Probando a los espiritus

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ESTUDIO DE 1ª DE JUAN
Por: Rubén Álvarez
“Probando a los espíritus”
Introducción
1 Juan 4: 1 “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por
el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que
confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo
espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de
Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído
que viene, y que ahora ya está en el mundo. 4 Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros,
que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso hablan del
mundo, y el mundo los oye.6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a
Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el
espíritu de verdad y el espíritu de error”
Como pudimos ver en la conferencia pasada, la Palabra de Dios nos habla de
una herramienta espiritual muy importante para conocer que estamos creciendo
correctamente en nuestra vida espiritual, y ésta es nuestra conciencia espiritual.
Como dejamos en claro, existe una conciencia moral, formada a través de los
preceptos y enseñanzas de nuestros padres y familia, igualmente lo que es bueno y
malo para la sociedad. Así, la familia, la religión y la sociedad tienen una importante
participación en la formación de dicha conciencia moral.
Pero la herramienta que Dios nos ha dado para conocer el estado de nuestra
vida espiritual y poder crecer en ella es la conciencia espiritual, formada por Dios y
siendo únicamente el Espíritu de Dios quien interactúa con ella.
De tal forma podemos estar tranquilos en nuestra relación con Dios cuando
nuestra conciencia espiritual no nos acusa de nada, sino que tenemos una buena
conciencia delante de Dios. Es allí, donde el Espíritu de Dios nos redarguye y
convence de pecado, de forma tal que nos lleva al arrepentimiento y a confesar nuestro
pecado delante de Dios para ser perdonados de esos pecados pero sobre todo para
ser limpios de la maldad que lo produjo.
Es por esto que el arrepentimiento tiene una participación protagónica en el
desarrollo de nuestra vida cristiana, pues cada vez que, arrepentidos vamos a Dios, el
nos limpia, somos transformados a Su imagen y vamos en aumento continuo como la
luz de la aurora.
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Como dijimos, en nuestro espíritu existen tres áreas importantes: La intuición, la
conciencia y la comunión; y a través de ellas es que el Espírtu Santo forma a un hijo de
Dios en nosotros.
Pues bien, el Espíritu Santo nos habla de otra herramienta importantísima para
cuidar nuestra vida espiritual y evitar ser extraviados y descarrilados del propósito y
destino que Dios tiene para nosotros.
DESARROLLO
1. Probar los espíritus.
Así que atendamos al primer verso: Amados, no creáis a todo espíritu,
sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas
han salido por el mundo
Y esa instrucción es: Probar a los espíritus. Sabemos que el único espíritu que
nos hablará siempre la verdad es el Espíritu de Dios, Jesús lo llamó: El Espíritu de
Verdad.
Pero hay muchos espíritus mas que no siempre tendrán la verdad. El espíritu
humano que no siempre está dirigido por la verdad y los espíritus inmundos, espíritus
de maldad y espíritus demoníacos que intentarán mentirnos para descarrilarnos de la
verdad. Recordemos que la Palabra de Dios nombra al diablo: Padre de mentira.
Siemrpe ha mentido, desde el principio, así que sabe lo que hace y lo hace bien. Hay
personas que mienten y rapidamente puedes darte cuenta que dice mentiras, pero el
diablo cuando miente lo hace bien, de forma tal que engaña terriblemente a las
personas, como los hizo con la primera mujer en el Edén.
Así que somos instruidos para probar a los espíritus a fin de evitar se
engañados en la vida. Muchas voces escuchamos alrededor que nos dicen algo.
Palabras bien intencionadas y otras no tanto, sin embargo ni las palabras bien
intencionadas necesariamente serían la verdad.
La manera más rudimentaria para discernir si lo que estamos recibiendo es la
verdad del Espíritu de Dios o no, pues es validar el origen, de quien vienen esas
palabras. Jesús dijo: Mateo 7: 15 “Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de
los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos
frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol
dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que
no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus
frutos los conoceréis.
