potable y el 71% servicio de alcantarillado, mientras que en el
ámbito rural el 63% disponía de agua potable y el 48% de alcantarillado5. Esto
significa que más de 1.200 millones de personas carecen de agua potable y cerca de
1.800 millones no poseen servicios de alcantarillado.
La demanda de agua continúa creciendo como consecuencia del incremento de la
población: actualmente, la dotación per cápita a nivel mundial es 33% inferior a la que
existía en 1970 y, a partir de entonces, cerca de 1.800 millones de personas se han
sumado a la población mundial.
Además, para poder alimentar a la población, que pasó de 1.600 a 5.400 millones
de personas en lo que va del siglo, la superficie irrigada en el mundo ha tenido que
quintuplicarse. Esto ha provocado que actualmente existan más de 28 países que se
pueden considerar con problemas de escasez de agua, pues cuentan con una
dotación menor a los 1.000 m3 por habitante al año, cifra considerada como crítica en
cuanto a oferta del recurso se refiere6.
Adicionalmente, en muchas regiones del mundo la contaminación reduce
notablemente la disponibilidad de agua utilizable. En países como Polonia, por
ejemplo, la proporción de agua proveniente de su sistema fluvial, considerada como
de buena calidad para el consumo humano, ha caído del 32% al 5% en los últimos
veinte años. De hecho, casi 2/3 partes del agua extraída de estas fuentes está tan
contaminada que ni siquiera es apta para uso industrial a costos razonables7.
Es indudable que estas cifras dejan ver que la situación del agua dulce superficial en
el mundo corresponde a un panorama de escasez. Se está llegando a un punto tal
que el agua está constituyéndose en un factor limitante del desarrollo sustentable de
muchas naciones.
Las condiciones de Colombia
La oferta de agua dulce
Colombia por su ubicación geográfica y sus condiciones de relieve tiene una
precipitación media anual de 3.000 mm (cuadro 1), lo que representa una abundancia
significativa de recursos hídricos, si se compara con el promedio mundial de
precipitación, que se encuentra alrededor de los 900 mm y con el de Suramérica, que
está cerca de los 1.600 mm.
Como puede observarse, esta precipitación genera un caudal específico de
escorrentía8 superficial en Colombia de 58 l/s/km2. Esto es tres veces mayor que el
promedio suramericano y seis veces mayor que la oferta hídrica específica promedio
mundial.
Precipitación
Debido a las características de la circulación atmosférica y a las diferencias en el
contenido de humedad, en el territorio nacional se presenta un régimen pluviométrico
muy variado. Mientras que en la Península de la Guajira se registran los promedios
anuales más bajos, cercanos a 300 mm, en algunos lugares de la región del Pacífico
los valores de precipitación son los más altos del país y del mundo (mayor a 9.000
mm/año) (Figura 4).
La distribución de la precipitación en el territorio colombiano está determinada por
las variaciones espacio-temporales de la Zona de Confluencia Intertropical, por la
influencia de los sistemas de circulación general de la atmósfera de la zona tropical y
subtropical y por la interacción de estos factores con las características fisiográficas
del país.
Son éstas las condiciones que generan la diversidad climática del territorio
colombiano que se manifiesta en una distribución heterogénea de las lluvias. No
obstante esta distribución, es posible encontrar un régimen bimodal en la mayor parte
de la cuenca Magdalena-Cauca y gran parte de la región Andina y el sur del Trapecio
amazónico, y un régimen monomodal en la Orinoquia, Amazonia, centro y norte del
Pacífico y parte de la región Caribe. Si bien en el sur del Pacífico también se registra
un régimen monomodal, este se encuentra desfasado con respecto al año hidrológico
característico del país, y presenta valores máximos en la época comprendida entre
noviembre y enero (Figura 5).
La característica de la precipitación en Colombia consiste en que el 88% del
territorio registra lluvias anuales superiores a 2.000 mm, con un promedio anual
cercano a los 3.000 mm.
Relacionando el promedio anual de lluvias con la superficie continental del país, se
tiene un volumen anual de precipitación de 3.425 km3, equivalente al 3% del volumen
de precipitación anual en el mundo y al 12% en el continente suramericano.
Escorrentía superficial
y rendimientos
Del volumen de precipitación anual, un 61% se convierte en escorrentía superficial,
generando un caudal medio de 66.440
m3/seg, equivalente a un volumen anual de
2.113 km3 que fluye por las cinco vertientes hidrográficas que caracterizan el territorio
nacional continental, de la siguiente forma: el 23% vertiente del Caribe; el 10%
vertiente del Pacífico; el 34% vertiente de la Amazonia; el 32% vertiente de la Orinoquia; el 1% vertiente del Catatumbo (cuadro 2).
Estos caudales están directamente asociados con los aportes de las áreas de las
cuencas correspondientes, representados en rendimientos hídricos heterogéneos en
el país. Rendimientos que oscilan entre 1 y más de 100 l/s/km2 y que permiten,
conjuntamente con la evapotranspiración real y la precipitación, identificar zonas con
disponibilidad deficitaria, normal y de abundancia de agua. (Figura 6. Mapa de
Isolíneas de Rendimiento Anual).
El Pacífico es la zona con mayor rendimiento hídrico, presenta valores promedios
superiores a los 100 l/s/km2, con cuencas como la del San Juan con 163 l/s/km2 y la
del Micay con 140 l/s/km2. En el Caribe estos rendimientos varían entre 1
l/s/km2
en la alta Guajira y 127 l/s/km2 en la cuenca del río Atrato, con rendimientos del orden
de 26 l/s/km2 para el río Sinú y 10 l/s/km2 para las cuencas del costado occidental de
la Sierra Nevada de Santa Marta.
La Cuenca Magdalena-Cauca, donde se asienta aproximadamente el 80% de la
población del país y se concentra la mayor parte de la actividad socioeconómica,
cuenta únicamente con un rendimiento promedio de 27 l/s/km2, con valores máximos
promedios en su parte media de 45
l/s/km2 y mínimos en su parte baja como
2
de 14 l/s/km en la cuenca del San Jorge y de 30 l/s/km2 en la del río Cesar.
La Orinoquia, por su parte, presenta un rendimiento promedio 34% mayor que el
de la cuenca Magdalena Cauca, con variaciones marcadas entre la cuenca baja del
río Meta con 2 l/s/km2 y 70 l/s/km2 en las cuencas de los ríos Arauca y Casanare.
La Amazonia no presenta variaciones marcadas, con un promedio de 65 l/s/km2.
La oferta hídrica superficial presenta características volumétricas en relación con la
altitud. En las regiones por encima de los 3.000 msnm, correspondientes al 9% del
área nacional, se cuantifica el 4% de dicha oferta. Entre los 1.000 y 3.000 msnm, con
un 35% del área nacional, tenemos el 34% de la oferta; y el 62% de la misma se
presenta en el 56% del área nacional, que son las zonas ubicadas por debajo de los
1.000 msnm (Cuadro 3).
