RELACIONES ENTRE EL GRUPO-CLASE. PRINCIPALES CONFLICTOS Y ESTRATEGIAS PARA SU RESOLUCIÓN PACÍFICA. ÍNDICE: 1.- INTRODUCCIÓN 2.- LA ESCUELA COMO INSTITUCIÓN SOCIALIZADORA 2.1.- Las relaciones entre iguales. 2.2.- Función socializadora del maestro. 3.- CONFLICTOS EN LA VIDA GRUPO-CLASE. UN HECHO TAN IRREMEDIABLE COMO NECESARIO 3.1.- Tipos de conflictos que se dan en el aula de Educación Infantil. 3.2.- Técnicas y estrategias para abordar un conflicto. 3.3.- Ejemplos para poner en práctica. 4.- CONCLUSIÓN. 5.- BIBLIOGRAFÍA. 1 1.- INTRODUCCIÓN El ser humano vive inmerso en una sociedad y es por tanto un ser social. La interacción social es indispensable para el desarrollo de las características que nos convierten en humanos. Desde su nacimiento el ser humano necesita contacto íntimo y continuo con las demás personas para adquirir su personalidad. Así podemos definir el concepto de socialización, como el proceso por el cual una persona aprende e interioriza en el transcurso de su vida los elementos culturales de su propio ambiente, los integra en la estructura de su personalidad, bajo la influencia de la experiencia y agentes sociales significativos, y se adapta así al entorno sociocultural donde va a vivir. Este proceso de socialización conlleva dos aspectos fundamentales, por un lado el conocimiento de sí mismo y por otro, el conocimiento e interacción con los otros. Por tanto, el niño se educa en distintos ambientes de interacción, la familia, la escuela, los grupos de iguales …, sin los cuales el proceso de asimilación sociocultural sería imposible. A continuación, nos centraremos en la escuela, que siguiendo las aportaciones de Dewey, la consideramos como una institución social que debe ser trasunto de la sociedad real que envuelve al niño. 2.- LA ESCUELA COMO ENTORNO SOCIALIZADOR La escuela tiene una importante misión de carácter social: mitigar y compensar las diferencias sociales por razón de ascendencia familiar y rango sociocultural. En la escuela se da la socialización en dos niveles: con los iguales y con el maestro. 2.1.- Las relaciones entre iguales La interacción con los iguales es un aspecto esencial de la socialización. La adaptación social es favorecida por compañeros de la misma edad y por otros. Gracias a esta interacción el niño experimenta un incremento de las conductas sociales, se ve inmerso en una organización social con redes de 2 dominio y cohesión, en la que se lucha por conseguir un clima de acuerdo. Así mismo, estas relaciones entre los compañeros de clase, dan lugar a importantes efectos socializadores positivos en la vida de los más pequeños, ya que se consideran como grandes fuentes de información al intercambiar vivencias, opiniones, comportamientos …, poseen una función terapéutica, dependiendo del grado de aceptación por parte de los demás, influyen notablemente en el desarrollo de la personalidad, ayudando a fortalecer el autoconcepto de uno mismo. A través de este tipo de socialización, el niño aprende habilidades agresivas eficaces y un control de sus impulsos agresivos, necesario para su supervivencia y adaptación al medio social, contribuyendo al conocimiento y desenvolvimiento de los diferentes roles de género e inculcando comportamientos sociales constructivos y cooperativos. 2.2. Función socializadora del maestro “El profesor es un agente socializador puesto que influye fuertemente en el desarrollo infantil dentro de un grupo escolar. Si el docente es capaz de construir un ambiente cordial para los alumnos, evitará crisis o conflictos." El rol del maestro como eslabón fundamental del proceso pedagógico requiere un re-análisis a la luz de nuevas exigencias y en aras de un proceso de calidad. La escuela como institución y el docente como agente socializador enfrentan el reto de introducir cambios en su quehacer. La necesidad de que el maestro en la interacción con el estudiante sea capaz de convertirse en un orientador desde lo instructivo y