EQUIPOS DIRECTIVOS Creación de Equipos Directivos: Una nueva manera de ejercer liderazgo y hacer frente a la complejidad de la gestión educativa. por Carmen Martina Aste, Sicóloga de la Universidad de Chile, Post-título en Teoría de Sistemas, Centro de Asesoría Psicológica Sistémica-CAPSIS, Chile. Post-título en Programación Neurolingüística, Universidad de Chile. Consultora en Desarrollo de Recursos Humanos y en los Temas de Liderazgo y Trabajo en Equipo en diversas empresas privadas en Chile y en el extranjero. Profesora del Centro de Liderazgo de la Universidad Adolfo Ibáñez. Adaptado por el equipo de gestión escolar de Fundación Chile Los directores conocen conceptualmente las características de un trabajo en equipo, el salto se produce entre saber lo que hay que hacer y efectivamente ser capaces de hacerlo, de acuerdo a las necesidades de su organización. La creación de un equipo directivo tiene como norte abocarse a los desafíos globales de la organización, manteniendo la visión integral de ella. Usualmente está compuesto por los responsables que dirigen las distintas unidades o áreas, que se han planteado como finalidad ser un equipo que en su conjunto que lidera la organización y que desarrolla un proyecto común y continuo de mejoramiento para el crecimiento de ésta, sin descuidar las funciones propias de su área de desempeño. En los equipos directivos, hay notables diferencias en las expectativas y en el comportamiento asociado al trabajo en equipo. Habitualmente los directivos conocen conceptualmente las características de un equipo efectivo. El salto se produce entre: “Saber lo que hay que hacer y efectivamente ser capaces de hacerlo, de acuerdo a las necesidades particulares de la organización” Estos equipos, normalmente, requieren un alto desempeño en un tiempo breve y un manejo muy acertado de la sobrecarga producida por la altas expectativas puestas en el rendimiento y resultado del equipo. Para ello, adquiere gran importancia el desarrollo de habilidades y conocimientos personales para el trabajo en equipo, condición que supera en relevancia a los cargos y jerarquías formales, ya que permite transformar rápidamente la heterogeneidad de un grupo de directivos en una fortaleza. Resulta una ventaja comparativa el contar con entrenamiento previo en habilidades y técnicas de trabajo en equipo, al igual que "invertir" en un trabajo continuo de conformación y análisis de la etapa de desarrollo en la cual se encuentra el equipo y a dónde necesita llegar. El proceso de formar equipos de trabajo directivos de alto desempeño, requiere una primera etapa diagnóstica de la parte "gruesa", en la que se evalúan aspectos tales como la estructura y estilo de liderazgo que presenta el equipo, para luego dedicarse a los aspectos "finos". La realización de "Talleres" en los que el equipo, guiado por profesionales, trabaja sobre sus desafíos, es una manera efectiva de construir equipos directivos. El funcionamiento de un equipo que tiene una presencia de liderazgo unipersonal claro (la persona que dirige es vista por todos los miembros como alguien importante y decisivo para el funcionamiento del equipo, tiene "poder", maneja información relevante y toma decisiones) es distinto de aquel equipo que tiene escasa presencia o ausencia de liderazgo unipersonal, (nadie en el equipo tiene un rol marcadamente fuerte para dar directrices o imponer criterios sobre otros). Ambas posibilidades pueden tener distintos matices. En el primer caso se puede observar desde un liderazgo que se valoriza como importante y al cual siguen confiadamente el resto de los integrantes hasta un estilo de jefatura que se sabe poderosa en su influencia, pero de la cual se desconfía en algún aspecto y por ello se tiende a funcionar "para cumplir con el jefe", basado en la lealtad, ansiedad o miedo a ser cuestionado por él. En el corto plazo esta estrategia puede funcionar, en el mediano y largo plazo empieza a tener síntomas importantes de desgaste. En el segundo caso se pude observar desde un equipo tan afiatado que los roles de liderazgo se comparten rotativamente según los desafíos propuestos y por ello no se necesita una directriz unipersonal hasta un equipo que se siente “perdido” por no tener alguien que los conduzca con claridad. El liderazgo de un equipo directivo, al igual que el liderazgo en cualquier nivel de la organización, no depende exclusivamente del cargo asignado, sino que tiene importantes componentes de cómo esa persona es percibida por el resto, en sus diferentes áreas de funcionamiento: estratégico, técnico y relacional. Puede ocurrir que la persona que tiene un cargo más alto en la organización centralice la información, pero sea percibida por el resto del equipo como alguien que no tiene "fuerza" ni poder para influir en lo que está aconteciendo en el equipo. Esto puede a su vez ser visto por el equipo como una fortaleza, dado que les da libertad de acción o bien como una debilidad que les impide avanzar. En nuestra experiencia, que un equipo cuente con un "una persona definida por los otros como alguien que lidera" o "que no cuente con esa persona" no son en sí mismas situaciones que faciliten o dificulten el funcionamiento como equipo, sino que la condición de éxito esta dada por el grado de concordancia entre las expectativas y necesidades de éste respecto a cómo ser liderados y cómo esto se está dando en la práctica. Lo que es claro es el compromiso y alto desempeño observado en aquellos equipos en los cuales cada miembro ejerce un ámbito de liderazgo acorde a sus habilidades y que es valorado por los otros por ese aporte. (Ver cuadro) ¿Cuándo es necesario que un grupo o comité directivo de la institución se preocupen de revisar si están operando como un equipo efectivo? 