Jesús mismo, al igual que el apóstol Juan, dicen que debemos guardarnos de
los falsos profetas, pues ellos tienen palabras de mentira. Un falso profeta se presenta
como una oveja, inofensivo, con apariencia de ser un ministro de Dios; pero el espíritu
que obra en él es el de un lobo rapaz.
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Y Jesús dio entonces esta forma de discernimiento muy sencilla, diría yo, la
primera barrera de protección en el discernimiento: Y ésta barrera es observar sus
frutos. No hablamos de sus bendiciones y sus logros, sino de sus frutos espirituales.
Ni las bendiciones materiales, ni los logros personales son evidencias confiables
de estar en buena comunión con Dios, sino una buena conciencia, ¿lo recuerdan?
Muchas personas que se han alejado de Dios dicen: No pastor, no se preocupe,
estamos muy bien con Dios, tan solo mire todas Sus bendiciones con nosotros. Ellos
se están mintiendo a sí mismos al considerar la bendición como una evidencia de estar
bien con Dios, pues somos benditos por la obra de Jesús en nosotros. De la misma
forma una persona que no esté gozando de dichas bendiciones materiales, no podrá
decir que Dios está disgustado con ella porque aún no las recibe. Es la conciencia
espiritual la que da testimonio de estar correctamente caminando con Dios o no. El
Espíritu es el que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Por lo tanto, no son los frutos materiales, ni los logros profesionales o
ministeriales los que evidenciarán si la persona que nos da una palabra la está dando
de parte de Dios o no; sino más bien son sus frutos espirituales. En Gálatas, la Palabra
de Dios nos muestra cuáles son estos frutos: Gálatas 5: 19 “Y manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas,
disensiones,
herejías, 21
envidias,
homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales
os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley
Pueden ser palabras tan lindas, tan llenas de elocuencia, evidenciadas con
grandes argumentos racionales; pero si vienen de una persona que está en adulterio,
que su matrimonio es un desastre o ya no existe, que regularmente anda en pleitos,
enojos, que gusta de los tragos, etc; pues rápidamente podemos desechar tales
palabras.
Pero si quien dice estas palabras de parte de Dios, está respaldado por un fruto
de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza;
pues entonces podemos empezar a confiar de que dichas palabras en realidad vienen
de Dios.
Pero, como dije, es apenas la forma más pedestre de discernimiento. La
siguiente barrera de protección en contra de la mentira tiene que ver con un desarrollo
mucho mayor. Ya no es discernir a la persona que habla, sino el contenido de lo que
habla: Jesús dijo:
Juan 10: 1 “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la
puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es
ladrón y salteador. 2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las
ovejas es. 3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus
ovejas llama por nombre, y las saca. 4 Y cuando ha sacado fuera todas
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las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen
su voz. 5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños. 6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero
ellos no entendieron qué era lo que les decía”
Si, esta segunda barrera en contra de la mentira es: Conocer la voz de nuestro
Pastor Jesús. El grave problema de muchos cristianos es que no saben conocer la voz
de Jesús, y se dejan llevar por cualquier consejo de alguna otra persona igualmente
considerada como cristiana.
Para conocer la voz de una persona pues es necesario haberla escuchado
bastante, no puedes reconocer la voz de una persona por haberla escuchado un par de
veces.
Pues bien, dice Jesús, mis ovejas me siguen porque reconocen mi voz, pero
huyen del extraño porque no conoces la voz de ellos. ¿Puedes reconocer la voz de
Jesús cuando alguien está hablando?
Muy importante es escuchar la voz muchas veces para entonces reconocerla. Y
la Palabra de Dios está escrita aquí en este libro llamado: La Biblia. Cuando tu la lees,
estás escuchando la voz de Jesús, la Palabra de Dios en acción, el Verbo de Dios. De
forma tal que cuando alguien te aconseja algo, tu puedes reconocer entonces la voz de
Jesús en ese consejo o por el contrario puedes decir esto que dice suena bien, tiene
lógica pero no es la voz de Jesús.
