Tramitación del procedimiento sancionador del orden social: acusación e instrucción IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ* L a Ley de infracciones y sanciones del orden social al fijar las bases legales del REPROSOS utiliza la expresión «principios de tramitación», en su artículo 52, para referirse a las distintas fases del procedimiento administrativo sancionador. A esta terminología, que también utiliza el REPROSOS hay que atenerse por tanto, si bien dividiendo esa tramitación en las fases previstas en la legislación sobre procedimiento administrativo común y sancionador de la LRJPAC y el reglamento de procedimiento sancionador común, que precisan de manera más detallada el alcance y el significado de las mismas. En consecuencia hay que distinguir, tras la incoación del procedimiento sancionador de oficio, mediante el acta correspondiente, el derecho del sujeto imputado a la acusación y la notificación del acta y la fase de instrucción del procedimiento. El procedimiento sancionador está regido, en efecto, por una serie de principios * Catedrático E.U. de Derecho del Trabajo. Inspector de Trabajo y Seguridad Social (excdte.). que han sido fijados y matizados en la jurisprudencia del tribunal constitucional, análogos a los que se aplican en el proceso penal, todos ellos integrantes del derecho a la tutela judicial efectiva del artículo 24.2 de la CE. Teniendo en cuenta que estos principios han de aplicarse en el procedimiento administrativo sancionador, con matizaciones, es decir …«en la medida necesaria para preservar los valores esenciales que se encuentran en la base del precepto y la seguridad jurídica que garantiza el artículo 9 de la Constitución». Citándose como principios aplicables al procedimiento sancionador, sin ánimo exhaustivo, el derecho a ser informado de la acusación, el derecho a la inalterabilidad de los hechos esenciales objeto de acusación y sanción, el derecho a que el pliego de cargos contenga los elementos del hecho sancionable y su calificación jurídica, con el fin de hacer posible el derecho a la defensa…. Especial relevancia tiene el principio de «transparencia», a que se refiere el artículo 3 del RPS, que otorga al sujeto imputado el derecho «de acceso permanente» al procedi- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 121 ESTUDIOS miento, a conocer su estado de tramitación y a «obtener copias de los documentos contenidos en el mismo». A todos estos principios se hace referencia en la STC 23/2007, de 12 de febrero, ponente Sra. Pérez Vera, FJ 4: ...«Desde la STC 18/1981, de 8 de junio, el Tribunal Constitucional ha venido declarando la aplicabilidad en los procedimientos administrativos sancionadores de las garantías procedimentales insitas en el art. 24 CE, en sus dos apartados, no mediante una aplicación literal, sino «en la medida necesaria para preservar los valores esenciales que se encuentran en la base del precepto, y la seguridad jurídica que garantiza el art. 9 de la Constitución» (FJ 2). Así pues, la operación de traslación de las garantías del art. 24 CE al procedimiento administrativo sancionador viene condicionada a que resulten compatibles con la naturaleza de dicho procedimiento. En este sentido, debemos recordar, ante todo, que entre las garantías trasladables al procedimiento administrativo sancionador, el Tribunal Constitucional incluye específicamente el derecho a ser informado de la acusación, esto es, el derecho a conocer los cargos que se formulan contra el expedientado y el consiguiente derecho a la inalterabilidad de los hechos esenciales objeto de acusación y sanción [SSTC 120/1996, de 8 de julio, FJ 7 a); 117/2002, 20 de mayo, FJ 5 y siguientes]. Igualmente es exigible, ex art. 24.2 CE, que el pliego de cargos contenga los elementos esenciales del hecho sancionable y su calificación jurídica para permitir el ejercicio del derecho de defensa; en suma, a la luz de lo dispuesto en el art. 24 CE, el pliego de cargos ha de determinar con precisión los caracteres básicos de la infracción cuya comisión se atribuye al inculpado (STC 205/2003, de 1 de diciembre, FJ 5). Por tanto, según nuestra doctrina, no cabe acusación implícita, ni tácita, sino que 122 la acusación debe ser formulada de forma expresa y en términos que no sean vagos o indeterminados, aunque no se exige que se detallen de forma exhaustiva los hechos objeto de acusación, sino que resulta suficiente con que el pliego contenga los hechos relevantes y esenciales para efectuar una calificación jurídica e integrar la infracción de que se trate (STC 299/2006, de 23 de octubre, FJ 2)» 1. 1. EL DERECHO DEL SUJETO IMPUTADO A SER ACUSADO2 1.1. Contenido y alcance del derecho a ser informado de la acusación El primero de los derechos fundamentales del sujeto imputado en el procedimiento sancionador, es el derecho a ser informado de la acusación, lo que implica el derecho a que se le notifique el correspondiente pliego de cargos que deberá contener los hechos relevantes y esenciales para efectuar una adecuada calificación jurídica, sin que respecto del citado pliego de cargos, que en el caso del REPROSOS es el acta de la inspección, puedan efectuarse, con posterioridad, variaciones fácticas ni jurídicas. La carga de la prueba que a la Administración incumbe se lleva a efecto y se agota por tanto a través del acta de la Inspección y su contenido fáctico que es el que sirve de soporte para la calificación jurídica y la tipificación de la infracción que se imputa. El artículo 135 de la LRJ-PAC que regula los llamados principios del procedimiento sancionador incluye expresamente este derecho fundamental, integrado en el de tutela 1 V. STC 117/2002, de 20 de mayo, ponente Sr. Cachón Villar; SSTC 4/2002, de 14 de enero FJ 3; 35/2004, de 8 de marzo FJ 2, etc. 2 V. GARBERÍ J. y BUITRÓN G.: El procedimiento administrativo sancionador, I, 5ª ed. 2008, Tirant Lo Blanch, pp. 251 y ss. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ judicial efectiva, disponiendo que el presunto responsable tiene derecho: Criterio que reitera la STC 71/2005, de 4 de abril, ponente Sr. Gay Montalvo FJ 3: «A ser notificado de los hechos que se le imputen, de las infracciones que tales hechos puedan constituir y de las sanciones que, en su caso, se les pudieran imponer, así como de la identidad del instructor, de la autoridad competente para imponer la sanción y de la norma que atribuya tal competencia». 3. Nuestra jurisprudencia, relacionada con el principio acusatorio, se ha desarrollado en dos frentes complementarios relacionados con la proscripción de toda indefensión y con la imparcialidad que debe caracterizar toda actuación judicial. 3 El contenido del principio acusatorio ha sido expuesto con toda claridad por la STC 195/1995, de 19 de diciembre, ponente Sr. Ruiz Vadillo, en su FJ 4 que se transcribe: 4. El resto de las lesiones constitucionales denunciadas lo son del art. 24 de la Constitución, pudiendo comenzar su examen por la vulneración que el recurrente pretende ver en el Acuerdo sancionador. Afirma el actor que, en contra de lo prescrito en el art. 130. 4 d) Reglamento Penitenciario, dicho Acuerdo no contiene una relación circunstanciada de hechos probados, remitiéndose a lo relatado en el pliego de cargos. Sin embargo, tal irregularidad no alcanza trascendencia constitucional pues, a efectos del derecho de defensa, del cual es presupuesto el derecho a ser informado de la acusación (art. 24.2), lo determinante es que el pliego de cargos contenga una clara descripción de los hechos imputados al expedientado y de la calificación jurídica que merecen para la Administración Penitenciaria, a fin de que el interno pueda disponer su estrategia defensiva (SSTC 2/1987, 190/1987, 297/1993, entre otras). En el caso que nos ocupa tal garantía fue respetada, al contener el pliego de cargos todos los datos necesarios para permitir al interno un exacto conocimiento de los hechos imputados y poder defenderse de los mismos, por lo que la queja examinada carece de contenido constitucional. 