La oferta hídrica de escorrentía superficial per cápita total9 de Colombia es de
59.000 m3/hab/año; sin embargo, la oferta per cápita accesible10 anual, bajo
condiciones naturales11 , es de 12.000 m3/hab/año.
El análisis comparativo entre la oferta hídrica per cápita accesible anual con
respecto a las ofertas limitantes al desarrollo12 muestra una significativa abundancia
hídrica en Colombia, capaz de sustentar el desarrollo socio-económico a largo plazo.
Las condiciones atmosféricas, geológicas y morfológicas del territorio nacional que
explican la abundancia hídrica, configuran condiciones excepcionales que determinan
una alta diversidad y productividad biológica. Estas condiciones se convierten en
recursos excepcionales para el desarrollo, presentando además un potencial
importante hacia el futuro frente a los requerimientos mundiales.
Empero, la capacidad de aprovechamiento de esta relativa abundancia hídrica está
determinada por las limitaciones temporales y espaciales que presentan los diferentes
regímenes hídricos del país.
Funciones ecológicas del agua
Debe tenerse en cuenta además que el agua cumple una función en los ecosistemas naturales y, por tanto, los usos socioeconómicos deben armonizarse con los
requerimientos ecosistémicos.
Almacenamiento natural
El 1,81% del volumen total de la escorrentía anual se almacena superficial y
temporalmente de la siguiente manera: 0,47% en pantanos, 1,30% en lagos
naturales y 0,04% en zonas nivales, constituyéndose en la oferta de almacenamiento
ambiental que bajo ciertas condiciones racionales debe ser utilizada, bien para otros
usos productivos o para el funcionamiento de los sistemas naturales.
La oferta ambiental de almacenamiento supera en buena medida las capacidades
actuales de almacenamiento artificial del país (reservorios y embalses), por lo que
estos almacenamientos naturales deben protegerse debido a las ventajas
comparativas que presentan para el manejo de los excesos y deficiencias de agua.
Agua subterránea
El volumen de agua subterránea con que cuenta el país no ha sido cuantificado en
su verdadera magnitud, configurándose como un capital complementario al capital
hídrico superficial. Este potencial debe ser debidamente estudiado, valorado
cualitativa y cuantitativamente, ya que constituye una oferta alternativa, que, en
muchas áreas, ya está siendo utilizado sin planificación ni manejo. La Figura 7 muestra las áreas de Colombia que se han identificado con potenciales importantes de
agua subterránea.
Balance hídrico
A través del balance hídrico se pueden caracterizar las diferentes regiones y
establecer dentro de qué rango de disponibilidad natural del recurso se encuentran
éstas. El balance muestra el resultado de la interrelación de los parámetros hidrológicos y meteorológicos (precipitación, evapotranspiración potencial, evapotranspiración
real y escorrentía) caracterizando los ambientes de las regiones, que van desde el
árido y seco hasta el superhúmedo y zonas con sequías y húmedas extremas (Figura
8. Mapa de excedentes y disponibilidad deficitaria de agua. Indice de aridez).
Según el “Indice de aridez medio anual”, el país se divide en cinco grupos que
indican la disponibilidad del recurso en cada uno de ellos:
1. Zonas altamente deficitarias de agua: regiones con predominio de zonas muy
secas, con tendencia a la erosión y suelos estériles. Parte alta de la Guajira y
desierto de la Tatacoa en el Huila. Estas zonas representan el 1% del área del
país.
2. Zonas de disponibilidad de agua deficitaria: regiones con un déficit marcado de
agua durante gran parte del año. Regiones como la baja Guajira, sabanas de
Córdoba y Sucre y cuencas del río Catatumbo y parte media y baja del río
Chicamocha. Estas zonas representan el 5% de la superficie colombiana.
3. Zonas de disponibilidad de agua entre normal y deficitaria: cuencas de los ríos
Magdalena-Cauca, Tomo, Tuparro y Vichada. La superficie alcanza el 26% del
territorio nacional.
4. Zonas de disponibilidad de agua normal: Regiones con disponibilidad de agua
durante casi todo el año. Cuencas de los ríos Nechí, Putumayo, parte media y baja
del río Meta y Sierra Nevada de Santa Marta. A éstas corresponde
aproximadamente el 25% del territorio colombiano.
5.
Zonas con excedentes de agua: regiones con agua en abundancia debido a
que en ellas la precipitación sobrepasa los 3.000 mm/año, zonas boscosas con alta
retención de humedad. Estas regiones son la costa Pacífica y los ríos de la Amazonia:
Caquetá, Vichada, Vaupés, Inírida y zona alta del río Arauca. El total de estas zonas
cubre cerca del 44% del país.
La demanda de agua dulce
La demanda sectorial nacional anual utiliza aproximadamente entre el 5% y el 6%
de la oferta hídrica natural superficial, en porcentajes que se indican en la Figura 9.
Sin embargo, en algunas áreas la demanda no logra cubrirse debido a la pérdida de
la regulación hídrica natural que ha transformado los flujos permanentes en
intermitentes, disminuyendo así, de una forma considerable, la oferta hídrica natural
superficial temporal.
Es necesario aclarar que la oferta hídrica superficial aprovechable por los
diferentes sectores socioeconómicos es aquella que resulta de descontar de la oferta
superficial total, los volúmenes hídricos necesarios para el funcionamiento de los
sistemas naturales y para sostener la capacidad de autorregulación natural de los
cuerpos de agua.
Adicional a los requerimientos presentados, hay una demanda de agua para
actividades pecuarias, de navegación y de recreación, entre otras, que no han sido
cuantificadas.
La problemática hídrica nacional
Espacio continental
Aunque en Colombia el recurso hídrico es abundante, se presentan situaciones de
dificultad en la disponibilidad espacial y temporal del agua superficial a nivel regional y
local. Esta característica de disponibilidad hídrica espacio-temporal tiene causas que
reducen la posibilidad de uso y acceso de la población a este recurso y que pueden
convertirse en limitantes para el desarrollo:
• Concentración y crecimiento de la demanda en zonas donde la oferta hídrica es
limitada.
• Irregularidad hídrica13 , como efecto del impacto negativo que altera la oferta hídrica
natural en cantidad y en distribución espacio-temporal.
• Deterioro de la calidad del agua por sedimentos y contaminación.
Lo anterior muestra cómo la abundancia hídrica es relativa porque está
determinada por las limitaciones temporales y espaciales que presentan los
regímenes hídricos característicos del país.
Antes de revisar cada una de estas causas conviene presentar algunos ejemplos,
porque, a pesar de la abundancia del agua, ésta debe ser manejada en muchos
casos con criterio de escasez, y porque esa misma abundancia también trae
problemas de erosión, avalanchas e inundaciones.
