capitulo iv: el suelo - Sistema Nacional de Información Ambiental

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Capítulo lV: El Suelo • Cuarta Región de Coquimbo
CAPITULO IV:
EL SUELO
Conceptos generales
El suelo corresponde a la parte más superficial
de la litósfera continental y constituye la base
física de muchos organismos que se relacionan
con él a través del intercambio de materia y
energía. Como es el caso de las plantas, a las
que aporta nutrientes minerales y orgánicos.
Suelo
Es un sistema formado por materiales sólidos,
líquidos y gaseosos que integrados en una
unidad, conforman la parte superficial de la
litósfera continental y que sirve de sustento
nutritivo a gran parte de los seres vivos que
existen en el planeta.
El suelo se origina a partir de la roca madre,
también llamada material generador del suelo.
Los factores involucrados en la generación del
suelo son el tiempo, que abarca varios miles de
años, el que asociado con elementos de tipo
climático (las lluvias, las heladas y los vientos)
causan un efecto de meteorización que consiste
en el rompimiento progresivo de la roca madre.
El calor del sol ayuda también a que las rocas
se transformen lentamente en trozos cada vez
más pequeños hasta llegar a formar un polvo
superficial suelto. Pequeñas plantas son
capaces de asentarse y de penetrar en los
resquicios de las rocas ayudando con sus raíces,
secreciones y jugos, a romper la roca y al morir,
sus restos se mezclan con los pequeños
fragmentos de roca y piedra.
Las zonas desérticas y semidesérticas no tienen
procesos geomórficos (de modelación de la
tierra) o formas de tierra únicas, pero ciertas
características de los climas desérticos
determinan el tipo de rotura de las rocas y de
deposición del detrito resultante en el paisaje
cambiante. En los desiertos predominan los
procesos de desgaste mecánicos como la
descamación, laminación (astillamiento y
fragmentación) y desintegración granular de las
rocas, ya que la humedad es insuficiente para
generar procesos de desgaste químico que
propicien la alteración química de los minerales
integrantes de las rocas o la disolución de los
cementos entre los granos de mineral. La
precipitación es insuficiente para disolver las
sales de sodio y los carbonatos de los suelos
del desierto y, en consecuencia, tienden a
acumularse como una capa cimentada de caliche
(carbonato de calcio) o concreciones de yeso
(sulfato de calcio) bajo la superficie. La escasez
de formas de vida vegetal, animal y de
microorganismos hace que el aporte de materia
orgánica sea muy escaso y por lo tanto estos
suelos son muy pobres en nutrientes.
A) Componentes del Suelo
Al estudiar los componentes del suelo, se
observa que el 50% corresponde a huecos o
espacios ocupados por el aire y/o agua. El resto
está conformado por fragmentos tales como
piedras, piedrecillas, arena y limo. Otros
elementos de tamaño microscópico son las
arcillas. Igualmente, forman parte del suelo los
restos de todos los organismos vivos que habitan
en él y que al morir constituyen la materia
orgánica. La materia orgánica al descomponerse
forma una sustancia llamada humus que es
muy importante, ya que brinda fertilidad al suelo
poniendo a disposición de las raíces de las
plantas los nutrientes necesarios para la
nutrición. La materia orgánica y el humus
participan en la capacidad que tiene el suelo
de retener agua para que pueda ser utilizada
por las plantas. Si un suelo no es utilizado
adecuadamente, el humus se destruye y se
pierde su fertilidad.
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La composición del suelo varía entre
localidades geográficas diferentes, ya que las
piedras y las rocas son de distinta composición
mineral. En algunos lugares habrá rocas más
pesadas y otras más livianas; algunas serán
más oscuras y otras de un color más claro.
Hay lugares más fríos donde la roca se
descompone más lentamente. Otros lugares
son más lluviosos y más calurosos y la roca se
descompone con más facilidad, por lo que se
forman en cada lugar suelos diferentes. Así
mismo, habrá suelos delgados y suelos
profundos, de variados colores, de mayor o
menor fertilidad, con mayor cantidad de restos
orgánicos o bien, formados sólo por arena o
de pequeñas piedras. Esta característica
permite clasificar los suelos de acuerdo a su
textura. Aquellos suelos muy ricos en arena se
llamarán suelos arenosos; un suelo rico en limo
se llamará limoso. Un suelo rico en arcilla será
muy pegajoso y moldeable cuando está mojado
y se llamará arcilloso. Por lo general estarán
presentes una mezcla de arena, limo y arcilla
en distintas proporciones, por lo que este tipo
de suelo se llamará franco.
temperatura del suelo, factores que limitan la
sobrevivencia de microorganismos
descomponedores (bacterias y hongos). La
salinidad de estos suelos es también muy alta.