3 V. en igual sentido la STC 54/2003, de 24 de marzo FJ 2, ponente Sr. Conde Martín de Hijas. a) En efecto, en «relación con las garantías que incluye el principio acusatorio, este Tribunal ya ha tenido ocasión de señalar en otras ocasiones que entre ellas se encuentra la de que «nadie puede ser condenado por cosa distinta de la que se le ha acusado y de la que, por lo tanto, haya podido defenderse», habiendo precisado a este respecto que por «cosa» no puede entenderse «únicamente un concreto devenir de acontecimientos, un factum, sino también la perspectiva jurídica que delimita de un cierto modo ese devenir y selecciona algunos de sus rasgos, pues el debate contradictorio recae «no sólo sobre los hechos, sino también sobre su calificación jurídica», tal como hemos sostenido en las SSTC 12/1981, de 10 de abril, 95/1995, de 19 de junio, y 225/1997, de 15 de diciembre» (STC 4/2002, de 14 de enero, FJ 3; en el mismo sentido, STC 228/2002, de 9 de diciembre, FJ 5). La íntima relación existente entre el principio acusatorio y el derecho a la defensa ha sido, asimismo, señalada por este Tribunal al insistir en que del citado principio se desprende la exigencia de que el imputado tenga posibilidad de rechazar la acusación que contra él ha sido formulada tras la celebración del necesario debate contradictorio en el que haya tenido oportunidad de conocer y rebatir los argumentos de la otra parte y presentar ante el Juez los propios, tanto los de carácter fáctico como los de naturaleza jurídica (SSTC 53/1987, de 7 de mayo, FJ 2; 4/2002, de 14 de enero, FJ 3). De manera que «nadie puede ser condenado si no se ha formulado contra él una acusación de la que haya tenido oportunidad de REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 123 ESTUDIOS defenderse en forma contradictoria, estando, por ello, obligado el Juez o Tribunal a pronunciarse dentro de los términos del debate, tal y como han sido formulados por la acusación y la defensa, lo cual, a su vez, significa que en última instancia ha de existir siempre correlación entre la acusación y el fallo de la Sentencia» (SSTC 11/1992, de 27 de enero, FJ 3;95/1995, de 19 de junio, FJ 2; 36/1996, de 11 de marzo, FJ 4; 4/2002, de 14 de enero, FJ 3). Jurisprudencia reciente del tribunal constitucional, aunque referida al ámbito penal, reitera una vez más la doctrina sobre el principio acusatorio, también de aplicación al derecho administrativo sancionador por ser de naturaleza semejante; así la STC 299/2006, de 23 de octubre, ponente Sr. Rodríguez-Zapata 4 en su FJ 2 reconoce el derecho del sujeto a ser informado de la acusación en términos lo suficientemente determinados como para poder defenderse de ella, sin que puedan efectuarse cambios respecto de la acusación inicial, siendo en el ámbito sancionador del orden social, como ya se ha dicho, el acta de la inspección, el documento que desempeña esa función, que debe contener por tanto los hechos relevantes y esenciales necesarios para tipificar la infracción que se imputa. 2. El análisis de la pretensión de amparo debe comenzar por descartar la supuesta vulneración del derecho a ser informado de la acusación que se anuda en la demanda al carácter «confuso e inconcreto» del escrito de acusación presentado por la querellante, el cual, según se denuncia, no determinó «qué hechos consideraba incluidos en cada uno de los tipos delictivos». Al definir el contenido del derecho fundamental alegado hemos sostenido reiteradamente en anteriores resoluciones que «forman parte indudable de las garantías que derivan del principio acusatorio las que son contenido del 4 124 V. STC 116/2007, de 21 de mayo. derecho a ser informado de la acusación», derecho que encierra un «contenido normativo complejo» cuya primera perspectiva consiste en la exigencia constitucional de que el acusado tenga conocimiento previo de la acusación formulada contra él, en términos suficientemente determinados, para poder defenderse de ella de manera contradictoria [SSTC 12/1981, de 10 de abril, FJ 4; 95/1995, de 19 de junio, FJ 3 a); 302/2000, de 11 de diciembre, FJ 2]. Esta exigencia se convierte así en un instrumento indispensable para poder ejercitar el derecho de defensa, pues mal puede defenderse de algo quien no sabe qué hechos en concreto se le imputan. Hemos señalado también que, a efectos de fijación de la acusación en el proceso, el instrumento procesal esencial es el escrito de conclusiones definitivas, el cual debe contener «los hechos relevantes y esenciales para efectuar una calificación jurídica e integrar un determinado delito», que es lo que ha de entenderse «por hecho punible a los efectos de la necesidad constitucional de conocer la acusación para poder ejercer el derecho de defensa» (STC 87/2001, de 2 de abril, FJ 6). Por eso no es conforme con la Constitución ni la acusación implícita, ni la tácita, sino que la acusación debe ser formulada de forma expresa y en términos que no sean absolutamente vagos o indeterminados (SSTC 9/1982, de 10 de marzo, FJ 1; 163/1986, de 17 de diciembre, FJ 2; 17/1989, de 30 de enero, FJ 7; 358/1993, de 29 de noviembre, FJ 2; 36/1996, de 11 de marzo, FJ 5; 87/2001, de 2 de abril, FJ 5; y 33/2003, de 13 de febrero, FJ 3). Finalmente, el derecho a la acusación del presunto responsable, implica que se le deba informar también sobre la sanción propuesta, la identidad del instructor, la autoridad competente para sancionar y la norma que atribuye esa competencia. Sobre el cumplimiento de estos requisitos hay que decir que ni en el artículo 14 del REPROSOS en el caso de las actas de infracción, ni REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ en el artículo 32 de la misma disposición, en el caso de las actas de infracción y de liquidación, se recoge la obligatoriedad de que en ellas se consigne la identidad del órgano instructor 5 , incumpliendo así la norma reglamentaria uno de los contenidos fundamentales del derecho del sujeto imputado a la acusación, reconocido y regulado en la ley6. 1.2. La notificación del acta La formalización de la acusación del sujeto imputado en el procedimiento sancionador se lleva a efecto mediante la notificación del acta en los términos previstos en la legislación vigente, pues de la notificación del acto administrativo depende su eficacia. La notificación de la incoación del procedimiento sancionador, por afectar al derecho fundamental a la tutela judicial efectiva del artículo 24 de la CE, tiene trascendencia constitucional. Así lo ha declarado el tribunal constitucional en la Sentencia 226/2007, de 22 de octubre, dictada en recurso de amparo, en sus fundamento jurídico 4, siendo ponente la Sra. Pérez Vera7 . La notificación de la denuncia ha de hacerse personalmente al infractor agotando los medios que razonablemente están al alcance de la Administración antes de proceder a la notificación mediante edictos. …«Ha de concluirse, pues, que la Administración, al no emplazar personalmente a la demandante de amparo en el procedimiento administrativo sancionador pese a tener conocimiento o, al menos, evidente 5 Tampoco se cumple esta exigencia en los modelos de actas y propuestas de liquidación aprobados por Resolución de 10 de noviembre de 2004, BOE de 21 de diciembre. 