Y aunque estos últimos problemas son de origen natural, no puede desconocerse,
primero, que las actividades humanas han contribuido en muchos casos a acentuarlos
considerablemente y, segundo, que la deforestación del territorio nacional es en
buena medida responsable de la perturbación de la regulación hídrica natural y de la
erosión.
Estudios realizados por la Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y
Ambiental (Acodal) muestran una notoria disminución de los caudales superficiales de
los ríos de la Sierra Nevada de Santa Marta, especialmente en lo que se refiere a los
caudales mínimos. Esto ha generado dificultades en el suministro del agua para los
sistemas de acueducto de las poblaciones ribereñas.
En otros centros urbanos, y teniendo en cuenta las proyecciones de demanda
futuras frente a la oferta real disponible, se planean proyectos que requieren traer el
líquido de otras vertientes, con el consiguiente costo y dificultad técnica. Tres
ejemplos de ello: llevar agua de la cuenca del río Arauca a la cabecera municipal de
la ciudad de Bucaramanga tiene costos proyectados cercanos a los cien millones de
dólares. El proyecto de llevar agua de la vertiente del Pacífico al área metropolitana
de Cali costaría alrededor de ciento cincuenta millones de dólares. La solución para el
suministro de agua en la ciudad de Tunja tiene un costo estimado de cuarenta y cinco
millones de dólares.
El cambio negativo del régimen hídrico
La población ubicada mayoritariamente en zonas de alta y media montaña genera
cambios negativos en el comportamiento del régimen hídrico natural, debido a los
sistemas productivos no sostenibles.
Estos cambios negativos también tienen que ver con la insuficiente administración
técnica del agua, que no equilibra las actividades socio-económicas con obras de
infraestructura y comportamientos frente al recurso que impacten favorablemente la
regulación hídrica.
Ello origina un desequilibrio en la regulación hídrica, cuyo resultado es la presencia
de caudales máximos mayores y caudales mínimos cada vez menores, según el
grado de deterioro de dicha relación en el ámbito regional o local. Esta situación
genera condiciones descontroladas del medio ambiente, con la consecuente baja o
nula oferta hídrica en épocas secas y presencia de inundaciones y avalanchas en
épocas invernales.
Deterioro de la calidad
Además de las condiciones naturales, la población, los sistemas de
producción/consumo y la tecnología en uso son factores que, en su conjunto,
propician las condiciones de alteración de la calidad del recurso hídrico.
La calidad del recurso hídrico en nuestro país se afecta, en particular, por la
modificación de la cobertura vegetal y la explotación minera, al generar mayores
volúmenes de sedimentos que se integran al flujo del agua, como transporte de fondo
o en suspensión.
También son factores importantes los sistemas de producción agropecuaria e
industrial que incorporan contaminantes a los cuerpos de agua y las aguas servidas
de la población.
Así mismo, solamente una franja ubicada entre el 5% y el 10% de las cabeceras
municipales de Colombia hace algún tipo de tratamiento de aguas residuales. Esta
situación se constituye en una de las principales fuentes de alteración de la calidad de
la oferta hídrica superficial. La inadecuada disposición de residuos sólidos en botaderos a cielo abierto en la mayoría de los municipios colombianos, genera lixiviados que
afectan los acuíferos.
Ubicación altitudinal e impacto de la población y
de la producción/consumo
El deterioro de la calidad y la alteración de la distribución espacial y temporal del
agua en Colombia presentan características diversas, según la intensidad y forma de
ocupación espacial.
Es así como el 24,8%, equivalente a 274.000 km2 del área total del territorio
nacional, correspondiente a la cuenca Magdalena-Cauca, aporta el 10,6% de la oferta
hídrica del país, soporta el 70% de la población y genera el 85% del PIB, condiciones
que han contribuido a la desregulación del régimen hídrico y al deterioro de la calidad
de la cuenca en su conjunto.
A su vez, el 76% restante del área del territorio nacional, 874.000 km2, en donde se
encuentran las vertientes del Orinoco, Amazonas, Pacífico, Sinú, Atrato, Catatumbo y
Sierra Nevada de Santa Marta, contribuyen con el 89% de la oferta hídrica natural
superficial, albergando el 30% de la población. La situación de la oferta hídrica
ambiental en estas regiones no presenta aún el estado de deterioro de la cuenca
Magdalena-Cauca; no obstante, los factores que afectan la regulación hídrica y la
calidad del agua, en los actuales momentos, están siendo objeto de intensas
presiones, debido a razones económicas y sociopolíticas.
Como ya se ha mencionado, las zonas ubicadas en la cota superior a los 3.000
msnm (103.000 km2) que corresponden a los ecosistemas de páramos, representan
alrededor del 9% del área total del territorio nacional y aportan a la oferta hídrica
nacional superficial aproximadamente el 4%.
En estas zonas se encuentra menos del 1% de la población; sin embargo, sus
actividades productivas y la presión por el uso y aprovechamientos agrícolas,
pecuarios y mineros, afectan fundamentalmente las condiciones de calidad de los
recursos hídricos, incidiendo en un cambio negativo en el régimen de la oferta hídrica
natural para el desarrollo en las zonas de media y baja montaña.
La zona ubicada entre las cotas 1.000-3.000 msnm representa aproximadamente
el 35% (402.000 km2) de la superficie del país, tiene una oferta hídrica nacional
aproximada del 34% y alberga alrededor del 66% de la población del país.
Las condiciones ambientales de esta zona promovieron una fuerte ocupación
territorial, lo que constituye un factor determinante de la alteración de la regulación
hídrica y de las condiciones de calidad del agua.
Asociados con la alta densidad poblacional están la intensidad de la producción
agropecuaria, particularmente en las zonas de ladera, el volumen de contaminación
de la producción industrial y la generación de grandes volúmenes de aguas residuales
de uso doméstico.
Las zonas por debajo de los 1.000 msnm contienen el 62% de la oferta hídrica
superficial. La alteración de la vegetación natural en las zonas medias y altas y la
consecuente desregulación hídrica, así como el agravamiento de los procesos
naturales de sedimentación causados por las actividades agropecuarias, aumentan la
propensión, frecuencia e intensidad de las inundaciones en las zonas bajas.
Debido a los altos caudales que caracterizan los cauces de estas zonas, los
problemas de calidad se circunscriben, básicamente, a disposición de basuras y
desechos sólidos y líquidos de los asentamientos ribereños y a los de contaminación
en los tramos adyacentes a los puntos de descarga de los afluentes que transportan
altas concentraciones de sedimentos y residuos.
De otro lado, las producciones agrícola y pecuaria cubren aproximadamente el
19,8% de la extensión total del territorio, ubicándose el 8% en las zonas de páramo, el
37,7% en las zonas entre 1.000-3.000 msnm y el 54,3% en las zonas bajas.