lo formativo, debe ya añadirse a la práctica pues se ha de educar para la vida, es decir, formar personas capaces de revolver cuestiones pertinentes a sus roles. Promoverá el desarrollo de personas íntegras, poseedoras de conceptos que se aplican a diversas situaciones y que resultan válidos para reparar situaciones de la vida cotidiana. Pero para el cumplimiento de dichas metas, el profesor debe poseer los siguientes valores y actitudes, entre otros, que sean modelos en la regulación del comportamiento. Debe tener un conocimiento de sus alumnos y alumnas, comprender y aceptar sus sentimientos y necesidades, ofrecer experiencias satisfactorias que eleven la autoestima del alumnado, así como crear situaciones de juego libre para estimular la comunicación mediante técnicas de modelado y reforzamiento. Una de las razones por la que el docente debe poseer ciertas habilidades emocionales tiene un marcado cariz altruista y una finalidad educativa. Para que el alumno aprenda y desarrolle las habilidades emocionales y afectivas relacionadas con el uso inteligente de sus emociones necesita de 3 un “educador emocional” ya que el alumno pasa en las aulas gran parte de su infancia y adolescencia, periodos en los que se produce el desarrollo emocional, de forma que el entorno escolar es un espacio privilegiado de socialización emocional y el docente, su referente primordial en cuanto a actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos. El docente es un agente activo de progreso afectivo y debe hacer un uso consciente de estas habilidades en su trabajo. 3.- CONFLICTOS EN LA VIDA GRUPO-CLASE. UN HECHO TAN IRREMEDIABLE COMO NECESARIO. ¿Conoces algún grupo escolar que no presente crisis o conflictos? La escuela es una gran institución socializadora en la que se dan numerosas relaciones en distintos niveles, las cuales a menudo se ven debilitadas y sufren contradicciones, dando lugar a numerosos y variados conflictos. El conflicto escolar es tan necesario como natural y desde la escuela debemos solucionarlo y dotar a nuestro alumnado de estrategias para afrontarlo de forma adecuada. Podríamos definir conflicto como un elemento inherente a la naturaleza humana, que opera como motor del desarrollo a lo largo de todo el ciclo vital del hombre. No se trata, por lo tanto, de evitar la emergencia del conflicto, sino de formar a los niños para que puedan abordarlos de manera constructiva como única posibilidad de llevar a cabo su propio crecimiento personal y social. 3.1.- Tipos de conflictos que se dan en el aula de Educación Infantil. En el aula de Educación Infantil podemos encontrar conflictos derivados de las relaciones entre iguales, debidos a papeles socialmente atribuidos a niños y niñas o a una determinada distribución del papel dentro del grupo. También surgen conflictos derivados de las relaciones jerárquicas entre adulto y niño, relacionados con celos por creer que existen preferencias o por choques de enfrentamientos de personalidad entre adulto y niño. Hay que destacar los conflictos relacionados con la violación de normas relativas a las relaciones interpersonales, como por ejemplo: el comportamiento agresivo debido a la no asimilación de dichas normas o a la no adaptación al grupo, el comportamiento indisciplinado, conflictos de timidez, aislamiento o nula participación, así como el desempeño de conductas que dificultan el manejo de clase, problemas emocionales o hábitos mal adquiridos, entre otros. 3.2.- Técnicas y estrategias para abordar un conflicto. 