6 V. GARBERÍ y BUITRÓN: Derecho administrativo sancionador I, cit. pp. 282 y ss. 7 En análogo sentido SSTC 54/2003, 145/2004 y 157/2007. posibilidad de adquirirlo, del verdadero domicilio de aquélla, no ha actuado con la diligencia que le era exigible y ha generado a la recurrente en amparo una situación de indefensión constitucionalmente relevante, al impedirle ejercer su derecho de defensa. En suma, al igual que en el recurso resuelto por la STC 54/2003, la sanción se ha impuesto de plano a la actora, sin respetar procedimiento contradictorio alguno y, por tanto, privándole de toda posibilidad de defensa durante la tramitación del procedimiento administrativo sancionador. Y, como recordábamos en aquélla (y en las SSTC 145/2004 y 157/2007), este Tribunal declaró en la STC 18/1981, de 8 de junio, que los valores esenciales que se encuentran en la base del art. 24 CE «no quedarían salvaguardados si se admitiera que la Administración ... pueda incidir en la esfera jurídica de los ciudadanos imponiéndoles una sanción sin observar procedimiento alguno y, por tanto, sin posibilidad de defensa previa a la toma de decisión», pues «la garantía del orden constitucional exige que el acuerdo se adopte a través de un procedimiento en el que el presunto inculpado tenga oportunidad de aportar y proponer las pruebas que estime pertinentes y alegar lo que a su derecho convenga» (FJ 3). En definitiva, al haberse impuesto a la entidad demandante de amparo una sanción sin procedimiento contradictorio alguno, la Administración ha vulnerado el art. 24 CE, por no respetar su derecho fundamental a no ser sancionada si no es a través del correspondiente procedimiento en el que, con las modulaciones que procedan, se respeten las garantías que se deducen del mencionado precepto constitucional (STC 291/2000, de 30 de noviembre, FJ 12)»… En una fase posterior, el derecho del presunto responsable a la acusación se formalizará comunicándole la propuesta de resolución, pues en esta, aún más que en aquella, viene recogido, con una exactitud más depurada, «el pronunciamiento preciso REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 125 ESTUDIOS acerca de la responsabilidad que se imputa integrado (…) de la conducta infractora que se aprecia, (y) su subsunción en un concreto tipo infractor y por la consecuencia punitiva que a aquella se liga»…(STS (CA) de 7 abril 1998, ponente Sr. Ledesma, FD 1º, RJ 1998/3451). Los artículos 57 a 61 de la LRJ-PAC, son de aplicación subsidiaria en lo no dispuesto por el REPROSOS, respecto a la notificación de los actos administrativos del procedimiento sancionador; en ellos se dispone en síntesis, que la notificación del acto administrativo deberá hacerse en el domicilio del sujeto imputado, por cualquier medio que permita tener constancia de su recepción por el interesado o su representante, así como de la fecha, la identidad y el contenido del acto notificado. Sobre la notificación de las actas de infracción el artículo 17 apartados 1, 2 y 3 del REPROSOS dispone lo siguiente: «1. Las actas de infracción serán notificadas al presunto sujeto o sujetos responsables en el plazo de diez días hábiles contados a partir del término de la actuación inspectora, entendiéndose por ésta la de la fecha del acta, advirtiéndoles que podrán formular escrito de alegaciones en el plazo de quince días hábiles contados desde el siguiente a su notificación, acompañado de la prueba que estimen pertinente, ante el órgano competente para resolver el expediente. 2. Cuando el acta de infracción afecte a solicitantes y beneficiarios de prestaciones (trabajadores), se comunicará a las correspondientes entidades gestoras, a efectos de la adopción de la suspensión cautelar prevista en la normativa aplicable. 3. Las actas de infracción y las de liquidación por los mismos hechos, se notificarán al presunto sujeto o sujetos responsables simultáneamente; en tal supuesto, el plazo de impugnación será conjunto al de impugna- 126 ción de la liquidación en los términos del artículo 34 de este Reglamento.» La falta de notificación de un acta de infracción, en el mismo domicilio en el que se notifica con posterioridad la resolución, implica de hecho una sanción de plano, y viola los artículos 9 y 24.1 de la CE con el efecto de que deba declararse la nulidad del acta por indefensión (STSJ (CA) Tenerife de 18-10-2001, ponente Sr. Blanco, RJCA 2002/526). En el caso de las actas de liquidación es de aplicación el artículo 33.1 del REPROSOS: «1. Las actas de liquidación de cuotas serán notificadas por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social al sujeto responsable así como, en su caso, a los responsables subsidiarios o solidarios, haciéndoles constar que podrán formular alegaciones en la forma establecida en el artículo anterior en el término de quince días a contar desde la fecha de la notificación. En el supuesto de responsabilidad solidaria las actas se tramitarán en el mismo expediente administrativo liquidatorio. También se notificará el acta de liquidación a los trabajadores interesados; si afectase a un colectivo de trabajadores, la notificación se efectuará a su representación unitaria o, en su defecto, al primero de los afectados por el orden alfabético de apellidos y nombre. Los trabajadores no conformes con los períodos y bases de cotización recogidas en el acta o con la procedencia de la liquidación, podrán formular alegaciones en las mismas condiciones que el presunto responsable. Asimismo, el acta se comunicará de inmediato a la Tesorería General de la Seguridad Social.» El artículo 31.2 de la LGSS dispone en el mismo sentido que «de las actas de liquidación se dará traslado a los trabajadores, pudiendo los que resulten afectados interponer reclamación respecto del periodo de tiempo o la base de cotización a que la liquidación se contrae». REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ En la ley no se hace referencia, aunque sí en el reglamento de procedimiento, a la posibilidad de que los trabajadores afectados formulen alegaciones «a la procedencia de la liquidación» entendida como impugnación de la misma en su conjunto sin que quede circunscrita esa impugnación a la base de cotización y el periodo liquidado a cada trabajador como dice la ley. En el caso de actas liquidación concurrentes con actas de infracción por unos mismos hechos se aplica el artículo 34.1 b) del REPROSOS: «Ambas actas se practicarán con la misma fecha y se notificarán simultáneamente». – Otras notas sobre el régimen jurídico de la notificación de las actas: • La notificación del acta ha de hacerse dentro de los diez días hábiles siguientes a partir del término de la actuación inspectora entendiéndose que esta concluye en la fecha del acta. La fecha del acta es pues de especial trascendencia ya que servirá igualmente como término inicial para el cómputo del plazo de caducidad del procedimiento. • La falta de notificación del acta de liquidación a los trabajadores afectados «no conlleva la existencia de indefensión de la empresa», cuando es ésta la que recurre, ya que en este caso son «los trabajadores los que podían aducir, en su caso, tal omisión de la notificación» (STS (CA) de 24-297, ponente Sr. Fernández Montalvo, FD 4º, RJ 1997/1117)8. • En el desarrollo de las llamadas actividades previas el denunciante de los 8 En el mismo sentido STS (CA) de 13-6-95, RJ 1995/4653; STS (CA) de 17-2-97, ponente Sr. Fernández Montalvo, FD 3º, RJ 1997/1097. hechos presuntamente constitutivos de infracción no tiene la consideración de interesado9 pues en principio las actividades de investigación no tienen necesariamente que terminar con la incoación de un procedimiento sancionador o liquidatorio; precisamente con este fundamento la STSJ (Murcia) (CA) de 13-10-2000, (ponente Sr. Abellán, FD 2º, JUR 2000/310483), dice que la «denuncia no supone en ningún caso la iniciación del procedimiento sancionador». Sin embargo el REPROSOS acepta que puedan tener la citada condición de interesado, una vez iniciado el procedimiento sancionador o liquidatorio, las personas a las que se refiere el artículo 31 de la LRJ-PAC; en síntesis, aquellas que promuevan el procedimiento administrativo como titulares de derechos o intereses legítimos individuales o colectivos. • En el caso de acta de infracción por falta de cotización a una Comunidad de Bienes, carente de personalidad jurídica distinta de la que ostenta cada uno de los comuneros, se acepta como válida la notificación que se realizó en el domicilio de la Comunidad de Bienes mediante carta certificada con acuse de recibo «cuyo aviso de entrega caducó sin que ninguno de los comuneros se hiciera cargo de la misma lo que dio lugar a la consiguiente notificación edictal»10. 