Estos sistemas productivos se caracterizan por altos consumos de agroquímicos, lo
que trae como consecuencia cambios en las condiciones del agua en todos los pisos
altitudinales.
Merece especial atención la producción cafetera, que genera aproximadamente
una carga orgánica de 3,7 millones de ton/año, sumando la contaminación de origen
doméstico de los núcleos poblacionales, que alcanza cifras de 1,5 millones de
ton/año.
Adicionalmente, las zonas con una mayor vocación industrial aportan las
descargas de los sistemas productivos, caracterizadas por contener grandes
cantidades de metales pesados, cuyos efectos contaminantes se intensifican debido a
que la ubicación espacial es altamente concentrada en los corredores industriales,
que se encuentran alrededor de los grandes centros urbanos y cuyos efluentes son
arrojados a ríos como el Bogotá, Medellín, Cali, Alto Chicamocha, Magdalena y
bahías como las de Cartagena y Buenaventura, entre otros.
Las explotaciones petroleras y mineras, constituyen otra fuente de contaminación
físico-química, en las zonas medias y bajas, y con menos intensidad en las zonas
altas. Otras actividades llevadas a cabo por el hombre se convierten en fuentes de
contaminación si no se realizan los tratamientos correspondientes. Dentro de estas
actividades se pueden mencionar las aguas de refrigeración en el sector termoeléctrico y los derrames de petróleo y combustibles en el transporte fluvial y marítimo, entre otros.
Espacio marino
Los espacios marinos se constituyen en el área de almacenamiento y acumulación,
por un lado, de los volúmenes de agua de escorrentía superficial originada en los
espacios continentales y, por otro, de los volúmenes de agua originada en la
precipitación que cae directamente sobre los espacios marinos (Figura 10).
Todas las alteraciones físico-químicas y microbiológicas del agua -originadas en
las actividades socioeconómicas dentro de los espacios continentales y atmosféricosse constituyen en factores de alteración de las aguas marinas. En el mar, la
explotación minera, la explotación de hidrocarburos, el transporte marino, el depósito
de desechos peligrosos y los desechos originados dentro del transporte marino
(derrames de productos y aguas de consumo) afectan negativamente la calidad del
recurso.
El espacio marino de la vertiente del Caribe recibe aproximadamente 220 millones
de ton/año de sedimentos que son transportados por los flujos hídricos dentro de esta
vertiente, siendo el río Magdalena el responsable del 58% de tales descargas sólidas,
es decir, el mayor aportante de sedimentos al mar Caribe.
El espacio marino del Pacífico, a su vez, recibe una descarga aproximada de 116
millones de toneladas que en su gran mayoría son transportadas por los ríos San
Juan y Patía (y su afluente el río Sanquianga).
Espacio atmosférico
El espacio atmosférico almacena los volúmenes de agua provenientes de la evapotranspiración originada en el espacio continental y de la evaporación originada en el
espacio marino.
El agua atmosférica es alterada por las emisiones originadas en las actividades
socioeconómicas dentro de los espacios continental y marino: emisiones de partículas
generadas por fuentes fijas y móviles, emisiones de gases provenientes de
actividades agrícolas (abonamientos, quemas), pecuarias, industriales, transporte
aéreo y por quemas de vegetación boscosa.
Aunque el conocimiento acerca de la calidad del agua en el espacio atmosférico del
país es muy limitado, las tendencias espaciales y tecnológicas del desarrollo socioeconómico del país permiten prever que hay una fuerte tendencia a que el agua de
este espacio sufra alteraciones significativas, como en el caso de los corredores
industriales de Boyacá y Yumbo, donde ya se han detectado lluvias ácidas.
Aspectos institucionales y sociales
La Constitución de 1991 redefine las responsabilidades del Estado exigiéndole
garantizar la sostenibilidad de los sistemas y los recursos naturales, en tanto que la
Ley 99/93 reorganiza la estructura institucional para adecuarla a las nuevas
responsabilidades.
Ahora el manejo integral del agua es una meta por alcanzar. El nivel de
competencia institucional asociada con la gestión de los recursos hídricos es
complejo, puesto que allí confluyen directa e indirectamente diferentes entidades
adscritas o vinculadas a Ministerios, así como programas dependientes de niveles
superiores como la Presidencia de la República.
A nivel ministerial se encuentran los Ministerios del Medio Ambiente y de
Agricultura y Desarrollo Rural; el primero responsable de la definición de políticas y
reglamentaciones en materia de recuperación, conservación, protección,
administración y utilización de los recursos naturales renovables y del medio
ambiente, y el segundo, responsable del desarrollo sostenible de las actividades
productivas agrícolas, forestales, pecuarias y pesqueras.
El Ministerio de Desarrollo Económico está a cargo de formular las políticas de
Estado en materia de vivienda, equipamiento comunitario, planificación y desarrollo
urbanos, y agua potable y saneamiento básico (aseo y alcantarillado). El
Viceministerio de Vivienda, Desarrrollo Urbano y Agua Potable posee tres
direcciones, incluida la Dirección de Agua Potable y Saneamiento Básico.
Bajo la responsabilidad del Ministerio de Desarrollo se encuentra la preparación de
un plan de desarrollo para el abastecimiento de agua potable y saneamiento, en
coordinación con los Consejos Regionales de Planificación; propiciar apoyo técnico e
institucional; elaborar y fomentar programas de investigación; elaborar y fomentar
programas especiales para el suministro del agua potable y saneamiento a las zonas
rurales; elaborar y coordinar la ejecución del Plan Nacional de Capacitación Sectorial
y proponer a las autoridades correspondientes la adopción de medidas y programas
destinados a la conservación de los recursos hídricos.
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rurual es el principal responsable de las
políticas de adecuación de tierras. El Consejo Superior de Adecuación de Tierras es
una entidad asesora y coordinadora. El Instituto Nacional de Adecuación de Tierras junto con las organizaciones privadas y públicas- es el organismo ejecutivo. Y el
Fondo Nacional de Adecuación de Tierras es una unidad administrativa encargada de
formular proyectos de riego, drenaje y prevención de inundaciones.
Hasta 1992, los distritos de riego del sector público estaban a cargo del Instituto
Colombiano de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras (HIMAT), que
estaba adscrito al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
El IDEAM –que recibió funciones del HIMAT– debe analizar, estudiar, procesar y
divulgar la información básica sobre hidrología, hidrogeología, meteorología y
geografía básica, en relación con los recursos biofísicos de la nación y tiene a su
cargo el establecimiento y funcionamiento de la infraestructura de meteorología e
hidrología nacional para proveer informaciones, predicciones, así como avisos y
servicios de asesoría a la comunidad.
