ENTREVISTA A TZVETAN TODOROV

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ENTREVISTA A TZVETAN TODOROV
Tzvetan Todorov, ensayista y premio Príncipe de Asturias
"El miedo puede llevar a la barbarie"
"El objetivo no es la acumulación de riquezas, sino la vida social"
Justo Barranco | Madrid | 22/10/2008 | Actualizada a las 03:31h
Tzvetan Todorov (Bulgaria, 1939) recogió ayer en Oviedo el premio Príncipe de
Asturias Sociales, y el domingo en Kosmópolis, en el CCCB (17.30 h), de 'La guerra
contra el terrorismo'. Ayer presentaba en Madrid su última obra, 'El miedo a los
bárbaros' (Galaxia Gutenberg), que reflexiona sobre la inmigración, el concepto de
cultura o el terrorismo islamista. Esto es, que como buena parte de su obra reflexiona
sobre el tema del otro y los otros, él que vive desde hace cuarenta años en Francia.
Exponente en su día del estructuralismo y uno de los grandes teóricos de la literatura de
las últimas décadas, Todorov se reclama hoy un humanista, entregado a la historia de las
ideas.
Foto de archivo del premio Príncipe de Asturias Sociales, que ayer presentaba su última
obra 'El miedo a los bárbaros' / Efe / Gustavo Cuevas
El jurado del Príncipe de Asturias dijo que usted encarna el espíritu de unidad de
Europa y un compromiso con las ideas de libertad, justicia e igualdad.
Me parece un honor. Igualdad, justicia o libertad son ideas centrales en el pensamiento
humanista y democrático, que es aquel en el que me sitúo. Pero si hay que elegir una
palabra para definir mis intereses, esta es alteridad. Entendida como la relación entre
gente de culturas y países diferentes, también como la alteridad que te liga a los seres
humanos más cercanos. Porque estas relaciones de dependencia de los seres me parecen
constitutivas de la identidad humana.
Una humanidad amenazada siempre, dice, por la barbarie. ¿Quiénes son hoy los
bárbaros?
Potencialmente, usted y yo. No se trata de individuos monstruosos e identificables de
una vez. Somos nosotros en ciertos actos y actitudes que consisten en no reconocer la
plena humanidad de los otros porque son diferentes. Verlos incompletos o
imperfectamente humanos y tratarlos con condescendencia, desprecio u hostilidad. La
barbarie nos amenaza a todos desde el interior.
Occidente tiene miedo.
El miedo presente hoy en los países occidentales puede llevarnos a conductas bárbaras,
a la barbarie. El ejemplo más evidente es la tortura, practicada desde la antigüedad, pero
que quedó prohibida con la Ilustración. Hoy el miedo ha sido tan grande que se ha
considerado que debía ser legal y oficialmente asumida. Hay que estar vigilantes ante el
terrorismo, pero este camino no nos granjea la simpatía de las poblaciones afectadas y
nos lleva a destruir la democracia.
¿Qué le parece que en Francia se haya creado un Ministerio de Identidad Nacional
y, también, la reacción contra los pitidos a La Marsellesa?
En cada sociedad hay grupos de intereses antagónicos y el Estado debe canalizar el
conflicto. Me opongo a confiar a un ministerio la cuestión de la identidad nacional. La
identidad nacional es algo en transformación. En cuanto a La Marsellesa,no hay que
actuar sobre el síntoma, sino sobre lo que revela: jóvenes nacidos en Francia no
comprenden en qué consiste la relación con su país.
¿Qué piensa de la iniciativa de Garzón contra el franquismo?
Querer arreglar por leyes y procesos cuestiones de nuestro pasado me parece condenado
al fracaso. A la vez, pienso que ese pasado conflictivo debe ser abierto totalmente a la
investigación de los historiadores. La verdad de la justicia se reduce a dos palabras,
culpable e inocente, la de los historiadores es más matizada.
¿Qué ideas nos dominan?
Una es que la economía, el mercado, debía decidirlo todo. Pero el objetivo no es la
acumulación de riquezas, sino la vida social. Desde hace un mes parece que la crisis
económica nos dice que el mercado rey es de hecho la ausencia de toda consideración
por el interés común.
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