Los principales elementos presentes en estos
suelos son el calcio y el sodio. En muchos
casos, estas sales
forman cubiertas
superficiales compactas impermeables
(carbonatos y sulfatos) que impiden la
infiltración del agua y el asentamiento de la
vegetación.
Figura 10
a)
En las zonas desérticas, el suelo está
constituido por material particulado fino como
arcilla, arena y limo. La proporción de estos
compenentes en la conformación del suelo es
diferente a la de los suelos propios de las
regiones húmedas. Igualmente, estos suelos
se caracterizan por presentar material de mayor
tamaño como gravilla, grava, piedras y clastos,
que generalmente se depositan en la superficie
del suelo dando un aspecto irregular. Estos
suelos se caracterizan por su alta porosidad
dada por la alta granulometría y grado de
compactación del material, además de la baja
cantidad de materia orgánica debido a la
escasez de vegetación y de fauna edáfica
asociada. Asimismo, los procesos de
descomposición orgánica son muy lentos debido
principalmente a la escasez de agua y a la alta
Capas
que
conforman
el
suelo
Generalmente, el suelo está constituido por
tres capas. A la primera, la más superficial, se
le llama capa arable, porque en los suelos
agrícolas esa es la capa que el agricultor rompe
con el arado. Esta capa es la más rica en
nutrientes para las plantas, la que tiene más
actividad de seres vivos y la que tiene mayor
cantidad de poros o pequeños huecos para que
circule el aire y el agua. La segunda capa, por
debajo de la arable, es algo más dura, donde
se almacenan aquellas sustancias e incluso
partículas de arcilla que el agua arrastra hacia
la profundidad. Esta capa también entrega
sustancias nutritivas a las raíces de las plantas
que penetran hasta ese lugar. La tercera capa,
la más profunda, es generalmente la roca o
fragmentos de roca que constituyen ripios,
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gravillas o cualquier material sólido de pobres
características nutritivas.
En suelos desérticos, la primera capa está muy
reducida y sólo es posible observarla en
aquellos lugares con mayor cobertura de
vegetación, principalmente bajo árboles o
arbustos en donde se producen importantes
asociaciones tanto entre plantas y animales
(fauna edáfica) así como entre plantas y
microorganismos (simbiosis).
salinidad) del suelo dependen en gran medida
de la fauna edáfica, que produce cambios
importantes en la porosidad, tasa de
infiltración, redistribución de nutrientes e
incremento de la materia orgánica.
Particularmente en aquellos sectores bajos,
en donde durante las lluvias se acumulan agua
y sedimentos, aparecen acumulaciones de
algas azul verdes que, asociadas a elementos
granulométricos del suelo y a otros
microorganismos (hongos), conforman las
llamadas costras microfíticas.
b) Organismos que viven en el Suelo
En el suelo viven muchos organismos como
insectos, lombrices y microorganismos
(bacterias y hongos). Estos organismos nacen,
crecen y mueren en el suelo, son parte de él
y mientras más organismos existan en él,
mayor es su fertilidad. Esto además permite
la acumulación de restos orgánicos que
favorecen la vida de las plantas. Las regiones
áridas y frías tienen muy poca vida en el suelo.
Mientras más fértil es el suelo, mayor cantidad
de vida habrá en él. Los organismos viven en
el suelo, trabajan y se movilizan
permanentemente, crecen, entregan sus
secreciones y excrementos, digieren y elaboran
sustancias, mueren y entregan sus residuos
orgánicos. Los gusanos perforan
constantemente el suelo y al desplazarse
movilizan los nutrientes produciendo mezclas
de materia orgánica e inorgánica. Los
microorganismos se alimentan de restos
orgánicos y al morir pasan a integrar la materia
orgánica del suelo. Debido a la acción de los
microorganismos (bacterias y hongos), los
restos orgánicos se transforman en materia
orgánica, enriqueciendo el suelo y facilitando
la nutrición de las plantas.
En los suelos desérticos, las cualidades físicas
(textura y estructura) y químicas (pH y
Estos microorganismos son fijadores de
nitrógeno y durante la alternancia de ciclos
húmedos y secos del suelo, incrementan la
mineralización y nitrificación. Su presencia ayuda
significativamente a la descomposición de la
materia orgánica, posibilitando de esta forma
la retención de humedad necesaria para el
asentamiento de la vegetación. Por otra parte,
en aquellas zonas con vegetación más densa
(bajo y entre aburtos) ocurre una alta
colonización de organismos edáficos tanto en
la superficie del suelo (hojarasca) como en
capas más profundas. Esta interacción entre
plantas y fauna edáfica favorece el reciclaje de
material orgánico (detritos vegetales), dejando
gran cantidad de materia orgánica (humus) que
retiene la escasa humedad en el suelo.