El Ministerio de Minas y Energía formula las políticas, planes y reglamentaciones
del sector energético; por su parte la Unidad de Planeación Minero-Energética
encargada de la planificación del sector, estudia la demanda y el suministro de
energía, realiza evaluaciones y diagnósticos del sector y elabora los planes
energético y de expansión del sector. La Empresa de Interconexión Eléctrica S. A.
(ISA) explota el sistema interconectado de energía y entre sus accionistas figuran las
grandes compañías municipales de electricidad y las empresas eléctricas estatales.
En relación con las causas subyacentes en la problemática del agua, referidas a
los aspectos institucionales y sociales desde el Plan Nacional Ambiental se
identificaron:
1. Las condiciones de acceso al agua que han llevado a tasas de extracción muy
superiores a las socialmente deseables y naturalmente sostenibles.
2. La ausencia de mecanismos que permitan cobrar por el deterioro ambiental que
genera el mal uso del agua y su utilización para depositar vertimientos contaminantes.
3. La situación económica y sociocultural de gran parte de la población colombiana
que la induce a consumir intensamente los recursos naturales y no le permite
acceder fácilmente a tecnologías con las que podría mejorar su ingreso sin
deteriorar el medio natural, para este caso, el recurso hídrico.
4. Los procesos de ocupación que no atienden a las condiciones ambientales,
atentando contra zonas de especial interés hídrico o generándose en regiones con
escasez.
5. Los patrones de producción y consumo caracterizados por un uso ineficiente del
recurso hídrico.
6. Las dificultades de la administración pública para afrontar y orientar soluciones
concretas a los problemas ambientales.
7. La reducida investigación que ha redundado en una base científica y un sistema de
información insuficiente.
8. La falta de tecnología apropiada para el uso y conservación del agua.
Adicionalmente, otros aspectos de orden social e institucional que limitan la gestión
integral del recurso para satisfacer las necesidades del desarrollo sostenible del país
son:
• Ausencia de una cultura social del agua. La conducta alrededor del agua ha
obedecido a una cultura de abundancia del recurso, mientras que en la realidad
regional se afrontan problemas de escasez relativa.
• Falta de aplicación articulada de instrumentos de gestión y control. A pesar de
la variedad de instrumentos que pueden ser utilizados para el cumplimiento de los
objetivos ambientales como los económicos, administrativos y de inversión, entre
otros, además de los jurídicos, se ha dado mayor énfasis a estos últimos,
perdiéndose el mayor alcance que tendría una adecuada y balanceada articulación
de los distintos instrumentos disponibles. Esto ha conducido a que las normas no
hayan trascendido su existencia formal en muchos casos.
• Deficiente coordinación interinstitucional. Deficiencias en el diseño y aplicación
de los modelos de administración y conservación del agua y dificultades para poner
en funcionamiento las pautas de la descentralización. La necesidad de manejar el
recurso hídrico dentro del concepto de cuencas, las cuales no siempre coinciden
con la jurisdicción de una sola autoridad ambiental, así como las competencias
asignadas a las entidades territoriales en relación con el uso del suelo, frente a las
establecidas a las autoridades ambientales para la administración del recurso hídrico, exigen una estrecha coordinación, que por diversos motivos no ha alcanzado
niveles de consolidación satisfactorios.
•
Desconocimiento del comportamiento físico natural de los recursos hídricos y, por tanto, del agua como componente regulador del sistema natural. Ha faltado
la aplicación de la concepción de un manejo integral de los recursos naturales suelo–
agua–vegetación.
3. Hacia una política ambiental para el
manejo integral del agua
El Salto Social fijó como objetivos de la política ambiental colombiana, dentro del
contexto establecido en la Constitución Nacional, los siguientes:
1.
Promover una nueva cultura del desarrollo sostenible.
2
.
Mejorar la calidad de vida.
3
.
Promover una producción limpia.
4
.
Desarrollar una gestión ambiental sostenible.
5. Orientar comportamientos poblacionales.
En desarrollo de tales objetivos, los siguientes apartes (todos desarrollados bajo el
marco de El Salto Social y el Plan Nacional Ambiental) se presentan como base
para los lineamientos de una política integral del agua.
Objetivo general
Manejar la oferta nacional del agua sosteniblemente, para atender los requerimientos
sociales y económicos del desarrollo en términos de cantidad, calidad y distribución
espacial y temporal.
Objetivos específicos
1. Ordenar las actividades y los usos del suelo en las cuencas, atendiendo prioritariamente la Cuenca Magdalena-Cauca.
2. Proteger acuíferos, humedales y otros reservorios importantes de agua.
3. Proteger y recuperar las zonas de nacimiento de agua, así como los páramos, los
subpáramos, las estrellas hidrográficas, las zonas de recarga de acuíferos y las
microcuencas que surten los acueductos municipales.
4. Disminuir la contaminación y recuperar las condiciones de calidad de las fuentes
según los usos requeridos.
5. Orientar un uso eficiente del agua a través de la formación de una conciencia de
uso racional.
6. Adoptar tecnologías y crear hábitos de consumo que permitan eliminar el
desperdicio y disminuir la contaminación del agua.
7. Estudiar y definir el desarrollo de infraestructura tendiente al almacenamiento
artificial de agua, que permita regular los excesos en períodos húmedos y
garantizar el suministro y distribución en períodos de déficit.
8. Complementar el inventario y la evaluación nacional del recurso hídrico
superficial y subterráneo, como herramienta para fijar las prioridades que
permitan orientar eficientemente los recursos disponibles para el cumplimiento de
los objetivos anteriores.
9. Desarrollar el conocimiento y la investigación del recurso y fortalecer un sistema
de información multipropósito del agua, integrado al Sistema de Información
Ambiental.
10. Proteger, recuperar y mejorar ambientalmente las zonas costeras y los terminales
marítimos alterados por
industriales y orgánicos.
basuras,
hidrocarburos,
minerales
y
desechos
11. Recuperar y proteger ecosistemas naturales estratégicos como manglares, praderas submarinas y arrecifes de coral.
12. Disminuir las emisiones que afectan la calidad del agua en la atmósfera en
concordancia con la política del aire.
Los anteriores objetivos se desarrollarán considerando los siguientes lineamientos de
fondo:
1. Recuperación de las condiciones de regulación hídrica y de calidad, para satisfacer
las demandas actuales y futuras del desarrollo sectorial y territorial en las zonas de
alta ocupación, con organización urbanística o sistemas de producción socioeconómicos consolidados, en los cuales se han afectado estructuralmente las
condiciones de regulación hídrica natural.
2. Preservación de las condiciones de regulación hídrica y de calidad, para satisfacer
las demandas actuales y futuras del desarrollo sectorial y territorial en las zonas en
proceso de ocupación, con organización urbanística, en las cuales no se han
afectado estructuralmente las condiciones de regulación hídrica natural.