9 El artículo 9.1 f) párrafo segundo, del REPROSOS dispone lo siguiente: «El denunciante no tendrá la consideración de interesado en esta fase de actividad inspectora previa sin perjuicio de que, en su caso, tengan tal condición en los términos del artículo 31 de la LRJ-PAC una vez que se inicie el expediente sancionador o liquidatorio». 10 STSJ Cataluña (CA) de 26-4-99, ponente Sr. Moya, FD 3º, RJCA 1999/870. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 127 ESTUDIOS 2. FASE DE INSTRUCCIÓN DEL PROCEDIMIENTO SANCIONADOR Como ya se ha expuesto en las páginas precedentes, los principios del orden penal son de aplicación, con matices, al procedimiento sancionador …«hasta el punto de que un mismo bien jurídico puede ser protegido por técnicas administrativas o penales»… (STC 18/1981, FJ 2, ponente Sr. GómezFerrer)11; sorprende por ello que los reglamentos dictados para la regulación del procedimiento sancionador no hayan incorporado a su normativa unas garantías jurídicas claras en defensa de los sujetos imputados. En el breve preámbulo del REPROSOS apenas si se hace referencia a esas garantías jurídicas, concretamente a la fase de instrucción, regulada en su artículo 18 de manera insuficiente e inadecuada, al encomendarla al funcionario inspector que lo inicia mediante la extensión del acta correspondiente y que por esa misma razón carece de la imparcialidad que debe exigirse a un instructor realmente independiente; prueba de ello es que el Reglamento de procedimiento sancionador del orden social de 1 de marzo de 199612, en su artículo 28 encargaba la instrucción del procedimiento a una unidad administrativa que debía nombrar a un instructor, debiendo recaer esta condición en un inspector distinto al que levantó el acta13. También se afirma en el citado preámbulo que dada la especialidad del procedimiento sancionador del orden social está justificada la aplicación al mismo …»de los principios de celeridad y de eficacia administrativas, al 11 Véase el apartado 14 de la Exposición de Motivos de la LRJ-PAC. 12 Aprobado por RD 396/1996, de 1 de marzo, derogado por la disposición derogatoria única del RD 928/1998, de 14 de mayo. 13 Al REPROSOS se remite el artículo 149.5 del RE respecto de las infracciones laborales en materia de trabajo de extranjeros. 128 tiempo que se extreman las garantías de seguridad jurídica que merecen los ciudadanos»; principios de todo punto encomiables, que no se compadecen sin embargo con la escasa regulación de la fase de instrucción a la que se ha hecho referencia. El preámbulo del RPS, con más cautela y rigor, se refiere a medidas que sí contribuyen de manera real y eficaz a la seguridad jurídica, como son: «la reducción de los documentos acusatorios a uno», «la separación entre órgano instructor y órgano que resuelve», entendiendo también que la noción de órgano va referida a las fases independientes de iniciación, instrucción y resolución. 2.1. El órgano instructor del procedimiento El punto 4 de la Exposición de Motivos de la LPA14 hacía referencia a los actos de instrucción de los que decía que constituyen, «sin duda alguna, los más importantes del procedimiento, en cuanto tienden a proporcionar al órgano decisorio los elementos de juicio necesarios para una adecuada resolución». Del órgano instructor doctrina autorizada ha dicho que el principio de «objetividad» que a la administración impone el artículo 103 de la CE exige que el órgano instructor quede exento de toda dependencia jerárquica respecto del órgano que tenga atribuida la resolución, propugnando además que la instrucción se encomiende a funcionarios no adscritos al Ministerio competente15. 14 Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de julio de 1958 (BOE del 18). 15 GARCÍA DE ENTERRÍA E. y FERNÁNDEZ T.R.: Curso de derecho administrativo II, Thomson-Aranzadi, 2006, . p. 193. GONZÁLEZ PÉREZ J. y GONZÁLEZ NAVARRO F.: Comentarios a la Ley de Régimen Jurídico de las AAPP y Procedimiento administrativo común, II, 2ª ed.; civitas, 1999, p.2765. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ En el procedimiento sancionador del orden social las referencias al órgano instructor son mínimas y confusas: La LOIT en su disposición adicional cuarta no se refiere al órgano encargado de la instrucción y encomienda la propuesta de resolución a la «inspección actuante». El artículo 52.1 b) de la LISOS, refiere que las alegaciones del presunto responsable se realizarán, no ante el instructor, al que no hace referencia alguna, sino «ante el órgano competente para dictar resolución». El artículo 18.3 del REPROSOS despacha el tema de la instrucción con una breve y escueta referencia, al decir que «si se formulasen alegaciones en plazo contra el acta de infracción, el órgano al que corresponda resolverlas podrá recabar informe ampliatorio, del Inspector o subinspector que practicó el acta que asumirá las funciones de instructor del expediente». En este artículo se da la circunstancia adicional, contra lo previsto en la ley, de que el órgano instructor depende jerárquicamente del órgano que resuelve al menos en las materias de Seguridad Social. Una reciente sentencia del tribunal constitucional, la STC 51/2006, de 16 de febrero (Pleno), (dictada en conflicto positivo de competencia nº 4464/1998; ponente Sr. Aragón Reyes. RTC 2006/51), en su FJ 7, al que se remite el fallo, niega que la instrucción sea competencia del Estado y se encomiende al funcionario de la inspección en vez de al órgano creado por la Generalidad, en el caso de las materias transferidas, por entender que es de su competencia, con fundamento en que la instrucción es «materia ejecutiva», sin entrar en la cuestión de si el artículo 18.3 del REPROSOS cumple con las garantías mínimas exigibles en lo que se refiere a la debida separación entre incoación, instrucción y resolución del procedimiento: «En resumen, el mencionado artículo 18.3 vulnera las competencias de la Generalidad de Cataluña al atribuir al Inspector o Subinspector de Trabajo la función de ins- tructor y al disponer que la propuesta definitiva que esa Inspección formule lo sea de resolución, en los casos en que la competencia sancionadora corresponda, por razón de la materia, a la Generalidad. Sin embargo ningún problema competencial plantean ambas determinaciones en aquellos supuestos en que, por razón de la materia, la competencia sancionadora corresponda a la Administración del Estado. Procede, por ello estimar parcialmente el presente conflicto positivo de competencia en los términos señalados, declarando la titularidad de la competencia controvertida y sin declaración de nulidad del precepto correspondiente» 16. En la LRJ-PAC17 al fijar los principios del procedimiento sancionador, su artículo 134.2 dispone que las normas sobre procedimiento sancionador «establecerán la debida separación entre la fase instructora y sancionadora, encomendándolas a órganos distintos». A su vez el artículo 135 establece que al notificarse al presunto responsable los hechos que se le imputen deberá notificársele también «la identidad del instructor». El artículo 135 reconoce al presunto responsable el derecho «a formular alegaciones y utilizar los medios de defensa admitidos por el ordenamiento jurídico que sean procedentes». En su artículo 137.4 dispone que «se practicarán de oficio (…) cuantas pruebas sean adecuadas para la determinación de hechos y posibles responsabilidades». Pruebas de oficio que pueden ser muy esclarecedoras pero que difícilmente se llevarán a efecto si el instructor es el funcionario inspector o subinspector que extendieron el acta, ya que se convertirían en juez y parte. Separación entre la fase instructora y sancionadora que como se 16 V DURÉNDEZ SÁEZ, I.: La fase de instrucción del procedimiento sancionador en el orden social, Aranzadi Social, nº 13, 2006, pp. 89-96. 