Igualmente, las interacciones simbióticas entre
la raíces de las plantas y microorganismos
(bacterias) posibilitan la fijación del nitrógeno,
quedando este elemento disponible para la
planta.
c) Calidad del suelo
Los suelos de mayor fertilidad son los más
profundos, siendo ricos en restos de plantas,
insectos y lombrices. Además, tienen más
huecos pequeños para permitir la circulación
del aire y de las sustancias nutritivas. Un suelo
es estéril si no tiene agua, ya que es este
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compuesto el que moviliza los nutrientes y facilita
su absorción por las raíces de las plantas.
Los elementos químicos, tales como el calcio
(Ca), el fósforo (P), el nitrógeno (N) y el potasio
(K), entre otros, constituyen las sustancias
nutritivas que alimentan a las plantas. El suelo
dispone de estas sustancias en forma natural,
y constituyen su fertilidad, o sea, su capacidad
natural para alimentar a las plantas.
Los suelos desérticos son poco fértiles debido
principalmente a la escasez de agua y a la baja
disponibilidad de materia orgánica. Por otra
parte, el escaso aporte de nitrógeno y fósforo
limita la productividad. Sin embargo, durante
períodos prolongados de lluvia intermitente, el
agua moviliza los nutrientes y las sales
presentes en el suelo. De esta forma, la
productividad depende fundamentalmente de la
cantidad y distribución de las precipitaciones,
produciendo un efecto inmediato sobre el
rendimiento de la fitomasa herbácea.
d) Estado de conservación de los suelos
Cuando la actividad humana mata la vida que
hay en el suelo, cuando arrasa la vegetación y
el calor del sol lo calienta, cuando las aguas de
las lluvias pueden escurrir sobre el suelo y lo
lavan, o cuando la acción del agua arrastra parte
de él, la fertilidad se va perdiendo.
Actualmente muy pocas personas valoran y
tienen conciencia clara de la importancia del
suelo como recurso natural. Se señala que los
suelos históricamente han tenido un mal uso.
Este uso irracional del suelo viene desde la
colonización española hasta el presente. En
Chile, los suelos productivos han ido
disminuyendo debido principalmente a su
agotamiento, condición que se adquiere cuando
se acaban los nutrientes minerales y orgánicos.
Igualmente, cuando los organismos mueren, la
materia orgánica no es descompuesta ni
movilizada, y por lo tanto no queda disponible
para las plantas.
e) Erosión del suelo
La erosión es el agente que causa los más
graves daños en el suelo. La erosión consiste
en la pérdida de su capa fértil cuando es
arrastrada por el agua o el viento. Se produce
debido a la fuerza con que actúa el agua al
escurrir sobre la superficie terrestre, el viento
al soplar directamente sobre el suelo, el hielo
al desplazarse formando los glaciares y a la
gravedad que tiende a movilizar materiales
rocosos o suelo hacia lugares bajos.
Las causas de la erosión pueden ser de origen
natural o antrópico. En la erosión natural, el
viento, el agua de lluvia o de riego, o la
gravedad, actúan en un determinado paisaje,
sin que el hombre intervenga, la erosión será
un proceso lento, en equilibrio con las
condiciones del ecosistema. En el caso de la
erosión antrópica, el hombre al intervenir en la
naturaleza, ya sea quemando bosques y
pastizales en las praderas, labrando la tierra y
dejando el suelo desnudo sin su cubierta vegetal,
facilitará que el viento que normalmente se
presenta en la Región, haga una especie de
barrido sobre el suelo y lo erosione. Asímismo
podría determinar un aumento del escurrimiento
de las aguas (de lluvia o de riego) debido a la
baja infiltración y se produce erosión hídrica
acelerada.
En un suelo erosionado el agua de las lluvias
escurrirá sobre él y lo erosionará aún más. Esta
agua que escurre con fuerza sobre el suelo,
formará surcos, zanjas y/o cárcavas, que pueden
llegar hasta la misma roca que está bajo el
suelo. Esta agua arrastrará la capa arable y la
erosión crecerá a medida que transcurre el
tiempo, proceso que en casos extremos es
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irreversible, con la consecuente pérdida de
grandes superficies de suelo cultivable.