4 “Calma, no perdamos los nervios, el alumno debe saber que estamos por encima de todo”. No existe una fórmula mágica para solucionar un conflicto adecuadamente, sino que como buenos profesionales, debemos adaptarnos a las distintas circunstancias que lo rodean y actuar del modo más conveniente en relación con las variables que encontremos, ya que cada conflicto no se da siempre de igual manera y cada persona actuamos de forma diferente ante una determinada situación. Lo primero que debemos conseguir es identificar el problema que tenemos en el aula, muchas veces compañeros nuestros o nosotros mismos, nos enfrentamos a situaciones no identificadas, y proponemos soluciones que evidentemente fracasan. También corremos el riesgo de centrarnos exclusivamente en “etiquetar” los conflictos escolares, de forma que cuando llegamos a las soluciones estamos exhaustos. Uno de los aspectos importantes en la resolución de conflictos es la formación del profesorado, el docente, debe prepararse para resolver los conflictos que se le presenten en la clase, especialmente en habilidades sociales y comunicación, mediación, resolución de conflictos, dinámicas de grupo, tutorización, inteligencia emocional, etc. La formación del profesorado es fundamental, aunque en este caso, cabe destacar que no por hacer un curso se va a mejorar, es necesaria la existencia de una voluntad de cambio, la aceptación de que hacemos mucho, pero podemos hacer más, y la aceptación de que si llevamos varios años aplicando unas estrategias y los conflictos cada vez son más, se deberá seguramente a que las estrategias desarrolladas no son tan eficientes como pensábamos. Es necesario hacer hincapié en la adquisición de ciertas habilidades y actitudes por parte de los profesionales como, posibilitar el diálogo entre los niños para que tomen conciencia de las causas que originaron el conflicto. Observar y explorar el lenguaje corporal de cada uno de los niños (tono, gestos, tensiones, …). Establecer un diálogo gestual con cada uno de ellos a través de la mirada atenta, la sonrisa, el gesto de asentimiento y aprobación, o desaprobación etc. Analizar conjuntamente las soluciones y tomar conciencia de la necesidad de encontrar soluciones que sean justas. Estimular la creación de normas de manera colectiva y la toma de conciencia de las ventajas de su cumplimiento. Otras estrategias que podemos adoptar ante la presencia de cualquier conflicto que interfiera en el clima de clase pueden ser: conocer el estilo de aprendizaje de nuestros alumnos, así como modificar nuestro estilo de enseñanza, llevar a cabo estrategias de aprendizaje dotando al alumno de formas para mejorar sus resultados académicos. Es imprescindible tanto la motivación del alumno, haciéndole protagonista de su propio aprendizaje, como la motivación del profesorado, necesitamos motivarnos entre nosotros, con nuestros compañeros, crear espacios de “tranquilidad” en nuestro 5 centro, en nuestro interior, no es conveniente hablar siempre de lo mismo con los compañeros. Debemos mejorar las habilidades básicas para la resolución de conflictos formando a nuestros alumnos en diferentes técnicas, (visión del conflicto como algo natural, definir el conflicto, lluvia de ideas sobre soluciones, análisis de las mismas y determinación de cuál aplicar, puesta en marcha de las medidas, y análisis de revisión de los resultados). A través de la puesta en práctica de estas habilidades y adoptando las actitudes anteriormente citadas, no erradicaremos los conflictos en clase, pero sí contribuiremos a la mejora en su solución y por lo tanto, a la mejora en general del clima del aula, tan necesario para el desempeño eficaz del proceso enseñanza-aprendizaje. 3.3.- Ejemplos para poner en práctica. - “Hoy me siento …“:una forma diferente de pasar lista la podemos llevar a cabo todos los días cuando el niño o la niña al que ese día le toca comprobar la asistencia nombra a un compañero. Éste responde no con un sí, sino con un análisis de su estado de ánimo, por ejemplo “estoy contenta porque he tenido un hermanito”, “estoy triste porque no quería que hoy lloviese”, “estoy enfadado porque mis papás no me han dejado traer mi camión a la clase”, etc. De este modo, muestran cómo se encuentran y explican el porqué, analizan sus emociones y se solidarizan con las emociones de los demás, pues surgen sentimientos comunes