ORIGINALES BREVES Anorexia nerviosa y atrofia cerebral en

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ORIGINALES BREVES
Anorexia nerviosa y atrofia cerebral
en adolescentes
80.521
Jesús Fleta Zaragozanoa, África Jiménez Vidala, Mariano Velilla Picazob,
Gema González Castrob, Ignacio Pina Leitac y José Luis Olivares Lópeza
a
Departamento de Pediatría. bServicio de Psiquiatría Infantil.
Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Clínico Universitario. Zaragoza. España.
c
FUNDAMENTO Y OBJETIVO: La incidencia de
atrofia cerebral en la anorexia nerviosa y su
relación con parámetros nutricionales no
están bien establecidos.
PACIENTES Y MÉTODO: Se revisaron las historias
de 55 pacientes. A 47 de ellos se les realizaron una resonancia magnética cerebral y
un estudio antropométrico y nutricional.
RESULTADOS: Se encontró atrofia en 10 pacientes (21,2%) de los 47 casos estudiados.
Los pacientes con atrofia cerebral tenían
unas medias de edad y de porcentaje de pérdida de peso mayores que aquéllos sin atrofia
(p = 0,014 y p = 0,001), respectivamente,
pero menor pliegue del tríceps (p = 0,001).
CONCLUSIONES: La atrofia cerebral es frecuente en pacientes con anorexia nerviosa,
especialmente en casos con grave pérdida
de peso y de panículo adiposo.
Los trastornos de la conducta alimentaria
constituyen uno de los problemas médicos más frecuentes que afectan a las
mujeres adolescentes de nuestro país
y de otros países occidentales desarrollados1. Se han estudiado ampliamente desde el punto de vista psiquiátrico y nutricional, pero no se conoce bien su repercusión
en el sistema nervioso central. En el presente trabajo se describe la incidencia de
atrofia cerebral en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria y se relacionan con sus datos antropométricos y
nutricionales.
Palabras clave: Trastornos de la conducta
alimentaria. Anorexia nerviosa. Bulimia
nerviosa. Atrofia cerebral. Desnutrición.
Adolescencia. Grasa corporal.
Se han revisado 55 historias clínicas de todos los pacientes diagnosticados de anorexia nerviosa (AN) (50
casos) y bulimia nerviosa (5 casos), ingresados en el
Servicio de Escolares y Adolescentes del Departamento de Pediatría del Hospital Clínico Universitario
de Zaragoza desde 2000 a 2003. Los pacientes procedían de la ciudad de Zaragoza y su zona de influencia sanitaria y eran de raza caucásica; el nivel
socioeconómico de todos ellos era medio o medioalto, de categoría II y III de Graffar2. Los trastornos de
la conducta alimentaria estaban definidos por los criterios de la cuarta edición del Diagnostic and Statistical manual & mental disorders de la American Psychiatric Association3.
La resonancia magnética (RM) cerebral se practicó a
47 pacientes, 45 de ellos con AN y 2 con bulimia
nerviosa. Los casos correspondían a 3 varones y 44
mujeres. El estudio se realizó en secuencias SE ponderadas en T1, T2 y densidad de protones, planos
sagital y axial, con equipo Signa Horizon Echo-Speed
General Electric 1.5T. Las imágenes fueron valoradas
mediante análisis visual y validadas por un segundo
radiólogo. A todos los pacientes se les realizó un estudio clínico completo y se les calcularon el peso, la
talla, el índice de masa corporal (IMC) y el pliegue
subcutáneo tricipital del brazo izquierdo, según los
métodos antropométricos estándar descritos4.
La atrofia cerebral encontrada se ha correlacionado
con la edad, el sexo, el peso, la talla, el IMC, el plie-
Anorexia nervosa and cerebral
atrophy in adolescents
BACKGROUND AND OBJECTIVE: The incidence of
cerebral atrophy in patients with anorexia
nervosa and its relation to nutritional parameters has not been considered yet.
PATIENTS AND METHOD: The medical records of
55 patients were reviewed. 47 of them underwent a cerebral magnetic resonance,
anthropometric and nutritional study.
RESULTS: Cerebral atrophy was found in 10
(21.2%) out of the 47 patients studied.