Tipología y características pedogénicas de
los suelos de la Cuarta Región
Figura 11
Nuestra Región presenta una diversidad de
suelos correspondientes a una zona árida. En
general, estos suelos son de desarrollo escaso
debido, principalmente, a que el déficit de agua
dificulta los procesos de formación. Durante el
Plioceno (2 a 65 millones de años de antigüedad)
prevalecían condiciones de aridez en la Región,
las que, al entrar al Pleistoceno (Período
Cuaternario temprano) se hicieron menos
severas, caracterizadas por condiciones de mayor
humedad (pluviometría) y temperaturas más frías,
pero acompañada también del recubrimiento de
extensas superficies por el mar, fenómeno que
fue modelando el paisaje con el depósito de
sedimentos formando así terrazas marinas.
Debido a tales procesos, los suelos no muestran
un gran desarrollo, tanto por la escasez de agua
como por tratarse de depósitos recientes. Las
terrazas marinas costeras se originaron durante
la época Holocénica (hace más de 2 millones de
años) y se distinguen dos situaciones generales:
En las regiones desérticas, la escasa vegetación
y el alto porcentaje de tierra estéril proporciona
los medios a los dos agentes de erosión - el viento
y el agua- para transportar el material erosionado
con mucha eficacia. Con poca o ninguna
vegetación que impida el paso del viento y que
haga compacta la tierra, grandes áreas de desierto
se encuentran expuestas al viento, que puede
levantar y transportar sedimentos del tamaño del
polvo y la arena (deflación).
Cuando se produce una precipitación intensa, la
superficie encostrada del desiero no presenta
obstáculos a las inundaciones instantáneas que
se llevan el material erosionado hacia sectores
más bajos en donde se producen grandes
acumulaciones de este material. El desierto chileno
es un desierto de montaña, que se caracteriza
por presentar valles limitados por abruptas
cadenas montañosas. Delante de estas montañas,
se forman la acumulaciones cónicas de material
particulado (conos aluviales) consistentes en
detritos de roca causados por la erosión de las
cordilleras y transportados por el agua durante
los períodos de lluvia. Este proceso de erosión
causado por diferentes factores de tipo climático
ha llevado durante millones de años a la génesis
y modelación de los suelos del desierto chileno.
Suelos del sector costero
El sector costero de la Región ocupa una
superficie aproximada de 254.000 hectáreas, en
una franja de 15 km de ancho y 240 km de largo,
que se extiende desde La Serena hasta Los
Vilos. En esta superficie es posible distinguir:
A) Suelos en terrazas marinas
a) Suelos débilmente desarrollados que
corresponden a la zona de terrazas inferiores
(más cercanas al mar), por lo tanto de más
reciente depositación. Están representados por
dunas antiguas, estabilizadas y que sólo en
profundidad son capaces de almacenar el agua
de la escasa pluviometría invernal, permitiendo
la sobrevivencia de arbustos xerofíticos y pastos
de temporada.
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Capítulo lV: El Suelo • Cuarta Región de Coquimbo
Figura 13
Como ejemplos de suelos del sector costero se
pueden citar:
Los Choros Bajos y El Tofo, en que se presentan
suelos arenosos a francos, para cambiar
notoriamente a arcillosos por debajo de los 20 cm
de profundidad. Con una profundidad delgada a
media (no más de 50 cm), con una condición de
drenaje de regular a bueno. En Fray Jorge, Salala,
Peña Blanca y Hornillos se presentan condiciones
similares, salvo la presencia en este último caso de
grava y un horizonte textural arcilloso.
b) Suelos de un desarrollo levemente superior en
los que se aprecian depositaciones de Arcilla (Capa
Argílico) y/o depositaciones de sodio (Capa Nátrica).
La presencia de arcilla corresponde a estratos
arcillosos depositados por sedimentación marina,
ya que se trata de suelos estratificados con cambios
abruptos en su textura. Las abundantes
depositaciones de sodio estarían relacionadas con
los sucesivos cubrimientos y retiradas de las aguas
del mar de extensas zonas continentales y que la
escasa pluviometría fue incapaz de lixiviar. Las
terrazas inferiores del Parque Nacional Bosque Fray
Jorge muestran una transición entre estos dos tipos
de suelo (a y b).
B) Suelos “in situ” a partir de rocas ígneas
En el sector costero también aparecen suelos en
posición de cerro, con alta pendiente. Estos suelos
se han originado por meteorización “in situ” de rocas
graníticas del batolito del sector costero. En general
son suelos con bajo contenido de arcilla y con altos
contenidos de materia orgánica en la superficie. Es
probable que los suelos del cordón Altos de Talinay
correspondan a este tipo de suelos.