ante situaciones similares. - “Todos participamos”: la resolución de conflictos en el aula se realiza de manera colectiva, es decir, él o los afectados presentan por turno sus quejas o exponen el problema como lo han vivido. Luego el resto de compañeros opina sobre lo que ha sucedido y entre todos deciden la solución más apropiada para ambas partes. - “Yo respeto el turno de palabra“: este hábito, en el que tanto hincapié se hace en infantil en relación al proceso de socialización, es también una medida de educación de la inteligencia emocional, el motivo es que a todos les gusta ser escuchados cuando hablan pero para ello deben comprometerse a respetar y escuchar a los demás cuando les toca el turno. - “Convivimos, compartimos, nos respetamos“: esto es lo que sucede a lo largo del día en un aula de infantil. Cómo es su comportamiento respecto a este enunciado es lo que valoran al final de la jornada los alumnos alumnas, diciendo si se han portado bien o mal y explicando los motivos para afirmar tal cosa. Se trata de que en todo momento sean conscientes de su comportamiento respecto a los demás y aprendan a evaluarlo adecuadamente. Así, a los alumnos que concluyen que su actuación a lo largo del día ha sido positiva se le pone un gomet verde, en un cuadro de doble entrada, y a los que deciden que ha sido negativa, se les pone un gomet rojo para que mejoren el próximo día. 6 - “Tarjetas de las emociones“: empleando unas tarjetas con diferentes expresiones dibujadas (triste, contento, enfadado, pensativo, sorprendido, cansado), de uno en uno, los alumnos y alumnas cogen una tarjeta y deben representarla con mímica a los demás, de forma que los compañeros adivinen “cómo se encuentra” y valoren si lo ha hecho bien o no. Estas técnicas y muchas más, servirán para que nuestro alumnado tenga un mayor conocimiento de sí mismo y de los demás y les ayude a motivarse, a aumentar su autoestima, a reconocer sus errores, a valorar adecuadamente sus capacidades y a saber valorar a los demás en aquellas cosas que hacen bien, respetando siempre sus sentimientos. En definitiva, les ayudan a vivir en sociedad. 4.- CONCLUSIÓN. “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo“. Aristóteles, Ética a Nicómaco Tomando como referencia las palabras de Aristóteles, sacamos en conclusión que enfadarse es algo natural y necesario en la vida. Por ello desde la escuela debemos enseñar al niño y a la niña a enfadarse y a saber cómo controlar sus impulsos y necesidades, de manera que no provoque daño al otro, del mismo modo que debemos enseñar hábitos para que sepan solucionar sus propios conflictos de manera pacífica y aprendiendo a llegar a un acuerdo entre las dos partes. Esto no es tarea fácil, ni para el alumnado ni para el docente, pero con la unión de todos los profesionales y con los medios adecuados, conseguiremos crear un clima en el aula mucho más acogedor y obtener un proceso de enseñanza-aprendizaje más efectivo. 5.- BIBLIOGRAFÍA. - Porro, Bárbara: “La resolución de conflictos en el aula“. Paidós, 1999. - Sastre Vilarrasa, Genoveva; Moreno Marimon, Montserrat: “Resolución de conflictos y aprendizaje emocional”. Editorial Gedisa, 2002. - Torrego, Juan Carlos: “Mediación en conflictos en instituciones educativas“. Nancea, 2000. - Goleman, Daniel: “La inteligencia emocional”. Cairos, 1995. - Golse, Bernard: “El desarrollo afectivo e intelectual del niño”. Masson. 7 - Hanke, Barbara; Huber, Gunter L.; Mandl Heinz.: “El niño agresivo y desatento”. BCP, 1979. - Shaffer, H., “Desarrollo de la sociabilidad”. 1979. - De la Torre, C., “Principios básicos para un modelo educativo en la Escuela Infantil”. 1991. - López, F. “Desarrollo social y de la personalidad”. 1990 - Bandura, A. y Walters, R. M.: “Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad”. Alianza Universidad, Madrid, 1982. - García Sicilia, J. y Otros: “Psicología evolutiva y Educación Infantil”. Santillana. Aula XXI. Madrid, 1989 8