17 De aplicación subsidiaria al REPROSOS según su disposición adicional séptima. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 129 ESTUDIOS ha visto no existe en el reglamento de procedimiento sancionador del orden social. caso, la existencia de responsabilidades susceptibles de sanción». La misma ley, al regular la instrucción del procedimiento administrativo general en sus artículos 78 a 86, hace referencia al órgano instructor, que es el encargado de la apertura de un periodo de prueba (artículo 80), y a la posibilidad de que se incorporen al procedimiento aquellos informes facultativos, además de los preceptivos, que se estimen necesarios para resolver (artículo 82), dando por tanto a la instrucción del procedimiento la importancia que merece. El artículo 17.3 del RPS faculta al instructor para la práctica de las pruebas que estime convenientes, facultad de gran importancia que convierte al instructor no en un mero receptor de las pruebas que pueda aportar el presunto responsable sino en un sujeto activo en el esclarecimiento de los hechos. El RPS18 ya resalta, en su preámbulo, la importancia capital del principio de «seguridad jurídica», la separación entre el órgano instructor y sancionador, «al servicio de la objetividad», y la atribución de esas competencias a unidades administrativas, constituidas en órganos, distinguiendo entre iniciación, instrucción y resolución. Distinción que aparece con más nitidez en el artículo 10 que se refiere a órganos «competentes para la iniciación, instrucción y resolución» si bien es cierto que se hace hincapié expresamente en la separación entre instrucción y resolución. El artículo 13.1 c) y 2 de la misma norma distingue entre iniciación e instrucción puesto que obliga a que en la iniciación del procedimiento se dé cuenta de la identidad del instructor y del régimen de recusación del mismo; órgano instructor al que se comunicará el acuerdo de iniciación «con traslado de cuantas actuaciones existan al respecto». Resulta difícil admitir que estas funciones de recabar datos, pedir informes, etc., es decir las funciones de un auténtico órgano instructor puedan ser realizadas, con imparcialidad, dentro del procedimiento sancionador del orden social, por el mismo funcionario que incoa el procedimiento mediante el acta correspondiente, según dispone el artículo 18 del REPROSOS, pues resulta evidente, como ya se ha dicho, su condición de «juez y parte». Sobre este tema es significativo que el Decreto 127/2007, de 5 de junio, de la Generalidad de Cataluña (DOGC del día 7), en su artículo 4 encomiende la instrucción del procedimiento sancionador del orden social, no al funcionario de la inspección, sino «a los jefes de las distintas unidades administrativas (…) que tengan atribuida la tarea de gestión y tramitación de los expedientes sancionadores» que pueden también complementar el trámite de audiencia, mediante la adopción de medidas adicionales de instrucción del procedimiento «cuando corresponda». El RPS dedica todo su capítulo III (arts. 16-19) a la instrucción del procedimiento sancionador, debiendo resaltarse que el artículo 16.2 dispone que …»el instructor del procedimiento realizará de oficio cuantas actuaciones resulten necesarias para el examen de los hechos, recabando los datos e informaciones que sean relevantes para determinar, en su 18 De aplicación supletoria al REPROSOS según su artículo 1.3. 130 Y el artículo 18 encomienda también al instructor la elaboración de la propuesta de resolución. En la Comunidad de Murcia, de manera análoga, se han dictado dos resoluciones, de la Consejería de Empleo y Formación y de la Dirección General de Trabajo de 30 de noviembre y 27 de noviembre de 2006 por las que se nombran instructores de los procedimientos para la imposición de sanciones, en el ámbito de sus respectivas competencias, que pueden ser recusados por las causas previstas en la LRJ-PAC. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ 2.2. El derecho a la defensa del presunto responsable La escasa y confusa referencia de los artículos 17 y 18 del REPROSOS a las distintas fases del procedimiento sancionador ha de ser suplida con los preceptos de la LRJ-PAC. En los citados artículos tanto las alegaciones, como las pruebas y el trámite de audiencia, integrantes del derecho a la defensa, han de formalizarse ante el órgano encargado de resolver, cuando en puridad deberían tramitarse ante el órgano instructor (arts. 17.4 y 18.4). El artículo 135 de la LRJ-PAC reconoce el derecho del presunto responsable «a los medios de defensa admitidos por el ordenamiento jurídico que resulten procedentes»; así como a los «demás derechos reconocidos por el artículo 35 de esta ley». El derecho a la defensa en el procedimiento sancionador del presunto responsable tiene trascendencia constitucional como ha reconocido reiteradamente el tribunal constitucional. Así la STC 145/2004, de 13 de septiembre, ponente Sr. Conde Martín de Hijas, en su FJ 3 dice: …«El ejercicio de los derechos de defensa y a ser informado de la acusación en el seno de un procedimiento administrativo sancionador presupone, obviamente, que el implicado sea emplazado o le sea notificada debidamente la incoación del procedimiento, pues sólo así podrá disfrutar de una efectiva posibilidad de defensa frente a la infracción que se le imputa previa a la toma de decisión y, por ende, que la Administración siga un procedimiento en el que el denunciado tenga oportunidad de aportar y proponer las pruebas que estime pertinentes y de alegar lo que a su derecho convenga. En este sentido, el Pleno de este Tribunal en la STC 291/2000, de 30 de abril, ha declarado, con base en la referida doctrina constitucional sobre la extensión de las garantías del art. 24 CE al procedimiento administrativo sancionador, que los posibles defectos en la notificación o emplazamiento administrativo, cuando se trate, como en este supuesto acontece, de un acto administrativo sancionador, revisten relevancia constitucional desde la perspectiva del art. 24 CE (FJ 4). Y la citada Sentencia, en relación con un acto administrativo carente de carácter sancionador, resultando dicha doctrina aplicable a los actos administrativos sancionadores, se ha referido a la necesidad de que la Administración emplace a todos los interesados siempre que ello sea factible, por ser conocidos e identificables a partir de los datos que se deduzcan u obren en el expediente administrativo, debiendo concurrir los siguientes requisitos para que revista relevancia constitucional la falta de emplazamiento personal: en primer lugar, que el no emplazado tenga un derecho subjetivo o interés legítimo que pueda verse afectado por la resolución que se adopte; en segundo lugar, que el no emplazado personalmente haya padecido una situación de indefensión a pesar de haber mantenido una actitud diligente; y, por último, que el interesado pueda ser identificado a partir de los datos que obren en el expediente (FFJJ 5 y 13)» [FJ 3]. Criterio que se reitera en la STC 226/2007, de 22 de octubre, ponente Sra. Pérez Vera, FJ 2: …«Así, entre las garantías del art. 24 CE que han de atenderse en el procedimiento administrativo sancionador, nos referimos en la STC 54/2003 a los derechos de defensa y a ser informado de la acusación, cuyo ejercicio presupone «que el implicado sea emplazado o le sea notificada debidamente la incoación del procedimiento, pues sólo así podrá