1 Cuando se dan "síntomas" al interior del equipo tales como: El director u otro de los integrantes del equipo directivo se sienten solos en su gestión, sin apoyo de sus pares, apagando constantes incendios. No hay reuniones de equipo o son sólo informativas, parecen no ser necesarias las de coordinación, no hay sinergia, cada uno inventa su rueda. Luchas de poder entre los integrantes del equipo, necesidad de mostrar resultados individuales, resulta amenazante pedir o dar información. Decisiones de uno son "boicoteadas" por otro integrante del equipo, se descalifican, desautorizan y critican, incluso frente a los demás integrantes de la institución. 2 Cuando se dan "síntomas" en el resto de la organización, tales como: Se opera como feudos, silos o parcelas, constituidos por cada unidad de la institución. El personal percibe que entre los integrantes del equipo directivo no se ponen de acuerdo, las rencillas se reproducen en los niveles siguientes. Cada unidad tiene sus propios objetivos, parecen Instituciones independientes: "Nadie entiende nuestros requerimientos”. Cuellos de botellas producidos porque la otra unidad es "ineficiente o poco comprometida con el objetivo final". "Los de la unidad xx se sienten estrellas, todos los demás debemos estar a su servicio". No se traspasan las buenas experiencias, o se pierde sinergia y creatividad. Errores, demoras y retrocesos, costos innecesarios en varias áreas: pérdida de oportunidades. Stress, desgaste innecesario en las personas. Se resuelven síntomas, pero no sus causas. Resultados muy por debajo del potencial del grupo y de las personas. Se nota que un equipo directivo avanza hacia una real integración cuando localiza la energía individual y la del equipo en la toma de decisiones y búsqueda de soluciones orientadas al éxito de la organización en su conjunto en el mediano y largo plazo, más que al éxito personal o de una área de gestión en lo inmediato. Algunos indicadores de que está ocurriendo un proceso efectivo de equipo son: Las conversaciones se focalizan en los problemas prioritarios de la gestión, tanto de la institución como los relacionados con el liderazgo del personal. Se inicia un proceso de análisis conjunto de la organización y de toma de decisiones de aspectos prioritarios. Comienza a desarrollarse un proceso de sinergía entre los integrantes del equipo directivo que redunda en acciones más eficientes y creativas para abordar los actuales desafíos. Todos los niveles conocen y han integrado en sus acciones la misión y visión de la institución. Los sistemas de dirección de personal están alineados con las actitudes requeridas para crear una cultura corporativa de equipo. La cultura de colaboración es más fuerte que la del individualismo. Para lograr esto es necesario preocuparse de aspectos finos (de inteligencia emocional), ser capaces de analizar y observar interacciones entre los miembros y proponerse cambios conducentes a generar apertura para: Comunicar dificultades. Recibir feedback, tanto de su gestión como de su actitud personal frente al equipo. Observar la propia actitud y el impacto de ella sobre los demás. Comprender que las relaciones con los demás pueden ser modificadas a partir de cambios en la propia conducta, en lugar de asignar la responsabilidad a otros. El diseño de un programa de capacitación para apoyar al equipo directivo de una compañía en su definición de ir hacia un modelo de equipo cohesionado y asumir un liderazgo potenciador para responder al rápido cambio de la institución y al mejoramiento de la gestión, requiere pensar en estrategias modernas de intervención de desarrollo directivo, que van desde procesos de "Teambuilding"1 hasta el “counseling”2, consistente en una asesoría individual a cada miembro del equipo directivo de la compañía. Las opciones escogidas deben facilitar cambios conductuales efectivos para mejorar el liderazgo personal, las relaciones humanas, el trabajo en equipo y la calidad de vida laboral, todo esto redunda en una mejor gestión directiva. 1 Teambuilding es un grupo de actividades para empresas, en las que se consigue que los empleados tengan un mejor rendimiento en la empresa y potenciar la comunicación y la convivencia entre ellos. 2 El counseling es una habilidad usada para corregir o prevenir problemas de comportamiento. Referencias Bibliográficas: KOLB, D.- OSLAND, J.- RUBIN, I. Organizational Behavior. An Experiential Approach. Prentice Hall, 1995. SILBERMAN, MEL Active Training. Jossey-Bass Pfeiffer, 1998. KATZENBACH,J.-SMITH,D. La Sabiduría de los Equipos. CECSA, 1995. SENGE, PETER La Quinta Disciplina. Granica Vergara, 1992.