A pesar de la influencia marina, los suelos de la zona
costera corresponden a la categoría de aridizoles
y con incorporación de mollisoles en aquellos lugares
donde el contenido de materia orgánica muestra un
ligero aumento (2 a 3% de materia orgánica).
En Coquimbo y La Serena, la profundidad es de
alrededor de 65 cm (suelos medios a semiprofundos).
El tipo dominante en los primeros 30 cm es franco
arcilloso-arenoso. No existen dificultades para la
infiltración y el drenaje es de regular a bueno.
Suelos de interior
En esta categoría es posible reconocer
dos grupos:
A) Suelos de los valles intermontados
En ellos se han reconocido los suelos de sedimentos
aluviales típicos- de materiales graníticos de texturas
gruesas y con abundante gravilla de cuarzo de
escaso desarrollo- y los suelos sobre caliza que
presentan un marcado horizonte de calcio.
Figura 14
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Capítulo lV: El Suelo • Cuarta Región de Coquimbo
B) Suelos de posición de cerro
Formados a partir de materiales graníticos, en
pendientes que fluctúan entre 20 y 60%,
delgados y moderadamente profundos, con
alto contenido de materia orgánica en todos
los suelos descritos (sobre el 3% en
los superficiales).
En la zona interior factores como el clima, la
fisiografía (quebradas amplias o estrechas) y
lechos de ríos (suelos de aluvión e iluviación)
han determinado las características edáficas.
Suelos en parte delgados y en parte profundos
a semi-profundos (45 - 75 cm), dependiendo
de si se han desarrollado en posición de cerroladera o en fondos de valles. La pendiente y
por efecto de las lluvias escasas, ha originado
la ocurrencia de procesos erosivos, lo que
incide en que gran parte del fondo de las
quebradas contengan sedimentos aluviales
provenientes de los cerros vecinos. La textura
mantiene un componente grueso-arenoso en
los pimeros 15 cm y muestra ligeros cambios
en los horizontes inferiores. La profundidad
no sobrepasa los 55 cm, siendo algo más
profundo en el fondo de los valles, no así en
la cercanía de los embalses donde la
topografía determina una gran variabilidad en
el perfil y mucha presencia de piedra y grava
superficial dentro del perfil. Todos los suelos
se insertan en un régimen arídico, por lo tanto
corresponden a aridizoles.
de acuerdo a las particulares características
(geomorfológicas, edáficas) del recurso (Tabla 9).
Tabla 9: Categorías de uso de la tierra y el
porcentaje de la superficie regional total que
ocupa cada una.
Categoría de uso
Praderas y Matorrales
Areas desprovistas de vegetación
Terrenos agrícolas
Humedales *
Cuerpos de agua
Bosques
Areas urbanas e Industriales
TOTAL
%
77,5
17,8
4,1
0,4
0,1
0,1
0,05
100,0
%
%
%
%
%
%
%
%
Fuente: Proyecto CONAF-CONAMA, 1999
* No Incluye humedales costeros (marinos y
estuarinos).
Figura 15A
Categorías de Uso del Suelo de la Región
La superficie regional alcanza un total de
40.687,3 km 2 , distribuidas en tres Provincias;
Elqui con 16.962,7 km 2 (42%), Limarí con
13.586,1 km 2 (33%) y Choapa con 10.138,5
km 2 (25%).
En la Región se reconocen diferentes categorías
de uso del suelo, las que varían en su proporción
A pesar de la apreciación que podamos tener,
en Chile la superficie destinada a la agricultura
intensiva corresponde tan sólo al 4,7% del
territorio. Los que en la Cuarta Región abarcan
sólo el 4,1% de su superficie (Tabla 9). Si
realizamos un análisis más exhaustivo de la
distribución regional de los suelos con uso
agrícola, encontraremos que el 95% de estos
terrenos se encuentran distribuidos bajo los
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Capítulo lV: El Suelo • Cuarta Región de Coquimbo
1400 metros de altitud. Tal patrón muestra
claramente cómo se concentra la actividad hasta
cierto límite altitudinal. A nivel provincial este
patrón se repite, observándose en la Provincia
de Elqui un 93% de los terrenos de uso agrícola,
en la Provincia del Limarí el 96% y el 97% en
la del Choapa se encuentran bajo esa misma
altitud (Figura 15a).
Figura 15 B
de asentamientos humanos (valles, bahías
protegidas, zonas ribereñas), siguiendo patrones
históricos de fundación de ciudades (véase capítulo
Componentes Sociales).