disfrutar de una efectiva posibilidad de defensa frente a la infracción que se le imputa previa a la toma de decisión y, por ende, que la Administración siga un procedimiento en el que el denunciado tenga oportunidad de aportar y proponer las REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 131 ESTUDIOS pruebas que estime pertinentes y de alegar lo que a su derecho convenga»19. Derecho de defensa reconocido igualmente en la jurisprudencia del tribunal supremo y en la doctrina judicial. Concretamente el derecho a la defensa está recogido en la STS (CA) de 4-3-97, ponente Sr. Martí García, FD 4º, RJ 1997/1860, que declara aplicable al procedimiento sancionador el artículo 24 de la CE, …«lo que tiene que ver con las posibilidades de defensa en el expediente, con la contradicción en él, con la posibilidad de presentación de pruebas y con la fundamentación de la resolución sancionadora»…20. El derecho de defensa del presunto responsable se integra de una serie de trámites que deben ser estudiados a continuación: – Alegaciones y vista del expediente La alegación podría ser definida como un acto del procedimiento que lleva un dato al proceso bien para introducirlo, bien para enjuiciar su valor y normalmente va acompañada de valoraciones jurídicas que discrepan y se contraponen a las del acta notificada. Son por tanto declaraciones de ciencia y no de voluntad21. El artículo 17.1 del REPROSOS dispone que al presunto responsable al serle notificada el acta de infracción se le advertirá que desde el día siguiente al de la notificación podrá … «formular escrito de alegaciones en el plazo de quince días hábiles (…) acompañado de la prueba que estime pertinente ante el órgano competente para resolver el expediente». El mismo artículo apartado 4 dispone que «el sujeto o sujetos imputados que formulen 19 V. la ya citada STC 71/2005 y la STC 54/2003. 20 STSJ (CA) Las Palmas, de 21-9-2005, ponente Sr. García Otero, FD 4º, RJCA 2005/970. 21 GUASP J.: Derecho procesal civil, Instituto de Estudios Políticos, 1956, pp. 335-344. 132 alegaciones frente al acta tendrán derecho a la vista de los documentos obrantes en el expediente sin más excepciones que las necesarias para asegurar la confidencialidad del origen de cualquier queja»… Como resulta de la lectura del artículo 17.1 ya citado el plazo de alegaciones y prueba es común y la vista del expediente podrá también realizarse durante el mismo y después de que concluya, pues nada se especifica sobre este trámite. El derecho a la vista del expediente es un trámite fundamental sobre todo en el caso de las actas de infracción por expediente administrativo basado en el informe de los Técnicos habilitados en materia de prevención. El tribunal supremo ha dicho al respecto, en un caso semejante, que la vista del expediente es un trámite esencial para la defensa del interesado señalando que «en el caso presente la sustancialidad del informe del Gabinete Técnico del INSHT es incontrovertible pues constituye el fundamento explícito del acta de infracción de ahí que el conocimiento del mismo por la empresa expedientada fuera absolutamente inexcusable para poder articular la defensa y, en su caso, proponer la correspondiente prueba. Y más cuando como se ha detallado, a dicho informe habían precedido otros dos que no detectaron deficiencia alguna»; (STS (CA) de 12-2-90, ponente Sr. Conde Martín de Hijas, FD 3º, RJ 1990/774). – Prueba El derecho a proponer la práctica de la prueba que se estime pertinente, por parte del inculpado, forma parte también del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva y se integra en el más amplio derecho a la defensa, quedando por tanto incardinado en la fase de instrucción del procedimiento. El reglamento de procedimiento sancionador del orden social en su artículo 17.4 dice que …«el escrito de alegaciones y los medios de prueba de que intente valerse el sujeto o sujetos responsables se presentará ante el REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ órgano competente para resolver el expediente». El mismo artículo 17.1 dispone igualmente que el escrito de alegaciones irá acompañado «de la prueba que estime pertinente» el inculpado. El funcionario de la inspección en el informe ampliatorio que debe emitir a la vista de las alegaciones (artículo 18.3) …»valorará expresamente las pruebas aportadas o que se hubiesen practicado»… ; escueta referencia a la prueba que al igual que la vista del expediente debe ser aportada o practicada en el plazo común de quince días hábiles que se otorga al inculpado para las alegaciones; periodo que hay que entender susceptible de ampliación pues el instructor, al menos en teoría pues nada precisa la norma, puede recabar de oficio la práctica de otras pruebas documentales, periciales o de cualquier otra naturaleza. La prueba no se presenta ante el órgano instructor como corresponde en puridad sino ante el órgano resolutorio (artículo 17.1 del REPROSOS). Una vez más hay que recurrir a la LRJPAC en cuyos artículos sobre procedimiento sancionador se recogen principios y normas sobre la prueba de mayor alcance y precisión. El artículo 135 al regular los derechos del presunto responsable recoge el derecho «a formular alegaciones y utilizar los medios de defensa admitidos por el ordenamiento jurídico que resulten procedentes». El artículo 137.4 es fundamental disponiendo textualmente que: «Se practicarán de oficio o se admitirán a propuesta del presunto responsable cuantas pruebas resulten adecuadas para la determinación de hechos y posibles responsabilidades. Solo podrán declararse improcedentes aquellas pruebas que por su relación con los hechos no puedan alterar la resolución final a favor del presunto responsable». Se consagra en el presente artículo el principio de oficialidad en la práctica de la prueba en virtud del cual el órgano instructor vie- ne obligado a practicar de oficio cuantas pruebas sean precisas para el esclarecimiento de los hechos22. El reglamento de procedimiento sancionador común23 en el artículo 17 regula la prueba y acepta en su apartado 3 que el órgano instructor adopte …»las que estime pertinentes»… , pudiendo rechazar mediante resolución motivada las que sean improcedentes por no tener relación con los hechos que están en la base del «thema decidendi». El mismo artículo en su apartado 4 se refiere a una prueba especial que puede solicitar el inculpado consistente en «la emisión de un informe de un órgano administrativo o entidad pública» que cuando sea admitida a trámite tendrá «carácter preceptivo y se podrá entender que tiene carácter determinante para la resolución del procedimiento con los efectos previstos en el artículo 83.3 de la LRJPAC». A su vez la LRJ-PAC al regular la prueba, ratifica el criterio de la amplitud con que puede ser propuesta, puesto que en relación con el procedimiento administrativo general dispone en su artículo 80 apartados 1 y 3 que: «1. Los hechos relevantes para la decisión de un procedimiento podrán acreditarse por cualquier medio de prueba admisible en derecho. (…) 3. El instructor del procedimiento solo podrá rechazar las pruebas propuestas por los interesados cuando sean manifiestamente improcedentes o innecesarias mediante resolución motivada». 22 GARCÍA DE ENTERRÍA E. y FERNÁNDEZ T.R.: Curso de derecho administrativo.II, Thomson-Aranzadi, 2006, pp. 508 y ss. El artículo 78.1 de la LRJ-PAC dispone que «Los actos de instrucción necesarios para la determinación, conocimiento y comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse la resolución , se realizarán de oficio por el órgano que tramite el procedimiento sin perjuicio del derecho de los interesados a proponer aquellas actuaciones que requieran su intervención o constituyan trámites legal o reglamentariamente establecidos». 23 RD 1398/1993, de 4 de agosto, RPS. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 133 ESTUDIOS El perfil constitucional del derecho a la prueba ha sido reconocido por el tribunal constitucional, entre otras, en la STC 126/2005, de 23 de mayo, FJ 2, ponente Sr. Pérez Tremps: «2. Por lo que respecta a la vulneración aducida del derecho de defensa en el procedimiento administrativo, es de recordar que este Tribunal, desde la STC 18/1981, de 8 de junio, FJ 2, ha reiterado que las garantías constitucionales consagradas en el art. 24.2 CE son de aplicación, en la medida en que resulten compatibles con su naturaleza, a los procedimientos administrativos sancionadores. Entre dichas garantías cabe incluir específicamente el derecho a la defensa, que proscribe cualquier indefensión; el derecho a conocer los cargos que se formulan contra el sometido a procedimiento sancionador; y el derecho a utilizar los medios de prueba adecuados para la defensa (por todas, STC 74/2004, de 22 de abril, FJ 3)». En el mismo sentido la ya citada STC 226/2007, de 22 de octubre, FJ 3, ponente Sra. Pérez Vera ha dicho que: «Así, entre las garantías del art. 24 CE que han de atenderse en el procedimiento administrativo sancionador, nos referimos en la STC 54/2003 a (…) que la Administración siga un procedimiento en el que el denunciado tenga oportunidad de aportar y proponer las pruebas que estime pertinentes y de alegar lo que a su derecho convenga.» También mantiene el mismo criterio la STC 32/2008, de 25 de febrero, FJ 2, ponente Sr. Pérez Tremps: «2. Este Tribunal ha reiterado que entre las garantías del art. 24 CE que son de aplicación al procedimiento administrativo sancionador están los derechos de defensa y a ser informado de la acusación, cuyo ejercicio presupone que el implicado sea emplazado o le sea notificada debidamente la 134 incoación del procedimiento, pues sólo así podrá disfrutar de una efectiva posibilidad de defensa frente a la infracción que se le imputa previa a la toma de decisión y, por ende, que la Administración siga un procedimiento en el que el denunciado tenga oportunidad de aportar y proponer las pruebas que estime pertinentes y de alegar lo que a su derecho convenga (STC 226/2007, de 22 de octubre, FJ 3)»24. La jurisprudencia del tribunal supremo en su STS (CA) de 2-11-92, ponente Sr. García Carrero, FD 3º, RJ 1992/9071)25 al referirse a la prueba en el procedimiento sancionador ha defendido el principio de la facilidad de manera que: Cada parte «ha de probar el supuesto de hecho de la norma cuyas consecuencias jurídicas invoca a su favor, (pudiendo esta norma) intensificarse o alterarse, según los casos, aplicando el criterio de la facilidad en virtud del principio de la buena fe en su vertiente procesal: hay datos de hecho fáciles de probar para una de las partes que sin embargo pueden resultar de difícil acreditamiento para la otra». La doctrina del tribunal constitucional sobre la prueba, podría sintetizarse siguiendo los criterios de la STC 168/2002, de 30 de septiembre, FJ 3, ponente Sr. Delgado Barrio, distinguiendo los puntos siguientes: – Este derecho fundamental no comprende el derecho a una prueba prácticamente ilimitada sino solo a la recepción y práctica de la que sea pertinente. – Al ser un derecho de configuración legal solo será admisible la que se haya solici- 24 V. STC 54/2003, de 24 de marzo, FJ 3; STC 23/2007, de 12 de febrero, FJ 6, ponente Sra. Pérez Vera. 25 En el mismo sentido STS (CA) de 23-6-87, ponente Sr. Delgado Barrio, FD 4º, RJ 1987/6525. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ tado en la forma y momento legal establecidos. de febrero, FJ 7, ponente Sra. Pérez Vera, afirmando que: – El TC solo es competente para conocer de la denegación de este derecho cuando se hubieran inadmitido pruebas relevantes para la decisión final sin motivación, de modo que la falta de actividad probatoria se haya traducido en una efectiva indefensión del recurrente. (…) «En definitiva, de todo lo expuesto debemos concluir que no resulta constitucionalmente correcta la inadmisión de una prueba testifical basada en la apreciación judicial de la dudosa credibilidad de unos testimonios que no se han producido y sobre los que, por tanto, las partes no han podido todavía manifestar duda alguna. El argumento utilizado por el órgano judicial, remitiéndose a una línea jurisprudencial del Tribunal Supremo (sin cita de Sentencias concretas) según la cual la relación de dependencia laboral de los testigos con la parte que propone la prueba, incidirá en la credibilidad de los mismos, no supera el canon de razonabilidad al que deben sujetarse todas las resoluciones judiciales. En primer lugar, porque el Juez está realizando una previa valoración de la prueba prejuzgando el resultado y la influencia de la misma en su decisión y, en segundo término, porque la denominada tacha de testigos debe ser planteada a instancia de parte y, aun así, la duda sobre la credibilidad de los testimonios no autoriza a denegar la práctica de la prueba, sino que se trata de un mecanismo procesal de advertencia sobre determinadas circunstancias que pudieran afectar a la posterior valoración de la prueba llevada a cabo. – El recurrente en amparo debe razonar en sede constitucional la relación entre los hechos que se quisieron y no se pudieron probar y las pruebas inadmitidas. – El recurrente en amparo deberá argumentar que la resolución final hubiera sido favorable si le hubieran aceptado la prueba controvertida26. Especial referencia debe hacerse a una práctica frecuente en los tribunales en virtud de la cual se rechaza o se resta valor a la prueba testifical propuesta por la empresa, por estimar que el testimonio de los compañeros de trabajo carece de fiabilidad al estar sometidos a la dependencia organizativa del empresario, incluso en el caso de que esta dependencia se hubiera producido en el pasado y no se dé en el presente; en este sentido la STS (CA) de 4-2-97, FD 3º, ponente Sr. Martí García RJ 1997/964, ha estimado que estos testigos estaban incursos en las causas de tacha legal del artículo 648 de la derogada ley de enjuiciamiento civil. Sin embargo el tribunal constitucional ha dicho que la inadmisión sin más de la prueba testifical pese a la duda que pueda existir sobre el valor del testimonio de un trabajador dependiente no puede aceptarse desde la perspectiva del derecho fundamental de defensa, matizando de manera importante el criterio tradicional de los tribunales, generalizado también en el conjunto de la sociedad; STC 23/2007, de 12 26 V. STC 23/2007, de 2 de febrero, FJ 6. En cualquier caso, al margen de la regulación legal sobre la práctica de la prueba, la decisión de inadmisión de una prueba testifical, propuesta en tiempo y forma, con base en un presunto déficit de credibilidad de los testigos propuestos apreciado de oficio, desde la perspectiva del derecho fundamental de defensa del acusado, no puede aceptarse». Conviene finalmente precisar que el artículo 377 apartado 1-2º de la LEC recoge como causa de tacha de los testigos «ser el testigo al prestar declaración, dependiente del que lo hubiere propuesto o de su procurador o abogado, o estar a su servicio o hallarse ligado REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 135 ESTUDIOS con alguno de ellos por alguna relación de sociedad o intereses». 