Those patients with cerebral atrophy showed an older age and greater percentage of
weight loss than patients without atrophy (p
= 0.014 and p = 0.001) but lower triceps
skinfold average (p = 0.001).
CONCLUSIONS: Cerebral atrophy is common in
patients with anorexia nervosa, mainly in
those with a severe weight loss and lower
body fat.
Key words: Eating disorders. Anorexia
nervosa. Bulimia nervosa. Cerebral atrophy.
Starvation. Adolescence. Body fat.
Correspondencia: Dr. J. Fleta Zaragozano.
Departamento de Pediatría.
Hospital Clínico Universitario.
Avda. San Juan Bosco, 15. 50009 Zaragoza. España.
Correo electrónico: [email protected]
Recibido el 30-6-2004; aceptado para su publicación
el 26-10-2004.
21
Pacientes y método
gue subcutáneo tricipital izquierdo, el índice de pérdida de peso (IPP: pérdida de peso en kilos/tiempo
en meses) y el porcentaje de pérdida de peso corporal. Los resultados se expresan como medias y desviaciones estándar. Las comparaciones entre medias
se han realizado mediante la prueba de la t de Student para muestras no apareadas. Se ha utilizado el
programa estadístico SPSS.12 y se han considerado
diferencias estadísticas para valores de p inferiores a
0,05.
Resultados
Se observó atrofia cerebral en 10 pacientes con AN (2 varones y 8 mujeres), lo
que supone el 21,2% de los 47 casos estudiados y el 22,2% de los 45 casos de
AN. Los pacientes con atrofia cerebral tenían unas medias de edad y de porcentaje de pérdida de peso mayores que aquéllos sin atrofia (p = 0,014 y p = 0,001,
respectivamente). Asimismo, presentaban una media del pliegue del tríceps
menor que los pacientes sin atrofia (p =
0,001). No hubo diferencia entre las medias de peso, talla, IMC e IPP de ambos
grupos. Se observaron casos con grave
pérdida de peso, bajo IMC y escaso panículo adiposo sin atrofia cerebral. Ningún
paciente con atrofia cerebral mostró manifestaciones neurológicas. En la tabla 1
se muestra la diferencia de las medidas
entre los pacientes con atrofia cerebral y
sin ella, y en la figura 1 la RM de una paciente (caso 2) donde se evidencian signos de atrofia cerebral.
Discusión
Los trastornos nutricionales han sido ampliamente descritos en pacientes con AN.
La atrofia de la masa muscular y del pa-
TABLA 1
Comparación de datos antropométricos de pacientes con anorexia nerviosa,
con atrofia cerebral y sin ella
Edad (años)
Peso (kg)
Talla (cm)
IMC
Tríceps (mm)
IPP
Pérdida de peso (%)
Anorexia con atrofia
(n = 10)
Anorexia sin atrofia
(n = 35)
Diferencia
(p)
16,9 (1,9)
40,5 (8,1)
163,1 (7,5)
15,1 (2,5)
5,4 (2,1)
1,92 (0,7)
29,4 (5,8)
15,2 (1,7)
42,5 (6,5)
160,0 (5,5)
16,6 (2,0)
9,2 (3,0)
1,38 (0,7)
21,2 (7,9)
0,014
0,429
0,162
0,061
0,001
0,061
0,001
Datos expresados como media (desviación estándar). IMC: índice de masa corporal (peso en kilos/talla en m2); IPP: índice de pérdida de peso (pérdida de peso en kilos/tiempo en meses).
Med Clin (Barc). 2005;124(15):571-2
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FLETA ZARAGOZANO J, ET AL. ANOREXIA NERVIOSA Y ATROFIA CEREBRAL EN ADOLESCENTES
A
B
Fig. 1. Resonancia magnética en T1 (A) y T2 (B) del
caso 2, que presentaba atrofia cerebral. Se aprecia
un aumento de tamaño y del número de surcos de la
convexidad.
nículo adiposo caracteriza el fenotipo de
estos pacientes. Asimismo, los trastornos
bioquímicos, entre los que se encuentran
los relativos al metabolismo lipídico, la
osteopenia y las alteraciones hormonales
son hallazgos frecuentes en este tipo de
enfermos, sobre todo en los casos graves. Las alteraciones y complicaciones
neurológicas se han evidenciado en escasas ocasiones, ya afecten al sistema
nervioso periférico o central1,5,6.