Un factor determinante en la concentración de
poblacional en tales áreas lo constituye la
disponibilidad y diversidad de recursos que permitan
el desarrollo económico. En la Cuarta Región esos
recursos originaron el desarrollo de la actividad
minera, agrícola y pesquera, a las que actualmente
se suman las exportaciones, energía, transporte y
telecomunicaciones entre otras.
Analizando la distribución de las áreas urbanas
e industriales a escala macro-regional, se observa
que ésta se concentra bajo los 1.000 metros,
parte de esto se relaciona con el patrón observado
de distribución de los terrenos agrícolas, así
como el desarrollo del borde costero,
principalmente entre 0 y 200 m,donde se ubican
las principales ciudades.
Por otra parte, las
áreas urbanas e
industriales
ocupan el 0,05%
de la superficie
regional, esto
demuestra como
en una pequeña
superficie se
sostiene una
elevada población
( 5 6 1 . 6 6 5
habitantes)
(Figura 15b). A
pesar que en la
Región
la
d e n s i d a d
poblacional es
relativamente alta (13,8 habitantes/km 2 ), los
habitantes se concentran en zonas de pequeño
tamaño. Es esperable entonces, que estas zonas
correspondan a áreas favorables para el desarrollo
Figura 15 C
La definición más aceptada de humedal es la
propuesta por la Convención de Ramsar, que los
define como “las extensiones de las marismas,
pantanos y turberas, o superficies cubiertas de agua,
sean éstas de régimen natural o artificial,
permanentes o temporales, estancadas o corrientes,
dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones
de agua marina cuya profundidad en marea baja
no exceda seis metros”. Nótese que el concepto
incluye una multiplicidad de ecosistemas, sin
embargo se identifican seis sistemas de humedales,
siendo estos los marinos (no conectadas a sistemas
fluviales como lagunas costeras), estuarinos (e.g.,
desembocaduras), lacustres (e.g., lagos), palustres
(e.g., bofedales, vegas), ribereños (e.g., tierras
aledañas a ríos) y artificiales (e.g., estanques,
embalses).
A nivel regional la superficie correspondiente a
humedales (lacustres, palustres) es relativamente
baja (Tabla 9; Figura 15c) y se concentran sobre
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los 2000 metros de altitud, lo cual es esperable ya
que parte de esta superficie corresponde a vegas y
bofedales; humedales típicos de ambientes de altura.
La importancia de tales humedales radica en el
importante aporte hídrico de vegas y bofedales, usado
principalmente por la actividad minera y por la alta
calidad forrajera de las especies vegetales que
los componen, cuyo uso favorece el desarrollo
de las veranadas.
vegetación, en la Segunda Región y Tercera Región
los Matorrales y Praderas ocupan el 14,3% y 40,9%
respectivamente, mientras que para las mismas
regiones las áreas desprovistas de vegetación
alcanzan el 85,2% y 58,3%.
Los bosques ocupan una muy baja porción de la
superficie regional (Tabla 9) que incluye al bosque
nativo (ca. 1.610 há), plantaciones forestales (1.839
há) y en muy menor grado el bosque mixto (64,7 há).
Figura 15 D
Figura 15 E
Las áreas desprovistas de vegetación abarcan cerca
del 17% de la superficie regional, concentrándose
mayoritariamente sobre los 2.400 m (Figura 15d).
Debido a la fisiografía regional que presenta
considerables elevaciones, a la baja disponibilidad
de suelo en áreas de altitud, y al límite altitudinal de
la vegetación vascular (ca. 4.500 m), las áreas de
altura presentan un escaso desarrollo vegetal,
restringido principalmente a plantas en roseta
y pequeños pastos.
La categoría de uso más importante a escala regional
corresponde a Praderas y Matorrales (Tabla 9). La
mayor favorabilidad climática que caracteriza a la
Cuarta Región permite el desarrollo de extensas
áreas de matorrales y praderas. Si comparamos los
porcentajes de Matorrales y Praderas en las diferentes
regiones del norte de Chile, se observa que en la
Primera Región el 31,5% de su superficie corresponde
a Matorrales y el 66,2% a áreas desprovistas de
Mayoritariamente el bosque nativo está constituido
por bosque adulto esclerófilo y siempreverde
(Figura 15e), con muy bajos valores de superficie
para renovales. En términos de su distribución,
la mayor proporción se encuentra en la Provincia
del Choapa (Tabla 10), comuna de Los Vilos
(85,4%). La plantaciones, así como el bosque
mixto son mayoritarios en la Provincia del Choapa.
Su característica climática más mésica es un
elemento necesario de considerar al momento de
analizar la distribución de tales tipos de vegetación.