En una ocasión, una mujer que decía de sí misma ser profeta, daba palabras
buenas en muchas ocasiones, pero su actitud no era exactamente la mejor. Quería
imponerse sobre las personas porque ella decía: Si Dios lo ha dicho entonces tienes
que obedecer a lo que Dios ha dicho. Así que de repente se alejó de congregarse y la
contacté para ver por qué no se congregaba como antes y entonces me dijo que Dios le
dijo que no necesitaba congregarse para escucharle y que la Presencia de Dios estaba
en todas partes, con ella y en su casa, por lo cual podría estar en comunión con Dios
donde ella estaba sin necesidad de congregarse. ¿Cómo ven sus argumentos? Ella
dice que esto fue una comunicación directa de Dios hacia ella. Así que podríamos
evaluar si esto fue así.
¿Sus argumentos tienen lógica? Pues si, pero ¿esto es lo que dice Dios en Su
Palabra? Pues no, definitivamente no. Hebreos 10: 24 “Y considerémonos
unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”
Cuando la confronté con la Palabra de Dios, que ella desconocía, pues quedó
muda, no sabía que decir. Claramente se daba cuenta de que había sido engañada, y
que aquella voz que escuchó de ninguna manera era la voz de Dios, pues Él decía algo
absolutamente contrario.
Ella se dio cuenta que no todo lo que venía a su cabeza era Dios hablándole,
sino sus propios pensamientos y argumentos lógicos; que no todos los sueños venían
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de Dios sino que tenía que discernirlos a la luz de la Palabra de Dios, y para ello debía
conocer mucho más la voz de Jesús.
De la misma forma, la Palabra de Dios nos da un tercer filtro para saber si
alguna Palabra, sueño o pensamiento viene de parte de Dios: 1 Corintios 14: 3
“Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,
exhortación y consolación”
Este tercer filtro de discernimiento sobre alguna palabra o consejo, o sueño, o
pensamiento que venga a tu mente, es este: ¿Edifica mi vida cristiana?, ¿Me exhorta?,
¿Me consuela? Si esto no es la Palabra de Dios, ni te edifica, ni te exhorta, ni te
consuela; sino que te juzga, o te auto justifica en tus acciones en contra de tu
conciencia o te llena de miedo por lo que pudiera sucederte; pues debes saber que no
viene de Dios.
¿Qué tal? ¿Cuántas veces has hecho caso a palabras, consejos, sueños o
pensamientos pensando que venían de Dios cuando en realidad lo único que
pretendían era alejarte de Él?
Es por esto que la Palabra de Dios nos advierte a que tengamos inteligencia y
podamos discernir lo que viene de Dios desechando lo demás.
Ahora bien, la recomendación ulterior del Espíritu no es hacia discernir sobre la
persona que habla o el contenido de sus palabras, sino el espíritu de quien lo dice:
Y bueno, la más profunda herramienta de discernimiento en el cristiano, pero
que requiere del mayor desarrollo y madurez cristianos es esta: 4 Hijitos, vosotros
sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo
Sí, el Espíritu de Dios que está en ti, es mucho mayor que cualquier espíritu que
está en el mundo, por lo cuál tu puedes vencer sobre todos ellos. Pero para eso debes
haber desarrollado tus sentidos espirituales para reconocer su sentir. Dice Hebreos
5: 13 “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra
de justicia, porque es niño; 14 pero el alimento sólido es para los que
han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Como en todas las cosas, la práctica hace al maestro. Pues bien, el uso de los
sentidos espirituales los desarrolla de forma tal que puedas comprender en tu espíritu
cuando algo es de Él y cuando no.
He podido estar en muchas congregaciones cristianas, donde “dicen” que la
Presencia de Dios está allí, hablan del Espíritu de Dios; pero allí no está. Terriblemente
en muchos de esos lugares si hay una presencia pero no es del Espíritu Santo, y
puedes identificarlo en tu espíritu, te quieres salir corriendo de allí. ¿Cómo lo sabes?
Porque conoces la Presencia de Dios y entonces la reconoces.