En el presente estudio la RM se realizó a
47 pacientes de los 55 revisados, ya que
en algunos no se practicó por llevar aparatos protésicos, haber realizado previamente una tomografía computarizada
(TC) o por otros problemas técnicos o
contraindicaciones. De los casos estudiados, el 21,2% presentó atrofia cerebral,
572
Med Clin (Barc). 2005;124(15):571-2
que parece guardar una relación negativa
con el contenido graso corporal, ya que
los pacientes que la presentaban tenían
un pliegue subcutáneo graso (media de
5,4 mm) menor que aquéllos sin atrofia
(media de 9,2 mm) (p = 0,001).
El porcentaje de pérdida de peso corporal fue mayor en los pacientes con atrofia
(media de 29,4%) que en aquéllos sin
esta anomalía (media del 21,2%) (p =
0,001), lo cual explica un menor IMC. En
el resto de las medidas no hubo diferencias significativas, aunque las medias del
peso y del IMC también fueron menores
en los pacientes con atrofia. En estos pacientes, el IPP fue mayor que en los pacientes sin atrofia (1,92 frente a 1,38).
Los 2 casos de atrofia cerebral más importante corresponden a un varón (caso
1) y a una mujer (caso 10). En ambos el
IPP y el porcentaje de pérdida de peso
fueron elevados, pero no los más altos de
la serie estudiada; por otra parte, el grosor del pliegue del tríceps de ambos no
fue de los de menor medida. Asimismo,
el caso 6, correspondiente a una mujer
con atrofia cerebral, no presentaba una
excesiva pérdida de peso.
La escasa cantidad de pacientes estudiados con bulimia nerviosa (2 casos), así
como de varones (3 casos), no permite
extraer conclusiones respecto a la presencia o ausencia de atrofia cerebral en
este trastorno de la conducta alimentaria,
ni preferencia respecto al sexo. No obstante, es preciso señalar que, de los 3
casos de AN en varones, en 2 se objetivó
atrofia cerebral.
Dada la frecuencia encontrada puede deducirse que el hallazgo de atrofia cerebral no es casual y se debe a un efecto
secundario de la desnutrición; por lo tanto, posiblemente sea reversible y recuperable cuando mejoran el peso corporal y
el estado general del paciente. No obstante, existen divergencias en la bibliografía científica consultada respecto a la
reversibilidad o no de esta complicación.
Desde la década de 1980 las aportaciones han sido numerosas y gran parte de
ellas muestran que las alteraciones de la
morfología cerebral persisten en algunos
casos incluso más de un año tras la ganancia de peso, y por ello se desconocen
las consecuencias neuropatológicas que
pueden producir tanto en enfermos con
AN como en casos de bulimia nerviosa.
La persistencia durante largo tiempo de
la atrofia cerebral o su permanencia induce a pensar en la influencia de factores desconocidos distintos de los nutricionales6-10.
El mecanismo de producción de la atrofia
cerebral no está claro. Parecen influir el
grado de desnutrición y la disminución
de los valores de proteínas en suero, así
como los cambios en los fluidos desde el
espacio intravascular al subaracnoideo.
También se han planteado como posibilidades el incremento de los glucocorticoides y las alteraciones del catabolismo de
las proteínas, ya que en enfermedades
como la de Cushing, en el alcoholismo y
en el tratamiento con corticoides se han
encontrado atrofias cerebrales con características similares a las observadas en
los casos de AN.
Es deseable que se amplíen los estudios
para establecer si la atrofia encontrada
en casos de AN es reversible o no, en
qué casos concretos lo sería y qué consecuencia puede tener su persistencia en
el futuro de estos enfermos. La repetición
de la RM sistemática, tras la recuperación del peso corporal, puede mostrar la
reversibilidad o irreversibilidad del cuadro. La observación de los presentes hallazgos en series más amplias permitirá
confirmar si la atrofia cerebral es más frecuente en varones que en mujeres, así
como la implicación del tejido adiposo en
la patogenia de esta anomalía.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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