El mismo razonamiento realizado para las
categorías de uso del suelo a escala regional,
puede ser utilizado para un análisis a nivel
provincial. Esto permite notar el potencial de uso
del recurso suelo en cada provincia de la Región,
así como la contribución parcial de cada una de
ellas al total regional (Tabla 10).
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Tabla 10. Contribución provincial en cada una de las categorías de uso del suelo.
Categoría de uso
Areas urbanas e industriales
Terrenos agrícolas
Praderas y matorrales
Bosques
Humedales
Areas desprovistas de vegetación
Cuerpos de agua
Areas no reconocidas
Elqui (%)
Provincia
Limarí (%)
46,4
26,2
42,1
0,0
1,9
44,8
2,8
0,0
20,3
53,4
32,9
6,7
45,9
30,5
95,3
0,0
La Provincia de Elqui concentra casi la mitad
de la categoría de uso de áreas urbanas e
industriales, lo que es esperable debido al
aumentado crecimiento demográfico que ha
experimentado en las últimas décadas.
La Provincia de Limarí concentra el 53,4% de
la superficie total regional ocupada por terrenos
agrícolas, siendo Ovalle la comuna con mayor
superficie agrícola. La provincia de Choapa
presenta los menores valores de uso agrícola
del suelo.
Choapa (%) Total (%)
33,4
20,4
25,0
93,3
52,3
24,7
1,9
0,0
100
100
100
100
100
100
100
0,0
del recurso suelo, sus categorías más
importantes y las proporciones en que éstas
se encuentran, puede reconocer los principales
factores afectando (positiva o negativamente)
el cambio en el uso del suelo, y la manera en
que esto afecta su contexto administrativo
particular.
Problemas ambientales asociados al suelo
en la Región
Del 0,1% de la superficie regional ocupada por
cuerpos de agua, a nivel provincial estos se
concentran principalmente en la provincia
de Limarí, en la que además se encuentra
la mayor proporción de suelo ocupado
por humedales.
El deterioro de la calidad de los suelos está
considerado entre los principales problemas
ambientales de nuestra Región. En este
contexto, la desertificación, las inadecuadas
prácticas de cultivo, el sobrepastoreo y la
erosión, son las factores de tipo antropogénico
que han contribuído a una mayor degradación
de este importante recurso. Se ha estimado
que un 68,05% (170.899 há) de los suelos del
sector costero de la Región está erosionado
en grado severo. Las zonas más afectadas
son las de posición de cerros de materiales
ígneos y granitos. Todos los demás suelos: de
lomajes, terrazas marinas, llanos y
piedemontes, presentan menos erosión.
Finalmente, en la medida que cada Región o
unidad político-administrativa reconoce el uso
La Región puede dividirse en tres escenarios,
de acuerdo al uso del suelo:
La categoría de uso Praderas y Matorrales
ocupa la mayor superficie en la provincia de
Elqui, donde constituye el uso preponderante.
Un antecedente destacado es que los bosques
se encuentran casi exclusivamente distribuidos
en la provincia de Choapa.
CONAMA
Capítulo lV: El Suelo • Cuarta Región de Coquimbo
A) En terrenos bajo riego (5% de la superficie
regional) se pueden mencionar los siguientes
procesos negativos:
- Salinización de suelos en las últimas secciones
de los valles regados (Elqui, Limarí y Choapa).
- Prácticas de riego que no privilegian la
conservación de los suelos, con excepción de
aquellas que usan mayor tecnología (riego por
goteo y otros).
- Ampliación del radio urbano que invade las
tierras agrícolas de alta productividad
(Coquimbo, La Serena, Illapel, Salamanca).
B) En las comunidades agrícolas se aprecian
los mayores daños ambientales, producto de
los cultivos en tierras de secano con fuertes
pendientes, sobrepastoreo y altas tasas de
extracción de leña, debido fundamentalmente
a los sistemas de organización frente al uso de
los recursos.
Las tasas de desertificación más altas se dan
en el sur de la Región donde las condiciones
agroclimáticas son más favorables para los
eventuales cultivos de secano y la existencia
de una mayor cobertura de vegetación nativa
(leña, forraje). A medida que se avanza hacia
el norte (mayor aridez) los daños actuales van
decreciendo por la menor potencialidad del
medio y densisad poblacional.
C) En los predios de secano de propiedad
privada tradicional, los daños actuales por
desertificación no se aprecian como procesos
preocupantes, salvo en aquellos sectores con
vegetación nativa de interés económico industrial
(corteza de quillay) y/o energético (leña para
uso industrial, deshidratadoras, panaderías y
producción de carbón).