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Mira bien lo que el Espíritu de Dios en ti te ofrece: Isaías 11: 2 “Y reposará
sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de
Jehová. 3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No
juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus
oídos”
En el Espíritu de Dios hay un espíritu de sabiduría y de inteligencia, hay espíritu
de consejo y de poder, hay espíritu de conocimiento y temor de Jehová. Mucho mas
grande es el que está en ti que el que está en el mundo, ¡Aleluya!
Si, en el mundo hay muchos espíritus de mentira que intentarán descarrilarte de
la verdad de Dios, pero el que está en ti, que es mucho mayor que cualquier espíritu
que se mueve en el mundo, te capacita, te da la sabiduría y la inteligencia para alejarte
de esas palabras o pensamientos.
2. Que Jesús vino en carne y es el Señor.
Como les había ya dicho en conferencias anteriores, había una corriente
doctrinal en el momento en que el apóstol Juan escribe esta carta, la de los gnósticos,
que decía que Jesús no había venido en carne sino en espíritu, por lo cual podría hacer
todos los milagros y cosas sobrenaturales que hizo.
Así que Juan establece que Jesús vino en carne. Es su primer afirmación en el
evangelio que él escribió, que aquel verbo que hizo todo lo que existe se hizo carne y
vimos Su gloria, como la gloria del unigénito hijo de Dios.
Y en esta carta afirma: Todo aquel espíritu que dice que Jesús no vino en carne
es el espíritu del anticristo. Si Jesús no vino en carne, entonces nosotros estamos
perdidos; porque nunca podremos vivir llenos del Espíritu de Dios como Él vivió, ni
tampoco podremos resucitar de los muertos; pues que Jesús no murió en la carne
entonces. Este es un atentado en contra de la unción del Espíritu de Dios en la iglesia.
1 Corintios 12: 3 “Por tanto, os hago saber que nadie que hable
por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a
Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”
Probemos a los espíritus: Una persona quizá podrá tener un muy buen
comportamiento, quizá está hablando conforme a la Palabra de Dios, pero su intención
no sea exactamente la mejor.
En la historia de los reyes de Israel se nos habla de Absalón, hijo de David,
quien, cuando su padre ya era grande y viejo, empezó a juzgar al pueblo de Dios son
rectitud y justo juicio; pero no lo hacía para ayudar a su padre debido a su debilidad
debido a su vejez, sino para ganarse al pueblo y que él fuera el rey en lugar de su
padre al momento de fallecer.
Hacía lo correcto, hablaba lo correcto; pero su fin no era honrar al rey David, su
padre, sino obtener el cariño del pueblo y engrandecerse a su tiempo.
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Discernamos a los espíritus: Solo el Espíritu de Dios proclama Señor a Jesús.
Cuando se exalta a la persona, al ministerio; cuando las personas son llevadas a
admirar al líder, al pastor, al apóstol, al ungido; en lugar de admirar, respetar y alabar a
Jesús, entonces ese espíritu no es el de Dios.
¿Quién es el Señor de quien te aconseja? ¿Quién es el Señor de quien habla?
¿Quién es el Señor de quien guía tu vida? ¿Es el dinero Su Señor? ¿Es el poder Su
Señor? ¿Es la carne Su Señor? ¿A quién prefiere tus pensamientos: Al placer, a tu
carne, a tu descanso, a tus hijos, a tu novia, al dinero o a Jesús?
Nadie puede poner a Jesús como Su Señor, sino por el Espíritu de Dios. La
guía del Espíritu te llevará a que Jesús sea tu Señor, que sea lo más importante, que
sea a quien sirves, que sea a quien obedeces.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque
mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo
Amados, ¿son de Dios? ¿le pertenecen? ¿le han dado sus vidas? Solo así
podrán saber que mayor es el que están en ustedes, que el que está en el mundo.
4. Ministración.
Arrepentimiento si Jesús no es tu Señor
Arrepentimiento si has dado oídos a quien no es el Espíritu de Dios
Cambio de dirección inmediato.
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