2.3. Informe ampliatorio o complementario Siguiendo lo dispuesto en la norma, concretamente sus artículos 18.3 y 33.2 el trámite siguiente a la práctica de la prueba es la solicitud por el órgano resolutorio de un informe ampliatorio o complementario al funcionario de la inspección que haya extendido el acta que deberá emitirlo en el plazo de quince días hábiles27. El citado informe deberá solicitarse con carácter potestativo, pues la norma al referirse al órgano resolutorio dice que «podrá»; también prevé que sea preceptivo, si en el escrito de alegaciones se invocan hechos o circunstancias distintos a los consignados en el acta, insuficiencia del relato fáctico o indefensión por cualquier causa. En el citado informe el funcionario actuante «valorará expresamente las pruebas aportadas o que se hubiesen practicado, y las alegaciones producidas»… Acerca del valor que deba dársele al citado informe ampliatorio, que emite el funcionario de la inspección, ha existido una polémica en la jurisprudencia, referida concretamente a si el contenido fáctico del citado informe goza o no de la presunción de certeza que la ley atribuye en principio solo a las actas. La citada polémica hay que entenderla condicionada y resuelta por la concurrencia de dos circunstancias muy importantes: – En el preámbulo del reglamento de procedimiento sancionador común se recoge como principio que lo informa que el documento acusatorio, ya sea pliego de cargos o acta, es único, no cabe por tanto una ampliación del mismo en la que se recojan hechos nuevos. 27 136 Artículo 48.1 de la LRJ-PAC. – Según la jurisprudencia constitucional (STC 23/2007, de 12 de febrero, FJ 4) el inculpado tiene «derecho a ser informado de la acusación, esto es, el derecho a conocer los cargos que se formulan (…) y el consiguiente derecho a la inalterabilidad de los hechos esenciales objeto de la acusación y sanción (…) y su calificación jurídica». Es consecuencia lógica de estas garantías que el informe posterior o complementario del funcionario de la inspección que extendió el acta no puede incorporar hechos nuevos, dotados de presunción de certeza, sino meras aclaraciones al contenido del acta. La jurisprudencia ha mantenido sobre esta cuestión criterios dispares: • Una línea jurisprudencial dice respecto del acta y del informe complementario de la Inspección que …»una interpretación conjunta resulta posible»…28; incluso, se ha dicho, una interpretación conjunta del acta y del informe complementario …»es obligada»29. • Otra línea jurisprudencial, más matizada, entiende que los informes de los Inspectores, posteriores al acta, no pueden gozar de la presunción de veracidad que alcanza a aquélla y ello porque «respecto de los informes posteriores el administrado está en una clara situación de desventaja, ya que los desconoce y carece de los medios precisos para rebatirlos»…. Sin embargo lo expuesto no es óbice, se añade, para que se analice caso por caso y se pueda otorgar valor a los citados informes cuando …«completen la presunción que derive del acta»… (FSA 2º)30. 28 STS (CA) de 27 de febrero de 1998, ponente Sr. Fernández Montalvo, RJ 1998/2543, FD 2º. 29 STS (CA) de 30 de noviembre de 1998, ponente Sr. Fernández Montalvo, RJ 1998/9284, FD 3º. 30 STS (CA) de 17 de junio de 1997, ponente Sr. Martí García, RJ 1997/5298, FD 3º y sentencias en ella citada. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 IGNACIO DURÉNDEZ SÁEZ • Finalmente otra línea de jurisprudencia mantiene, con más contundencia y rigor, que el acta es un documento unitario no susceptible de ser completado mediante informes posteriores en los que, eventualmente, se pudieran incorporar hechos nuevos porque …«entenderlo de otro modo implicaría abocar a resultados de indefensión para el imputado»31. En el mismo sentido se afirma que cuando un hecho proviene del informe del Inspector posterior al escrito de descargos, su contenido no está amparado por la presunción de certeza32. Como conclusiones que podrían extraerse de la jurisprudencia expuesta, del principio acusatorio y de la propia noción y estructura de la presunción de certeza atribuida a las actas de la Inspección de Trabajo, habría que tener en cuenta las siguientes: la propia doctrina jurisprudencial ha dicho reiteradamente que la presunción de certeza constituye una especie de medio probatorio privilegiado con que se dota a la Administración en algunos casos para la protección de sectores sensibles de la realidad social. No puede olvidarse en ningún momento que la LEC33, en su artículo 385 asimila las presunciones a los medios de prueba pero no las identifica plenamente con ellos, afirmando en la Exposición de Motivos, declaración XI, que las presunciones no son sino un «método de fijar la certeza de ciertos hechos». Finalmente según el RPS el documento acusatorio es único y el derecho a la defensa lleva consigo la inaltera- bilidad de los hechos recogidos en el pliego de cargos o, en general, en el documento base de la acusación. En mi opinión, estas consideraciones obligan a una interpretación muy restrictiva de la presunción de certeza que, por ministerio de la ley, se extiende tan solo «a los hechos constatados (…) que se formalicen en las actas de infracción y liquidación observando los requisitos legales pertinentes»34 no, por tanto, a los informes posteriores. La propia estructura de la presunción de derecho, en la que el hecho presunto no es más que una consecuencia lógica del hecho base, aboga por una interpretación según la cual la presunción de certeza atribuida a determinadas actuaciones de la Administración, dirigida a destruir la presunción de inocencia del imputado, queda circunscrita exclusivamente a los hechos que el acta contenga. La carga de la prueba que a la Administración incumbe se lleva a efecto y se agota a través del acta de la Inspección y su contenido fáctico. Tal vez quepa aceptar un cierto valor de los informes posteriores, siempre que no solo no aporten nuevos hechos sino que se limiten a tareas de mera aclaración, no a completar lo que el acta no contiene, pues de no ser así, el administrado queda en la más absoluta inseguridad jurídica (artículo 9.3 de la CE) y se viola de manera palpable la presunción de inocencia del artículo 24.2 de la CE. 34 31 STS (CA) de 18 de mayo de 1976, RJ 1976/2888. STS (CA) de 24 de octubre de 1988, ponente Sr. Falcón García, RJ 1988/10109, FD 1º. STS (CA) 21-6-96, ponente Sr. Fernández Montalvo, FD 4º, RJ 1996/5326. STS (CA) 24-4-91, RJ 1991/3327. 33 Ley de Enjuiciamiento Civil, 1/2000, de 7 de enero. 32 Disposición adicional cuarta de la LOIT. Abreviaturas más usadas: LEC: Ley 1/2000, de 7 de enero. LOIT: Ley 42/1997, de 14 de noviembre. LPA: Ley de 17 de julio de 1958. LRJ-PAC: Ley 30/1992, de 26 de noviembre. REPROSOS: RD 928/1998, de 14 de mayo RPS: RD 1398/1993, de 4 de agosto. STS: Sentencia del Tribunal Supremo STSJ: Sentencia del Tribunal Superior de Justicia REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78 137 ESTUDIOS RESUMEN 138 Parece evidente que la regulación actual del procedimiento sancionador tiene carencias y defectos que se ponen de manifiesto en este breve estudio. A ellos se ha sumado la reciente jurisprudencia constitucional en la que se atribuye competencia para su regulación a las Comunidades Autónomas. De confirmarse esta interpretación pronto podrían existir en nuestra nación tantas regulaciones como comunidades, con las consecuencias que resultan evidentes, y entre ellas la conculcación del principio de igualdad ante la ley de los artículos 9 y 14 de la Constitución, en materia especialmente sensible. Las carencias y defectos derivan, básicamente, de la inexistencia de un órgano instructor independiente y autónomo, que libremente actuara, también de oficio, para indagar acerca de la verdad material, para servir «con objetividad los intereses generales», según el mandato del artículo 103 de la Constitución. Hay que tener siempre presente, en la regulación de este procedimiento, que la jurisprudencia constitucional ha declarado su naturaleza análoga al proceso penal y la necesidad por tanto de que se cumpla en esencia el principio sobre tutela judical efectiva del artículo 24 de la Constitución, de cuya proyección se da cuenta puntual, con la esperanza de que contribuya, aunque sea modestamente, al esclarecimiento de tema tan importante. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN 78