Estrategias del Plan Nacional
Ambiental
Para lograr los objetivos anteriores se plantean las siguientes estrategias:
• Políticas nacionales y acciones descentralizadas. El esquema de organización
administrativo del país implica que las regiones –que son los actores vivos de la
problemática hídrica– adopten, con base en sus situaciones particulares, sus
propias estrategias y acciones a corto, mediano y largo plazo para atender sus
necesidades en el marco de los lineamientos generales formulados en las políticas
nacionales.
• Base científica y tecnológica. Un conocimiento exhaustivo del agua, de su
comportamiento, calidad, disponibilidad, los requerimientos de uso, entre otros, así
como el avance y apropiación de la tecnología son herramientas esenciales para
manejarla con mayor certeza, ajustándose a las realidades del país. El
fortalecimiento de la red de información ambiental es instrumento esencial para
consolidar esta base científica y tecnológica.
• Concertación. El agua como elemento vital y determinante de la dinámica de las
sociedades humanas puesto que condiciona el desarrollo de las actividades
socio-económicas en el espacio y en el tiempo tiene que ser incorporada como
variable esencial en las políticas, programas y proyectos de todos los sectores del
Estado y la Sociedad, por lo que es necesario continuar con la apertura de
espacios de diálogo y análisis con los distintos estamentos de la sociedad, en aras
de una planificación acorde con sus requerimientos y necesidades.
• Educación. La base para la construcción de la cultura del agua está fundamentada
en un proceso educativo que incorpore en la conciencia colectiva la importancia del
agua y su concepción como recurso finito y fundamental para el desarrollo del país.
• Gradualidad. Los objetivos planteados frente al recurso hídrico deben atender a un
orden de prioridades nacional, regional y local, de modo tal que en la medida en
que se cumplan metas parciales, se atiendan objetivos superiores.
• Participación ciudadana. En relación con el recurso hídrico, la participación
ciudadana ha venido adquiriendo un importante rol. El desarrollo jurisprudencial
originado en acciones populares y de tutela instauradas por particulares, ha
permitido en casos puntuales un uso del recurso adecuado a los postulados de
sostenibilidad.
• Administración descentralizada. Se considera que la administración del recurso
hídrico por parte de las Corporaciones Autónomas Regionales o de Desarrollo
Sostenible, de los Departamentos, de los Municipios y de los demás entes
territoriales debe ser fortalecida para beneficio de las poblaciones regionales y
locales.
Esto lleva a una operatividad del sistema de administración del agua en el marco
del SINA que implica una fuerte coordinación interinstitucional, articulando los
distintos programas que se gestan a su alrededor a partir de lo local, lo regional y
lo nacional.
Avances en las acciones y
programas del Plan Nacional
Ambiental en relación con el agua
El agua es un recurso estratégico para el desarrollo del país, por tanto, es de
importancia transectorial. Por otra parte, es conveniente que la política, los programas
y las estrategias formuladas para el agua coadyuven los demás logros del Plan
Nacional Ambiental y El Salto Social. Dada esta interactiva relación, es conveniente
estudiar los avances más significativos frente al agua en cada uno de los programas.
Más Bosques
Las acciones adelantadas para la adopción de una política de bosques (Documento
Conpes No. 2834 de enero 31 de 1996) en relación con el agua, buscan contrarrestar
la deforestación e incentivar la reforestación. Adicionalmente, formula acciones
concretas para el manejo integral de cuencas. De su adopción se desprende la
formulación de un nuevo régimen para el aprovechamiento de bosques y para el
establecimiento de plantaciones.
Manejo Integral de Ecosistemas
Estratégicos
Se han suscrito convenios interadministrativos para adelantar acciones concretas
en los siguientes aspectos:
1. Acciones de recuperación y manejo del complejo deltaico estuarino del río
Magdalena-Ciénaga Grande de Santa Marta.
2. Ordenamiento, conservación y manejo del Macizo Colombiano.
3. Programas de manejo integral en la Sierra Nevada de Santa Marta.
4. Recuperación de la navegabilidad en el río Meta y manejo integral de la cuenca.
5. Recuperación y manejo de la Bahía de Cartagena y Canal del Dique.
Mejores Ciudades
Se adelantó el Estudio Sectorial sobre Residuos Sólidos resaltando el impacto que
presenta el inadecuado manejo de los lixiviados sobre las aguas superficiales y
subterráneas. Se realizaron asistencias técnicas y acciones de fortalecimiento
institucional para un mejoramiento de la gestión ambiental de grandes centros
urbanos y otras ciudades, lo cual facilita la gestión sobre el recurso hídrico.
Equilibrio del Comportamiento
Poblacional
Se ha iniciado el estudio para la formulación de una política de población y de
colonización que va ligada, incuestionablemente, al manejo del recurso hídrico.
Producción Limpia
Se han definido los criterios de evaluación ambiental de obras y proyectos que
determinan, dentro de su integralidad, planes de manejo, medidas de mitigación y
corrección y programas de contingencia para el recurso hídrico.
De la misma manera, se han suscrito convenios intersectoriales con los diferentes
gremios de la producción, así como con las diferentes instituciones gubernamentales,
a todo nivel, para concertar metas y objetivos en la producción limpia, como los
convenios específicos en la zona industrial de Mamonal, del Valle de Aburrá, sectores
de mataderos, industria de la pulpa y del papel y de artes gráficas, que, sin duda,
redundarán en una mejor calidad del agua al disminuir el impacto derivado de dichas
actividades industriales.
Mejor Agua
Se ha concebido y formulado, en un clima de amplio consenso, la Estrategia Nacional
del Agua para la administración de los recursos hídricos en el país. El marco
conceptual de la estrategia se fundamentó en la definición de la relación
oferta-demanda de los recursos hídricos, tanto a nivel nacional como a nivel regional.
Metodológicamente, para ejecutar la Estrategia Nacional del Agua, se plantearon
cuatro niveles de acción:
• Nivel Uno o nivel de relación de la Política Nacional Ambiental con las políticas
sectoriales (Política Agropecuaria, Política Forestal, Política Minera y Petrolera,
Política Energética, Política Industrial, Política de Transporte, Política de Comercio,
Política de Servicios, Política de Población, etcétera).
• Nivel Dos o nivel de conocimiento de las condiciones y características de la oferta
hídrica, tanto a nivel nacional como a nivel regional.
• Nivel Tres o nivel de relación de la oferta-demanda, en relación con los sectores
económicos primario, secundario y terciario.
• Nivel Cuatro o nivel de evaluación de la capacidad de carga ambiental.
Igualmente, se inició la contratación de estudios con énfasis en la protección,
preservación y uso eficiente del recurso hídrico.
Por otra parte, se han planteado lineamientos conceptuales para que el Estado
pueda garantizar la sostenibilidad del recurso.