Por otra parte, los frecuentes incendios
forestales que se presentan en el sector sur de
la región, constituyen un factor importante de
degradación de la vegetación nativa (árboles y
arbustos) de alto interés paisajístico y ecológico.
Si se hace un análisis del deterioro de los suelos
por localidades tanto en el sector costero como
en el interior, resaltan las siguientes situaciones:
- Para el sector costero, el nivel de deterioro
del suelo está asociado a la fisiografía, a la
incidencia climática y, sobre todo, al impacto
antrópico debido al uso agrícola y/o ganadero.
- En los Choros Bajos y El Tofo, el riesgo actual
de erosión es evidente, por razones derivadas
del menor aporte hídrico, la escasa cobertura
vegetal, la acción descontrolada del ganado
caprino y el efecto de las mineras de hierro y
oro que han dejado relaves antiguos y recientes
(menos de 20 años).
- Para Coquimbo y La Serena, debido a la
multidiversificación en el uso del suelo para
fines urbanos, industriales y agrícolas; es difícil
el análisis tendiente a detectar signos de erosión.
- Sin embargo es posible apreciar surcos de
regadío con el riesgo que implica el uso de
caudales inapropiados para las condiciones
edáficas y de microrelieve, aspectos que se
consideran un primer paso para la destrucción
del suelo por erosión hídrica o eólica.
Igualmente, es preocupante aunque no grave,
la acumulación de sales producto de métodos
de regadío más tecnificados y eficientes (riego
por goteo) pero con un manejo inapropiado.
- Guanaqueros y Tongoy no muestran signos
visibles de erosión. Sin embargo, es preocupante
el incremento de dunas activas.
- En Fray Jorge y Salala, no es visible el
deterioro por erosión en el Parque Nacional.
Sólo han existido reportes por desctrucción por
fuego fuera del parque. Por otra parte, en la
lomas que se encuentran en el sector costero
CONAMA
Capítulo lV: El Suelo • Cuarta Región de Coquimbo
hay signos evidentes de suelo sobretalajeado
por bovinos y con erosión activa: suelos
descubiertos, zanjas y cárcavas.
- En Hornillos y Peñablanca, el nivel de erosión
oscila desde no aparente hasta ligeramente
visible. Existen dunas activas que cubren
campos aledaños.
- En Los Vilos y Huentelauquén, los signos de
deterioro son variables, desde no aparentes a
ligeros y, en algunos casos, a peligrosos.
- En la zona interior, el relieve, la aridez de los
sectores ubicados sobre el límite de los sistemas
fluviales, la eventual erosión histórica y el tipo
de utilización deben ser considerados para
indicar si se aprecia la pérdida de suelos.
- En los suelos ubicados en laderas, fondos de
valles o en planicies onduladas o extensas, no
es posible advertir una erosión visible. Esta sí
se aprecia en las laderas situadas sobre los
límites fluviales y en torno a los embalses donde
hay un significativo porcentaje de suelos
descubiertos en las riberas (45% en Cogotí) y
la sobreutilización por sobrepastoreo con
caprinos de esos lugares. Allí hay signos de
erosión ligera a media (surcos de erosión).
- En la zona de serranías, la aridez, la topografía,
el uso ganadero con caprinos y la actividad
minera contribuyen al fenómeno de erosión.
Existen sectores donde hay más de un 40% de
suelo descubierto, mientras que en otros se
manifiestan surcos, zanjas y cárcavas como
signos de erosión ligera a muy severa.
- En las localidades de Chingoles y Condoriaco,
dada la aridez, existe un 35% de suelo desnudo,
baja cobertura vegetal y con evidente
sobrepastoreo con caprinos. Además, existe
erosión aparente a ligera por el arrastre de
material en el fondo de las quebradas y la
presencia de surcos que muestran escurrimiento
de agua en las laderas descubiertas. También
hay signos de explotación minera (oro)
distribuídas hacia la precordillera andina.
- Andacollo, por su topografía y su utilización
económica (minería de oro y ganadería caprina),
unido a la condición semidesértica del sector,
muestra un grado de deterioro edáfico elevado.
Existe además suelo descubierto, surcos y
zanjas de erosión y abundante polvo en
suspensión proveniente de la explotación minera
que ha generado múltiples relaves, modificando
la fisonomía del paisaje a múltiples cerrillos de
material finamente pulverizado y
cuasicompactado.
- Combarbalá, Punitaqui y Canela, muestran
pérdida de suelo superficial, surcos y zanjas
de erosión.
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