Para los ecosistemas de páramo se han preparado consultorías específicas y se
ha sometido a consenso público un proyecto de resolución para la recuperación,
conservación y manejo de estos ecosistemas.
Se ha avanzado significativamente en la adopción de una reglamentación que
unifique las disposiciones que tienen que ver con el recurso y su manejo integral. El
IDEAM está formulando y promoviendo una doctrina del manejo del agua.
El IDEAM avanza en la estructuración, consolidación y puesta en marcha del
componente hidrológico que integra el Sistema Nacional de Información Ambiental y
presta apoyo técnico y científico al Ministerio del Medio Ambiente, al SINA, al
Gobierno Nacional y a la sociedad en general.
Se concluyó el diseño de la base de datos correspondiente y la sistematización de
la información hidrológica superficial, publicada hasta el año 1993 y actualizada en la
base hasta el año 1995 . Se desarrolló el software y se sistematizó la información
para la edición final del Atlas Hidroclimatológico. Igualmente, se elaboró el balance
hídrico nacional para el proceso de edición final.
Se avanzó en el diseño y ejecución de los programas de investigación básica y
aplicadada, especialmente en lo relacionado con la caracterización y regionalización
hidrológica para las diferentes zonas y subzonas hidrográficas del país; modelación y
caracterización de las zonas inundables y desarrollo de una metodología para la
elaboración de mapas de riesgos y amenazas.
Mares y Costas Limpias
Dentro de este programa se han adelantado diversas acciones tendientes a impulsar
el ordenamiento ambiental costero y a participar activamente en el ámbito
internacional. Adicionalmente, se ha expedido la reglamentación y se han
proporcionado los términos de referencia para el manejo y conservación de ecosistemas de manglar.
Acciones instrumentales
Dentro de las acciones instrumentales previstas en el Plan Nacional Ambiental, debe
resaltarse la importancia del fortalecimiento institucional, así como la planificación y el
ordenamiento territorial y la cooperación global, para la debida gestión del agua.
Instrumentos
Los instrumentos contenidos en el Plan Nacional Ambiental, es decir, jurídicos,
económicos, administrativos y de inversión, han sido ampliamente desarrollados a
continuación, de tal manera que se puede identificar con claridad la relación entre los
mismos y los objetivos específicos. El estudio detallado de este cuadro permitirá que
todos los administradores del agua se apropien de valiosas herramientas para
mejorar su gestión.
4. Anexos
II. El Consejo Nacional Ambiental
El Consejo Nacional Ambiental fue creado por la Ley 99 de 1993 en su artículo 13,
que prescribe:
“Para asegurar la coordinación intersectorial a nivel público de las políticas, planes
y programas en materia ambiental y de recursos naturales renovables, créase el
Consejo Nacional Ambiental, el cual estará integrado por los siguientes miembros:
– El Ministro del Medio Ambiente, quien lo presidirá.
– El Ministro de Agricultura.
– El Ministro de Salud.
– El Ministro de Desarrollo Económico.
– El Ministro de Minas y Energía.
– El Ministro de Educación Nacional.
– El Ministro de Obras Públicas y Transporte.
– El Ministro de Defensa Nacional.
– El Ministro de Comercio Exterior.
– El Director del Departamento Administrativo de Planeación Nacional.
– El Defensor del Pueblo.
– El Contralor General de la República.
– Un representante de los gobernadores.
– Un alcalde representante de la Federación Colombiana de Municipios.
– El Presidente del Consejo Nacional de Oceanografía.
– Un representante de las comunidades indígenas.
– Un representante de las comunidades negras.
– Un representante de los gremios de la producción agrícola.
– Un representante de los gremios de la producción industrial.
– El Presidente de ECOPETROL o su delegado.
– Un representante de los gremios de la producción minera.
– Un representante de los gremios de exportadores.
– Un representante de las organizaciones ambientales no gubernamentales.
– Un representante de la universidad elegido por el Consejo Nacional de Educación
Superior –CESU–.
– Un representante de los gremios de la actividad forestal.
La participación de Ministro del Medio Ambiente en el Consejo Nacional del
Ambiente es indelegable. Los demás ministros integrantes sólo podrán delegar su
representación en los viceministros; el Director del Departamento Nacional de Planeación, en el Jefe de la Unidad de Política Ambiental.
El consejo deberá reunirse por lo menos una vez cada seis meses.”
Funciones
1. Recomendar la adopción de medidas que permitan armonizar las regulaciones y
decisiones ambientales con la ejecución de proyectos de desarrollo económico y
social por los distintos sectores productivos, a fin de asegurar la sostenibilidad y
minimizar su impacto sobre el medio.
2 . Recomendar al Gobierno Nacional la política y los mecanismos de coordinación
de las actividades de todas las entidades y organismos públicos y privados cuyas
funciones afecten o puedan afectar el medio ambiente y los recursos naturales
renovables.
3 . Formular las recomendaciones que considere del caso para adecuar el uso del
territorio y los planes, programas y proyectos de construcción o ensanche de
infraestructura pública a un apropiado y sostenible aprovechamiento del medio
ambiente y del patrimonio natural de la Nación.
4. Recomendar las directrices para la coordinación de las actividades de los
sectores productivos con las entidades que integran el Sistema Nacional
Ambiental ( SINA).
5 . Designar comités técnicos intersectoriales en los que participan funcionarios del
nivel técnicos de las entidades que correspondan, para adelantar tareas de
coordinación y seguimiento.
6.
Darse su propio reglamento, el cual deberá ser aprobado por el Gobierno
Nacional.
Recomendaciones del Consejo Nacional
Ambiental sobre el agua
Las recomendaciones sobre el agua que el Consejo Nacional Ambiental hizo en su
tercera sesión a las entidades públicas y privadas del orden nacional, regional y local,
se han organizado en cinco frentes, a saber: Protección, Normatividad, Información y
Tecnología, Infraestructura e Instrumentos Económicos y Financieros. Las
recomendaciones se hacen, por supuesto, en el marco de las cinco funciones básicas
del Consejo y buscan el cumplimiento de los objetivos previamente propuestos.
.
I
En cuanto a la protección de páramos, estrellas fluviales, humedales y
zonas de recarga de acuíferos, de acuerdo con lo establecido en el numeral
4o., artículo 1 de la Ley 99 de 1993, se recomienda:
A las Corporaciones Autónomas Regionales y a las entidades territoriales:
1. Definir y declarar áreas o zonas de reserva para la protección y conservación
del agua.
2.
Adquirir, selectivamente, predios localizados en las zonas estratégicas para el
manejo del agua; así como regular las actividades de los particulares propietarios en
tales áreas, incentivando los usos compatibles con la protección del recurso.
Al Ministerio del Medio Ambiente, en particular a su Unidad Administrativa
Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales:
3.
En el proceso de saneamiento de las áreas del Sistema, adquirir, selectivamente, predios para la conservación del agua.
Al Ministerio del Medio Ambiente, a las Corporaciones Autónomas
Regionales y a los particulares:
4.
Fomentar y fortalecer la Red de Reservas Naturales de la sociedad civil y el
establecimiento de nuevas áreas de reserva.
Al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, a las Corporaciones
Autónomas Regionales y a los municipios:
5.
Prestar apoyo y colaboración para la ejecución y cumplimiento de la
normatividad sobre protección de páramos, subpáramos y zonas de recarga de
acuíferos, que expedirá el Ministerio del Medio Ambiente.
Al Ministerio del Medio Ambiente, a las Corporaciones Autónomas
Regionales y a los entes territoriales:
6.
Adoptar la cuenca hidrográfica como unidad de ordenamiento y manejo
ambiental.
II.
En materia de normatividad se recomienda:
Al Ministerio del Medio Ambiente:
7. Liderar y coordinar con los demás ministerios responsables del desarrollo
sectorial y con el sector privado la expedición de un decreto para el manejo
integral del agua, que unifique las regulaciones vigentes sobre la materia y las
actualice, de acuerdo con el diagnóstico, los objetivos de la política y la
organización institucional actual.
8.
Expedir, a la mayor brevedad, la normatividad específica sobre protección
especial de páramos, subpáramos y otras zonas de recarga de acuíferos.
III.
En materia de información y tecnología:
Al IDEAM:
9.
Consolidar y ampliar la Red Hidrometeorológica Nacional y promover la
integración de ésta con otras redes públicas y particulares existentes.
A Findeter:
10.
Incorporar en los proyectos de financiamiento de acueductos y alcantarillados
un componente básico de medición meteorológica para ser incorporado a la Red
Hidrometeorológica Nacional.
11.
Al Ministerio de Minas y Energía, a Ingeominas y al IDEAM:
Promover estudios e intercambio de información sobre aguas subterráneas.
Al Ministerio de Desarrollo Económico, al IDEAM y a las Corporaciones
Autónomas Regionales:
12.
Promover estudios e intercambio de información sobre agua potable, aguas
superficiales, así como sobre oferta y demanda hídrica a todo nivel.
Al Invemar:
13.
Adelantar los estudios de base necesarios para que las Corporaciones y
municipios puedan desarrollar las acciones necesarias para la ejecución de los planes
de ordenamiento y de uso de las zonas marinas y costeras.
IV.
En materia de infraestructura:
A los Ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural, Desarrollo Económico,
Medio Ambiente, Minas y Energía, Transporte; al Departamento Nacional de
Planeación; A las Corporaciones Autónomas Regionales y a los entes
territoriales:
14.
Impulsar el desarrollo de obras de infraestructura que permitan almacenar
agua para atender el exceso, la escasez y las demandas sectoriales sobre el agua.
V.
En relación con instrumentos económicos y financieros:
Al Ministerio del Medio Ambiente:
15.
Expedir a la mayor brevedad la reglamentación de las siguientes tasas:
retributivas por vertimientos puntuales, compensatorias para garantizar la renovabilidad de la cobertura boscosa (Tasa Verde), de aprovechamiento forestal y tasas
por el uso del agua.
A las Corporaciones Autónomas Regionales:
16.
Aplicar, implementar y cobrar las tasas retributivas, compensatorias, de
aprovechamiento forestal y por el uso del agua, conforme a las normas expedidas por
el Ministerio del Medio Ambiente.
A los Ministerios de Hacienda y Crédito Público y del Medio Ambiente y al
Departamento Nacional de Planeación:
17. Proponer incluir en el proyecto de reforma a la Ley 60 de 1993, que se tramita
actualmente en el Congreso de la República, lo siguiente:
• Criterios ambientales como elementos para la asignación de ingresos
corrientes y situado fiscal a los municipios.
•
• Compensaciones a los municipios por establecer descuentos en el
impuesto predial para incentivar la conservación de ecosistemas boscosos
y no boscosos.
Incentivos para quienes conserven ecosistemas no boscosos.
Al Departamento Nacional de Planeación:
18.
Revisar y aumentar la proporción de recursos del Fondo Nacional de Regalías
a proyectos de protección y mantenimiento del agua, que tengan en cuenta el balance
hídrico global de las regiones.
A los Ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural y del Medio Ambiente y
al Departamento Nacional de Planeación:
19.
Aumentar significativamente los recursos para el Certificado de Incentivo
Forestal (CIF) de plantaciones y el de conservación.
A los Concejos Municipales:
20.
Otorgar beneficios tributarios en el impuesto a los predios localizados en zonas
protegidas estratégicas para la conservación del agua.
Al Departamento Nacional de Planeación y al IDEAM:
21.
Proporcionar los recursos económicos necesarios para la consolidación y
ampliación sectorial de la Red Hidrometeorológica Nacional.
A los Ministerios de Hacienda y Crédito Público y del Medio Ambiente, al
Departamento Nacional de Planeación y a las autoridades ambientales:
22.
Divulgar los incentivos fiscales que incidan en la protección y conservación del
agua, en especial el Certificado de Descuento Tributario por destinar predios a
plantaciones forestales.
Balance Hídrico Mundial y Recursos Hidráulicos de la Tierra, UNESCO e Instituto de Hidrología, Madrid, 1979.
1
2
3
4
Postel, S., Last Oasis, Facing Water Scarcity, 1a. Edition, W. W., Norton and Company, New York, 1992,
239 pp.
Ibídem.
Ibídem.
5
6
7
8
9
10
11
12
13
PNUD, Water and Sustainable Development, 1992, p. 43.
Postel, 1992.
Ibídem.
Caudal específico de escorrentía es el volúmen de agua ofertado en el tiempo con relación a un área.
Oferta hídrica per capita total es el volúmen de agua anual disponible por individuo. Se obtiene de dividir el volúmen total
de agua dulce superficial anual disponible por el tamaño de la población.
Oferta hídrica per capita accesible, en condiciones naturales, es el volúmen anual disponible por individuo y equivale
aproximadamente al 20% de la oferta per capita total.
Las condiciones naturales de oferta pueden incrementarse, mediante la construcción de reservorios y embalses o mediante
obras biomecánicas, aumentar la capacidad de recarga dentro de las cuencas hidrográficas.
3
Cuando se tiene una disponibilidad u oferta interna nacional de agua inferior a 1.000 m /hab/año, se plantea una limitación
3
al desarrollo socio-económico, generando graves problemas ambientales. Los países con menos de 2.000 m /hab/año se
encuentran en una preocupante situación de escasez marginal de agua.
La regulación hídrica es la capacidad del medio natural de propiciar condiciones que permiten la infiltración y recarga
subsuperficial para generar volúmenes de escorrentía en períodos de no precipitación. Estos volúmenes son los llamados
caudales de estiaje.
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